domingo, 31 de marzo de 2019

Uriel Martínez (1950 )


rogelio luévano





Hombres del norte



Resumen: la presente crónica se ocupa de tres autores norteños quienes nos heredaron una obra concebida y realizada la segunda mitad del siglo XX, dos polígrafos: Carlos Montemayor poeta, narrador, novelista, traductor del griego, latín y de lenguas originarias, además tenor que dejó grabados dos CD; Severino Salazar, novelista y cuentista dejó a la posteridad su obra en once tomos, compuesta de ensayos, novelas, noveletas y relatos;y  Rogelio Luévano, hombre de teatro, director, actor, profesor destacado en Torreón y en el CUT-UNAM, donde un aula lleva su nombre en la Casa del Teatro en Coyoacán.

1
Hubo un tiempo en que creímos que los  recién nacidos los traía la cigüeña de París. Pero luego vino
otro tiempo en que los escritores de América Latina soñaban con emigrar temporalmente o en definitiva a París. Autores nacidos en el siglo XIX que no sólo deseaban viajar a la capital mundial de los escritores sino morir allá como lo expresó el poeta César Vallejo: “César Vallejo ha muerto, le pegaban/ todos sin que él les haga nada;/ le daban duro con un palo y duro/también con una soga; son testigos/ los días jueves y los huesos húmeros,/ la soledad, la lluvia, los caminos…” Hubo un tiempo ya muy lejano en que los autores añoraban el viejo mundo para huir de las provincias americanas en que no pasaba nada, excepto las nubes de las que se ocupó otro poeta, Baudelaire, quien inauguró una veta temática con su libro Las flores del mal y las consecuencias naturales de navegar en los bajos mundos parisinos: la sífilis, las drogas propias de ese universo romántico; el suicidio y la locura.
Ese gusto, ese hábito del París decimonónico se extendería al siglo XX en la obra más celebrada del argentino Julio Cortázar, Rayuela, novela cosmopolita que contiene dos focos de atención a lo largo de sus 635 páginas: Buenos Aires y la ciudad luz. El camino más natural para conocer el Viejo Continente era la diplomacia, las embajadas, la representación del país de origen a través del cargo de agregado cultural. Era entonces lógico que un autor del Boom naciera en Bélgica o en la ciudad de Panamá, como fue el caso del propio Cortázar o el de Carlos Fuentes; o que los restos del primero reposen en el cementerio de Montparnasse.
No será sino hasta mediados del siglo XX cuando el autor mexicano nacido en provincia centre su mirada en la capital del país; así, un escritor de Chihuahua, uno de Zacatecas o un director de teatro oriundo de Durango tarde o temprano llegaban a la ciudad de México en busca de realizar estudios, desarrollar una obra en ciernes o en procura de un reconocimiento. Son los casos de tres autores nacidos en 1947: Carlos Montemayor (Parral), Severino Salazar (Tepetongo) y Rogelio Luévano(Gómez Palacio); los tres muertos jóvenes si se atiende a las perspectivas de vida (productiva y vital);los tres, también, con una formación sólida que los respaldó: Montemayor formado en lecturas y traducciones de clásicos griegos y latinos; Severino con un sedimento en lecturas religiosas en latín(estuvo internado en un seminario de Chihuaha); y Luévano con una formación autodidacta en teatro. ¿Los tres norteños tuvieron tiempo de plasmar su gran obra? Veamos.
La novela Guerra en el paraíso(1997) narra el origen y desarrollo de la guerrilla rural en el Estado de Guerrero, con Lucio Cabañas como protagonista que encabeza el Partido de los Pobres, profesor surgido de la escuela normal rural de Ayotzinapa. Novela de un aliento épico que recuerda bastante el estilo del peruano José María Arguedas en su obraLos ríos profundos, amén de un estilo acaso heredado del paisano de Montemayor, Luis Martín Guzmán y su ciclo sobre la Revolución Mexicana.[“Mis amigos normalistas, que formaron parte del movimiento campesino en Chihuahua que se inició en 1959, constituyeron más tarde el Grupo Popular Guerrillero durante 1964. Una de sus acciones más relevantes fue el asalto al cuartel militar de Ciudad Madera, ocurrido el 23 de septiembre de 1965. Aunque no tuvo ningún nexo con ellos, la Liga Comunista 23 de Septiembre tomó la fecha como emblema y homenaje a esa lucha campesina que emprendieron mis amigos. Ellos son para mí una referencia inevitable y a ello se debe que haya escrito novelas como Guerra en el paraíso, Las armas del alba, Los informes secretos” (1)]Montemayor murió a las 63 años.
Severino Salazar por su parte entrega a la prensa universitaria (UAM-Azc) la noveletaLlorar frente al espejo, (1990), que más adelante se traducirá al italiano, en donde se narra la intervención del Santo Oficio a raíz de una denuncia anónima sobre un trío compuesto por dos varones y una mujer. Para documentar históricamente la trama, Severino recurre a los documentos del Archivo General de la Nación (AGN) cuando se encontraba éste en el llamado Palacio Negro de Lecumberri. Salazar murió de 58 años.
Ignoro si alguien se ha ocupado del “homenaje” que Severino le rindió una y otra vez a Juan Rulfo, hecho evidente en su relato Macarito. Rulfo nos cuenta en “Macario” la historia del  chico que espera la aparición de ranas por encargo de su madrina, con quien vive  la criada Felipa, que lo premia dándole de beber de sus pechos (“la leche de Felipa es dulce como las flores del obelisco.” (3) Otro homenaje al autor parco de Jalisco es el ensayo de Salazar “Las metáforas del río y de la leche en ‘Es que somos muy pobres´” (4), un análisis sobre las resonancias de mitos prehispánicos y cristianos en este cuento de corte trágico y circular: la menor de tres hermanas seguirá el derrotero marcado por ellas: la prostitución. Amén de los paisajes rurales del semidesierto, de un “habla” campesina que priva hasta antes de la llegada de la televisión (a la tierra de Severino llegó la señal hasta avanzada la década de 1960.)
A su modo, SS fue un hombre religioso que elaboró su álbum de “Vidas Ejemplares” –como lo hizo el portugués José MariaEça de Queirós con sus estampas de santos-, con historias del corte de Catedral de cristal, Desiertos intactos y el tríptico Paisajes imposibles o La danza de los ciervos (de aparición póstuma), entre otras. Autor que alguna vez se lamentó que ese paisaje del terruño no estuviera presente en la narrativa gótica de sus paisanos Amparo Dávila ni en Mauricio Magdaleno, quien se ocupó de la huasteca potosina.
Cuando Severino se supo emplazado a muerte emprendió el camino de la expiación a Santiago de Compostela –la Vía Láctea-, avanzó en la lectura del Libro del desasosiego, de Fernando Pessoa y, creemos creerlo, fue cremado en paz.
 Por último, tenemos el caso de una gente de teatro, de formación autodidacta, que se diversificó en quehaceres como la docencia, la formación de actores, la profesión de actor y la de director: Rogelio Luévano, fallecido a los 56 años de edad, quien se inició en las tablas alrededor de 1966 en Gómez Palacio primero y después en Torreón con una comedia de Emilio Carballido, Te juro Juana que tengo ganas y Los invasores, del chileno Egon Wolff. Por cierto, antes de que se generalizara el movimiento de resistencia urbana con los “paracaidistas”, invasores de superficies ociosas en la Comarca Lagunera, Luévano monta esta obra visionaria del dramaturgo chileno, en 1967  (2) bajo su dirección; esto después de haber incursionado, como actor, en piezas de Brecht, Beckett y Azar, bajo la batuta de Alejandro Santiex.
Los primeros atisbos del fenómeno teatral los percibe el Rogelio niño, cuando llega al barrio la carpa Tayita –en ese entonces, 1954, no se conocía la televisión-; todo era salir de la escuela y detenerse a ver los ensayos, a imaginar la tramoya y los camerinos, apreciar las luces; ver a los actores “crecidos” en el escenario, su desplazamiento; escuchar los diálogos, las pausas y los silencios. Hasta que un día pisó por vez primera las duelas del escenario en el centro de seguridad social del IMSS en su natal Gómez Palacio. Así, casi sin saberlo, iniciaba una vocación nacida de la curiosidad y el interés por el fenómeno teatral, sin suponer que un día su público lo consideraría, si no pionero, sí pilar y continuador del teatro lagunero. Su profesionalismo lo hizo ir más allá de Alejandro Casona y Leonard Gershe (“Las mariposas son libres”), de “El juego que todos jugamos”; fue más allá del teatro complaciente que hacían las clases altas, que lo concebían como un accesorio, un “adorno”. RL relevó a Alejandro Santiex en el teatro universitario cuando éste abandonó Torreón, así inició un ciclo nuevo en su vida profesional; con AS aprendió a estudiar el contexto, el análisis de mesa, el entrenamiento corporal, la búsqueda del tono, a conocer corrientes y autores universales.(5 )
Posteriormente Rogelio Luévano es invitado a trabajar en México en el Centro Universitario de Teatro (CUT) de la UNAM, a donde se traslada y de cuyo entrenamiento actoral dan cuenta sus alumnos que formó en Torreón e ingresan a ese centro de estudios superiores universitarios, entre ellos la actriz, muerta joven, Virginia Valdivieso. Resulta harto imposible destacar un solo trabajo en el quehacer teatral de alguien tan disciplinado y productivo como Luévano, aunque resulta memorable el montaje de La noche de los asesinos, del cubano José Triana, en el teatro Santa Catarina de Coyoacán.


2
Con la muerte de estos mis tres amigos –Montemayor, Severino y Rogelio-, dejamos de creer en la cigüeña y los niños traídos de Europa, es decir asumimos la responsabilidad de nuestras vidas y el compromiso con la cultura heredad de nuestros antepasados. Acaso seguimos el ejemplo del poeta Ramón López Velarde, que trascendió fronteras cuando fue llamado –después de muerto- “el padre del Modernismo”; quien antes de los 33 años había leído a Baudelaire, a los clásicos griegos y, sin él saberlo, fue “decadente” como su paisano el pintor Julio Ruelas; trazó paisajes eróticos y fúnebres a un tiempo; fue devoto de los antros de su tiempo, de carpas y teatros diseminados en la ciudad de México. Se dice que entre sus amigos era llamado El Payo, como Ruelas era conocido con el mote de El Mico. Uno murió en cama rodeado de amigos y familiares, el otro pidió lo sepultaran en Montparnasse.

NOTAS

1.“Casa del Tiempo”, no. 77, junio de 2005, entrevista ´Carlos Montemayor: mi búsqueda está en el subsuelo´, José Ángel Leyva.
2. Acaso las acciones de resistencia social urbana fueron consecuencia de los movimientos iniciados por la guerrilla rural y urbana en el norte de México: en Chihuahua representada por la Liga 23 de Septiembre; posteriormente en Monterrey y la Comarca Lagunera.
3. Macario, en El llano en llamas, edición FCE, México, 1973, 12ª. Reimpresión.
3ª. “Macarito”, “Los cuentos de Navidad”, ed. Casa Juan Pablos, México, 2013.
4. S. Salazar, “La palabra y el hombre”, no.100, UV, Xalapa, 1966.
5. Javier Treviño Castro, ‘Sueños dorados’, “Aleph”, cuaderno cultural del Museo Biblioteca Pape, no.8, julio-sept. 1986, Monclova, Coah., México.



Dogville, marzo 2019.


(texto leído y comentado en la mesa "cronistas", centro universitario norte, UAG, Colotlán, Jalisco, 27 de marzo 2019)

sábado, 30 de marzo de 2019

José A. Ramírez Lozano (1950 )

Oscuro arcángel



Ya no temo al diablo. Temo más
─mucho más que a su horror de cuando niño─
a su terrible ausencia, esa certeza
de que sólo esté Dios y que no tenga
para vivir más que virtud y cielo,
sin comezón ni sal,
sin el veneno tan ebrio de la carne.

Jamás temí al arcángel del pecado.
Tampoco a su belleza. Temo, sí,
que me pase de largo por la vida
y ni me tiente apenas, ni me mire,
o que vaya a mirarme con piedad.

¡Oh, ven, Luzbel, a mí! Bórrame el sueño
maldito de lo eterno y hazme sólo
mortal entre las bestias. Tú, que has visto
de cerca a Dios y renunciaste al Cielo
por la lujuria de la sangre, bésame
y que sea tu boca quien delate

mi nombre a los esbirros de la Muerte.


("trianarts")

viernes, 29 de marzo de 2019

Juan Carlos Mestre (1957 )


Todo el tiempo



Todo el tiempo que viví, toda la geografía de desavenencias, hierros, fechas,
todo el tiempo está aquí en el atardecer de este pájaro pintado por la mano del Giotto.
Soy el individuo, el adicto a la melancolía al cerrar una puerta,
el que se contradice y vacila, el que oye la aurora con voz de mujer que despierta,
me parezco al paraguas que llevan los revendedores en las regiones húmedas,
me parezco a la bruma que le brota de los ojos a las muchachas que
                            han nacido en el campo,
he dormido con la brevísima en el domicilio de la brevedad,
he escrito mi nombre en la arena, la marea ha subido, ha llegado el agua,
ahora puedo contemplarme en lo desaparecido hasta embellecer lo exhausto,
ahora igual que un aullido mi conciencia se debilita a lo lejos como luces
                            de una bahía,
soy el individuo.


("poemas del alma")

jueves, 28 de marzo de 2019

Herta Müller (1953 )

En el café



En el café negro con azúcar vive
un hombre tímido, tranquilo, distinto,
que se oculta detrás de la puerta de un armario
Ese hombre ha visto perros
donde no los hay.


("cómo cantaba mayo", tard. josé luis reina palazón)

martes, 26 de marzo de 2019

Rubem Fonseca (1925 )








La miel



La manera de demostrar la pureza de la miel consistía en colocarse un poco en la palma de la mano y frotársela con la otra, repetidas veces: si  la miel fura realmente pura desaparecería sin quedar pegajosa y si fuera falsificada quedaría pegada y produciría pequeños cristales viscosos de azúcar que se adherirían a la mano, y sólo podrían quitarse con agua y jabón.


("el gran arte", ed. cal y arena, méxico, 2011, trad. miriam lópes moura)

lunes, 25 de marzo de 2019

Ed Ochester (1939 )


Trabajando en una tienda de cortinas



"Sabes tipear?" me dijo Jake.
"Tal vez diez palabras por minuto."
"Está bien," dijo Jake," sólo recibimos
dos, tres cartas de vez en cuando,
lo que necesitamos es un chico inteligente
que sea amable con los clientes,
no necesitas saber nada de cortinas,
sólo se amable cuando la gente cruce la puerta,
conversa con los compradores
no necesitas saber nada de cortinas
sólo llévalos a las muestras,
tenemos todo, los estilos, los precios,
puestos en las etiquetas.
Lo que necesitamos es un chico amable
y educado, como tú. Lo harás bien."

Y lo hice, y esto es un elogio a Jake,
que haya sido próspero, quien me pagó por nada,
quien conocía el gran secreto de la vida:
"sé amable," y quien me mandó una vez con rosas
al departamento de una clienta
con una advertencia: "ella es una dama,
dale un vistazo a la casa y cuéntame,
puedes saber mucho de la gente
por cómo es su casa," y volví
y le dije "su casa es linda, y ella es muy bonita,
y tiene un montón de libros de Shakespeare
en su living," y Jake dijo "mierda,
no llegaré a ninguna parte con ella
si es una intelectual."


("el poeta ocasional", s/c al traductor)

domingo, 24 de marzo de 2019

Pedro Serrano (1957 )

Peregrinaje



Ya no estamos esos cuatro que viajamos
en busca de la claridad y salvación.
La vida ha ido apegándose a sus muros de cal, a su paso.
Mi padre no tenía aún mi edad, mi madre era muy joven.
Como una burbuja de esperanza íbamos
en peregrinación hacia el norte,
Houston, Nueva York, Montreal, trenes, aviones,
hoteles metafísicos con vacas alzadas en la entrada,
albercas a los pies de la cama,
cuerpos negros brillantes y sedosos.
Todo era novedad.
Ana Luisa en su jirafa con ruedas, pequeñita,
persiguiendo un mundo que ya no alcanzaría
y en el que me conduce.
Cruzamos por el cañón del Empire
arreando un sol entre los desfiladeros de Nueva York
hasta caer dormidos en cabeceras oscuras
y en el envés mis padres
relucientes y aéreos en la ciudad adulta.
Hacia el amanecer juntos de nuevo.
Agua de infancia.
Todo el itinerario en mi regazo
como el tren a Montreal,
en un último vagón por bosques aprehendidos,
viendo cómo se iba el paisaje
desde la barandilla
hacia lo que ya fue y sigue siendo.


("el poeta ocasional")

sábado, 23 de marzo de 2019

Ana Ilce Gómez (1944/2017 )

Permanencia



Me he desangrado en el trabajo
de dar permanencia a la palabra,
piedra pulida que yo he lanzado
a lo profundo de las aguas
para que algún día el pescador
solitario lance su red
y entre los peces muertos
                        la descubra
y la lleve a su orilla
y la haga suya para siempre.


("poesía cuatro")

viernes, 22 de marzo de 2019

Sophia de Mello Breyner Andresen (1919/2004 )

Porque



Porque ellos se enmascaran y tú no
Porque ellos utilizan la virtud
para comprar lo que no halla perdón
Porque ellos tienen miedo mas tu no

Porque son los sepulcros silenciosos
en que germina sordo lo podrido
Porque ellos se callan mas tu no

Porque ellos se compran y se venden
y sus gestos dan siempre dividendo
Porque son hábiles pero tu no

Porque buscan la sombra del abrigo
mientras que tú te abrazas al peligro
Porque siempre calculan y tú no.



("marcelo leites", traducción pilar vázquez cuesta y diana bellesi)

jueves, 21 de marzo de 2019

Eugénio de Andrade (1923/2005 )

Lluvia de marzo



La lluvia detrás de los cristales,
la lluvia de marzo,
encendida hasta los labios, danza.
Pero la maravilla
no es que la primavera llegue así
como si nada,
la maravilla son los versos
de Williams
sobre la rastrera y amarilla
flor de la mostaza.



Plato de higos



También la poesía es hija
de la necesidad –
ésta que ahora llega,
un poco fuera de tiempo,
dejó de ser la cándida alegría
del sol sobre la boca;
perdida la fresca
y nacarada piel adolescente,
es más como aquellos higos secos
puestos al sol de muchos días
que en el invierno se hallan siempre
sobre un plato
para comerlos junto al fuego.




("marcelo leites", traducción iván garcía)

miércoles, 20 de marzo de 2019

Carlos Germán Belli (1927 )

Amanuense



Ya descuajeringándome, ya hipando
hasta las cachas de cansado ya,
inmensos montes todo el día alzando
de acá para acullá de bofes voy,
fuera cien mil palmos con mi lengua,
cayéndome a pedazos tal mis padres,
aunque en verdad yo por mi seso raso,
y aun por lonjas y levas y mandones,
que a la zaga me van dejando estable
ya a más hasta el gollete no poder,
al pie de mis hijuelas avergonzado,
cual un pobre amanuense del Perú.



Poema


Nuestro amor no está en nuestros respectivos
y castos genitales, nuestro amor
tampoco en nuestra boca, ni en las manos:
todo nuestro amor guárdase con palpito
bajo la sangre pura de los ojos.
Mi amor, tu amor esperan que la muerte
se robe los huesos, el diente y la uña,
esperan que en el valle solamente
tus ojos y mis ojos queden juntos,
mirándose ya fuera de sus órbitas,
más bien como dos astros, como uno.


("letras.mysite")

martes, 19 de marzo de 2019

Fabio Morábito (1955 )

Café


Rodeado escribo,
me aíslo en el barullo,
dejo descortezarme
hasta encontrar la voz que busco
(no escribo nunca con la mía),
y así me gano, entre estas voces,
mi escritura,
y todos vienen a lo mismo,
a consumir no el desayuno que ordenaron,
sino este vocerío,
porque el bullicio es nuestra cafeína.


("alguien de lava", editorial era, méxico, 2002 )

lunes, 18 de marzo de 2019

Rocío Yasmín Bermúdez Longoria







Dogville como testigo en Los cuervos (Y otras historias de horror)

de Uriel Martínez.




Las historias de Uriel Martínez en Los cuervos ( y otras historias de horror), es un libro conmovedor en muchos sentidos; tienen una propuesta interesante, que reflejan un sentido del humor irónico y negro. La mayoría de los escenarios se desarrollan en la Ciudad de México, ya sea en el metro o en algún otro punto por el que transita el protagonista en su visita a ese lugar, otro de los espacios recurrente del autor es Dogville como llama a la Ciudad Zacatecas, donde ubica a diversos personajes, en el café, las calles o en la librería: La Azotea. En la lectura de los relatos van surgiendo preguntas, algunas son contestadas y otras no, una de esas interrogantes, ¿qué pasa con los segregados de la sociedad?, están presentes en la gran metrópoli, pero también en Dogville, en Guadalajara, en Durango, Sombrerete, está latente una marginación social, económica, intelectual, incluso una marginación moral, ¿qué hacer con ellos? Se conjuntan este tipo de marginaciones, están unidas, pensando en este tipo de personajes que bien asumen una actitud ausente, de indiferencia, o quizá una postura de angustia, de nostalgia en  la cotidianidad de la vida.
El camino que recorren las historias, en la brevedad de las mismas, reflejan solidaridad o se cuestiona si existe, con aquellos que son vulnerables ante la complejidad que exige pertenecer a los diversos sectores de la población, en ese ajetreo constante, cuál es el comportamiento humano frente a la fragilidad, si existe la ayuda genuina, auténtica, si las personas se apoyan unas a otras o si sólo existe en la medida que las condiciones estén en igualdad moral, económica o intelectual, desaparece esa igualdad para explotar la superioridad al máximo, quién juzga esa moralidad para poder decir, esto es moral y lo otro no lo es, ese alguien que califica, tendría que estar por arriba de los que clasifica o estar a su nivel, para estar por arriba de los demás hay diferentes posibilidades, como cuando se tiene una moral más sólida, se predomina sobre los demás, sujetarse a los efectos, a las actuaciones de los otros, en esa medida se es una víctima de la moralidad y se constituye como posible crítico. Otra actitud, es si se tiene la fuerza y el poder para castigar la moralidad independientemente de si se tiene la moralidad o no. También se plantea una humanidad buena o mala en sí misma, quiénes son los buenos y quiénes los malos, sólo los rechazados o débiles, qué se hace con ellos, se van a castigar o a redimir, si se decide eximir, si es posible o no, en ese sentido Uriel lleva a los personajes a que lleguen hasta determinadas consecuencias por terribles que sean.
Los cuervos (y otras historias de horror), es una obra que nos muestra esa forma de asumirse en la ironía, en el humor satírico, negro en lo trágico de la existencia, a través de 24 historias cortas que conforman el libro. Uriel Martínez, cincela historias desde su voz interna que recorremos con una experiencia grata, nos muestra las minificciones que se leen con fluidez y deja mucho a la imaginación. Los ambientes y entornos revelan el mundo del escritor, desde su pasión por la literatura, sus gustos e inclinación por determinados autores, el mundo de Uriel, la vida doméstica en lo habitual, el amor como un lejano deseo, el sexo como una posibilidad efímera. El reflejo de una soledad fina.
El personaje de Lafcadio Casquillo, muestra al escritor que espera el triunfo en la publicación de sus novelas, coincide con el narrador en las charlas de café, en las lecturas de Cioran, de Porchia, pero no le agrada la segunda novela que presentó: “ Dormí tranquilo, quizá para su siguiente obra dé en el clavo, supuse. «Pobrecillo».”  Es notorio el tono irónico del narrador, que manifiesta una ridiculización hacía Casquillo.
Bulldozer, la mascota que deja el padre en la casa antes de abandonar a la esposa y al hijo “Luego de amarrarlo al árbol, le limpié las heridas del cuello y la cara; recuerdo que gemía cuando le pasaba el trapo empapado para limpiarlo (…) Bulldozer ya no oyó cuando llegó una patrulla y se detuvo.”  El niño pierde primero al padre, después a su amigo, que sólo con él era manso. En la historia se respira una atmósfera con una situación cruel.
“Para empezar mal la semana (…) derramé una copa para vino tinto donde guardo cucharas, tenedores, cuchillos y popotes reciclables sobre el trinchador y un refrigerador, herencia de mi abuela. El Westinghouse, de la Segunda Guerra Mundial, enorme y pesado.”   El personaje se encuentra ante la imposibilidad de moverlo  y se le van agregando más contratiempos, ahora se le cae el cereal, lo que provoca el insomnio a causa del ratón que come y roe lo caído. Queda atrapada en la soledad de su casa y en el peso de los años.
En el aglutinamiento de la estación del metro y el fastidio de la gente en la cercanía de la estampa de la Santa Muerte y otros tatuajes, que contempló a detalle el personaje, está lo opuesto “la Niña Blanca te sonreía como nadie, los ojitos le brillaron como si, al fin, te hubiera encontrado. Supiste que ya no descenderías en la siguiente estación (…).”
En el ambiente adverso en el que se desenvuelven las historias, donde el narrador, en primera persona, se perfila en ocasiones con voz femenina o masculina, en su lucha por lograr sus objetivos o llegar a su destino. Es lo que caracteriza la obra de Uriel Martínez, así como las disertaciones por enjuiciar o enaltecer las acciones que rodean determinada circunstancia en la que se ven inmersos los personajes.
En el relato “El cajero”, lo que parece va mal en el cajero, pueden estar peor al salir de ese lugar, también al mismo tiempo la ternura. “Antes de mi regreso a Dogville pasé a un cajero automático de Banamex (…) me pidió la clave de mi cuenta: anoté los cuatro dígitos que me dieron en «servicio a clientes», pero la maldita máquina me pidió seis. El personaje al salir olvida su mala suerte al encontrarse  con otro panorama “(… una mujer joven acostada sobre cartones y periódicos y con una bolsita de polietileno quizá con algún solvente. (…) Junto al cuerpo, (…) estaba una criatura de escasos años (…) hablando sola como platican los niños. Al verme, (…) con los bracitos extendidos me dijo: «Papi, papi…»”  De forma mordaz describe y ridiculiza el ambiente que se torna común en una ciudad sobrepoblada, frente a esa realidad está la capacidad para expresar la sensibilidad en la candidez del infante.
En el cuento “Herencia de silencios”, la voz del Uriel Martínez la cede a un narrador autodiegético, en la que muestra sus predilecciones literarias —en la librería La Azotea—, con autores que recomendaba a sus clientes, entre ellos las obras: “Rubem Fonseca y Patricia Highsmith, Claudio Margis y Mario Bellatin…”  En el mundo de los libros giran a su alrededor infinidad de opciones, según el marco que los acoge, de ellos se desprenden diversos entornos, desde la preocupación que atormenta al dueño de una biblioteca ante la idea de la muerte o a los lectores que al mismo tiempo están en el industria de los mismos; así como en la venta de los libros, llegan ediciones de libros apócrifos y autores fantasmas. “El mundo, dicen, está hecho de detalles, de atenciones mínimas, de pequeños acuerdos y obsequios”. Es lo que gira en el universo del escritor. Es en ese sentido que quizá el autor esté preparando su próximo libro: Diario de un Perturbado.


(ensayo leído el 14.III.2019 en la Ciudadela del Arte)



domingo, 17 de marzo de 2019

César Moro (1903/1956 )

Abeja negra



Más bien buscar hacia el cisne
Y los blasones cruzados son espadas
Un puñal como almohada
Una lágrima eterna sobre la frente
Bajo el alto tocado
El silencio entre las flores que hacen signos
A la puesta del sol
Una golondrina cayendo verticalmente en un lago
La torre y las cortes de amor
El mar que irrumpe con espuma en los labios
El horizonte regular de una vida bajo la lámpara
Apagadas todas las luces es posible
Escuchar gemir el ave nocturna
En su oído.


("poesía cuatro")

sábado, 16 de marzo de 2019

Concha Urquiza (1910/1945 )

Una canción de despedida



Adiós, amor que se queda,
dormido y desnudo al viento;
huellas en tus callejones
prolongarán mis ensueños,
huellas adentro del alma
cultivarán tu recuerdo;
adiós, mi tierra de amor,
dormida y desnuda al viento.

Del vasto mundo, del mundo
ya nada tengo ni quiero;
mas guardado en las montañas
hay un rincón de silencio,
una embriaguez a los ojos,
una ansiedad a los pechos,
y una canción a los labios
que me aguarda en todo tiempo.

Y he de tornar y tornar
como el péndulo viajero,
y como torna la niña
cuando se mira al espejo.
Silencio de mis montañas,
Pátzcuaro de doble cielo,
yo he de tornar y tornar
como el péndulo viajero!


("poesía cuatro")

viernes, 15 de marzo de 2019

Luis Alberto de Cuenca (1950 )

El enemigo común



Como Machado, yo también soñaba
de niño con los héroes de la Ilíada,
pero mezclándolos en coctelera
con los padres de la Revolución.
Marat, Robespierre, Babeuf, Lenin y Trotski
vivían en mis sueños de muchacho
junto a Paris, Ayante y Diomedes.
Pese a las discrepancias ideológicas
nunca se peleaban entre ellos,
pues tenían enfrente un enemigo
común: la Realidad.


("otra iglesia es imposible")

jueves, 14 de marzo de 2019

Horacio Castillo (1934/2010 )

Excavaciones




Hasta aquí llegó la vida, dices, y tu dedo toca el muro.
Hasta aquí llegó la muerte, dices, y señalas el dintel.
Pero si pones el pie donde estaba el umbral,
si te acercas con la rama de albahaca y un gallo en los brazos,
las sombras vendrán rápidamente a tu encuentro.
Pero si te sientas donde estuvo el umbral,
si cantas con el gallo –con el gallo de la memoria–
todavía puedes recordar, privilegio de los vivos,
todavía puedes olvidar, privilegio de los muertos.
Hasta aquí llegó la vida, dices, y señalas el dintel.
Y ya no sabes si estás del lado de la sombra o del lado de la luz.
Alguien viene a beber sol: extiendes la mano.
Alguien viene a beber sombra: extiendes la mano.
Y cuando el desconocido te pregunta quién eres, no sabes contestar,
cuando le preguntas quién es, no puede contestar.
Canta –pides– pero él no cantará.
Sueña –responde– y tú no entenderás.
Hasta aquí llegó la vida, dices, y tu dedo toca el muro.
Hasta aquí llegó la muerte, dices, y señalas el dintel.
Y cercas la zona con una cuerda de sol, la cercas con fuego.
¿Qué buscas en la zona de sombra? El perro se ahogó,
las gallinas se ahogaron, se ahogaron los gatos y los dioses.
¿Quién te busca en la zona de sombra? El pasto creció,
creció el viento que viene del olvido.
El aire tragó las tímidas palomas.
Y aquellos esbeltos caballos lustrosos.
Recuerda: lo que ahora no recuerdes nunca volverá.
Olvida: lo que ahora no olvides nunca lo olvidarás.
Y pasas de la zona de sombra a la zona de sol.
¿Qué buscas en la zona de sol? No sabes qué buscas,
mirando las ropas tendidas detrás del tiempo,
subiendo escalinatas que sólo llevan al vacío,
abriendo y cerrando puertas que no existen.
Hasta aquí llegó la vida, dices, y tu dedo toca el muro.
Hasta aquí llegó la muerte, dices, y señalas el dintel.
Y sentándote nuevamente donde estuvo el umbral
cierras los brazos, encoges las piernas, te duermes

en la gran matriz del llanto, si todo no fue un sueño.


("poeticous")

miércoles, 13 de marzo de 2019

Berta Piñán (1963 )

Noches de incendio



Son noches de insomnes las noches
de incendio.
Más cercana la muerte y
la vida, más violenta en esta espera
nocturna que enciende deseos y descubre
promesas,
certezas que pasan
ardiendo.
Prende el fuego en el aire como un aire de fiesta
o de guerra, de cosas que un instante
suceden y no son nada al instante.
En unas horas dejamos atrás aquello que fuimos
y va quedando en el aire
como un aire de urgencia,
de gestos recién aprendidos
y muy pronto olvidados.
Nadie duerme nunca
en las noches de incendio.
Como un amante impaciente,
la llama que crece en la noche
consume la noche
y nos recuerda lo que fuimos
quedando: sólo humo.

Y ceniza.


("rua das pretas")

martes, 12 de marzo de 2019

Elvio Romero (1926/2004 )

Tormenta



La noche ha sido larga.

Como desde cien años
de lluvia,
de una respiración embravecida
proveniente de un fondo de vértigo nocturno,
de un cántaro colorado
jadeando en la tierra,
el viento ha desatado su tempestad violenta
sobre el velo anhelante de la ilusión
efímera, sobre los fatigados menesteres
y tú y yo, en la colina
más alta,
en el rincón de nuestros dos silencios,
abrazados al tiempo del amor, desvelándonos.

Deja que el viento muerda sobre el viento.
Yo te cerraré los ojos.


("poesía cuatro")

lunes, 11 de marzo de 2019

Idea Vilariño (1920/2009 )

Eso


Mi cansancio
mi angustia
mi alegría
mi pavor
mi humildad
mis noches todas
mi nostalgia del año
mil novecientos treinta
mi sentido común
mi rebeldía.

Mi desdén
mi crueldad y mi congoja
mi abandono
mi llanto
mi agonía
mi herencia irrenunciable y dolorosa
mi sufrimiento
en fin

mi pobre vida.



El amor



Un pájaro me canta
y yo le canto
me gorgojea al oído
y le gorgojeo
me hiere y yo le sangro
me destroza
lo quiebro
me deshace
lo rompo
me ayuda lo
levanto
lleno todo de paz
todo de guerra
todo de odio de amor
y desatado
gime su voz y gimo
ríe y río
y me mira y lo miro
me dice y yo le digo
y me ama y lo amo
- no se trata de amor
damos la vida-
y me pide y le pido
y me vence y lo venzo
y me acaba y lo acabo.



("poesía cuatro")

domingo, 10 de marzo de 2019

Uriel Martínez (1950 )

La costurera



La costurera aceptó un regalo:
el colchón donde engendré tu sepultura,
el altar en que ofrendé noches
y madrugadas al fantasma
que todos esculpimos
morosamente, sin admitir que
elaboré un mono de hule,
relleno de aire de pulmón,
de plumas sin peso ni sustancia.
A destiempo abandoné el barco,
las alas de ícaros, la cera
que me arrebató el sol
hasta perderme inconsciente
entre breñales.



[Inédito]

sábado, 9 de marzo de 2019

Milagros Terán (1963 )

Poema a mis piernas



Tengo dos piernas largas
que se doblan
como los bambués
que están frente a la casa-hacienda
de mi padre.

En la noche se cuelgan
como enredaderas
de la cama,
se deshacen desnudas
como dos morenas
que se mueren de pena.

Cuando llueve
se ponen a secar
bajo la brisa,
se resbalan
como dos lágrimas
se besan
               se agotan
                                se fecundan.


("la mirada del lobo")

viernes, 8 de marzo de 2019

Noni Benegas (1947 )

La casa



Cómo disolver una casa, la estructura
de canela simple, sólida en la memoria,
los travesaños de letras de molde
y las ventanas, que enmarcan un único paisaje,
lívido, de la infancia.
Cómo estallar la ceniza y absorberla
por un agujero negro, o mejor luminoso, clarísimo
que brille hasta el fin y se apague.
Cómo no entrar ni salir, que no haya un porche
ni una escalera, ni una sala, ni una madre
al fondo de un sillón, y un hermano por siempre en el baño
descubriendo su adolescencia.
Cómo, una vez la casa quieta, borrar
la ausencia del padre
instalada con rabia de polvo en el vacío.


("la mirada del lobo")

jueves, 7 de marzo de 2019

Laura García del Castaño (1979 )

El poema es sólo esto


El poema es sólo esto.
La galletita del enfermo,
el vaso con agua del moribundo,
la propina del que abrió todas las puertas,
la visita del preso,
un techito para el insolado,
la masturbación del viudo,
el trueno en la sequía de toda una vida,
un remo en el oleaje de los hombres,
el primer canto del gallo,
la medalla en el respaldo del agobio.
No le pidas amistad, resurrección, cuidados de enfermera.
No te dará apellido, vacaciones, hospedaje.
No le des conversación.
El poema abandona tu oscura importancia
te convierte en su rehén, su leña, su mascota,
en alguien que abandona sus certezas
para hundirse en el desierto
de un reloj de arena,
en señal de espejismo.


("la mirada del lobo")

miércoles, 6 de marzo de 2019

Francisco Álvarez Velasco (1940 )

Noche clara de tu cuerpo IX

1

Llamó toda la noche
la lluvia a los cristales de la casa.
Rodabámos nosotros por el sueño
hacia los hondos valles de la vida.


2

Por las dulces laderas de tu noche,
llovía soledad
cuando bajé a buscarte
en la sombra profunda de tu sexo.


3

Lluvia caía a un mundo en primavera
por las altas laderas de tu risa,
cuando subí a buscarte
en las tibias alturas de tus pechos.


4

La mañana del hombre
subióse a los tejados,
y ascendimos cantando a nuestro abril
con árboles y pájaros
y brisa en las ventanas,
mientras marzo esparcía las flores del almendro.


("la mirada del lobo")

martes, 5 de marzo de 2019

César Simón (1932/1997 )

Cuando amas



Permanece en silencio cuando amas.
Escucha al fondo
la vastedad de la respiración,
la gota de agua y el rumor del viento.
Y ven de lejos.
Ven, al amor, de lejos.
Desde la noche,
desde el desierto,
arrimado a los muros,
a perecer en él, como acto único.


("la mirada del lobo")

lunes, 4 de marzo de 2019

Carlos Montemayor (1947/2010 )






Otras palabras



No te has dado cuenta
de que hace casi un año
duermes de manera distinta:
tu respiración, tu silueta llena de crimen
sobre el colchón.
Los profetas te han dado pie
y ahora duermes sobre otras palabras.
Aquellas palabras que dejaron
una cruz de ceniza en tu frente
se han ido borrando.

No todo es tan profundo como suena.
Sólo quiere decir que de ahora
en adelante
son otras
las palabras
que te esperan.


("carne asada y seca.blogspot")

domingo, 3 de marzo de 2019

Elvis Guerra (1993 )

Ramoneras



Ramón, el más hombre entre todos los hombres,
el que se quema los labios
para no recordar sus pasiones,
el que se llena la boca
para que el gemido no huya.
Macho firme,
hombre que entrega su carne
a la voluntad de otros hombres,
cuerpo viril,
padre de todas las ramoneras,
las vestidas
y también desvestidas,
las siempre vírgenes,
ramoneras sin piedad,
perras que se despelucan,
rompedoras de himen,
diosas de todos los recién casados,
los que buscan un cuerpo callejero,
los que aman y buscan amor,
los que lloran porque les hace falta un hombre.
Ramón, Ramón tu nombre,
Ramón que nos invades y te invadimos,
Ramón casado,
Ramón y su primera vez,
Ramón desnudo en cama ajena,
Ramón,
bendito seas entre todas las ramoneras,
déjanos caer en la tentación de tu reino,
y bendícenos
para que nunca falte un Ramón en nuestras vidas.


+++++++
Ramonera



Ramón nga nguiiu jmá nadxibalú lade guira’ nguiiu,
ni ro yaa guidiruaa
ti qui guietenala’dxi’ ni runi xeexhe’ laa,
ni rucha tipa ruaa
ti qui cuee yaande ti ridxi.
Nguiiu zuhuaa dxiichi’,
nguiiu rudii xpeela
gó xti nguiiu,
ladi naguidxi,
bixhoze guira’ ramonera,
ca ni racu xhaba gunaa
ne ca ni rizá xieeladi,
ca binnidxaapa’,
ramonera za gabiá,
bi’cu’ raxha guichaique xtobi,
ca ni richéza guidi,
xpido’ ca ni nacubi bichaganá’,
ca ni ruyubi tu ganaxhii laa,
ca ni ranaxhii ne rudii guidunaxhii,
ca ni ruuna’ ti cayaadxa’ ti nguiiu laaca.
Ramón, Ramón nga lalu’,
Ramón ruloou ne rula’du lii,
Ramón napa xheela’,
Ramón na qui huayuni gaxti’,
Ramón xieeladi lu xluuna’ xtobi,
Ramón,
bido’ cu’ndaaya’ lii lade guira ramonera,
bidii guiabadu ndaani’ xquixhe guiba’ lu’,
ne guluu ndaaya’ laadu
ti qui chu’ dxi guiaadxa ti Ramón ra nuudu,


(tomado del muro fb del autor)

sábado, 2 de marzo de 2019

Golgona Anghel (1979 )

Vine porque me pagaban...



Vine porque me pagaban,
y yo quería comprar el futuro en cuotas.

Vine porque me hablaron de recoger cerezas
o de armas de destrucción masiva.
Pero sólo encontré cucos y cotilleos de feria,
ametralladoras de plástico, conejitos de Pascua y pulseras
de lata.

A bordo, alguien habló de justicia
(no, no era Marx).
A bordo, hablaban también de libertad.
Cuanto más moríamos,
más libertad teníamos para matar.
Mataba porque estabas cerca,
porque los otros se habían quedado en la esquina del súper
hablando, debatiendo el asunto.

Con estas manos levanté el polvo
con que ahora cubro nuestros cuerpos.

Con estas piernas subí diez pisos
para así poder mirarte de frente.

¿Alguien se atreve aún a hablar de posteridad?
Yo sólo pienso en cómo regresar a casa;
y qué bonita me queda la esperanza
mientras presento en directo
la autopsia de mi gloria.


("eg", trad. aníbal cristobo)

viernes, 1 de marzo de 2019

Alfredo Fressia (1948 )

El miedo, padre



Padre, yo me espanto
de estar preso en mi cuerpo, el condenado
umbral, perfecto, este retorno, padre,
eternamente en viaje y muerto, por las cuatro
estaciones y la suerte
echada de los hombres, los hijos
obedientes de la especie, padre,
los muertos venideros. ¿Quién es
este huésped en mi cuerpo? Estos años,
¿de quién son prisioneros en las venas?
¿Qué hago, padre, con mi espanto
a cuestas, y mis días
en los días implacables de los hombres?


("la libélula vaga")