Un grupo de unas 50 personas del colectivo Transmaricabollo —un colectivo de trabajo de diversidad sexual— recorrió la distancia que separa las plazas de Chueca y Colón para acercarse lo más posible al recorrido del papa, con la intención de besarse entre personas del mismo sexo al paso de Ratzinger, frente a todos sus fieles.
El objetivo, según uno de los promotores de la iniciativa, Jaime del Val, era protestar contra las políticas "intolerantes" de la Iglesia Católica y de su líder espiritual, que viene a España "a hacer propaganda homófoba ante miles de personas". La policía se percató de las intenciones del grupo y trató de abortar la iniciativa. Al llegar a Colón, acorralaron a los manifestantes. Éstos, trataron de escapar dividiéndose en pequeños grupos.
"¡Qué asco! Esta gente sólo viene a provocar. Esta es nuestra fiesta" Del Val, pudo plantar en los labios de un compañero unos de esos besos que trascienden el puro sentimiento: "Es una acción política, la muestra de que podemos ejercer nuestra libertad, pese a que haya gente que quiera coartarla". Finalmente, los policías superaron en número a los manifestantes y procedieron a su identificación en un portal cercano. Desde la distancia, unos adolescentes de la JMJ les increpaban: "¡Qué asco! Esta gente sólo viene a provocar. Esta es nuestra fiesta". La policía acompañó al grupo de nuevo a Chueca.
Al término de la reivindicación, Del Val se quejaba del trato que la policía les había dado y volvía a acusar a la Iglesia de promover un modelo "único, totalitario y excluyente". "Lo suyo no es acogida", sentenció Del Val, a la vez que anunció que, entre hoy y mañana, montarán en Sol o en las plazas aledañas, un verdadero punto de acogida para dar cobijo a todos los damnificados de la Iglesia, entre las 20.00 y las 22.00 horas.
(nota reproducida del diario Público.)
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