Cuando de mí, al final...
Cuando de mí, al final, sólo queden las letras
posadas como pájaros sobre los cables tensos
de los espíritus fieles a los himnos de la vida,
un martillo llorará por la luz apagada.
El día llevará coronas de mimosas.
Tal vez habrá perdón en el mar que no calla.
El sol tendrá en la boca su flor de siempreviva
y dirán voces nuevas la alegría del agua.
El viento empujará el farol y la estatua.
Lucirán los veranos sus blusas amarillas
y el bastón blanco del ciego sonará en calles grises.
Entre las rocas ásperas y los bosques de almas
Orfeo seducirá las anónimas bestias.
Vendrán los plenilunios a estremecer las vírgenes
que esperan el amor entre grillos y acacias.
Yo ya no tendré rostro. A mis oídos de hierba
el tiempo hará sonar un cascabel de estrellas...
(texto tomado de El gallo canta para los dos,
ed. Universidad Autónoma de Puebla, col. Asteriscos,
no.4, traducción del catalán MRA, México, 1984.)
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