Carta a Huidobro
1. Poca confianza en el XXI, en todo caso algo pasará, morirán otra vez los hombres, nacerá alguno del que nadie sabe, otra física en materia de soltura hará más próxima la imantación de la Tierra de suerte que el ojo ganará en prodigio y el viaje mismo será vuelo mental, no habrá estaciones, con sólo abrir la llave del verano por ejemplo nos bañaremos en el sol, las muchachas perdurarán bellísimas esos nueve meses por obra y gracia de las galaxias y otros nueve por añadidura después del parto merced al crecimiento de los alerces de antes del Mundo, así las mareas estremecidas bailarán airosas otro plazo, otro ritmo sanguíneo más fresco, lo que por contradanza hará que el hombre entre en su humus de una vez y sea más humilde, más terrestre.
2. Ah, y otra cosa sin vaticinio, poco a poco envejecerán las máquinas de la Realidad, no habrá drogas ni películas míseras ni periódicos arcaicos ni -disipación y estruendo- mercaderes del aplauso ignominioso, todo eso envejecerá en la apuesta de la creación, el ojo volverá a ser ojo, el tacto tacto, la nariz éter de Eternidad en el descubrimiento incesante, el fornicio nos hará libres, no pensaremos en inglés como dijo Darío, leeremos otra vez a los griegos, volverá a hablarse etrusco en todas las playas del Mundo, a la altura de la cuarta década se unirán los continentes de modo que entrará en nosotros la Antártica con toda su fascinación de mariposa de turquesa, siete trenes pasarán bajo ella en múltiples direcciones a una velocidad desconocida.
3. Hasta donde alcanzamos a ver Jesucristo no vendrá en la fecha, pájaros de aluminio invisible reemplazarán a los aviones, ya al cierre del XXI prevalecerá lo instantáneo, no seremos testigos de la mudanza, dormiremos progenitores en el polvo con nuestras madres que nos hicieron mortales, desde allí celebraremos el proyecto de durar, parar el sol, ser -como los divinos- de repente.
De Río Turbio, 1996
(prosa tomada de la Fundación Gonzalo Rojas on line.)
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