Antepasados
Mis antepasados entraron a sangre y fuego en América conquistando y arrasando
Mis antepasados se defendieron con los dientes de esta invasión de bárbaros
Mis antepasados buscaban el oro para cuadrar las arcas de sus monarcas y saciar sus
propias sedes
Mis antepasados ocultaron el oro de sus ritos al sol bajo tierra y bajo las aguas
Mis antepasados nos robaron la tierra
Mis antepasados no pudieron recuperarla
Cómo siento en el alma no haber estado en el cuerpo de mis antepasados
¿De parte de cuál de mis antepasados me pondré contra cuáles?
("festival internacional de poesía de medellín")
jueves, 31 de diciembre de 2015
miércoles, 30 de diciembre de 2015
Eugénio de Andrade (1923/2005 )
Más sobre la pureza
No me gustaría insistir, pero la belleza de los jóvenes que se aman es melancólica. No saben todavía que el deseo de muerte es más perverso, que sólo una cosa los tornaría puros: robar el fuego e incendiar la ciudad.
("antología de poesía homoerótica", comp. sergio téllez-pon, ed. alforja, méxico, 2004, trad. ángel crespo.)
No me gustaría insistir, pero la belleza de los jóvenes que se aman es melancólica. No saben todavía que el deseo de muerte es más perverso, que sólo una cosa los tornaría puros: robar el fuego e incendiar la ciudad.
("antología de poesía homoerótica", comp. sergio téllez-pon, ed. alforja, méxico, 2004, trad. ángel crespo.)
martes, 29 de diciembre de 2015
Víctor Manuel Iglesias (1985 )
Os he visto...
Os he visto. Sé quiénes sois.
Observáis escaparates, conducís por la derecha,
respetáis los pasos de cebra.
Las tradiciones, el turno, las colas.
Acudís a la cita con el dentista,
pasáis la ITV cuando toca,
y si hay que renovar las ruedas
cada cuarenta o cincuenta mil kiómetros,
se renuevan.
Aproximadamente.
Sé que amáis a vuestros hijos,
a vuestros maridos y mujeres
y acompañásteis, o lo haréis en su momento,
a vuestros padres en el camino hacia la muerte.
Hacéis listas de la compra,
pero os dais algún capricho,
y, cuando toca hacer dieta,
se hace.
Votáis siempre.
Avisáis con antelación,
respetáis los contratos.
Volvéis atrás para comprobar
que están apagados el gas y las luces.
Hace meses que tenéis las vacaciones planeadas.
Reservado el hotel y los billetes,
apalabrado un chófer.
Cerradas las ventanas, bajadas las persianas
(aunque no del todo) y bien echada la llave.
Tres. Cuatro vueltas.
La mejor ruta posible. Una batería de reserva.
Un vecino regará las flores,
alguien se ocupará del perro.
Se acumulará, es cierto, algo de polvo,
pero, salvo por eso,
todo estará perfecto a vuestra vuelta.
Os he visto. Sé quiénes sois
y solo quiero deciros que vosotros,
vosotros también,
suplicaréis clemencia.
("la mirada del lobo")
Os he visto. Sé quiénes sois.
Observáis escaparates, conducís por la derecha,
respetáis los pasos de cebra.
Las tradiciones, el turno, las colas.
Acudís a la cita con el dentista,
pasáis la ITV cuando toca,
y si hay que renovar las ruedas
cada cuarenta o cincuenta mil kiómetros,
se renuevan.
Aproximadamente.
Sé que amáis a vuestros hijos,
a vuestros maridos y mujeres
y acompañásteis, o lo haréis en su momento,
a vuestros padres en el camino hacia la muerte.
Hacéis listas de la compra,
pero os dais algún capricho,
y, cuando toca hacer dieta,
se hace.
Votáis siempre.
Avisáis con antelación,
respetáis los contratos.
Volvéis atrás para comprobar
que están apagados el gas y las luces.
Hace meses que tenéis las vacaciones planeadas.
Reservado el hotel y los billetes,
apalabrado un chófer.
Cerradas las ventanas, bajadas las persianas
(aunque no del todo) y bien echada la llave.
Tres. Cuatro vueltas.
La mejor ruta posible. Una batería de reserva.
Un vecino regará las flores,
alguien se ocupará del perro.
Se acumulará, es cierto, algo de polvo,
pero, salvo por eso,
todo estará perfecto a vuestra vuelta.
Os he visto. Sé quiénes sois
y solo quiero deciros que vosotros,
vosotros también,
suplicaréis clemencia.
("la mirada del lobo")
lunes, 28 de diciembre de 2015
Boris Pasternak (1890/1960 )
Después de la lluvia
Se apiña el follaje en la espesura,
Desde el camino el cielo se ve claro.
Silencio. ¡Como la vez primera!
La conversación es ahora por las buenas.
Al principio todo urgía, la brisa
Saltó la valla para destronar los árboles
El parque por el chubasco pisoteado
Y luego corrió del desván a la terraza.
Pon toda la atención al bosque denso,
A las venas que brotan en el álamo,
Como al aire del huerto, y a la infusión de soda.
Y al árbol amargo y a su espuma.
De los balcones de vidrio, de las espaldas
De las bañistas heladas, la transpiración brota.
La parcela fría centellea fresas
Y se extiende el granizo como si fuera sal.
El rayo de luz al caer se mete
En la ortiga, pero por muy poco tiempo,
Y el corto instante, como del carbón un trozo,
Se calienta en los árboles y crea el arco iris.
1915, 1928
("el instante maravilloso, poesía rusa del siglo xx", ed. unam, méxico, 2004, trad. jorge bustamante garcía.)
Se apiña el follaje en la espesura,
Desde el camino el cielo se ve claro.
Silencio. ¡Como la vez primera!
La conversación es ahora por las buenas.
Al principio todo urgía, la brisa
Saltó la valla para destronar los árboles
El parque por el chubasco pisoteado
Y luego corrió del desván a la terraza.
Pon toda la atención al bosque denso,
A las venas que brotan en el álamo,
Como al aire del huerto, y a la infusión de soda.
Y al árbol amargo y a su espuma.
De los balcones de vidrio, de las espaldas
De las bañistas heladas, la transpiración brota.
La parcela fría centellea fresas
Y se extiende el granizo como si fuera sal.
El rayo de luz al caer se mete
En la ortiga, pero por muy poco tiempo,
Y el corto instante, como del carbón un trozo,
Se calienta en los árboles y crea el arco iris.
1915, 1928
("el instante maravilloso, poesía rusa del siglo xx", ed. unam, méxico, 2004, trad. jorge bustamante garcía.)
domingo, 27 de diciembre de 2015
Uriel Martínez (1950 )
El poema de los peros
me regalaron un pantalón deportivo
pero hace tiempo desistí
de alcanzar las nubes
hace días vi en venta un traje
en oferta, incluía camisa y corbata,
pero visto de clown
entre los remates de fin de
temporada encontré un catalejos
la noche posterior a la lluvia
de estrellas
voy por la calle con la vista
corta, el vestuario inapropiado,
el pelo hirsuto, los labios resecos
me detengo en la esquina
donde hubo un semáforo
cualquier noche de luna llena
quisiera aullar como aullaban
los lobos que buscan manada
pero olvidé el timbre
en fin, nada es para siempre.
me regalaron un pantalón deportivo
pero hace tiempo desistí
de alcanzar las nubes
hace días vi en venta un traje
en oferta, incluía camisa y corbata,
pero visto de clown
entre los remates de fin de
temporada encontré un catalejos
la noche posterior a la lluvia
de estrellas
voy por la calle con la vista
corta, el vestuario inapropiado,
el pelo hirsuto, los labios resecos
me detengo en la esquina
donde hubo un semáforo
cualquier noche de luna llena
quisiera aullar como aullaban
los lobos que buscan manada
pero olvidé el timbre
en fin, nada es para siempre.
sábado, 26 de diciembre de 2015
Antonio Pérez Morte (1960/2013 )
Para Berta
Para recuperar la infancia, una canica.
Para la adolescencia
un beso,
un verso,
una esperanza.
Para la juventud,
un compromiso
de amor definitivo.
Para la madurez,
quizá la rebeldía,
la eterna,
renovada,
incombustible rebeldía
de aquellos viejos derrotados
que nunca
se dieron por vencidos.
Para recuperar la infancia, una canica.
Para la adolescencia
un beso,
un verso,
una esperanza.
Para la juventud,
un compromiso
de amor definitivo.
Para la madurez,
quizá la rebeldía,
la eterna,
renovada,
incombustible rebeldía
de aquellos viejos derrotados
que nunca
se dieron por vencidos.
("rua das petras.blogspot")
viernes, 25 de diciembre de 2015
Jotamario Arbeláez (1942 )
Alguien barre la casa
¿Quién estará barriendo el ala norte de la casa
donde vivió mi tía, esta hora
de la noche en que duermen los restos de la familia,
los que vamos quedando con más puesto en la mesa de los recuerdos,
si los vecinos han salido de vacaciones con sus niños y gatos y servidumbre
y el tío Emilio fue de pesca,
esta hora de lobo que espanta las pesadillas
y despierta medio litro de sed en el pozo de la garganta?
No creo que sea la abuela.
Desde su desdichado accidente descendiendo del autoferro
que obligó al fémur de platino y a renunciar a los tamales
que preparaba los domingos para toda su parentela
sabemos que por nada del mundo se atrevería a tomar el palo de escoba
y menos para ir a la medianoche
a barrer los recuerdos de la hija más querida
a quien el corazón le jugó una mala pasada
mientras pintaba la puerta de su cuarto con un sapolín amarillo
dejándonos sin sus cariñosas respiraciones al espejo de los ojos.
¿Será Jorge Girando? Imposible,
si su esposo ha salido de cacería
con los ojos llorosos desde el día de sus funerales
y hasta el sol de hoy que no ha vuelto con un venado.
¿O tal vez es el viento con sus pasos de escobilla de jazz en el eternit?
¿O el comején cenándose el entablado?
Pero el caso es que alguien está barriendo la habitación donde la tía Adelfa aromatizaba,
escuchaba el radioperiódico, pespunteaba en su máquina de coser
tarareando esos aires de la montaña
a los que de vez en cuando pone mi padre la música de un silbido.
Yo no creo en fantasmas y mucho menos en el fantasma de mi tía Adelfa,
quien murió vestida de blanco rodeada por la corte de sus sobrinas
escuchando un pasaje bíblico que mi hermano le susurraba.
Deben ser los ladrones
("círculo de poesía")
jueves, 24 de diciembre de 2015
Arseni Tarkovski (1907/1989 )
No creo en presentimientos, ni temo
A los agüeros. Acepto el veneno,
La calumnia. No existe la muerte,
La vida es eterna. No hay que temer
A la muerte ni a los diecisiete,
Ni a los setenta. Sólo hay vida y luz,
Ni oscuridad, ni muerte hay en este mundo.
Todos estamos a la orilla del mar
Y soy de los que eligen la red
Cuando la eternidad pasa de largo.
1965
("el instante maravilloso, poesía rusa del siglo xx", unam, méxico, 2004, trad, jorge bustamante garcía.)
A los agüeros. Acepto el veneno,
La calumnia. No existe la muerte,
La vida es eterna. No hay que temer
A la muerte ni a los diecisiete,
Ni a los setenta. Sólo hay vida y luz,
Ni oscuridad, ni muerte hay en este mundo.
Todos estamos a la orilla del mar
Y soy de los que eligen la red
Cuando la eternidad pasa de largo.
1965
("el instante maravilloso, poesía rusa del siglo xx", unam, méxico, 2004, trad, jorge bustamante garcía.)
miércoles, 23 de diciembre de 2015
Gustavo de la Rosa Muruato (1955 )
Voluntad y representación
Me miraba con afición y una ligera sonrisa,
apenas esbozada en su pupila. Me sostenía la mano
un momento, transmitiendo esa sensación de complicidad
con la niña furtiva, sofocada ansiedad por ser mujer.
Olía sus feromonas de hembra apenas contenida.
Sentía una tormenta eléctrica a punto de estallar,
a punto de pulverizar la quietud de la atmósfera;
y, a la vez, sentía un vino fresco inundando mis arterias,
relajando mis nervios. En seguida me colocaba un brazo
en los hombros, se acercaba lentamente a mis oídos
y me murmuraba el invisible aleteo de las mariposas.
("el país de las maravillas de noche", ed. uaz, zacatecas, méxico, 2015)
Me miraba con afición y una ligera sonrisa,
apenas esbozada en su pupila. Me sostenía la mano
un momento, transmitiendo esa sensación de complicidad
con la niña furtiva, sofocada ansiedad por ser mujer.
Olía sus feromonas de hembra apenas contenida.
Sentía una tormenta eléctrica a punto de estallar,
a punto de pulverizar la quietud de la atmósfera;
y, a la vez, sentía un vino fresco inundando mis arterias,
relajando mis nervios. En seguida me colocaba un brazo
en los hombros, se acercaba lentamente a mis oídos
y me murmuraba el invisible aleteo de las mariposas.
("el país de las maravillas de noche", ed. uaz, zacatecas, méxico, 2015)
martes, 22 de diciembre de 2015
Maximiliam Voloshin (1877/1932 )
Nos hemos extraviado en este mundo.
La oscuridad nos acompaña.
Somos como niños que se abrazan
Tímidamente en el abismo.
Chapoteos viajan por ríos tristes;
Orfeo busca la sombra amada.
Alguien nos unió el uno al otro
Y alguien de nuevo nos separa...
Dolor inerme. Gritos sordos.
La mano arde aún en la mano.
Y la roca húmeda en la lejanía
Balbucea un nombre: Eurídice.
29 de junio de 1905
París
("el instante maravilloso, poesía rusa del siglo xx", ed. unam, méxico, 2004, trad. jorge bustamante garcía.)
La oscuridad nos acompaña.
Somos como niños que se abrazan
Tímidamente en el abismo.
Chapoteos viajan por ríos tristes;
Orfeo busca la sombra amada.
Alguien nos unió el uno al otro
Y alguien de nuevo nos separa...
Dolor inerme. Gritos sordos.
La mano arde aún en la mano.
Y la roca húmeda en la lejanía
Balbucea un nombre: Eurídice.
29 de junio de 1905
París
("el instante maravilloso, poesía rusa del siglo xx", ed. unam, méxico, 2004, trad. jorge bustamante garcía.)
lunes, 21 de diciembre de 2015
Luis Armenta Malpica (1961 )
Pareja sobre el césped bajo la lluvia
Una pareja hace el amor
y el césped se repuebla de insectos: llovizna
y los escarabajos escancian de sus alas la gota
que a la tierra pertenece.
El jején, toda una tribu de ellos
toma la aldea de los pies de un amante
y los habita,
Ambos creen que el amor es ese
cosquilleo entre sus uñas.
Los jejenes espantan a los escarabajos con la lluvia.
Intentan acercarse al oído del amante que monta al otro amante
una tormenta vasta, recorrida.
La vida del jején no es suficiente para abatir al caracol de los amantes.
Aun lejos del oído la lluvia cesa su goteo de caricias.
Los hombres se levantan y visten, se ponen los sombreros
y agarran sus machetes.
Los insectos se cuelan a la raíz de un árbol.
Si no hacen el amor
cumplen su otro destino.
("envés del agua", sría. de cultura, gob. de jalisco, méxico, 2012)
Una pareja hace el amor
y el césped se repuebla de insectos: llovizna
y los escarabajos escancian de sus alas la gota
que a la tierra pertenece.
El jején, toda una tribu de ellos
toma la aldea de los pies de un amante
y los habita,
Ambos creen que el amor es ese
cosquilleo entre sus uñas.
Los jejenes espantan a los escarabajos con la lluvia.
Intentan acercarse al oído del amante que monta al otro amante
una tormenta vasta, recorrida.
La vida del jején no es suficiente para abatir al caracol de los amantes.
Aun lejos del oído la lluvia cesa su goteo de caricias.
Los hombres se levantan y visten, se ponen los sombreros
y agarran sus machetes.
Los insectos se cuelan a la raíz de un árbol.
Si no hacen el amor
cumplen su otro destino.
("envés del agua", sría. de cultura, gob. de jalisco, méxico, 2012)
domingo, 20 de diciembre de 2015
Mark Strand (1934/2014 )
Querido amigo...
Querido amigo, comienzo a desconfiar de ti y me apena. Mientras prosigo esta obra, siento tu deseo de apropiarte de ella. Ciertamente te la he dado, de algún modo, pero es precisamente tal espíritu del "dar" lo que debe conservarse. No debes "tomar" lo que no es realmente tuyo. Sin duda soy tonto, mis temores delatan mis celos, pero te conozco solamente porque trabajas este texto. No sé nada más de ti. Temo que digas a la gente de tu época que tú hiciste El Monumento, que es una falsa traducción, que soy meramente criatura de tu invención. Sé que tal era mi propósito, en parte, pero me duelen el dulce anonimato y la nada que clamé como territorio propio. Al escribir, creo que el texto no debería ser solamente mi tumba, sino que no debería allanarse a nombre de nadie, ni siquiera al tuyo.
("el monumento", ed. uaz, zacatecas, méxico, 1989, trad. elisa ramírez castañeda)
Querido amigo, comienzo a desconfiar de ti y me apena. Mientras prosigo esta obra, siento tu deseo de apropiarte de ella. Ciertamente te la he dado, de algún modo, pero es precisamente tal espíritu del "dar" lo que debe conservarse. No debes "tomar" lo que no es realmente tuyo. Sin duda soy tonto, mis temores delatan mis celos, pero te conozco solamente porque trabajas este texto. No sé nada más de ti. Temo que digas a la gente de tu época que tú hiciste El Monumento, que es una falsa traducción, que soy meramente criatura de tu invención. Sé que tal era mi propósito, en parte, pero me duelen el dulce anonimato y la nada que clamé como territorio propio. Al escribir, creo que el texto no debería ser solamente mi tumba, sino que no debería allanarse a nombre de nadie, ni siquiera al tuyo.
("el monumento", ed. uaz, zacatecas, méxico, 1989, trad. elisa ramírez castañeda)
sábado, 19 de diciembre de 2015
Mark Strand (1934/2014 )
El vestido
SI te tiendes en la colina luminosa
con las manos de la luna en tus mejillas,
tu carne oscura en los blancos pliegues del vestido,
no oirás al topo extender con pasión
la longitud de su tiniebla, ni al búho
disponer sabiamente de la noche, ni al poema
llenar tu almohada con plumas azules.
Pero si escapas del vestido y te diriges a la sombra,
te hallará el topo y también el búho y el poema
y caerás en otra oscuridad, y te encontrarás a ti misma
haciéndola y rehaciéndola. Hasta que sea perfecta.
("marcelo leites", trad. eduardo chirinos)
SI te tiendes en la colina luminosa
con las manos de la luna en tus mejillas,
tu carne oscura en los blancos pliegues del vestido,
no oirás al topo extender con pasión
la longitud de su tiniebla, ni al búho
disponer sabiamente de la noche, ni al poema
llenar tu almohada con plumas azules.
Pero si escapas del vestido y te diriges a la sombra,
te hallará el topo y también el búho y el poema
y caerás en otra oscuridad, y te encontrarás a ti misma
haciéndola y rehaciéndola. Hasta que sea perfecta.
("marcelo leites", trad. eduardo chirinos)
viernes, 18 de diciembre de 2015
Christian Peña (1985 )
Pentesilea y Aquiles
Señora de caballos, Amazona,
si yo hubiera sabido que tu cuerpo
arrastraría mi corazón
hasta el fondo del gélido Escamandro,
no hubiera atravesado
tu pecho con mi lanza,
no te hubiera privado
de las fiestas de Troya
ni del amable gesto
de poner las monedas
en mis ojos inermes.
("janto", fondo editorial tierra adentro, méxico, 2010)
Señora de caballos, Amazona,
si yo hubiera sabido que tu cuerpo
arrastraría mi corazón
hasta el fondo del gélido Escamandro,
no hubiera atravesado
tu pecho con mi lanza,
no te hubiera privado
de las fiestas de Troya
ni del amable gesto
de poner las monedas
en mis ojos inermes.
("janto", fondo editorial tierra adentro, méxico, 2010)
jueves, 17 de diciembre de 2015
Alfonso Brezmes (1966 )
La cita
Es posible que no sepas
que ayer tomamos café juntos,
que estaba un poco amargo,
(como a ti te gusta),
que hablamos de muchas cosas,
(aunque no vinieses),
y que cuando el camarero
vino a traer la cuenta
sólo nos cobró una consumición.
El muy idiota.
Es posible que no sepas
que ayer tomamos café juntos,
que estaba un poco amargo,
(como a ti te gusta),
que hablamos de muchas cosas,
(aunque no vinieses),
y que cuando el camarero
vino a traer la cuenta
sólo nos cobró una consumición.
El muy idiota.
("crepusculario siglo 21")
miércoles, 16 de diciembre de 2015
Gabriel Ferrater (1922/1977 )
El mutilado
Ya sé que no le quieres.
No lo digas a nadie
Los tres, si tú me ayudas,
guardamos el secreto.
Nadie más ha de ver
lo que tú y yo hemos visto.
Se esconderá de todas
las personas y cosas
que antes eran amigas.
Vendrán días de invierno,
muy lejos de las mesas
donde os servían antes
ostras y vino blanco.
En los días lluviosos
no mirará el asfalto
donde os habíais visto
cuando ibais a pie
porque no había taxis.
No abrirá más los libros
que le hablaron de ti:
ignorará qué dicen
cuando no hablan de ti.
Y sobre todo, puedes
estar segura, nunca
sabremos dónde está.
Él se irá confinando
en muy lejanas tierras.
Caminará por bosques
oscuros. No verá
la azagaya de luz
de la memoria súbita.
Y cuando esté tan lejos
que ya parezca muerto
podremos recordarle,
decir que no le amabas.
Ya no nos dolerá
ver que te necesita.
Será como un espectro
sin dolor y sin vida.
Tal la foto macabra
de una Gueule Cassie,
que orna un escaparate
y no nos sobresalta.
Pero ahora, silencio:
no alarmemos a nadie,
que no vean la herida
sangrante y purulenta.
Demos tiempo al olvido.
Callemos, y que nadie
-ni siquiera yo mismo-
recuerde que soy yo.
("javier díaz gil", versión de pere gimferrer)
Ya sé que no le quieres.
No lo digas a nadie
Los tres, si tú me ayudas,
guardamos el secreto.
Nadie más ha de ver
lo que tú y yo hemos visto.
Se esconderá de todas
las personas y cosas
que antes eran amigas.
Vendrán días de invierno,
muy lejos de las mesas
donde os servían antes
ostras y vino blanco.
En los días lluviosos
no mirará el asfalto
donde os habíais visto
cuando ibais a pie
porque no había taxis.
No abrirá más los libros
que le hablaron de ti:
ignorará qué dicen
cuando no hablan de ti.
Y sobre todo, puedes
estar segura, nunca
sabremos dónde está.
Él se irá confinando
en muy lejanas tierras.
Caminará por bosques
oscuros. No verá
la azagaya de luz
de la memoria súbita.
Y cuando esté tan lejos
que ya parezca muerto
podremos recordarle,
decir que no le amabas.
Ya no nos dolerá
ver que te necesita.
Será como un espectro
sin dolor y sin vida.
Tal la foto macabra
de una Gueule Cassie,
que orna un escaparate
y no nos sobresalta.
Pero ahora, silencio:
no alarmemos a nadie,
que no vean la herida
sangrante y purulenta.
Demos tiempo al olvido.
Callemos, y que nadie
-ni siquiera yo mismo-
recuerde que soy yo.
("javier díaz gil", versión de pere gimferrer)
martes, 15 de diciembre de 2015
Piedad Bonnett (1951 )
Tú me ves yo te veo
Como espesas cebollas, así vamos,
revestidos de capas,
ocultando (sin querer o queriendo)
nuestro fondo.
Distinta es la sonrisa que sacamos
cada vez del bolsillo. Y cambiante
la biografía, de la que seleccionas
piezas distintas para usos distintos,
cuidándote muy bien, al agitar la taza,
de no ir a revolver el sedimento.
Pero hay momentos
en que quedamos
expuestos, desprovistos
de nuestras envolturas.
Tú me ves, yo te veo. El otro lee
en tus entrañas un sentido oscuro.
Y tú adivinas
en su gesto lo sucio. Y él lo sabe.
Un pacto se ha sellado, partido por la herida.
Cada uno es juez y reo. A un mismo tiempo
víctimas y verdugos implacables.
("rua das petras.blogspot")
Como espesas cebollas, así vamos,
revestidos de capas,
ocultando (sin querer o queriendo)
nuestro fondo.
Distinta es la sonrisa que sacamos
cada vez del bolsillo. Y cambiante
la biografía, de la que seleccionas
piezas distintas para usos distintos,
cuidándote muy bien, al agitar la taza,
de no ir a revolver el sedimento.
Pero hay momentos
en que quedamos
expuestos, desprovistos
de nuestras envolturas.
Tú me ves, yo te veo. El otro lee
en tus entrañas un sentido oscuro.
Y tú adivinas
en su gesto lo sucio. Y él lo sabe.
Un pacto se ha sellado, partido por la herida.
Cada uno es juez y reo. A un mismo tiempo
víctimas y verdugos implacables.
("rua das petras.blogspot")
lunes, 14 de diciembre de 2015
Ángel González (1925/2008 )
Así nunca volvió a ser
Como llevaba trenza
la llamábamos trencita en la tarde del jueves.
Jugábamos a montarnos en ella y nos llevaba
a una extraña región de la que nunca volveríamos.
Porque es casi imposible abandonar
aquel olor a tierra de su cabello sucio,
sus ásperas rodillas todavía con polvo
y con sangre de la última caída
y, sobre todo,
la nacarada nuca donde se demoraban
unas gotas de luz cuando ya luz no había.
Allí me dejó un día de verano
y jamás regresó
a recoger mi insomne pensamiento
que desde entonces vaga por sus brazos
corrigiendo su ruta, terco y contradictorio,
lo mismo que una hormiga que no sabe salir
de la rama de un árbol en el que se ha perdido.
("crepusculario siglo 21")
Como llevaba trenza
la llamábamos trencita en la tarde del jueves.
Jugábamos a montarnos en ella y nos llevaba
a una extraña región de la que nunca volveríamos.
Porque es casi imposible abandonar
aquel olor a tierra de su cabello sucio,
sus ásperas rodillas todavía con polvo
y con sangre de la última caída
y, sobre todo,
la nacarada nuca donde se demoraban
unas gotas de luz cuando ya luz no había.
Allí me dejó un día de verano
y jamás regresó
a recoger mi insomne pensamiento
que desde entonces vaga por sus brazos
corrigiendo su ruta, terco y contradictorio,
lo mismo que una hormiga que no sabe salir
de la rama de un árbol en el que se ha perdido.
("crepusculario siglo 21")
domingo, 13 de diciembre de 2015
Uriel Martínez (1950 )
El imperio
martes jueves y sábado
me lavo el cráneo
con champú espumoso;
cada noche me cepillo
la lengua para que salga
cuanto hongo haya prosperado
al pronunciarte en vano;
lunes miércoles y viernes
enjugo restos de encías,
vacíos de molares e
incisivos para, en lo posible,
eliminar gingivitis
y la sombra que proyectaste;
de noche ya no sé si dormido
me levante y camine apoyado
en paredes internas, en ventanas
laterales en que esperé días,
semanas calendarios y alféizar
la caída del imperio
que un día erigimos
dificultosamente.
martes jueves y sábado
me lavo el cráneo
con champú espumoso;
cada noche me cepillo
la lengua para que salga
cuanto hongo haya prosperado
al pronunciarte en vano;
lunes miércoles y viernes
enjugo restos de encías,
vacíos de molares e
incisivos para, en lo posible,
eliminar gingivitis
y la sombra que proyectaste;
de noche ya no sé si dormido
me levante y camine apoyado
en paredes internas, en ventanas
laterales en que esperé días,
semanas calendarios y alféizar
la caída del imperio
que un día erigimos
dificultosamente.
sábado, 12 de diciembre de 2015
Luis Armenta Malpica (1961 )
Babel
(fragmento)
El que despierta y mira
los restos de aquella madrugada
en el retrovisor
no sabe de un espejo empañado por dos hombres
y del tercer latido que se fue suavizando
hasta formar a un hombre que volvió de la escuela
con sus ropas oscuras
y sus anteojos nuevos (bifocales)
para que alguien supiera
que no todo el amor se endurece en las piernas
ni el miedo está a resguardo bajo el puño
así sea en Babilonia
("envés del agua", ed. secretaría de cultura, gobierno de jalisco, méxico, 2012)
(fragmento)
El que despierta y mira
los restos de aquella madrugada
en el retrovisor
no sabe de un espejo empañado por dos hombres
y del tercer latido que se fue suavizando
hasta formar a un hombre que volvió de la escuela
con sus ropas oscuras
y sus anteojos nuevos (bifocales)
para que alguien supiera
que no todo el amor se endurece en las piernas
ni el miedo está a resguardo bajo el puño
así sea en Babilonia
("envés del agua", ed. secretaría de cultura, gobierno de jalisco, méxico, 2012)
viernes, 11 de diciembre de 2015
Amalia Bautista (1962 )
Ícaro
Se derriten al sol
las alas que les pongo a los recuerdos:
a unos, para que vuelen hasta mí:
a otros, a ver si emigran para siempre.
("life vest under your seat")
Se derriten al sol
las alas que les pongo a los recuerdos:
a unos, para que vuelen hasta mí:
a otros, a ver si emigran para siempre.
("life vest under your seat")
jueves, 10 de diciembre de 2015
José Watanabe (1945/2007 )
El grito (Edvar Munch)
Bajo el puente de Chosica el río se embalsa
y es de sangre,
pero la sangre no me es creída.
Los poetas hablan en lengua figurada, dicen.
Y yo porfío: No es el reflejo del cielo crepuscular, bermejo,
en el agua que hace de espejo.
Oyen el grito de la mujer
que contempla el río desde la baranda
pensando en las alegorías de Heráclito y Manrique
y que de pronto vio la sangre al natural fluyendo?
Ella es mujer verdadera. Por su flacura
no la sospechen metafísica.
Su flacura se debe a la fisiología de su grito:
Recoge sus carnes en su boca
y en el grito
las consume.
El viento del atardecer quiere arrancarle la cabeza,
miren cómo la defiende, cómo la sujeta
con sus manos
a sus hombros: Un gesto
finalmente optimista en su desesperación.
Viene gritando, gritando, desbordada gritando.
Ella no está restringida a la lengua figurada:
Hay matarifes
y no cielos bermejos, grita.
Yo escribo y mi estilo es mi represión. en el horror
sólo me permito este poema silencioso.
("life vest under your seat.blogspot")
Bajo el puente de Chosica el río se embalsa
y es de sangre,
pero la sangre no me es creída.
Los poetas hablan en lengua figurada, dicen.
Y yo porfío: No es el reflejo del cielo crepuscular, bermejo,
en el agua que hace de espejo.
Oyen el grito de la mujer
que contempla el río desde la baranda
pensando en las alegorías de Heráclito y Manrique
y que de pronto vio la sangre al natural fluyendo?
Ella es mujer verdadera. Por su flacura
no la sospechen metafísica.
Su flacura se debe a la fisiología de su grito:
Recoge sus carnes en su boca
y en el grito
las consume.
El viento del atardecer quiere arrancarle la cabeza,
miren cómo la defiende, cómo la sujeta
con sus manos
a sus hombros: Un gesto
finalmente optimista en su desesperación.
Viene gritando, gritando, desbordada gritando.
Ella no está restringida a la lengua figurada:
Hay matarifes
y no cielos bermejos, grita.
Yo escribo y mi estilo es mi represión. en el horror
sólo me permito este poema silencioso.
("life vest under your seat.blogspot")
miércoles, 9 de diciembre de 2015
Mariana Herrera (1985 )
Cuando me enamoré de una chica
Las olas movían gelatinosamente sus piernas
Tenía que esperar la arena frotando sus pies.
Cada minuto era interminable.
No iba a soportar otro día más,
verla llegar a la misma hora de siempre,
aguantarme el ritual de la espuma en sus piernas.
Quince, veinte, sesenta minutos? Cuanto?
Pasé todo el verano adorando su pelo rizado,
sus ojos de monedas de un peso.
Dos brazos se acercan para abrazarla,
aunque dos nubes oscuras pasan
y bastan para escabullirse en la noche.
Las olas movían gelatinosamente sus piernas
Tenía que esperar la arena frotando sus pies.
Cada minuto era interminable.
No iba a soportar otro día más,
verla llegar a la misma hora de siempre,
aguantarme el ritual de la espuma en sus piernas.
Quince, veinte, sesenta minutos? Cuanto?
Pasé todo el verano adorando su pelo rizado,
sus ojos de monedas de un peso.
Dos brazos se acercan para abrazarla,
aunque dos nubes oscuras pasan
y bastan para escabullirse en la noche.
("marcelo leites.blogspot")
martes, 8 de diciembre de 2015
Osip Mandelstam (1891/1938 )
Tu rostro
Tu rostro
Es lo más tierno entre lo tierno,
Tu mano
Es lo más blanco entre lo blanco,
Estás lejos
De todo mundo
Y todo es inevitablemente tuyo.
Inevitable
Es tu tristeza
Y la calidez
De los dedos de tus manos,
Y el sonido apacible
De tus palabras
Joviales,
Y la lejanía
De tus ojos.
1909
("el instante maravilloso, poesía rusa del siglo xx", trad. de jorge bustamante garcía, unam, méxico, 2004)
Tu rostro
Es lo más tierno entre lo tierno,
Tu mano
Es lo más blanco entre lo blanco,
Estás lejos
De todo mundo
Y todo es inevitablemente tuyo.
Inevitable
Es tu tristeza
Y la calidez
De los dedos de tus manos,
Y el sonido apacible
De tus palabras
Joviales,
Y la lejanía
De tus ojos.
1909
("el instante maravilloso, poesía rusa del siglo xx", trad. de jorge bustamante garcía, unam, méxico, 2004)
lunes, 7 de diciembre de 2015
Fabio Morábito (1955 )
Siempre me piden poemas inéditos
Siempre me piden poemas inéditos.
Nadie lee poesía
pero me piden poemas inéditos.
Para la revista, el periódico, el performance,
el encuentro, el homenaje, la velada:
un poema, por favor, pero inédito.
Como si supieran de memoria lo que he escrito.
Como si estuvieran colmados de mi poesía
y ahora necesitaran algo inédito.
La poesía siempre es inédita, dijo el poeta en un poema,
pero ellos lo ignoran porque no leen poesía,
sólo piden poemas inéditos.
("el hombre aproximativo")
Siempre me piden poemas inéditos.
Nadie lee poesía
pero me piden poemas inéditos.
Para la revista, el periódico, el performance,
el encuentro, el homenaje, la velada:
un poema, por favor, pero inédito.
Como si supieran de memoria lo que he escrito.
Como si estuvieran colmados de mi poesía
y ahora necesitaran algo inédito.
La poesía siempre es inédita, dijo el poeta en un poema,
pero ellos lo ignoran porque no leen poesía,
sólo piden poemas inéditos.
("el hombre aproximativo")
domingo, 6 de diciembre de 2015
Germán Carrasco (1971 )
Con tus propios ojos
Una pareja se emborracha en el cementerio.
Cubren con un abrigo el mármol de una tumba
sobre la que hacen el amor a hurtadillas
mientras presienten a los muertos.
Una pareja se ama en el cementerio.
Cubren con un abrigo el nombre de una tumba
sobre la que se emborrachan a hurtadillas
mientras escuchan a los pájaros.
Una pareja se emborracha y se ama en el cementerio,
Por miedo (y para hacer el amor sobre algo tibio)
cubren el nombre y el mármol de una tumba
("el hombre aproximativo.blogspot")
Una pareja se emborracha en el cementerio.
Cubren con un abrigo el mármol de una tumba
sobre la que hacen el amor a hurtadillas
mientras presienten a los muertos.
Una pareja se ama en el cementerio.
Cubren con un abrigo el nombre de una tumba
sobre la que se emborrachan a hurtadillas
mientras escuchan a los pájaros.
Una pareja se emborracha y se ama en el cementerio,
Por miedo (y para hacer el amor sobre algo tibio)
cubren el nombre y el mármol de una tumba
("el hombre aproximativo.blogspot")
sábado, 5 de diciembre de 2015
Joseph Brodsky (1940/1996 )
Artículo para la Enciclopedia
Miserable y magnífico país.
Colinda al este y al oeste con las playas
de dos océanos. En medio las montañas,
densos bosques, llanuras de caliza, altiplanicies
y chozas campesinas. Al sur las selvas
y las ruinas de imponentes pirámides.
Hacia el norte se extienden plantíos y cowboys
que se esconden con muy poca fortuna en los EE UU
y permiten dilatarnos un poco en el comercio.
Aquí se exporta mucha marihuana, metales no ferrosos
y un café regular,
puros que llevan con orgullo el nombre de Corona
y baratijas que hacen artesanos locales.
(Nubes, debo añadir). Se importa
lo de siempre, y, por supuesto, rifles.
Si se tienen bastantes
es un poco más fácil construir el Estado.
Aunque la historia del país es triste,
no se puede decir que sea exclusiva. Se insiste
en que el peor desastre fueron los españoles
y el exterminio despiadado de la antigua
civilización azteca –es la versión
llana y local del trauma de la Horda Dorada.
Con una diferencia: los españoles
sí les quitaron su montón de oro.
Es República hoy día. Una bandera
tricolor ondea en el palacio
presidencial. La Constitución es excelente.
El texto, con las marcas de muchos dictadores,
yace como un tesoro dentro
de la Biblioteca Nacional, a salvo tras un vidrio verde
a prueba de balas –el mismo, es de notar
que adaptaron al Rolls Royce del Presidente.
Ese cristal es lo que nos permite
una ojeada al futuro. Para entonces la gente
aumentará sin duda. Los peones
se afanarán rítmicamente con la azada
bajo un quemante sol. Algún hombre de lentes
hojeará con tristeza a Marx en un café.
Y en la piedra una pequeña lagartija
alzando la cabeza contemplará pasiva
allá en lo azul
el vuelo de una nave espacial.
("el hombre aproximativo", sin cr. al traductor)
Miserable y magnífico país.
Colinda al este y al oeste con las playas
de dos océanos. En medio las montañas,
densos bosques, llanuras de caliza, altiplanicies
y chozas campesinas. Al sur las selvas
y las ruinas de imponentes pirámides.
Hacia el norte se extienden plantíos y cowboys
que se esconden con muy poca fortuna en los EE UU
y permiten dilatarnos un poco en el comercio.
Aquí se exporta mucha marihuana, metales no ferrosos
y un café regular,
puros que llevan con orgullo el nombre de Corona
y baratijas que hacen artesanos locales.
(Nubes, debo añadir). Se importa
lo de siempre, y, por supuesto, rifles.
Si se tienen bastantes
es un poco más fácil construir el Estado.
Aunque la historia del país es triste,
no se puede decir que sea exclusiva. Se insiste
en que el peor desastre fueron los españoles
y el exterminio despiadado de la antigua
civilización azteca –es la versión
llana y local del trauma de la Horda Dorada.
Con una diferencia: los españoles
sí les quitaron su montón de oro.
Es República hoy día. Una bandera
tricolor ondea en el palacio
presidencial. La Constitución es excelente.
El texto, con las marcas de muchos dictadores,
yace como un tesoro dentro
de la Biblioteca Nacional, a salvo tras un vidrio verde
a prueba de balas –el mismo, es de notar
que adaptaron al Rolls Royce del Presidente.
Ese cristal es lo que nos permite
una ojeada al futuro. Para entonces la gente
aumentará sin duda. Los peones
se afanarán rítmicamente con la azada
bajo un quemante sol. Algún hombre de lentes
hojeará con tristeza a Marx en un café.
Y en la piedra una pequeña lagartija
alzando la cabeza contemplará pasiva
allá en lo azul
el vuelo de una nave espacial.
("el hombre aproximativo", sin cr. al traductor)
viernes, 4 de diciembre de 2015
Marguerite Duras (1914/1996 )
Cirrosis
He vivido sola con el alcohol durante veranos enteros, en Neauphle. La gente venía los fines de semana. Durante la semana estaba sola en la gran casa, y allí el alcohol adquirió todo su sentido. El alcohol hace resonar la soledad y termina por hacer que se lo prefiera antes que cualquier otra cosa. Beber no es obligatoriamente querer morir, no. Pero uno no puede beber sin pensar que se mata. Vivir con el alcohol es vivir con la muerte al alcance de la mano. Lo que impide que uno se mate cuando está loco de la embriaguez alcohólica, es la idea de que, una vez muerto, no beberá más. Empecé a beber en las fiestas, en las reuniones políticas, primero vino y luego whisky. Y luego, a los cuarenta y un años, encontré a alguien que le gustaba de verdad el alcohol y que bebía cada día, pero razonablemente. Lo superé en seguida.Esto duró diez años. Hasta la cirrosis y los vómitos de sangre.
("el hombre aproximativo.blogspot", trad. miguel parra)
He vivido sola con el alcohol durante veranos enteros, en Neauphle. La gente venía los fines de semana. Durante la semana estaba sola en la gran casa, y allí el alcohol adquirió todo su sentido. El alcohol hace resonar la soledad y termina por hacer que se lo prefiera antes que cualquier otra cosa. Beber no es obligatoriamente querer morir, no. Pero uno no puede beber sin pensar que se mata. Vivir con el alcohol es vivir con la muerte al alcance de la mano. Lo que impide que uno se mate cuando está loco de la embriaguez alcohólica, es la idea de que, una vez muerto, no beberá más. Empecé a beber en las fiestas, en las reuniones políticas, primero vino y luego whisky. Y luego, a los cuarenta y un años, encontré a alguien que le gustaba de verdad el alcohol y que bebía cada día, pero razonablemente. Lo superé en seguida.Esto duró diez años. Hasta la cirrosis y los vómitos de sangre.
("el hombre aproximativo.blogspot", trad. miguel parra)
jueves, 3 de diciembre de 2015
Raúl Gómez Jattin (1945/1997 )
El dios que adora
Son un dios en mi pueblo y mi valle
No porque me adoren Sino porque yo lo hago
Porque me inclino ante quien me regala
unas granadillas o una sonrisa de su heredad
O porque voy donde sus habitantes recios
a mendigar una moneda o una camisa y me la dan
Porque vigilo el cielo con ojos de gavilán
y lo nombro en mis versos Porque soy solo
Porque dormí siete meses en una mecedora
y cinco en las aceras de una ciudad
Porque a la riqueza miro de perfil
mas no con odio Porque amo a quien ama
Porque sé cultivar naranjos y vegetales
aún en la canícula Porque tengo un compadre
a quien le bauticé todos los hijos y el matrimonio
Porque no soy bueno de una manera conocida
Porque amo los pájaros y la lluvia y su intemperie
que me lava el alma Porque nací en mayo
Porque mi madre me abandonó cuando
precisamente
más la necesitaba Porque cuando estoy enfermo
voy al hospital de caridad Porque sobre todo
respeto solo al que lo hace conmigo Al que trabaja
cada día un pan amargo y solitario y disputado
como estos versos míos que le robo a la muerte.
("el hombre aproximativo")
Son un dios en mi pueblo y mi valle
No porque me adoren Sino porque yo lo hago
Porque me inclino ante quien me regala
unas granadillas o una sonrisa de su heredad
O porque voy donde sus habitantes recios
a mendigar una moneda o una camisa y me la dan
Porque vigilo el cielo con ojos de gavilán
y lo nombro en mis versos Porque soy solo
Porque dormí siete meses en una mecedora
y cinco en las aceras de una ciudad
Porque a la riqueza miro de perfil
mas no con odio Porque amo a quien ama
Porque sé cultivar naranjos y vegetales
aún en la canícula Porque tengo un compadre
a quien le bauticé todos los hijos y el matrimonio
Porque no soy bueno de una manera conocida
Porque amo los pájaros y la lluvia y su intemperie
que me lava el alma Porque nací en mayo
Porque mi madre me abandonó cuando
precisamente
más la necesitaba Porque cuando estoy enfermo
voy al hospital de caridad Porque sobre todo
respeto solo al que lo hace conmigo Al que trabaja
cada día un pan amargo y solitario y disputado
como estos versos míos que le robo a la muerte.
("el hombre aproximativo")
miércoles, 2 de diciembre de 2015
Blanca Varela (1926/2009 )
Elegía
Amo la sombra y su desierto, pues en ella habitas y allí
sonríen tus fríos labios. Tus negras mejillas arden como
las más hermosas lámparas cuando ciego y violento
arrojas tus ojos en llamas sobre el mar.
Allí eres perseguido. Huyes como un río del invierno, a
través de helados bosques. En tu garganta herida por la
luz crece una flor de nieve.
Te veo emerger puro de los palacios en ruinas. Reposa
tu cabeza, tu pecho oscurecido por la humedad nocturna,
el dulce orín que invade tus cabellos, el duro aceite
que mana de tus ojos vacíos.
("ese puerto existe", ed. uv-xalapa, veracruz, 2003, 2a. ed.)
Amo la sombra y su desierto, pues en ella habitas y allí
sonríen tus fríos labios. Tus negras mejillas arden como
las más hermosas lámparas cuando ciego y violento
arrojas tus ojos en llamas sobre el mar.
Allí eres perseguido. Huyes como un río del invierno, a
través de helados bosques. En tu garganta herida por la
luz crece una flor de nieve.
Te veo emerger puro de los palacios en ruinas. Reposa
tu cabeza, tu pecho oscurecido por la humedad nocturna,
el dulce orín que invade tus cabellos, el duro aceite
que mana de tus ojos vacíos.
("ese puerto existe", ed. uv-xalapa, veracruz, 2003, 2a. ed.)
martes, 1 de diciembre de 2015
Anne Sexton (1928/1974 )
Nosotros
Yo estaba envuelta en pieles
negras y blancas y
vos me deshiciste y después
me pusiste sobre una luz dorada
y después me coronaste,
mientras detrás de la puerta
la nieve caía en dardos diagonales.
Mientras diez centímetros de nieve
se apilaban como estrellas
en pequeños fragmentos de calcio,
estábamos en nuestros propios cuerpos
(esta habitación nos enterrará)
y vos estabas en mi cuerpo
(esta habitación vivirá más que nosotros)
y primero froté tus pies
secándolos con una toalla
entonces fui tu esclava
y después me llamaste princesa.
¡Princesa!
Oh, entonces
me levanté en mi piel dorada
y tiré los salmos
y tiré la ropa
y me soltaste el freno
y me soltaste las riendas
y me solté los botones,
los huesos, las confusiones,
las postales de Nueva Inglaterra,
las noches de enero a las diez,
y nos alzamos como trigo,
acre sobre acre de oro,
y cosechamos,
cosechamos.
("emma gunst.blogspot", versión de noelia palma)
Yo estaba envuelta en pieles
negras y blancas y
vos me deshiciste y después
me pusiste sobre una luz dorada
y después me coronaste,
mientras detrás de la puerta
la nieve caía en dardos diagonales.
Mientras diez centímetros de nieve
se apilaban como estrellas
en pequeños fragmentos de calcio,
estábamos en nuestros propios cuerpos
(esta habitación nos enterrará)
y vos estabas en mi cuerpo
(esta habitación vivirá más que nosotros)
y primero froté tus pies
secándolos con una toalla
entonces fui tu esclava
y después me llamaste princesa.
¡Princesa!
Oh, entonces
me levanté en mi piel dorada
y tiré los salmos
y tiré la ropa
y me soltaste el freno
y me soltaste las riendas
y me solté los botones,
los huesos, las confusiones,
las postales de Nueva Inglaterra,
las noches de enero a las diez,
y nos alzamos como trigo,
acre sobre acre de oro,
y cosechamos,
cosechamos.
("emma gunst.blogspot", versión de noelia palma)
lunes, 30 de noviembre de 2015
E. M. Cioran (1911/1995 )
El vino
El vino ha hecho más por acercar los hombres a Dios que la teología. Hace tiempo que los borrachos tristes -¿y los hay que no lo sean?- han superado a los eremitas.
("de lágrimas y de santos", tusquets, méxico, 1986, trad. rafael panizo)
El vino ha hecho más por acercar los hombres a Dios que la teología. Hace tiempo que los borrachos tristes -¿y los hay que no lo sean?- han superado a los eremitas.
("de lágrimas y de santos", tusquets, méxico, 1986, trad. rafael panizo)
domingo, 29 de noviembre de 2015
Uriel Martínez (1950 )
Yo me digo
Tengo en casa dos maletas,
una para viajes largos
y la otra para viajes
breves.
Una entra en los planes
de una semana de asueto
y la segunda para fines
relámpago.
La valija grande se
asemeja a mi cuerpo
donde acomodo ropa limpia
y otros enseres.
Ambas contienen
compartimentos imaginarios,
sólo así empaco libros,
colirios e hilo dental.
Si es temporada de fiestas
tendrán espacio ánforas
de alcohol, serpentinas
y confetti, por ejemplo.
Habrá maletas con el equilibrio
exacto, el peso justo, la armonía
de colores, pero hay también
otras para el derrumbe.
Estas últimas permanecen
por temporadas oscuras
en rincones húmedos,
olvidadas.
A veces cuerpos y equipaje
coinciden en golpes de suerte
para giras de largo aliento,
pero no es frecuente.
Tengo en casa dos maletas,
una para viajes largos
y la otra para viajes
breves.
Una entra en los planes
de una semana de asueto
y la segunda para fines
relámpago.
La valija grande se
asemeja a mi cuerpo
donde acomodo ropa limpia
y otros enseres.
Ambas contienen
compartimentos imaginarios,
sólo así empaco libros,
colirios e hilo dental.
Si es temporada de fiestas
tendrán espacio ánforas
de alcohol, serpentinas
y confetti, por ejemplo.
Habrá maletas con el equilibrio
exacto, el peso justo, la armonía
de colores, pero hay también
otras para el derrumbe.
Estas últimas permanecen
por temporadas oscuras
en rincones húmedos,
olvidadas.
A veces cuerpos y equipaje
coinciden en golpes de suerte
para giras de largo aliento,
pero no es frecuente.
sábado, 28 de noviembre de 2015
Bruce Chatwin (1940/1989 )
El final
La esposa
"El anciano le miró la palma y palideció -cuenta Elizabeth-. Bruce tuvo un terrible presentimiento de mortalidad."
Él
"No soporto los submarinos. Una vez me subí a uno que salió de Plymouth. Padezco claustrfobia: siento lo mismo al oír un chasquido de la puerta de un avión al cerrarse."
Vietnam
"Hace quince años, con Vietnam en su apogeo, me di cuenta de cómo utilizaban los políticos supuestos ´hechos´de nuestro pasado evolutivo para justificar sus miserias. Entre esos ´hechos´estaba la idea de que en sus inicios la especie humana era caníbal y estaba sedienta de sangre."
("bajo el sol, las cartas de bruce chatwin", ed. sexto piso, méxico, 2012, trad. de ismael attrache y carlos mayor)
La esposa
"El anciano le miró la palma y palideció -cuenta Elizabeth-. Bruce tuvo un terrible presentimiento de mortalidad."
Él
"No soporto los submarinos. Una vez me subí a uno que salió de Plymouth. Padezco claustrfobia: siento lo mismo al oír un chasquido de la puerta de un avión al cerrarse."
Vietnam
"Hace quince años, con Vietnam en su apogeo, me di cuenta de cómo utilizaban los políticos supuestos ´hechos´de nuestro pasado evolutivo para justificar sus miserias. Entre esos ´hechos´estaba la idea de que en sus inicios la especie humana era caníbal y estaba sedienta de sangre."
("bajo el sol, las cartas de bruce chatwin", ed. sexto piso, méxico, 2012, trad. de ismael attrache y carlos mayor)
viernes, 27 de noviembre de 2015
Jorge Aulicino (1949 )
A un soldado español caído en el combate del 3 de febrero
La muerte que te embiste con reflejos de plata
y acero se nutrió de tus olivos y lleva su color.
Pero son de ella la soledad de estos ríos,
los ríos que no cambian aunque Heráclito sueña lo contrario.
La soledad de los ríos y las reses, el opaco lomo del agua,
el temblor untuoso y socavado entre los pastos húmedos,
un temblor, una sombra gótica en cualquier bajío,
la microscópica amenaza: insectos negros armados como torres.
Su acero fulge en aras de un horizonte sin Borbones,
aun con los colores de su escudo. Qué inextricables sin embargo
para vos sus motivos,
este desierto duro y tenue, los sauces,
la canción de la pampa llena de entrelíneas, la paz hosca del ladrillo,
la cal de sus siestas, que sella todo.
("caína bella.blogspot")
La muerte que te embiste con reflejos de plata
y acero se nutrió de tus olivos y lleva su color.
Pero son de ella la soledad de estos ríos,
los ríos que no cambian aunque Heráclito sueña lo contrario.
La soledad de los ríos y las reses, el opaco lomo del agua,
el temblor untuoso y socavado entre los pastos húmedos,
un temblor, una sombra gótica en cualquier bajío,
la microscópica amenaza: insectos negros armados como torres.
Su acero fulge en aras de un horizonte sin Borbones,
aun con los colores de su escudo. Qué inextricables sin embargo
para vos sus motivos,
este desierto duro y tenue, los sauces,
la canción de la pampa llena de entrelíneas, la paz hosca del ladrillo,
la cal de sus siestas, que sella todo.
("caína bella.blogspot")
jueves, 26 de noviembre de 2015
Miguel Ángel Petrecca (1979 )
Será posible entonces
Será posible entonces que todo cobre sentido de repente,
como si agarraras diez años de tu vida y batiéndolos con rapidez
los volcaras en el formato preexistente de una novela?
No es tan fácil, parecen repetir, una y otra vez,
hombres que miran desde la ventanilla de un bar.
Ellos también se hicieron la misma pregunta antes,
mucho antes de que en vos siquiera naciera el germen
de esta fuerza que te obliga a caminar en redondo.
Algunos, tras responder negativamente,
dedicaron otra década a amaestrar un perro,
cultivar tomates en el jardín de su casa o convertirse
en coleccionistas de un objeto antiguo y anodino.
Cuando más tarde volvieron con ímpetu a la carga
buscaban mentalmente moldes donde verter su vida:
diez años acá, cinco allá, veinte años en una frontera.
Sin embargo, el problema no era de forma sino de fondo.
No estaba, como el vino, añejándose en una bodega profunda
la experiencia, esperando el momento del descorche;
había escapado, quién sabe bien cuándo y por qué orificio,
dejando en su lugar como un inmenso depósito
donde flota, sin llegar a evocar nada, un perfume familiar.
("el poeta ocasional.blogspot")
Será posible entonces que todo cobre sentido de repente,
como si agarraras diez años de tu vida y batiéndolos con rapidez
los volcaras en el formato preexistente de una novela?
No es tan fácil, parecen repetir, una y otra vez,
hombres que miran desde la ventanilla de un bar.
Ellos también se hicieron la misma pregunta antes,
mucho antes de que en vos siquiera naciera el germen
de esta fuerza que te obliga a caminar en redondo.
Algunos, tras responder negativamente,
dedicaron otra década a amaestrar un perro,
cultivar tomates en el jardín de su casa o convertirse
en coleccionistas de un objeto antiguo y anodino.
Cuando más tarde volvieron con ímpetu a la carga
buscaban mentalmente moldes donde verter su vida:
diez años acá, cinco allá, veinte años en una frontera.
Sin embargo, el problema no era de forma sino de fondo.
No estaba, como el vino, añejándose en una bodega profunda
la experiencia, esperando el momento del descorche;
había escapado, quién sabe bien cuándo y por qué orificio,
dejando en su lugar como un inmenso depósito
donde flota, sin llegar a evocar nada, un perfume familiar.
("el poeta ocasional.blogspot")
miércoles, 25 de noviembre de 2015
Carilda Oliver Labra (1924 )
Me desordeno, amor, me desordeno
me desordeno, amor, me desordeno
cuando voy en tu boca, demorada;
y casi sin por qué, casi por nada,
te toco con la punta de mi seno.
Te toco con la punta de mi seno
y con mi soledad desamparada;
y acaso sin estar enamorada;
me desordeno, amor, me desordeno.
Y mi suerte de fruta respetada
arde en tu mano lúbrica y turbada
como una mal promesa de veneno;
y aunque quiero besarte arrodillada,
cuando voy en tu boca, demorada,
me desordeno, amor, me desordeno.
me desordeno, amor, me desordeno
cuando voy en tu boca, demorada;
y casi sin por qué, casi por nada,
te toco con la punta de mi seno.
Te toco con la punta de mi seno
y con mi soledad desamparada;
y acaso sin estar enamorada;
me desordeno, amor, me desordeno.
Y mi suerte de fruta respetada
arde en tu mano lúbrica y turbada
como una mal promesa de veneno;
y aunque quiero besarte arrodillada,
cuando voy en tu boca, demorada,
me desordeno, amor, me desordeno.
("inmaculada decepción.blogspot")
martes, 24 de noviembre de 2015
Rubén Bonifaz Nuño (1923–2013)
Fuego de pobres
34
Ha llegado el olor, el filo
de su dental caricia, la preciosa
amarga flor nocturna: madre nuestra,
collar que junta nuestros cuellos.
Y voy como embriagado, como en dicha,
como herido me llevan; como sueño
póstumo al despertar, como si hubiera
bebido hasta embriagarme, estoy viviendo.
Como en vino saciado.
¿Dónde el agobio, dónde la pobreza?
Era, de pronto, levantarse
descalzo y con temor, y a media noche,
y a recorrer la casa despoblada
-yo mismo el enemigo- con la inútil
esperanza de que fuera sólo
un paso de ladrón el escuchado.
Mujer salobre y única,
desnuda irresistiblemente,
que camina, simplísima y desnuda
debajo de sus ropas, madurando
la cosecha de aceites y de humo.
Único día de la vida.
Como en halo de lámpara,
como en regazo tuyo, como en tibio
paladar, sujetado, me someto;
librado a la fortuna, reconquisto
mis brazos y mis deudas, y levanto
mi victoria terrestre.
Yo te regalo ahora
lo que me liga a ti; yo me pregunto,
en medio, qué seguimos; qué pretende
tu corazón
Acaso yo te miro
en verdad; acaso donde el siempre
y el nunca vuelven comprensibles
la granada y el orden de las uvas,
y el gregario esplendor de la mazorca,
y la miel colectiva.
No sin trabajo y guerra me divido
por dentro, y tú me asilas y reúnes
debajo de tu brazo. Y no es en vano.
(´´fuego de pobres´´, fce, méxico, 2007)
34
Ha llegado el olor, el filo
de su dental caricia, la preciosa
amarga flor nocturna: madre nuestra,
collar que junta nuestros cuellos.
Y voy como embriagado, como en dicha,
como herido me llevan; como sueño
póstumo al despertar, como si hubiera
bebido hasta embriagarme, estoy viviendo.
Como en vino saciado.
¿Dónde el agobio, dónde la pobreza?
Era, de pronto, levantarse
descalzo y con temor, y a media noche,
y a recorrer la casa despoblada
-yo mismo el enemigo- con la inútil
esperanza de que fuera sólo
un paso de ladrón el escuchado.
Mujer salobre y única,
desnuda irresistiblemente,
que camina, simplísima y desnuda
debajo de sus ropas, madurando
la cosecha de aceites y de humo.
Único día de la vida.
Como en halo de lámpara,
como en regazo tuyo, como en tibio
paladar, sujetado, me someto;
librado a la fortuna, reconquisto
mis brazos y mis deudas, y levanto
mi victoria terrestre.
Yo te regalo ahora
lo que me liga a ti; yo me pregunto,
en medio, qué seguimos; qué pretende
tu corazón
Acaso yo te miro
en verdad; acaso donde el siempre
y el nunca vuelven comprensibles
la granada y el orden de las uvas,
y el gregario esplendor de la mazorca,
y la miel colectiva.
No sin trabajo y guerra me divido
por dentro, y tú me asilas y reúnes
debajo de tu brazo. Y no es en vano.
(´´fuego de pobres´´, fce, méxico, 2007)
lunes, 23 de noviembre de 2015
Rosario Castellanos (1925-1974 )
Límite
Aquí, bajo esta rama, puedes hablar de amor.
Más allá es la ley, es la necesidad,
la pista de la fuerza, el coto del terror,
el feudo del castigo.
Más allá, no.
(´´la ficción del olvido.blogspot´´)
Aquí, bajo esta rama, puedes hablar de amor.
Más allá es la ley, es la necesidad,
la pista de la fuerza, el coto del terror,
el feudo del castigo.
Más allá, no.
(´´la ficción del olvido.blogspot´´)
domingo, 22 de noviembre de 2015
Kenneth Rexroth (1905-1982 )
Ciervo
Los ciervos son mansos y gráciles
y tienen unos ojos hermosos.
No hieren a nadie más que a sí mismos,
los machos, y sólo por amor.
Los hombres han inventado varios
miles de maneras de matarlos.
(´´otra iglesia es imposible´´, versión de junio gonzález)
Los ciervos son mansos y gráciles
y tienen unos ojos hermosos.
No hieren a nadie más que a sí mismos,
los machos, y sólo por amor.
Los hombres han inventado varios
miles de maneras de matarlos.
(´´otra iglesia es imposible´´, versión de junio gonzález)
sábado, 21 de noviembre de 2015
Oliverio Girondo (1891/1967 )
Otro nocturno
La luna, como la esfera luminosa del reloj de un edificio
público.
¡Faroles enfermos de ictericia! ¡Faroles con gorras de
“apache”, que fuman un cigarrillo en las esquinas!
¡Canto humilde y humillado de los mingitorios cansados
de cantar! Y silencio de las estrellas, sobre el asfalto
humedecido!
¿Por qué, a veces, sentiremos una tristeza parecida a la
de un par de medias tirado en un rincón?, y ¿por qué, a
veces, nos interesará tanto el partido de pelota que el eco
de nuestros pasos juega en la pared?
Noches en las que nos disimulamos bajo la sombra de los
árboles, de miedo de que las casas se despierten de pronto
y nos vean pasar, y en las que el único consuelo es la
seguridad de que nuestra cama nos espera, con las velas
tendidas hacia un país mejor.
("rua das petras.blogspot")
La luna, como la esfera luminosa del reloj de un edificio
público.
¡Faroles enfermos de ictericia! ¡Faroles con gorras de
“apache”, que fuman un cigarrillo en las esquinas!
¡Canto humilde y humillado de los mingitorios cansados
de cantar! Y silencio de las estrellas, sobre el asfalto
humedecido!
¿Por qué, a veces, sentiremos una tristeza parecida a la
de un par de medias tirado en un rincón?, y ¿por qué, a
veces, nos interesará tanto el partido de pelota que el eco
de nuestros pasos juega en la pared?
Noches en las que nos disimulamos bajo la sombra de los
árboles, de miedo de que las casas se despierten de pronto
y nos vean pasar, y en las que el único consuelo es la
seguridad de que nuestra cama nos espera, con las velas
tendidas hacia un país mejor.
("rua das petras.blogspot")
viernes, 20 de noviembre de 2015
Macky Corbalán (1963/ 2014 )
Poema
Acaricio su rostro con el pie.
Su piel es fresca,
aun cuando afuera
puede oírse el alarido del aire
incendiándose.
Ahora interpone su cuerpo
entre la lámpara
y esto que la mira,
entonces la luz es una forma,
una delicada ondulación de la carne,
un eclipse presentido
y esperado por siglos.
("el placard", blog de sandra toro)
Acaricio su rostro con el pie.
Su piel es fresca,
aun cuando afuera
puede oírse el alarido del aire
incendiándose.
Ahora interpone su cuerpo
entre la lámpara
y esto que la mira,
entonces la luz es una forma,
una delicada ondulación de la carne,
un eclipse presentido
y esperado por siglos.
("el placard", blog de sandra toro)
jueves, 19 de noviembre de 2015
Samuel Vásquez (1949 )
Llega a la tierra prometida
Llega a la tierra prometida y no levanta allí su casa;
reconoce que dios la ha engañado de nuevo. Llega a la
belleza y quiebra su espejo; sabe que ese no es su
destino. Llega a la verdad y no se amaña allí; echa sobre
sus hombros la pesada carga e inventa un sendero hacia
lo inefable con su lámpara de oscuridad. Llega al
domingo y no descansa entonces; ama su pie errante.
Adelantada a sus propios pasos, invisible y umbría, no
posee luz propia pero sabe encender el fuego. Sin fe en
el camino, cuanto más se aleja más cerca está del
comienzo, hasta alcanzarse a sí misma por la espalda,
pero no se reconoce. No mira hacia el horizonte que la
llama. No vuelve la cabeza para reconocer el sendero de
sal. Su rostro desaparece entre la bruma. Su equívoco
pie importa nada. Camina con zapatos de felpa entre el
simún, para que su rastro no pueda ser seguido. Sólo el
orden del polvo que ha levantado en su errancia
estremecida es lo que queda. Para evitar explicaciones se
defiende con olvido. La poesía.
("las elecciones afectivas")
Llega a la tierra prometida y no levanta allí su casa;
reconoce que dios la ha engañado de nuevo. Llega a la
belleza y quiebra su espejo; sabe que ese no es su
destino. Llega a la verdad y no se amaña allí; echa sobre
sus hombros la pesada carga e inventa un sendero hacia
lo inefable con su lámpara de oscuridad. Llega al
domingo y no descansa entonces; ama su pie errante.
Adelantada a sus propios pasos, invisible y umbría, no
posee luz propia pero sabe encender el fuego. Sin fe en
el camino, cuanto más se aleja más cerca está del
comienzo, hasta alcanzarse a sí misma por la espalda,
pero no se reconoce. No mira hacia el horizonte que la
llama. No vuelve la cabeza para reconocer el sendero de
sal. Su rostro desaparece entre la bruma. Su equívoco
pie importa nada. Camina con zapatos de felpa entre el
simún, para que su rastro no pueda ser seguido. Sólo el
orden del polvo que ha levantado en su errancia
estremecida es lo que queda. Para evitar explicaciones se
defiende con olvido. La poesía.
("las elecciones afectivas")
miércoles, 18 de noviembre de 2015
Amelia Biagioni (1916/2000 )
Me propuse ser alguien
Me propuse ser alguien,
tener y dar
horizonte propio
y persona.
Mendigué hasta alcanzar un cuarto vivo.
Firmé el aire, las sábanas
y la escritura.
Organicé la luz, las horas,
dicté las jerarquías,
moví los sitios, las orillas,
los elementos quietos,
los movimientos y los ruidos.
Abrí la puerta
y entraron ceremonias
y el coro
y el azar
y me rodearon.
Y entró el solista,
me enhebró con un hilo azul,
me dio una oculta condición de fábula
y un oficio visible y errabundo
de hierba recorriendo las criaturas.
Y la fiesta brilló sobre su música
a lo largo del día.
Pero llegó la noche
y floté sola entre penumbras y enemigos.
Maderas, grifos,
alfombras, rincones, cristales,
todas las cosas levantaron sus leyes,
sus dinastías,
sus personas,
devoraron
mi argumento de vida,
mi sonido,
mi calor,
y me echaron.
Detrás de mí se acerrojó la puerta.
("la mirada del lobo", blog de andrés varas)
Me propuse ser alguien,
tener y dar
horizonte propio
y persona.
Mendigué hasta alcanzar un cuarto vivo.
Firmé el aire, las sábanas
y la escritura.
Organicé la luz, las horas,
dicté las jerarquías,
moví los sitios, las orillas,
los elementos quietos,
los movimientos y los ruidos.
Abrí la puerta
y entraron ceremonias
y el coro
y el azar
y me rodearon.
Y entró el solista,
me enhebró con un hilo azul,
me dio una oculta condición de fábula
y un oficio visible y errabundo
de hierba recorriendo las criaturas.
Y la fiesta brilló sobre su música
a lo largo del día.
Pero llegó la noche
y floté sola entre penumbras y enemigos.
Maderas, grifos,
alfombras, rincones, cristales,
todas las cosas levantaron sus leyes,
sus dinastías,
sus personas,
devoraron
mi argumento de vida,
mi sonido,
mi calor,
y me echaron.
Detrás de mí se acerrojó la puerta.
("la mirada del lobo", blog de andrés varas)
martes, 17 de noviembre de 2015
Homero Pumarol (1971 )
Poem
Papá dijo
si vas a leer
tus poemas en público
y encima te van a pagar
cómprate una camisa blanca
mangas largas
y cuando termines
cobra y desaparece
procura emborracharte
lejos de quien escuche
tus versos
no vayan a creer que la poesía
tiene algo que ver contigo.
("la mirada del lobo", blog de andrés varas)
Papá dijo
si vas a leer
tus poemas en público
y encima te van a pagar
cómprate una camisa blanca
mangas largas
y cuando termines
cobra y desaparece
procura emborracharte
lejos de quien escuche
tus versos
no vayan a creer que la poesía
tiene algo que ver contigo.
("la mirada del lobo", blog de andrés varas)
lunes, 16 de noviembre de 2015
Gloria Trinidad (1968 )
Dos cartas a Lucio
2
A mitad de la vida
uno debería poder
encamarse con su memoria
una mitad para entender
una mitad para contar
es un buen acuerdo
pero si te dieron por muerto
si resucitaste por milagro
a mitad de la vida
si cuando tendrías que ser más sabio
has perdido
la facultad de nombrar
porque no distingues ya la virtud
del vicio, la verdad
de la mentira,
porque demasiadas veces
has visto cómo intercambiaban
sus motes,
cómo se parecen
sus máscaras mortuorias,
entonces
tienes trabajo todavía
armar un arca
introducir en ella
una a una las parejas de palabras
con sus significados nuevos
para que el diluvio
si otra vez llega
no te pille por sorpresa.
("la mirada del lobo", blog de andrés varas)
2
A mitad de la vida
uno debería poder
encamarse con su memoria
una mitad para entender
una mitad para contar
es un buen acuerdo
pero si te dieron por muerto
si resucitaste por milagro
a mitad de la vida
si cuando tendrías que ser más sabio
has perdido
la facultad de nombrar
porque no distingues ya la virtud
del vicio, la verdad
de la mentira,
porque demasiadas veces
has visto cómo intercambiaban
sus motes,
cómo se parecen
sus máscaras mortuorias,
entonces
tienes trabajo todavía
armar un arca
introducir en ella
una a una las parejas de palabras
con sus significados nuevos
para que el diluvio
si otra vez llega
no te pille por sorpresa.
("la mirada del lobo", blog de andrés varas)
domingo, 15 de noviembre de 2015
Uriel Martínez (1950 )
Las agujas
1.
Buenas tardes. Cuando me pidieron en matrimonio, la abuela decidió enseñarme a hacer colchas con retazos de ropa vieja. Así, pude unir parches de faldas de estrellitas con mascadas de tulipanes; perneras de pana del abuelo con bolsas traseras de Levis del tío Pecas, muerto en Denver.
2.
Así pasaron los años y murió la abuela. También mi suegra me enseñó a convertir un tapete de lana en babero, zapatitos y guantes para mis recién nacidos: Cástor y Pólux. Eso que ahora le llaman reciclaje. También aprendí a convertir calcetas en bufandas, bufandas en pasamontañas, cubrecamas y carpetas en chanclas para embarazadas. Hasta que me ganó la artritis, la ceguera y el Parkinson. Herencia de familia.
3.
Sé que un día seguiré los últimos pasos de la abuela. Por lo mismo quiero confesar por vez primera un secreto: ya encaminada en el quehacer de las colchas de parches y retazos, empecé a hacer rellenos de pelo de caballo, de oveja y yeguas; unos para las noches de luna llena, otros para cuando el hombre se ausenta de casa por temporadas largas y los otros para aquellas que les llega el celo y no hallan con quién descargarlo.
4.
Provengo de un tronco familiar de viudas jóvenes. Y cuando me llegó ese trance, decidí prenderle fuego a mi colección de cobertores, colchas y sábanas elaboradas con parches diversos. Creo que renuncié a tiempo a un hechizo -también- heredado de familia, antes de empezar a perder gradualmente facultades.
1.
Buenas tardes. Cuando me pidieron en matrimonio, la abuela decidió enseñarme a hacer colchas con retazos de ropa vieja. Así, pude unir parches de faldas de estrellitas con mascadas de tulipanes; perneras de pana del abuelo con bolsas traseras de Levis del tío Pecas, muerto en Denver.
2.
Así pasaron los años y murió la abuela. También mi suegra me enseñó a convertir un tapete de lana en babero, zapatitos y guantes para mis recién nacidos: Cástor y Pólux. Eso que ahora le llaman reciclaje. También aprendí a convertir calcetas en bufandas, bufandas en pasamontañas, cubrecamas y carpetas en chanclas para embarazadas. Hasta que me ganó la artritis, la ceguera y el Parkinson. Herencia de familia.
3.
Sé que un día seguiré los últimos pasos de la abuela. Por lo mismo quiero confesar por vez primera un secreto: ya encaminada en el quehacer de las colchas de parches y retazos, empecé a hacer rellenos de pelo de caballo, de oveja y yeguas; unos para las noches de luna llena, otros para cuando el hombre se ausenta de casa por temporadas largas y los otros para aquellas que les llega el celo y no hallan con quién descargarlo.
4.
Provengo de un tronco familiar de viudas jóvenes. Y cuando me llegó ese trance, decidí prenderle fuego a mi colección de cobertores, colchas y sábanas elaboradas con parches diversos. Creo que renuncié a tiempo a un hechizo -también- heredado de familia, antes de empezar a perder gradualmente facultades.
sábado, 14 de noviembre de 2015
Raquel Lanseros (1973 )
Un joven poeta recuerda a su padre
Ahora ya sé que pasé por tu vida
como pasan los ríos debajo de los puentes,
-indiferentes, turbios, orgullosos-,
con la trivialidad desdibujada
de las pequeñas cosas que parecen eternas.
Muchas veces lo obvio
se oculta tras un halo de extrañeza,
tras la costumbre lenta, indistinguible
del aura fugitiva de las vivencias únicas.
Es difícil saber
que la belleza abrupta del vivir cotidiano,
tan desinteresada de sí misma,
nacida sin clamor ni pretensiones
es en esencia tan mágica y rotunda
que resulta imposible de imitar a propósito.
Y es aún más difícil
comprender que la fiesta de las cosas sencillas
casi siempre termina
mucho antes que la voluntad del festejado.
Inmóvil vi pasar ante mis ojos
el desfile callado de tu vida
con tus sueños cansados en otoño,
tus alegrías de puertas para adentro
y tus desvelos discretamente cálidos.
Creo acertar si digo
que nunca te di nada que no fuese
un préstamo a mí mismo.
Te pedí, sin embargo, tantas cosas.
Hoy, inmóvil de nuevo, asisto inerme
a este desfile amargo de tu ausencia
mientras mi corazón -dividido y atónito-
comienza a descubrir que la vida va en serio.
Te recuerdo. Hace frío
y el frío me devuelve
aquella forma tuya tan sutil
de ofrecerme a la vez un corazón errante,
la suerte en un casino de Las Vegas,
la lluvia indescifrable del desierto,
los versos de Machado en un suburbio.
Ahora ya sé que pasé por tu vida
indolente y confiado, -sin asombro-,
como suelen vivir todos los hombres
que no conocen todavía la pérdida.
("emma gunst")
viernes, 13 de noviembre de 2015
César Moro (1903/1956 )
Amo el amor
4
El agua lenta el camino lento los accidentes lentos
Una caída suspendida en el aire el viento lento
El paso lento del tiempo lento
La noche no termina y el amor se hace lento
Las piernas se cruzan y se anudan lentas para echar raíces
La cabeza cae los brazos se levantan
El cielo de la cama la sombra cae lenta
Tu cuerpo moreno como una catarata cae lento
En el abismo
Giramos lentamente por el aire caliente del cuarto caldeado
Las mariposas nocturnas parecen grandes carneros
Ahora sería fácil destrozarnos lentamente
Arrancarnos los miembros beber la sangre lentamente
Tu cabeza gira tus piernas me envuelven,
Tus axilas brillan en la noche con todos sus pelos
Tus piernas desnudas
En el ángulo preciso
El olor de tus piernas
La lentitud de percepción
El alcohol lentamente me levanta
El alcohol que brota de tus ojos y que más tarde
Hará crecer tu sombra
Mesándome el cabello lentamente subo
Hasta tus labios de bestia
("material de poesía", unam)
4
El agua lenta el camino lento los accidentes lentos
Una caída suspendida en el aire el viento lento
El paso lento del tiempo lento
La noche no termina y el amor se hace lento
Las piernas se cruzan y se anudan lentas para echar raíces
La cabeza cae los brazos se levantan
El cielo de la cama la sombra cae lenta
Tu cuerpo moreno como una catarata cae lento
En el abismo
Giramos lentamente por el aire caliente del cuarto caldeado
Las mariposas nocturnas parecen grandes carneros
Ahora sería fácil destrozarnos lentamente
Arrancarnos los miembros beber la sangre lentamente
Tu cabeza gira tus piernas me envuelven,
Tus axilas brillan en la noche con todos sus pelos
Tus piernas desnudas
En el ángulo preciso
El olor de tus piernas
La lentitud de percepción
El alcohol lentamente me levanta
El alcohol que brota de tus ojos y que más tarde
Hará crecer tu sombra
Mesándome el cabello lentamente subo
Hasta tus labios de bestia
("material de poesía", unam)
jueves, 12 de noviembre de 2015
Horacio Castillo (1934/2010 )
Dice Eurídice
La ansiedad me dominó, y luego la inquietud, cuando supe que venías:
horror de que me vieras así, con este tocado de sombra,
el pelo sin brillo —el pelo, que el sol no se cansaba de dorar.
Terror también de que no fueras el mismo —el que permanecía en mi
memoria—
y al mismo tiempo curiosidad por ver de nuevo un ser vivo.
Hace tanto que nadie venía por aquí,
tanto que nadie se llevaba un alma o un perro,
que cuando oí tus pasos y tu voz llamándome,
cuando por fin te estreché, más que a ti estaba abrazando a la vida.
Después tu calor me condensó, me secó como una vasija,
y caminé por el sombrío corredor
otra vez con aquella máquina atronadora dentro del pecho
y un carbón encendido en medio de las piernas.
Caminé de tu brazo, imaginando ya la luz,
los árboles junto a los cuales caminábamos,
aquella habitación llena de espejos
donde flotábamos como dos ahogados.
Hasta que de pronto tu paso se hizo nervioso,
tu pensamiento se espantó como un caballo,
y vi que tratabas de desprenderte de mí,
de librarte de la trampa de la materia mortal.
«No te vayas —supliqué— no me dejes aquí,
déjame ver de nuevo las nubes y el sol,
suéltame por el mundo como una potranca tracia».
Pero tú ya corrías hacia la salida,
y durante siete días y siete noches oí cómo llorabas,
cómo cantabas en la ribera del río infernal
nuestra vieja canción: «Lo lejano, sólo lo más lejano perdura».
La ansiedad me dominó, y luego la inquietud, cuando supe que venías:
horror de que me vieras así, con este tocado de sombra,
el pelo sin brillo —el pelo, que el sol no se cansaba de dorar.
Terror también de que no fueras el mismo —el que permanecía en mi
memoria—
y al mismo tiempo curiosidad por ver de nuevo un ser vivo.
Hace tanto que nadie venía por aquí,
tanto que nadie se llevaba un alma o un perro,
que cuando oí tus pasos y tu voz llamándome,
cuando por fin te estreché, más que a ti estaba abrazando a la vida.
Después tu calor me condensó, me secó como una vasija,
y caminé por el sombrío corredor
otra vez con aquella máquina atronadora dentro del pecho
y un carbón encendido en medio de las piernas.
Caminé de tu brazo, imaginando ya la luz,
los árboles junto a los cuales caminábamos,
aquella habitación llena de espejos
donde flotábamos como dos ahogados.
Hasta que de pronto tu paso se hizo nervioso,
tu pensamiento se espantó como un caballo,
y vi que tratabas de desprenderte de mí,
de librarte de la trampa de la materia mortal.
«No te vayas —supliqué— no me dejes aquí,
déjame ver de nuevo las nubes y el sol,
suéltame por el mundo como una potranca tracia».
Pero tú ya corrías hacia la salida,
y durante siete días y siete noches oí cómo llorabas,
cómo cantabas en la ribera del río infernal
nuestra vieja canción: «Lo lejano, sólo lo más lejano perdura».
("el poeta ocasional")
miércoles, 11 de noviembre de 2015
Blanca Varela (1926/2009 )
Primer baile
IV
Hay un lugar lejos de toda ciudad. No hay un cielo sino
varios, superpuestos, espejeantes, horribles.
¿Qué significará el amanecer para quien no conoce sino
la noche y el sueño que sucede al sueño?
Despegar los párpados significa morir, desprenderse de
una estrella. El ritual es breve, la entrega absoluta. Se
grita con los ojos cerrados, empapados de sudor o cru-
jiendo de frío; te amo porque tu latido ocasiona
catástrofes, huracanes, guerras.
("ese puerto existe", ed. uv, xalapa, méxico, 2003)
IV
Hay un lugar lejos de toda ciudad. No hay un cielo sino
varios, superpuestos, espejeantes, horribles.
¿Qué significará el amanecer para quien no conoce sino
la noche y el sueño que sucede al sueño?
Despegar los párpados significa morir, desprenderse de
una estrella. El ritual es breve, la entrega absoluta. Se
grita con los ojos cerrados, empapados de sudor o cru-
jiendo de frío; te amo porque tu latido ocasiona
catástrofes, huracanes, guerras.
("ese puerto existe", ed. uv, xalapa, méxico, 2003)
martes, 10 de noviembre de 2015
Pier Paolo Pasolini (1922/1975 )
Muerte
Vuelvo a ti, como vuelve
un emigrado a su país y lo redescubre:
he hecho fortuna (en el intelecto)
y soy feliz,
tanto como hace tiempo lo era, destituido por norma.
Una rabia negra de poesía en el pecho.
Una loca vejez de jovencito.
Antes tu alegría se confundía
con el terror, es verdad,
y ahora casi con otra alegría lívida,
árida: mi pasión decepcionada.
Ahora me das miedo de verdad,
porque estás de verdad cerca, incluida
en mi estado de rabia,
de oscura hambre,
de ansia casi de criatura nueva.
La religione del mio tempo (1961)
(en muro de harold alvarado tenorio)
Vuelvo a ti, como vuelve
un emigrado a su país y lo redescubre:
he hecho fortuna (en el intelecto)
y soy feliz,
tanto como hace tiempo lo era, destituido por norma.
Una rabia negra de poesía en el pecho.
Una loca vejez de jovencito.
Antes tu alegría se confundía
con el terror, es verdad,
y ahora casi con otra alegría lívida,
árida: mi pasión decepcionada.
Ahora me das miedo de verdad,
porque estás de verdad cerca, incluida
en mi estado de rabia,
de oscura hambre,
de ansia casi de criatura nueva.
La religione del mio tempo (1961)
(en muro de harold alvarado tenorio)
lunes, 9 de noviembre de 2015
Óscar Hahn (1938 )
La memoria de los espejos
En este espejo que cuelga
en el baño de mi dormitorio
ella se peinó una noche
y después se fue para siempre
Ahora me pregunto si su imagen
no habrá quedado presa en el espejo
como la joven que se peina
en el cuadro de Renoir
Día a día la busco
por los rincones del azogue
pero lo único que encuentro
es el reflejo de la cama vacía
De esa noche sólo me quedan
dos cabellos suyos
enredados en mi cepillo
y la triste certeza
de que los espejos no tienen memoria
("la primera oscuridad", ed. fce, santiago de chile, 2011)
En este espejo que cuelga
en el baño de mi dormitorio
ella se peinó una noche
y después se fue para siempre
Ahora me pregunto si su imagen
no habrá quedado presa en el espejo
como la joven que se peina
en el cuadro de Renoir
Día a día la busco
por los rincones del azogue
pero lo único que encuentro
es el reflejo de la cama vacía
De esa noche sólo me quedan
dos cabellos suyos
enredados en mi cepillo
y la triste certeza
de que los espejos no tienen memoria
("la primera oscuridad", ed. fce, santiago de chile, 2011)
domingo, 8 de noviembre de 2015
Uriel Martínez (1950 )
Los colgados
I
no hablo por los caídos
ni por aquellos que pueblan
bosques, sino por mí
no hablo en nombre de nadie
ni de mí, sino que callo
por no salirme de tono
no pienso medirme ni fajarme
con ningún peso Welter,
hablo por mis dientes y muelas
entre caries abscesos de pus
y encías sangrantes templo
tinta lápices y tinteros
depuro la voz, afino instrumentos
concuerdo con diapasones en torsos
gargantas y fuelles
no escribo por los degollados
ni los colgados ni los muertos
ni los vivos ni los yertos.
I
no hablo por los caídos
ni por aquellos que pueblan
bosques, sino por mí
no hablo en nombre de nadie
ni de mí, sino que callo
por no salirme de tono
no pienso medirme ni fajarme
con ningún peso Welter,
hablo por mis dientes y muelas
entre caries abscesos de pus
y encías sangrantes templo
tinta lápices y tinteros
depuro la voz, afino instrumentos
concuerdo con diapasones en torsos
gargantas y fuelles
no escribo por los degollados
ni los colgados ni los muertos
ni los vivos ni los yertos.
sábado, 7 de noviembre de 2015
Blanca Varela (1926/2009 )
Destiempo
III
a césar moro
El rayo ha perfumado ferozmente nuestra casa.
Tenemos sed, tenemos prisa por golpear
con el hueso de una flor en la tiniebla.
Hay un árbol talado en esta historia.
Contemplamos el cielo. No hay señales.
¿Es de día? ¿Es de noche?
Murió la araña que medía el tiempo,
sólo hay un viejo muro y una nueva familia de sombras.
("ese puerto existe", uv, xalapa, méxico, 2003, 2a. ed.)
III
a césar moro
El rayo ha perfumado ferozmente nuestra casa.
Tenemos sed, tenemos prisa por golpear
con el hueso de una flor en la tiniebla.
Hay un árbol talado en esta historia.
Contemplamos el cielo. No hay señales.
¿Es de día? ¿Es de noche?
Murió la araña que medía el tiempo,
sólo hay un viejo muro y una nueva familia de sombras.
("ese puerto existe", uv, xalapa, méxico, 2003, 2a. ed.)
viernes, 6 de noviembre de 2015
Elena Annibali (1978 )
La casa de la niebla
I
señor, vos le diste a mi hermano un ford falcon rojo
para llegar a la casa de la niebla
y después qué
le dijiste?
le explicaste que el camino estaba cortado?
¿que el motor estaba roto?
¿que todo estaba roto?
¿que no había vuelta?
¿qué hiciste, cómo
para convencerlo?
para que te diera la mano
se sentara en la sillita de mentira
dejara que la oscura hostia de tu nombre
le llegara a la boca
¿o le metiste una piedra?
o una moneda, un gancho,
un papelito
de dónde lo enmudeciste, lo hiciste
olvidar
olvidarnos
qué señas le habrás hecho para que en vez de volver a casa
apagara el motor del falcon
se escurriera de la sedosa perfección del cuero
de la música en la radio
del ronroneo cachondo del auto
y se bajara con vos
para ir adónde
¿a cazar pajaritos?
¿a ver el dorado pasto extinguirse tras el fuego del invierno?
¿a romper el cristal del agua para que beban las crías?
o era verano, quizá, por entonces
y le diste el agua peligrosa de tu cielo
entradora, el agüita, sí
clarita, el agua, bueno
pero detrás de eso vos sabés que un agua así da más sed uno se
entierra más en el pozo
y más
hasta echarse tierra en el lomo
y ni el ángel constante y poderoso de los molinos de viento
puede salvarte
no
¿sabías que mi hermano iba a decir sí?
cuando viste el polvito que levantaba el falcon rojo en el
camino no pensaste dejarlo ir?
aunque sea, señor, porque él era toda belleza,
a esa edad,
toda alegría
toda
razón de ser
("marcelo leites")
I
señor, vos le diste a mi hermano un ford falcon rojo
para llegar a la casa de la niebla
y después qué
le dijiste?
le explicaste que el camino estaba cortado?
¿que el motor estaba roto?
¿que todo estaba roto?
¿que no había vuelta?
¿qué hiciste, cómo
para convencerlo?
para que te diera la mano
se sentara en la sillita de mentira
dejara que la oscura hostia de tu nombre
le llegara a la boca
¿o le metiste una piedra?
o una moneda, un gancho,
un papelito
de dónde lo enmudeciste, lo hiciste
olvidar
olvidarnos
qué señas le habrás hecho para que en vez de volver a casa
apagara el motor del falcon
se escurriera de la sedosa perfección del cuero
de la música en la radio
del ronroneo cachondo del auto
y se bajara con vos
para ir adónde
¿a cazar pajaritos?
¿a ver el dorado pasto extinguirse tras el fuego del invierno?
¿a romper el cristal del agua para que beban las crías?
o era verano, quizá, por entonces
y le diste el agua peligrosa de tu cielo
entradora, el agüita, sí
clarita, el agua, bueno
pero detrás de eso vos sabés que un agua así da más sed uno se
entierra más en el pozo
y más
hasta echarse tierra en el lomo
y ni el ángel constante y poderoso de los molinos de viento
puede salvarte
no
¿sabías que mi hermano iba a decir sí?
cuando viste el polvito que levantaba el falcon rojo en el
camino no pensaste dejarlo ir?
aunque sea, señor, porque él era toda belleza,
a esa edad,
toda alegría
toda
razón de ser
("marcelo leites")
jueves, 5 de noviembre de 2015
Jeymer Gamboa (1980 )
Estos hombres de café
Estos hombres de café, periódico y rituales gregarios
(indiferentes, por decisión propia,
al uso de la agenda y el teléfono celular;
la punta de sus zapatos desgastada; años sin ir al dentista y al optometrista)
retornan a sus casas cuando está por anochecer
y se paran detrás de una ventana
–siempre le dan dimensión a sus vidas con una ventana–
a esperar que la fogata del cielo termine de apagarse.
Ahí permanecen contemplativos y cinematográficos
sosteniendo un vaso de whisky
en una habitación a oscuras. Hay que cambiar el fusible de sus conciencias.
Con la otra mano se palpan el tórax
porque saben que entre una duda y una resolución
hay un dolor físico. Fuman, obvio.
Y les gusta que su cara y las paredes del cerebro
se llenen con las sombras que proyecta el alumbrado público
o las luces del río vehicular.
("el poeta ocasional")
Estos hombres de café, periódico y rituales gregarios
(indiferentes, por decisión propia,
al uso de la agenda y el teléfono celular;
la punta de sus zapatos desgastada; años sin ir al dentista y al optometrista)
retornan a sus casas cuando está por anochecer
y se paran detrás de una ventana
–siempre le dan dimensión a sus vidas con una ventana–
a esperar que la fogata del cielo termine de apagarse.
Ahí permanecen contemplativos y cinematográficos
sosteniendo un vaso de whisky
en una habitación a oscuras. Hay que cambiar el fusible de sus conciencias.
Con la otra mano se palpan el tórax
porque saben que entre una duda y una resolución
hay un dolor físico. Fuman, obvio.
Y les gusta que su cara y las paredes del cerebro
se llenen con las sombras que proyecta el alumbrado público
o las luces del río vehicular.
("el poeta ocasional")
miércoles, 4 de noviembre de 2015
Miguel Hernández (1910/1942 )
Menos tu vientre
Menos tu vientre
todo es confuso.
Menos tu vientre
todo es futuro
fugaz, pasado
baldío, turbio.
Menos tu vientre
todo es oculto,
menos tu vientre
todo inseguro,
todo es postrero
polvo del mundo.
Menos tu vientre
todo es oscuro,
menos tu vientre
claro y profundo.
Menos tu vientre
todo es confuso.
Menos tu vientre
todo es futuro
fugaz, pasado
baldío, turbio.
Menos tu vientre
todo es oculto,
menos tu vientre
todo inseguro,
todo es postrero
polvo del mundo.
Menos tu vientre
todo es oscuro,
menos tu vientre
claro y profundo.
("rua das petras")
martes, 3 de noviembre de 2015
Manuel Becerra Salazar (1983 )
Cantos de sirena
I
Oigo tu canto, sirena,
lo escucho quedo y con calma,
lo siento apoyarse en mi alma
con apariencia terrena.
Tu voz se me enrosca y llena
de paraíso mi oído.
Tras el disfraz del gemido
oigo tu voz que me canta,
y, sirena, en tu garganta
quedo en zozobra y herido.
I
Oigo tu canto, sirena,
lo escucho quedo y con calma,
lo siento apoyarse en mi alma
con apariencia terrena.
Tu voz se me enrosca y llena
de paraíso mi oído.
Tras el disfraz del gemido
oigo tu voz que me canta,
y, sirena, en tu garganta
quedo en zozobra y herido.
("círculo de poesía")
lunes, 2 de noviembre de 2015
CUATRO CALAVERITAS CUIR
CUATRO CALAVERITAS CUIR
CÉSAR CAÑEDO BLUES
Dicen que vino del noreste,
que ya venía volteado y quebrado,
de un pueblo llamado El Fuerte,
donde abundan los desalmados.
Yo no lo sé de cierto, sólo lo supongo,
que César era su nombre y era inspirado;
dicen incluso que le gustaba el repujado
y estremecer el tacón y el jorongo.
Tanta gracia que ella dominaba, el verso,
la prosa, el atletismo y el donaire
que vino la Parca al desgaire
y corroboró lo dicho sin esfuerzo.
Uriel Martínez
ERITO FRITO
A Ernesto Reséndiz Oikión
Era una noche de luna llena, rosa y blanca
Cuando desnuda y pura vino la Parca,
Preguntaba por una niña venida de Zamora
Muy sabia, muy tierna, con lengua de zarzamora.
"Es una nena becaria del Colegio de México,
Alta, flaca y con un halo de colegiala,
Que viaja en metro y en las noches jala
De aquí para allá, a veces con éxito".
Pero con esas señas nadie supo a la temida
Informarle y ésta, nerviosa, se tronaba los huesos
Cuando de pronto vio a la susodicha
Que venía acompañada de un efebo.
Uriel Martínez
LUIS ZAPATA
La Calaca llegó
Con libro bajo el brazo:
Quería dedicatoria
De puño y letra del autor.
Era edición prima
Del famoso Vampiro
De la colonia Roma,
Un libro ajado y viejo.
Cuando don Luis Zapata
Apareció, la letal
Catrina se lanzó
Con la pluma en ristre.
Al verla el escribiente
Joteó, gritó y huyó.
Uriel Martínez
[Inéditos]
CÉSAR CAÑEDO BLUES
Dicen que vino del noreste,
que ya venía volteado y quebrado,
de un pueblo llamado El Fuerte,
donde abundan los desalmados.
Yo no lo sé de cierto, sólo lo supongo,
que César era su nombre y era inspirado;
dicen incluso que le gustaba el repujado
y estremecer el tacón y el jorongo.
Tanta gracia que ella dominaba, el verso,
la prosa, el atletismo y el donaire
que vino la Parca al desgaire
y corroboró lo dicho sin esfuerzo.
Uriel Martínez
ERITO FRITO
A Ernesto Reséndiz Oikión
Era una noche de luna llena, rosa y blanca
Cuando desnuda y pura vino la Parca,
Preguntaba por una niña venida de Zamora
Muy sabia, muy tierna, con lengua de zarzamora.
"Es una nena becaria del Colegio de México,
Alta, flaca y con un halo de colegiala,
Que viaja en metro y en las noches jala
De aquí para allá, a veces con éxito".
Pero con esas señas nadie supo a la temida
Informarle y ésta, nerviosa, se tronaba los huesos
Cuando de pronto vio a la susodicha
Que venía acompañada de un efebo.
Uriel Martínez
LUIS ZAPATA
La Calaca llegó
Con libro bajo el brazo:
Quería dedicatoria
De puño y letra del autor.
Era edición prima
Del famoso Vampiro
De la colonia Roma,
Un libro ajado y viejo.
Cuando don Luis Zapata
Apareció, la letal
Catrina se lanzó
Con la pluma en ristre.
Al verla el escribiente
Joteó, gritó y huyó.
Uriel Martínez
CALAVERA ADIVINANZA
Tiene cintura de sandía
Pero no se llama María.
Tiene una gota que gotea
En la uretra negra.
Una gota que perfora calzones
Pero no los sube, los baja.
En el tórax lleva una caja
Nueva de condones.
Con T acaba su nombre
Con A comienza su gracia.
Aunque su desgracia
Fue llamarse Antonio Marquet.
"Me vale una chingada
Tu adivinanza transa".
Dijo la Catrina malhablada,
Pero no puedo con esta gorda endina.
Pero no se llama María.
Tiene una gota que gotea
En la uretra negra.
Una gota que perfora calzones
Pero no los sube, los baja.
En el tórax lleva una caja
Nueva de condones.
Con T acaba su nombre
Con A comienza su gracia.
Aunque su desgracia
Fue llamarse Antonio Marquet.
"Me vale una chingada
Tu adivinanza transa".
Dijo la Catrina malhablada,
Pero no puedo con esta gorda endina.
Uriel Martínez
[Inéditos]
domingo, 1 de noviembre de 2015
Mario Montalbetti (1953 )
Magnificant
Después del trabajo remunerado, inmune,
casi nupcial, y de cuidar al hijo
que no caiga, y de hacer nocturno el amor,
apago los megavatios
y bebo alcohol hasta las puntas
(alcohol munerado, mune, casi nupcial)
y luego veo entre las costillas de las persianas
el alba naranja como una papaya madura
que cae del cielo
y se hace añicos sobre el pavimento.
("nueva provenza")
Después del trabajo remunerado, inmune,
casi nupcial, y de cuidar al hijo
que no caiga, y de hacer nocturno el amor,
apago los megavatios
y bebo alcohol hasta las puntas
(alcohol munerado, mune, casi nupcial)
y luego veo entre las costillas de las persianas
el alba naranja como una papaya madura
que cae del cielo
y se hace añicos sobre el pavimento.
("nueva provenza")
sábado, 31 de octubre de 2015
Marina Serrano (1973 )
Pijama
Abrió la puerta.
El pijama tenía una especie de cierre metálico
que contrastaba con su pelo negro,
daba sensación de basalto, la figura humana
esculpida, visible sólo por el brillo
en el límite de las sombras.
Exudaba aromas jabonosos
y los propios se exaltaban con la cercanía,
entonces comprendí la paz
de quien llega a casa exhausto y descubre
una realidad más hermosa
que cualquier recuerdo.
Me siento en el sillón
con su cabeza pesada, relajada sobre mi hombro
y acerco la nariz a su cuello
para sentir que el día esta completo.
("marcelo leites")
Abrió la puerta.
El pijama tenía una especie de cierre metálico
que contrastaba con su pelo negro,
daba sensación de basalto, la figura humana
esculpida, visible sólo por el brillo
en el límite de las sombras.
Exudaba aromas jabonosos
y los propios se exaltaban con la cercanía,
entonces comprendí la paz
de quien llega a casa exhausto y descubre
una realidad más hermosa
que cualquier recuerdo.
Me siento en el sillón
con su cabeza pesada, relajada sobre mi hombro
y acerco la nariz a su cuello
para sentir que el día esta completo.
("marcelo leites")
viernes, 30 de octubre de 2015
Cristina Peri Rossi (1941 )
Exuberancia
Ayer te deseaba tan exaltadamente
que estuve a punto de ligarme a otra
sólo por exuberancia.
("runas del deseo, antología poética, 1971-2004, ed. uaem, méxico, df, 2008)
Ayer te deseaba tan exaltadamente
que estuve a punto de ligarme a otra
sólo por exuberancia.
("runas del deseo, antología poética, 1971-2004, ed. uaem, méxico, df, 2008)
jueves, 29 de octubre de 2015
Pablo Monforte (1981 )
Erosión
El tiempo avisa,
y aun así
uno lo sabe traidor.
Lo hace
con la contundencia de un púgil
curtido en la lona,
lo hace
con el olor a hospital
que reconoces tuyo
(es que nunca lo fue)
con esta ciudad
en la que hace tiempo que no vives, pero
te mueres un poco
cada día -mientras andas resignado,
quizás con macilenta mueca-
y piensas, ahora sí
soy mucho menos yo
y más
el que voy a ser.
Avisa en voz baja, sibilino,
cuando te anestesian el llanto y
la felicidad es entonces
una película de Wilder
a las dos de la madrugada,
un claro entre las nubes. Todas esas risas que habitan
en los hijos de otros.
Antes me decía
que era muy joven
para estar triste. Cierto es.
Pero como suele ocurrir
el tiempo ofrece razones
cuando ya es demasiado tarde.
El tiempo avisa,
y aun así
uno lo sabe traidor.
Lo hace
con la contundencia de un púgil
curtido en la lona,
lo hace
con el olor a hospital
que reconoces tuyo
(es que nunca lo fue)
con esta ciudad
en la que hace tiempo que no vives, pero
te mueres un poco
cada día -mientras andas resignado,
quizás con macilenta mueca-
y piensas, ahora sí
soy mucho menos yo
y más
el que voy a ser.
Avisa en voz baja, sibilino,
cuando te anestesian el llanto y
la felicidad es entonces
una película de Wilder
a las dos de la madrugada,
un claro entre las nubes. Todas esas risas que habitan
en los hijos de otros.
Antes me decía
que era muy joven
para estar triste. Cierto es.
Pero como suele ocurrir
el tiempo ofrece razones
cuando ya es demasiado tarde.
("emma gunst")
miércoles, 28 de octubre de 2015
Roberto Echavarren (1944 )
Viaje de invierno
Esa factoría-con el anacronismo de la distancia
añejos Chevrolets en cada esquina ya
renovados gradualmente por Japón, un nombre guaraní
en la torreta de la primer embarcación color caca-
es un frágil hueso de anciana en invierno.
Casi en silencio , por el pulcro astillero,
por calles nocturnas, ásperas
de la península ventosa-
pasto ralo entre rocas devoradas de líquen-
reventó una ola, indecisa-
la vi venir a distancia.
Al condenar los terrenos de la aduana
(detrás de alambre de púa autos
en depósito desde muchos antes)
el sol no había envejecido, ni
siquiera algunos edificios. Sólo
una pulcritud anciana en el ambiente,
zonas mejor preservadas-interesan menos.
No era cierto.
Algunos jóvenes andaban por la calle:
chirrió una verja.
El resto -veredas rotas, casas de muñecas,
el convencimiento -manso-de habitar un barrio
ya ganado por otros, indemne aún en el barro de una zanja
al poner en la portezuela de la camioneta un guante de invierno.
Esa factoría-con el anacronismo de la distancia
añejos Chevrolets en cada esquina ya
renovados gradualmente por Japón, un nombre guaraní
en la torreta de la primer embarcación color caca-
es un frágil hueso de anciana en invierno.
Casi en silencio , por el pulcro astillero,
por calles nocturnas, ásperas
de la península ventosa-
pasto ralo entre rocas devoradas de líquen-
reventó una ola, indecisa-
la vi venir a distancia.
Al condenar los terrenos de la aduana
(detrás de alambre de púa autos
en depósito desde muchos antes)
el sol no había envejecido, ni
siquiera algunos edificios. Sólo
una pulcritud anciana en el ambiente,
zonas mejor preservadas-interesan menos.
No era cierto.
Algunos jóvenes andaban por la calle:
chirrió una verja.
El resto -veredas rotas, casas de muñecas,
el convencimiento -manso-de habitar un barrio
ya ganado por otros, indemne aún en el barro de una zanja
al poner en la portezuela de la camioneta un guante de invierno.
("el poeta ocasional")
martes, 27 de octubre de 2015
Sylvia Plath (1932/1963 )
Soy vertical
Pero preferiría ser horizontal. Yo
No soy un árbol enraizado en la tierra.
Absorbiendo minerales y amor materno
Para rebrotar esplendoroso cada mes de marzo,
Ni tampoco la belleza del arriate en el jardín
Que dejó boquiabierto a todo el mundo y a la que
Todo el mundo quiere pintar maravillosamente.
Ignorando que muy pronto se deshojará.
Comparado conmigo, un árbol es inmortal,
Un racimo de flores, más bajo, aunque más llamativo,
Y yo anhelo la longevidad de uno y la osadía del otro.
Esta noche, bajo la luz infinitesimal de los astros,
Los árboles y las flores han estado esparciendo sus aromas frescos.
Yo paseo entre ellos, aunque no se percaten de mi presencia.
A veces pienso que cuando duermo
Es cuando más me parezco a ellos-
Desvanecidos ya los pensamientos.
En mí, el estar tendida, es algo connatural.
Entonces el cielo y yo conversamos abiertamente.
Y seguro que seré más útil cuando al fin me tienda para siempre:
Entonces quizás los árboles me toquen por una vez,
Y las flores, finalmente, tengan tiempo para mí.
28 de marzo de 1961
("marcelo leites", traducción xoán abeleira)
lunes, 26 de octubre de 2015
Juan José Saer (1937/2005 )
Lesconil
Lo otro viene en esos barcos livianos
desde el crepúsculo, hacia el puerto, en el sol
de invierno:
lo otro -lo que tiene nombre,
moviéndose fuera de tu silencio
innominado:
más allá, afuera, afuera, en la intemperie
sin pensamiento, sin recuerdos, sin en sí,
como un toldo de feria
en la plaza del mercado
que un viajante contempla, una mañana,
desde su cuarto de hotel, en la planta alta.
Los otros son esos barcos, ese mar, esas caras
de sal y sangre, que vuelven, cada día,
a contemplar, en tierra firme, su naufragio.
Visión rugosa
que atraviesa tu mar liso;
máquinas de oro duro
que lo indeterminado, adentro, aniquila.
Lo otro viene en esos barcos livianos
desde el crepúsculo, hacia el puerto, en el sol
de invierno:
lo otro -lo que tiene nombre,
moviéndose fuera de tu silencio
innominado:
más allá, afuera, afuera, en la intemperie
sin pensamiento, sin recuerdos, sin en sí,
como un toldo de feria
en la plaza del mercado
que un viajante contempla, una mañana,
desde su cuarto de hotel, en la planta alta.
Los otros son esos barcos, ese mar, esas caras
de sal y sangre, que vuelven, cada día,
a contemplar, en tierra firme, su naufragio.
Visión rugosa
que atraviesa tu mar liso;
máquinas de oro duro
que lo indeterminado, adentro, aniquila.
("el poeta ocasional")
domingo, 25 de octubre de 2015
Uriel Martínez (1950 )
La mesa
era lunes, la mesa estaba
dispuesta, los vasos de agua,
la jarra de hielo, las velas,
el rosario, las instrucciones
en la página 19 del Manual
de Buenas Costumbres
era lunes, el horno a punto
de avisarme que el pavo,
el cerdo, el pescado,
el ciervo, los escamoles
te esperaban
era lunes, el álbum de Vivaldi
a la mano, la servidumbre
de asueto, la nana, el chofer,
el mayordomo; todos habían
viajado a su pueblo
era lunes, las luces tenues,
el silencio subrayaba atmósferas,
estaba por izarse el telón
ese día.
era lunes, la mesa estaba
dispuesta, los vasos de agua,
la jarra de hielo, las velas,
el rosario, las instrucciones
en la página 19 del Manual
de Buenas Costumbres
era lunes, el horno a punto
de avisarme que el pavo,
el cerdo, el pescado,
el ciervo, los escamoles
te esperaban
era lunes, el álbum de Vivaldi
a la mano, la servidumbre
de asueto, la nana, el chofer,
el mayordomo; todos habían
viajado a su pueblo
era lunes, las luces tenues,
el silencio subrayaba atmósferas,
estaba por izarse el telón
ese día.
sábado, 24 de octubre de 2015
Bei Dao (1949 )
Este día
el viento sabe lo que el amor es
el verano del día destella majestuosos colores
un solitario pescador examina
la herida del mundo
una campana oscila violenta y se inflama
gente corretea en la tarde
asumiendo las consecuencias del tiempo
alguien se inclina hacia el piano
alguien carga la escalera del pasado
el adormecimiento se pospone unos minutos
sólo unos minutos
el sol indaga la sombra
y bebiendo agua de un espejo lustroso
veo al enemigo
en medio de un viejo buque petrolero
la canción del tenor enfurece al mar
a las tres de la madrugada abro una lata
y pongo al fuego algunos peces
("el poeta ocasional", s.c. al traductor)
el viento sabe lo que el amor es
el verano del día destella majestuosos colores
un solitario pescador examina
la herida del mundo
una campana oscila violenta y se inflama
gente corretea en la tarde
asumiendo las consecuencias del tiempo
alguien se inclina hacia el piano
alguien carga la escalera del pasado
el adormecimiento se pospone unos minutos
sólo unos minutos
el sol indaga la sombra
y bebiendo agua de un espejo lustroso
veo al enemigo
en medio de un viejo buque petrolero
la canción del tenor enfurece al mar
a las tres de la madrugada abro una lata
y pongo al fuego algunos peces
("el poeta ocasional", s.c. al traductor)
viernes, 23 de octubre de 2015
Christian Peña (1985 )
Ismael equilibrista
Vives entre líneas, Ismael,
caminas sobre ellas,
las reconoces en cada sitio.
¿Recuerdas tu niñez
jugando a la geometría
mientras el resto de los primos
jugábamos futbol?
¿Recuerdas que caminabas
con los brazos abiertos
sobre la orilla de la banqueta?
¿Recuerdas que, ya grande,
una línea del metro
te llevaba al trabajo
y que empezaste a trazar
largas líneas de cocaína
hasta volverte polvo la nariz?
Primo,
tengo la foto del día que recorriste
la línea de la alfombra hacia el altar.
Hermano,
tengo la carne viva si recuerdo
las veces que intentaste suicidarte.
No olvido el día en que un cuchillo
te dibujó el abdomen,
ni la soga en tu cuello
perpendicular al piso.
Ismael, equilibrista,
cuántas veces he tocado
tu cabeza azotada contra las paredes,
cuántas veces te he escuchado
pedir a gritos que se te salga el diablo,
cuántas veces has leído las líneas de mi mano
para contarme el futuro.
Me confiesas, en medio del delirio,
que ves líneas en la frente de la abuela,
que es una cuerda floja la cordura.
Ismael, ayer soñé contigo:
pude verte, recostado,
nuevamente a la orilla del abismo
mientras una sonora y entrecortada línea
era tu ritmo cardíaco
en la sala de urgencias.
("de todos lados las voces", ed.uacm, méxico, 2010)
Vives entre líneas, Ismael,
caminas sobre ellas,
las reconoces en cada sitio.
¿Recuerdas tu niñez
jugando a la geometría
mientras el resto de los primos
jugábamos futbol?
¿Recuerdas que caminabas
con los brazos abiertos
sobre la orilla de la banqueta?
¿Recuerdas que, ya grande,
una línea del metro
te llevaba al trabajo
y que empezaste a trazar
largas líneas de cocaína
hasta volverte polvo la nariz?
Primo,
tengo la foto del día que recorriste
la línea de la alfombra hacia el altar.
Hermano,
tengo la carne viva si recuerdo
las veces que intentaste suicidarte.
No olvido el día en que un cuchillo
te dibujó el abdomen,
ni la soga en tu cuello
perpendicular al piso.
Ismael, equilibrista,
cuántas veces he tocado
tu cabeza azotada contra las paredes,
cuántas veces te he escuchado
pedir a gritos que se te salga el diablo,
cuántas veces has leído las líneas de mi mano
para contarme el futuro.
Me confiesas, en medio del delirio,
que ves líneas en la frente de la abuela,
que es una cuerda floja la cordura.
Ismael, ayer soñé contigo:
pude verte, recostado,
nuevamente a la orilla del abismo
mientras una sonora y entrecortada línea
era tu ritmo cardíaco
en la sala de urgencias.
("de todos lados las voces", ed.uacm, méxico, 2010)
jueves, 22 de octubre de 2015
Daniela Camozzi (1969 )
La tía Ema
El tapizado impecable
del Fiat familiar color ladrillo
huele a esencias dulzonas
como las rosas
del jardín de la tía Ema.
Hay enjambres
de avispas doradas
que si te tocan te clavan
su aguijón venenoso.
La pollera de la tía Ema
es tan acampanada
que cuando el viento la levanta
se sacuden las rosas,
las ramas, la casa.
Un viento que llega
hasta la ruta
y me golpea en la cara
me despabila y me hace
a mí también
dueña de su jardín.
El tapizado impecable
del Fiat familiar color ladrillo
huele a esencias dulzonas
como las rosas
del jardín de la tía Ema.
Hay enjambres
de avispas doradas
que si te tocan te clavan
su aguijón venenoso.
La pollera de la tía Ema
es tan acampanada
que cuando el viento la levanta
se sacuden las rosas,
las ramas, la casa.
Un viento que llega
hasta la ruta
y me golpea en la cara
me despabila y me hace
a mí también
dueña de su jardín.
("marcelo leites")
miércoles, 21 de octubre de 2015
Marino Muñoz Lagos (1925 )
Retrato vivo de mi padre muerto
Murió en abril: tiempo de lluvia. Otoñecida
estrella le cubría la frente como un agua.
Era un hombre pequeño, realzado de pronto
por una lenta mano, florecida manzana.
Una sombra rebelde le dormía los ojos,
como un álamo triste, como una llamarada.
Era en el tiempo niño: el tiempo inconmovible
de los bosques mojados en sus nobles estancias.
Allí nacía él, allí crecían lentamente
sus cábalas maestras, su suerte enmarañada;
allí, en las pobres vasijas, en el solar
terrestre donde la espiga levantaba
su fantasma perfecto, su pan crepusculario.
Le conocí de cerca una lenta mañana
de invierno. Como sabias monedas invariables
las lluvias pasajeras sobre el techo cantaban.
Su mano sarmentosa se halló como la fina
prolongación del tallo de las dalias.
¿Era él?, ciertamente lo digo. Ciertamente,
como que ahora escribo tendido sobre el alba.
Su rostro era tan triste. Sus ojos pensativos
recorrían celestes los cuadros de la casa.
A mí me parecía, por sus limpios modales,
que sólo de un campesino pobre se trataba.
Era hijo del trigo. Venido de un barbecho
donde la luna muestra sus haciendas intactas.
Y en efecto lo era: nacido como tantos
entre un bosque brumoso y una verde montaña,
el campo se extendía por su cuerpo estrellado
y por sus venas rojas la tierra dura andaba.
Murió en abril, tiempo de lluvia, de lluvia
colonial, antigua lluvia, dolorosa campana.
Le llevaron dormido, entre
todos los hombres que vivieron el agua
gozando las estrellas, las nubes y los recios
contornos labradores de las grises comarcas.
Le conocí de cerca, lo traté tantas veces.
Conversamos del tiempo, del trigo y la esperanza.
Murió en abril. Yo estaba lejos. Su esqueleto
vegetal bajo un huerto florido descansa.
("rua das petras" e "inmaculada decepción")
Murió en abril: tiempo de lluvia. Otoñecida
estrella le cubría la frente como un agua.
Era un hombre pequeño, realzado de pronto
por una lenta mano, florecida manzana.
Una sombra rebelde le dormía los ojos,
como un álamo triste, como una llamarada.
Era en el tiempo niño: el tiempo inconmovible
de los bosques mojados en sus nobles estancias.
Allí nacía él, allí crecían lentamente
sus cábalas maestras, su suerte enmarañada;
allí, en las pobres vasijas, en el solar
terrestre donde la espiga levantaba
su fantasma perfecto, su pan crepusculario.
Le conocí de cerca una lenta mañana
de invierno. Como sabias monedas invariables
las lluvias pasajeras sobre el techo cantaban.
Su mano sarmentosa se halló como la fina
prolongación del tallo de las dalias.
¿Era él?, ciertamente lo digo. Ciertamente,
como que ahora escribo tendido sobre el alba.
Su rostro era tan triste. Sus ojos pensativos
recorrían celestes los cuadros de la casa.
A mí me parecía, por sus limpios modales,
que sólo de un campesino pobre se trataba.
Era hijo del trigo. Venido de un barbecho
donde la luna muestra sus haciendas intactas.
Y en efecto lo era: nacido como tantos
entre un bosque brumoso y una verde montaña,
el campo se extendía por su cuerpo estrellado
y por sus venas rojas la tierra dura andaba.
Murió en abril, tiempo de lluvia, de lluvia
colonial, antigua lluvia, dolorosa campana.
Le llevaron dormido, entre
todos los hombres que vivieron el agua
gozando las estrellas, las nubes y los recios
contornos labradores de las grises comarcas.
Le conocí de cerca, lo traté tantas veces.
Conversamos del tiempo, del trigo y la esperanza.
Murió en abril. Yo estaba lejos. Su esqueleto
vegetal bajo un huerto florido descansa.
("rua das petras" e "inmaculada decepción")
martes, 20 de octubre de 2015
Christian Peña (1985 )
Del eco de tu padre en la memoria.
Del aullido del perro en la azotea.
Del murmullo en un callejón oscuro.
De los rayos de luna tocando en tu ventana.
Del grito que te cimbra. Del silencio.
De una puerta que rechina al cerrarse.
Del ritmo galopante de tu sangre.
De tu respiración entrecortada.
De todo lados las voces.
("de todos lados las voces", ed. uacm, méxico, 2010)
Del aullido del perro en la azotea.
Del murmullo en un callejón oscuro.
De los rayos de luna tocando en tu ventana.
Del grito que te cimbra. Del silencio.
De una puerta que rechina al cerrarse.
Del ritmo galopante de tu sangre.
De tu respiración entrecortada.
De todo lados las voces.
("de todos lados las voces", ed. uacm, méxico, 2010)
lunes, 19 de octubre de 2015
Romilio Ribero (1933/1974 )
Retrato de un pájaro
Quédese usted quieto señor pájaro que no tengo tiempo para fotografiarlo.
Quédese Ud. como Dios manda y los buenos modales.
El pico en alto, ese instrumento de la maravilla, del pillaje y de la calumnia.
No debería Ud. señor Pájaro ser tan chismoso.
Bien sabe que todo el vecindario lo considera como un monarca de las tinieblas
y por eso me cuelgan de las ventanas ramos de hierbas olorosas
y dibujan sobre mi puerta con sangre y sal leyendas intraducibles.
Lo he comprado a Ud. señor Pájaro en el mercado de los otros pájaros.
Pero Ud. no es como los otros. Ud. anuncia la tormenta y la nieve
y sus mayores fueron los augures de las enfermedades del lejano vivir.
Es incomprensible cómo, pero cómo Ud. una criatura tan solemne y misteriosa
haya podido caer en la jaula que le tendieron los chiquilines en la montaña,
cómo lo engañaron con un mísero puñado de alpiste y unos trocitos de carne
disuelta en agua,
cómo se dejó cortar esas alas negras y vendar esos ojos de ópalo que se
asemejan a los países de la nostalgia.
Yo no entiendo cómo Ud., un pájaro tan sobrenatural,
tan espectral, tan lleno de ferocidad y de amor
pudo llegar a esto, un presidiario que se vende, que ha perdido el oro
de sus patas y de su pico,
que sus plumas son fulgurantes piedras capaces de atravesar el conjuro del sol,
que todo lo que le venía por estirpes y dinastías, lo ha perdido
como se pierden los difuntos en los países del agua y del viento.
A veces, cuando lo veo en su jaula, debatiéndose en vano,
quisiera escarbar con una aguja sus sesos,
ver qué ha sucedido adentro de Ud. para ese cambio tan misterioso,
en dónde ha quedado su poderío desconocido, su lujuria para amar,
sus corrupciones entre los otros pájaros, el escándalo que despertaban sus silbidos
en la corte del Rey de las Barajas.
Y lo veo así, castrado, ruinoso, melancólico, dándose contra los hierros,
mirando cómo suceden los días y el porvenir se le presenta con olor a gato,
con los pobres comestibles del mendigo en su jaula, con piojos y flautas metálicas
que quieren enseñarle nuevamente a cantar,
con sus ojos fatigados como las lámparas del festín de Baltasar,
esperando el crimen que habrá de salvarlo definitivamente.
Esa puerta que no da a ningún país de maravillas.
Esa puerta que se abre hacia el hechizo de la sangre.
("marcelo leites")
Quédese usted quieto señor pájaro que no tengo tiempo para fotografiarlo.
Quédese Ud. como Dios manda y los buenos modales.
El pico en alto, ese instrumento de la maravilla, del pillaje y de la calumnia.
No debería Ud. señor Pájaro ser tan chismoso.
Bien sabe que todo el vecindario lo considera como un monarca de las tinieblas
y por eso me cuelgan de las ventanas ramos de hierbas olorosas
y dibujan sobre mi puerta con sangre y sal leyendas intraducibles.
Lo he comprado a Ud. señor Pájaro en el mercado de los otros pájaros.
Pero Ud. no es como los otros. Ud. anuncia la tormenta y la nieve
y sus mayores fueron los augures de las enfermedades del lejano vivir.
Es incomprensible cómo, pero cómo Ud. una criatura tan solemne y misteriosa
haya podido caer en la jaula que le tendieron los chiquilines en la montaña,
cómo lo engañaron con un mísero puñado de alpiste y unos trocitos de carne
disuelta en agua,
cómo se dejó cortar esas alas negras y vendar esos ojos de ópalo que se
asemejan a los países de la nostalgia.
Yo no entiendo cómo Ud., un pájaro tan sobrenatural,
tan espectral, tan lleno de ferocidad y de amor
pudo llegar a esto, un presidiario que se vende, que ha perdido el oro
de sus patas y de su pico,
que sus plumas son fulgurantes piedras capaces de atravesar el conjuro del sol,
que todo lo que le venía por estirpes y dinastías, lo ha perdido
como se pierden los difuntos en los países del agua y del viento.
A veces, cuando lo veo en su jaula, debatiéndose en vano,
quisiera escarbar con una aguja sus sesos,
ver qué ha sucedido adentro de Ud. para ese cambio tan misterioso,
en dónde ha quedado su poderío desconocido, su lujuria para amar,
sus corrupciones entre los otros pájaros, el escándalo que despertaban sus silbidos
en la corte del Rey de las Barajas.
Y lo veo así, castrado, ruinoso, melancólico, dándose contra los hierros,
mirando cómo suceden los días y el porvenir se le presenta con olor a gato,
con los pobres comestibles del mendigo en su jaula, con piojos y flautas metálicas
que quieren enseñarle nuevamente a cantar,
con sus ojos fatigados como las lámparas del festín de Baltasar,
esperando el crimen que habrá de salvarlo definitivamente.
Esa puerta que no da a ningún país de maravillas.
Esa puerta que se abre hacia el hechizo de la sangre.
("marcelo leites")
domingo, 18 de octubre de 2015
Jorge Posada (1980 )
La misma...
la misma prostituta
que desde hace años
me atiende
fanny
transexual
en la habitación
se desnuda
tiene marcas
en el cuerpo
golpes
cortadas
nos masturbamos
tomo una ducha
regresa a la calle
("costa sin mar")
la misma prostituta
que desde hace años
me atiende
fanny
transexual
en la habitación
se desnuda
tiene marcas
en el cuerpo
golpes
cortadas
nos masturbamos
tomo una ducha
regresa a la calle
("costa sin mar")
sábado, 17 de octubre de 2015
Abigael Bohórquez (1937/1995 )
Sentencia
Jugaréis por instantes del vocablo
como decir: Si se mudó
en mi ausencia,
ya no es mujer estable,
sino establo.
Lope de Vega
dejadlo al villano pene,
yendo y viniendo;
una vez entrando
y otra vez saliendo
por sécula su culorum; que pene.
Qué pene!!!
("digo lo que amo", uacm, méxico, d.f., 2015)
Jugaréis por instantes del vocablo
como decir: Si se mudó
en mi ausencia,
ya no es mujer estable,
sino establo.
Lope de Vega
dejadlo al villano pene,
yendo y viniendo;
una vez entrando
y otra vez saliendo
por sécula su culorum; que pene.
Qué pene!!!
("digo lo que amo", uacm, méxico, d.f., 2015)
viernes, 16 de octubre de 2015
Jacobo Regen (1935 )
Elegía
I
Íbamos juntos, madre,
por una calle extraña
de una ciudad desconocida.
Los fanales temblaban
bajo la lluvia, iluminando rostros
que nunca vimos antes,
que no vemos ahora.
Nos miraban
pero no lo advertíamos...
Con el dolor en alto —que fue el único
laurel para tu frente-,
me absolvían tus ojos
de todo el desamor,
de la distancia
que puse entre tus sueños y mi vida.
II
Yo no miro este cielo.
En cada nube, en cada gajo de inmensidad,
hallaría un reproche
que desde el fondo de tu ausencia viene.
Porque de pronto escucho tu voz, tu voz
lejana,
tu silencio,
y un sobrecogimiento de infinito tiembla
en mi corazón.
Tú, sin embargo, me perdonas.
Y sigues, en mis sueños, envolviéndome
con tu mirada pura llena de luz sin fondo.
¿Por qué -me digo ahora-,
por qué llega el amor cuando la rosa
sus cenizas esparce al firmamento?
Cuando se corporiza en el delirio
lo que vimos pasar como una sombra,
ebrios de nuestra muerte.
("marcelo leites")
I
Íbamos juntos, madre,
por una calle extraña
de una ciudad desconocida.
Los fanales temblaban
bajo la lluvia, iluminando rostros
que nunca vimos antes,
que no vemos ahora.
Nos miraban
pero no lo advertíamos...
Con el dolor en alto —que fue el único
laurel para tu frente-,
me absolvían tus ojos
de todo el desamor,
de la distancia
que puse entre tus sueños y mi vida.
II
Yo no miro este cielo.
En cada nube, en cada gajo de inmensidad,
hallaría un reproche
que desde el fondo de tu ausencia viene.
Porque de pronto escucho tu voz, tu voz
lejana,
tu silencio,
y un sobrecogimiento de infinito tiembla
en mi corazón.
Tú, sin embargo, me perdonas.
Y sigues, en mis sueños, envolviéndome
con tu mirada pura llena de luz sin fondo.
¿Por qué -me digo ahora-,
por qué llega el amor cuando la rosa
sus cenizas esparce al firmamento?
Cuando se corporiza en el delirio
lo que vimos pasar como una sombra,
ebrios de nuestra muerte.
("marcelo leites")
jueves, 15 de octubre de 2015
Cristina Peri Rossi (1941 )
Aquella noche
La noche en que nos conocimos
yo empecé a perder.
La cerilla explotó
y me quemó los dedos
manché mi blusa con el vino.
Olvidé por completo el nombre
del mes y del día
Tanta turbación
sólo podía ser la prueba
de un deseo muy grande
tan grande
que ni tú misma
podías satisfacer.
("runas del deseo, antología poética, 1971-2004", ed. uacm, 2008)
La noche en que nos conocimos
yo empecé a perder.
La cerilla explotó
y me quemó los dedos
manché mi blusa con el vino.
Olvidé por completo el nombre
del mes y del día
Tanta turbación
sólo podía ser la prueba
de un deseo muy grande
tan grande
que ni tú misma
podías satisfacer.
("runas del deseo, antología poética, 1971-2004", ed. uacm, 2008)
miércoles, 14 de octubre de 2015
Jotaele Andrade (1974 )
He roto un plato
He roto un plato
de más de treinta años
acota mi madre
pienso cuántas veces
habrá raspado
una cuchara
su fondo
si todo aquel alimento
insuficiente en la infancia
bastará para llenarlo
ahora
que es una forma perdida
que habrá cenado
en él
el hermano
muerto
alguna novia
los primos
definitivos
en la niebla
he roto un plato
de más de treinta años
de existencia entre nosotros
se deslizó como suceden estas cosas
el vidrio resbaló sobre el vidrio
de otro plato
como una memoria colmada de sí
y salió despedido por el aire
anunciando la pequeña tragedia
y el estruendo
conque toda historia familiar
comienza a derrumbarse
("blog del amasijo")
martes, 13 de octubre de 2015
José Antonio Ramos Sucre (1890/1930 )
La caza
La duquesa guarda, montada a caballo, una actitud pudorosa y gentil. Increpa al azor aferrado en el puño y lo despide en seguimiento de un ave distinta.
El azor dibuja un vuelo indeciso y acierta con el rumbo.
La belleza de la señora me distrae de seguir el curso de la caza. Resalta de lleno en el campo uniforme.
Yo recojo del suelo y oculto recatadamente un chapín de cordobán escapado de su pie.
La duquesa nota la pérdida en una tregua de la activa diversión.
Me abstengo de contestar sus preguntas inquietas, donde se traspinta el enfado. Un paje saca a plaza la vergüenza de mi hurto.
La duquesa ríe donosamente al adivinar la señal de una pasión en el más intonso de sus villanos.
("otra iglesia es imposible")
La duquesa guarda, montada a caballo, una actitud pudorosa y gentil. Increpa al azor aferrado en el puño y lo despide en seguimiento de un ave distinta.
El azor dibuja un vuelo indeciso y acierta con el rumbo.
La belleza de la señora me distrae de seguir el curso de la caza. Resalta de lleno en el campo uniforme.
Yo recojo del suelo y oculto recatadamente un chapín de cordobán escapado de su pie.
La duquesa nota la pérdida en una tregua de la activa diversión.
Me abstengo de contestar sus preguntas inquietas, donde se traspinta el enfado. Un paje saca a plaza la vergüenza de mi hurto.
La duquesa ríe donosamente al adivinar la señal de una pasión en el más intonso de sus villanos.
("otra iglesia es imposible")