Dos
con la lentitud del lagarto y la sabiduría del mono
con la sagacidad del gato y la discreción del cuervo
así aparece me pisa los talones araña mi espalda sopla
mis orejas muerdo hasta sangrar mis labios me llama
por mi nombre no volteo es tan abominable es tan hermosa
la cara de la muerte
con la lentitud del lagarto y la sabiduría del mono
con la sagacidad del gato y la discreción del cuervo
así aparece me pisa los talones acaricia mi espalda besa
mis orejas borra una por una las palabras de su libro
no sé si hago bien de escribir tantas menudencias
(en "humo de incendios lejanos", coed. uanl-aldus, méxico, 2009)
sábado, 28 de febrero de 2015
viernes, 27 de febrero de 2015
Joaquín Giannuzzi(1924/2004 )
Este tipo
Estoy sentado en el umbral de mi casa.
Miro pasar la gente, los autos, el país en este verano del 71
mientras me rasco los sobacos
mientras no me decido a salir a escena
renuncio a practicar un destino.
Mis bostezos son sorprendentes aun para esta época.
Soy un tipo que fuma, que se hurga los dientes,
que conoce el engaño mil veces aceptado.
Un tipo que está allí, simplemente,
mirando con estilo de perro,
sin poder elegir, con el conocimiento inerte
para toda causa que vaya más allá de la noche próxima.
Pero usted debe suponer que vale tanto como cualquier otro
si ahora hay héroes que están muriendo
para que este tipo viva realmente.
("radar libros", Página/12)
Estoy sentado en el umbral de mi casa.
Miro pasar la gente, los autos, el país en este verano del 71
mientras me rasco los sobacos
mientras no me decido a salir a escena
renuncio a practicar un destino.
Mis bostezos son sorprendentes aun para esta época.
Soy un tipo que fuma, que se hurga los dientes,
que conoce el engaño mil veces aceptado.
Un tipo que está allí, simplemente,
mirando con estilo de perro,
sin poder elegir, con el conocimiento inerte
para toda causa que vaya más allá de la noche próxima.
Pero usted debe suponer que vale tanto como cualquier otro
si ahora hay héroes que están muriendo
para que este tipo viva realmente.
("radar libros", Página/12)
jueves, 26 de febrero de 2015
DOS AYOTZINAPA
Uriel Martínez (1950 )
Luna de Ayotzinapa
Pregunté si te percataste de
la luna de sangre en horas previas
a la noche de los desaparecidos.
Luego me preguntaste si había
visto lunas anteriores, lunas
teñidas de un rojo cobalto.
Te dije que sí, hace veinte años
observé eclipses sucesivos;
e intuí los presagios.
No quise ver ni adivinar desenlaces,
para qué si éstos iban más
allá de mi voluntad.
Era, me dijiste, como si quisieras
impedir baladas bestiales
a la noche, a la luna, a la sangre.
Era como un anillo acuñado
al anular; era como un aro
de serpientes avenido al aliento.
Cuernavaca, Morelos
VíctorToledo (1957 )
Te llamas Julio César Mondragón
Yo soy el descarnado, el desollado
Vivo. El sin rostro, al que arrancaron los ojos
Y arrebataron de los brazos de su amada, joven madre
Yo soy el muerto vivo, ni vivo ni muero
Soy tu padre, soy tu hijo, soy tu patria, tu país ensangrentado
Yo soy aquel que pena para siempre por ti y por sus padres
Yo soy aquel que duerme en una fosa helada inencontrable
Soy las cenizas ardientes en el río, las cenizas gritando, el río llorando
Soy tu conciencia pura hasta los huesos, tu lucidez más alta
Como pira que no es pira que no expira
El hijo predilecto del señor de la muerte, del Mictlán
El niño consentido de la vida para darle vida a tu futuro
Pues ya nunca me olvidarás, jamás dejarás de recordarme
He venido de lo más lejos hasta ti, he regresado
Pues he abierto el inframundo
Soy tu memoria verdadera, la del glorioso pasado,
Soy tu memoria recuperada para siempre
Soy tu viaje más profundo, soy tu horrendo y trágico presente
Pero soy tu futuro luminoso y tu esperanza
Soy el hijo consentido del Mictlán que ha querido renacer
Para alumbrarte en tu camino más oscuro
Soy el sacrificio luminoso de la estrella
La que arde en una hoguera para ti
Soy el retorno, el retoño de la vida más hermosa, más brillante
Soy el Señor de Xibalbá, soy brujito, soy los gemelos triunfadores
Que superaron el infierno de esta vida
El señor Quetzal, el espíritu inmortal de la serpiente
Y de tu patria, el que retorna siempre de la muerte
Soy el rayo y su serpiente, soy su águila y su Ser
El puente del cielo y de la tierra
Soy el señor verdadero de la vida y de la eternidad
El símbolo encontrado de una extraña grandeza perdida
Que no obstante está por renacer con plenitud
Con mi voz más profunda, con mi canción más hermosa
Con mi silencio estentóreo, con mi sueño completo
Con mis ojos más hondos, mas llenos de Vacío
Más plenos del Todo, que por siempre muy abiertos
Más allá del tiempo y del espacio, te verán
Y velarán por ti y te guiarán
Con la sublime luz del más allá.
(en "andén de poemas")
Luna de Ayotzinapa
Pregunté si te percataste de
la luna de sangre en horas previas
a la noche de los desaparecidos.
Luego me preguntaste si había
visto lunas anteriores, lunas
teñidas de un rojo cobalto.
Te dije que sí, hace veinte años
observé eclipses sucesivos;
e intuí los presagios.
No quise ver ni adivinar desenlaces,
para qué si éstos iban más
allá de mi voluntad.
Era, me dijiste, como si quisieras
impedir baladas bestiales
a la noche, a la luna, a la sangre.
Era como un anillo acuñado
al anular; era como un aro
de serpientes avenido al aliento.
Cuernavaca, Morelos
VíctorToledo (1957 )
Te llamas Julio César Mondragón
Yo soy el descarnado, el desollado
Vivo. El sin rostro, al que arrancaron los ojos
Y arrebataron de los brazos de su amada, joven madre
Yo soy el muerto vivo, ni vivo ni muero
Soy tu padre, soy tu hijo, soy tu patria, tu país ensangrentado
Yo soy aquel que pena para siempre por ti y por sus padres
Yo soy aquel que duerme en una fosa helada inencontrable
Soy las cenizas ardientes en el río, las cenizas gritando, el río llorando
Soy tu conciencia pura hasta los huesos, tu lucidez más alta
Como pira que no es pira que no expira
El hijo predilecto del señor de la muerte, del Mictlán
El niño consentido de la vida para darle vida a tu futuro
Pues ya nunca me olvidarás, jamás dejarás de recordarme
He venido de lo más lejos hasta ti, he regresado
Pues he abierto el inframundo
Soy tu memoria verdadera, la del glorioso pasado,
Soy tu memoria recuperada para siempre
Soy tu viaje más profundo, soy tu horrendo y trágico presente
Pero soy tu futuro luminoso y tu esperanza
Soy el hijo consentido del Mictlán que ha querido renacer
Para alumbrarte en tu camino más oscuro
Soy el sacrificio luminoso de la estrella
La que arde en una hoguera para ti
Soy el retorno, el retoño de la vida más hermosa, más brillante
Soy el Señor de Xibalbá, soy brujito, soy los gemelos triunfadores
Que superaron el infierno de esta vida
El señor Quetzal, el espíritu inmortal de la serpiente
Y de tu patria, el que retorna siempre de la muerte
Soy el rayo y su serpiente, soy su águila y su Ser
El puente del cielo y de la tierra
Soy el señor verdadero de la vida y de la eternidad
El símbolo encontrado de una extraña grandeza perdida
Que no obstante está por renacer con plenitud
Con mi voz más profunda, con mi canción más hermosa
Con mi silencio estentóreo, con mi sueño completo
Con mis ojos más hondos, mas llenos de Vacío
Más plenos del Todo, que por siempre muy abiertos
Más allá del tiempo y del espacio, te verán
Y velarán por ti y te guiarán
Con la sublime luz del más allá.
(en "andén de poemas")
miércoles, 25 de febrero de 2015
Charles Bukowski (1920/1994 )
Mellizos
A veces sugería que yo era bastardo y le dije que escuchara
a Brahms, que aprendiera a pintar, a tomar, a no dejarse dominar
por las mujeres y la plata
pero me gritó: ¡Por Dios acuérdate de tu madre,
acuérdate de tu país,
vas a matarnos a todos!
me muevo por la casa de mi padre (de la que debía 8.000 dólares después de 20
años en el mismo trabajo) y miro sus zapatos muertos
la manera en que sus pies arrugaron el cuero, como si estuviera
plantando rosas con bronca, y de hecho eso estaba haciendo,
y miro su cigarrillo muerto, su último cigarrillo
y la cama donde durmió esa última noche, y siento que debería volver a hacerla
pero no puedo, porque un padre es siempre tu amo aunque ya no esté,
supongo que estas cosas han sucedido una y otra vez pero no puedo dejar de pensar
morir en el suelo de la cocina a las siete de la mañana
mientras otra gente hace huevos fritos
no es tan grave
salvo cuando te pasa a ti
salgo y arranco una naranja y pelo la cáscara brillante
las cosas siguen vivas: el pasto está creciendo bastante bien,
el sol rodeado por un satélite ruso deja caer sus rayos,
un perro ladra sin sentido en alguna parte, los vecinos espían detrás de las persianas
soy un extraño acá, y siempre fui (supongo) un poco el comunista,
y no tengo duda de que me describía bastante bien (nos peleábamos
como leones de montaña) y dicen que le dejó todo a una vieja
en Duarte pero me importa un carajo –se puede quedar con todo: él era mi viejo
y se murió.
adentro, me pruebo un saco celeste
mucho mejor que cualquier cosa que me haya puesto jamás
y hago flamear las mangas como un espantapájaros en el viento
pero no hay nada que hacer:
no lo puedo mantener vivo
no importa cuánto nos odiamos el uno al otro
éramos idénticos, podríamos haber sido mellizos
el viejo y yo: eso decían.
dejó unos bulbos en la mampara
listos para plantar
mientras yo estaba acostado con una puta de la calle 3
muy bien. dennos un momento: parado delante del espejo
con el saco de mi padre muerto
esperando también yo
para morir.
("el malpensante", s/c al traductor)
A veces sugería que yo era bastardo y le dije que escuchara
a Brahms, que aprendiera a pintar, a tomar, a no dejarse dominar
por las mujeres y la plata
pero me gritó: ¡Por Dios acuérdate de tu madre,
acuérdate de tu país,
vas a matarnos a todos!
me muevo por la casa de mi padre (de la que debía 8.000 dólares después de 20
años en el mismo trabajo) y miro sus zapatos muertos
la manera en que sus pies arrugaron el cuero, como si estuviera
plantando rosas con bronca, y de hecho eso estaba haciendo,
y miro su cigarrillo muerto, su último cigarrillo
y la cama donde durmió esa última noche, y siento que debería volver a hacerla
pero no puedo, porque un padre es siempre tu amo aunque ya no esté,
supongo que estas cosas han sucedido una y otra vez pero no puedo dejar de pensar
morir en el suelo de la cocina a las siete de la mañana
mientras otra gente hace huevos fritos
no es tan grave
salvo cuando te pasa a ti
salgo y arranco una naranja y pelo la cáscara brillante
las cosas siguen vivas: el pasto está creciendo bastante bien,
el sol rodeado por un satélite ruso deja caer sus rayos,
un perro ladra sin sentido en alguna parte, los vecinos espían detrás de las persianas
soy un extraño acá, y siempre fui (supongo) un poco el comunista,
y no tengo duda de que me describía bastante bien (nos peleábamos
como leones de montaña) y dicen que le dejó todo a una vieja
en Duarte pero me importa un carajo –se puede quedar con todo: él era mi viejo
y se murió.
adentro, me pruebo un saco celeste
mucho mejor que cualquier cosa que me haya puesto jamás
y hago flamear las mangas como un espantapájaros en el viento
pero no hay nada que hacer:
no lo puedo mantener vivo
no importa cuánto nos odiamos el uno al otro
éramos idénticos, podríamos haber sido mellizos
el viejo y yo: eso decían.
dejó unos bulbos en la mampara
listos para plantar
mientras yo estaba acostado con una puta de la calle 3
muy bien. dennos un momento: parado delante del espejo
con el saco de mi padre muerto
esperando también yo
para morir.
("el malpensante", s/c al traductor)
martes, 24 de febrero de 2015
Gloria Fuertes (1917/1998 )
Al dolor no le huyas
No le huyas,
se pone más furioso.
Entrégate al dolor hasta que se harte.
Concéntrate en él
y en el que todo nada dura;
y no hagas aspavientos.
Así el dolor se enfriará asqueado
ante tu indiferente misticismo.
No le huyas,
se pone más furioso.
Entrégate al dolor hasta que se harte.
Concéntrate en él
y en el que todo nada dura;
y no hagas aspavientos.
Así el dolor se enfriará asqueado
ante tu indiferente misticismo.
("otra iglesia es imposible")
lunes, 23 de febrero de 2015
Eugénio de Andrade (1923/2005 )
Cállate...
Cállate, la luz arde entre tus labios,
el amor no es contemplativo,
el amor siempre busca, tantea en la oscuridad.
Esta pierna, ¿es tuya?, ¿y este brazo?
Subo por ti, de rama en rama,
respiro en la orilla de tu boca,
el alma se abre por la palabra; moriría
si me lo pidieses, duerme,
el amor nunca ha sido fácil, nunca,
la tierra también muere.
(revista "La palabra y el hombre", 3a. época, no. 26, otoño 2013, traducción de maría auxiliadora álvarez.)
Cállate, la luz arde entre tus labios,
el amor no es contemplativo,
el amor siempre busca, tantea en la oscuridad.
Esta pierna, ¿es tuya?, ¿y este brazo?
Subo por ti, de rama en rama,
respiro en la orilla de tu boca,
el alma se abre por la palabra; moriría
si me lo pidieses, duerme,
el amor nunca ha sido fácil, nunca,
la tierra también muere.
(revista "La palabra y el hombre", 3a. época, no. 26, otoño 2013, traducción de maría auxiliadora álvarez.)
domingo, 22 de febrero de 2015
Billy Collins (1941 )
A mi preparatoriana favorita, en sus 17 años
¿Te das cuenta de que si hubieras comenzado
a construir el Partenón el día de tu nacimiento
ya nada más te faltaría un año para terminarlo?
Desde luego, no podrías tú sola;
pero no te preocupes, está bien así.
Te amamos por ser quien eres.
¿Pero sabías que a tu edad Judy Garland
ya se embolsaba 150,000 dólares por película,
Juana de Arco conducía el ejército francés a la victoria
y Blas Pascal ya limpiaba su cuarto?
Quiero decir, ya había inventado la calculadora.
Desde luego habrá tiempo
para hacer todo eso el resto de tu vida,
luego de que salgas de tu habitación y comiences a florecer
o al menos recojas tus calcetines.
Por alguna razón, aún recuerdo que Lady Jane Grey
fue reina de Inglaterra a los quince años,
sólo que luego fue decapitada, así que no debe servirte de ejemplo.
Siglos después, cuando tenía tu edad,
Franz Schubert lavaba los platos de su casa
y eso no le impidió componer dos sinfonías,
cuatro óperas y dos misas completas, al muchacho.
Desde luego que eso sucedió en Austria, en tiempos
del lirismo romántico, no aquí, en las afueras de Cleveland.
Y francamente, ¿a quién le importa si Annie Oakley
ya era una tiradora experta a los 15 años
o si Maria Callas debutó en Tosca a los 17?
Pensamos que eres especial así como eres,
jugando con tu comida y mirando el vacío.
A propósito, mentí cuando dije que Schubert lavaba los trastes;
pero eso no significa que nunca ayudara en su casa.
(cortesía y versión del poeta y traductor javier acosta)
¿Te das cuenta de que si hubieras comenzado
a construir el Partenón el día de tu nacimiento
ya nada más te faltaría un año para terminarlo?
Desde luego, no podrías tú sola;
pero no te preocupes, está bien así.
Te amamos por ser quien eres.
¿Pero sabías que a tu edad Judy Garland
ya se embolsaba 150,000 dólares por película,
Juana de Arco conducía el ejército francés a la victoria
y Blas Pascal ya limpiaba su cuarto?
Quiero decir, ya había inventado la calculadora.
Desde luego habrá tiempo
para hacer todo eso el resto de tu vida,
luego de que salgas de tu habitación y comiences a florecer
o al menos recojas tus calcetines.
Por alguna razón, aún recuerdo que Lady Jane Grey
fue reina de Inglaterra a los quince años,
sólo que luego fue decapitada, así que no debe servirte de ejemplo.
Siglos después, cuando tenía tu edad,
Franz Schubert lavaba los platos de su casa
y eso no le impidió componer dos sinfonías,
cuatro óperas y dos misas completas, al muchacho.
Desde luego que eso sucedió en Austria, en tiempos
del lirismo romántico, no aquí, en las afueras de Cleveland.
Y francamente, ¿a quién le importa si Annie Oakley
ya era una tiradora experta a los 15 años
o si Maria Callas debutó en Tosca a los 17?
Pensamos que eres especial así como eres,
jugando con tu comida y mirando el vacío.
A propósito, mentí cuando dije que Schubert lavaba los trastes;
pero eso no significa que nunca ayudara en su casa.
(cortesía y versión del poeta y traductor javier acosta)
sábado, 21 de febrero de 2015
Bruno Montané (1957 )
Escrito
4
Nosotros, los que no sabemos de la locura,
si no su parte de leyenda, su fulgor
extraño pero casi cómodo, nosotros
los que aquí estamos y opinamos
desde este lado del espejo, nosotros
los del sueño y el proyecto infalible,
somos los hundidos en la Nada.
Somos el sumergimiento, somos
los pies que se cimbran en el cálido vacío,
el vacío que tiembla al otro lado del espejo.
("Mapas y escritos", ed. La ratona cartonera, Cuernavaca, Morelos, México, 2009)
4
Nosotros, los que no sabemos de la locura,
si no su parte de leyenda, su fulgor
extraño pero casi cómodo, nosotros
los que aquí estamos y opinamos
desde este lado del espejo, nosotros
los del sueño y el proyecto infalible,
somos los hundidos en la Nada.
Somos el sumergimiento, somos
los pies que se cimbran en el cálido vacío,
el vacío que tiembla al otro lado del espejo.
("Mapas y escritos", ed. La ratona cartonera, Cuernavaca, Morelos, México, 2009)
viernes, 20 de febrero de 2015
Rubén Medina (1955 )
South of which border?
Te reconozco deambulando,
titubeante, por lo escaparates
del mall como un pájaro
con sus ojos transparentes
sobre la rama de un nuevo árbol
(¿queretano?)
Te puedo ver en el aeropuerto
detrás del mostrador
con tu uniforme amarillo estridente
leyendo cada uno
de los gestos de los pasajeros
(¿sonorense?
Ahí estás en el banco
con tu chamarra azul
para otro invierno
esperando el turno
para entregar los papeles
del préstamo
para la casa nueva
(¿michoacano?)
Te veo en el restaurante italiano,
el restaurante japonés
el restaurante chino
donde después de un silencio
y un diálogo de miradas
hablaremos en español
y casi adivino tu acento
(¿zacatecano?)
O en la gasolinera
donde no es adecuado
quedarse en el auto
y nos bajamos a la misma
vez y seguramente pensamos
en una ciudad lejana
al sur del corazón
(¿poblano?)
O mientras cruzas la calle
llevando de la mano a tu hija
para esperar el autobús
de la escuela
(¿tapatía?)
O en la avenida
cuando tratas de rebasarme
por el carril derecho
y observo todos tus actos
por el espejo retrovisor
y simplemente sonreímos
por reconocer
el atrevimiento
(¿chilango?)
O en el salón de clases
donde inmediatamente
te preguntas si soy quien
parezco ser
(¿durangueña?
Nos vamos reconociendo
todos los habitantes
de la nación nómada, casa minuto, cada hora,
cada milenio
("Nación nómada", La ratona cartonera, Cuernavaca, Morelos, México, 2010.)
Te reconozco deambulando,
titubeante, por lo escaparates
del mall como un pájaro
con sus ojos transparentes
sobre la rama de un nuevo árbol
(¿queretano?)
Te puedo ver en el aeropuerto
detrás del mostrador
con tu uniforme amarillo estridente
leyendo cada uno
de los gestos de los pasajeros
(¿sonorense?
Ahí estás en el banco
con tu chamarra azul
para otro invierno
esperando el turno
para entregar los papeles
del préstamo
para la casa nueva
(¿michoacano?)
Te veo en el restaurante italiano,
el restaurante japonés
el restaurante chino
donde después de un silencio
y un diálogo de miradas
hablaremos en español
y casi adivino tu acento
(¿zacatecano?)
O en la gasolinera
donde no es adecuado
quedarse en el auto
y nos bajamos a la misma
vez y seguramente pensamos
en una ciudad lejana
al sur del corazón
(¿poblano?)
O mientras cruzas la calle
llevando de la mano a tu hija
para esperar el autobús
de la escuela
(¿tapatía?)
O en la avenida
cuando tratas de rebasarme
por el carril derecho
y observo todos tus actos
por el espejo retrovisor
y simplemente sonreímos
por reconocer
el atrevimiento
(¿chilango?)
O en el salón de clases
donde inmediatamente
te preguntas si soy quien
parezco ser
(¿durangueña?
Nos vamos reconociendo
todos los habitantes
de la nación nómada, casa minuto, cada hora,
cada milenio
("Nación nómada", La ratona cartonera, Cuernavaca, Morelos, México, 2010.)
jueves, 19 de febrero de 2015
Ramón Rodríguez (1925/2014 )
Té de manzanilla
Las piernas de Maga empiezan en el Cabo de Hornos
y terminan en la calle principal de Milwaukee
donde toda la gente se afana inútilmente
por hacer una mejor cerveza que la Dosequis,
esta Maga usaba a veces una gorrita
y un anticuado impermeable llamado de trinchera
que a mí me dejaban la doliente certeza
de haberla visto del brazo de Humphrey Bogart
por una triste calle de la colonia Roma
por supuesto esta Maga no es la que sale en Rayuela
pero sí puedo asegurar que la he visto a los pies de Hécuba
en la página satinada de una traducción italiana de Eurípides
pero yo no vine a sentarme aquí a contar nada de esto
sólo vine a tomarme un té de manzanilla
y a formular fervientes y perdurables votos
para no verla ni nombrarla jamás.
(revista "La palabra y el hombre", no. 31, enero-marzo 2015, UV, Xalapa, México)
Las piernas de Maga empiezan en el Cabo de Hornos
y terminan en la calle principal de Milwaukee
donde toda la gente se afana inútilmente
por hacer una mejor cerveza que la Dosequis,
esta Maga usaba a veces una gorrita
y un anticuado impermeable llamado de trinchera
que a mí me dejaban la doliente certeza
de haberla visto del brazo de Humphrey Bogart
por una triste calle de la colonia Roma
por supuesto esta Maga no es la que sale en Rayuela
pero sí puedo asegurar que la he visto a los pies de Hécuba
en la página satinada de una traducción italiana de Eurípides
pero yo no vine a sentarme aquí a contar nada de esto
sólo vine a tomarme un té de manzanilla
y a formular fervientes y perdurables votos
para no verla ni nombrarla jamás.
(revista "La palabra y el hombre", no. 31, enero-marzo 2015, UV, Xalapa, México)
miércoles, 18 de febrero de 2015
Felipe Benítez Reyes (1960 )
La esencia del tiempo
Quien pone su mano sobre el agua
cautiva de una fuente
toca el mar antiguo de los griegos.
Quien alza una copa blanca
en la noche de Córdoba
eleva el Grial santo
y el cuerpo de los dioses.
Quien se entrega al amor
revive las manos de cristal de Galatea.
Aquel que oye a Mozart
oye a Juan del Encina,
oye la flauta de cera
que refiere Teócrito,
oye el ancho murmullo del desierto
bajo la noche extensa,
y un trémulo laúd que tiene alma.
El solitario que contempla la luna
es Endymión.
("otra iglesia es imposible")
Quien pone su mano sobre el agua
cautiva de una fuente
toca el mar antiguo de los griegos.
Quien alza una copa blanca
en la noche de Córdoba
eleva el Grial santo
y el cuerpo de los dioses.
Quien se entrega al amor
revive las manos de cristal de Galatea.
Aquel que oye a Mozart
oye a Juan del Encina,
oye la flauta de cera
que refiere Teócrito,
oye el ancho murmullo del desierto
bajo la noche extensa,
y un trémulo laúd que tiene alma.
El solitario que contempla la luna
es Endymión.
("otra iglesia es imposible")
martes, 17 de febrero de 2015
Gloria Fuertes (1917/1998 )
Asusta
Asusta que la flor se pase pronto.
Asusta querer mucho y que te quieran.
Asusta ver a un niño cara de hombre,
asusta que la noche…
que se tiemble por nada,
que se ría por nada asusta mucho.
Asusta que la paz por los jardines
asome sus orejas de colores,
asusta porque es mayo y es buen tiempo,
asusta por si pasas sobre todo,
asusta lo completo, lo posible,
la demasiada luz, la cobardía,
la gente que se casa, la tormenta.
los aires que se forman y la lluvia.
Los ruidos que en la noche nadie hace
–la silla vacía siempre cruje–,
asusta la maldad y la alegría,
el dolor, la serpiente, el mar, el libro,
asusta ser feliz, asusta el fuego,
sobrecoge la paz, se teme algo,
asusta todo trigo, todo pobre,
lo mejor no sentarse en una silla.
Asusta que la flor se pase pronto.
Asusta querer mucho y que te quieran.
Asusta ver a un niño cara de hombre,
asusta que la noche…
que se tiemble por nada,
que se ría por nada asusta mucho.
Asusta que la paz por los jardines
asome sus orejas de colores,
asusta porque es mayo y es buen tiempo,
asusta por si pasas sobre todo,
asusta lo completo, lo posible,
la demasiada luz, la cobardía,
la gente que se casa, la tormenta.
los aires que se forman y la lluvia.
Los ruidos que en la noche nadie hace
–la silla vacía siempre cruje–,
asusta la maldad y la alegría,
el dolor, la serpiente, el mar, el libro,
asusta ser feliz, asusta el fuego,
sobrecoge la paz, se teme algo,
asusta todo trigo, todo pobre,
lo mejor no sentarse en una silla.
("emma gunst")
lunes, 16 de febrero de 2015
Bruno Montané (1957 )
Escritos
5
Ya no volveré a saber aquello
que se hundía luminoso en un pantano.
Ya no veré ese fulgor que parecía
medido por el silencio.
Ya no oiré ese rumor inventado
por el paso de un fantasma.
Ya no sentiré el calor de los animales
en los establos antes del amanecer.
Ya no consideraré útil un poema,
ya no creeré inefable una palabra.
No sabré hacia qué lado se inclina
el planeta. No sabré más palabras
mientras no encuentre otro trabajo,
no leeré la luz de las húmedas piedras,
su resplandor de invierno.
Ya no escucharé, solo en la inmensa
caverna, el latido de mi respiración.
8
Mis amigos muertos juegan al ajedrez
con la muerte* o asisten a una clase
de matemáticas.** desde este lado del espejo
el ciclo parece cerrado e incólume.
El gesto perfecto, una vez llegados a la nada.
Los amigos tan espeluznantemente bellos, ***
transidos en el calmo latido
de un oscuro hotel, conversan frente al tablero
o ante sus ejercicios de matemáticas,
miran serenos o risueños en una interpretación
desconocida de lo apacible,
una versión en realidad indescifrable.
Mis amigos muertos ya saben
cómo brilla la única cara
del dado de la noche.
* Jorge Teillier
** Roberto Bolaño en una entrevista
*** Fragmento de un verso de Robert Lowell en versión de
Mario Santiago Papasquiaro.
("Mapas y escritos", ediciones La Ratona Cartonera, Cuernavaca, Morelos, México, primera ed., octubre 2209. Prólogo de Kato Ramone, ilustraciones de Iván Godoy.)
5
Ya no volveré a saber aquello
que se hundía luminoso en un pantano.
Ya no veré ese fulgor que parecía
medido por el silencio.
Ya no oiré ese rumor inventado
por el paso de un fantasma.
Ya no sentiré el calor de los animales
en los establos antes del amanecer.
Ya no consideraré útil un poema,
ya no creeré inefable una palabra.
No sabré hacia qué lado se inclina
el planeta. No sabré más palabras
mientras no encuentre otro trabajo,
no leeré la luz de las húmedas piedras,
su resplandor de invierno.
Ya no escucharé, solo en la inmensa
caverna, el latido de mi respiración.
8
Mis amigos muertos juegan al ajedrez
con la muerte* o asisten a una clase
de matemáticas.** desde este lado del espejo
el ciclo parece cerrado e incólume.
El gesto perfecto, una vez llegados a la nada.
Los amigos tan espeluznantemente bellos, ***
transidos en el calmo latido
de un oscuro hotel, conversan frente al tablero
o ante sus ejercicios de matemáticas,
miran serenos o risueños en una interpretación
desconocida de lo apacible,
una versión en realidad indescifrable.
Mis amigos muertos ya saben
cómo brilla la única cara
del dado de la noche.
* Jorge Teillier
** Roberto Bolaño en una entrevista
*** Fragmento de un verso de Robert Lowell en versión de
Mario Santiago Papasquiaro.
("Mapas y escritos", ediciones La Ratona Cartonera, Cuernavaca, Morelos, México, primera ed., octubre 2209. Prólogo de Kato Ramone, ilustraciones de Iván Godoy.)
domingo, 15 de febrero de 2015
Uriel Martínez (1950 )
LA OFRENDA
I. Me pareció tan extraño: este mediodía estuve en la ceremonia luctuosa para despedir a un conocido que falleció la víspera de un infarto cardíaco. Yo había ido no por mi propensión a esta clase de rituales, sino por expresarle mi pésame a su mujer. Pero no llegaba, incluso anunciaron que el currículum del profesor y las palabras de despedida se posponían un momento, mientras un quinteto interpretaba piezas en el tono que todos esperan del hecho. Los minutos corrían y una sensación opresiva abultaba el plexo solar. Vi de pronto al chico que atiende en el café al que iba el fallecido a mediodía y al que acostumbro asistir con cierta frecuencia. Colocó sobre una mesita instalada ex profeso una taza con un express doble y una tajada de pastel. Por lo menos en Dogville, aún pervive la creencia de que el alma del que nos dejó llegue a la ceremonia y deguste la ofrenda.
II.
Ya me iba a la entrada del patio donde homenajeaban al también fotógrafo, con el propósito de fumar tabaco, pero me paralizó ver que llegaba una chica que, no sé por qué, identifiqué con una modelo que posó para el finado reciente. Aunque en la serie expuesta en un recinto universitario la chica ocultaba el rostro, me llamó en aquel entonces la belleza del pelo color miel, o lo imaginé puesto que era una serie en blanco y negro, que resaltaba las atmósferas de intimidad que el señor le había impreso a la colección, creo, llamada "Mis noches con Thérèse". La modelo de entonces, que ahora aparecía en un ceremonial rígido y de crespones, apareció desnuda. Exacto, era la misma que posó para la muestra exhibida pocos días -un fin de semana-, en el vestíbulo del teatro universitario. La reconocí por el tatuaje que portaba debajo del seno izquierdo -más chico que el pecho gemelo-, una especie de signo heráldico escandinavo. Cuando pasó a mi lado me cubrió brevemente un aroma a mariguana que esparcía la cauda de la cabellera suelta.
III.
Desnuda como llegó, se acercó al féretro del recién fallecido y, como si ella respondiera al guión de un ballet mudo, abrazó el cajón metálico como para expresar el dolor de una pérdida. El quinteto de cuerdas siguió con la ejecución de su repertorio, ajeno a la aparición de la mujer. El puñado de asistentes se mantuvo en las sillas de tijera colocadas temprano, hileras que mostraban blancos para aquellos impuntuales que nunca faltan. Cuando la mujer hubo terminado la coreografía alguien se acercó y la cubrió con un manto negro para luego acompañarla escaleras arriba, sección de oficinas y estudios de grabación de la universidad.
IV:
Salí del lugar a fumarme un cigarro. Era ya la una del mediodía. Mi amiga, a quien pretendía darle el pésame y unas palabras de aliento, no apareció.
sábado, 14 de febrero de 2015
Eugénio de Andrade (1923/2005 )
Los animales
Veo a lo largo a mis dulces animales.
Son altos y sus crines arden.
Corren en busca de una fuente,
la púrpura olfatean entre juncos quebrados.
La propia sombra bebe sin prisa.
De vez en cuando yerguen la cabeza.
Miran de perfil, casi felices
de que el aire sea tan leve.
Arriman los belfos cerca de tus costados
donde la yerba del cuerpo es más oscura,
y como quien se calienta al sol
respiran lentamente sosegados.
(revista La palabra y el hombre, Universidad Veracruzana, Xalapa, Ver. México, no.26, otoño 2013, traductor jorge lobillo.)
Veo a lo largo a mis dulces animales.
Son altos y sus crines arden.
Corren en busca de una fuente,
la púrpura olfatean entre juncos quebrados.
La propia sombra bebe sin prisa.
De vez en cuando yerguen la cabeza.
Miran de perfil, casi felices
de que el aire sea tan leve.
Arriman los belfos cerca de tus costados
donde la yerba del cuerpo es más oscura,
y como quien se calienta al sol
respiran lentamente sosegados.
(revista La palabra y el hombre, Universidad Veracruzana, Xalapa, Ver. México, no.26, otoño 2013, traductor jorge lobillo.)
viernes, 13 de febrero de 2015
José Watanabe (1945/2007 )
El algarrobo
El sol ha regresado esta tarde al desierto
como una fiera radiante. Viéndolo así,
tan furioso, se diría que viene de calcinar toda la tierra.
Ha venido a ensañarse
donde todo ya parece agonizar. Huyeron
del repaso de los muertos el zorro gris, los alacranes
y la invisible serpiente de arena.
Sólo el algarrobo, acostumbrado como está
a su vida intensa pero precaria, ha permanecido quieto,
solitario entre las dunas innumerables.
Este árbol nudoso, en su crecimiento
ha fijado posturas inconcebibles: alguna vez
cimbró la cintura como un danzante joven y desmañado,
alguna vez, aturdido,
estiró erráticamente los brazos retorcidos,
alguna vez dejó caer una rama en tierra como una rendición.
No hay cuerpo más torturado.
Lo único feliz en él es su altísima cabellera verde que va
donde el viento quiere que vaya.
El sol ha regresado esta tarde al desierto
como una fiera radiante. Viéndolo así,
tan furioso, se diría que viene de calcinar toda la tierra.
Ha venido a ensañarse
donde todo ya parece agonizar. Huyeron
del repaso de los muertos el zorro gris, los alacranes
y la invisible serpiente de arena.
Sólo el algarrobo, acostumbrado como está
a su vida intensa pero precaria, ha permanecido quieto,
solitario entre las dunas innumerables.
Este árbol nudoso, en su crecimiento
ha fijado posturas inconcebibles: alguna vez
cimbró la cintura como un danzante joven y desmañado,
alguna vez, aturdido,
estiró erráticamente los brazos retorcidos,
alguna vez dejó caer una rama en tierra como una rendición.
No hay cuerpo más torturado.
Lo único feliz en él es su altísima cabellera verde que va
donde el viento quiere que vaya.
("apología de la luz")
jueves, 12 de febrero de 2015
Felipe Benítez Reyes (1960 )
La pesadilla de una noche de verano
Los platos que entrechoca la sirvienta
–como en aquel poema juvenil de T.S. Eliot.
Las escobas que suenan a pasos de fantasma
–y se abre una puerta en un libro de Matthew
G. Lewis, y aparece
la Monja Ensangrentada en el pasillo.
El grifo que gotea
con la precisión metódica de un instrumento de tortura
–y esa gota de sangre en un libro de Hammett.
El insomne runrún del frigorífico
en la noche cuajada, expandiéndose
como una bacteria –y un apestado corre
por las calles de Orán si abres un libro.
El teléfono suena.
(Un personaje de Greene.) El teléfono suena.
(Te citan a medianoche en algún consulado,
te hablan de tu pasado como de un informe público.)
Y hace calor. Y suenan
todos los teléfonos de la ciudad
igual que el corazón
de un inmenso animal descuartizado.
("neorrabioso")
Los platos que entrechoca la sirvienta
–como en aquel poema juvenil de T.S. Eliot.
Las escobas que suenan a pasos de fantasma
–y se abre una puerta en un libro de Matthew
G. Lewis, y aparece
la Monja Ensangrentada en el pasillo.
El grifo que gotea
con la precisión metódica de un instrumento de tortura
–y esa gota de sangre en un libro de Hammett.
El insomne runrún del frigorífico
en la noche cuajada, expandiéndose
como una bacteria –y un apestado corre
por las calles de Orán si abres un libro.
El teléfono suena.
(Un personaje de Greene.) El teléfono suena.
(Te citan a medianoche en algún consulado,
te hablan de tu pasado como de un informe público.)
Y hace calor. Y suenan
todos los teléfonos de la ciudad
igual que el corazón
de un inmenso animal descuartizado.
("neorrabioso")
miércoles, 11 de febrero de 2015
Óscar Hahn (1938 )
El doliente
Pasarán estos días como pasan
todos los días malos de la vida
Amainarán los vientos que te arrasan
Se estancará la sangre de tu herida
El alma errante volverá a su nido
Lo que ayer se perdió será encontrado
El sol será sin mancha concebido
y saldrá nuevamente en tu costado
Y dirás frente al mar: ¿Cómo he podido
anegado sin brújula y perdido
llegar a puerto con las velas rotas?
Y una voz te dirá: ¿Que no lo sabes?
El mismo viento que rompió tus naves
es el que hace volar a las gaviotas
("life vest under your seat")
Pasarán estos días como pasan
todos los días malos de la vida
Amainarán los vientos que te arrasan
Se estancará la sangre de tu herida
El alma errante volverá a su nido
Lo que ayer se perdió será encontrado
El sol será sin mancha concebido
y saldrá nuevamente en tu costado
Y dirás frente al mar: ¿Cómo he podido
anegado sin brújula y perdido
llegar a puerto con las velas rotas?
Y una voz te dirá: ¿Que no lo sabes?
El mismo viento que rompió tus naves
es el que hace volar a las gaviotas
("life vest under your seat")
martes, 10 de febrero de 2015
Cristina Peri Rossi (1941 )
No quisiera que lloviera...
No quisiera que lloviera
te lo juro
que lloviera en esta ciudad
sin ti
y escuchar los ruidos del agua
al bajar
y pensar que allí donde estás viviendo
sin mí
llueve sobre la misma ciudad
Quizá tengas el cabello mojado
el teléfono a mano
que no usas
para llamarme
para decirme
esta noche te amo
me inundan los recuerdos de ti
discúlpame,
la literatura me mató
pero te le parecías tanto.
("life vest under your seat")
No quisiera que lloviera
te lo juro
que lloviera en esta ciudad
sin ti
y escuchar los ruidos del agua
al bajar
y pensar que allí donde estás viviendo
sin mí
llueve sobre la misma ciudad
Quizá tengas el cabello mojado
el teléfono a mano
que no usas
para llamarme
para decirme
esta noche te amo
me inundan los recuerdos de ti
discúlpame,
la literatura me mató
pero te le parecías tanto.
("life vest under your seat")
lunes, 9 de febrero de 2015
Luisa Castro (1966 )
Inocencia
Se acabó la inocencia.
Era una bebida empalagosa y breve,
una comida exótica,
ahora ya lo sé.
La probé.
De esas cosas que se toman un día
y siempre las recuerdas,
de esa gente que te encuentras
y no vuelves a ver.
Nunca sabrás lo que pasaría
en el banco de la inocencia.
Con los pies colgando
allí sólo vive la gente que no recuerdas,
lo que nunca ha pasado.
Te sentaste un momento
a escuchar desde lejos la orquesta.
Era duro y solitario
el banco de la inocencia.
Demasiada prisa en volver
como para no olvidarte algo.
Ahora ya lo sabes,
la inocencia es esa gente
que se quedó tu chaqueta.
("life vest under your seat")
Se acabó la inocencia.
Era una bebida empalagosa y breve,
una comida exótica,
ahora ya lo sé.
La probé.
De esas cosas que se toman un día
y siempre las recuerdas,
de esa gente que te encuentras
y no vuelves a ver.
Nunca sabrás lo que pasaría
en el banco de la inocencia.
Con los pies colgando
allí sólo vive la gente que no recuerdas,
lo que nunca ha pasado.
Te sentaste un momento
a escuchar desde lejos la orquesta.
Era duro y solitario
el banco de la inocencia.
Demasiada prisa en volver
como para no olvidarte algo.
Ahora ya lo sabes,
la inocencia es esa gente
que se quedó tu chaqueta.
("life vest under your seat")
domingo, 8 de febrero de 2015
Uriel Martínez (1950 )
Los calcetines
Me quedo con los agujeros
de mis calcetines pero no
con tu modo de mascar chicle.
Me quedo castigado en el rincón
a mis doce años pero sin
la comezón de tu entrepierna.
Me quedo con las ganas
de orinar cuando regreso
pero no con tus silencios a deshoras.
Me quedo con la caspa
en las solapas negras
pero no con tu aliento a cañería.
Me guardo de aguaceros tempranos,
de granizos a destiempo,
con el cortaúñas mellado;
pero no con tu estilo
de remontar sueños, heridas,
caminos ya recorridos;
ni con tu forma de azotar puertas.
Me quedo con los agujeros
de mis calcetines pero no
con tu modo de mascar chicle.
Me quedo castigado en el rincón
a mis doce años pero sin
la comezón de tu entrepierna.
Me quedo con las ganas
de orinar cuando regreso
pero no con tus silencios a deshoras.
Me quedo con la caspa
en las solapas negras
pero no con tu aliento a cañería.
Me guardo de aguaceros tempranos,
de granizos a destiempo,
con el cortaúñas mellado;
pero no con tu estilo
de remontar sueños, heridas,
caminos ya recorridos;
ni con tu forma de azotar puertas.
sábado, 7 de febrero de 2015
Delfina Acosta (1956 )
Apuntes esenciales
Llevo contando el cierzo, el aire, el suelo,
la bruma, los geranios y el rocío.
Sumo la hierba, el sol, la sombra nueva
de la cosecha convertida en trigo.
Anoto auroras, tallos, ramas, fuego,
crepúsculos, maderos y navíos.
Procuro no olvidar ningún silencio,
ninguna media voz, ningún testigo.
Y ahora sé que aún estoy en falta
con tantos mundos. Este es mi libro:
un transcurrir del día innumerable,
de cuanto se han callado los espinos
para que se dijeran los amantes.
Más puede mi palabra que el olvido.
Se escriben muchas cosas, pero olvidan
el pueblo a media luz, algún ladrido,
las sábanas recién desarregladas,
aquel amor que nace clandestino.
("portal de poesia.com")
Llevo contando el cierzo, el aire, el suelo,
la bruma, los geranios y el rocío.
Sumo la hierba, el sol, la sombra nueva
de la cosecha convertida en trigo.
Anoto auroras, tallos, ramas, fuego,
crepúsculos, maderos y navíos.
Procuro no olvidar ningún silencio,
ninguna media voz, ningún testigo.
Y ahora sé que aún estoy en falta
con tantos mundos. Este es mi libro:
un transcurrir del día innumerable,
de cuanto se han callado los espinos
para que se dijeran los amantes.
Más puede mi palabra que el olvido.
Se escriben muchas cosas, pero olvidan
el pueblo a media luz, algún ladrido,
las sábanas recién desarregladas,
aquel amor que nace clandestino.
("portal de poesia.com")
viernes, 6 de febrero de 2015
Amado Nervo (1870/1919 )
Lo más natural
Me dejaste -como ibas de pasada-
lo más inmaterial que es tu mirada.
Yo te dejé -como iba tan de prisa-
lo más inmaterial, que es mi sonrisa.
Pero entre tu mirada y mi risueño
rostro quedó flotando el mismo sueño
("life vest under your seat")
Me dejaste -como ibas de pasada-
lo más inmaterial que es tu mirada.
Yo te dejé -como iba tan de prisa-
lo más inmaterial, que es mi sonrisa.
Pero entre tu mirada y mi risueño
rostro quedó flotando el mismo sueño
("life vest under your seat")
jueves, 5 de febrero de 2015
Arnaldo Calveyra (1929/2015 )
La rata lazarilla
A mi lado, que es el este, hay un hombre que es el este, está
mirando, tiene la cara inclinada, acaso espera de ese lado, acaso
sólo saber esperar de ese lado, de todos modos espera de ese lado.
En algunos rincones del muelle crecen abandonados los yuyos, los
yuyos que no se dan con nadie, no se apasionan por casi nada.
Aunque tal vez no lo sepa, el hombre de la cara inclinada, de
alguna manera está dedicado a ese pastizal hirsuto.
El ciego de la rata pasa con una cuerda de pescar objetos, el
ciego es el sur.
La rata que lo acompaña se le apersonó una vez y se quedó a
vivir con él para siempre.
("otra iglesia es imposible")
miércoles, 4 de febrero de 2015
Estela Figueroa (1946 )
Principios de febrero
No.
El hermoso verano
no ha terminado aún.
Nos queda un mes para estarse en los patios
y descalzarnos
mientras charlamos
de esto y aquello
sin ton ni son.
Todavía habrá hombres de brazos tostados
en las calles
de la ciudad envuelta por la noche
brotada toda
como un lazo de amor.
No.
No me sostengas que no voy a caerme.
Sólo se caen las estrellas fugaces
y yo -te dije-
quiero permanecer.
Un hombre es bueno para una noche.
Cuando amanece es un reflejo dorado
sobre la cama donde se toma café.
Y es agradable el olor que deja.
Dura todo un día.
Pero no toda la vida.
Luego hay que descansar.
El libro de Kavafis y el de Pavese
sobre la mesa de luz.
Hay que aminorar la marcha.
Sentarse un rato a solas
en el sillón del patio.
Mujeres: tendríamos
que aprender de los gatos.
Cómo agradecen el tazón
que rebosa de leche!
Falta para el otoño.
Que nos encuentre intactas.
Sin habernos negado
a estas pasiones
que cada tanto
asaltan.
("life vest under your seat")
No.
El hermoso verano
no ha terminado aún.
Nos queda un mes para estarse en los patios
y descalzarnos
mientras charlamos
de esto y aquello
sin ton ni son.
Todavía habrá hombres de brazos tostados
en las calles
de la ciudad envuelta por la noche
brotada toda
como un lazo de amor.
No.
No me sostengas que no voy a caerme.
Sólo se caen las estrellas fugaces
y yo -te dije-
quiero permanecer.
Un hombre es bueno para una noche.
Cuando amanece es un reflejo dorado
sobre la cama donde se toma café.
Y es agradable el olor que deja.
Dura todo un día.
Pero no toda la vida.
Luego hay que descansar.
El libro de Kavafis y el de Pavese
sobre la mesa de luz.
Hay que aminorar la marcha.
Sentarse un rato a solas
en el sillón del patio.
Mujeres: tendríamos
que aprender de los gatos.
Cómo agradecen el tazón
que rebosa de leche!
Falta para el otoño.
Que nos encuentre intactas.
Sin habernos negado
a estas pasiones
que cada tanto
asaltan.
("life vest under your seat")
martes, 3 de febrero de 2015
John Better (1978 )
Moro
1
Los labios de Antonio arden.
Hay un colibrí que palidece en la punta de su lengua.
Hay un jardín que se consume y nadie cerca que se percate de ello, y nadie lejos que se pregunte: ¿Qué sucede?
Enjambres, jazmines, orquídeas, brillantes insectos que ahora son humo.
Y todo eso ocurre por que has llevado tu boca hasta la mía.
2
Antonio de repente se ha quedado dormido.
Su cuerpo me es tan conocido como su fama.
Lleva tatuado en su pecho el nombre de una mujer, cuando paso la punta de mis dedos por las letras que lo conforman, Antonio, aún dormido, aprieta su mano como quien exprime un limón maduro.
Tiene 21 años y la fuerza de quien ha levantado ladrillo a ladrillo su asalariado destino.
Bajo su ropa interior hay otro que duerme, otro que también sueña.
Esta habitación es un desastre, su camisa y su pantalón cuelgan de los clavos de una pared mohosa.
Sobre una sucia mesa de noche, su brillante reloj marca casi la hora en que debemos abandonar todo esto. No tarda en sonar el teléfono a indagar si deseamos alargar el más efímero y vulgar de los instantes.
(fuente: "crónica del quindío.com")
1
Los labios de Antonio arden.
Hay un colibrí que palidece en la punta de su lengua.
Hay un jardín que se consume y nadie cerca que se percate de ello, y nadie lejos que se pregunte: ¿Qué sucede?
Enjambres, jazmines, orquídeas, brillantes insectos que ahora son humo.
Y todo eso ocurre por que has llevado tu boca hasta la mía.
2
Antonio de repente se ha quedado dormido.
Su cuerpo me es tan conocido como su fama.
Lleva tatuado en su pecho el nombre de una mujer, cuando paso la punta de mis dedos por las letras que lo conforman, Antonio, aún dormido, aprieta su mano como quien exprime un limón maduro.
Tiene 21 años y la fuerza de quien ha levantado ladrillo a ladrillo su asalariado destino.
Bajo su ropa interior hay otro que duerme, otro que también sueña.
Esta habitación es un desastre, su camisa y su pantalón cuelgan de los clavos de una pared mohosa.
Sobre una sucia mesa de noche, su brillante reloj marca casi la hora en que debemos abandonar todo esto. No tarda en sonar el teléfono a indagar si deseamos alargar el más efímero y vulgar de los instantes.
(fuente: "crónica del quindío.com")
lunes, 2 de febrero de 2015
Sebastián Salazar Bondy (1924/1965 )
Confidencia en alta voz
Pertenezco a una raza sentimental,
a una patria fatigada por sus penas,
a una tierra cuyas flores culminan al anochecer,
pero amo mis desventuras,
tengo mi orgullo, doy vivas a la vida bajo este cielo mortal
y soy como una nave que avanza hacia una isla de fuego.
Pertenezco a muchas gentes y soy libre,
me levanto como el alba desde las últimas tinieblas,
doy luz a un vasto campo de silencio y oros,
sol nuevo, nueva dicha, aparición imperiosa
que cae horas después en un lecho de pesadillas.
Escribo, como ven, y corro por las calles,
protesto y arrastro los grillos del descontento
que a veces son alas en los pies,
plumas al viento que surcan un azul oscuro,
pero puedo quedarme quieto, puedo renunciar,
puedo tener como cualquiera un miedo terrible,
porque cometo errores y el aire me falta
como me faltan el pecado, el pan, la risa, tantas cosas.
El tiempo es implacable como un número creciente
y comprendo que se suma en mi frente, en mis manos,
en mis hombros, como un fardo,
y pertenezco al tiempo, a los documentos, a mi raza y mi país,
y cuando lo digo en el papel, cuando lo confieso,
tengo ganas de que todos lo sepan y lloren conmigo.
("life vest under your seat")
Pertenezco a una raza sentimental,
a una patria fatigada por sus penas,
a una tierra cuyas flores culminan al anochecer,
pero amo mis desventuras,
tengo mi orgullo, doy vivas a la vida bajo este cielo mortal
y soy como una nave que avanza hacia una isla de fuego.
Pertenezco a muchas gentes y soy libre,
me levanto como el alba desde las últimas tinieblas,
doy luz a un vasto campo de silencio y oros,
sol nuevo, nueva dicha, aparición imperiosa
que cae horas después en un lecho de pesadillas.
Escribo, como ven, y corro por las calles,
protesto y arrastro los grillos del descontento
que a veces son alas en los pies,
plumas al viento que surcan un azul oscuro,
pero puedo quedarme quieto, puedo renunciar,
puedo tener como cualquiera un miedo terrible,
porque cometo errores y el aire me falta
como me faltan el pecado, el pan, la risa, tantas cosas.
El tiempo es implacable como un número creciente
y comprendo que se suma en mi frente, en mis manos,
en mis hombros, como un fardo,
y pertenezco al tiempo, a los documentos, a mi raza y mi país,
y cuando lo digo en el papel, cuando lo confieso,
tengo ganas de que todos lo sepan y lloren conmigo.
("life vest under your seat")
domingo, 1 de febrero de 2015
Sara Uribe (1978 )
Hay noches en que te sueño...
Hay noches en que te sueño más flaco que nunca.
Puedo ver tus costillas. No traes camisa y andas
descalzo. Puedo ver tus ojeras y cansancio de días.
Andas solo por ahí en las noches, recorriendo calles
de ciudades desconocidas. Andas rastreándome,
Tadeo, como quien se aferra a algo incierto, como
quien aún en la zozobra guarda un poco de cordura
y busca la salida de emergencia. Andas buscándome
en la oscuridad y a tientas porque de algún modo
intuyes que voy tras de ti. Por eso te pienso todos los
días, porque a veces creo que si te olvido, un solo día
bastará para que te desvanezcas.
(antígona gonzález, surplus ediciones, Oaxaca de Juárez, 2014)
Hay noches en que te sueño más flaco que nunca.
Puedo ver tus costillas. No traes camisa y andas
descalzo. Puedo ver tus ojeras y cansancio de días.
Andas solo por ahí en las noches, recorriendo calles
de ciudades desconocidas. Andas rastreándome,
Tadeo, como quien se aferra a algo incierto, como
quien aún en la zozobra guarda un poco de cordura
y busca la salida de emergencia. Andas buscándome
en la oscuridad y a tientas porque de algún modo
intuyes que voy tras de ti. Por eso te pienso todos los
días, porque a veces creo que si te olvido, un solo día
bastará para que te desvanezcas.
(antígona gonzález, surplus ediciones, Oaxaca de Juárez, 2014)