Ars Poetica
¿Que eres reacia al Amor, pues su manía
de eternidad te ahuyenta, y su insistente
voz como un chirriante ruiseñor
te exaspera y quieres solamente
besar lo pasajero en la cambiante
eternidad de lo fugaz?–entonces
¡soy tu hombre! Pues más hospitalario
que el mío un corazón no halló jamás
para posarse el falso amor. Igual
que llegué, parto: solo, y cuando mudo
de cielo mudo también de corazón.
Pero, atiende: no vas a hacer traición
a tu alma infiel. No intentes, si una chispa
del hijo del hombre ves en mis ojos,
descifrarla, ni trates de inquirir mucho
en mi acento y el fondo de mi risa.
Donde quiero destierro y silencio
no traspases la linde. Allí el buitre
blanco del Juicio anida y sólo el
ceño de la vida privada ¡canta!
("poética")
lunes, 30 de septiembre de 2019
domingo, 29 de septiembre de 2019
Uriel Martínez (1950 )
El taxi
Me gritó Espérate, no te mueras
pero ya cargaba mis maletas
rumbo a ninguna parte. No
me podía detener ni apartarme.
Luego, aunque seguí escuchando
esa y otras súplicas: Papá,
Nos haces falta, No te mueras,
cada vez fueron más inaudibles.
Así seguí, con la cabeza
gacha y los oídos taponados,
yo esperaba al cura y sus
trebejos santos.
Pero nunca llegó. En la esquina
tomé el taxi que ya me esperaba.
{Inédito}
Me gritó Espérate, no te mueras
pero ya cargaba mis maletas
rumbo a ninguna parte. No
me podía detener ni apartarme.
Luego, aunque seguí escuchando
esa y otras súplicas: Papá,
Nos haces falta, No te mueras,
cada vez fueron más inaudibles.
Así seguí, con la cabeza
gacha y los oídos taponados,
yo esperaba al cura y sus
trebejos santos.
Pero nunca llegó. En la esquina
tomé el taxi que ya me esperaba.
{Inédito}
sábado, 28 de septiembre de 2019
Circe Maia (1932 )
El ruido del mar
Hay un tejido, una red luminosa
que tiembla en la arena, por abajo del agua.
Se ve a través del verde transparente
como una temblorosa trama.
Cuando la ola rompe su espuma
quedan burbujas sueltas, chiquitas
sobre la piel del agua:
brillan intensa, nítidamente
en seguida se apagan.
Por la suave curva de las olas
sobre su lento avance
sobre su amplio movimiento seguro
la luz resbala.
Se deslizan los resplandores
por los movedizos toboganes del agua.
Ruido del mar, qué golpe derramado
qué entreverada voz y qué sonido
tan confuso y oscuro
cuando todo en derredor está tan claro.
Todos los límites
firmes y recortados
todo con su color tan decidido
los colores tocándose
uno al lado del otro, sin mezclarse.
Y parece que cada uno: limpio
y liso azul, rojo tejado
verdor brillante
diera un sonido puro e inaudible
y todos un acorde fuerte y claro.
Pero el ruido del mar no se comprende,
se desploma continuamente, insiste
una y otra vez, con un cansancio
con una voz borrosa y desgranada…
Y no se sabe
qué es qué quiere o qué pide
el turbio ruido oscuro
cuando todo en derredor está tan claro.
("blogpomas")
viernes, 27 de septiembre de 2019
Elena Garro (1916/1998 )
El llano de huizaches
¡Elena!
Oigo mi nombre, me busco.
¿Sólo esta oreja queda?
¿Ésta que oye mi nombre en un llano de huizaches?
¿Mi nombre, gritado así, a los cuatro vientos,
de noche, en el llano de la muerte?
¡Elena!
Es raro que descuartizados
mis miembros avancen por el llano de huizaches.
El nombre ya no los une ni los nombra.
Es raro que sigan avanzando
y que en el centro esté la boca del vacío.
Ahora los llama mi nombre:
¡Ven aquí, nariz de Elena!
¡Ven aquí, brazo de Elena!
Sólo la bacinica sigue firme cubriendo la cabeza
que sonámbula rueda en el valle de huizaches.
¿Hay todavía un puntapié sobrante?
¿Ya nadie llega a jugar a la pelota?
¿Nadie olvidó un buen escupitajo de colmillo
para la cabeza que rueda entre huizaches?
¡Elena!
Los llama mi nombre:
¡Vengan aquí, mano pierna pescuezo!
Hace años que bailan separados
en la tierra de los escupitajos.
¿Hay alguien que guarde todavía un gargajo
para ese ojo cerrado a gargajazos?
¡Elena!
La voz viene del centro profundo de mi ombligo.
Hay quien vive adentro del ombligo y me llama.
La voz corre para atrapar los pies que corren
entre huizaches
y las manos que bailan el baile loco de los dedos locos
sin pizarra, sin lápiz, sin niño, sin amante.
Me busco. Me encuentro.
Colgado de una rama seca está uno de mis labios.
Y ahora por allí corre la lengua
que recitaba las lecciones del colegio:
Rosa, rosae…
¿Qué hará allí, tan lejos del pizarrón,
tirada en el valle de huizaches?
¡Elena!
Me busco. Me encuentro.
Nadie levanta la bacinica que cubre paisajes,
pájaros vistos en deslumbrantes copas,
el pico de la estrella de la cual colgaba yo
y las sílabas de mi nombre meciéndome hacia un pasado
y un futuro los dos de oro
antes de estar aquí, gritándote a ti mismo
en los huizaches.
Tampoco hay que mirar por el agujero de la aorta.
¡Señores, un mecate para ligarlo bien!,
para que nunca más se llegue al centro de ese corazón
que yace luna roja caída en el llano de huizaches
¿Les gustará a las damas y a los caballeros
tumbado, iluminando de rojo a los huizaches
en el valle en el que rueda mi ombligo
como antes rodaron canicas llamándome?
¡Clic! !Clic! !Clic!
¡Elena!
Mi espinazo blanco avanza como víbora
hacia el pozo negro del vacío.
¿Hay algún tacón de raso,
de esos piadosos tacones de raso que llevan las señoras
para que aplaste su cabeza?
¡Rosario y decencia en mano, hubo damas!
¡Chequera y decencia en mano, hubo caballeros!
El llano, este llano, es para los pelados.
Las damas y los caballeros viven en avenidas
de cartón y beben sangre de indio.
¡Elena!
Me busco. Hay tiempo, el pozo está lejos todavía.
Los dientes separados de la encía avanzan a saltitos.
Hasta que caiga el último de ellos,
hasta que caiga la solemne campanilla que presidió
al paladar y a la palabra, no podré responderte.
¡Elena!
Te digo que me busco, que me encuentro.
Espera hasta que llegue al pozo negro la última de las uñas.
¡Es largo el llano de huizaches!
¡Es ancho el llano de huizaches!
¡Se tarda uno siglos en cruzarlo!
("latinamericanliteraturetoday")
jueves, 26 de septiembre de 2019
José Ángel Valente (1929/2000 )
El temblor
La lluvia
como una lengua de prensiles musgos
parece recorrerme, buscarme la cerviz,
bajar,
lamer el eje vertical,
contar el número de vértebras que me separan
de tu cuerpo ausente.
Busco ahora despacio con mi lengua
la demorada huella de tu lengua
hundida en mis salivas.
Bebo, te bebo
en las mansiones líquidas
del paladar
y en la humedad radiante de tus ingles,
mientras tu propia lengua me recorre
y baja,
retráctil y prensil, como la lengua
oscura de la lluvia.
La raíz del temblor llena tu boca,
tiembla, se vierte en ti
y canta germinal en tu garganta.
("trianarts")
La lluvia
como una lengua de prensiles musgos
parece recorrerme, buscarme la cerviz,
bajar,
lamer el eje vertical,
contar el número de vértebras que me separan
de tu cuerpo ausente.
Busco ahora despacio con mi lengua
la demorada huella de tu lengua
hundida en mis salivas.
Bebo, te bebo
en las mansiones líquidas
del paladar
y en la humedad radiante de tus ingles,
mientras tu propia lengua me recorre
y baja,
retráctil y prensil, como la lengua
oscura de la lluvia.
La raíz del temblor llena tu boca,
tiembla, se vierte en ti
y canta germinal en tu garganta.
("trianarts")
miércoles, 25 de septiembre de 2019
Carlos Eduardo Jaramillo (1932 )
Canción tribal de mis yo
Digamos desde hoy. Pero así ha sido siempre.
Un yo mío se irá por un camino
tras el amor de Ella o empujado por su amor
otro yo seguirá acostándose con cualquiera
limpio feliz sin remordimiento
trabajará alguno para toda la comunidad
para la tribu entera de mis yo
hormiguita incansable samurái
un yo obsoleto se habrá quedado con las cartas
de las antiguas novias
tatuadas por el recuerdo de los actos de amor
otro jamás preguntará por nadie.
¿Quién está en buen camino?
¿quién es el extraviado?
¿con cuál te has encontrado tú?
¿con cuál te amigas?
¿cuál es tu rostro mío hermano / hermana?
¿con cuál te amo?
¿con qué beso te venderé?
¿con qué mano
me juegas a los dados?
Ah pero descartado mi yo amargo
y un escondido yo puro agradecimiento
mi yo que canta es aquel que hace tiempo
marcha feliz e indiferente por un camino equivocado.
("omni-bus")
Digamos desde hoy. Pero así ha sido siempre.
Un yo mío se irá por un camino
tras el amor de Ella o empujado por su amor
otro yo seguirá acostándose con cualquiera
limpio feliz sin remordimiento
trabajará alguno para toda la comunidad
para la tribu entera de mis yo
hormiguita incansable samurái
un yo obsoleto se habrá quedado con las cartas
de las antiguas novias
tatuadas por el recuerdo de los actos de amor
otro jamás preguntará por nadie.
¿Quién está en buen camino?
¿quién es el extraviado?
¿con cuál te has encontrado tú?
¿con cuál te amigas?
¿cuál es tu rostro mío hermano / hermana?
¿con cuál te amo?
¿con qué beso te venderé?
¿con qué mano
me juegas a los dados?
Ah pero descartado mi yo amargo
y un escondido yo puro agradecimiento
mi yo que canta es aquel que hace tiempo
marcha feliz e indiferente por un camino equivocado.
("omni-bus")
martes, 24 de septiembre de 2019
Yorgos Seferis (1900/1971 )
El viejo
Tantos rebaños han pasado tantos pobres
y ricos jinetes, algunos
de lejanos pueblos se quedaron
la noche en las zanjas de los caminos
encendieron fogatas contra los lobos: ¿ves
las cenizas? Negruzcos círculos cicatrizados.
Él está lleno de marcas como el camino.
Más arriba en el pozo seco echaban a los rabiosos
perros, él no tiene ojos, está lleno
de cicatrices , es liviano; sopla el aire;
no distingue nada, lo sabe todo,
mondo capullo de cigarra en un árbol hueco
no tiene ojos ni siquiera en las manos, conoce
el alba y el ocaso conoce las estrellas
cuya sangre no lo alimenta, pero tampoco
está muerto, no tiene raza, no morirá,
será simplemente olvidado, no tiene padre.
Las fatigadas uñas de sus manos
trazan cruces en podridos recuerdos
mientras el viento sopla turbio. Nieva.
Vi la escarcha en los rostros
vi los labios húmedos las lágrimas heladas
en el rabillo del ojo, vi la línea
del dolor junto a las aletas de la nariz y el esfuerzo
en las raíces de la mano, vi el cuerpo llegar a su fin.
No está sola esta sombra atada
a un báculo inflexible y seco
no se dobla para tenderse, no puede;
el sueño dispersaría sus coyunturas
en las manos de los niños como juguetes.
Él manda como las ramas muertas
que se quiebran cuando cae la noche y se despierta
el viento en las barrancas
manda las sombras de los hombres
no al hombre en la sombra
que no oye sino la voz baja
de la tierra y el piélago ahí donde se juntan
con la voz del destino. Se mantiene erguido
en la orilla, entre ovillos de huesos
entre montones de hojas amarillas:
vacía carcasa que espera
la hora del fuego.
Drénovo, febrero de 1937
("trianarts", trad. selma ancira + francisco segovia)
Tantos rebaños han pasado tantos pobres
y ricos jinetes, algunos
de lejanos pueblos se quedaron
la noche en las zanjas de los caminos
encendieron fogatas contra los lobos: ¿ves
las cenizas? Negruzcos círculos cicatrizados.
Él está lleno de marcas como el camino.
Más arriba en el pozo seco echaban a los rabiosos
perros, él no tiene ojos, está lleno
de cicatrices , es liviano; sopla el aire;
no distingue nada, lo sabe todo,
mondo capullo de cigarra en un árbol hueco
no tiene ojos ni siquiera en las manos, conoce
el alba y el ocaso conoce las estrellas
cuya sangre no lo alimenta, pero tampoco
está muerto, no tiene raza, no morirá,
será simplemente olvidado, no tiene padre.
Las fatigadas uñas de sus manos
trazan cruces en podridos recuerdos
mientras el viento sopla turbio. Nieva.
Vi la escarcha en los rostros
vi los labios húmedos las lágrimas heladas
en el rabillo del ojo, vi la línea
del dolor junto a las aletas de la nariz y el esfuerzo
en las raíces de la mano, vi el cuerpo llegar a su fin.
No está sola esta sombra atada
a un báculo inflexible y seco
no se dobla para tenderse, no puede;
el sueño dispersaría sus coyunturas
en las manos de los niños como juguetes.
Él manda como las ramas muertas
que se quiebran cuando cae la noche y se despierta
el viento en las barrancas
manda las sombras de los hombres
no al hombre en la sombra
que no oye sino la voz baja
de la tierra y el piélago ahí donde se juntan
con la voz del destino. Se mantiene erguido
en la orilla, entre ovillos de huesos
entre montones de hojas amarillas:
vacía carcasa que espera
la hora del fuego.
Drénovo, febrero de 1937
("trianarts", trad. selma ancira + francisco segovia)
lunes, 23 de septiembre de 2019
Marosa di Giorgio (1932/2004 )
Al asomarme, te vi, rocío, y recordé el país de antes.
Al asomarme, te vi, rocío, y recordé el país de antes.
Antes es el más hermoso país.
Cuando por sobre todo ponías tu blanca fantasía, tu oscura confitura; hasta los mágicos claveles guerreros amanecían con un copete de plata, velada su taza de rojo café, de canela ardiendo.
Sobre la albahaca, el diente de león, las ciruelas, las milenarias hadas jovencitas que pululaban entre nosotros, allá, junto a los castaños y los robles.
Tu bordadura de luna asustaba a las arañas, que quedaban inmóviles; alhelí sobre alhelíes; lirio sobre lirios, lila de nieve. Por tus reflejos se perdía el rumbo de la escuela; llovías sobre las manos de mamá, que preparaba el desayuno, fuera, hacía los ramos con su gran traje de baile y capelina hacía las ensaladas de celeste lechuga y diabólico ají, las grandes ensaladas verdes y granates, con las cuales crecimos, vimos pasar los años y las clases, las muertes y las bodas, la vida de los cielos y la tierra.
("blogpoemas")
Al asomarme, te vi, rocío, y recordé el país de antes.
Antes es el más hermoso país.
Cuando por sobre todo ponías tu blanca fantasía, tu oscura confitura; hasta los mágicos claveles guerreros amanecían con un copete de plata, velada su taza de rojo café, de canela ardiendo.
Sobre la albahaca, el diente de león, las ciruelas, las milenarias hadas jovencitas que pululaban entre nosotros, allá, junto a los castaños y los robles.
Tu bordadura de luna asustaba a las arañas, que quedaban inmóviles; alhelí sobre alhelíes; lirio sobre lirios, lila de nieve. Por tus reflejos se perdía el rumbo de la escuela; llovías sobre las manos de mamá, que preparaba el desayuno, fuera, hacía los ramos con su gran traje de baile y capelina hacía las ensaladas de celeste lechuga y diabólico ají, las grandes ensaladas verdes y granates, con las cuales crecimos, vimos pasar los años y las clases, las muertes y las bodas, la vida de los cielos y la tierra.
("blogpoemas")
domingo, 22 de septiembre de 2019
Uriel Martínez (1950 )
Día de asueto
Es inútil, no te asomes al balcón,
no pasan los pordioseros
ni los asesinos;
arriba hay sol, no van nubes
a la deriva; el teléfono
seguirá ocioso, todos
los que salieron van en el desfile.
Es un día cualquiera previo
al otoño, el último solsticio
de tu edad, de tus malestares;
el gas no sale, la mañana no
termina de irse y el mediodía no
llega, no cuadra en tu espera.
El tabaco se consume inexorable
en tus palmas, tus cuitas no importan
ya no hay lectores, ni barajas
ni pitonisas ni videntes.
Los ciegos y mudos somos mayoría.
Mejor callemos.
(tomado del muro fb del autor)
sábado, 21 de septiembre de 2019
Alfredo Fressia (1948 )
Terra incognita
“El tiempo es la imagen móvil de la inmóvil eternidad.”
Platón
¿Añoras la mar que dejaste en medio?
Las ruinas nada dicen del pasado,
las ruinas sólo hablan en futuro.
Los restos de las naves que quemaste
navegan en tus versos, son sargazos
después del porvenir y su ilusión,
fatamorgana en que se sumergía
tu recuerdo averiado, y un destino
nacía en los vestigios del poema.
Laborioso fantasma en el ocaso,
construyes los despojos (son reliquias),
cincelas el escombro y labras piedras
amarradas al pecho del suicida.
Preparaste este verso endecasílabo
para hundirte suntuoso en el pasado,
y flotas en la elipse o el azar
de una estrella que gira en el espacio,
celeste conjetura del mañana.
("poesiacuatro")
“El tiempo es la imagen móvil de la inmóvil eternidad.”
Platón
¿Añoras la mar que dejaste en medio?
Las ruinas nada dicen del pasado,
las ruinas sólo hablan en futuro.
Los restos de las naves que quemaste
navegan en tus versos, son sargazos
después del porvenir y su ilusión,
fatamorgana en que se sumergía
tu recuerdo averiado, y un destino
nacía en los vestigios del poema.
Laborioso fantasma en el ocaso,
construyes los despojos (son reliquias),
cincelas el escombro y labras piedras
amarradas al pecho del suicida.
Preparaste este verso endecasílabo
para hundirte suntuoso en el pasado,
y flotas en la elipse o el azar
de una estrella que gira en el espacio,
celeste conjetura del mañana.
("poesiacuatro")
viernes, 20 de septiembre de 2019
Christope Manon (1971)
Al norte del futuro
fragmento
Vestidos de bruma íbamos
por la noche en busca de aquello que fue
robado la tierra vacilaba el universo no era más
que un vasto osario la salud estaba cercada por la locura resonaba
la prostitución triunfaba
la opresión de todos por todos los edificios
se desplomaban con estruendo de sus escombros surgía
la historia con una gran hache el terror no cesaba
de crecer revistiendo cada vez un pasamontañas diferente o bien
abría fuego a cara descubierta así
conociendo la fragilidad de la especie intentábamos
abrir una brecha en el presente y en el abatimiento escuchábamos
aquellos que hablan desde las profundidades
de su vacío como si
insultando las esferas vaciásemos
las tinieblas.
("revista altazor", trad. mariano rolando andrade)
fragmento
Vestidos de bruma íbamos
por la noche en busca de aquello que fue
robado la tierra vacilaba el universo no era más
que un vasto osario la salud estaba cercada por la locura resonaba
la prostitución triunfaba
la opresión de todos por todos los edificios
se desplomaban con estruendo de sus escombros surgía
la historia con una gran hache el terror no cesaba
de crecer revistiendo cada vez un pasamontañas diferente o bien
abría fuego a cara descubierta así
conociendo la fragilidad de la especie intentábamos
abrir una brecha en el presente y en el abatimiento escuchábamos
aquellos que hablan desde las profundidades
de su vacío como si
insultando las esferas vaciásemos
las tinieblas.
("revista altazor", trad. mariano rolando andrade)
jueves, 19 de septiembre de 2019
Erik Meneses (1988 )
Chacal
1.- Mamífero carnívoro del grupo de los cánidos, menor que el lobo, aunque parecido en la forma.
2.-Vive en grupos y se alimenta de carroña y pequeños animales.
Dicen que cuando un chacal se enamora de ti
descubres lo que significa hacer el amor.
Dicen que eres un hombre de piel morena,
activo por naturaleza
con una gran verga
jugosa, como cascada en primavera,
como leche del seno que da vida
a esa pequeña criatura que depende del hilo de tu carne,
de tu calor en las lunas solitarias.
Dicen que provienes de los barrios más pobres y violentos
en donde la miseria abunda como flores al igual que tú.
Dicen que no sabes leer,
ni escribir,
ni mucho menos hablar;
porque tienes una golpeada madre abnegada,
Y un padre bestia que la lastima con sus manos de varón.
Dicen que eres un sujeto peligroso,
que debajo de la playera blanca
tienes una escuadra calibre 22.
Dicen que eres malo
porque fumas marihuana y a veces te envenenas
con un poco de crystal meth.
Pero yo no creo que seas malo cuando me abrazas con ternura,
cuando en la oscura habitación me cuentas tus historias.
Dicen que sólo te utilice y goce
que no te dé mucho dinero
y que tampoco me haga de ilusiones.
Pero yo creo que cuando me pides que te haga el amor
con esa frágil y delicada voz de hombre
con la que asaltas a otros hombres
conmueves mi mirada y te penetro sin decirle a nadie
que me robaste el corazón;
que no eres verdaderamente activo,
que no tienes la verga grande,
que no eres ese animal fornicador
que no eres igual a tu padre-bestia que lastima con sus manos de varón,
que no eres malo a pesar de haber despojado vidas,
que eres el amor de mi vida.
Dicen que cuando un chacal se enamora de ti
descubres lo que es el amor.
Yo lo descubrí cuando miré tu cara fría
pegada en el asfalto,
Mojada con tu sangre,
mojada con tus lagrimas que limpiaba en esas noches de motel.
Nadie te lloró,
(texto cedido por el autor)
miércoles, 18 de septiembre de 2019
Elvira Hernánez (1951 )
1.
El amanecer anuncia el arribo a Quotidianía
pero yo vuelvo al aire
Un pequeño remezón da cuenta que tocamos tierra
pero yo vuelvo al aire
El capitán ordena próximo desembarco
y me evado en bolsones de aire
Los altavoces llaman a los rezagados por ultima vez
-entonces me desvisto-
no entrego mi cuota a Quotidianía
vuelvo al punto de partida - el aire-
y me deshago.
2
Por un rato me quedé en la Cantina Incolora
Vacié mis carteras en el mostrador
Los manojos de llaves no me hablaban del Cielo
Y el espejo taciturno me puso a penas
junto a un microcanthus strigatus
En todos los rincones se escondían dientes con coronas
Devotos de San Cristóbal y micreros bellas personas
Por mi cuerpo arteriado subía un tropel de algodones
Por la vena porta el estribillo de la tarde
Calada con una visera de reina normanda
Mi cabeza daba vueltas hasta detenerse en el número 32
Allí la Desgracia se había fugado con el Lavautos.
3
¿Dónde vi ese rostro?
ese entramado espectacular de cejas alcohólicas
esas venas desaguando en la yugular como represas
ese gesto de ave con plumas de siquiátrico
díganme mandíbulas oxidadas de mi memoria
cual erupción nos arrojó juntos al lado izquierdo
dónde estuvimos cara a cara o regateando
dónde ese gran fragor de huesos bloqueados por muslos
en qué país chupando de mi labio leporino
cercanos a qué homicidio nos miramos con los ojos cerrados
al tiempo que el olvido blandía su cimitarra
y por los suelos rodaban las hidras del temor o el placer.
("uchile")
El amanecer anuncia el arribo a Quotidianía
pero yo vuelvo al aire
Un pequeño remezón da cuenta que tocamos tierra
pero yo vuelvo al aire
El capitán ordena próximo desembarco
y me evado en bolsones de aire
Los altavoces llaman a los rezagados por ultima vez
-entonces me desvisto-
no entrego mi cuota a Quotidianía
vuelvo al punto de partida - el aire-
y me deshago.
2
Por un rato me quedé en la Cantina Incolora
Vacié mis carteras en el mostrador
Los manojos de llaves no me hablaban del Cielo
Y el espejo taciturno me puso a penas
junto a un microcanthus strigatus
En todos los rincones se escondían dientes con coronas
Devotos de San Cristóbal y micreros bellas personas
Por mi cuerpo arteriado subía un tropel de algodones
Por la vena porta el estribillo de la tarde
Calada con una visera de reina normanda
Mi cabeza daba vueltas hasta detenerse en el número 32
Allí la Desgracia se había fugado con el Lavautos.
3
¿Dónde vi ese rostro?
ese entramado espectacular de cejas alcohólicas
esas venas desaguando en la yugular como represas
ese gesto de ave con plumas de siquiátrico
díganme mandíbulas oxidadas de mi memoria
cual erupción nos arrojó juntos al lado izquierdo
dónde estuvimos cara a cara o regateando
dónde ese gran fragor de huesos bloqueados por muslos
en qué país chupando de mi labio leporino
cercanos a qué homicidio nos miramos con los ojos cerrados
al tiempo que el olvido blandía su cimitarra
y por los suelos rodaban las hidras del temor o el placer.
("uchile")
martes, 17 de septiembre de 2019
Stela Díaz Varín (1926/2006 )
Cuando la recién desposada
Cuando la recién desposada
desprovista de sinsabor
es sometida a la sombra.
Sí. A su sombra…
Enciende la bujía y lee.
¡Ah! Entonces no es nada
la venida del apocalipsis,
los hijos anteriores enterrados
y un hilo de sangre desprendido del techo.
No es nada ya el océano y su barco
ni la muerte que intuye la libélula
ni la desesperanza del leproso.
Cuando la recién desposada:
Ya no estaré tan sola desde hoy día.
He abierto una ventana a la calle.
Miraré el cortejo de los vivos
asomados a la muerte desde su infancia.
Y escogeré el momento oportuno
para enterrarla.
("revistaaltazor")
lunes, 16 de septiembre de 2019
Rodrigo Olay (1989 )
Huellas en la arena
pie de foto
Lleva el niño rizoso un bañador naranja
con una camiseta de letras de colores.
Tiene los pies desnudos. Corretea y escapa
de la perseverante música transparente
que las olas arrastran, pero el mar, caprichoso
perro manso, le moja los tobillos, aún blandos,
con su fresca saliva. La arena está tan limpia
que hace daño y parece un desierto de azúcar,
como si fuera nieve mentirosa que quema
las pisadas pero no las del niño.
pesadas,
De repente, en la orilla, se detiene, asustado,
y se observa sumido bajo una tierra líquida
que engulle sus rodillas. Es entonces. Te mira.
Te preguntas que dónde juega ahora ese niño
en que nadie te encuentra y que no reconoces,
si se borran sus pasos en la piel de qué playa.
Te preguntas por qué ya no vives descalzo.
("portal de poesía")
pie de foto
Lleva el niño rizoso un bañador naranja
con una camiseta de letras de colores.
Tiene los pies desnudos. Corretea y escapa
de la perseverante música transparente
que las olas arrastran, pero el mar, caprichoso
perro manso, le moja los tobillos, aún blandos,
con su fresca saliva. La arena está tan limpia
que hace daño y parece un desierto de azúcar,
como si fuera nieve mentirosa que quema
las pisadas pero no las del niño.
pesadas,
De repente, en la orilla, se detiene, asustado,
y se observa sumido bajo una tierra líquida
que engulle sus rodillas. Es entonces. Te mira.
Te preguntas que dónde juega ahora ese niño
en que nadie te encuentra y que no reconoces,
si se borran sus pasos en la piel de qué playa.
Te preguntas por qué ya no vives descalzo.
("portal de poesía")
domingo, 15 de septiembre de 2019
Uriel Martínez (1950 )
Pajarito, pajarito
1.
Jueves. Me agaché a recoger un papel hecho varios dobleces; lo levanté y guardé en la bolsa. Seguí mi camino mientras imaginaba que alguien me seguía para reclamar que ese billete le pertenecía. Ocho meses atrás recogí del piso cuatro billetes de cien y veinte pesos. Supuse que alguien había tendido un "cuatro" (trampa) al azar al primer incauto, pues nunca sobran ni faltan los Uriel. En enero y agosto me sonreía la suerte. Otra sospecha: los billetes eran falsos, alguien los había tirado con la certeza de que un ingenuo los levantaría.
2.
Ese mismo jueves entré a comprar Tabcín Noche. La chica que me atendió me ofreció una tarjeta de puntos de regalo, una especie de monedero electrónico con morralla a favor del cliente, me explicó. "No vivo aquí, gracias". De dónde viene, me inquirió. "De Dogville, allá no tenemos farmacia" Nos despedimos. Salí y me encaminé a la esquina. La imaginaba que desde la puerta me llamaba: "Señor, su billete es falso". Si no se percataba ella, perdería cien pesos, la denominación del billete recogido a medio día, afuera de la Central Camionera. Pasé más tarde con la idea de que al verme me identificaría. Pasé y pasé pero no la vi en el mostrador. Ya no quise tentar mi suerte.
3.
Antes de abandonar Dogville la víspera, temprano me enteré del fallecimiento de Toni Morrison, la primera autora negra norteamericana en acceder al Premio Nóbel de Literatura. En mi biblioteca tenía tres novelas suyas. Salí de la ciudad con su novela La isla de los caballeros. Al día siguiente de mi llegada a esa ciudad vecina, cayó una fuerte tormenta cerca de media noche. Fue el siguiente sábado que encontré en la librería Ghandi Beloved, que estuvo fuera del mercado algún tiempo. La suerte me sonreía. Me propuse terminar pronto la relectura del libro que vino conmigo en la maleta.
4.
El domingo 25 atravesaba una plaza muy concurrida -un día antes del regreso a clases-, los padres buscaban la tienda con los uniformes reglamentarios del colegio; revisaban las mejores ofertas en útiles escolares; hacían fila en los helados de medio dólar; llevaban y traían a infantes en carriola o tomados de la mano. Vi al pajarero con la jaula de la suerte. Me detuve, lo pensé: me acerqué. Tarifa de treinta pesos a cambio de cuatro profecías dobladas. Emilio se llamaba el ave (Rousseau). Antes de abrirle la jaula el señot Tiresias le extendió a su ayudante una piedrita verde y él cogió otra para sí. Se tomaron de la mano y cerraron los ojos. Salió Emilio: con el pico tomó uno, otro, otro y otro papelitos con pasado, presente y futuro del narrador. Tiresias me recomendó guardarlos y leerlos en casa: me entregaba en mano mi destino, mi fortuna, mi pasado y mi porvenir. Protegido de Venus, carácter recio, viernes mi día de suerte, viviré muchos años (friso los setenta), mayo y junio meses óptimos para negocios. Temperamento melancólico; supera sensiblerías. A huevo.
(Inédito)
sábado, 14 de septiembre de 2019
Denise Levertov (1923/1997 )
El crecimiento de un poeta
iii
Sordo hasta que oye
la respuesta:
campana
amable, que dobla
y habla
del Tiempo fiel, esa corriente
(incesante) de la sangre fiel.
Las respuestas echan abajo
los límites
(esos diques pretenciosos),
y la pregunta se revela.
Las preguntas, piedras
desprovistas de tierra,
golpes en la puerta, son un latido
en la sien:
la danza insistente
del Quién, el Cómo y el Dónde,
las manos en la cintura del Cuándo.
("revista altazor",versión sandra toro)
viernes, 13 de septiembre de 2019
Dionisio Ridruejo (1912/1975 )
Nostalgia del primer amor
Tu soledad de nieve reclinada,
virginal y sencilla, en mi memoria,
como agua fiel de fatigada noria
viene a regar mi voz enamorada.
¡Cómo recrea el alma sosegada
la penumbra y dulzor de aquella historia
con resplandores de tardía gloria
entre abejas y frutos constelada!
¡Oh, delicada llama, ardor primero
velado en llanto y celestial mirada,
par del trino, la fuente y la azucena!
Mírame combatido y prisionero
volver a tu ilusión breve y tronchada
como un temblor en la desierta arena.
("zendalibros·)
Tu soledad de nieve reclinada,
virginal y sencilla, en mi memoria,
como agua fiel de fatigada noria
viene a regar mi voz enamorada.
¡Cómo recrea el alma sosegada
la penumbra y dulzor de aquella historia
con resplandores de tardía gloria
entre abejas y frutos constelada!
¡Oh, delicada llama, ardor primero
velado en llanto y celestial mirada,
par del trino, la fuente y la azucena!
Mírame combatido y prisionero
volver a tu ilusión breve y tronchada
como un temblor en la desierta arena.
("zendalibros·)
jueves, 12 de septiembre de 2019
Hilario Barrero (1946 )
Fado
Fuera llueve despacio y anochece,
es domingo y octubre, en la cama deshecha
se enfrían los tizones que ardieron por la tarde,
y Amalia canta en verso de Camoens,
ya su voz enterrada en un fado de agua,
la canción que compramos en la rúa do Carmo
después de conocer en el Rossío
aquel garoto tierno que nos abrió su cama.
Para tão longo amor tão curta a vida.
("trianarts")
Fuera llueve despacio y anochece,
es domingo y octubre, en la cama deshecha
se enfrían los tizones que ardieron por la tarde,
y Amalia canta en verso de Camoens,
ya su voz enterrada en un fado de agua,
la canción que compramos en la rúa do Carmo
después de conocer en el Rossío
aquel garoto tierno que nos abrió su cama.
Para tão longo amor tão curta a vida.
("trianarts")
miércoles, 11 de septiembre de 2019
Westonia Murray (1938 )
Crecí apartada
Crecí apartada de mi familia
Y de un grupo literario
Hablé sola como el hongo
Debajo de los grandes bosques
Por mi pequeñez
Por mi veneno
¿Nadie más oyó mis poemas?
El saquito de té
El saquito de té
Suelta su secreto
A altas temperaturas
Me podía quedar quieta
Viendo la pava hervir
Silbar unos minutos su llamado
Como en su momento oí
Mi escritura bullendo Guardada
Lo que puede permanecer
Tanto tiempo al fuego
Tiene que ser poderoso
("eterna cadencia" y ""la primera piedra", traducción tom maver)
Crecí apartada de mi familia
Y de un grupo literario
Hablé sola como el hongo
Debajo de los grandes bosques
Por mi pequeñez
Por mi veneno
¿Nadie más oyó mis poemas?
El saquito de té
El saquito de té
Suelta su secreto
A altas temperaturas
Me podía quedar quieta
Viendo la pava hervir
Silbar unos minutos su llamado
Como en su momento oí
Mi escritura bullendo Guardada
Lo que puede permanecer
Tanto tiempo al fuego
Tiene que ser poderoso
("eterna cadencia" y ""la primera piedra", traducción tom maver)
martes, 10 de septiembre de 2019
Cesare Pavese (1908/1950 )
El amigo que duerme
¿Que le diremos esta noche al amigo que duerme?
La palabra más tenue nos trepa a los labios
desde la pena más atroz. Miraremos al amigo,
sus inútiles labios que no dicen nada,
hablaremos en voz baja.
La noche tendrá el rostro
del antiguo dolor, que resurge cada tarde,
vivo e impasible. El silencio remoto
sufrirá como un alma, mudo, en lo oscuro.
Hablaremos a la noche que respira en voz baja.
Oiremos cómo gotean los instantes en lo oscuro,
más allá de las cosas, en el ansia del alba,
que llegará súbitamente tallando las cosas
contra el muerto silencio. La luz inútil
revelará el rostro absorto del día. Los instantes
callarán. Y las cosas hablarán en voz baja.
("trianarts", trad. de carles josé i solsora)
¿Que le diremos esta noche al amigo que duerme?
La palabra más tenue nos trepa a los labios
desde la pena más atroz. Miraremos al amigo,
sus inútiles labios que no dicen nada,
hablaremos en voz baja.
La noche tendrá el rostro
del antiguo dolor, que resurge cada tarde,
vivo e impasible. El silencio remoto
sufrirá como un alma, mudo, en lo oscuro.
Hablaremos a la noche que respira en voz baja.
Oiremos cómo gotean los instantes en lo oscuro,
más allá de las cosas, en el ansia del alba,
que llegará súbitamente tallando las cosas
contra el muerto silencio. La luz inútil
revelará el rostro absorto del día. Los instantes
callarán. Y las cosas hablarán en voz baja.
("trianarts", trad. de carles josé i solsora)
lunes, 9 de septiembre de 2019
Rubén Bonifaz Nuño (1923/2013 )
Yesod
X
Detallado por mis insistentes
radares rústicos, descansa,
tendido y lánguido a la sombra
del reciente placer, tu cuerpo.
Acaso en sueños, corredora,
tu peso fluvial traspasa ríspidas
cumbres de bosques, precipicios
de corolas traspone; de alas
tus tobillos calzas y endiademas
Con tus suaves músculos, alegres
de enjambrarse con aromas tuyos,
santifica el aire los segundos
de esta hora sagrada: monumentos
de un tiempo niño todavía.
En tanto, el copal en tus braseros
suda sus imanes femeninos;
tuerce sus anillos de benignas
sierpes, su vibrátiles membranas,
sus narcóticas enredaderas.
Y se adensa su esencia en torno
de ti, y la regalas y te gozas.
("Del templo de su cuerpo", ed. fce, méxico, col. letras mexicanas, no.120, 1992)
X
Detallado por mis insistentes
radares rústicos, descansa,
tendido y lánguido a la sombra
del reciente placer, tu cuerpo.
Acaso en sueños, corredora,
tu peso fluvial traspasa ríspidas
cumbres de bosques, precipicios
de corolas traspone; de alas
tus tobillos calzas y endiademas
Con tus suaves músculos, alegres
de enjambrarse con aromas tuyos,
santifica el aire los segundos
de esta hora sagrada: monumentos
de un tiempo niño todavía.
En tanto, el copal en tus braseros
suda sus imanes femeninos;
tuerce sus anillos de benignas
sierpes, su vibrátiles membranas,
sus narcóticas enredaderas.
Y se adensa su esencia en torno
de ti, y la regalas y te gozas.
("Del templo de su cuerpo", ed. fce, méxico, col. letras mexicanas, no.120, 1992)
domingo, 8 de septiembre de 2019
Manuel Maples Arce (1898/1981 )
Saudade
Estoy solo en el último tramo de la ausencia
y el dolor hace horizonte en mi demencia.
Allá lejos,
el panorama maldito.
¡Yo abandoné la Confederación sonora de su carne!
Sore todo su voz,
hecha pedazos
entre los tubos de la música!
En el jardín interdicto
-azoro unánime-
el auditorio congelado de la luna.
Su recuerdo es sólo una resonancia
entre la arquitectura del insomnio.
¡Dios mío,
tengo las manos llenas de sangre!
Y los aviones,
pájaros de estos climas estéticos,
no escribirán su nombre
en el agua del cielo.
("blogdepoemas")
Estoy solo en el último tramo de la ausencia
y el dolor hace horizonte en mi demencia.
Allá lejos,
el panorama maldito.
¡Yo abandoné la Confederación sonora de su carne!
Sore todo su voz,
hecha pedazos
entre los tubos de la música!
En el jardín interdicto
-azoro unánime-
el auditorio congelado de la luna.
Su recuerdo es sólo una resonancia
entre la arquitectura del insomnio.
¡Dios mío,
tengo las manos llenas de sangre!
Y los aviones,
pájaros de estos climas estéticos,
no escribirán su nombre
en el agua del cielo.
("blogdepoemas")
sábado, 7 de septiembre de 2019
Basilio Sánchez (1958 )
Este es un buen lugar
De esta tierra ha manado leche y agua.
De esta tierra
las hojas del manzano
extrajeron su pudor y su fuerza.
De esta tierra sacaron nuestros muertos
el rojo de las bayas,
el silencioso verde de los campos.
Las historias
de los libros sagrados
debieron ser escritas por pastores
que, al final de la tarde,
aguardaban sentados a la sombra
el regreso de los rebaños
por las iluminadas laderas de los montes.
("trianarts")
De esta tierra ha manado leche y agua.
De esta tierra
las hojas del manzano
extrajeron su pudor y su fuerza.
De esta tierra sacaron nuestros muertos
el rojo de las bayas,
el silencioso verde de los campos.
Las historias
de los libros sagrados
debieron ser escritas por pastores
que, al final de la tarde,
aguardaban sentados a la sombra
el regreso de los rebaños
por las iluminadas laderas de los montes.
("trianarts")
viernes, 6 de septiembre de 2019
Dario Belleza (1944/1996 )
Voy como un fantasma por la casa
Voy como un fantasma por la casa:
releo los magníficos escritos del pasado
o salto la comida convertida en pesadilla
y martirio de su propio enunciado:
el hombre es lo que come.
¡Así me trago montañas de vino aguado
y la vida en la ciudad resplandece de horror
de aire tumefacto y sumiso al servicio
del cáncer más pestilente y sonoro!
No hay esperanzas de inmortalizarse
en el devenir de un día igual
a otro: ¡sólo los gatos insisten
en no huir, en calmar el deseo
de semen y sangre!
("revista altazor", traducción emilio coco)
Voy como un fantasma por la casa:
releo los magníficos escritos del pasado
o salto la comida convertida en pesadilla
y martirio de su propio enunciado:
el hombre es lo que come.
¡Así me trago montañas de vino aguado
y la vida en la ciudad resplandece de horror
de aire tumefacto y sumiso al servicio
del cáncer más pestilente y sonoro!
No hay esperanzas de inmortalizarse
en el devenir de un día igual
a otro: ¡sólo los gatos insisten
en no huir, en calmar el deseo
de semen y sangre!
("revista altazor", traducción emilio coco)
jueves, 5 de septiembre de 2019
Jorge Fernández Granados (1965 )
Tao
mi madre era una mujer que llevaba su casa a todas partes
mi padre era un hombre que llevaba sus ruedas a todas partes
mi madre era una mujer que dondequiera que vivía buscaba arraigarse
mi padre era un hombre que dondequiera que vivía buscaba la hora de irse
mi madre era una persona que necesitaba un espacio para hacerlo suyo
mi padre era una persona que necesitaba un espacio para recorrerlo
ella quería saber siempre el nombre del lugar a donde llegaría
él quería saber la hora anticipada en la que emprenderían el viaje
ella hacía todo lo posible porque pasara lo que pasara las cosas volvieran a su sitio
él hacía todo lo posible por remover el lugar fijo de las cosas
ella medía el tiempo en círculos
él medía el tiempo en una línea de fuga
lo que aún es un enigma para mí
es por qué en los últimos años de sus vidas cambiaron de papeles
y cuando tuvieron un jardín
mi madre sembró plantas que dan flores
pero mi padre sembró plantas que dan frutos.
Los peces
Fuimos bajando hasta el fondo
por las calles del puerto. La noche
remaba en el abismo de los ojos. No recuerdo qué tanto
la brisa nos cubrió de sal y estrellas.
Es conveniente dormir a menos que amanezca, dijo,
pero éramos legión para esas horas ya rancias de cantinas.
El ron juntó a los peces
y a todas las criaturas que no duermen
esa noche de pescadores y viajantes, de grasa y aguacero.
Emigramos a La Luna,
que era una carpa improvisada en los
dudosos territorios del suburbio.
Sudores y cervezas, baile, sedimento
de géneros grotescos de alegría,
se fueron combinando con torpeza
hasta temblar en una sombra, un amasijo
de danza, alcohol y extrañas vidas.
Los círculos que lees con tu mirada
no están en realidad aquí,
pero a ti te fue dado contemplarlos,
—dijo sonriendo y se perdió bajo los cuerpos
en la anchurosa fiesta de esa carne.
El ritmo gobernaba la sordidez o la gracia
y en medio de su lago nos fundimos.
Más tarde, ya cansados
los pocos rezagados en La Luna,
sin sueño y con nostalgia de horizonte,
fuimos a buscar el mar:
la sonata del agua, el apetito de su hechizo,
en esa vigilia donde el límite
del cielo y el océano es todavía tiniebla.
Algo nos lleva ante la orilla
a ver cómo la luz se recomienza
y estar aquí sin comprenderlo,
testigos de este mar alucinado,
súbitamente viejos, silenciosos,
oyendo de su más oscuro corazón
una alabanza.
Sentados en el muelle esperamos el día:
poco a poco fue llegando su violeta,
la noticia azul de su marea,
y en el silencio de su gloria amanecimos.
("revista altazor")
mi madre era una mujer que llevaba su casa a todas partes
mi padre era un hombre que llevaba sus ruedas a todas partes
mi madre era una mujer que dondequiera que vivía buscaba arraigarse
mi padre era un hombre que dondequiera que vivía buscaba la hora de irse
mi madre era una persona que necesitaba un espacio para hacerlo suyo
mi padre era una persona que necesitaba un espacio para recorrerlo
ella quería saber siempre el nombre del lugar a donde llegaría
él quería saber la hora anticipada en la que emprenderían el viaje
ella hacía todo lo posible porque pasara lo que pasara las cosas volvieran a su sitio
él hacía todo lo posible por remover el lugar fijo de las cosas
ella medía el tiempo en círculos
él medía el tiempo en una línea de fuga
lo que aún es un enigma para mí
es por qué en los últimos años de sus vidas cambiaron de papeles
y cuando tuvieron un jardín
mi madre sembró plantas que dan flores
pero mi padre sembró plantas que dan frutos.
Los peces
Fuimos bajando hasta el fondo
por las calles del puerto. La noche
remaba en el abismo de los ojos. No recuerdo qué tanto
la brisa nos cubrió de sal y estrellas.
Es conveniente dormir a menos que amanezca, dijo,
pero éramos legión para esas horas ya rancias de cantinas.
El ron juntó a los peces
y a todas las criaturas que no duermen
esa noche de pescadores y viajantes, de grasa y aguacero.
Emigramos a La Luna,
que era una carpa improvisada en los
dudosos territorios del suburbio.
Sudores y cervezas, baile, sedimento
de géneros grotescos de alegría,
se fueron combinando con torpeza
hasta temblar en una sombra, un amasijo
de danza, alcohol y extrañas vidas.
Los círculos que lees con tu mirada
no están en realidad aquí,
pero a ti te fue dado contemplarlos,
—dijo sonriendo y se perdió bajo los cuerpos
en la anchurosa fiesta de esa carne.
El ritmo gobernaba la sordidez o la gracia
y en medio de su lago nos fundimos.
Más tarde, ya cansados
los pocos rezagados en La Luna,
sin sueño y con nostalgia de horizonte,
fuimos a buscar el mar:
la sonata del agua, el apetito de su hechizo,
en esa vigilia donde el límite
del cielo y el océano es todavía tiniebla.
Algo nos lleva ante la orilla
a ver cómo la luz se recomienza
y estar aquí sin comprenderlo,
testigos de este mar alucinado,
súbitamente viejos, silenciosos,
oyendo de su más oscuro corazón
una alabanza.
Sentados en el muelle esperamos el día:
poco a poco fue llegando su violeta,
la noticia azul de su marea,
y en el silencio de su gloria amanecimos.
("revista altazor")
miércoles, 4 de septiembre de 2019
Malú Urriola (1967 )
Gatos
iv
Hey, malú, asume la vida de gato
que te toca saltar de techo en techo
porque ni siquiera un poco de sol
los hará volver
porque no nacimos para dar
pero tampoco para recibir
hay que asumir el costo
te estás chalando
nada te llena
y el hastío te agarra de espaldas
por eso le seguimos el juego
a los imbéciles
y corremos en esta carrera de equinos
de mala sangre
cuando el poeta canta su bar cecil
y Dios le guiña un ojo
y por el otro le cae un goterón de tinto
de aburrido tinto.
Hey, malú, nace una estrella
nadie quiere el nobel
pero se mueren de sólo pensarlo
los poetas se odian
toman juntos pero se odian
a quién le importa
que se maten
que se tengan pica hasta la muerte
total, de todas maneras
no tenemos quien nos abrace
porque los gatos se retiran de noche
quién sabe dónde.
Hay que asumir, pendeja
que estás sola
que te bailas un rock
para quitarte las ganas –tú sabes de qué–
porque de tanto perraje patriarcal trompeteado
estás hasta la tusa
y ellos siguen tirándose a partir
prejuiciados
amablemente discrepantes
hey, malú una raja, qué te importa
si ni siquiera encuentras algo que te importe
por eso callas y luego ríes
porque nadie te llena el hoyo,
ni el vino
ni los machitos
ni mirar sus traseros sin forma
no te queda más que caminar borracha
y llegar borracha a tu home
piedrita mendiga.
("revista altazor")
martes, 3 de septiembre de 2019
Carlos Bousoño (1923/2015 )
Alma solitaria
Mira los aires, alma solitaria,
alma triste que sola vas gimiendo.
Asciende, sube. Amor te espera.
La cima es alta. Escaso, el aparejo.
Aleteante, temblorosa y blanca,
te veo subir con retenido esfuerzo.
Hoy llega el sol donde hasta ayer la luna.
Llega la luna donde ayer el cierzo.
Al fin la vida con la luz se aclara.
Al fin la muerte con la luz ya se muerto.
¡Cantan las cumbres y los valles! ¡Cantan
los siempre vivos a los nunca muertos!
Cara con cara junto a Dios, escuchas
vibrar los aires y vivir los sueños.
Vida con vida, luz con luz amada,
y cielo, humano, en el amor, con Cielo.
("poesiacuatro")
Mira los aires, alma solitaria,
alma triste que sola vas gimiendo.
Asciende, sube. Amor te espera.
La cima es alta. Escaso, el aparejo.
Aleteante, temblorosa y blanca,
te veo subir con retenido esfuerzo.
Hoy llega el sol donde hasta ayer la luna.
Llega la luna donde ayer el cierzo.
Al fin la vida con la luz se aclara.
Al fin la muerte con la luz ya se muerto.
¡Cantan las cumbres y los valles! ¡Cantan
los siempre vivos a los nunca muertos!
Cara con cara junto a Dios, escuchas
vibrar los aires y vivir los sueños.
Vida con vida, luz con luz amada,
y cielo, humano, en el amor, con Cielo.
("poesiacuatro")
lunes, 2 de septiembre de 2019
Ana Rossetti (1950 )
Confín
Se bucea una y otra vez
tras los restos del naufragio.
Y una y otra vez
se depositan las capturas
en la pulida lámina de la orilla.
¿Qué es lo que queda fuera?
¿La espuma que se desborda de las manos
o el océano denso del lenguaje?
("ruadaspretas")
Se bucea una y otra vez
tras los restos del naufragio.
Y una y otra vez
se depositan las capturas
en la pulida lámina de la orilla.
¿Qué es lo que queda fuera?
¿La espuma que se desborda de las manos
o el océano denso del lenguaje?
("ruadaspretas")
domingo, 1 de septiembre de 2019
Uriel Martínez (1950 )
Rosa negra
Guardé no sé cuando en el libro
de Bécquer aquel de las oscuras golondrinas
una rosa que al paso de las noches
se hizo negra, negra oscura.
Profunda como algunos pubis
que a diferencia del mío, que es blanco
y ralo, que fueron tupidos y de cierto
(desierto) olor característico por desaseo
-decía-, falto de jabón y agua
Un día hube de abrir aquella página
ya tonsurada por años y polilla,
la abrí, la abrí, la abrí, y ahí
estaba ese amor que no muere
(porque al último muere el recuerdo
con uno)
Sí, ahí estabas de cuerpo presente, entero
como un árbol o un soldado que espera
descienda la bandera, en tarde tormentosa.
(Ïnédito)