EN EL SILENCIO
traducción: Horacio Armani
Hoy hay huelga general.
No pasa nadie por la calle.
Sólo una radio portátil al otro lado de la pared.
Alguien debe vivir allí desde hace algunos días.
Me pregunto qué pasará con la producción.
La misma primavera tarda bastante en producirse.
Anticipadamente, han apagado la calefacción.
Se han dado cuenta de que es inútil el servicio
postal.
No es un gran mal el retraso de las funciones
normales.
Es fatal que algún engranaje no engrane.
Hasta los muertos están agitados.
También ellos forman parte del silencio total.
Tú estás bajo una lápida. De nada vale
despertarte
pues siempre estás despierta. Incluso hoy, que
hay sueño
universal.
(poema tomado de "E.M., antología", Compañía
General Fabril Editores, Buenos Aires, 1971
(col. Los Poetas)
domingo, 30 de mayo de 2010
miércoles, 26 de mayo de 2010
CUMPLEAÑOS
Después de leer tu mensaje sentí que se abría una pantalla de preguntas sobre mi vida y la razón de mi existencia, con preguntas a un tiempo fundamentales y vanas acerca del día y las condiciones en que llegué a este mundo. Ese día, ¿fue a un tiempo cálido y ventoso como son a veces los días de febrero y marzo; era un día en que las nubes se desplazaban indiferentes y distantes como las descritas por el poeta maldito del siglo XIX; he vivido los suficientes días, años, meses e instantes como para recordar esta fecha, propia de lobos esteparios?
"Felicidades, qué quieres de regalo? Leí en la ventana del ordenador, a veces puerto de entrada de mensajes vivificantes y cálidos, justamente como el viento de 32 grados centígrados a la sombra de este mes de mayo, quinto del año y cuyo símbolo en la cultura oriental es representado por el fuego. Eran las 14 horas y 34 minutos cuando lo redactaste. La pantalla no miente.
Un poco en broma y otro tanto en serio, te respondí: "Alguien parecido a Ricky Martin, tostado de la piel pero que no se parezca a nuestro amigo José Rafael Bravo Meza, que en gloria esté." Cuatro minutos después, esperabas mi respuesta, me formulaste la segunda y última pregunta: "Muy bien, pero después no te quejes. ¿Con pantaloncito corto o en pelotas?
- Con pantaloncito corto, pero sin chones", te respondí, para mantener el tono propio de dos adultos que juegan a ser menores de edad. Eran las 15 horas y 22 minutos, de un día adecuado para caminar al borde del precipicio y someter a prueba la sensación de vértigo.
Estaba yo en el negocio que atiendo de lunes a sábado, en compañía del gato de antifaz negro y ojos gris pizarra que me regalaron el sábado, un minino callejero que aún es anfitrión de un puñado insignificante de pulgas. El coche que esperaba, con el conductor que esperaba (no era el cantante boricua ni mucho menos), se detuvo. Me levanté del ordenador y, sin darme cuenta, el felino recién llegado, salió también a la banqueta.
Me percaté de que el animal me había seguido porque una adolescente gorda, vecina del negocio de al lado, lo tomó en brazos y me dijo: "Me hallé un gatito". "Es mío, le dije, se llama Alejandro de Macedonia", mientras yo esperaba que la visita respondiera a mi expresión sonsa: "Que milagro".
- A qué hora cierras.
- A las cinco, le respondí consciente de que faltaba una hora. "Y luego, qué vas a hacer." Voy al super y regreso a las seis.
- Entonces voy a Calera y regreso. Te llamo. Anota el teléfono, le pedí.
Unos diez minutos antes de cerrar el negocio, me llamó para decirme que lo esperara, que ya venía en camino. ¿Vienes de Calera? No, estoy aquí cerca.
"Felicidades, qué quieres de regalo? Leí en la ventana del ordenador, a veces puerto de entrada de mensajes vivificantes y cálidos, justamente como el viento de 32 grados centígrados a la sombra de este mes de mayo, quinto del año y cuyo símbolo en la cultura oriental es representado por el fuego. Eran las 14 horas y 34 minutos cuando lo redactaste. La pantalla no miente.
Un poco en broma y otro tanto en serio, te respondí: "Alguien parecido a Ricky Martin, tostado de la piel pero que no se parezca a nuestro amigo José Rafael Bravo Meza, que en gloria esté." Cuatro minutos después, esperabas mi respuesta, me formulaste la segunda y última pregunta: "Muy bien, pero después no te quejes. ¿Con pantaloncito corto o en pelotas?
- Con pantaloncito corto, pero sin chones", te respondí, para mantener el tono propio de dos adultos que juegan a ser menores de edad. Eran las 15 horas y 22 minutos, de un día adecuado para caminar al borde del precipicio y someter a prueba la sensación de vértigo.
Estaba yo en el negocio que atiendo de lunes a sábado, en compañía del gato de antifaz negro y ojos gris pizarra que me regalaron el sábado, un minino callejero que aún es anfitrión de un puñado insignificante de pulgas. El coche que esperaba, con el conductor que esperaba (no era el cantante boricua ni mucho menos), se detuvo. Me levanté del ordenador y, sin darme cuenta, el felino recién llegado, salió también a la banqueta.
Me percaté de que el animal me había seguido porque una adolescente gorda, vecina del negocio de al lado, lo tomó en brazos y me dijo: "Me hallé un gatito". "Es mío, le dije, se llama Alejandro de Macedonia", mientras yo esperaba que la visita respondiera a mi expresión sonsa: "Que milagro".
- A qué hora cierras.
- A las cinco, le respondí consciente de que faltaba una hora. "Y luego, qué vas a hacer." Voy al super y regreso a las seis.
- Entonces voy a Calera y regreso. Te llamo. Anota el teléfono, le pedí.
Unos diez minutos antes de cerrar el negocio, me llamó para decirme que lo esperara, que ya venía en camino. ¿Vienes de Calera? No, estoy aquí cerca.
martes, 25 de mayo de 2010
LOS SONÁMBULOS
Si yo fuera sonámbulo me levantaría
a deshoras a tomar la pluma
el cuaderno y el tintero
para pintarme el reposo...
Me incorporaría a medias
una fracción previa al paso
caudaloso del tren
para escuchar mi sonámbula
sangre...
Aguzaría el oído para oír
los latidos de tercos canes
que una y mil veces
telegrafían sus ahogos...
Callado, sin despegar mis ciegos
párpados, atendería el llamado
mudo de los dioses
en cada rama de mis vértebras...
Si a mí me diese por deambular
de una a otra pieza de mi sueño,
de uno a otro tobogán de mis noches,
jamás tocaría tu piel que aún quema.
a deshoras a tomar la pluma
el cuaderno y el tintero
para pintarme el reposo...
Me incorporaría a medias
una fracción previa al paso
caudaloso del tren
para escuchar mi sonámbula
sangre...
Aguzaría el oído para oír
los latidos de tercos canes
que una y mil veces
telegrafían sus ahogos...
Callado, sin despegar mis ciegos
párpados, atendería el llamado
mudo de los dioses
en cada rama de mis vértebras...
Si a mí me diese por deambular
de una a otra pieza de mi sueño,
de uno a otro tobogán de mis noches,
jamás tocaría tu piel que aún quema.
lunes, 24 de mayo de 2010
LOS DESAPARECIDOS
a)
Tres días después de su desaparición, me entero que Karla Elizabeth, de 16 años, ya no volvió a casa. Esa noche una amiga de la familia pega un aviso, su rostro en una hoja bond, en las puertas corredizas de abarrotes El Tecolote. En la fotocopia se precisan los datos telefónicos de la madre, particular y móvil, una sexoservidora que trabaja en los hoteles de los alrededores. Aunque la familia dio parte a las autoridades, ésta se desentendieron del hecho. KE salió a las 21 horas del trabajo, una tienda de ropa cercana al barrio, pero no llegó a casa. Con ella también desapareció su compañera Paty. Tiempo después me entero que KE regresó, junto con su amiga y los novios de ambas, de un viaje a la playa.
b)
También la tarde del mismo día, a la hora del almuerzo, me informan que cinco meses atrás desapareció un matrimonio, ambos cuarentones, en la remota ciudad de Torreón. Ellos habían viajado a una subasta de implementos agrícolas a efectuarse en las instalaciones de la feria. Ya estando ahí, la señora avisó que iba al tocador. Como ella se dilatara, el marido fue a buscarla, pero ni uno ni otro regresaron.
Días después entraron sendas llamadas de sus móviles al domicilio de los familiares para avisar que los mantenían secuestrados, pero antes de avisar en dónde, el motivo y el monto a pagar del rescate, se interrumpió la comunicación de forma abrupta. Más adelante se repitieron los telefonazos de los secuestradores para exigir distintas cantidades por uno y otro, aunque intempestivamente se suspendía el diálogo. Sólo la semana pasada, Fernando, amigo de la familia, se percató de que su conocida Pilar, hermana de la desaparecida el pasado septiembre, vestía de luto, aunque se abstuvo de preguntar cualquier cosa. Se presume que los delincuentes finalmente sacrificaron a la pareja de esta ciudad, a donde vine a buscarte, infructuosamente.
c)
Sin saber a ciencia cierta si te encontraría, salí de mi lugar de origen a primera hora, en ayunas y sin el baño obligatorio. Luego de instalarme en el hotel de costumbre me reporte con mis amigos, con quienes comí ese viernes. Salí luego a buscarte en el lugar que te conocí, el cine Eldorado, sitio exclusivo de películas cinco equis. Pero era viernes y acaso te habían ampliado el horario de trabajo. Por esa razón volví el sábado, pero también fue infructuosa la búsqueda, la espera, la incursión, el viaje de cinco horas a esta ciudad, en donde estuve el pasado diciembre, una semana previa al año nuevo. Mañana viajo de regreso a mi lugar de origen y por la noche me informaré de los finalistas de los premios Oscar de Hollywood. No será posible verte antes del "puente" del uno al cinco de mayo, cuando la alerta roja del virus AH1N1 esté encendida y luzcas, para variar, más entrado en kilos y en años.
d)
El pago de cien mil dólares a cambio del rescate de un hombre de 30 años que sufrió un secuestro durante cuatro días, que sus captores mantuvieron oculto al fondo de un pozo agotado y con los ojos vendados, no parece poco, pues es equivalente a más de un millón de pesos.
La noche del once de diciembre pasado, 2008, este hombre fue privado de su libertad al llegar al casco de la Hacienda de Víboras, donde vive. Aunque se desconoce el número de participantes en el hecho, se sabe que fue trasladado a un municipio vecino, donde lo mantuvieron con los ojos vendados y sin agua ni alimentos, mientras los secuestradores negociaban con la familia.
Es de suponerse que mientras estuvo retenido, los familiares se abstuvieron de dar parte a las autoridades para evitar poner en peligro la integridad del mayor de los hermanos, aunque un delito de esta clase se investiga de oficio, sin que haya de por medio denuncia alguna. Lo cierto es que tiempo después me dicen que la desaparición y exigencia de rescate obedeció a que el hombre de 30 años anda "en malos pasos"...
Tres días después de su desaparición, me entero que Karla Elizabeth, de 16 años, ya no volvió a casa. Esa noche una amiga de la familia pega un aviso, su rostro en una hoja bond, en las puertas corredizas de abarrotes El Tecolote. En la fotocopia se precisan los datos telefónicos de la madre, particular y móvil, una sexoservidora que trabaja en los hoteles de los alrededores. Aunque la familia dio parte a las autoridades, ésta se desentendieron del hecho. KE salió a las 21 horas del trabajo, una tienda de ropa cercana al barrio, pero no llegó a casa. Con ella también desapareció su compañera Paty. Tiempo después me entero que KE regresó, junto con su amiga y los novios de ambas, de un viaje a la playa.
b)
También la tarde del mismo día, a la hora del almuerzo, me informan que cinco meses atrás desapareció un matrimonio, ambos cuarentones, en la remota ciudad de Torreón. Ellos habían viajado a una subasta de implementos agrícolas a efectuarse en las instalaciones de la feria. Ya estando ahí, la señora avisó que iba al tocador. Como ella se dilatara, el marido fue a buscarla, pero ni uno ni otro regresaron.
Días después entraron sendas llamadas de sus móviles al domicilio de los familiares para avisar que los mantenían secuestrados, pero antes de avisar en dónde, el motivo y el monto a pagar del rescate, se interrumpió la comunicación de forma abrupta. Más adelante se repitieron los telefonazos de los secuestradores para exigir distintas cantidades por uno y otro, aunque intempestivamente se suspendía el diálogo. Sólo la semana pasada, Fernando, amigo de la familia, se percató de que su conocida Pilar, hermana de la desaparecida el pasado septiembre, vestía de luto, aunque se abstuvo de preguntar cualquier cosa. Se presume que los delincuentes finalmente sacrificaron a la pareja de esta ciudad, a donde vine a buscarte, infructuosamente.
c)
Sin saber a ciencia cierta si te encontraría, salí de mi lugar de origen a primera hora, en ayunas y sin el baño obligatorio. Luego de instalarme en el hotel de costumbre me reporte con mis amigos, con quienes comí ese viernes. Salí luego a buscarte en el lugar que te conocí, el cine Eldorado, sitio exclusivo de películas cinco equis. Pero era viernes y acaso te habían ampliado el horario de trabajo. Por esa razón volví el sábado, pero también fue infructuosa la búsqueda, la espera, la incursión, el viaje de cinco horas a esta ciudad, en donde estuve el pasado diciembre, una semana previa al año nuevo. Mañana viajo de regreso a mi lugar de origen y por la noche me informaré de los finalistas de los premios Oscar de Hollywood. No será posible verte antes del "puente" del uno al cinco de mayo, cuando la alerta roja del virus AH1N1 esté encendida y luzcas, para variar, más entrado en kilos y en años.
d)
El pago de cien mil dólares a cambio del rescate de un hombre de 30 años que sufrió un secuestro durante cuatro días, que sus captores mantuvieron oculto al fondo de un pozo agotado y con los ojos vendados, no parece poco, pues es equivalente a más de un millón de pesos.
La noche del once de diciembre pasado, 2008, este hombre fue privado de su libertad al llegar al casco de la Hacienda de Víboras, donde vive. Aunque se desconoce el número de participantes en el hecho, se sabe que fue trasladado a un municipio vecino, donde lo mantuvieron con los ojos vendados y sin agua ni alimentos, mientras los secuestradores negociaban con la familia.
Es de suponerse que mientras estuvo retenido, los familiares se abstuvieron de dar parte a las autoridades para evitar poner en peligro la integridad del mayor de los hermanos, aunque un delito de esta clase se investiga de oficio, sin que haya de por medio denuncia alguna. Lo cierto es que tiempo después me dicen que la desaparición y exigencia de rescate obedeció a que el hombre de 30 años anda "en malos pasos"...
sábado, 22 de mayo de 2010
PINOCHO
Con los ojos entornados
me dice que cada noche
ausente fue vivida
en y para las tinieblas;
Con su silencio agrega
que atravesó un mar
y cien litorales sin fin,
sordo a las sirenas;
Cada invitación fue
sistemáticamente negada
y los cheques declinados
y los anillos rechazados;
El poder del hechizo
-me dice- aún surte
efecto con todo
y la distancia y el silencio;
Ensimismado me pide fondos
para su American Express.
me dice que cada noche
ausente fue vivida
en y para las tinieblas;
Con su silencio agrega
que atravesó un mar
y cien litorales sin fin,
sordo a las sirenas;
Cada invitación fue
sistemáticamente negada
y los cheques declinados
y los anillos rechazados;
El poder del hechizo
-me dice- aún surte
efecto con todo
y la distancia y el silencio;
Ensimismado me pide fondos
para su American Express.
viernes, 21 de mayo de 2010
LOS CANDIDATOS SIN SOMBRA
Parece que los aspirantes a dirigir los destinos de mi tierra nacieron todos al mediodía de cualquier día del año pues así como a esa hora, el cenit, los cuerpos sólidos no proyectan sombra, así todos ellos en conjunto tampoco, mucho menos sus inexistentes propuestas y campañas. Así como un excandidato a la silla presidencial se desvaneció hace una semana del escenario público -en aquel entonces, luego de un debate escandaloso y con un alto raiting en los medios electrónicos, se esfumó por primera vez-, así las campañas de mi pueblo mantienen apagados los fusibles y reflectores mediáticos suponemos por ausencia de talento y de ideas.
Así como esta mañana apareció en primera plana de algún medio informativo la fotografía del "desaparecido" Diego, con una venda en los ojos y descamisado; y de buenas a primeras lo retiran, así fue proscrito de los páneles informativos de Televisa, quesque por el peso específico que posee la Hormiga Atómica en ese corporativo de proyección continenetal. O sea que el hombre del puro ha sufrido sucesivas "desapariciones" a un tiempo escandalosas e inexplicables, como si alguien de su talla mereciese esa suerte.
Por si fuera poco, el candidato del partido azul y blanco a gobernador,Cuauhtémoc Calderón Galván de mi pueblo, que conste, sufrió también una defenestración no sólo del blog de José Manuel Recillas, especialista en buen rock, buena ópera, buena poesía, sino otra del blog Music is the Key, sitio único en que se divulga la mejor música alemana, Deutsche Grammophon, del medioevo y el renacimiento del Continente Viejo. Y esto, la verdad, como diría otro defenestrado: "sí calienta".
La verdad resulta patético que los jóvenes contratados en el Partido Acción Nacional (PAN) para pegar calcas en los vehículos automotrices en las arterias de mayor tránsito a cualquier hora del día y la tarde se vean desairados por los conductores de transporte urbano, suburbano y particulares pues son "simpatizantes" cautivos del PRI y el PRD, es decir a fortiori, por nuestra tradición corporativa; o será que el ciudadano dice "Ya chole" con ese niño guapo que parece anunciar camisas de vestir Zaga y pantalones Dockers.
Haiga sido como haiga sido, que si los del Yunque tienen escondido al Jefe Diego, que si la verdad sólo la conocen los de la Secretaría de Gobernación y los picudos de Tv Azteca y Televisa, que si nomás los del crimen organizado, el clero y los Legionarios de Cristo, los organizadores de las cadenas de oración, los meros meros de You Tube, el Vaticano, los Testigos de Jehová, los Pentecostales y Doña Eme y sus secuaces de San Garabato Cucuchán, a nosotros que nos esculquen.
Así como esta mañana apareció en primera plana de algún medio informativo la fotografía del "desaparecido" Diego, con una venda en los ojos y descamisado; y de buenas a primeras lo retiran, así fue proscrito de los páneles informativos de Televisa, quesque por el peso específico que posee la Hormiga Atómica en ese corporativo de proyección continenetal. O sea que el hombre del puro ha sufrido sucesivas "desapariciones" a un tiempo escandalosas e inexplicables, como si alguien de su talla mereciese esa suerte.
Por si fuera poco, el candidato del partido azul y blanco a gobernador,Cuauhtémoc Calderón Galván de mi pueblo, que conste, sufrió también una defenestración no sólo del blog de José Manuel Recillas, especialista en buen rock, buena ópera, buena poesía, sino otra del blog Music is the Key, sitio único en que se divulga la mejor música alemana, Deutsche Grammophon, del medioevo y el renacimiento del Continente Viejo. Y esto, la verdad, como diría otro defenestrado: "sí calienta".
La verdad resulta patético que los jóvenes contratados en el Partido Acción Nacional (PAN) para pegar calcas en los vehículos automotrices en las arterias de mayor tránsito a cualquier hora del día y la tarde se vean desairados por los conductores de transporte urbano, suburbano y particulares pues son "simpatizantes" cautivos del PRI y el PRD, es decir a fortiori, por nuestra tradición corporativa; o será que el ciudadano dice "Ya chole" con ese niño guapo que parece anunciar camisas de vestir Zaga y pantalones Dockers.
Haiga sido como haiga sido, que si los del Yunque tienen escondido al Jefe Diego, que si la verdad sólo la conocen los de la Secretaría de Gobernación y los picudos de Tv Azteca y Televisa, que si nomás los del crimen organizado, el clero y los Legionarios de Cristo, los organizadores de las cadenas de oración, los meros meros de You Tube, el Vaticano, los Testigos de Jehová, los Pentecostales y Doña Eme y sus secuaces de San Garabato Cucuchán, a nosotros que nos esculquen.
jueves, 20 de mayo de 2010
NO HABRÉ DE SOLLOZAR SIQUIERA (8)
No habré de sollozar siquiera. Hoy abandono esta palidez que me hizo apuntalar precarios latidos con dedos amorosos. Hoy suelto amarras, abandono las sábanas que me ataron a enfermedades enquistadas en mis desconocidos interiores. Pero de las raíces que estoy conformada extraigo un coraje que, por momentos, me rebasa.
No salgo de este lugar con nada, sólo con lo que traje en un momento pleno de peligros: mis manos, mis arrugas, mi cuerpo enfebrecido. Día a día el agua del baño irá purificándome la mirada, el perfil rotundo, la frente clara.
Tengo toda una casa por edificar. He de levantarla en las faldas de un cerro, cerca de un ojo de agua, para preservarla de ventarrones inclementes, de tolvaneras que en sus pliegues llevan enfermedades y virus letales. Habré de defenderla con malla ciclónica si es preciso; la preservaré de malas influencias con yerbas que me son afines. Desarrollaré un poder que me fue otorgado en secreto prenatal.
Hoy me despojo de cuanto lastre me hizo daño. Ya me lo he propuesto, sé que llevaré a cabo los proyectos que me daba temor incluso concebir. Me decapitaré la cabeza por la que un día me creí heredera de Medusa, asì evitaré llevar conmigo la más ligera sombra de espanto, o vena alguna de muerte. Quiero ser yo misma, pero distinta a lo que fui en ese pasado tan a la vuelta de la esquina.
Evitaré también demorarme en el mapa tatuado de mi cerebro, trazado siempre de presagios malignos. Voy a punzar las bolsas de aire malsano en las que solía vomitar hacia mis adentros. Lo juro.
Al llegar a casa, las plantas serán objeto de toda mi atención. Cambiaré la ropa de cama y, si es preciso, incineraré la que me dio cobijo los primeros días del derrumbe.
¿Para qué exponerme a la inminencia de un derrumbe?
¿para qué dar pie a una forma encubierta de suicidio?
Estoy decidida a sollozar sólo una vez más. Pero será la última debilidad involuntaria que me procuro. Sólo por esta vez.
Tomado de "La noche a cuentagotas"
No salgo de este lugar con nada, sólo con lo que traje en un momento pleno de peligros: mis manos, mis arrugas, mi cuerpo enfebrecido. Día a día el agua del baño irá purificándome la mirada, el perfil rotundo, la frente clara.
Tengo toda una casa por edificar. He de levantarla en las faldas de un cerro, cerca de un ojo de agua, para preservarla de ventarrones inclementes, de tolvaneras que en sus pliegues llevan enfermedades y virus letales. Habré de defenderla con malla ciclónica si es preciso; la preservaré de malas influencias con yerbas que me son afines. Desarrollaré un poder que me fue otorgado en secreto prenatal.
Hoy me despojo de cuanto lastre me hizo daño. Ya me lo he propuesto, sé que llevaré a cabo los proyectos que me daba temor incluso concebir. Me decapitaré la cabeza por la que un día me creí heredera de Medusa, asì evitaré llevar conmigo la más ligera sombra de espanto, o vena alguna de muerte. Quiero ser yo misma, pero distinta a lo que fui en ese pasado tan a la vuelta de la esquina.
Evitaré también demorarme en el mapa tatuado de mi cerebro, trazado siempre de presagios malignos. Voy a punzar las bolsas de aire malsano en las que solía vomitar hacia mis adentros. Lo juro.
Al llegar a casa, las plantas serán objeto de toda mi atención. Cambiaré la ropa de cama y, si es preciso, incineraré la que me dio cobijo los primeros días del derrumbe.
¿Para qué exponerme a la inminencia de un derrumbe?
¿para qué dar pie a una forma encubierta de suicidio?
Estoy decidida a sollozar sólo una vez más. Pero será la última debilidad involuntaria que me procuro. Sólo por esta vez.
Tomado de "La noche a cuentagotas"
martes, 18 de mayo de 2010
REGRESARÉ A CASA (6)
Regresaré a casa y la maicena seguirá esperándome en el segundo entrepaño de la alacena, a un lado del aceite vegetal, junto a la enorme caja de cerillos de madera, regalo de Berta, bruja luminosa. Ahí seguirá el bote del café, un bálsamo para la mañana en que me recuperaré, en definitiva. El porrón humeante será testigo de las llamas azulosas que levantará este par de muletas, cuyo calor anunciará el fin de la convalecencia.
Meteré la llave en la cerradura con la seguridad de que las cosas siguen como las dejé, inesperadamente, antes de que la ambulancia me despojara de ellas: la sal en el salero, el ronroneo del refrigerador a medianoche, adormeciendo las enfermedades incubadas, la botella del tequila; en el escritorio mis manuscritos junto con la flama cálida que Ricardo dejó en un mensaje, antes de volverse a otra parte.
Hallaré que mis libros tienen una capa de polvo más densa. Pero eso no importa. La criada que voy a contratar les devolverá el brillo original, con una película de polietileno en el lomo. Pero del cuidado de mis discos y su aseo, sólo podrá ocuparse mi propa mano, así Mozart reconocerá que ha regresado su más fiel oído, la víctima de sus fiebres.
Lo primero que haré al salir de este sanatorio será subir las escaleras para abrir las ventanas de la planta alta, así los espíritus que de ella se posesionaron -durante mi ausencia-, saldrán. Con ellos se irá el gas inflamable del calentador y la estufa; de este modo mis plantas renovarán el oxígeno que las alimenta y el bióxido de carbono que generan. Me conviene.
Si regreso y el lavadero sigue en su lugar, el excusado y las llaves del agua, me daré por bien servida, aunque al salir del sanatorio no lleve conmigo el fruto de mi vientre, la capacidad de reproducción propia de los míos. Más aún si el nido de aire que es mi vientre cóncavo se insufla de gozo, de una alegría ciega semejante a la marea alta. Me conviene, lo sé.
Tomado de "La noche a cuentagotas"
Meteré la llave en la cerradura con la seguridad de que las cosas siguen como las dejé, inesperadamente, antes de que la ambulancia me despojara de ellas: la sal en el salero, el ronroneo del refrigerador a medianoche, adormeciendo las enfermedades incubadas, la botella del tequila; en el escritorio mis manuscritos junto con la flama cálida que Ricardo dejó en un mensaje, antes de volverse a otra parte.
Hallaré que mis libros tienen una capa de polvo más densa. Pero eso no importa. La criada que voy a contratar les devolverá el brillo original, con una película de polietileno en el lomo. Pero del cuidado de mis discos y su aseo, sólo podrá ocuparse mi propa mano, así Mozart reconocerá que ha regresado su más fiel oído, la víctima de sus fiebres.
Lo primero que haré al salir de este sanatorio será subir las escaleras para abrir las ventanas de la planta alta, así los espíritus que de ella se posesionaron -durante mi ausencia-, saldrán. Con ellos se irá el gas inflamable del calentador y la estufa; de este modo mis plantas renovarán el oxígeno que las alimenta y el bióxido de carbono que generan. Me conviene.
Si regreso y el lavadero sigue en su lugar, el excusado y las llaves del agua, me daré por bien servida, aunque al salir del sanatorio no lleve conmigo el fruto de mi vientre, la capacidad de reproducción propia de los míos. Más aún si el nido de aire que es mi vientre cóncavo se insufla de gozo, de una alegría ciega semejante a la marea alta. Me conviene, lo sé.
Tomado de "La noche a cuentagotas"
lunes, 17 de mayo de 2010
LA NENA MEDEA
(La acción inicia con dos mujeres en una oficina, la que escribe y su ayudante, que viste como secretaria, pueden ser de la misma edad o de poca diferencia cronológica. Mientras una lee en voz alta, la otra está al tanto de lo que dice la otra.)
Por medio de la presente le ruego encarecidamente su presencia en la dirección de este colegio para tratar asuntos referidos a su hija, que tuvo a bien entregarnos a su educación y cuidado, pues ha mostrado conducta hostil hacia sus compañeros no sólo de salón sino de otros grupos.
Aunque de ella se ha ocupado la dirección al turnarla repetidas veces con la trabajadora social y con educadoras especializadas en conductas agresivas, como es el caso de su criatura, ésta no exhibe muestra de voluntad de mejoría alguna.
Antes de vernos obligados a su expulsión, pues ésta sería un precedente negativo para su reinscripción en otro colegio, al boletinarla la Asociación de Colegios y Escuelas Particulares a su circuito en todo el territorio corintio, la dirección ha tomado la decisión de hablar con sus padres o tutores encargados de su educación.
Para esto, paso a exponerle el último episodio que se vivió a la hora del recreo el viernes de la semana pasada: la pequeña Janette Medea le reclamó airadamente a su compañera de clase el comportamiento que, a sus ojos, ha tenido ésta con el compañero de pupitre de la primera, Oscar Jasón, quien es vecino de colonia de la criatura (hija del alcalde Creonte).
Luego de negar las acusaciones, la hija de la primera autoridad de Corinto, de momento se me va el nombre, la pequeña se negó también a darle una disculpa por los señalamientos de parte de Janette: que frecuentemente le regala helados, sabritas y refresco de zarzamora, cuando su compañera de pupitre comparte con Oscarito ensalada de pepino, jitomate y otras verduras con aceite de olivo, ademàs de intercambiar a menudo videos nuevos para playstation 4, iPods y trajes originales de spiderman.
La discusión durante el recreo,como es natural, atrajo la atención de otros compañeros no sólo del mismo salón sino de otros grupos. Cuando Janette Medea vio que había logrado atraer la atención de los curiosos del colegio, cogió las muñecas que ese día había llevado para la hora del recreo y las despanzurró, ¡delante de todo mundo!, para enseguida amenazar a la hija de Creonte: "Me las pagarás, mocosa."
La dirección del colegio considera nocivo el comportamiento de la nena Medea, por lo que en reunión del consejo se tomó la determinación de plantearle el asunto al padre, en este caso usted, antes de que las cosas lleguen a mayores y de que cunda el mal ejemplo entre los demás intergrantes de este centro educativo.
Por medio de la presente le ruego encarecidamente su presencia en la dirección de este colegio para tratar asuntos referidos a su hija, que tuvo a bien entregarnos a su educación y cuidado, pues ha mostrado conducta hostil hacia sus compañeros no sólo de salón sino de otros grupos.
Aunque de ella se ha ocupado la dirección al turnarla repetidas veces con la trabajadora social y con educadoras especializadas en conductas agresivas, como es el caso de su criatura, ésta no exhibe muestra de voluntad de mejoría alguna.
Antes de vernos obligados a su expulsión, pues ésta sería un precedente negativo para su reinscripción en otro colegio, al boletinarla la Asociación de Colegios y Escuelas Particulares a su circuito en todo el territorio corintio, la dirección ha tomado la decisión de hablar con sus padres o tutores encargados de su educación.
Para esto, paso a exponerle el último episodio que se vivió a la hora del recreo el viernes de la semana pasada: la pequeña Janette Medea le reclamó airadamente a su compañera de clase el comportamiento que, a sus ojos, ha tenido ésta con el compañero de pupitre de la primera, Oscar Jasón, quien es vecino de colonia de la criatura (hija del alcalde Creonte).
Luego de negar las acusaciones, la hija de la primera autoridad de Corinto, de momento se me va el nombre, la pequeña se negó también a darle una disculpa por los señalamientos de parte de Janette: que frecuentemente le regala helados, sabritas y refresco de zarzamora, cuando su compañera de pupitre comparte con Oscarito ensalada de pepino, jitomate y otras verduras con aceite de olivo, ademàs de intercambiar a menudo videos nuevos para playstation 4, iPods y trajes originales de spiderman.
La discusión durante el recreo,como es natural, atrajo la atención de otros compañeros no sólo del mismo salón sino de otros grupos. Cuando Janette Medea vio que había logrado atraer la atención de los curiosos del colegio, cogió las muñecas que ese día había llevado para la hora del recreo y las despanzurró, ¡delante de todo mundo!, para enseguida amenazar a la hija de Creonte: "Me las pagarás, mocosa."
La dirección del colegio considera nocivo el comportamiento de la nena Medea, por lo que en reunión del consejo se tomó la determinación de plantearle el asunto al padre, en este caso usted, antes de que las cosas lleguen a mayores y de que cunda el mal ejemplo entre los demás intergrantes de este centro educativo.
sábado, 15 de mayo de 2010
ADELA
Adela salió del trabajo a la hora de siempre, sólo que esa vez se le había reventado la hiel y se sentía más indispuesta que nunca: fiebre, dolor de espalda, vahído y otros malestares más acentuados que nunca. Como siempre, subió al camión urbano que la deja cerca de casa, en la parada de la esquina. El chofer, como siempre, con las cumbias y los amigos cholos, los tatuajes hasta en las verijas y la caguama.
Adela se abrazó, ya sentada, a su bolso de mano: "Señor, si hasta aquí llegué, te agradezco la oportunidad de morir tranquila. Sólo te pido una señal de que vas a recogerme y llevarme a tu santo reino", pidió ella para sus adentros. Cerró luego los ojos en espera de una respuesta callada o silenciosa, mientras en el envés de sus párpados se reproducía la cruz de neón cerca del espejo retrovisor del urbano.
De esa cruz se desprendió el rostro del nazareno, que a medida que se acercaba a Adela, cobraba cuerpo. Ella, sin abrir los ojos, contuvo el aliento por el vigor que irradiaba de esa presencia, el calor, el aliento. La imagen le tendió la mano y Adela se levantó sin soltar el bolso; ella se dejó abrazar, dócil como la criatura confiada que tiende los brazos al adulto que le ofrece cargarla.
Ella, Adela, me dice que el abrazo duró, acaso, unos diez minutos, que le bastaron para superar el malestar orgánico y espiritual que le provocó el trastorno que le empezó en la oficina, antes de checar la tarjeta de salida.
Adela se abrazó, ya sentada, a su bolso de mano: "Señor, si hasta aquí llegué, te agradezco la oportunidad de morir tranquila. Sólo te pido una señal de que vas a recogerme y llevarme a tu santo reino", pidió ella para sus adentros. Cerró luego los ojos en espera de una respuesta callada o silenciosa, mientras en el envés de sus párpados se reproducía la cruz de neón cerca del espejo retrovisor del urbano.
De esa cruz se desprendió el rostro del nazareno, que a medida que se acercaba a Adela, cobraba cuerpo. Ella, sin abrir los ojos, contuvo el aliento por el vigor que irradiaba de esa presencia, el calor, el aliento. La imagen le tendió la mano y Adela se levantó sin soltar el bolso; ella se dejó abrazar, dócil como la criatura confiada que tiende los brazos al adulto que le ofrece cargarla.
Ella, Adela, me dice que el abrazo duró, acaso, unos diez minutos, que le bastaron para superar el malestar orgánico y espiritual que le provocó el trastorno que le empezó en la oficina, antes de checar la tarjeta de salida.
EL ETCÉTERA FATIGADO
Por cuarto año consecutivo asisto, en un viaje relámpago, a la Feria Internacional del Libro que se celebra en un pueblo cercano. Y por vez primera asisto a las horas postreras del suceso cultural, esta vez dedicado a Italia como país invitado. Cuando llego a la Expo ya se agotaron los ejemplares de 2666, obra póstuma del chileno Roberto Bolaño; ya no alcanzo a conocer a António Lobo Antunes de Portugal, ni a García Márquez el colombiano, ni a Carlos Fuentes de México. Tampoco alcanzo ejemplares de Le Clézio, de los que un amigo me encargó "lo que sea"; en cambio adquiero un estudio de Guillermo del Toro sobre la obra de Alfred Hitchcock, que me pidió un vecino. En el pabellón del país invitado, me niego a comprar un best-seller de un italiano que ha escrito sobre la Mafia (¡¡Oooooootro!!) y que su traslado al lenguaje cinematográfico disparó las ventas y, por ende, los precios.
Como sólo dispongo de día y medio para recorrer las instalaciones del lugar donde esta vez alberga a más de mil 600 editoriales y donde, según cálculos de la prensa y los organizadores, asisten 600 mil almas, la mía entre ellas, el primer día adquiero, sin pensarlo demasiado, los Diarios, de Kafka, una novela de Richard Ford, otra de Álvaro Pombo, dos de Rubem Fonseca, una selección de poemas, "los últimos", de Raymond Carver, pero cometo la torpeza de retrasar la adquisición de Nocturno de Chile, de Bolaño, pues me distraje en la búsqueda de la extensa 2666 en edición de bolsillo.
Como es lógico, el segundo día mi búsqueda se vuelve frenética -me he impuesto el propósito de regresar al mediodía a mi pueblo-, lo mismo que se incrementa mi pulsión de comprador. Aunque me fatigo buscando un libro de César Moro que nunca encontré, adquirí una antología del poeta Eugenio Montale, otra de Olga Orozco, una recopilación de ensayos sobre Borges y un poemario de Oliverio Girondo, Noche tótem, que ni siquiera sabía de su existencia; y todos en el mismo stand con ejemplares llegado de las pampas. Sin embargo esa mañana no localicé una edición que seguiré buscando de Visor, una editorial española, que reúne material del propio Girondo. Como mis compras son contra reloj, encargué dos bolsas de libros con mis amigos de la Universidad Veracruzana, el día anterior, así puedo desplazarme con cierta libertad y facilidad, lo que me hace seleccionar un lote de cine de arte para amigos muy queridos: Kieslovsky, Egoyan, Lynch, Cronenberg, Rossellini, Leone y dos etcétera fatigados.
Antes de mi viaje aquí sintetizado apretadamente, avisé a ciertas personas, con tiempo, que lo haría,lo que dio pie a una serie de peticiones que nada tienen que ver con un festival mundial de libros, pues no faltaron los encargos de bandas sonoras sobre Neruda, Fellini o la música de Morricone, Preisner, Lester. En fin.
Ya en el autobús que me llevará de regreso a mi pueblo, al fin, ese mediodía, se hará necesaria la intervención del operador para que los pasajeros, en su mayoría, ocupen los asientos que les fueron asignados en taquilla. Frecuentemente el viajante ignora la numeración, lo que desata una serie de reclamos en cascada de aquellos que buscan su número de butaca y los encuentran invadidos por los que llegaron primero. Es hasta que llegamos al siguiente pueblo que me percato de un factor que provoca una ristra de equívocos: es una mujer, acaso perturbada de sus facultades mentales y de vestimenta paupérrima, reñida con el aseo, que aborda la unidad en que viajo. Dama que ha ocupado uno de los asientos postreros, a la que el chofer reubica en los escalones próximos a la entrada, amiga del conductor evidentemente por la familiaridad en el trato; medida que termina con los malentendidos en serie de aquellos que no encontraban acomodo según la numeración destinada. Esta numeración es tan importante que, como lo relata José Revueltas después que salió de Lecumberri, en el centro de la ciudad escuchó que alguien le gritaba no por su nombre sino por el número que tuvo en su estancia durante el encierro; el escritor volteó a atender el llamado pues, inconscientemente, guardaba en el cerebro ese número extenso que sustituyó al nombre de Pepe, como le llamaban sus amigos.
En este momento recuerdo una creencia popular en algunos países, creencia que aún subsiste: el respeto que se guarda a los perturbados, alucinados, dementes y locos por la suposición de que son individuos "tocados" por la divinidad y capaces de predecir grandes catástrofes. Total, que nunca me percaté en qué parte del trayecto, el operador dejó a la mujer que le pidió un "aventón" y a quien de seguro ya le ha hecho ese favor: de llevarla o traerla al santuario de su devoción.
Como sólo dispongo de día y medio para recorrer las instalaciones del lugar donde esta vez alberga a más de mil 600 editoriales y donde, según cálculos de la prensa y los organizadores, asisten 600 mil almas, la mía entre ellas, el primer día adquiero, sin pensarlo demasiado, los Diarios, de Kafka, una novela de Richard Ford, otra de Álvaro Pombo, dos de Rubem Fonseca, una selección de poemas, "los últimos", de Raymond Carver, pero cometo la torpeza de retrasar la adquisición de Nocturno de Chile, de Bolaño, pues me distraje en la búsqueda de la extensa 2666 en edición de bolsillo.
Como es lógico, el segundo día mi búsqueda se vuelve frenética -me he impuesto el propósito de regresar al mediodía a mi pueblo-, lo mismo que se incrementa mi pulsión de comprador. Aunque me fatigo buscando un libro de César Moro que nunca encontré, adquirí una antología del poeta Eugenio Montale, otra de Olga Orozco, una recopilación de ensayos sobre Borges y un poemario de Oliverio Girondo, Noche tótem, que ni siquiera sabía de su existencia; y todos en el mismo stand con ejemplares llegado de las pampas. Sin embargo esa mañana no localicé una edición que seguiré buscando de Visor, una editorial española, que reúne material del propio Girondo. Como mis compras son contra reloj, encargué dos bolsas de libros con mis amigos de la Universidad Veracruzana, el día anterior, así puedo desplazarme con cierta libertad y facilidad, lo que me hace seleccionar un lote de cine de arte para amigos muy queridos: Kieslovsky, Egoyan, Lynch, Cronenberg, Rossellini, Leone y dos etcétera fatigados.
Antes de mi viaje aquí sintetizado apretadamente, avisé a ciertas personas, con tiempo, que lo haría,lo que dio pie a una serie de peticiones que nada tienen que ver con un festival mundial de libros, pues no faltaron los encargos de bandas sonoras sobre Neruda, Fellini o la música de Morricone, Preisner, Lester. En fin.
Ya en el autobús que me llevará de regreso a mi pueblo, al fin, ese mediodía, se hará necesaria la intervención del operador para que los pasajeros, en su mayoría, ocupen los asientos que les fueron asignados en taquilla. Frecuentemente el viajante ignora la numeración, lo que desata una serie de reclamos en cascada de aquellos que buscan su número de butaca y los encuentran invadidos por los que llegaron primero. Es hasta que llegamos al siguiente pueblo que me percato de un factor que provoca una ristra de equívocos: es una mujer, acaso perturbada de sus facultades mentales y de vestimenta paupérrima, reñida con el aseo, que aborda la unidad en que viajo. Dama que ha ocupado uno de los asientos postreros, a la que el chofer reubica en los escalones próximos a la entrada, amiga del conductor evidentemente por la familiaridad en el trato; medida que termina con los malentendidos en serie de aquellos que no encontraban acomodo según la numeración destinada. Esta numeración es tan importante que, como lo relata José Revueltas después que salió de Lecumberri, en el centro de la ciudad escuchó que alguien le gritaba no por su nombre sino por el número que tuvo en su estancia durante el encierro; el escritor volteó a atender el llamado pues, inconscientemente, guardaba en el cerebro ese número extenso que sustituyó al nombre de Pepe, como le llamaban sus amigos.
En este momento recuerdo una creencia popular en algunos países, creencia que aún subsiste: el respeto que se guarda a los perturbados, alucinados, dementes y locos por la suposición de que son individuos "tocados" por la divinidad y capaces de predecir grandes catástrofes. Total, que nunca me percaté en qué parte del trayecto, el operador dejó a la mujer que le pidió un "aventón" y a quien de seguro ya le ha hecho ese favor: de llevarla o traerla al santuario de su devoción.
jueves, 13 de mayo de 2010
LOS LIBROS ROBADOS
¿Cuántos libros he regalado en mi vida? No hace mucho tiempo, regalé una edición de Losada con tres obras de teatro de Jean Genet, que contiene Las criadas, El balcón y los biombos, no sé si el destinatario era la persona indicada pero se lo obsequié por haber encontrado dos ejemplares en la biblioteca de todos mis lectores; además, la persona afortunada me regaló la primera edición que tuve en mi vida de Luna de enfrente, de J. L. Borges
La semana pasada, una amiga muy querida, me pidió prestados dos libros del poeta español Miguel Hernández, Perito en lunas y El rayo que no cesa, tuve que decirle que no bajo los argumentos irrefutables que al fotocopiarlos mis ejemplares se desencuadernarían y que son ediciones agotadas desde el golpe de estado en Argentina, en la década de los 70. Además, le dije, que la editorial ya había desaparecido. Que esperase las ediciones españolas del centenario del nacimiento del héroe de la Guerra Civil. Además gracias al chiapaneco Juan Bañuelos conocí y leí a este versificador acaso opacado por otros de muerte, también, temprana.
En otra ocasiòn, hará de esto una década, un seudofilósofo me solicitó en préstamo La cámara lúcida, de Roland Barthes, le dije que podía conseguirla en la edición española de Gustavo Gilli, que en mis tiempos tenía el precio exhorbitante de 700 pesos, o la más reciente de Paidós; que ni a mis amigos prestaba libros. Después me enteré que este pediche no devuelve nada.
También en otro momento del siglo veinte tuve la ocurrencia de prestar una edición veracruzana de las cartas de amor de Antonieta Rivas Mercado, la mecenas de los Contemporáneos que era capaz de posponer la compra de un perfume importado o un arsenal de zapatos de diseño exclusivo por financiar una puesta en escena de Salvador Novo en el teatro La Capilla, bajo la traducción de un poeta brillante como lo fue Xavier Villaurrutia. Pues bien, recuperar esa edición, agotada en ese entonces, me significó varios derrames de bilis hasta que el lángara la duplicó en hojas Xerox, al entregarme mi ejemplar le dije que las puertas de mi biblioteca seguían abiertas para él (una forma elegante de mandarlo a la rechingada, en realidad.)
Hace diez días me escribió un amigo que hace unos 25 años que no veo, me dijo en el mensaje: Soy Raúl Silva, un día me prestaste una edición de Roberto Arlt, que nunca te devolví, ¿recuerdas? Creo que el precio a pagar para no olvidar a un "amigo" es que no te devuelvan un libro, desde entonces, década de los 80, inconseguible, le dije. Pero ya no me volvió a escribir, sólo sé que vive en Cuernavaca, a donde no pienso buscarlo.
Entre las personas que recuerdo que olvidaron regresarme un préstamo, están Julio Castillo, vecino de la Hipódromo Condesa junto con Hugo Argûelles, al primero le facilité una edición de las obras de Genet y al segundo un volumen de teatro venezolano contemporáneo. Al director de teatro Mauricio Jiménez le solté un volumen con cuatro guiones de Ingmar Bergman y a Armando García, del grupo Barro Rojo, la novela Las confesiones de Nat Turner, ediciones que jamás les volví a sacudir el polvo. También por ese entonces, al poeta Mario Santiago Papasquiaro le facilité un ejemplar de una antología del chileno Vicente Huidobro, en prenda, él me dejó otro de Los eróticos y otros poemas, de Efraín Huerta, que se conseguía en cualquier librería de la ciudad.
Sólo en una ocasión me atreví a apropiarme de una edición italiana de la noveleta Llorar frente al espejo, de Severino Salazar, quien en su lecho de muerte, pràcticamente, me pidió que lo hiciera para recuperarla; y así lo hice. Cuando se la entregué en sus manos, me dijo: "Pero si este libro tiene una dedicatoria. Se lo arrebaté, la busqué, pero no era cierto, la primera pàgina non estaba en blanco.
La semana pasada, una amiga muy querida, me pidió prestados dos libros del poeta español Miguel Hernández, Perito en lunas y El rayo que no cesa, tuve que decirle que no bajo los argumentos irrefutables que al fotocopiarlos mis ejemplares se desencuadernarían y que son ediciones agotadas desde el golpe de estado en Argentina, en la década de los 70. Además, le dije, que la editorial ya había desaparecido. Que esperase las ediciones españolas del centenario del nacimiento del héroe de la Guerra Civil. Además gracias al chiapaneco Juan Bañuelos conocí y leí a este versificador acaso opacado por otros de muerte, también, temprana.
En otra ocasiòn, hará de esto una década, un seudofilósofo me solicitó en préstamo La cámara lúcida, de Roland Barthes, le dije que podía conseguirla en la edición española de Gustavo Gilli, que en mis tiempos tenía el precio exhorbitante de 700 pesos, o la más reciente de Paidós; que ni a mis amigos prestaba libros. Después me enteré que este pediche no devuelve nada.
También en otro momento del siglo veinte tuve la ocurrencia de prestar una edición veracruzana de las cartas de amor de Antonieta Rivas Mercado, la mecenas de los Contemporáneos que era capaz de posponer la compra de un perfume importado o un arsenal de zapatos de diseño exclusivo por financiar una puesta en escena de Salvador Novo en el teatro La Capilla, bajo la traducción de un poeta brillante como lo fue Xavier Villaurrutia. Pues bien, recuperar esa edición, agotada en ese entonces, me significó varios derrames de bilis hasta que el lángara la duplicó en hojas Xerox, al entregarme mi ejemplar le dije que las puertas de mi biblioteca seguían abiertas para él (una forma elegante de mandarlo a la rechingada, en realidad.)
Hace diez días me escribió un amigo que hace unos 25 años que no veo, me dijo en el mensaje: Soy Raúl Silva, un día me prestaste una edición de Roberto Arlt, que nunca te devolví, ¿recuerdas? Creo que el precio a pagar para no olvidar a un "amigo" es que no te devuelvan un libro, desde entonces, década de los 80, inconseguible, le dije. Pero ya no me volvió a escribir, sólo sé que vive en Cuernavaca, a donde no pienso buscarlo.
Entre las personas que recuerdo que olvidaron regresarme un préstamo, están Julio Castillo, vecino de la Hipódromo Condesa junto con Hugo Argûelles, al primero le facilité una edición de las obras de Genet y al segundo un volumen de teatro venezolano contemporáneo. Al director de teatro Mauricio Jiménez le solté un volumen con cuatro guiones de Ingmar Bergman y a Armando García, del grupo Barro Rojo, la novela Las confesiones de Nat Turner, ediciones que jamás les volví a sacudir el polvo. También por ese entonces, al poeta Mario Santiago Papasquiaro le facilité un ejemplar de una antología del chileno Vicente Huidobro, en prenda, él me dejó otro de Los eróticos y otros poemas, de Efraín Huerta, que se conseguía en cualquier librería de la ciudad.
Sólo en una ocasión me atreví a apropiarme de una edición italiana de la noveleta Llorar frente al espejo, de Severino Salazar, quien en su lecho de muerte, pràcticamente, me pidió que lo hiciera para recuperarla; y así lo hice. Cuando se la entregué en sus manos, me dijo: "Pero si este libro tiene una dedicatoria. Se lo arrebaté, la busqué, pero no era cierto, la primera pàgina non estaba en blanco.
TU NOMBRE
Cathal O'Searcaigh
traducción: UM
Cuando te fuiste dijiste
que jamás mencionara tu nombre...
Yo hice como dijiste, querido,
lo hice,
difícil como era, demasiado difícil.
Saqué tu nombre de mi mente,
lo empujé lo más lejos posible
del alcance de mi memoria,
sepultado en un rincón oscuro
donde no debería llegar la luz...
Hice como dijiste, querido,
pero solo como una semilla,
tu nombre se dispara a través de la oscuridad,
brota y crece
contra mi voluntad terrenal
hasta extender sus extremidades
fuera de mi visión o control.
Cuando te fuiste dijiste
que jamás mencionara tu nombre...
pero incluso la brisa más tenue
pronuncia este susurro que acosa... Joe... Joe
traducción: UM
Cuando te fuiste dijiste
que jamás mencionara tu nombre...
Yo hice como dijiste, querido,
lo hice,
difícil como era, demasiado difícil.
Saqué tu nombre de mi mente,
lo empujé lo más lejos posible
del alcance de mi memoria,
sepultado en un rincón oscuro
donde no debería llegar la luz...
Hice como dijiste, querido,
pero solo como una semilla,
tu nombre se dispara a través de la oscuridad,
brota y crece
contra mi voluntad terrenal
hasta extender sus extremidades
fuera de mi visión o control.
Cuando te fuiste dijiste
que jamás mencionara tu nombre...
pero incluso la brisa más tenue
pronuncia este susurro que acosa... Joe... Joe
martes, 11 de mayo de 2010
PUEDES TOMAR A LA MUJER DEL PANTANO
Ann McKay
Traducción: UM
Puedes tomar a esta mujer de su cama de brezo,
Pero su almohada será una piedra;
Y las polillas diurnas se retirarán de su pelo,
Pero el viento norte la tocará como un peine;
Y el asfódelo y la tiraña le desteñirán su vestido,
Pero su perfume será el viento oeste;
Y el destello de liebre será enjugado en sus ojos,
Pero quieta, ella comprenderá sin parpadear una señal;
Y tú puedes ponerla en uso y uncir su comportamiento,
Pero tus suelos conducirán sus pasos como musgo;
Y tú puedes tomar la tierra de entre sus uñas,
Pero ella encontrará oro en las arterias de tus pueblos;
Y tú puedes drenar lejos el licor de sus interiores,
Pero el batir de sus alas predecirá la lluvia;
Y tú puedes socavar el canto de la alondra de su garganta,
Pero su zumbido será miel;
Y tú puedes hacer castillos en su ausencia,
Pero los muros la acogerán en traje de abadejo;
Y en el forro de su nido una campanada brezo,
pero tú no escucharás el tañido;
Y el brezo crecerá a través de las piedras,
Y ella les pondrá sus almohadas y su cama
Y se acostarán ahí
Y esta mujer no soñará contigo.
Traducción: UM
Puedes tomar a esta mujer de su cama de brezo,
Pero su almohada será una piedra;
Y las polillas diurnas se retirarán de su pelo,
Pero el viento norte la tocará como un peine;
Y el asfódelo y la tiraña le desteñirán su vestido,
Pero su perfume será el viento oeste;
Y el destello de liebre será enjugado en sus ojos,
Pero quieta, ella comprenderá sin parpadear una señal;
Y tú puedes ponerla en uso y uncir su comportamiento,
Pero tus suelos conducirán sus pasos como musgo;
Y tú puedes tomar la tierra de entre sus uñas,
Pero ella encontrará oro en las arterias de tus pueblos;
Y tú puedes drenar lejos el licor de sus interiores,
Pero el batir de sus alas predecirá la lluvia;
Y tú puedes socavar el canto de la alondra de su garganta,
Pero su zumbido será miel;
Y tú puedes hacer castillos en su ausencia,
Pero los muros la acogerán en traje de abadejo;
Y en el forro de su nido una campanada brezo,
pero tú no escucharás el tañido;
Y el brezo crecerá a través de las piedras,
Y ella les pondrá sus almohadas y su cama
Y se acostarán ahí
Y esta mujer no soñará contigo.
domingo, 9 de mayo de 2010
LA MASCOTA DE MARALENE
Lisa Steppe
traducción: UM
En la hora sombría de una mañana temprana
de junio supe que el animal aparecería.
Llamó ligeramente en el cristal de la ventana
con la pezuña del pulgar.
Sonó tan hueco que
no obstante me levanté tan rápido como pude.
Abrí completamente la puerta y lo dejé entrar,
el compañero de mis años de infancia.
Brilló desde las conchas marinas,
la mostaza silvestre
y las estrellas, desde el rocío, la roca y la arena.
Ladeó la cabeza bajo mi puerta de madera
para estudiar el pasillo, luego se introdujo
en la sala. Dios,
era tan ágil, tan insignificante.
Soy un ama de casa de especie femenina,
apenas permito entrar a todo mundo:
los muchachos escandalosos, los sujetos,
los vagabundos, los viajeros,
los traidores, los parientes.
Pero desde entonces el animal es señor
en el pasillo,
todo ha cambiado para esos hombres.
Podría estar como taza en mi mano,
como un chal
de seda, como un ranúnculo,
un moscardón, un reyezuelo.
De noche se acurruca en mi edredón
y me canturrea un arrullo. A veces
con dolor se levanta a mi lado
aquel animal de un amanecer de junio.
Algún día cuando esté dispuesto
lo tocaré por fin
con mi más cortés mano de terciopelo,
tocaré sus alas y pelvis,
su lomo y baldón púrpura.
Conozco su condición indestructible
que está coronada de clavos
y una púa, sólo puedo recordarte
que es nuestro antepasado
animal desde la cuna.
¿Qué piensas ahora
mientras termino mi canto?
Ruega, dime. ¿Continúo?
¿Empiezo de nuevo?
Esta vez, ponte viva, mi hermana
como si se acercara en el polvo
llevando tu grano y tu simiente,
como un gorrión en la palma
de la mano de Dios, tu porvenir,
tu muerte, Maralene.
traducción: UM
En la hora sombría de una mañana temprana
de junio supe que el animal aparecería.
Llamó ligeramente en el cristal de la ventana
con la pezuña del pulgar.
Sonó tan hueco que
no obstante me levanté tan rápido como pude.
Abrí completamente la puerta y lo dejé entrar,
el compañero de mis años de infancia.
Brilló desde las conchas marinas,
la mostaza silvestre
y las estrellas, desde el rocío, la roca y la arena.
Ladeó la cabeza bajo mi puerta de madera
para estudiar el pasillo, luego se introdujo
en la sala. Dios,
era tan ágil, tan insignificante.
Soy un ama de casa de especie femenina,
apenas permito entrar a todo mundo:
los muchachos escandalosos, los sujetos,
los vagabundos, los viajeros,
los traidores, los parientes.
Pero desde entonces el animal es señor
en el pasillo,
todo ha cambiado para esos hombres.
Podría estar como taza en mi mano,
como un chal
de seda, como un ranúnculo,
un moscardón, un reyezuelo.
De noche se acurruca en mi edredón
y me canturrea un arrullo. A veces
con dolor se levanta a mi lado
aquel animal de un amanecer de junio.
Algún día cuando esté dispuesto
lo tocaré por fin
con mi más cortés mano de terciopelo,
tocaré sus alas y pelvis,
su lomo y baldón púrpura.
Conozco su condición indestructible
que está coronada de clavos
y una púa, sólo puedo recordarte
que es nuestro antepasado
animal desde la cuna.
¿Qué piensas ahora
mientras termino mi canto?
Ruega, dime. ¿Continúo?
¿Empiezo de nuevo?
Esta vez, ponte viva, mi hermana
como si se acercara en el polvo
llevando tu grano y tu simiente,
como un gorrión en la palma
de la mano de Dios, tu porvenir,
tu muerte, Maralene.
viernes, 7 de mayo de 2010
EN LA PELUQUERÍA
Mientras desvaneces las canas
de mis sienes, deja zambullirme
en un sueño de milenios,
copado por tus manos múltiples.
Mientras paseas navajas
por la nuca como un ensayo
de preocupaciones filosóficas,
permite que me hunda en el sillón
de patas giratorias como el mapa esférico.
De esta casa de espejos encontrados,
saldré pulcro y renovado, con orejas
nuevas, de vértices hacia el firmamento.
Mientras me enjabonas la barba
y pules los ojos de la cuchilla,
permite que la manzana
de Adán recobre viejos matices.
Con tu aliento de barro,
con tus dedos de agua sabia,
poco a poco, guardián de mi sueño,
descenderé callado por apagados toboganes.
de mis sienes, deja zambullirme
en un sueño de milenios,
copado por tus manos múltiples.
Mientras paseas navajas
por la nuca como un ensayo
de preocupaciones filosóficas,
permite que me hunda en el sillón
de patas giratorias como el mapa esférico.
De esta casa de espejos encontrados,
saldré pulcro y renovado, con orejas
nuevas, de vértices hacia el firmamento.
Mientras me enjabonas la barba
y pules los ojos de la cuchilla,
permite que la manzana
de Adán recobre viejos matices.
Con tu aliento de barro,
con tus dedos de agua sabia,
poco a poco, guardián de mi sueño,
descenderé callado por apagados toboganes.
jueves, 6 de mayo de 2010
ALABANZA DE LA CHAQUETA
Es una prenda de vestir sobria
que lo mismo puede lucirse en ocasiones
de verano, en tardes otoñales
e incluso en la senectud...
Es posible que su uso frecuente
lleve a un modo de narcisimo
de espejos empañados
o a su abuso del forro y el envés...
Si esto sucede a una edad
temprana provocará, irremediablemente,
la aparición de erupciones inocultables
en nariz y mejillas y ocasionales pelos en las palmas...
La ventaja de esta pieza,
sea de mezclilla, de cuero o seda,
es que salva de apuros y suspiros
lácteos cuando los glúteos gemelos
no se encuentran a la mano...
Pero el abuso, irremediablemente hay que repetirlo,
hay que comprobarlo, crea hábito, como el consumo de cigarro,
como la abundancia en el comer y el beber,
como la manía de hablar solo y dormir solo...
que lo mismo puede lucirse en ocasiones
de verano, en tardes otoñales
e incluso en la senectud...
Es posible que su uso frecuente
lleve a un modo de narcisimo
de espejos empañados
o a su abuso del forro y el envés...
Si esto sucede a una edad
temprana provocará, irremediablemente,
la aparición de erupciones inocultables
en nariz y mejillas y ocasionales pelos en las palmas...
La ventaja de esta pieza,
sea de mezclilla, de cuero o seda,
es que salva de apuros y suspiros
lácteos cuando los glúteos gemelos
no se encuentran a la mano...
Pero el abuso, irremediablemente hay que repetirlo,
hay que comprobarlo, crea hábito, como el consumo de cigarro,
como la abundancia en el comer y el beber,
como la manía de hablar solo y dormir solo...
lunes, 3 de mayo de 2010
SINÓNIMOS DE LUNA
El viernes no salí de casa, después de la comida hice una siesta y más tarde sólo fui a la tienda más cercana donde compré tabaco, refrescos y leche pues soy buen bebedor de los líquidos y excelente consumidor del primero, que se produce en Nayarit y provoca toses de madrugada, un inmejorable momento para escuchar el paso del tren y recordar las escenas literarias y cinematográficas que se conservan en la memoria.
Acaso ya estaba escrito que esa tarde, antes del anochecer, apareciera por casa una dama llamada Luna, una perrita pachona que vive en el segundo piso del edificio de departamentos que habito hace una década. Esta chica tierna había aparecido en mi vida hará unas cuatro semanas, ocasión en que le ofrecí dos trozos de pan de caja, un poco reseco y quizá ya caduco. Como observé que se le atoraba en el gaznate o que de plano carece de paladar para los alimentos de sabor neutro, le ofrecí galletas dulces.
Encantada, mi vecina se tragaba cada cacho de galleta que yo le convidaba, incluso alcanzó a cachar algunos trozos antes de que cayeran al piso. Observé que hay en ella cierta elegancia y cierta distinción para levantarse en dos patas, pese a que los rizos de su zalea le impiden lucir el color de ojos y sus pestañas perfectas.
Cuando su ama gritó: Luna, dónde andas, la perrita de pelo crespo y blanco, con rayos entre color café y ocre, esperó a ver si yo le continuaba convidando galletas "Emperador". Cuando vio que no era así, se dio la vuelta y se fue sin dejar de mover el rabo, contenta y agradecida con mi generosidad para compartir un postre. Cuando desapareció, serví leche en un trasto con cachitos de pan, por si regresaba más tarde.
Pasaron los días sin que mi vecina apareciera por casa, hasta el viernes pasado: "Hola Luna", le dije antes de inclinarme a acariciarla. Cuando sintió los dedos sobre sus costillas tiernas, de la emoción, supongo, arrojó un chisguete de orines sobre las baldosas, conmovida de gusto al ver y saludar a un amigo.
Su ama, Gisela, afirma que a su cachorra le encantan los postres dulces, ya sea pan o galletas, que cuente con su amistad para siempre. Afirma también que su dama de compañía es una chica limpia, que la apariencia de desaseo es por el color mixto de su pelambre y que, aunque la peine, siempre luce como chica rasta, aunque la baña con champú de tienda departamental.
Acaso ya estaba escrito que esa tarde, antes del anochecer, apareciera por casa una dama llamada Luna, una perrita pachona que vive en el segundo piso del edificio de departamentos que habito hace una década. Esta chica tierna había aparecido en mi vida hará unas cuatro semanas, ocasión en que le ofrecí dos trozos de pan de caja, un poco reseco y quizá ya caduco. Como observé que se le atoraba en el gaznate o que de plano carece de paladar para los alimentos de sabor neutro, le ofrecí galletas dulces.
Encantada, mi vecina se tragaba cada cacho de galleta que yo le convidaba, incluso alcanzó a cachar algunos trozos antes de que cayeran al piso. Observé que hay en ella cierta elegancia y cierta distinción para levantarse en dos patas, pese a que los rizos de su zalea le impiden lucir el color de ojos y sus pestañas perfectas.
Cuando su ama gritó: Luna, dónde andas, la perrita de pelo crespo y blanco, con rayos entre color café y ocre, esperó a ver si yo le continuaba convidando galletas "Emperador". Cuando vio que no era así, se dio la vuelta y se fue sin dejar de mover el rabo, contenta y agradecida con mi generosidad para compartir un postre. Cuando desapareció, serví leche en un trasto con cachitos de pan, por si regresaba más tarde.
Pasaron los días sin que mi vecina apareciera por casa, hasta el viernes pasado: "Hola Luna", le dije antes de inclinarme a acariciarla. Cuando sintió los dedos sobre sus costillas tiernas, de la emoción, supongo, arrojó un chisguete de orines sobre las baldosas, conmovida de gusto al ver y saludar a un amigo.
Su ama, Gisela, afirma que a su cachorra le encantan los postres dulces, ya sea pan o galletas, que cuente con su amistad para siempre. Afirma también que su dama de compañía es una chica limpia, que la apariencia de desaseo es por el color mixto de su pelambre y que, aunque la peine, siempre luce como chica rasta, aunque la baña con champú de tienda departamental.
domingo, 2 de mayo de 2010
LA SOMBRA
Francis Carco
para André Rousseaux
Cuando yo te aguardaba, en ese bar,
Esa noche, entre bebedores sedientos
Que reían sarcásticos para mostrar cara de alegría,
Me pareció que tú llegabas tarde
Y que alguien te seguía en la calle.
Yo te veía retroceder antes de entrar.
Tenías miedo. Volvías a cerrar la puerta.
Y tu sombra permanecía afuera:
Era ella que te seguía.
Tu sombra continúa en la calle
Cerca del bar en que a menudo te esperaba,
Pero tú estás muerto.
Y tu sombra, desde siempre está en la entrada.
Cuando estoy por irme, presiento que sigue
Temerosa, como un animal,
Si me detengo, se detiene,
Si le hablo, se desvanece.
para André Rousseaux
Cuando yo te aguardaba, en ese bar,
Esa noche, entre bebedores sedientos
Que reían sarcásticos para mostrar cara de alegría,
Me pareció que tú llegabas tarde
Y que alguien te seguía en la calle.
Yo te veía retroceder antes de entrar.
Tenías miedo. Volvías a cerrar la puerta.
Y tu sombra permanecía afuera:
Era ella que te seguía.
Tu sombra continúa en la calle
Cerca del bar en que a menudo te esperaba,
Pero tú estás muerto.
Y tu sombra, desde siempre está en la entrada.
Cuando estoy por irme, presiento que sigue
Temerosa, como un animal,
Si me detengo, se detiene,
Si le hablo, se desvanece.
sábado, 1 de mayo de 2010
SALAMANDRA
Me duele una salamandra
en todo el cuerpo
y en el centro gravitacional
del alma, el fuego.
En las ingles una humedad
que repta minuciosa
desde que saliste de cuajo
de la habitación solar.
Donde el torso se bifurca
en lentas mareas
y los labios musitan
tu cuerpo, un hielo persiste.
Pese a su quietud, me quema la lengua
si pronuncio tu nombre en balde;
si lo separo por sílabas, laten.
Me arde una salamandra
en cada poro cuando deletreo
aquel combate silencioso.
en todo el cuerpo
y en el centro gravitacional
del alma, el fuego.
En las ingles una humedad
que repta minuciosa
desde que saliste de cuajo
de la habitación solar.
Donde el torso se bifurca
en lentas mareas
y los labios musitan
tu cuerpo, un hielo persiste.
Pese a su quietud, me quema la lengua
si pronuncio tu nombre en balde;
si lo separo por sílabas, laten.
Me arde una salamandra
en cada poro cuando deletreo
aquel combate silencioso.