domingo, 31 de diciembre de 2017

Uriel Martínez (1950 )


Vermeer


Mientras la leche al fuego suelta
el hervor bato el contenido del trasto
para uniformar las vitaminas y
propiedades alimenticias que contiene.
Mientras las burbujas se multiplican alrededor
del peltre me viene a la memoria
la obra del pintor holandés y su obra
"La lechera".
Junto a esa ventana de Jan Vermeer
la luz matutina se cuela para dibujar
la silueta serena, paciente y sabia
de ella y el pelo recogido.

Estoy de asueto de fin de año
en una ciudad vecina mientras espero
el ascenso de la espuma, sin prisas,
sin miedo, con el móvil callado
como quien espera que el sol trace
un arco lento que me bañe poco a poco
a mí y a los míos que ya van o vienen
en camino.


[Inédito]

sábado, 30 de diciembre de 2017

Rosario Castellanos (1925/1974 )

Ser de río sin peces



Ser de río sin peces, esto he sido.
Y revestida voy de espuma y hielo.
Ahogado y roto llevo todo el cielo
y el árbol se me entrega malherido.

A dos orillas del dolor uncido
va mi caudal a un mar de desconsuelo.
La garza de su estero es alto vuelo
y adiós y breve sol desvanecido.

Para morir sin canto, ciego, avanza
mordido de vacío y de añoranza.
Ay, pero a veces hondo y sosegado
se detiene bajo una sombra pura.
Se detiene y recibe la hermosura
con un leve temblor maravillado.


Falsa elegía


Compartimos sólo un desastre lento
Me veo morir en ti, en otro, en todo
Y todavía bostezo o me distraigo
Como ante el espectáculo aburrido.

Se destejen los días,
Las noches se consumen antes de darnos cuenta;

Así nos acabamos.

Nada es. Nada está.
Entre el alzarse y el caer del párpado.

Pero si alguno va a nacer (su anuncio,
La posibilidad de su inminencia
Y su peso de sílaba en el aire),
Trastorna lo existente,
Puede más que lo real
Y desaloja el cuerpo de los vivos.



("los poetas" y "no me quites pas")

viernes, 29 de diciembre de 2017

Eduardo Chirinos (1960/2016 )

Mi sombra y yo




Mi sombra recorre la calle una y otra
vez sombra le digo ¿no te cansas de
recorrer la misma calle? No, me dice
y mira el sol con sus anteojos oscuros.
A veces mi sombra se adelanta unos
pasos, decide en qué esquina debo doblar,
advierte las ramas puntiagudas
de los árboles, los jardines donde ladran
los perros. Si me ve confundido silba
una canción, si me ve desorientado
me ofrece su mano para cruzar la calle.
Toma esta cuerda y sube, ordena mi
sombra. Yo la obedezco y subo hacia no
sé dónde. Una vez arriba me dice que
espere. Y yo la espero sin saber por qué.



Escena para una película



¿Cómo maneja uno los recuerdos? Yo tengo
varios que se alternan y, para colmo, varían
con el tiempo. No son organizados. Un buen
día aparecen y ¡zas! se instalan sin permiso
reclamando alguna música, si es posible
alguna explicación. Ayer, por ejemplo, tenía
siete años y entré sin llamar al dormitorio
de mi madre. La ventana daba a un amplio
jardín donde jugaba el collie, al fondo
renacía una palmera, un floreciente árbol
de papayas. Mamá se pintaba las uñas
de los pies. Parecía estar muy concentrada
y apenas me hizo caso. «¿Por qué te pintas?»,
pregunté. «Porque hoy llega tu papá», me
dijo. Y eso fue todo. No. Eso no fue todo.
Su vestido colgaba impaciente de una silla
y una cámara filmaba sus piernas (la
izquierda recogida, la derecha ligeramente
levantada). ¿Qué quería de mí ese recuerdo?
No lo sé. Si le pregunto dirá que no había
ningún collie. Que tal vez había soñado.


("no me quites paz" y "vallejo y co.")

jueves, 28 de diciembre de 2017

Jaime Manrique (1949 )

Mi cuerpo



que con mis ojos
abiertos es mi cuerpo
mi cuerpo que con mis ojos
cerrados es perfecto.
Mi cuerpo que cuando lo miran
tus ojos es tu cuerpo.
Mi cuerpo que sólo debió haber
conocido tu cuerpo
que sólo debió haber amado tu cuerpo.
Mi cuerpo que malgasté
en tantos otros cuerpos.
Mi cuerpo sagrado, mi cuerpo
maltratado, mi cuerpo desgastado
y deshecho. Alabado sea el creador
de todos los cuerpos, de mi alabado,
aventurado, dichoso cuerpo.
Mi cuerpo que sólo existe
para tu cuerpo
que ya no es mío
pues ahora es tu cuerpo...


("web oficial")

miércoles, 27 de diciembre de 2017

Jalal El-Hakmaoui (1965 )

Por qué el poeta lleva a su mujer al McDonald





Tú cruzas las piernas
mientras las olas se postran a tus pies
como un rebaño rabioso de camellos
tú comes por primera vez en tu vida una hamburguesa americana
al mismo tiempo que acaricias el cuello carnoso de tu esposa
disertando sobre la lavadora “Nifari”
la camisa agujereada de “Othomane”
y la mosca rubia americana que tú acabas, sin darte cuenta, de tragarte.
Pero tu esposa te habla de tu coche tan feo como un perro rabioso
que debes cambiar por un asno respetable
si no quieres que tu mujer te cambie a ti y a tus teorías críticas
por no importa qué mueble que serviría para decorar el dormitorio.
Tu esposa se parte de risa llorando con todas sus fuerzas
abriendo a la lengua del viento las plumas de sus piernas
tú querrías atraparla entre los dientes y romperla como una nuez podrida
encerrarla en la caja de cerillas vacía depositada en mesa
pero tú eres un hombre de principios, convencido de estar casado después
                      (de una love story
con una trucha que tiene rasgos de “Manfabuti” y las patas de “Nazic” y a
                      (causa de todo esto
tú te suicidas cotidianamente tragando 100 poemas clásicos
tú no bromeas con los cerdos pero los cerdos tampoco tienen tiempo que
                      (perder para bromear contigo.
Así desde que tú posas tus labios sobre los de la ballena sentada delante de ti
tú te das cuenta que la tierra se puede ahogar en medio vaso de agua helada
y que tú eres un poeta en el colmo de tu felicidad
la muchacha delgada cuya cabeza es tan pequeña como una bola de tenis
está leyendo la revista “Mujer hoy” mirando
a las parejas en la celda McDonald
que se ensanchan de felicidad poniendo sus manos
sobre los últimos de sus niños rubios que gritan: papá, papá, mira
ese hombre se orina sobre nuestro coche.
McDonald retrocede rascándose el rabo
y el poema, el poema es una red de pesca con mallas gigantes
para atrapar el mayor número posible de osos
yo no me fiaría de la esposa del poeta que tiene rasgos de “Manfabuti”
ni de la joven delgada leyendo “Mujer hoy”
y que miraba su reloj dejando al lado su vaso todavía
lleno de Coca-Cola.



La nariz de Al Pacino




He venido a esta tierra oscura
con la nariz de Al Pacino
(el verdadero Al Pacino mira hacia arriba)

para ver danzar a estos niños sobre los ritmos de los jinetes del Apocalipsis
& desgarran sus vestidos para hacer salir salir
recién nacidos fuertes y rudos
& golpean con su manga sobre el vientre del mensaje oriental
ellos toman por asalto los carteles de las salas de cine…
los desgarran en trocitos
& cuelgan en su lugar la foto de un hombre que se llama el suplicio de la
                                 (tumba
(dando un corte de mangas a Bush Jr.)

He venido a esta tierra oscura
con la nariz de Al Pacino
para conducir como un piloto de fórmula 1
el coche de Nicole Kidman
para aplastar a los enanos que suplican el grano negro
para mirar la televisión de los pobres
para sacrificar un cordero virtual
en honor del hombre nuevo

(el Hombre nuevo mira hacia abajo)


["conexos", trad. josé l. reina palazón)




martes, 26 de diciembre de 2017

Elmer Diktonius (1896/1961 )

Niño en luz de estrellas


Hay un niño,
un niño recién nacido -
un sonrosado niño recién nacido.

Y el niño gime -
todos los niños lo hacen.
Y la madre pone el niño al pecho:
entonces se calla.
Así hacen todos los hijos del hombre.

Y el tejado no está demasiado bien ajustado -
no todos los tejados lo están.
Y la estrella mete
su nariz de plata a través de la grieta
y se posa en la cabeza del pequeño:
a las estrellas les gustan los niños.

Y la madre mira a la estrella
y comprende -
todas las madres comprenden.
Y aprieta asustada al niño pequeño
contra su pecho -
pero el niño mama tranquilo a la luz de las estrellas.
Aún no sabe nada de la cruz:

ningún niño lo sabe.



El jaguar

(fragmento)

III

Noche. Despacio caen las cascadas.
El jaguar duerme.
Una hormiga le lame las garras.
¿Quién suspira?
Viene la mañana,
las manchas del sol… ¿danzan?

IV

¡Las manchas del sol danzan!
Para siempre remolinea todo.
De un salto
se lanza el jaguar sobre
los predios del otro –
es en su ascenso la estrella, ¡de allí hacia donde va!

–un rayo en el aire–
como una flecha enterrada en el pecho de la Tierra.




("no me quites paz" y "conexos", versión de aleisa ribalta guzmán)

lunes, 25 de diciembre de 2017

Aleš Šteger (1973 )

Abrigo


¿Te acuerdas del archivista que se suicidó
por una hoja traspapelada?
¿De tres bibliotecarias que jamás volvieron del depósito?

¿Del estudiante de historia que mordió el cuello del
     profesor en el examen
por no poder recordar el precio de la sopa de papas en
     mayo de 1889?
¿Del loro que gritaba sin cesar Stalingrado, revolución
    sexual, independencia?

Sin embargo, está la otra memoria donde no guardas
     nada.
El abrigo que nadie fabricó, que nadie puede poseer.
Pero no puedes pedirlo prestado para sentir calor y poder
     soñar.

Ser huésped en tu propia casa. El arrendatario de la
     segunda persona del singular.
Con la primera memoria intentas acordarte de todo en
     vano.
En la otra, que te está llamando de la nada, piensas pocas
     veces.


("el libro de las cosas y los cuerpos", ed. arlequín, guadalajara, 2014, s/c al traductor)

domingo, 24 de diciembre de 2017

Adam Zagajewski (1945 )

Escribía en la oscuridad


                                            a ryszard krynicki


Cuando vivía en Estocolmo, Nelly Sachs
trabajaba por las noches con una luz apagada
para no despertar a su madre enferma.
Escribía en la oscuridad.
La desesperación le dictaba palabras
tan pesadas como colas de cometa.
Escribía en la oscuridad,
en silencio, que sólo interrumpía
el reloj de pared con sus suspiros.
Hasta las letras eran soñolientas,
sus cabezas caían en las hojas.
La oscuridad escribía
tras coger esta mujer ya no joven
como si fuese su pluma.
La noche se compadecía de ella,
sobre la ciudad se erigía
una gris prisión del alba,
la aurora de dedos rosa.
Cuando se dormía ella
los mirlos ya despertaban
y no hubo ninguna pausa
en la tristeza y el canto


("cómo cantaba mayo en la noche de enero", trad. j. luis reina palazón)

sábado, 23 de diciembre de 2017

Hubert Matiúwàa (1986 )

Piel de tierra

I.
A Mauricio Ortega Valerio, desaparecido el 26 de septiembre de 2014 en Iguala, Guerrero.

Mi voz se hizo nido
el día que te agarraron,
¿Que no saben que todo lo que te hagan me lo hacen a mí?,
aullé el relámpago en tu boca,
donde anduvimos con los nuestros
y ahora, ya no,
¿Dónde amarraré este dolor que enciende la esperanza?
¿Quién traerá la cabeza del pueblo?¿En qué cruces colgaré aves que sepultan mi lengua?
¿En qué tierra he de encontrar tus pasos,
ahora, que tu cuerpo se acobija en el miedo
y crece la espiga de nuestra rabia?


II.
Escóndete en la cueva,
espera que baje la neblina
y termine la caza,
los que huelen la carne
se llevan nuestros sueños
en autobuses que no tienen vuelta,
en su sigiloso acecho se visten de lluvia
y cuentan los dedos
por los que estamos en la Montaña,
los de la mano oculta,
los de la tierra roja,
los que vivimos en la casa de Lucio.


("circe")

viernes, 22 de diciembre de 2017

Odette Alonso (1964 )

Vudú



Ella puso sobre mi mano
una caja artesanal
con motivos florales.
Adentro
cuatro alfileres de vudú
cuatro niños diminutos
clavados en mi cuerpo.
Que sería suya
eso dijo
aunque tuviera que hincarme
la saeta entre las piernas
y en esa víscera llamada corazón.
Volaron mariposas agoreras
se escuchó el aletear
y entre las sombras
el chasquido de una lengua
que no existe.


("replicante")

jueves, 21 de diciembre de 2017

Isaac Carrillo (1983/2017 )

Cuando era niño

I.

Cuando era niño

atrapaba gusanos

y disecaba mariposas,

un día quise que mis gusanos volaran

y les pegué alas

con la viscosa de un árbol.

Esto se hizo realidad en mi vida:

Ahora durante los días me arrastro,

pero en las noches vuelo…


Semilla



Mi voz, mi palabra,

es una semilla roja que siembro en el ombligo de la tierra,

así,

cuando mi última noche abrace a la luna,

será un árbol grande en cuyas ramas, pájaros azules canten mi memoria.


("tercera vía")







miércoles, 20 de diciembre de 2017

Irma Pineda (1974 )



Mi madre descifró...


Mi madre descifró para mis ojos
el lenguaje de las estrellas
Depositó en mis oídos los cantos de la gente nube
Me enseñó los signos de mi nombre
A usar el ajo en la comida
a medir el dulce y la canela
a evitar el limón cuando viene la regla
a no temer el crujido del techo de madera y teja
cuando la tierra tiembla
Ella resolvía las dudas
Pero nunca le pregunté a mi madre
cómo transcurre la vida
cuando los soldados se llevan al marido
Cómo se enfrenta lo cotidiano
con la incertidumbre tras los pies a cada paso
Con qué palabras se explica a los hijos
qué es “un desaparecido”
Con qué unidad se mide la ausencia
los días oscuros
los oficios sin respuesta
Cómo nombrar de un solo golpe
las ciudades recorridas buscando un rostro
los espíritus consultados para tener indicios
de dónde encontrar un desaparecido.


La luna creciente...



La luna creciente esperaré
para plantar en tu jardín
flores blancas que se desgranan
como los días de mayo
cuando bailamos en honor de los lagartos
y celebramos la fiesta del jazmín y del ciruelo
para recordar nuestra antigua fe
sobre la que plantamos cruces para engañar a los extraños
Y aquí seguimos
pronunciando los nombres macerados por el tiempo
con las flores en nuestros vestidos
como las aves danzamos
Agua de alegría bebemos
para festejar los ojos ciegos
de quienes nos creyeron muertos.


("revista circe")

martes, 19 de diciembre de 2017

Briceida Cuevas (1969 )

El búho



El búho llega.

Se agazapa sobre el muro.

Medita.

Qué muerte anunciar

si ya nadie vive en este pueblo.

Los fósiles de la gente

Transitan a ningún lado.

Pinta la luna las tumbas del camposanto

que ha comenzado a masticar la maleza.

El búho

ensaya un canto a la vida.

Se niega a presagiar su propia muerte.


Pelota de voz


Al pozo no le gusta que le tires piedras.
Lastimas su quietud.
Ese juego no le agrada.
Si quieres jugar con él,
haz de tu voz una pelota,
arrójala,
verás que te la devuelve.


("tercera vía")

lunes, 18 de diciembre de 2017

Bernardo Arias Trujillo (1903/1938 )


Roby Nelson



Lo conocí una noche estando yo borracho
de copas de champaña y sorbos de heroína;
era un pobre pilluelo, era un lindo muchacho
del hampa libertina.
Ardía Buenos Aires en danza de faroles;
sobre el espejo móvil del Río de la Plata
fosforecían las barcas como pequeños soles
o pupilas de ágata.
En el asfalto móvil de la amplia costanera
el arrabal volcaba sus luces de colores:
poetas, pederastas, muchachas milongueras,
apaches, morfinómanos, artistas y pintores.
Los pecados ladraban como perros sin dueño
entre la bulliciosa cosmópolis del bar;
los marinos iban en góndolas de ensueño
sobre las aguas líricas del mar.
En un ángulo turbio miro desde mi mesa
a un pálido chiquillo que sonríe y me mira
y a través de las gotas rubias de la cerveza
mi lujuria conspira.
Tiene catorce años y en sus hondas pupilas
cercadas por paréntesis lívidos de violeta,
ojeras prematuras del vicio, ojeras lilas
de onanista o asceta.
¿Quién eres tú?, le dije,
rozando sus cabellos ondulantes de eslavo.
¡Yo! soy un niño triste…
Roby Nelson me llamo.
Roby Nelson… lindo nombre de golosina,
nombre que suena a dulces tonadas de ocarina,
nombre que tiene dóciles inflexiones de amor
y una delicadeza enfermiza de flor.
Y pienso: Este muchacho
es un retoño de hombre que errará por el mundo,
en sus pupilas grises hay un dolor profundo,
es hijo de inmigrantes venidos de lejanos países
y en su cuerpo errabundo
se ha cruzado la sangre de dos razas tristes.
Se llama Roby Nelson, flor del barrio,
que va de muelle en muelle, de vapor en vapor,
este chico vicioso de cabellos de eslavo
vende cocaína y amor.
Es hijo de la noche y huésped del suburbio,
hoja de Buenos Aires que el viento arrebató,
desperdicio del vicio, pobre pétalo turbio
que un arroyo se llevó.
Tal vez en un hospicio su cuna se meció
y es hijo de prostituta y de ladrón.
¿Quieres estar conmigo esta noche pilluelo?
Y sus ojos piratas me dijeron que sí.
Mi sangre trepidaba entre llamas de anhelo
y naufragué en un tibio frenesí.
Besé entonces los lirios ignotos de sus manos,
la fresa de su boca congelada de frío;
nos fuimos vagabundos por los diques lejanos
y en esa noche griega fue s...


("el malpensante")

domingo, 17 de diciembre de 2017

Uriel Martínez (1950 )

El código de barras


I.

Quiero salir al café antes que se haga noche, antes que oscurezca; en esta temporada del año oscurece temprano y en cuanto se mete el sol, se dispara el frío; y no quiero volver en taxi. Puede que más tarde caiga nieve. Esta mañana hubo llovizna que más tarde cada gota se volvió copo casi imperceptible, suave como pluma, tenue como amable.
     Sé que al salir al centro habrá clientes en panaderías, en mezcalerías, en tiendas con artículos de consumo diario, de productos perecederos que irán a caer a peroles y ollas humeantes. El frío que se espera en la siguiente madrugada no es para menos; los termómetros caerán por debajo de cero grados centígados, se esperan muertes por infarto, hipotermia, bronquitis, neumonía, por inhalación de bióxido de carbono, asfixia, según informan los medios electrónicos y la prensa de nota roja.
   A la violencia que asuela al país en cientos de modalidades, ahora sumaremos el toque de queda impuesto por una temporada de hielo, de frío crudo, de puertas y ventanas tapiadas.

II.

Aquí no hay toque de queda, dicen el gobierno, la iglesia, la milicia, los diarios, la televisión, la radio e internet. Prueba de ello -argumentan- son los negocios concurridos, los hospitales, las Cruces Rojas, las patrullas, los trenes que trasladan coches ensamblados, los albergues colmados de seres saciados, las jugueterías, los orfelinatos, los bancos y casas de cambio saturados, los carteristas y paqueros, las sexoservidoras que abarrotan las esquinas, parques, hoteles de paso, cervecerías, baños de vapor y carreteras. El grueso quinceañeras putas de minifalda.

III.

Se le recomienda a la población enviar a los jóvenes de ambos sexos con artesanos de Tatoo y Piercing . Así será más fácil identificarlos en caso de desaparición, a S. y a B. por ejemplo, y salvarlos de la fosa sin nombre, ya sea en un erial sin dueño, en un terreno no cercado o donde se dé el caso. Se sugiere a las familias con hijos menores de veinte años de edad, se estampen un tatuaje ya en la ingle, la corva, el codo o en el talón, se propone que sean sus siglas de nombre y apellidos, un símbolo heráldico o en latín, algo breve como fiat lux. Se ha pensado también en injertarse un chip, pero... Se trata, en suma, que cada joven porte un código de barras oculto.

IV.

De no procederse así, observa un investigador universitario, seguirán multiplicándose las legiones de madres y padres que buscan a sus hijas (os) desaparecidos mientras se dirigían al colegio, a la guardería, a la disco o a cualquier punto de reunión. Pasan las horas y no hay quien atienda a los dolidos familiares en el Ministerio Público, en la oficina de derechos humanos bajo el pretexto de fin de semana de asueto (por ley) o la cena de aniversario equis de los responsables de atender al ciudadano. La alerta ámbar, el código rojo o la alarma se encenderán otro día, siempre y cuando no los citen de última hora en Palacio de Gobierno. Esto de conducirse por los cauces legales tiene más contras que pros.

V.

Voy al café, regreso pronto; si me retraso en la oficina, te llamo; salgo al súper, ahora vuelvo; si me llaman, no me tardo; voy al banco, ya vengo; salgo a cargar gasolina; si viene alguien, salí al cajero; me traes Marlboro, no lo olvides; necesito también leche deslactosada y los analgésicos, no te tardes, cuídate mucho, llévate la gabardina, llevas suficiente, lo pides ligero y sin azúcar, me juatsappeas, no quiero estar con pendiente. Etcétera, etcétera, etcétera. El señor K ya no volvió. Ya me imagino.


[Inédito]
   

sábado, 16 de diciembre de 2017

Harold Alvarado Tenorio (1945 )

Un hombre me vendió una silla



La he comprado
Para ver su mundo: cartas,
Plantas, lámparas, alfombras,
Vajillas, miradores, caperuzas, telas,
Máquinas de escribir, bombillos, espejos,
Tocadiscos, sobres de correo,
Libros, voces, mesas,
Voluntades, hojas.
Montañas de segundas, de terceras,
Quizá de cuartas manos.
Objetos que sobreviven a sus arrendatarios
Y nos sobrevivirán.
La caoba es más perdurable que la carne,
El ciprés, más vivo que unos ojos,
El cedro más negro que la piel
Y también los metales.

Estas basuras
Cambian de anciano cada semana.


("no me quites paz")

viernes, 15 de diciembre de 2017

Rupi Kaur (1992 )

Poema


"salir del vientre de mi madre
fue mi primer acto de desaparición
aprender a empequeñecer por una familia
a la que le gusta la invisibilidad de sus hijas
fue el segundo
el arte de estar vacío
es simple
creerles cuando dicen
que no eres nada
repetírtelo a ti misma
como un deseo
no soy nada
no soy nada
no soy nada
tan a menudo
la única razón por la que sabes
que sigues viva es
por el peso en tu pecho"


(muro fb de luis armenta malpica, trad. elvira sastre)

jueves, 14 de diciembre de 2017

Jaime Jaramillo Escobar (1932 )


La llaga incurable

                                                               El día es infinito

                                                               W. Goethe

Hay un animal que tiene que estar siempre con el día. Si lo alcanza la noche, muere.

Este animal corre con el sol, para él es siempre medio día y no conoce la oscuridad.

Le da la vuelta a la tierra con el sol; corre, vuela, nada; está hecho así a su necesidad de luz.

Atraviesa las selvas, las montañas, los mares, siempre con el sol.

En las islas es fácil verlo cuando pasa siguiendo al día. Va siempre debajo del sol.

En el último eclipse se precipitó en el mar como un paracaídas del sol. Estuvo a punto de morir.

Asimismo hay otro animal que tiene que estar siempre con la noche. El día no le puede tocar la punta de la cola, porque muere.

Este animal va siguiendo la noche, por continentes, islas y mares; pero no es fácil verlo. Sólo una vez estuvo a punto de ser atrapado sobre el Océano Indico.

No conoce el día y si por algún acaso se llegara a encontrar con el animal que va siguiendo al día, la pelea de ambos levantaría olas de cien metros en la mar, y trombas capaces de derribar un navío.

Cuando niño, solía yo quedarme despierto toda la noche en el zaguán esperando que pasara este animal para verlo, pero quizás no pasaba por mi aldea.

Yo pensaba que él comería estrellas, pues ¿quién no sabe que las estrellas suben y bajan? Pero tal vez no se alimentara más que de luciérnagas.

Este animal no tiene un nombre fijo porque en cada país lo llaman de un modo distinto. Nunca quiere salir de las tinieblas, y si el dedo de la luz lo toca en la espalda le abre una llaga incurable.


(the solipsta")

miércoles, 13 de diciembre de 2017

Gloria Anzaldúa (1942/2004 )

No basta


No basta con
decidir abrirte.

Debes hundirte los dedos
en el ombligo, con las dos manos
agrietarte,
derramar los lagartos y los sapos
las orquídeas y los girasoles,
virar al revés el laberinto.
Sacudirlo.

Sin embargo, no te vacías del todo.
Quizás una flema verde
se esconde en tu tos.
Tal vez no sabes que la tienes
hasta que un nudo
te crece en la garganta
y se convierte en rana.

Te cosquillea una sonrisa secreta
en el paladar
lleno de orgasmos diminutos.

Pero tarde o temprano
se revela.
La rana verde croa sin discreción.
Todos miran.

No basta con abrirte
una sola vez.
De nuevo debes hundirte los dedos
en el ombligo, con las dos manos
desgarrarte,
dejar caer ratas muertas y cucarachas
lluvia de primavera, mazorcas en capullo.
Virar al revés el laberinto.
Sacudirlo.

Esta vez debes soltarlo todo.
Enfrentar el rostro abierto del dragón
y dejar que el terror te trague.
—Te disuelves en su saliva
—nadie te reconoce hecha charco
—nadie te extraña
—ni siquiera te recuerdan
y el laberinto
tampoco es creación tuya.

Y has cruzado.
Y a tu alrededor espacio.
Sola. Con la nada.

Nadie te va a salvar.
Nadie te va a cortar la soga,
a cortar las gruesas espinas que te rodean.
Nadie vendrá a asaltar
los muros del castillo ni
a despertar con un beso tu nacimiento,
a bajar por tu pelo,
ni a montarte
en el caballo blanco.

No hay nadie que
te alimente el anhelo.
Acéptalo. Tendrás que
hacerlo, hacerlo tú misma.
Y a tu alrededor un vasto terreno.
Sola. Con la noche.
Tendrás que hacerte amiga de lo oscuro
si quieres dormir por las noches.

No basta con
soltar dos, tres veces,
cien. Pronto todo es
tedioso, insuficiente.
El rostro abierto de la noche
ya no te interesa.
Y pronto, otra vez, regresas
a tu elemento y
como un pez al aire
sales al descubierto
sólo entre respiros.
Pero ya tienes agallas

creciéndote en los senos.


("emma gunst", trad. marlene r-cancio)


Vivir en la frontera



Vivir en la Frontera significa que tú
     no eres ni hispana india negra española
     ni gabacha, eres mestiza, mulata, híbrida
     atrapada en el fuego cruzado entre los bandos
     mientras llevas las cinco razas sobre tu espalda
     sin saber para qué lado volverte, de cuál correr;

Vivir en la Frontera significa saber
     que la india en ti, traicionada por 500 años,
     ya no te está hablando,
     que las mexicanas te llaman rajetas,
     que negar a la Anglo dentro tuyo
     es tan malo como haber negado a la India o a la Negra;

Cuando vives en la frontera
     la gente camina a través tuyo, el viento roba tu voz,
     eres una burra, buey, un chivo expiatorio,
     anunciadora de una nueva raza,
     mitad y mitad –tanto mujer como hombre, ninguno–
     un nuevo género;

Vivir en la Frontera significa
     poner chile en el borscht,
     comer tortillas de maíz integral,
     hablar Tex-Mex con acento de Brooklyn ;
     ser detenida por la migra en los puntos de control fronterizos;

Vivir en la Frontera significa que luchas duramente para
     resistir el elixir de oro que te llama desde la botella,
     el tirón del cañón de la pistola,
     la soga aplastando el hueco de tu garganta;

En la Frontera
     tú eres el campo de batalla
     donde los enemigos están emparentados entre sí;
     tú estás en casa, una extraña,
     las disputas de límites han sido dirimidas
     el estampido de los disparos ha hecho trizas la tregua
     estás herida, perdida en acción
     muerta, resistiendo;

Vivir en la Frontera significa
     el molino con los blancos dientes de navaja quiere arrancar en tiras
     tu piel rojo-oliva, exprimir la pulpa, tu corazón
     pulverizarte apretarte alisarte
     oliendo como pan blanco pero muerta;

Para sobrevivir en la Frontera
     debes vivir sin fronteras
     ser un cruce de caminos.


("la torre del silencio", trad. maría luisa peralta)

martes, 12 de diciembre de 2017

Iliana Godoy (1952/2017 )

Haikú



No sé todavía que paso la ultima noche,
el misterio lo guarda un cántaro de voces,
cuenco de oscuridad embebido de lagrimas
donde el amor esgrime su tumulto rabioso
y la dulzura es esa gota de ámbar

que se funde en tu piel con un roce de láudano.


("seducir a la muerte", en su muro)


Poema



De pronto llega sin que sepamos cómo
un aire de manzanas a inundarnos.

Alguien dejó en el quicio un panal de ternura.

De pronto todo es nuevo

la noche sobre párpados febriles
cae como mano fresca.

Unos ojos alumbran estancias clausuradas
y renuevan el día.


("seducir a la muerte" tomado de su muro)

lunes, 11 de diciembre de 2017

Sara Teasdale (1884/1933 )

Llegarán suaves lluvias



Llegarán suaves lluvias y el olor de la tierra,
Y golondrinas dando vueltas con sus débiles sonidos;

Y ranas en los estanques cantarán por la noche,
Y ciruelos silvestres de trémulo blanco.

Los petirrojos vestirán su emplumado fuego,
Silbando sus caprichos sobre una baja alambrada.

Y nadie sabrá de la guerra, nadie
Se preocupará al final cuando haya concluido.

A nadie le importaría, ni a pájaro ni a árbol,
Si la humanidad pereció completamente;

Y la Primavera misma, cuando despierte al amanecer
Apenas se daría cuenta que nos hemos ido.



("otras criaturas poéticas",trad. juan carlos villavicencio)

domingo, 10 de diciembre de 2017

Gloria Fuertes (1917/1998 )

La mujer rana



La mujer rana

y el hombre rana

se casaron

y en vez de tener perdices

tuvieron tres renacuajos.

Parejas



Cada abeja con su pareja.
Cada pato con su pata.

Cada loco con su tema.
Cada tomo con su tapa.

Cada tipo con su tipa.
Cada pito con su flauta.

Cada foco con su foca.
Cada plato con su taza.

Cada río con su ría.
Cada gato con su gata.

Cada lluvia con su nube.

Cada nube con su agua.
Cada niño con su niña.

Cada piñón con su piña.
Cada noche con su alba.



("cultura inquieta")

sábado, 9 de diciembre de 2017

Juan Rodolfo Wilcock (1919/1978 )


El inminente



Como la lluvia sobre el agua,
el cielo gris, las nubes,
todo desciende y huye.
Entre las olas cruza un ave oscura.
Oh déjame ver en tus ojos
un dibujo con palacios de cristal, con estanques
donde flotan las plantas!
He muerto ya de amor,
no existo, soy el aire,
estoy en torno tuyo.
Oh amante! Un nombre como el viento,
el color de los árboles, una rama
sobre tu frente suspendida; el tiempo,
el tiempo que tú quieras atravesar,
la época de las flores.


("otras criaturas poéticas")

viernes, 8 de diciembre de 2017

Nayar Rivera (1973 )

Mensajes de texto


2

Me duele la espalda, me he cansado,
de los acordes no hay más que pérdida,
soy una bala perdida,
una necedad, un punto de contacto con el mundo,
un comprador, nada del ave fénix,
algo sencillamente mejor,
que no conoces
pues no sabes
bajar una montaña


3

Para decírtelo con otras palabras,
Me cabe una espada pero a ti te cabe un tren,
Me parecen las cosas que a ti te constan,
Yo no compito con la genialidad,
Yo me diluyo, yo bebo


("reglas de urbanidad", ed. quimera, méxico, 2008)

jueves, 7 de diciembre de 2017

Aleš Šteger (1973 )

Zapatos


Te protegen
para que el camino en ti se estampe suavemente.
Los heraldos murmuran entre tú
y el mundo de las huellas difuminadas.
De piel y de costuras.
Los tuyos zurcidos de palabras de piel y de costuras.
Cuídalos.
Puedes estar desnudo y sin todo,
pero con los zapatos en los pies nunca serás pobre.
Que por eso nunca queden escondidos,
volcados bajo la cama,
desechados en el armario, olvidados en el desván.
Duerme con ellos.
Báñate con los zapatos puestos.
Haz el amor calzado.
Que siempre te adviertan,
que estás aquí en una breve visita.
Y pronto tendrás que seguir adelante.
No los descalces nunca.
Cuando los descalces, el viaje habrá terminado.
Igual que a un gitano te entierran
descalzo y sin nombre.


("el libro de las cosas y los cuerpos", ed. arlequín, guadalajara, méx., 2014, s/c trad.)

miércoles, 6 de diciembre de 2017

Natalia Toledo (1967 )

Tradición



Hubo quien probó el mosto de tu piel,

te caminó de la cabeza a los pies sin abrir los ojos

para no descubrir el resplandor del sol.

Hubo quien sólo pellizcó la comida

y no quiso beber el chocolate de los compadres

y el pozol de semilla de mamey.

Hubo quien colgó en la puerta de tu casa una olla rota

y no quiso pagar la fiesta.

No supieron los tontos que una flor caída al suelo

sigue siendo flor hasta su muerte.


("círculo de poesía")

martes, 5 de diciembre de 2017

Audre Lorde (1934/1992 )

Mujer



Sueño con un lugar entre tus pechos

para construir mi casa como un refugio

donde siembro

en tu cuerpo

una cosecha infinita

donde la roca más común

es piedra de la luna y ópalo ébano

que da leche a todos mis deseos

y tu noche cae sobre mí

como una lluvia que nutre.


("foro lesbianas")

lunes, 4 de diciembre de 2017

Gabriela Mistral (1914/1957 )

Doña Venenos




Doña venenos habita
a unos pasos de mi casa.
Ella quiere disfrutar
rutas, jardines y playas,
y todo ya se lo dimos,
pero no está apaciguada.

¿A qué vino de tan lejos
si viaja llevando su alma?
a los que nacen o mueren,
a los que arriban o zarpan,
y aunque son muchos sus días
¡no se cansa, no se cansa!

¿A qué vino de tan lejos
si viaja llevando su alma?
Pudo dejarla, sí, pudo,
en cactus abandonada,
y hacerse, cruzando mares,
otra de hieles lavada.

¿A qué vino a ser la misma
bajo el país de las palmas?
Me la dicen, me la traen
todos los días contada,
pero yo aún no la he visto
y me la tengo sin cara
Cada día me conozco
árbol nuevo, bestia rara
y criaturas que llegan
a la puerta de mi casa.

¿Pero si no la vi nunca
cómo echo a la forastera?
Y si me la dejo entrar,
¿qué hace de mi paz ganada?
¿qué de mi bien que es un árbol?

Todos me preguntan si
ya vino la malhadada
y luego me dicen que...
es peor si se retarda.


("los poetas")

domingo, 3 de diciembre de 2017

Uriel Martínez (1950 )

En el barrio


1
Por mi casa son frecuentes los asesinatos al cobijo de la noche, la desaparición forzada de mujeres a altas horas del día, los accidentes carreteros que obligan al desvío del río caudaloso de vehículos y transportes colectivos chatarra, de la senda sin abrigo de predicadores, mesías y enviados de Dios.
2
En mi barrio son pan de cada día los descarrilamientos de corridas de trenes de Westen Union que llevan piezas de cobre robadas con destino a China, Taiwán y otros puntos de tierras innombradas y desconocidas, también a menudo suceden los redondeos de morralla en las tiendas de conveniencia, los asaltos en despoblado, los acuchillados al calor de las copas, los vientos helados que obligan a la obstrucción de pulmones y al jadeo de la respiración.
3
En mi cuadra y manzana a menudo pasan grupos de monjas que visitan tiendas, panaderías, heladerías y recauderías a pedir por los que menos tienen y no trabajan nada, van y vienen también aquellos ancianos que recogen en carretillas cartón, periódico y muebles abandonados (se brincan los cuerpos descuartizados), ropa en desuso, fetos, botes de aluminio y envases de cerveza, preservativos tirados, carteras vacías, cartas de amor no enviadas, medias de nylon sin piernas ni brazos ni esmalte.
4
En callejones y calles cerradas viven mujeres solas, hombres que ya mastican sin dientes y en silencio, exprimen naranja, mandarina, limas y limones, extraen raíces de plantas no logradas en pisos de mármol, granito y tierra. Salen y las arrojan a contenedores tristes, bajo nubes de moscas, vuelven y se encierran en celdas como habitaciones, en cárceles como barrotes, con celadores que son ellos mismos. En mi barrio hacemos como que somos felices.


[Inédito]

sábado, 2 de diciembre de 2017

Adrienne Rich (1928/2012 )

III



Porque ya no somos jóvenes,
las semanas han de bastar por los años sin conocernos.
Sólo esa extraña curva del tiempo me dice que ya no somos jóvenes.

¿Caminé yo acaso por las calles en la madrugada,
a los veinte, con la piernas temblándome y los brazos en éxtasis más pleno?
¿Acaso me asomé por alguna ventana buscando la ciudad atenta al futuro,
como ahora aquí, esperando tu llamada?
Con el mismo ritmo tú te aproximaste a mí.

Son eternos tus ojos, verde destello de la hierba verde azulada del comienzo del verano.
Sí. A los veinte creíamos ser eternas.
A los cuarenta y cinco deseo conocer incluso nuestros límites.

Te acaricio ahora, y sé que no nacimos mañana,
y que de algún modo tú y yo nos ayudaremos a vivir,
y en algún lugar
cada una debe ayudar a la otra a morir.


("foro lesbianas")

viernes, 1 de diciembre de 2017

Marguerite Yourcenar (1903/1987 )

Dos poemas para una muerta

1
Los que nos esperaban se agotaron de esperar,
Murieron sin saber que vendríamos.
Cerraron los brazos que ya no podían tender,
Nos heredaron un remordimiento, no un recuerdo.

Las plegarias, las flores, el gesto más dulce
Son tardíos regalos que Dios no bendice.
Los vivos y los muertos no se entienden;
La muerte, cuando viene, nos junta sin unirnos.

No conocemos la dulzura de sus tumbas.
Nuestros gritos, sueltos demasiado tarde, se agobian, caen,
Penetran sin eco en la sonora eternidad;

Los muertos, desdeñosos o forzados a callarse,
No nos escuchan, en el umbral negro de miesterio,
Llorar por un amor que nunca fue.

II
He aquí la miel que escurre al corazón profundo de las rosas,
Los colores, los perfumes y los amados alientos.
Usted no sonreirá a la belleza de las cosas;
Sus brazos prestos a abrirse están, al fin, cerrados.

No sentirá sobre sus párpados condenados
El deshojamiento suave de grandes lágrimas perfumadas.
Su corazón en metamorfosis se disuelve;
Llego justo a tiempo de perderla para siempre.

El ser es sólo un nombre; el tiempo un número;
Sobre la senda al sol yo habría amado su sombra;
Golpeo mi amor en las aristas de una tumba.

La muerte, menos vacilante, supo mejor lograrla;
Si usted piensa en nosotros, su corazón debe compadecernos,
Y creeremos que la muerte de una tea, deslumbra.


("papel canela", año I, no.11, enero 2002, trad. uriel martínez)