domingo, 3 de diciembre de 2017

Uriel Martínez (1950 )

En el barrio


1
Por mi casa son frecuentes los asesinatos al cobijo de la noche, la desaparición forzada de mujeres a altas horas del día, los accidentes carreteros que obligan al desvío del río caudaloso de vehículos y transportes colectivos chatarra, de la senda sin abrigo de predicadores, mesías y enviados de Dios.
2
En mi barrio son pan de cada día los descarrilamientos de corridas de trenes de Westen Union que llevan piezas de cobre robadas con destino a China, Taiwán y otros puntos de tierras innombradas y desconocidas, también a menudo suceden los redondeos de morralla en las tiendas de conveniencia, los asaltos en despoblado, los acuchillados al calor de las copas, los vientos helados que obligan a la obstrucción de pulmones y al jadeo de la respiración.
3
En mi cuadra y manzana a menudo pasan grupos de monjas que visitan tiendas, panaderías, heladerías y recauderías a pedir por los que menos tienen y no trabajan nada, van y vienen también aquellos ancianos que recogen en carretillas cartón, periódico y muebles abandonados (se brincan los cuerpos descuartizados), ropa en desuso, fetos, botes de aluminio y envases de cerveza, preservativos tirados, carteras vacías, cartas de amor no enviadas, medias de nylon sin piernas ni brazos ni esmalte.
4
En callejones y calles cerradas viven mujeres solas, hombres que ya mastican sin dientes y en silencio, exprimen naranja, mandarina, limas y limones, extraen raíces de plantas no logradas en pisos de mármol, granito y tierra. Salen y las arrojan a contenedores tristes, bajo nubes de moscas, vuelven y se encierran en celdas como habitaciones, en cárceles como barrotes, con celadores que son ellos mismos. En mi barrio hacemos como que somos felices.


[Inédito]

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