La visita
a esta hora venías no sé
si sediento de mí
o por huir de otras celdas;
llegabas como el hijo
que no halla al padre,
el que busca un castigo;
venías pero no tocabas
aunque te sabías llegado
como quien gana un diez;
no arrastrabas la cobija,
no encendías luces,
era nomás tu presencia;
nadie en sus cabales
llegaría como arribabas,
de una plaza pública;
y te ibas como habías aparecido,
sin yo saber si volverías,
nada más por saber de nadie.
domingo, 31 de enero de 2016
sábado, 30 de enero de 2016
Janet Frame (1924/2004 )
Niña
Cuando era niña me puse un abrigo de buen tartán
que mi abuela, poderosa mujer,
lanzadora magnífica de amor y ropa vieja, había puesto a flote
en un mar agitado de parientes,
de tía y prima y la gran ola envolvente de madre
hasta la pequeña ola de mí.
Oh, qué feliz estaba ese día en el patio de la escuela
cerca de la pared de piedra húmeda
cuando el viento amenazante de las nueve en punto
se aferró a la manga de mi abrigo y la agitó como una varita mágica
de amarillo, verde y azul brillante:
todos los colores, y los otros niños me querían
y las niñitas se morían por prestarme
su cuerda par saltar y los niños su balón.
Pero el hechizo pronto se rompió en mi mano.
Amor y manga juntos cayeron.
El viento sopló
aun más amenazante cuando el mundo vio
que mi abrigo de tartán ni siquiera era nuevo.
("huesos de jilguero", ed. uv, xalapa, ver., méxico, 2015, trductora lorena saucedo)
Cuando era niña me puse un abrigo de buen tartán
que mi abuela, poderosa mujer,
lanzadora magnífica de amor y ropa vieja, había puesto a flote
en un mar agitado de parientes,
de tía y prima y la gran ola envolvente de madre
hasta la pequeña ola de mí.
Oh, qué feliz estaba ese día en el patio de la escuela
cerca de la pared de piedra húmeda
cuando el viento amenazante de las nueve en punto
se aferró a la manga de mi abrigo y la agitó como una varita mágica
de amarillo, verde y azul brillante:
todos los colores, y los otros niños me querían
y las niñitas se morían por prestarme
su cuerda par saltar y los niños su balón.
Pero el hechizo pronto se rompió en mi mano.
Amor y manga juntos cayeron.
El viento sopló
aun más amenazante cuando el mundo vio
que mi abrigo de tartán ni siquiera era nuevo.
("huesos de jilguero", ed. uv, xalapa, ver., méxico, 2015, trductora lorena saucedo)
viernes, 29 de enero de 2016
Rubén Bonifaz Nuño (1923/2013 )
A tu puerta llame, no estabas...
A tu puerta llamé. No estabas.
Aspas de viaje te arrancaron.
¿Quién volverá cuando regreses?
Viento sin recuerdos, en la noche
se envuelve de inútiles presagios.
Dicen que la vida prosigue.
Entre nieves remotas, luces
que desconozco, abro los brazos
-lazarillos a ciegas-; busco.
Desde aquí, junto a la oreja sorda
amo en secreto, y enmudezco.
Dicen que la vida no perdona.
A tu puerta llego, y sin mirarte,
maravillado te contemplo.
¿Regresaste, vives, te escondiste?
Frente a tu casa silenciosa
-pienso que estás- no llamo. Espero.
Y pasa la vida, y se detiene.
A tu puerta llamé. No estabas.
Aspas de viaje te arrancaron.
¿Quién volverá cuando regreses?
Viento sin recuerdos, en la noche
se envuelve de inútiles presagios.
Dicen que la vida prosigue.
Entre nieves remotas, luces
que desconozco, abro los brazos
-lazarillos a ciegas-; busco.
Desde aquí, junto a la oreja sorda
amo en secreto, y enmudezco.
Dicen que la vida no perdona.
A tu puerta llego, y sin mirarte,
maravillado te contemplo.
¿Regresaste, vives, te escondiste?
Frente a tu casa silenciosa
-pienso que estás- no llamo. Espero.
Y pasa la vida, y se detiene.
("rua das petras")
jueves, 28 de enero de 2016
Joseph Brodsky (1940/1996 )
Compartí mi celda con una fiera salvaje,
escribí en la mazmorra mi nombre con un clavo
ardiente,
viví en el mar, jugué a la ruleta,
vestido de frac comí quién sabe con quién.
Desde la punta de un témpano divisé medio mundo,
fui azotado dos veces, tres veces casi me ahogo.
Abandoné el país que me vio crecer.
Con los que me han olvidado se puede poblar una
ciudad.
Deambulé por estepas parecidas a los gemidos de los
hunos,
vestí lo que cada día se pone de moda,
sembré centeno, cubrí con cartón negro el granero
y bebí toda clase de agua.
Introduje la mirada azulada al convoy de mis sueños,
tragué el pan del exilio, sin dejar boronas.
Permití a mis ataduras todos los sonidos, excepto el
el aullido;
me convertí en murmullo. Ahora tengo cuarenta años.
¿Qué puedo decir de la vida? Que resultó muy larga.
Sólo soy solidario con los sufrimientos,
por ahora no me han llenado la boca de arcilla,
de ella sólo se escucharán agradecimientos.
("el instante maravilloso, poesía rusa del siglo xx", unam, méxio, 2004, trad. jorge bustamante garcía)
escribí en la mazmorra mi nombre con un clavo
ardiente,
viví en el mar, jugué a la ruleta,
vestido de frac comí quién sabe con quién.
Desde la punta de un témpano divisé medio mundo,
fui azotado dos veces, tres veces casi me ahogo.
Abandoné el país que me vio crecer.
Con los que me han olvidado se puede poblar una
ciudad.
Deambulé por estepas parecidas a los gemidos de los
hunos,
vestí lo que cada día se pone de moda,
sembré centeno, cubrí con cartón negro el granero
y bebí toda clase de agua.
Introduje la mirada azulada al convoy de mis sueños,
tragué el pan del exilio, sin dejar boronas.
Permití a mis ataduras todos los sonidos, excepto el
el aullido;
me convertí en murmullo. Ahora tengo cuarenta años.
¿Qué puedo decir de la vida? Que resultó muy larga.
Sólo soy solidario con los sufrimientos,
por ahora no me han llenado la boca de arcilla,
de ella sólo se escucharán agradecimientos.
("el instante maravilloso, poesía rusa del siglo xx", unam, méxio, 2004, trad. jorge bustamante garcía)
miércoles, 27 de enero de 2016
Wislawa Szymborska (1923/2012 )
Amor a primera vista
Ambos están convencidos de que los ha unido un sentimiento repentino.
Es hermosa esa seguridad,
pero la inseguridad es más hermosa.
Imaginan que como antes no se conocían
no había sucedido nada entre ellos.
Pero ¿qué decir de las calles, las escaleras, los pasillos
en los que hace tiempo podrían haberse cruzado?
Me gustaría preguntarles
si no recuerdan
-quizá un encuentro frente a frente
alguna vez en una puerta giratoria,
o algún "lo siento"
o el sonido de "se ha equivocado" en el teléfono-,
pero conozco su respuesta.
No recuerdan.
Se sorprenderían
de saber que ya hace mucho tiempo
que la casualidad juega con ellos,
una casualidad no del todo preparada
para convertirse en su destino,
que los acercaba y alejaba,
que se interponía en su camino
y que conteniendo la risa
se apartaba a un lado.
Hubo signos, señales,
pero qué hacer si no eran comprensibles.
¿No habrá revoloteado
una hoja de un hombro a otro
hace tres años
o incluso el último martes?
Hubo algo perdido y encontrado.
Quién sabe si alguna pelota
en los matorrales de la infancia.
Hubo picaportes y timbres
en los que un tacto
se sobrepuso a otro tacto.
Maletas, una junto a otra, en una consigna.
Quizá una cierta noche el mismo sueño
desaparecido inmediatamente después de despertar.
Todo principio
no es mas que una continuación,
y el libro de los acontecimientos
se encuentra siempre abierto a la mitad.
("el poeta ocasional", trad. abel a. murcia)
martes, 26 de enero de 2016
Charles Simic (1938 )
Una vida de fragmentos
Como una caja con fotografías viejas
Algunas ya rotas
Que encontraste en la basura
Y de las que salvaste algunas
mientras se llevaba el viento las otras.
Era un fría tarde azul de otoño
Cuando las dispusiste en la mesa
De la cocina y encontraste un rostro
Que te recordó a una muchacha
A la que una vez seguiste a la salida de la escuela.
Ella nunca se volvió a mirarte
Hasta hoy en que es todo sonrisa
Con los ojos apenas cerrados
Porque le molestaba el sol
O estaba a punto de pedir un deseo.
("365 traducciones", trad. de justes")
Como una caja con fotografías viejas
Algunas ya rotas
Que encontraste en la basura
Y de las que salvaste algunas
mientras se llevaba el viento las otras.
Era un fría tarde azul de otoño
Cuando las dispusiste en la mesa
De la cocina y encontraste un rostro
Que te recordó a una muchacha
A la que una vez seguiste a la salida de la escuela.
Ella nunca se volvió a mirarte
Hasta hoy en que es todo sonrisa
Con los ojos apenas cerrados
Porque le molestaba el sol
O estaba a punto de pedir un deseo.
("365 traducciones", trad. de justes")
lunes, 25 de enero de 2016
Niki Marangou (1948/2013 )
No le llevé flores
en el aniversario de la muerte de mi madre 1.
No le llevé flores
pero me levanté temprano
para hallar buen pescado en el mercado
hallé también manzanas ácidas para un pastel
como los que ella hacía
en sus buenas épocas.
Strudel y Schnitzel vieneses
y buñuelos como los de la tía Matina.
No le llevé flores
pero apagué el horno a tiempo
para llegar a la reunión en la tienda
recogí a Yorgos de la escuela
juntos bañamos al perro
y luego me pidió que le leyera siete cuentos.
No le llevé flores
pero logré trabajar dos horas en la computadora.
Luego fui a ver a doña Dimitra
que me reconoció por la voz.
Hacía tiempo que no iba a visitarla,
le llevé un postre de cuaresma
y me senté con ella a que me platicara.
No le llevé flores
pero podé la verbena y puse abono
a los árboles. Moví las gardenias para que el sol
les dé por la mañana
y guardé la ropa de invierno
con cuidado para que no se la coma la polilla.
Con cuidado reproduzco los movimientos que ella hacía
cuando daba forma a la masa, ponía aceite en la pasta,
subía, bajaba y a todos los atendía.
No le llevé flores
pero intento como ella
atender esta casa,
esta casa y a sus habitantes
como ella me enseñó correcta y sensatamente.
Con cuidado reproduzco sus movimientos
con cuidado para que no se los coma la polilla.
1. El 8 de marzo, día internacional de la mujer.
("estampas de chipre", ed. uv, xalapa, veracruz, méxico, 2015; traducción de selma ancira)
en el aniversario de la muerte de mi madre 1.
No le llevé flores
pero me levanté temprano
para hallar buen pescado en el mercado
hallé también manzanas ácidas para un pastel
como los que ella hacía
en sus buenas épocas.
Strudel y Schnitzel vieneses
y buñuelos como los de la tía Matina.
No le llevé flores
pero apagué el horno a tiempo
para llegar a la reunión en la tienda
recogí a Yorgos de la escuela
juntos bañamos al perro
y luego me pidió que le leyera siete cuentos.
No le llevé flores
pero logré trabajar dos horas en la computadora.
Luego fui a ver a doña Dimitra
que me reconoció por la voz.
Hacía tiempo que no iba a visitarla,
le llevé un postre de cuaresma
y me senté con ella a que me platicara.
No le llevé flores
pero podé la verbena y puse abono
a los árboles. Moví las gardenias para que el sol
les dé por la mañana
y guardé la ropa de invierno
con cuidado para que no se la coma la polilla.
Con cuidado reproduzco los movimientos que ella hacía
cuando daba forma a la masa, ponía aceite en la pasta,
subía, bajaba y a todos los atendía.
No le llevé flores
pero intento como ella
atender esta casa,
esta casa y a sus habitantes
como ella me enseñó correcta y sensatamente.
Con cuidado reproduzco sus movimientos
con cuidado para que no se los coma la polilla.
1. El 8 de marzo, día internacional de la mujer.
("estampas de chipre", ed. uv, xalapa, veracruz, méxico, 2015; traducción de selma ancira)
domingo, 24 de enero de 2016
Benjamín Alire Sáenz (1954 )
Meditación sobre la vida en el desierto
VI
Tras la ventana de donde escribo crece un mezquite
está en plena floración, sus ramas se mecen con la brisa.
En agosto las vainas estarán pesadas y caerán al suelo.
Cuando era niño solía masticar las vainas
como si fueran cañas de azúcar. Tal vez sólo los niños
hacen este tipo de cosas. Para este verano estoy
considerando volver a mi viejo hábito infantil
de masticar las vainas. Eso me dará una excusa
para escupir cuando esté leyendo el suplemento literario
del New York Times.
("el libro de lo que permanece", mantis editores, guadalajara, jal., méxico, 2015, trad. javier acosta.)
VI
Tras la ventana de donde escribo crece un mezquite
está en plena floración, sus ramas se mecen con la brisa.
En agosto las vainas estarán pesadas y caerán al suelo.
Cuando era niño solía masticar las vainas
como si fueran cañas de azúcar. Tal vez sólo los niños
hacen este tipo de cosas. Para este verano estoy
considerando volver a mi viejo hábito infantil
de masticar las vainas. Eso me dará una excusa
para escupir cuando esté leyendo el suplemento literario
del New York Times.
("el libro de lo que permanece", mantis editores, guadalajara, jal., méxico, 2015, trad. javier acosta.)
sábado, 23 de enero de 2016
Carlos Pellicer (1897/1977 )
Soneto
Señor, tenme piedad, bajo el escombro
desta noche de púas y venenos.
Relampaguea, mírame en qué cienos
pudro la voz con que al azul te nombro.
Haz que vaya otra vez hombro con hombro
con la alegre verdad que hiciste llenos
mis ojos peces de amargados senos
que miran sin belleza y sin asombro.
Una callada tempestad asoma
y se lleva la sombra. Una paloma
vuela sobre las brújulas destruidas.
Se ve el retoño entre mi pecho fuerte,
y un ángel con las alas compungidas
se interpuso entre mí y aquella muerte.
("otra iglesia es imposible")
Señor, tenme piedad, bajo el escombro
desta noche de púas y venenos.
Relampaguea, mírame en qué cienos
pudro la voz con que al azul te nombro.
Haz que vaya otra vez hombro con hombro
con la alegre verdad que hiciste llenos
mis ojos peces de amargados senos
que miran sin belleza y sin asombro.
Una callada tempestad asoma
y se lleva la sombra. Una paloma
vuela sobre las brújulas destruidas.
Se ve el retoño entre mi pecho fuerte,
y un ángel con las alas compungidas
se interpuso entre mí y aquella muerte.
("otra iglesia es imposible")
viernes, 22 de enero de 2016
Enrique Solinas (1969 )
El gruñido
VIII
A quién espero y quién soy yo,
digo
y es un callar para decir,
y me acuesto en la cama blanca del hospital,
mientras me atan los brazos y las piernas.
Las luces amarillas y rojas
se volvieron del color de la nieve.
Y alguien que no conozco
me envió un ramo de tulipanes
que la enfermera esconde debajo de la mesa.
Rezo:
"Padre nuestro que estás en los espejos
San Tificado sea tu desorden."
No.
Así no era la oración.
Y todo intento de memoria es un error
que la memoria impone.
Rezo:
"Que venga a nosotros tu silencio.
Hágase tu rebeldía,
así en la tierra como en el cielo.
El vacío nuestro de cada día,
dánoslo hoy.
Y perdona los pecados que no cometí,
aunque de una forma u otra seré culpable."
Por qué será
que cada vez que intento reconstruir el mundo,
el lenguaje se infecta y me distrae.
Unión-Pegamento-Argamasa-Engrudo.
Infección-Antibiótico-Infección-Antibiótico-Infección.
Todo ángel
es un idioma corrompido
cuando las palabras no bastan
("el gruñido y otros poemas, antología poética", ed. ruinas circulares, buenos aires, argentina, 2011)
VIII
A quién espero y quién soy yo,
digo
y es un callar para decir,
y me acuesto en la cama blanca del hospital,
mientras me atan los brazos y las piernas.
Las luces amarillas y rojas
se volvieron del color de la nieve.
Y alguien que no conozco
me envió un ramo de tulipanes
que la enfermera esconde debajo de la mesa.
Rezo:
"Padre nuestro que estás en los espejos
San Tificado sea tu desorden."
No.
Así no era la oración.
Y todo intento de memoria es un error
que la memoria impone.
Rezo:
"Que venga a nosotros tu silencio.
Hágase tu rebeldía,
así en la tierra como en el cielo.
El vacío nuestro de cada día,
dánoslo hoy.
Y perdona los pecados que no cometí,
aunque de una forma u otra seré culpable."
Por qué será
que cada vez que intento reconstruir el mundo,
el lenguaje se infecta y me distrae.
Unión-Pegamento-Argamasa-Engrudo.
Infección-Antibiótico-Infección-Antibiótico-Infección.
Todo ángel
es un idioma corrompido
cuando las palabras no bastan
("el gruñido y otros poemas, antología poética", ed. ruinas circulares, buenos aires, argentina, 2011)
jueves, 21 de enero de 2016
Osvaldo Picardo (1955 )
Babosas y haikus
Viscosas y hambrientas en el extremo
de una hoja, o apenas
una gomosa resistencia bajo el zapato,
ellas, sin saberlo, aparecen
desde ningún lugar,
en la lentitud de otro tiempo.
Demasiado quietas
para el baile, demasiado húmedas
para la alegría, empujan ciegas
el peso de una montaña perdida
y la modesta levedad conquistada...
Hay un poema del viejo Jôsô,
el discípulo del gran Basho,
en que se compara a una de ellas:
así la casa en espiral de su espalda
abandona, un día, junto a su riqueza.
Todo a cambio de la intemperie
y de la lúcida estela que nunca se seca.
("marcelo leites")
Viscosas y hambrientas en el extremo
de una hoja, o apenas
una gomosa resistencia bajo el zapato,
ellas, sin saberlo, aparecen
desde ningún lugar,
en la lentitud de otro tiempo.
Demasiado quietas
para el baile, demasiado húmedas
para la alegría, empujan ciegas
el peso de una montaña perdida
y la modesta levedad conquistada...
Hay un poema del viejo Jôsô,
el discípulo del gran Basho,
en que se compara a una de ellas:
así la casa en espiral de su espalda
abandona, un día, junto a su riqueza.
Todo a cambio de la intemperie
y de la lúcida estela que nunca se seca.
("marcelo leites")
miércoles, 20 de enero de 2016
Luis Muñoz (1966 )
Habla un vecino
Lo que hagan después, ya no lo sé.
Conmigo están tranquilos.
Se mecen con el viento,
se platean, se doran, se zambullen
en el estanque seco de la noche.
Lanzan brillos distintos
para el sol o la lluvia.
Hacen de su espesor
el fondo hospitalario del paisaje.
Llenan de la nostalgia de cosas no vividas
a los que se pasean,
y ante sus claros nombres
ni siquiera se inmutan:
fresnos, robles, hayas, sauces.
("el poeta ocasional.blogspot")
Lo que hagan después, ya no lo sé.
Conmigo están tranquilos.
Se mecen con el viento,
se platean, se doran, se zambullen
en el estanque seco de la noche.
Lanzan brillos distintos
para el sol o la lluvia.
Hacen de su espesor
el fondo hospitalario del paisaje.
Llenan de la nostalgia de cosas no vividas
a los que se pasean,
y ante sus claros nombres
ni siquiera se inmutan:
fresnos, robles, hayas, sauces.
("el poeta ocasional.blogspot")
martes, 19 de enero de 2016
Berna Wang (1957 )
Van a pasar tantas cosas
De aquí a un año
pueden pasar tantas cosas:
Que encontremos el amor de nuestra vida,
que lo perdamos (acaso una vez más),
que descubramos que, con todo, no nos hacía tanta falta.
De aquí a un año
pasarán tantas cosas:
Que las pesadillas dejarán de serlo de pronto,
que nos asustarán pesadillas nuevas,
que descubriremos que, con todo, es nuestro miedo (y no las pesadillas).
De aquí a un año es tanto tiempo.
De aquí a un año
pueden pasar tantas cosas:
Que encontremos el amor de nuestra vida,
que lo perdamos (acaso una vez más),
que descubramos que, con todo, no nos hacía tanta falta.
De aquí a un año
pasarán tantas cosas:
Que las pesadillas dejarán de serlo de pronto,
que nos asustarán pesadillas nuevas,
que descubriremos que, con todo, es nuestro miedo (y no las pesadillas).
De aquí a un año es tanto tiempo.
("rua das petras")
lunes, 18 de enero de 2016
Juan Vicente Piqueras (1960 )
El ladrón
Hay un ladrón que entra en nuestra casa
cada noche. En silencio. De puntillas.
Cuando estamos dormidos.
Cuando estamos dormidos y la luna
pone azules las sábanas tendidas
en la terraza, un hombre entra en la casa.
Podría ser, quién sabe, el asesino
que empuña nuestra hora.
Se sienta en el sofá. Enciende la lámpara,
una vara de incienso, un cigarrillo.
Lee mis libros. Abre la nevera.
Corta un trozo de pan y deja las migajas en la mesa.
Es un ladrón que besa tus párpados dormidos.
Abre cuadernos. Lee lo que escribo
y cambia los adverbios de lugar de lugar.
A veces limpia el baño, sobre todo el espejo.
Acaricia los gatos mientras duerme.
Se pone mis chaquetas colgadas de las perchas
y las vuelve a colgar. Vaga por los pasillos
como si no supiera adónde ir,
qué hacer, por qué está aquí.
Antes de amanecer sale por donde entró,
por la terraza.
Acaricia la menta y se huele las manos.
Acaricia las sábanas tendidas,
húmedas todavía, toma el vuelo.
Y así una y otra noche.
¿Desde cuándo? ¿Hasta cuándo?
¿Dejará de venir cuando no estemos?
¿O seguirá viniendo cuando aquí vivan otros?
Podría ser, quién sabe, el asesino
que empuña nuestra hora, la de irse.
¿Es un fantasma que no cree en mí
o soy yo mismo echándome de menos?
Nadie lo ha visto nunca.
Tal vez un día se lo lleve todo.
("la mirada del lobo")
Hay un ladrón que entra en nuestra casa
cada noche. En silencio. De puntillas.
Cuando estamos dormidos.
Cuando estamos dormidos y la luna
pone azules las sábanas tendidas
en la terraza, un hombre entra en la casa.
Podría ser, quién sabe, el asesino
que empuña nuestra hora.
Se sienta en el sofá. Enciende la lámpara,
una vara de incienso, un cigarrillo.
Lee mis libros. Abre la nevera.
Corta un trozo de pan y deja las migajas en la mesa.
Es un ladrón que besa tus párpados dormidos.
Abre cuadernos. Lee lo que escribo
y cambia los adverbios de lugar de lugar.
A veces limpia el baño, sobre todo el espejo.
Acaricia los gatos mientras duerme.
Se pone mis chaquetas colgadas de las perchas
y las vuelve a colgar. Vaga por los pasillos
como si no supiera adónde ir,
qué hacer, por qué está aquí.
Antes de amanecer sale por donde entró,
por la terraza.
Acaricia la menta y se huele las manos.
Acaricia las sábanas tendidas,
húmedas todavía, toma el vuelo.
Y así una y otra noche.
¿Desde cuándo? ¿Hasta cuándo?
¿Dejará de venir cuando no estemos?
¿O seguirá viniendo cuando aquí vivan otros?
Podría ser, quién sabe, el asesino
que empuña nuestra hora, la de irse.
¿Es un fantasma que no cree en mí
o soy yo mismo echándome de menos?
Nadie lo ha visto nunca.
Tal vez un día se lo lleve todo.
("la mirada del lobo")
domingo, 17 de enero de 2016
Uriel Martínez (1950 )
Las piedras
volverás a los lugares donde
fuiste feliz por un momento,
y querrás pernoctar en ellos;
visitarás parques, ríos y
alamedas de hojas nuevas,
de piedras lavadas por lluvia;
beberás de nuevo con manos
temblorosas a modo de cuenco,
los belfos ateridos, la noche;
querrás trepar columpios, ramas
altas, remontarte en brisas
nuevamente ámbar.
Pero nada de eso será posible,
y lo sabes, pero nadie impedirá
suponerlo, imaginarlo, recrearlo.
León
[Inédito]
volverás a los lugares donde
fuiste feliz por un momento,
y querrás pernoctar en ellos;
visitarás parques, ríos y
alamedas de hojas nuevas,
de piedras lavadas por lluvia;
beberás de nuevo con manos
temblorosas a modo de cuenco,
los belfos ateridos, la noche;
querrás trepar columpios, ramas
altas, remontarte en brisas
nuevamente ámbar.
Pero nada de eso será posible,
y lo sabes, pero nadie impedirá
suponerlo, imaginarlo, recrearlo.
León
[Inédito]
sábado, 16 de enero de 2016
Joan Margarit (1938 )
Prozac
La luna es un hielo en el vaso de sombra
que me ofrece la vida. ¿Existe alguna historia
que no intente negar su tenebroso epílogo?
Pero el monstruo soy yo. No ningún otro
a quien pueda matar para salvarme.
La vida es, justamente, este desastre.
¿Cómo extirpar la culpa de las piedras
y parar el dolor dentro de un túnel?
¿Cómo sentir si, lejos en la noche,
está llorando nuestra hija muerta?
Los antidepresivos son como pesticidas.
Y el final de los cuentos siempre es falso,
para que ningún niño se suicide.
("electricidad con ictericia.blogspot")
La luna es un hielo en el vaso de sombra
que me ofrece la vida. ¿Existe alguna historia
que no intente negar su tenebroso epílogo?
Pero el monstruo soy yo. No ningún otro
a quien pueda matar para salvarme.
La vida es, justamente, este desastre.
¿Cómo extirpar la culpa de las piedras
y parar el dolor dentro de un túnel?
¿Cómo sentir si, lejos en la noche,
está llorando nuestra hija muerta?
Los antidepresivos son como pesticidas.
Y el final de los cuentos siempre es falso,
para que ningún niño se suicide.
("electricidad con ictericia.blogspot")
viernes, 15 de enero de 2016
Jorge Cantú de la Garza (1937/1998 )
Hombre al borde del arroyo
Todos los días son el primer día
de un mundo que se va.
El hombre cuyo corazón es un túnel
donde el viento a tumbos
ya anuncia la catástrofe,
se detiene al borde del arroyo
sin atreverse a cruzar la calle,
espejo de arena que se rompe.
Lejos están los días
en que pisaba decidido
el filo de la dicha,
el minuto que apenas vivido
fue el primero en deslizarse
hacia el festín de la memoria
que presto lo vestía, le arreglaba
la corbata, le revisaba las uñas
y le ponía unas gotas de perfume
compuesto por el humo de hojas quemadas,
la crema de almendras de mamá,
cáscaras de naranja, nardos en verano,
la humedad de un traje de baño
imaginado noche a noche los últimos
tres meses, el sudor de esa mano...
("poemas en que yo estaba escondido", ed. uanl, monterrey, nuevo león, méxico, 2008)
Todos los días son el primer día
de un mundo que se va.
El hombre cuyo corazón es un túnel
donde el viento a tumbos
ya anuncia la catástrofe,
se detiene al borde del arroyo
sin atreverse a cruzar la calle,
espejo de arena que se rompe.
Lejos están los días
en que pisaba decidido
el filo de la dicha,
el minuto que apenas vivido
fue el primero en deslizarse
hacia el festín de la memoria
que presto lo vestía, le arreglaba
la corbata, le revisaba las uñas
y le ponía unas gotas de perfume
compuesto por el humo de hojas quemadas,
la crema de almendras de mamá,
cáscaras de naranja, nardos en verano,
la humedad de un traje de baño
imaginado noche a noche los últimos
tres meses, el sudor de esa mano...
("poemas en que yo estaba escondido", ed. uanl, monterrey, nuevo león, méxico, 2008)
jueves, 14 de enero de 2016
Ernestina de Champourcín (1905/1999 )
Laxitud
La tarde gris y triste me agobia,
tengo sueño;
estiro lentamente
mis dos brazos abiertos
que se prenden al aire;
quieren cazar el tiempo,
aprisionarlo pronto,
robarle su secreto,
deshacer bruscamente sus límites estrechos.
Quiero llorar: no sé;
quiero reír: no puedo.
Los deseos
se estrellan contra la inexorable inercia
del silencio;
sobre mi corazón rueda grávido al peso
de la existencia toda.
Al fin me desperezo.
Logro romper el cerco
del malsano sopor,
pero apenas lo venzo
ya me torna a invadir
quedamente su tedio.
Luego...
Ya no sé más;
suspiro,
me paseo,
exprimo el tormentoso
lagar de mi cerebro,
destilo el elixir de su inquietud
en mi pecho...
Sujeto en mi memoria
repite el pensamiento;
la tarde gris y triste me agobia,
¡tengo sueño!...
(en muro fb de daniel montoly)
miércoles, 13 de enero de 2016
Yusef Komunyakaa (1947 )
Camuflando la quimera
Nos atamos ramas a los cascos.
Nos pintamos las caras, y los fusiles,
con el fango de la orilla del río,
colgamos manojos de hierba de los bolsillos
de nuestros uniformes de camuflaje. Nos
fundimos con la selva
contentos de que los colibríes se fijaran en nosotros.
Nos ceñimos a los bambúes y luchamos
contra el viento que venía del río
arrastrando nuestros fantasmas
desde Saigón a Bangkok,
acordándonos de las mujeres
que habíamos dejado en América.
Apuntábamos a los pájaros de cantos ominosos.
En nuestras paradas sombrías
los simios de las rocas intentaban delatarnos
lanzando piedras al anochecer. Los camaleones
trepaban por nuestras espaldas, cambiaban
del día a la noche: del verde al dorado,
del dorado al negro. Pero esperamos
hasta que la luna se convirtió en metal,
hasta que algo se rompió
dentro de nosotros. Los Vietcong
se movían por la ladera, con sus vestidos de seda negra,
transportando equipos pesados por la hierba.
Allí estábamos escondidos. El río fluía
por nuestros huesos. Los animales pequeños se escondían
al notar nuestra presencia; contuvimos la respiración,
listos para llevar a cabo la emboscada
en L, mientras que el mundo daba vueltas
debajo de nuestros párpados.
("círculo de poesía", trad. juan josé vélez)
Nos atamos ramas a los cascos.
Nos pintamos las caras, y los fusiles,
con el fango de la orilla del río,
colgamos manojos de hierba de los bolsillos
de nuestros uniformes de camuflaje. Nos
fundimos con la selva
contentos de que los colibríes se fijaran en nosotros.
Nos ceñimos a los bambúes y luchamos
contra el viento que venía del río
arrastrando nuestros fantasmas
desde Saigón a Bangkok,
acordándonos de las mujeres
que habíamos dejado en América.
Apuntábamos a los pájaros de cantos ominosos.
En nuestras paradas sombrías
los simios de las rocas intentaban delatarnos
lanzando piedras al anochecer. Los camaleones
trepaban por nuestras espaldas, cambiaban
del día a la noche: del verde al dorado,
del dorado al negro. Pero esperamos
hasta que la luna se convirtió en metal,
hasta que algo se rompió
dentro de nosotros. Los Vietcong
se movían por la ladera, con sus vestidos de seda negra,
transportando equipos pesados por la hierba.
Allí estábamos escondidos. El río fluía
por nuestros huesos. Los animales pequeños se escondían
al notar nuestra presencia; contuvimos la respiración,
listos para llevar a cabo la emboscada
en L, mientras que el mundo daba vueltas
debajo de nuestros párpados.
("círculo de poesía", trad. juan josé vélez)
martes, 12 de enero de 2016
Luis Armenta Malpica (1961 )
Sombra del cielo que arde
Penúltima vez
VIII
El cuerpo ya no es más la veladora
que el viento del deseo a bocanadas ciega.
Desde un salmo remoto
de enemiga distancia hasta la pluma que baja por el ave de mi mano
dejo un rastro de pólvora en tu boca
para que arda el amor
y descubra ese vuelo que levanta relámpagos
en el reino vencido de la cera.
("envés del agua", ed. gobierno de jalisco, guadalajara, méxico, 2012)
Penúltima vez
VIII
El cuerpo ya no es más la veladora
que el viento del deseo a bocanadas ciega.
Desde un salmo remoto
de enemiga distancia hasta la pluma que baja por el ave de mi mano
dejo un rastro de pólvora en tu boca
para que arda el amor
y descubra ese vuelo que levanta relámpagos
en el reino vencido de la cera.
("envés del agua", ed. gobierno de jalisco, guadalajara, méxico, 2012)
lunes, 11 de enero de 2016
James Tate (1943/2015 )
Curioso
Gabriela estaba recostada desnuda, panza arriba,
sobre la alfombra del living,
cuando un avión de juguete
antiguo, bajó zumbando desde el cielo,
aterrizó apenas cruzando sus senos
y carreteó hasta el límite con su pubis.
Yo estaba pintando una pared
y bajé el cepillo inmediatamente.
Ella sonreía.
“Fue un aterrizaje increíble”, le dije.
“Perfecto”, acotó.
Ella notó mi excitación y me avergoncé.
“solamente para vos”, dijo,
“voy a hacerlo de nuevo”.
("on gus", trad, autor del blog)
Gabriela estaba recostada desnuda, panza arriba,
sobre la alfombra del living,
cuando un avión de juguete
antiguo, bajó zumbando desde el cielo,
aterrizó apenas cruzando sus senos
y carreteó hasta el límite con su pubis.
Yo estaba pintando una pared
y bajé el cepillo inmediatamente.
Ella sonreía.
“Fue un aterrizaje increíble”, le dije.
“Perfecto”, acotó.
Ella notó mi excitación y me avergoncé.
“solamente para vos”, dijo,
“voy a hacerlo de nuevo”.
("on gus", trad, autor del blog)
domingo, 10 de enero de 2016
Hugo Gola (1927/2015 )
a fuego lento
cociné
salmón rosado
no sólo para mí
su sabor
resultó delicioso
tal vez
por eso
precisamente
precisamente
cociné
salmón rosado
no sólo para mí
su sabor
resultó delicioso
tal vez
por eso
precisamente
precisamente
("marcelo leites")
sábado, 9 de enero de 2016
José Villa (1966 )
Rastro de Grace
Después de años vuelvo a ver
algo que te pertenece:
el trazo de tu letra sobre
la madera de la mesa
que encierra dos nombres
dentro de un corazón tallado
como las líneas de la vida
en la mano
("de sibilas y pitias")
Después de años vuelvo a ver
algo que te pertenece:
el trazo de tu letra sobre
la madera de la mesa
que encierra dos nombres
dentro de un corazón tallado
como las líneas de la vida
en la mano
("de sibilas y pitias")
viernes, 8 de enero de 2016
Dolores Castro (1923 )
No probarán tus dientes...
No probarán tus dientes bocado de mi boca,
dije, apreté los labios.
Algunas veces suelo estar de bruces,
olvidada de todo, en mi ventana.
Pasan mujeres, niños,
hombres de paso duro,
pajaritos cojeando.
Todo lo que se va, se va meciendo,
dije. Y cae.
Hubo lluvia con sol, cerré los ojos.
Se me llenó la boca con el jugo
hollado de mi cuerpo
por los pasos
de mujeres y niños,
hombres de paso duro,
pajaritos cojeando.
Todo lo que se va, se va meciendo,
sólo el sauce llorón está llorando.
No probarán tus dientes bocado de mi boca,
dije. Y abrí los labios.
("la mirada del lobo". blog andrés vara)
No probarán tus dientes bocado de mi boca,
dije, apreté los labios.
Algunas veces suelo estar de bruces,
olvidada de todo, en mi ventana.
Pasan mujeres, niños,
hombres de paso duro,
pajaritos cojeando.
Todo lo que se va, se va meciendo,
dije. Y cae.
Hubo lluvia con sol, cerré los ojos.
Se me llenó la boca con el jugo
hollado de mi cuerpo
por los pasos
de mujeres y niños,
hombres de paso duro,
pajaritos cojeando.
Todo lo que se va, se va meciendo,
sólo el sauce llorón está llorando.
No probarán tus dientes bocado de mi boca,
dije. Y abrí los labios.
("la mirada del lobo". blog andrés vara)
jueves, 7 de enero de 2016
Giuseppe Conte (1945 )
Las estaciones de la tierra (II)
Pensar que no he plantado nunca un árbol,
que no he tenido nunca un hijo.
Hasta ese punto me parezco al mar,
estéril, solitario.
Ni un ciprés encrespado,
ni un sauce húmedo y lento, ni un euforbio
ramificado en delta, ni un ciruelo
ni un duraznero ni un manzano
hice crecer jamás, ni un gajo
rosa o candido en marzo, ni siquiera
un cachorro de hombre.
Como la ola golpea la orilla,
sin fecundarla, sin dejarle
más que algas y resecas raíces,
así —¿no dices?-— yo golpeo
la vida.
Pero la he amado,
tierra, yo te he amado.
("marcelo leites", traductor pablo anadón)
Pensar que no he plantado nunca un árbol,
que no he tenido nunca un hijo.
Hasta ese punto me parezco al mar,
estéril, solitario.
Ni un ciprés encrespado,
ni un sauce húmedo y lento, ni un euforbio
ramificado en delta, ni un ciruelo
ni un duraznero ni un manzano
hice crecer jamás, ni un gajo
rosa o candido en marzo, ni siquiera
un cachorro de hombre.
Como la ola golpea la orilla,
sin fecundarla, sin dejarle
más que algas y resecas raíces,
así —¿no dices?-— yo golpeo
la vida.
Pero la he amado,
tierra, yo te he amado.
("marcelo leites", traductor pablo anadón)
miércoles, 6 de enero de 2016
Valerio Magrelli (1957 )
La playa, los maderos...
La playa, los maderos podridos, las cubiertas
hinchadas, las botellas, esas cosas
corrompidas y rotas, todo esto
me es querido,
lo que se queda al margen,
negado, sin propósito,
lo que ninguno roba,
lo que sobra.
En abril,la brisa
vuelve a tener un poco de tibieza.
Parece una mejilla.
("marcelo leites", traductor pablo anadón)
La playa, los maderos podridos, las cubiertas
hinchadas, las botellas, esas cosas
corrompidas y rotas, todo esto
me es querido,
lo que se queda al margen,
negado, sin propósito,
lo que ninguno roba,
lo que sobra.
En abril,la brisa
vuelve a tener un poco de tibieza.
Parece una mejilla.
("marcelo leites", traductor pablo anadón)
martes, 5 de enero de 2016
James Tate (1943/2015 )
Enseñando al simio a escribir poemas
No les fue difícil
enseñar al simio a escribir poemas:
primero le sujetaron con correas a la silla
y luego en la mano le ataron un lápiz
(la hoja ya estaba clavada en la mesa).
El doctor Agujazul se inclinó sobre su hombro
y le susurró al oído:
«Pareces un dios, aquí sentado.
¿Por qué no intentas escribir algo?»
("perros en la playa", trad. jordi doce)
lunes, 4 de enero de 2016
Mario Santiago Papasquiaro (1953/1998 )
Testamento de adolescencia
No tengo sino este arcoíris que regalarte
No tengo sino este espermatozoide de armadillo
Esta furia de alacrán
que me sale de los poros
Esta planta carnívora
que ha instalado su tienda gitana
en el horno transparente de mis poros
Este mechón de luna mordiendo las tejas calientes de mi pelo negro
Estalactitas de caminos de éter
Estalactitas de experiencia alada
Mi cuerpo es 1 sapo drogado en los burdeles
No uso bitácora ni sombra
Este cuajo de sangre que ves
Es mi patria-píldora
Mi botón de despegue
Mi gruñido
Mi swing
Mi bendición
He andado entre otras flores
& en tu pelo sonrío
Poeta & vagabundo
Iconoclasta del avión
Esculca mi mochila
& hallarás tu sino
No tengo más que darte
:Hoy hay sol:
6.IV.78
(en muro fb de "la ratona cartonera")
No tengo sino este arcoíris que regalarte
No tengo sino este espermatozoide de armadillo
Esta furia de alacrán
que me sale de los poros
Esta planta carnívora
que ha instalado su tienda gitana
en el horno transparente de mis poros
Este mechón de luna mordiendo las tejas calientes de mi pelo negro
Estalactitas de caminos de éter
Estalactitas de experiencia alada
Mi cuerpo es 1 sapo drogado en los burdeles
No uso bitácora ni sombra
Este cuajo de sangre que ves
Es mi patria-píldora
Mi botón de despegue
Mi gruñido
Mi swing
Mi bendición
He andado entre otras flores
& en tu pelo sonrío
Poeta & vagabundo
Iconoclasta del avión
Esculca mi mochila
& hallarás tu sino
No tengo más que darte
:Hoy hay sol:
6.IV.78
(en muro fb de "la ratona cartonera")
domingo, 3 de enero de 2016
Uriel Martínez (1950 )
Corredores
Caminaré estos pasillos
y no habré llegado
a buen puerto;
mientras pueda bajaré
escaleras peldaño a
peldaño, tomado del pasavidas;
conservaré la vista
para verlos subir
de dos en dos;
de tres en tres me detendré
y seguirán de largo
porque fui una sombra;
el rencor no echará
anclas en la sangre,
sólo la intención de verlos;
y recordar cómo era
su vello subiendo
del pubis al cielo
de mi boca.
León
Caminaré estos pasillos
y no habré llegado
a buen puerto;
mientras pueda bajaré
escaleras peldaño a
peldaño, tomado del pasavidas;
conservaré la vista
para verlos subir
de dos en dos;
de tres en tres me detendré
y seguirán de largo
porque fui una sombra;
el rencor no echará
anclas en la sangre,
sólo la intención de verlos;
y recordar cómo era
su vello subiendo
del pubis al cielo
de mi boca.
León
sábado, 2 de enero de 2016
Pablo Anadón (1963 )
La cafetera italiana
Mientras espero que suba el café
Pienso en la cafetera, ahí, sobre la hornalla:
Hace unos años se la dimos
De regalo a mis padres, y es posible
Que dentro de unos años los sobrevivirá.
Plateada y negra, hecha en Ferrara,
Todos los días sabe de sus manos
Y un día ha de pasar a otras manos
Como llegó a las nuestras
En una compraventa.
Aquí está, servicial, práctica, hermosa,
Ayudando a vivir cada jornada,
Un objeto, no mas, entre los otros
Objetos de la casa. Sólo habla
Ahora cuando asciende el café a borbotones:
Apago el gas, en cada taza
Vierto el líquido oscuro,
Luego también apago la luz de la cocina,
Y allí queda, en su paz, la cafetera
Enfriándose de a poco en la penumbra,
Mientras en las ventanas continúan
La noche, el viento, las constelaciones...
("marcelo leites")
Mientras espero que suba el café
Pienso en la cafetera, ahí, sobre la hornalla:
Hace unos años se la dimos
De regalo a mis padres, y es posible
Que dentro de unos años los sobrevivirá.
Plateada y negra, hecha en Ferrara,
Todos los días sabe de sus manos
Y un día ha de pasar a otras manos
Como llegó a las nuestras
En una compraventa.
Aquí está, servicial, práctica, hermosa,
Ayudando a vivir cada jornada,
Un objeto, no mas, entre los otros
Objetos de la casa. Sólo habla
Ahora cuando asciende el café a borbotones:
Apago el gas, en cada taza
Vierto el líquido oscuro,
Luego también apago la luz de la cocina,
Y allí queda, en su paz, la cafetera
Enfriándose de a poco en la penumbra,
Mientras en las ventanas continúan
La noche, el viento, las constelaciones...
("marcelo leites")
viernes, 1 de enero de 2016
Mirella Muià (1947 )
La madre (1)
Cuando nací
ya existía ese sordo rumor:
alguien tejía,
no supe nunca quién
(¿tal vez una vecina,
una mujer de negro
olvidada?).
No importaba —era siempre
ese sordo sonido
que iba y venía
en un cuarto lejano.
Lo he oído por años.
Cuando nació mi hija
todas estaban
a mi alrededor:
yo buscaba
qué era lo que faltaba
—era ese sordo ruido.
Alejé entonces con mis propias manos
el paño fresco de la frente
y dije a las mujeres que una de ellas
fuera a un cuarto lejano
y se sentara al telar.
Fue así que volví a oírlo,
y hubo de nuevo aquel
escandido silencio.
Mi hija nació en ese silencio.
("marcelo leites", trad. de pablo anadón)
Cuando nací
ya existía ese sordo rumor:
alguien tejía,
no supe nunca quién
(¿tal vez una vecina,
una mujer de negro
olvidada?).
No importaba —era siempre
ese sordo sonido
que iba y venía
en un cuarto lejano.
Lo he oído por años.
Cuando nació mi hija
todas estaban
a mi alrededor:
yo buscaba
qué era lo que faltaba
—era ese sordo ruido.
Alejé entonces con mis propias manos
el paño fresco de la frente
y dije a las mujeres que una de ellas
fuera a un cuarto lejano
y se sentara al telar.
Fue así que volví a oírlo,
y hubo de nuevo aquel
escandido silencio.
Mi hija nació en ese silencio.
("marcelo leites", trad. de pablo anadón)