MÉXICO, D.F.- Una explosión en la Torre B2 de Petróleos Mexicanos (Pemex) ubicada en Marina Nacional dejó un saldo preliminar de 14 muertos y 80 heridos.
El secretario de Gobernación Miguel Ángel Osorio Chong informó del número de fallecidos. Hasta el momento se desconocen las casuas del siniestro ocurrido en la torre secundaria de las instalaciones de Pemex.
De acuerdo con versiones sin confirmar habría un número indeterminado de personas atrapadas entre los escombros del sótano del edificio aledaño a la torre principal que cuenta con 54 pisos.
El siniestro ocurrió entre las 15:30 y las 15:45 horas.
A través de su cuenta oficial en Twitter, Pemex confirmó una explosión en el edificio B2 del centro administrativo.
“Lo que ocurrió fue una explosión en el edificio B2 del centro administrativo. Hay lesionados. Hubo daños en la PB y mezannine”, escribió la dependencia a través de su cuenta.
Los servicios de emergencia reportan que fueron dos explosiones.
De ambas torres fueron desalojados alrededor de 10 mil trabajadores.
A las instalaciones de Pemex llegó el jefe de Gobierno del Distrito Federal, Miguel Ángel Mancera, quien minutos antes tuiteó: “Están trabajando los cuerpos de seguridad pública, rescate y protección civil en apoyo de lo acontecido en la Torre de Pemex”.
Posteriormente, el procurador General de la República (PGR), Jesús Murillo Karam, y el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio, se desplazaron al lugar de los hechos.
(nota tomada tal cual del sitio "apro".)
jueves, 31 de enero de 2013
Pablo Fidalgo (1984 )
La educación física
Nadie se tomó la juventud
tan en serio como nosotros.
Nos amamos sólo al recordar
que la vida se acabará mañana.
Hacemos del cuerpo una historia
para poder morir en la escena.
Te voy a contar cómo empezó todo esto,
por qué te puse en ese lugar del escenario,
por qué tomé cada decisión,
por qué puse al público ahí, por qué quise
que estuviera incómodo viéndote.
Así pasamos el tiempo hablando de la muerte
bajo las sábanas de la juventud
que se va escapando, y te duermes,
y tiras de la sábana,
y me dejas desnudo hablando solo,
y yo no tengo fuerzas para tirar,
para seguir cubriéndome,
y mi juventud se enfría cada noche un poco más.
(texto tomado de internet.)
Nadie se tomó la juventud
tan en serio como nosotros.
Nos amamos sólo al recordar
que la vida se acabará mañana.
Hacemos del cuerpo una historia
para poder morir en la escena.
Te voy a contar cómo empezó todo esto,
por qué te puse en ese lugar del escenario,
por qué tomé cada decisión,
por qué puse al público ahí, por qué quise
que estuviera incómodo viéndote.
Así pasamos el tiempo hablando de la muerte
bajo las sábanas de la juventud
que se va escapando, y te duermes,
y tiras de la sábana,
y me dejas desnudo hablando solo,
y yo no tengo fuerzas para tirar,
para seguir cubriéndome,
y mi juventud se enfría cada noche un poco más.
(texto tomado de internet.)
miércoles, 30 de enero de 2013
Ricardo Pochtar (1942 )
Dos poemas
Petit bateau ivre
Con paso incierto
la idea se embarca
en la palabra:
como un reflejo de luna,
cabecea en la ola.
Embedded haiku
Las primeras hojas
ya revolotean sobre la acera.
Así que era verdad:
un gramo más de otoño
y se caían.
(textos tomados del blog "portal de poesía", cedidos por el autor del mismo sitio, Paco Álvarez Velasco.)
Petit bateau ivre
Con paso incierto
la idea se embarca
en la palabra:
como un reflejo de luna,
cabecea en la ola.
Embedded haiku
Las primeras hojas
ya revolotean sobre la acera.
Así que era verdad:
un gramo más de otoño
y se caían.
(textos tomados del blog "portal de poesía", cedidos por el autor del mismo sitio, Paco Álvarez Velasco.)
martes, 29 de enero de 2013
Kombo Kolombia: sin móvil
Monterrey, N.L. Hasta el momento se han identificado a 14 cuerpos del grupo Kombo Kolombia, secuestrados la semana pasada y ultimados por el crimen organizado antes de arrojarlos a un pozo en el norteño estado de Nuevo León. Aunque se desconoce el móvil del crimen múltiple, la policía supone fue un ajuste de cuentas entre cárteles que se disputan la plaza. Foto de Efe, información en el sitio "el mundo". |
Oshima, icono de los 60
Su película más recordada es El imperio de los sentidos, explícito drama de una relación sadomasoquista que culminaba en una de sus escenas más famosas, todo un hito del cine de los ‘70: nada menos que una sangrienta castración.
Pero su obra es más que esa castración. Nagisa Oshima, muy a su pesar, fue catalogado como líder del movimiento de la Nueva Ola japonesa de la década de 1960, y hasta terminó siendo junto a Akira Kurosawa uno de los pocos cineastas que tenían a su mando producciones internacionales a partir de los años ‘70.Oshima murió el martes pasado en un hospital en Tokio. Tenía 80 años y estaba mal desde un ataque que había sufrido en 1996, que lo mantenía inactivo como cineasta. Había nacido el 31 de marzo de 1932 en Kioto, donde su familia era muy influyente, e incluso tenía ascendentes samurais. Como buen hijo de una familia tradicional, estudió leyes en la Universidad de Kioto, pero ya ahí empezó a mostrarse activo en cuestiones políticas.
Ni bien se graduó, ejerció la profesión que estudió poco y nada. Pronto estaba trabajando en los estudios Shochiku, donde enseguida fue ascendido a realizador. Sus primeras películas ponían el énfasis en los problemas de los jóvenes, tal vez como metáfora de los conflictos del nuevo Japón y tenían títulos como Una ciudad de amor y esperanza o Cruel historia de juventud (Seishun Zankoku Monogatari, 1960).
Casi inmediatamente Oshima empezó a politizar su cine de manera contundente y radical. El suceso histórico que provocó las protestas estudiantiles de 1960 –el nuevo tratado de seguridad mutua con los Estados Unidos– también enfureció a Oshima, tal como demostró en su combativa Noche y niebla en Japón de 1960, que contaba las luchas internas de un grupo de estudiantes al borde de la rebelión. En medio del clima político turbulento y luego de la conmoción por un asesinato político que ocupó especialmente a la opinión pública nipona, los estudios Shochiku pensaron que el film era simplemente demasiado y lo retiraron de su grilla de estrenos, quitándolo de los cines donde ya estaba exhibiéndose. Oshima renunció al estudio e inmediatamente formó su propia empresa productora.
Hay que destacar que el film no sólo era revolucionario en tema y en tono político, sino también en forma, ya que estaba filmado con un lenguaje altamente personal basado en planos secuencias y tomas larguísimas: en todo el film no había mas de cincuenta planos.
Poco a poco Oshima fue convirtiéndose en una figura clave de la llamada nouvelle vague japonesa, idea que a él no le caía bien, ya que como figura pública empezó a dar entrevistas donde afirmaba que había que “desjaponizar totalmente el cine japonés” y que “odiaba a todo el cine japonés por igual, incluyendo a mis colegas contemporáneos”. También decía que el cine tenía que ser “un acto auténticamente criminal”. Desde este punto de vista, pronto sus películas empezaron a estar basadas en historias reales de criminales con los que el cineasta de algún modo se identificaba. Violencia al atardecer (1966) contaba el extraño triángulo entre un violador y dos mujeres que lo protegían, Muchacho (1966), sobre un chico deformado expresamente por unos criminales para un plan extorsivo y El ahorcamiento contaba el tema de la discriminación racial a los coreanos a través de un juicio por violación y asesinato.
El film más famoso de Nagisa Oshima, Ai no Korida (es decir la prohibidísima El imperio de los sentidos, de 1976) también se basó en una historia real que conmocionó al Japón de la década de 1930, cuando la castración de un hombre rico reveló la relación sadomasoquista que sostenía con su empleada doméstica.
Oshima contó que la idea del film surgió de un encuentro social con el productor francés Anatole Dauman, que le dijo medio en broma: “¡Hagamos una porno!”. El japonés se lo tomó en serio y pronto estaba filmando su relato s&m en Japón, pero mandando el negativo para revelarlo en un laboratorio en Francia, ya que jamás habría podido pasar por la censura nipona. En Alemania, luego de proyectarse en la Berlinale, fue secuestrado durante un año y medio antes de poder darse en los cines. En Estados Unidos pasó algo similar, y en Israel e Inglaterra recién se pudo estrenar en los años ‘80. Igual que en la Argentina, donde fue prohibido por la censura de la dictadura y se estrenó en democracia, pero en los multicines que pasaban cine porno.
Aprovechando el éxito, Oshima filmó inmediatamente un film erótico no explícito, la excelente El imperio de las pasiones (Ai no Borei) con la que ganó el premio al mejor director de Cannes.
Además de El imperio de los sentidos muchos recuerdan a Oshima por el drama militar homoerótico Furyo (Merry Christmas Mr. Lawrence, 1983) filmado en Nueva Zelanda con Ryuichi Sakamoto y un gran trabajo actoral de David Bowie, totalmente alejado de su imagen de estrella de rock. Pero tal vez su mejor film sea la menos conocida comedia negra-zoofílica Max Mon amour (1986) que juntaba a Charlotte Rampling con un chimpancé realizado con efectos especiales supervisados por Rick Baker.
(Semblanza de Alfredo García, tomada tal cual del sitio "radar", Clarín.)
lunes, 28 de enero de 2013
París a favor del gay
domingo, 27 de enero de 2013
Brasil: Kiss de bengalas
Tragedia en una discoteca en Brasil. Al menos 245 personas murieron y 48 resultaron heridas este domingo, según el último boletín policial, en una discoteca del municipio de Santa María (estado de Rio Grande do Sul), en el sur del país, tras un incendio provocado por fuegos artificiales que inundó el local de una densa humareda e impidió que las personas encontraran la salida de emergencia, dijeron funcionarios. De acuerdo con el comandante del Batallón de Operaciones Especiales de la Policía Militarizada del estado de Río Grande do Sul, mayor Cléberson Bastianello, hasta ahora han sido trasladados 245 cuerpos al Centro Deportivo Municipal, en donde se realizan las tareas de identificación.
Otro oficial, Gerson da Rosa Ferreira, que supervisaba las labores de rescate, dijo que las víctimas se habían asfixiado o habían muerto aplastadas, y que la cifra de muertos probablemente superaría los 200, según la agencia Reuters. "En este momento tenemos aquí 180 cuerpos, pero infelizmente ese número va a aumentar. Algunas personas fueron llevadas a los hospitales ya muertas", afirmó el oficial. Bastianello admitió que las tareas de remoción en los escombros de la discoteca Kiss aún no han concluido, por lo que también pueden ser retirados más cuerpos del local. El número de heridos aún no ha sido oficialmente establecido, pero algunas fuentes oficiales citaban inicialmente cerca de 200.
Además de los centros médicos de Santa María, ciudad ubicada a 286 kilómetros de Porto Alegre, la capital regional, los heridos han sido trasladados a hospitales de municipios vecinos. "Hemos movilizado todo el estado. Pusimos a disposición hospitales de diversas ciudades, incluyendo Canoas, Santo Angelo y Santa Cruz. Todos están colaborando para ofrecer la mejor atención posible", afirmó el secretario de Salud de Río Grande do Sul, Ciro Simoni.
"Los bomberos están buscando más víctimas y no podemos concretar el número exacto de fallecidos. La mayoría de ellos murió por asfixia. Cundió el pánico y se acabaron pisoteando entre sí", aclaró el comandante general del Cuerpo de Bomberos, coronel Guido de Melo.
Entre 1.000 y 2.000 personas, la mayoría adolescentes, se encontraban en el interior de la discoteca Kiss en el momento del incendio, que comenzó a las 02.00 horas de la madrugada del domingo —las 06.00 horas del sábado en España—, según informaron fuentes policiales al diario Estado de Sao Paulo. El incendio ocurrió en una discoteca de Santa María, en el sureño estado de Río Grande do Sul, fronterizo con Uruguay y Argentina, en la que se realizaba una fiesta de los estudiantes de diferentes cursos de la Universidad Federal de Santa María. De acuerdo con algunos testigos, el fuego comenzó hacia las 02.00 hora local, cuando el cantante de la banda que se presentaba usó una luz de bengala para ofrecer un espectáculo pirotécnico y las chispas alcanzaron la espuma utilizada como aislante acústico en el techo del establecimiento.
Las llamas provocaron pánico entre las más de mil personas que estaban en la discoteca que corrieron hacia las puertas de salida, en donde algunas murieron pisoteadas. La dificultad en la evacuación causó varias muertes por asfixia. Según el delegado de la Tercera Comisaría de Policía Civil en Santa María, Sandro Meinerz, la mayoría de las personas murió por inhalación de humo al no conseguir salir a tiempo del lugar. El gobernador de Río Grande do Sul, Tarso Genro, lamentó la tragedia en un mensaje colgado en su cuenta de Twitter y anunció que visitará hoy la ciudad.
Uno de los guardias de seguridad de la discoteca, Rodrigo Moura, de 20 años, explicó al mismo Diario de Santa María que se encontraba en el escenario en el momento en que el grupo musical que actuaba disparó una luz de bengala que presuntamente provocó el incendio y que cogió un extintor para contener las llamas pero el artefacto no funcionó
"Fue muy rápido. Había mucho humo, un humo muy oscuro", dijo al canal de televisión Globonews Aline Santos Silva, una sobreviviente de 29 años que logró escapar porque estaba cerca de la puerta. "Estaba todo el mundo en pánico", agregó.
La presidenta Dilma Rousseff anticipó su regreso de una cumbre en Santiago de Chile, dijo su portavoz. El desastre en Santa María recuerda un incendio ocurrido en el 2004 en una discoteca de Buenos Aires, donde murieron cerca de 200 personas después de que alguien encendió una bengala. Los estándares de seguridad y la capacidad de respuesta de emergencia de Brasil están bajo la lupa dado que la nación sudamericana se prepara para organizar la Copa Mundial del 2014 y los Juegos Olímpicos del 2016.
(nota de agencias internacionales, tomada del sitio Público.)
Otro oficial, Gerson da Rosa Ferreira, que supervisaba las labores de rescate, dijo que las víctimas se habían asfixiado o habían muerto aplastadas, y que la cifra de muertos probablemente superaría los 200, según la agencia Reuters. "En este momento tenemos aquí 180 cuerpos, pero infelizmente ese número va a aumentar. Algunas personas fueron llevadas a los hospitales ya muertas", afirmó el oficial. Bastianello admitió que las tareas de remoción en los escombros de la discoteca Kiss aún no han concluido, por lo que también pueden ser retirados más cuerpos del local. El número de heridos aún no ha sido oficialmente establecido, pero algunas fuentes oficiales citaban inicialmente cerca de 200.
Además de los centros médicos de Santa María, ciudad ubicada a 286 kilómetros de Porto Alegre, la capital regional, los heridos han sido trasladados a hospitales de municipios vecinos. "Hemos movilizado todo el estado. Pusimos a disposición hospitales de diversas ciudades, incluyendo Canoas, Santo Angelo y Santa Cruz. Todos están colaborando para ofrecer la mejor atención posible", afirmó el secretario de Salud de Río Grande do Sul, Ciro Simoni.
"Los bomberos están buscando más víctimas y no podemos concretar el número exacto de fallecidos. La mayoría de ellos murió por asfixia. Cundió el pánico y se acabaron pisoteando entre sí", aclaró el comandante general del Cuerpo de Bomberos, coronel Guido de Melo.
Entre 1.000 y 2.000 personas, la mayoría adolescentes, se encontraban en el interior de la discoteca Kiss en el momento del incendio, que comenzó a las 02.00 horas de la madrugada del domingo —las 06.00 horas del sábado en España—, según informaron fuentes policiales al diario Estado de Sao Paulo. El incendio ocurrió en una discoteca de Santa María, en el sureño estado de Río Grande do Sul, fronterizo con Uruguay y Argentina, en la que se realizaba una fiesta de los estudiantes de diferentes cursos de la Universidad Federal de Santa María. De acuerdo con algunos testigos, el fuego comenzó hacia las 02.00 hora local, cuando el cantante de la banda que se presentaba usó una luz de bengala para ofrecer un espectáculo pirotécnico y las chispas alcanzaron la espuma utilizada como aislante acústico en el techo del establecimiento.
Las llamas provocaron pánico entre las más de mil personas que estaban en la discoteca que corrieron hacia las puertas de salida, en donde algunas murieron pisoteadas. La dificultad en la evacuación causó varias muertes por asfixia. Según el delegado de la Tercera Comisaría de Policía Civil en Santa María, Sandro Meinerz, la mayoría de las personas murió por inhalación de humo al no conseguir salir a tiempo del lugar. El gobernador de Río Grande do Sul, Tarso Genro, lamentó la tragedia en un mensaje colgado en su cuenta de Twitter y anunció que visitará hoy la ciudad.
Uno de los guardias de seguridad de la discoteca, Rodrigo Moura, de 20 años, explicó al mismo Diario de Santa María que se encontraba en el escenario en el momento en que el grupo musical que actuaba disparó una luz de bengala que presuntamente provocó el incendio y que cogió un extintor para contener las llamas pero el artefacto no funcionó
"Fue muy rápido. Había mucho humo, un humo muy oscuro", dijo al canal de televisión Globonews Aline Santos Silva, una sobreviviente de 29 años que logró escapar porque estaba cerca de la puerta. "Estaba todo el mundo en pánico", agregó.
La presidenta Dilma Rousseff anticipó su regreso de una cumbre en Santiago de Chile, dijo su portavoz. El desastre en Santa María recuerda un incendio ocurrido en el 2004 en una discoteca de Buenos Aires, donde murieron cerca de 200 personas después de que alguien encendió una bengala. Los estándares de seguridad y la capacidad de respuesta de emergencia de Brasil están bajo la lupa dado que la nación sudamericana se prepara para organizar la Copa Mundial del 2014 y los Juegos Olímpicos del 2016.
(nota de agencias internacionales, tomada del sitio Público.)
sábado, 26 de enero de 2013
Cormac McCarthy, autor del sur
Cormac McCarthy es el mejor novelista estadounidense desde Faulkner y Hemingway, y ha escrito libros equiparables con Moby Dick y Huckleberry Finn. Nacido en 1933, en el estado de Rhode Island, se crió en Tennessee, el sur profundo de los Estados Unidos. Sus primeras cuatro novelas se sitúan en los bosques y pueblos chicos del lugar de su niñez. Tratan de gente extremadamente grotesca que viven en un crepúsculo entre un mundo agrario, casi medieval, y el mundo venidero industrial. Al comienzo de su carrera, McCarthy fue encasillado como un "escritor sureño" y un descendiente directo de William Faulkner. Después, a partir de su obra maestra, Blood Meridian –or- The Evening Redness in The West (1985), el tema de McCarthy ha sido el far west.
Su última novela publicada, The Road (2006), es la culminación de su obra. Retrata las agonizantes andanzas de un padre y su hijo en un Estados Unidos posapocalíptico, un mundo sin árboles, sin pájaros, con un mar y un cielo color plomo, donde el hombre se ha reducido a un estado salvaje y bestial. La obra de McCarthy se destaca por una prosa bíblica, paisajes homéricos, una sensibilidad al mundo de los animales que supera ampliamente a la de Jack London, y personajes envueltos en luchas existenciales dignas de Dostoievski.
Hoy McCarthy es un best seller, un favorito de Hollywood y un autor canonizado por los académicos y críticos literarios. Pero hasta la publicación de All The Pretty Horses, en 1992, cuando McCarthy tenía 59 años, sus libros vendían alrededor de 5.000 ejemplares cada uno. Era, sin embargo, leído por una elite. Era un escritor de escritores. A los 80 años de edad, hoy McCarthy está pasando por un segunda juventud creativa. Escribe guiones originales para el cine (The Counselor, dirigida por Ridley Scott, sale este año y tendrá a Brad Pitt, Javier Bardem, Michael Fassbender, Cameron Diaz y Penélope Cruz en su elenco). Dicen que tiene dos novelas terminadas, por publicarse.
Se sabe muy poco de la vida de McCarthy. Aunque últimamente ha sido bastante abierto con la prensa (dando entrevistas muy ocasionalmente) no revela nada sobre su vida personal. La biografía de autor de The Road, que además ganó el Premio Pulitzer, solo dice: "Cormac McCarthy es el autor de nueve novelas previas. Entre sus honores están el National Book Award y el National Book Critics Circle Award". Nada más.
Para poder trabajar en plenitud y a la máxima expresión de sus talentos y ambiciones un novelista requiere, por un lado, establecer su relación con la sociedad en cual vive, y por otro lado, descubrir su gran tema. Por lo primero, queremos decir cómo se ganará la vida. En cuanto el gran tema, se puede agotarse en una sola novela, como Moby Dick, Don Quijote o En busca del tiempo perdido; o se puede extender a través de una vasta obra, como La comedia humana de Balzac o las novelas de Yoknapatawpha de William Faulkner.
Se dice que Suttree, publicada en 1979 (pero producto de 20 años de trabajo intermitente) es la novela más autobiográfica de McCarthy. En ella el protagonista, Cornelius Suttree vive en una pequeña embarcación sobre el río Tennessee, en los años 50, cerca de Knoxville. Ha abandonado una familia prominente y acomodada para compartir bizarras aventuras picarescas con los ciudadanos más lúmpenes y marginales de la sociedad.
Al principio de la novela Suttree cuenta de la última comunicación que tuvo con su familia:
En la última carta de mi padre él dijo que el mundo está manejado por los que aceptan la responsabilidad de manejarlo. Si es la vida que sientes que te estás perdiendo, yo te puedo decir donde la encontrarás. En las cortes de la ley, en el mundo de los negocios, en el gobierno. No hay nada pasando en las calles. Nada más que una pantomima compuesta por los desamparados y los impotentes.
Enfrentado con el mismo mandato, McCarthy tomó un camino en la vida parecido al de Suttree. Decidió apartarse voluntariamente "del mundo de los negocios, de la ley y del gobierno" para poder estar en paz y escribir. El costo de esto es vivir en la pobreza; la recompensa es la libertad. La primera esposa de McCarthy dijo que cuando vivían en el bosque en una casa que construyó McCarthy mismo, lavándose en el río, a veces venían profesores universitarios a ofrecerle mucho dinero para dar una charla. McCarthy solo respondía que todo lo que se podía contar de sus libros ya estaba en los mismos libros.
Suttree, además de ser un libro semi autobiográfico, marca un punto de inflexión en la carrera de McCarthy. Sus primeras tres novelas (The Orchard Keeper 1965; Outer Dark, 1968; y Child of God, 1973), estaban situadas en locaciones rurales del estado de Tennessee, como Suttree mismo. A partir de su próxima novela, Blood Meridian –or- The Evening Redness in the West (1985), McCarthy encuentra su gran tema: la historia del Oeste de los Estados Unidos. Es su Moby Dick.
Los Estados Unidos, como todas las Américas, fueron fundados sobre la exterminación sistemática de sus poblaciones nativas. Blood Meridian cuenta un episodio de ese holocausto. Para muchos lectores, incluyendo a Harold Bloom, la novela tiene una profundidad inagotable. Escondido entre su trama de sangre y violencia dantesca hay un especie de texto gnóstico secreto. Está lleno de simbolismo religioso y místico. Pero no tiene moralejas ni tampoco criticas implícitas a los mecanismos de civilización. Es una visión.
Para Harold Bloom, Blood Meridian o Meridano de Sangre, es el último western, en el sentido en que Don Quijote es la última novela caballeresca: "Culmina toda la potencialidad estética que puede tener la ficción sobre el Oeste. No creo que nadie lo pueda mejorar. Básicamente pone cierre a la tradición… No es solamente el Western supremo, sino que también es la suprema dramatización de la violencia".
En cierta manera Cormac McCarthy mismo desmiente a Bloom, ya que tras Blood Meridian escribe tres novelas, también western, denominadas The Border Trilogy (La trilogía de la frontera) compuestas por All The Pretty Horses (1992), The Crossing (1994) y Cities of the Plain (1998). De todas sus novelas, All The Pretty Horses es la más accesible. Trata de un viaje iniciático a caballo de dos primos desde un rancho en Texas hasta otro en México y el de vuelta. Está situada en 1949 y es el último suspiro de las viejas costumbres del oeste. Fácilmente podría estar en un estante con la novela que Hemingway designó como la primogénita de la literatura estadounidense, Huckleberry Finn.
En una entrevista que reunió a Werner Herzog y a Cormac McCarthy el cineasta alemán comparó a McCarthy con Herman Melville y Joseph Conrad. Alabó, con veneración, la capacidad de McCarthy de describir paisajes y caballos. Dijo que desde All The Pretty Horses no se ha hecho nada nuevo en la prosa novelística en inglés.
Esta es una biografía breve e incompleta, cuya intención es llevar al lector a la obra del escritor con una carga de entusiasmo. Sin embargo, antes de cerrar, hay que discutir una faceta más de McCarthy: su pasión por la ciencia.
Por lo que podemos saber, Cormac McCarthy pasa sus días en el Santa Fe Insitute en Nuevo México. Allí tiene una oficina y es miembro honorario. Fue invitado, originalmente, por su amigo Murray Gell-Mann, físico y Premio Nobel. Es un centro de investigación que reúne a científicos de todas las disciplinas para pensar y trabajar problemas en la vanguardia de la ciencia. Allí, McCarthy asiste a seminarios, almuerza en la cafetería y fraterniza con los cientificos, su compañía predilecta.
Una última cosa se puede decir: escribió toda su obra sobre una maquina de escribir portátil de marca Olivetti.
Cormac McCarthy es de la vieja escuela.
(Según se observa, los supuestos estudiosos de la obra de McCarthy le han impuesto un corsé-cliché que le queda perfectamente a autores del sur profundo y herederos de Faulkner como la enorme Toni Morrison, que aun con un Nobel en su haber no ha perdido una pizca ni de creatividad ni de sentido común; Cormac no nació escritor por generación espontánea: antes de él escribieron Flannery O'Connor y Carson McCullers. Con estas pinceladas quieres expresar que lo aquí escrito y reproducido de la columna de Andrés Hax es puro confetti. Machaca sobre lo ya archisabido. Nota tomada del sitio "revista ñ", Clarín.)
Su última novela publicada, The Road (2006), es la culminación de su obra. Retrata las agonizantes andanzas de un padre y su hijo en un Estados Unidos posapocalíptico, un mundo sin árboles, sin pájaros, con un mar y un cielo color plomo, donde el hombre se ha reducido a un estado salvaje y bestial. La obra de McCarthy se destaca por una prosa bíblica, paisajes homéricos, una sensibilidad al mundo de los animales que supera ampliamente a la de Jack London, y personajes envueltos en luchas existenciales dignas de Dostoievski.
Hoy McCarthy es un best seller, un favorito de Hollywood y un autor canonizado por los académicos y críticos literarios. Pero hasta la publicación de All The Pretty Horses, en 1992, cuando McCarthy tenía 59 años, sus libros vendían alrededor de 5.000 ejemplares cada uno. Era, sin embargo, leído por una elite. Era un escritor de escritores. A los 80 años de edad, hoy McCarthy está pasando por un segunda juventud creativa. Escribe guiones originales para el cine (The Counselor, dirigida por Ridley Scott, sale este año y tendrá a Brad Pitt, Javier Bardem, Michael Fassbender, Cameron Diaz y Penélope Cruz en su elenco). Dicen que tiene dos novelas terminadas, por publicarse.
Se sabe muy poco de la vida de McCarthy. Aunque últimamente ha sido bastante abierto con la prensa (dando entrevistas muy ocasionalmente) no revela nada sobre su vida personal. La biografía de autor de The Road, que además ganó el Premio Pulitzer, solo dice: "Cormac McCarthy es el autor de nueve novelas previas. Entre sus honores están el National Book Award y el National Book Critics Circle Award". Nada más.
Para poder trabajar en plenitud y a la máxima expresión de sus talentos y ambiciones un novelista requiere, por un lado, establecer su relación con la sociedad en cual vive, y por otro lado, descubrir su gran tema. Por lo primero, queremos decir cómo se ganará la vida. En cuanto el gran tema, se puede agotarse en una sola novela, como Moby Dick, Don Quijote o En busca del tiempo perdido; o se puede extender a través de una vasta obra, como La comedia humana de Balzac o las novelas de Yoknapatawpha de William Faulkner.
Se dice que Suttree, publicada en 1979 (pero producto de 20 años de trabajo intermitente) es la novela más autobiográfica de McCarthy. En ella el protagonista, Cornelius Suttree vive en una pequeña embarcación sobre el río Tennessee, en los años 50, cerca de Knoxville. Ha abandonado una familia prominente y acomodada para compartir bizarras aventuras picarescas con los ciudadanos más lúmpenes y marginales de la sociedad.
Al principio de la novela Suttree cuenta de la última comunicación que tuvo con su familia:
En la última carta de mi padre él dijo que el mundo está manejado por los que aceptan la responsabilidad de manejarlo. Si es la vida que sientes que te estás perdiendo, yo te puedo decir donde la encontrarás. En las cortes de la ley, en el mundo de los negocios, en el gobierno. No hay nada pasando en las calles. Nada más que una pantomima compuesta por los desamparados y los impotentes.
Enfrentado con el mismo mandato, McCarthy tomó un camino en la vida parecido al de Suttree. Decidió apartarse voluntariamente "del mundo de los negocios, de la ley y del gobierno" para poder estar en paz y escribir. El costo de esto es vivir en la pobreza; la recompensa es la libertad. La primera esposa de McCarthy dijo que cuando vivían en el bosque en una casa que construyó McCarthy mismo, lavándose en el río, a veces venían profesores universitarios a ofrecerle mucho dinero para dar una charla. McCarthy solo respondía que todo lo que se podía contar de sus libros ya estaba en los mismos libros.
Suttree, además de ser un libro semi autobiográfico, marca un punto de inflexión en la carrera de McCarthy. Sus primeras tres novelas (The Orchard Keeper 1965; Outer Dark, 1968; y Child of God, 1973), estaban situadas en locaciones rurales del estado de Tennessee, como Suttree mismo. A partir de su próxima novela, Blood Meridian –or- The Evening Redness in the West (1985), McCarthy encuentra su gran tema: la historia del Oeste de los Estados Unidos. Es su Moby Dick.
Los Estados Unidos, como todas las Américas, fueron fundados sobre la exterminación sistemática de sus poblaciones nativas. Blood Meridian cuenta un episodio de ese holocausto. Para muchos lectores, incluyendo a Harold Bloom, la novela tiene una profundidad inagotable. Escondido entre su trama de sangre y violencia dantesca hay un especie de texto gnóstico secreto. Está lleno de simbolismo religioso y místico. Pero no tiene moralejas ni tampoco criticas implícitas a los mecanismos de civilización. Es una visión.
Para Harold Bloom, Blood Meridian o Meridano de Sangre, es el último western, en el sentido en que Don Quijote es la última novela caballeresca: "Culmina toda la potencialidad estética que puede tener la ficción sobre el Oeste. No creo que nadie lo pueda mejorar. Básicamente pone cierre a la tradición… No es solamente el Western supremo, sino que también es la suprema dramatización de la violencia".
En cierta manera Cormac McCarthy mismo desmiente a Bloom, ya que tras Blood Meridian escribe tres novelas, también western, denominadas The Border Trilogy (La trilogía de la frontera) compuestas por All The Pretty Horses (1992), The Crossing (1994) y Cities of the Plain (1998). De todas sus novelas, All The Pretty Horses es la más accesible. Trata de un viaje iniciático a caballo de dos primos desde un rancho en Texas hasta otro en México y el de vuelta. Está situada en 1949 y es el último suspiro de las viejas costumbres del oeste. Fácilmente podría estar en un estante con la novela que Hemingway designó como la primogénita de la literatura estadounidense, Huckleberry Finn.
En una entrevista que reunió a Werner Herzog y a Cormac McCarthy el cineasta alemán comparó a McCarthy con Herman Melville y Joseph Conrad. Alabó, con veneración, la capacidad de McCarthy de describir paisajes y caballos. Dijo que desde All The Pretty Horses no se ha hecho nada nuevo en la prosa novelística en inglés.
Esta es una biografía breve e incompleta, cuya intención es llevar al lector a la obra del escritor con una carga de entusiasmo. Sin embargo, antes de cerrar, hay que discutir una faceta más de McCarthy: su pasión por la ciencia.
Por lo que podemos saber, Cormac McCarthy pasa sus días en el Santa Fe Insitute en Nuevo México. Allí tiene una oficina y es miembro honorario. Fue invitado, originalmente, por su amigo Murray Gell-Mann, físico y Premio Nobel. Es un centro de investigación que reúne a científicos de todas las disciplinas para pensar y trabajar problemas en la vanguardia de la ciencia. Allí, McCarthy asiste a seminarios, almuerza en la cafetería y fraterniza con los cientificos, su compañía predilecta.
Una última cosa se puede decir: escribió toda su obra sobre una maquina de escribir portátil de marca Olivetti.
Cormac McCarthy es de la vieja escuela.
(Según se observa, los supuestos estudiosos de la obra de McCarthy le han impuesto un corsé-cliché que le queda perfectamente a autores del sur profundo y herederos de Faulkner como la enorme Toni Morrison, que aun con un Nobel en su haber no ha perdido una pizca ni de creatividad ni de sentido común; Cormac no nació escritor por generación espontánea: antes de él escribieron Flannery O'Connor y Carson McCullers. Con estas pinceladas quieres expresar que lo aquí escrito y reproducido de la columna de Andrés Hax es puro confetti. Machaca sobre lo ya archisabido. Nota tomada del sitio "revista ñ", Clarín.)
viernes, 25 de enero de 2013
Jorge Edwards y la pureza
Se desnuda y contempla desnudos Jorge Edwards (Chile, 1931, premio Cervantes de 1999) en el primer tomo de sus memorias personales, Los círculos morados (Lumen), que aparece en España. Pudor, curas, enamoramientos y sexo (imaginado o real) en una colección de recuerdos de su infancia, hasta la adolescencia. Sobre el contenido elaboramos ayer con él este diccionario.
Pudor. “Es un sentimiento muy juvenil; de viejo uno se vuelve impúdico. Es natural y preerótico. Aquí hay mucho pudor, pero lo rompí. No se pueden escribir memorias auténticas si eres demasiado púdico. O dejas a un lado el pudor o dejas de escribir. La sociedad chilena a la que pertenezco es muy cursi, muy siútica; en ella el qué dirán es paralizante, hay demasiado sentido del ridículo, demasiadas modas imperativas. Pero era también una sociedad llena de excéntricos que rompían la norma. Decía Pablo Neruda que había que guardarlos en alcanfor. En ese ambiente era difícil escribir memorias como estas, así que las he escrito de viejo, cuando ya no hay pudor. Me hizo bien escribirlas a 10.000 kilómetros de distancia, en París, donde soy embajador de mi país”.
Memoria. “Otra vez con las memorias. Las memorias tienen límites y trampas; yo invento personajes, dejo que el lector vaya para un lado cuando yo estoy ya en el otro extremo. La memoria es un invento y un arte, tienes que romperla en pedazos, porque la memoria absoluta te vuelve loco. El secreto de todo es escribir: la escritura te libra incluso de la memoria, y eso es lo que hago, escribo, aunque parezca que hago memoria. Aquí he sido capaz de contarme con mis limitaciones. Ahora por lo menos soy un personaje de mi memoria, no sé si salgo bien o mal parado. ¿Es digno mi pasado? ¿No lo es? No nos metamos en honduras”.
Edwards. “¿Que quién es este Edwards que sale en el libro? El que se ha salvado por la escritura de la memoria. La escritura te permite ir conquistando una serenidad, consigues con ella exorcizar unos defectos: he sido muy tímido, muy limitado, muy testarudo, muy obstinado. Siempre veo en los otros perfecciones de las que carezco, son mejores lectores, mejores deportistas… A veces me da rabia haber sido escritor, ¡tendría que haber sido futbolista! A veces no sé qué hago en ningún sitio”.
Curas. “Aún siento el revoloteo de sotanas de los curas jesuitas a los que me llevó mi madre después de haber hecho la primaria en un colegio mixto. En el mixto pololeaba con las chicas. En el de curas había un jesuita que tenía ojos de uva (lo llamábamos Diuva). El padre Lorenzo. Sombrío, imperaban las normas. Preguntaba: ‘¿Cómo está tu pureza?’. Uno que se llamaba Jaramillo le preguntó, a su vez: ‘¿Y la suya?”.
Sexo. “Ahí lo cuento. Un cura llamado Cádiz, al que luego sacaron de la compañía, se aficionó, me buscaba. Lo cuento porque ya está maduro para ser contado. No quería explayarme ni montar un escándalo, ni eso es tan importante en el libro, porque no lo es en mi memoria. Me quedaron algunas secuelas, miedos, angustias, incertidumbres…, pero ya no, ya pasó. Es mi prehistoria de escritor, no significa nada. Lo que sí ocurre es que me paran muchos en Santiago: ‘A mí también me pasó, a mí también me pasó…’. ¡Caramba, a cuántos les pasó!”.
Enamoramientos. “Hubo muchos, no todos están en el libro. Hubo platónicos, con amigas de mis hermanas. Hubo amores muy escondidos, con mucho miedo. En la adolescencia me atreví más, y tuve que aprender boxeo para defenderme de algunos celosos. Pero el médico me dijo que yo no debía boxear, así que paré un poco. Había un poeta inglés que decía que él había creído que el sexo acababa a los 40, luego pensó que a los 50, y así hasta los 80. ¡Y no se acaba nunca! No se acaba nunca, doy fe. Eso decía también un cura jesuita que revolucionó el colegio; era norteamericano, se bañaba con tanga, imagínate. El problema sexual, decía, no tiene cura, ni casándote, ni siendo cura, ni haciéndote maricón (marricconn, pronunciaba)… Y nos aconsejaba: ‘Tiren (follen, en el argot chileno), pero tiren con condón…’. El condón era anatema entre los curas, claro”.
Unamuno. “Lo descubrí en la adolescencia; me gustaba que estuviera en contra, que discutiera. El padre Hurtado, al que luego hicieron santo, puso el grito en el cielo: ‘¡Es un hereje!’. Lo hicieron santo a Hurtado. Un día me escribió el cura Bernardino Piñera, que tiene 96 años y es sobrino del presidente chileno. Le había interesado la figura de Hurtado en mi libro. Era un verdadero santo, me dijo, pero no tenía ningún gusto literario. No es justo: no tenía gusto, pero sabía por dónde debía ir la literatura católica. Me hizo leer a Maritain, a Claudel. También leí a Azorín, lo imitaba”.
Neruda. “Sí, se rió de mis versos. Le había gustado, dijo, un libro mío de relatos, El patio, así que un día le llevé un soneto. Se lo leí. No dijo nada, mantenía sus manos en la panza, mirándome. ‘¿Qué, Pablo, te gusta?’, le dije. ‘Eres mejor prosista’. Él estaba harto de que le leyeran versos; un tío iba a leerle poemas hasta cuando él estaba sentado en el trono del excusado”.
“Y a menudo me desencanto”. “Sí, eso digo de mí mismo en el libro. Por lo general soy de temperamento optimista, recupero la ilusión con cualquier cosa. Por ejemplo, me acaban de llamar para decirme que una mujer muy guapa quiere conocerme, y eso me ha puesto contento”.
(entrevista de Juan Cruz sustraída del sitio "el país".)
Pudor. “Es un sentimiento muy juvenil; de viejo uno se vuelve impúdico. Es natural y preerótico. Aquí hay mucho pudor, pero lo rompí. No se pueden escribir memorias auténticas si eres demasiado púdico. O dejas a un lado el pudor o dejas de escribir. La sociedad chilena a la que pertenezco es muy cursi, muy siútica; en ella el qué dirán es paralizante, hay demasiado sentido del ridículo, demasiadas modas imperativas. Pero era también una sociedad llena de excéntricos que rompían la norma. Decía Pablo Neruda que había que guardarlos en alcanfor. En ese ambiente era difícil escribir memorias como estas, así que las he escrito de viejo, cuando ya no hay pudor. Me hizo bien escribirlas a 10.000 kilómetros de distancia, en París, donde soy embajador de mi país”.
Memoria. “Otra vez con las memorias. Las memorias tienen límites y trampas; yo invento personajes, dejo que el lector vaya para un lado cuando yo estoy ya en el otro extremo. La memoria es un invento y un arte, tienes que romperla en pedazos, porque la memoria absoluta te vuelve loco. El secreto de todo es escribir: la escritura te libra incluso de la memoria, y eso es lo que hago, escribo, aunque parezca que hago memoria. Aquí he sido capaz de contarme con mis limitaciones. Ahora por lo menos soy un personaje de mi memoria, no sé si salgo bien o mal parado. ¿Es digno mi pasado? ¿No lo es? No nos metamos en honduras”.
Edwards. “¿Que quién es este Edwards que sale en el libro? El que se ha salvado por la escritura de la memoria. La escritura te permite ir conquistando una serenidad, consigues con ella exorcizar unos defectos: he sido muy tímido, muy limitado, muy testarudo, muy obstinado. Siempre veo en los otros perfecciones de las que carezco, son mejores lectores, mejores deportistas… A veces me da rabia haber sido escritor, ¡tendría que haber sido futbolista! A veces no sé qué hago en ningún sitio”.
Curas. “Aún siento el revoloteo de sotanas de los curas jesuitas a los que me llevó mi madre después de haber hecho la primaria en un colegio mixto. En el mixto pololeaba con las chicas. En el de curas había un jesuita que tenía ojos de uva (lo llamábamos Diuva). El padre Lorenzo. Sombrío, imperaban las normas. Preguntaba: ‘¿Cómo está tu pureza?’. Uno que se llamaba Jaramillo le preguntó, a su vez: ‘¿Y la suya?”.
Sexo. “Ahí lo cuento. Un cura llamado Cádiz, al que luego sacaron de la compañía, se aficionó, me buscaba. Lo cuento porque ya está maduro para ser contado. No quería explayarme ni montar un escándalo, ni eso es tan importante en el libro, porque no lo es en mi memoria. Me quedaron algunas secuelas, miedos, angustias, incertidumbres…, pero ya no, ya pasó. Es mi prehistoria de escritor, no significa nada. Lo que sí ocurre es que me paran muchos en Santiago: ‘A mí también me pasó, a mí también me pasó…’. ¡Caramba, a cuántos les pasó!”.
Enamoramientos. “Hubo muchos, no todos están en el libro. Hubo platónicos, con amigas de mis hermanas. Hubo amores muy escondidos, con mucho miedo. En la adolescencia me atreví más, y tuve que aprender boxeo para defenderme de algunos celosos. Pero el médico me dijo que yo no debía boxear, así que paré un poco. Había un poeta inglés que decía que él había creído que el sexo acababa a los 40, luego pensó que a los 50, y así hasta los 80. ¡Y no se acaba nunca! No se acaba nunca, doy fe. Eso decía también un cura jesuita que revolucionó el colegio; era norteamericano, se bañaba con tanga, imagínate. El problema sexual, decía, no tiene cura, ni casándote, ni siendo cura, ni haciéndote maricón (marricconn, pronunciaba)… Y nos aconsejaba: ‘Tiren (follen, en el argot chileno), pero tiren con condón…’. El condón era anatema entre los curas, claro”.
Unamuno. “Lo descubrí en la adolescencia; me gustaba que estuviera en contra, que discutiera. El padre Hurtado, al que luego hicieron santo, puso el grito en el cielo: ‘¡Es un hereje!’. Lo hicieron santo a Hurtado. Un día me escribió el cura Bernardino Piñera, que tiene 96 años y es sobrino del presidente chileno. Le había interesado la figura de Hurtado en mi libro. Era un verdadero santo, me dijo, pero no tenía ningún gusto literario. No es justo: no tenía gusto, pero sabía por dónde debía ir la literatura católica. Me hizo leer a Maritain, a Claudel. También leí a Azorín, lo imitaba”.
Neruda. “Sí, se rió de mis versos. Le había gustado, dijo, un libro mío de relatos, El patio, así que un día le llevé un soneto. Se lo leí. No dijo nada, mantenía sus manos en la panza, mirándome. ‘¿Qué, Pablo, te gusta?’, le dije. ‘Eres mejor prosista’. Él estaba harto de que le leyeran versos; un tío iba a leerle poemas hasta cuando él estaba sentado en el trono del excusado”.
“Y a menudo me desencanto”. “Sí, eso digo de mí mismo en el libro. Por lo general soy de temperamento optimista, recupero la ilusión con cualquier cosa. Por ejemplo, me acaban de llamar para decirme que una mujer muy guapa quiere conocerme, y eso me ha puesto contento”.
(entrevista de Juan Cruz sustraída del sitio "el país".)
jueves, 24 de enero de 2013
El País desaparece
El diario El País se ha visto obligado a retirar esta madrugada de su pagina web y de su edición impresa una foto falsa sobre el presidente de Venezuela, Hugo Chávez.
En la imagen publicada por el diario se mostraba a un hombre entubado en una cama de hospital y que una agencia informativa -según señala El País en un comunicado-, había suministrado al periódico afirmando que se trataba del mandatario venezolano.
La foto, de poca calidad, fue tomada "hace unos días" según decía El País y mostraba un primer plano del supuesto rostro de Chávez, sin pelo, con unos tubos introducidos por su boca.
Según informa el diario, en la información que acompañaba a la foto se advertía de que El País no había logrado verificar de forma independiente las circunstancias, el lugar o la fecha de la imagen, que no tenía firma de autor. "Las particularidades políticas de Cuba y las restricciones informativas que impone el régimen lo han hecho imposible", justificaba el diario, que aún así decidió publicarla.
Tras constatar que la instantánea ofrecida no correspondía a Chávez, el periódico "paralizó la distribución de su edición impresa y procedió a enviar una nueva edición a los puntos de venta". En su edición digital, la fotografía permaneció publicada durante aproximadamente media hora.
El incidente "puede ocasionar que la edición impresa del periódico con fecha de hoy jueves 24 de enero no esté disponible en algunos kioscos, tanto en España como en el extranjero", concluye la nota del diario colgada en su página web.
Chávez se encuentra hospitalizado en Cuba desde el pasado 11 de diciembre, donde fue sometido a una intervención quirúrgica de un cáncer.
Nada más conocerse en Caracas la publicación de la supuesta foto de Chávez, el ministro de Comunicación de Venezuela, Ernesto Villegas, la descalificó por falsa y citó un vídeo aparecido en Youtube, de donde procedía la foto, que fue colgado en agosto de 2008 y en el que se ve a un señor sin pelo y cara redonda en una camilla y que se identifica con el siguiente rótulo: "Paciente acromegálico de 48 años que se intenta intubar hace 2 años".
(Había una vez un país que rejuzgó a Florence y la dejó libre, protegida con un chaleco antibalas. Todos los medios informativos coincidieron con la misma foto de Xinhua a ocho columnas donde la retratan en un gesto cinematográafico de mujer perseguida por su pasado de mochaorejas, mochadedos de niños y secuestradora de inocentes e integrante de la banda Los Zodíacos. Ese mediodía los diarios impresos y electrónicos tuvieron que recular: todo había sido producto de un montaje telenovelesco urdido desde Harvard por Felipe Calderón Hinojosa para desviar la atención, la frustración y el descontento de los mexicanos que seguirán viviendo en un país de mierda. Huelga decir que la puesta en escena corrió a carga de Genaro García Luna. Nuestros emisarios del pasado. Nota reproducida del sitio Público.)
En la imagen publicada por el diario se mostraba a un hombre entubado en una cama de hospital y que una agencia informativa -según señala El País en un comunicado-, había suministrado al periódico afirmando que se trataba del mandatario venezolano.
La foto, de poca calidad, fue tomada "hace unos días" según decía El País y mostraba un primer plano del supuesto rostro de Chávez, sin pelo, con unos tubos introducidos por su boca.
Según informa el diario, en la información que acompañaba a la foto se advertía de que El País no había logrado verificar de forma independiente las circunstancias, el lugar o la fecha de la imagen, que no tenía firma de autor. "Las particularidades políticas de Cuba y las restricciones informativas que impone el régimen lo han hecho imposible", justificaba el diario, que aún así decidió publicarla.
Tras constatar que la instantánea ofrecida no correspondía a Chávez, el periódico "paralizó la distribución de su edición impresa y procedió a enviar una nueva edición a los puntos de venta". En su edición digital, la fotografía permaneció publicada durante aproximadamente media hora.
El incidente "puede ocasionar que la edición impresa del periódico con fecha de hoy jueves 24 de enero no esté disponible en algunos kioscos, tanto en España como en el extranjero", concluye la nota del diario colgada en su página web.
Chávez se encuentra hospitalizado en Cuba desde el pasado 11 de diciembre, donde fue sometido a una intervención quirúrgica de un cáncer.
Nada más conocerse en Caracas la publicación de la supuesta foto de Chávez, el ministro de Comunicación de Venezuela, Ernesto Villegas, la descalificó por falsa y citó un vídeo aparecido en Youtube, de donde procedía la foto, que fue colgado en agosto de 2008 y en el que se ve a un señor sin pelo y cara redonda en una camilla y que se identifica con el siguiente rótulo: "Paciente acromegálico de 48 años que se intenta intubar hace 2 años".
(Había una vez un país que rejuzgó a Florence y la dejó libre, protegida con un chaleco antibalas. Todos los medios informativos coincidieron con la misma foto de Xinhua a ocho columnas donde la retratan en un gesto cinematográafico de mujer perseguida por su pasado de mochaorejas, mochadedos de niños y secuestradora de inocentes e integrante de la banda Los Zodíacos. Ese mediodía los diarios impresos y electrónicos tuvieron que recular: todo había sido producto de un montaje telenovelesco urdido desde Harvard por Felipe Calderón Hinojosa para desviar la atención, la frustración y el descontento de los mexicanos que seguirán viviendo en un país de mierda. Huelga decir que la puesta en escena corrió a carga de Genaro García Luna. Nuestros emisarios del pasado. Nota reproducida del sitio Público.)
Jean Cocteau el artesano
Los diarios y cuadernos de reflexiones que Jean Cocteau llevó en sus estancias en la Costa del Sol, entre Marbella y Málaga, ahora traducidos al español en el 50 aniversario de su muerte con el título de El cordón umbilical, son un reflejo de su madurez creativa y de su inagotable actividad literaria.
Poco antes de su muerte, aquejado por la enfermedad, Jean Cocteau (1889-1963) estuvo en Málaga y en Marbella en abril y mayo de 1960 y desde principios de agosto a principios de octubre de 1961.
En aquellos viajes a España "la Costa del Sol es su único objetivo", como advierte en el prólogo a esta primera edición en español el escritor Alfredo Taján, director del Instituto Municipal del Libro de Málaga, entidad que ha publicado El cordón umbilical con la editorial Confluencias y con la Fundación Casa Natal de Picasso de Málaga.
Cocteau dedicó aquellos días a hacer cerámicas, a pintar unos paneles para decorar la tienda marbellí de su amiga Ana de Pombo, gran animadora de la Costa del Sol en los primos sesenta, y en escribir estas páginas que fueron publicadas por primera vez en 1962 por las ediciones francesas Plon, dentro de la colección Yo y mis personajes. "El trabajo fue su opio y su secreto artístico", dice Taján sobre la actividad que Cocteau desató en su refugio postrero de Marbella, en el que además de pintar los paneles de dos metros de alto por cuatro cuarenta de ancho, escribió estos cuadernos llenos de alusiones a grandes amigos como Picasso, Chaplin, Chanel, Diaghilev, Marais, Genet, Edith Piaf y Panamá Al Brown.
Aficionado a los toros, al boxeo y al flamenco, la visión que Cocteau tuvo de España, país que comenzó a visitar en 1953, se resume en una frase de El cordón umbilical: "En España lo excepcional es algo común".
El cordón umbilical al que se refiere el título es el que, según Cocteau, une al autor con sus personajes, con sus criaturas, una idea que en estos diarios ilustra con la inteligencia de su amigo Charles Chaplin: "En Japón, una noche, me preocupó ver a Charles Chaplin muy cansado. Le pregunté por la causa y me respondió: Piense en el número de salas en las que actúo esta noche".
Y cómo Al Brown, a mitad de la pelea, continúa Cocteau, "se frotaba el mentón un segundo antes de noquear a su adversario, comunicándome así que podía apostar a los periodistas". A propósito de su amigo el boxeador, que fue campeón mundial de los ligeros, señala Cocteau: "Las malas costumbres son una de las cosas que, sin reflexionar, la gente atribuye a los demás".
"No creo que progresemos copiando, y pienso que si golpeamos sobre el mismo clavo acabaremos por aplastarlo", por lo que afirma que la repetición del mismo estilo no es fidelidad a sí mismo, sino pereza.
"La poesía -incluso para quienes la consideran un lujo inútil y asocial- representa una forma de privilegio, por lo tanto de injusticia, que en secreto envidian quienes la condenan", señala Cocteau en estas páginas, en las que incluyó media docena de sonetos y de las que podrían extraerse aforismos brillantes: "El arte es una de las formas más trágicas de la sociedad".
(reseña de Alfredo Valenzuela (Efe) tomada del sitio "Público".)
Poco antes de su muerte, aquejado por la enfermedad, Jean Cocteau (1889-1963) estuvo en Málaga y en Marbella en abril y mayo de 1960 y desde principios de agosto a principios de octubre de 1961.
En aquellos viajes a España "la Costa del Sol es su único objetivo", como advierte en el prólogo a esta primera edición en español el escritor Alfredo Taján, director del Instituto Municipal del Libro de Málaga, entidad que ha publicado El cordón umbilical con la editorial Confluencias y con la Fundación Casa Natal de Picasso de Málaga.
Cocteau dedicó aquellos días a hacer cerámicas, a pintar unos paneles para decorar la tienda marbellí de su amiga Ana de Pombo, gran animadora de la Costa del Sol en los primos sesenta, y en escribir estas páginas que fueron publicadas por primera vez en 1962 por las ediciones francesas Plon, dentro de la colección Yo y mis personajes. "El trabajo fue su opio y su secreto artístico", dice Taján sobre la actividad que Cocteau desató en su refugio postrero de Marbella, en el que además de pintar los paneles de dos metros de alto por cuatro cuarenta de ancho, escribió estos cuadernos llenos de alusiones a grandes amigos como Picasso, Chaplin, Chanel, Diaghilev, Marais, Genet, Edith Piaf y Panamá Al Brown.
"Soy un obrero, un artesano que se consagra intensamente y no se contenta con poca cosa"
El mismo Cocteau lo descubre en estas páginas: "No tengo inconveniente en confiarles mi secreto: soy un obrero, un artesano que, lo confieso, se consagra intensamente y no se contenta con poca cosa". Aficionado a los toros, al boxeo y al flamenco, la visión que Cocteau tuvo de España, país que comenzó a visitar en 1953, se resume en una frase de El cordón umbilical: "En España lo excepcional es algo común".
El cordón umbilical al que se refiere el título es el que, según Cocteau, une al autor con sus personajes, con sus criaturas, una idea que en estos diarios ilustra con la inteligencia de su amigo Charles Chaplin: "En Japón, una noche, me preocupó ver a Charles Chaplin muy cansado. Le pregunté por la causa y me respondió: Piense en el número de salas en las que actúo esta noche".
"En España lo excepcional es algo común"
Como personaje de carne y hueso considera Cocteau a su gran amigo el boxeador Panamá Al Brown, de quien cuenta cómo le apartó de sus malas costumbres y le sugestionaba para salir al ring con "triquiñuelas infantiles", de modo que antes del combate le hacía "beber agua con gas en una botella de champán". Y cómo Al Brown, a mitad de la pelea, continúa Cocteau, "se frotaba el mentón un segundo antes de noquear a su adversario, comunicándome así que podía apostar a los periodistas". A propósito de su amigo el boxeador, que fue campeón mundial de los ligeros, señala Cocteau: "Las malas costumbres son una de las cosas que, sin reflexionar, la gente atribuye a los demás".
"Las malas costumbres son una de las cosas que la gente atribuye a los demás"
La poética de El cordón umbilical, como la del resto de su obra, está marcada por el convencimiento de que "una obra recién escrita ya es póstuma" y por una búsqueda de la originalidad: "No creo que progresemos copiando, y pienso que si golpeamos sobre el mismo clavo acabaremos por aplastarlo", por lo que afirma que la repetición del mismo estilo no es fidelidad a sí mismo, sino pereza.
"La poesía -incluso para quienes la consideran un lujo inútil y asocial- representa una forma de privilegio, por lo tanto de injusticia, que en secreto envidian quienes la condenan", señala Cocteau en estas páginas, en las que incluyó media docena de sonetos y de las que podrían extraerse aforismos brillantes: "El arte es una de las formas más trágicas de la sociedad".
(reseña de Alfredo Valenzuela (Efe) tomada del sitio "Público".)
miércoles, 23 de enero de 2013
Jesús Cárdenas Sánchez (1973 )
Palabras como avispas
Raras son las palabras que oscurecen,
las que terminan siendo doblegadas.A menudo van raudas, sigilosas
como acuden las avispas al polen;
en la tormenta siempre furibundas.
Aletean fieras en nuestras mentes
como aguijones que nos amenazan
con clavarnos el máximo veneno,
así nos envenenamos nosotros
con el fulgor de los amaneceres.
Las veo apuntando al centro,
todas, justo en tropel, con sus antenas
trazando un ocho poderoso
como el filo de mágicas palabras.
Y encuentran su panal en la Gramática,
su blanco fijo en el flaco adjetivo.
En cada una se esconde una protesta,
una forma aguda en desequilibrio.
De nuestras bocas salen aguijones,
formas atormentadas de abandono.
(texto cedido generosamente por el sitio "Portal de Poesía" y Paco Ávarez Velasco.)
martes, 22 de enero de 2013
Shakira, Piqué y Milan
"El nombre Milan (se pronuncia MI-lan, la acentuación del nombre recae sobre la primera sílaba), significa querido, lleno de gracia y amoroso en eslavo; en romano antiguo, entusiasta y laborioso; y en sánscrito, unificación". Definición tomada del sitio El Espectador. |
Wislawa Szymborska, poemas desconocidos
La mano
Veintisiete huesos,
treinta y cinco músculos,
unas dos mil células nerviosas
en cada yema de cada uno de los cinco dedos.
Más que suficiente
para escribir Mein Kampf
o Winnie the Pooh.
(texto tomado de "rima interna", en el sitio El Cultural, versión de Martín López-Vega.)
lunes, 21 de enero de 2013
Carver el misógino
Mi primer Carver fue ¿Quieres hacer el favor de callarte, por favor?, título que en sí mismo ya es una obra maestra. Por esa misma época se estrenó la película de Altman, Short Cuts , que tuvo la virtud de divulgar sus libros entre muchos lectores de mi generación. Desde entonces, su influjo ha sido tan intenso como las imitaciones que ha propiciado. Lo que en Carver es silencio, en otros suena a vacío.
“El chico rió, pero sin ningún motivo especial”. Esta frase, que aparece al principio del memorable De qué hablamos cuando hablamos de amor , resume la esquiva técnica carveriana. Se trata de insinuar a la contra. De decirnos que aquí no pasa nada para que, intrigados, nos preguntemos qué demonios pasa. La escritura de Carver es metaliteraria a su manera: nos alerta discretamente sobre sus propios recursos. “Tenía muchos más detalles que contar, y procuró que se hablara de ellos. Al cabo de un rato dejó de intentarlo”. Exactamente eso hacen sus cuentos. Enfatizar la elipsis. Callarse con estruendo.
Si en sus mejores piezas ese equilibrio asombra, en otros la sutileza se exhibe, dejando de ser tal. Al final de “Todo pegado a la ropa”, leemos: “Sí, es cierto, sólo que..., empieza ella. Pero no termina lo que había empezado”. Estas omisiones, muy efectivas en una primera lectura, dejan al descubierto su cálculo en una relectura. Por supuesto, recordaremos a Carver por sus climas. En “Veía hasta las cosas más minúsculas”, aplicación simbolista de la poética chejoviana, una simple verja sintetiza la distancia entre la historia tal como es y como podría ser. Tras conversar en camisón con un vecino, la protagonista vuelve a la cama junto a su marido que ronca. Pero el mundo del deseo, su realidad contigua, queda entreabierta: “entonces recordé que me había olvidado de cerrar la verja”.
Hay más de un Carver en sus cuentos, que hasta incluyen algún microrrelato, como el impresionante “Mecánica popular”. Por su parte “Visor” nos revela, desde la primera línea, a un Carver más cercano al humor absurdo: “Un hombre sin manos llamó a mi puerta para venderme una fotografía de mi casa”. El narrador termina subido al tejado, donde lo asalta una metáfora que resume su condición de marido abandonado. El hombre ve unas piedras. Las mismas que sus hijos habían arrojado, en otros tiempos mejores, sobre la rejilla de la chimenea. Estas epifanías ponen a Carver a dialogar con Cheever.
Si en Carver manda el mecanismo económico, en Cheever predomina la acumulación visionaria. Cheever encargaba a sus alumnos que escribieran un texto donde siete personas o paisajes dispersos revelasen una profunda conexión entre sí. Una técnica similar empleó él mismo en “El marido rural”. Novela en miniatura según Nabokov, este cuento muestra cómo su autor desarrollaba improvisando para ver hasta dónde llegaban las experiencias del personaje. Los episodios, recuerdos e imágenes se suceden con una lógica parecida a la libertad. Y, fabulosamente, nunca llegan a parecer meras digresiones, sino partes de un conjunto complejo. Incluso cuando tiende a la estructura premeditada, como en “El enorme receptor de radio” o “El nadador”, Cheever se las arregla para dejar un margen al misterio. Tampoco lo fantástico se conforma con serlo, cargándose de psicologismo. El nadador que cruza piscinas ajenas avanza en el espacio, pero también en el tiempo. Y se dirige hacia su propio invierno.
“Soy demasiado viejo para juzgar los sentimientos ajenos”, leemos en “Adiós, hermano mío”, cuya hermoso final transcurre frente al mar. Como un diluvio al revés, en Cheever el agua perdona. La atención hipnótica que presta al mundo tiene algo de esperanza. Mirar tanto es amar, aunque lo que se mire parezca un desperdicio: “esto no representa las ruinas de nuestra civilización, sino los campamentos temporales de la civilización que construiremos”. El amor recibe un enfoque semejante. Las parejas de Cheever rara vez rompen, manteniéndose en un frágil equilibrio que se presta al matiz. Los matrimonios carverianos suelen reflejar un fracaso consumado. Los cheeverianos sobreviven en un terreno más ambiguo, donde lo que no se alcanza tiene tanta fuerza como lo que aún se anhela. No casualmente, el autor nombra a Tántalo en sus diarios.
Si Carver se relaciona con (sin agotarse en) el realismo sucio, los cuentos de Cheever son de un romanticismo sucio. Hay en ellos cierta religiosidad renqueante, un turbio fondo utópico. Conmueve su búsqueda de la redención a través de la idea lírica, su mezcla de inadaptación y beatitud suburbial. Cheever parecía encontrar más inspiración que limitaciones en la moral religiosa. Sirva como ejemplo su erotismo delicado, de pudorosa reverencia (que se debía también al pacato imperativo del New Yorker). En ocasiones, sin embargo, la pulsión redentora roza el púlpito y afecta al texto. “Una visión del mundo” estaría entre sus mejores cuentos de no ser por la moraleja directa, casi evangelizadora, del pasaje final: “¡Calor! ¡Amor! ¡Virtud! ¡Compasión! ¡Esplendor! ¡Bondad!”… La enfática enumeración irradia menos esos valores que la prosa maestra que la precede.
Belleza colateral
Los formidables cuentos de Flannery O’Connor, en particular los de Everything that raises must converge (cuya antigua edición española, pésimamente traducida y con errores reproducidos hasta hoy, prefirió titularlos Las dulzuras del hogar ), proyectan una mirada maliciosa y a la vez tierna. Sus protagonistas son, digamos, unos miserables remotamente dignos. En vez de fabular personajes masculinos desbordantes de virilidad, aferrados a su rol, la autora los presenta débiles o asustados, y se lanza a comprenderlos sin ninguna complacencia. Parientes terribles, vecinos entrometidos, autoridades decadentes completan un cuadro nada bucólico.
El punto de vista en O’Connor es de una omnisciencia fluctuante, que se desliza del estilo directo al indirecto con increíble precisión. Más allá de su agudeza psicológica, cada cuento merecería ser analizado en un laboratorio. Los conflictos de los personajes son desarrollados con demora, mientras su carácter se resume con pequeños detalles. En “Greenleaf”, bastan dos frases para que el presuntuoso cabeza de familia quede retratado: “el orgullo por sus hijos comenzaba por el hecho de que fuesen gemelos. Se comportaba como si eso hubiera sido algo ingenioso que se les había ocurrido a ellos mismos”.
Sus cuentos suelen plantear una confrontación de personalidades y una radiografía del legendario, que no agradable, sur estadounidense. El comportamiento de los negros oprimidos resulta más complejo que en los relatos de Faulkner o Caldwell. Tampoco su sentido del humor admite lecturas políticamente correctas. Abundan los finales truculentos, cuyo abuso a veces subraya redundantemente su dramatismo. Las agonías de O’Connor muestran tal grado de elaboración que alcanzan una atroz belleza. “El escalofrío interminable” hace de ello su argumento íntegro. En esta pieza encontramos una mezcla muy propia de estilo: realismo lacerante por un lado, alucinaciones poéticas por el otro. La descripción precisa del entorno convive con la búsqueda de una epifanía que, a diferencia de Cheever, suele quedar truncada. Si en Cheever la contemplación estética en cierto modo neutraliza el mal, en O’Connor la revelación necesita del mal para consumarse. Otra de sus constantes es la inmovilidad como recurso trágico. Imposible saber hasta qué punto influyó en ello la enfermedad que la obligó a recluirse.
Movediza, en cambio, nerviosamente cómica, es la escritura de Lorrie Moore. Sus cuentos aceleran a la velocidad dialéctica de la autora. No son los personajes, ni los argumentos, la base de su encanto. A diferencia de Flannery O’Connor, el material narrativo suele ser anecdótico, y el vigor depende más de las observaciones, reflexiones y digresiones que Moore va dejando por el camino. Difícil no reírse con sus diálogos: “–Tendrías que ver a alguien. –¿Hablamos de un psiquiatra o de una aventura?”. Cuando su propensión al aforismo funciona, terminamos subrayando compulsivamente el texto. En los casos menos logrados, nos deja una sensación autocontemplativa, cierto empeño universitario en sonar sofisticada en cada frase.
Uno de sus mayores atractivos son esos momentos Sontag en que la autora se muestra doblemente incorrecta, atacando al patriarcado por un lado y a la ortodoxia feminista por el otro. Moore persigue contradicciones. Quizá por eso, en el cuento “Una nota preciosa” un personaje escribe artículos sobre O’Connor. La forma de los diálogos, sin embargo, es casi opuesta a la de Flannery o Carver. Agudos y artificiosos, no aspiran a la naturalidad oral sino a la síntesis conceptual.
Moore es experta en señalar nuevos espacios de soledad. Nuestro actual modo de vida, y en particular el de la mujer trabajadora, es diseccionado en sus ficciones, que jamás abandonan el tono tragicómico. Cuentos como “Que es más de lo que puedo decir de ciertas personas”, donde se explora el vínculo madre-hija, renuevan el imaginario literario femenino con destellos de impactante lirismo: “las toallitas íntimas en la papelera del baño, horribles como una guerra, que después los mapaches desparramaban por la calle cuando las sacaban de la basura”.
Si tuviéramos que elegir un cuento suyo, muchos lectores coincidiríamos en “Gente así es la única que hay por aquí…”, uno de los mejores de la cuentística norteamericana reciente. Incluido en Pájaros de América , narra la historia de una pareja a cuyo bebé le detectan un cáncer, viéndose obligados a pasar una temporada en la peor sección de un hospital. Pero no es el tema en sí, sino su combinación de visceralidad, franqueza y lucidez analítica, lo que lo hace tan sobrecogedor. Este relato optimiza todos los talentos de la autora: flexibilidad formal; perspicacia a raudales; un examen profundo de la madre contemporánea; un sentido doloroso del sarcasmo; y una dosis de autoficción metaliteraria. El resultado es una colosal meditación sobre la descendencia y la muerte, cargada de “belleza colateral”.
Cuentos posmodernos
Si buscásemos un pionero de lo que, simplificando mucho, podríamos llamar cuento posmoderno, llegaríamos pronto a Robert Coover. Su manera juguetona de entrar y salir del discurso, su desintegración de la linealidad, su mezcla de registros, su intertextualidad paródica, lo convierten en un almacén inaugural de los recursos que, décadas más tarde, se convertirían casi en rutinarios.
Su libro emblema, El hurgón mágico , tiene mucho de declaración de intenciones. Mientras el supuesto preámbulo apenas revela nada, el auténtico prólogo, dedicado a Cervantes, se incrusta en mitad del volumen. Más allá de subvertir el orden convencional de lectura (aunque nada nos impide empezar leyendo la pieza central), esta aparición tardía de las consideraciones teóricas sugiere que los propósitos nacen de la escritura misma. La apelación cervantina remite al cuestionamiento de los paradigmas, a la sofisticación de la parodia. Y al reconocimiento de que todo rupturismo, como explicó Paz, tiene su tradición.
Aun aspirando a desactivar cualquier verosimilitud realista (los personajes cambian de rasgos, los espacios y objetos se trasladan o desaparecen, el tiempo transcurre en orden aleatorio), Coover logra una extraña, deforme credibilidad. Sus narraciones se dejan leer como un juego en marcha del que vamos deduciendo las reglas. Un caso ejemplar es “El hurgón mágico”, acaso el cuento de hadas más estrambótico de nuestra época. Cada escena se ensambla con la siguiente mediante un recurso de distanciamiento, rectificación o glosa. Como si el cuento estuviera filmándose y posproduciéndose a medida que se narra. Sus movimientos son acompañados por la voz de un narrador vándalo que, además de construir, destruye.
Coover pone a prueba la cadena entera de la comunicación literaria, desde las atribuciones del autor hasta las expectativas del lector, pasando por la elasticidad del texto. La virtud y el cansancio de sus cuentos convergen en el mismo punto: el empeño por ser, todo el tiempo, más listo que nadie (incluidos sus personajes). En eso Coover se sitúa en las antípodas de Carver o Capote, igual que algo comparte con Moore o David Foster Wallace.
En Coover y Wallace late el concepto de la escritura como experimento permanente o broma infinita. Ambos descienden de Sterne, Queneau o Pynchon, más que de Balzac, Chejov o Carver. Aunque Wallace no pertenezca a esa estirpe que, en su libro de ensayos Hablemos de langostas, denominó Grandes Narcisistas Masculinos (Mailer, Updike, Roth), su escritura dialoga con todas las grandes corrientes del siglo XX. Su ambición poética lo distancia tanto de la sequedad realista como de cierta prosa apresurada que pasa por experimental. Hiperquinético, Wallace yuxtapone ideas, imágenes y adjetivos hasta que nos convence.
La niña del pelo raro es un primer libro de cuentos admirable, inteligente, desigual, confuso, potente, excesivo, divertidísimo. Todo eso que después sería Wallace. El texto homónimo, versión lisérgica del absurdo clásico, materializa una intención declarada en otro de sus ensayos: hacernos ver que Kafka es gracioso. A esto se añade un claro, y por suerte estilizado, contenido político. La escena en que una horda de punks drogados irrumpe en una fiesta conservadora es de las más desopilantes que he leído. Uno tiene la sensación de que el Transatlántico de Gombrowicz irrumpe en un cóctel de las juventudes republicanas.
Los pasajes que aluden a programas televisivos, grupos musicales o artefactos tecnológicos causan una sensación de añejamiento prematuro. Estremece lo involuntariamente anticuado que suena el protagonista de “La niña del pelo raro” cuando presume de su nuevo videocasete VCR. Lo cual nos llevaría a una reflexión sobre la necesidad de no confundir el presente con la actualidad. Otro tic un tanto fastidioso es la costumbre, hoy cada vez más extendida, de titular de manera extravagante textos que, en sí mismos, no presentan originalidad alguna. No sé si semejantes títulos merecerían llamarse paratextos o decepciones.
Narrador de naturaleza discursiva, Wallace es también un atento observador de los sentimientos. Antes de llegar a la treintena, en su primer libro de cuentos, escribió acerca de la pareja: “Los amantes pasan por tres fases distintas. Primero intercambian anécdotas y gustos. Después se cuentan las cosas en que creen. Y luego cada uno examina la relación entre lo que el otro dice que cree y lo que hace en realidad”.
Wallace posee la extraña capacidad de ser ácido sin resultar nihilista. “Escucha el silencio que hay detrás del ruido de los motores. ¿Lo oyes? Es una canción de amor. ¿Para quién? Eres amada”. Así termina La niña del pelo raro . Con ese don que a él, como a O’Connor o Cheever, le sobraba: el oído. Así también, separando el ruido de la literatura, el cuento nos ama a nosotros.
(El análisis de Harold Bloom en torno al cuento "Catedral", de Raymond Carver, omitió o sólo mencionó de pasada el erotismo que subyace en esos personajes que se acercan -un ciego y el visitante-, para que el invidente tenga idea de la monumentalidad arquitectónica y espacial de esa construcción. Andrés Newman, autor de este análisis aquí reproducido, no se detiene en la condición misógina del narrador de "Tres rosas amarillas" -su pieza más celebrada-, ni de la condición bisexual de Cheever, ni de la religiosidad de O'Connor. Pero vale la pena la relectura. Ensayo tomado del sitio "ñ, revista de cultura", Clarín.)
“El chico rió, pero sin ningún motivo especial”. Esta frase, que aparece al principio del memorable De qué hablamos cuando hablamos de amor , resume la esquiva técnica carveriana. Se trata de insinuar a la contra. De decirnos que aquí no pasa nada para que, intrigados, nos preguntemos qué demonios pasa. La escritura de Carver es metaliteraria a su manera: nos alerta discretamente sobre sus propios recursos. “Tenía muchos más detalles que contar, y procuró que se hablara de ellos. Al cabo de un rato dejó de intentarlo”. Exactamente eso hacen sus cuentos. Enfatizar la elipsis. Callarse con estruendo.
Si en sus mejores piezas ese equilibrio asombra, en otros la sutileza se exhibe, dejando de ser tal. Al final de “Todo pegado a la ropa”, leemos: “Sí, es cierto, sólo que..., empieza ella. Pero no termina lo que había empezado”. Estas omisiones, muy efectivas en una primera lectura, dejan al descubierto su cálculo en una relectura. Por supuesto, recordaremos a Carver por sus climas. En “Veía hasta las cosas más minúsculas”, aplicación simbolista de la poética chejoviana, una simple verja sintetiza la distancia entre la historia tal como es y como podría ser. Tras conversar en camisón con un vecino, la protagonista vuelve a la cama junto a su marido que ronca. Pero el mundo del deseo, su realidad contigua, queda entreabierta: “entonces recordé que me había olvidado de cerrar la verja”.
Hay más de un Carver en sus cuentos, que hasta incluyen algún microrrelato, como el impresionante “Mecánica popular”. Por su parte “Visor” nos revela, desde la primera línea, a un Carver más cercano al humor absurdo: “Un hombre sin manos llamó a mi puerta para venderme una fotografía de mi casa”. El narrador termina subido al tejado, donde lo asalta una metáfora que resume su condición de marido abandonado. El hombre ve unas piedras. Las mismas que sus hijos habían arrojado, en otros tiempos mejores, sobre la rejilla de la chimenea. Estas epifanías ponen a Carver a dialogar con Cheever.
Si en Carver manda el mecanismo económico, en Cheever predomina la acumulación visionaria. Cheever encargaba a sus alumnos que escribieran un texto donde siete personas o paisajes dispersos revelasen una profunda conexión entre sí. Una técnica similar empleó él mismo en “El marido rural”. Novela en miniatura según Nabokov, este cuento muestra cómo su autor desarrollaba improvisando para ver hasta dónde llegaban las experiencias del personaje. Los episodios, recuerdos e imágenes se suceden con una lógica parecida a la libertad. Y, fabulosamente, nunca llegan a parecer meras digresiones, sino partes de un conjunto complejo. Incluso cuando tiende a la estructura premeditada, como en “El enorme receptor de radio” o “El nadador”, Cheever se las arregla para dejar un margen al misterio. Tampoco lo fantástico se conforma con serlo, cargándose de psicologismo. El nadador que cruza piscinas ajenas avanza en el espacio, pero también en el tiempo. Y se dirige hacia su propio invierno.
“Soy demasiado viejo para juzgar los sentimientos ajenos”, leemos en “Adiós, hermano mío”, cuya hermoso final transcurre frente al mar. Como un diluvio al revés, en Cheever el agua perdona. La atención hipnótica que presta al mundo tiene algo de esperanza. Mirar tanto es amar, aunque lo que se mire parezca un desperdicio: “esto no representa las ruinas de nuestra civilización, sino los campamentos temporales de la civilización que construiremos”. El amor recibe un enfoque semejante. Las parejas de Cheever rara vez rompen, manteniéndose en un frágil equilibrio que se presta al matiz. Los matrimonios carverianos suelen reflejar un fracaso consumado. Los cheeverianos sobreviven en un terreno más ambiguo, donde lo que no se alcanza tiene tanta fuerza como lo que aún se anhela. No casualmente, el autor nombra a Tántalo en sus diarios.
Si Carver se relaciona con (sin agotarse en) el realismo sucio, los cuentos de Cheever son de un romanticismo sucio. Hay en ellos cierta religiosidad renqueante, un turbio fondo utópico. Conmueve su búsqueda de la redención a través de la idea lírica, su mezcla de inadaptación y beatitud suburbial. Cheever parecía encontrar más inspiración que limitaciones en la moral religiosa. Sirva como ejemplo su erotismo delicado, de pudorosa reverencia (que se debía también al pacato imperativo del New Yorker). En ocasiones, sin embargo, la pulsión redentora roza el púlpito y afecta al texto. “Una visión del mundo” estaría entre sus mejores cuentos de no ser por la moraleja directa, casi evangelizadora, del pasaje final: “¡Calor! ¡Amor! ¡Virtud! ¡Compasión! ¡Esplendor! ¡Bondad!”… La enfática enumeración irradia menos esos valores que la prosa maestra que la precede.
Belleza colateral
Los formidables cuentos de Flannery O’Connor, en particular los de Everything that raises must converge (cuya antigua edición española, pésimamente traducida y con errores reproducidos hasta hoy, prefirió titularlos Las dulzuras del hogar ), proyectan una mirada maliciosa y a la vez tierna. Sus protagonistas son, digamos, unos miserables remotamente dignos. En vez de fabular personajes masculinos desbordantes de virilidad, aferrados a su rol, la autora los presenta débiles o asustados, y se lanza a comprenderlos sin ninguna complacencia. Parientes terribles, vecinos entrometidos, autoridades decadentes completan un cuadro nada bucólico.
El punto de vista en O’Connor es de una omnisciencia fluctuante, que se desliza del estilo directo al indirecto con increíble precisión. Más allá de su agudeza psicológica, cada cuento merecería ser analizado en un laboratorio. Los conflictos de los personajes son desarrollados con demora, mientras su carácter se resume con pequeños detalles. En “Greenleaf”, bastan dos frases para que el presuntuoso cabeza de familia quede retratado: “el orgullo por sus hijos comenzaba por el hecho de que fuesen gemelos. Se comportaba como si eso hubiera sido algo ingenioso que se les había ocurrido a ellos mismos”.
Sus cuentos suelen plantear una confrontación de personalidades y una radiografía del legendario, que no agradable, sur estadounidense. El comportamiento de los negros oprimidos resulta más complejo que en los relatos de Faulkner o Caldwell. Tampoco su sentido del humor admite lecturas políticamente correctas. Abundan los finales truculentos, cuyo abuso a veces subraya redundantemente su dramatismo. Las agonías de O’Connor muestran tal grado de elaboración que alcanzan una atroz belleza. “El escalofrío interminable” hace de ello su argumento íntegro. En esta pieza encontramos una mezcla muy propia de estilo: realismo lacerante por un lado, alucinaciones poéticas por el otro. La descripción precisa del entorno convive con la búsqueda de una epifanía que, a diferencia de Cheever, suele quedar truncada. Si en Cheever la contemplación estética en cierto modo neutraliza el mal, en O’Connor la revelación necesita del mal para consumarse. Otra de sus constantes es la inmovilidad como recurso trágico. Imposible saber hasta qué punto influyó en ello la enfermedad que la obligó a recluirse.
Movediza, en cambio, nerviosamente cómica, es la escritura de Lorrie Moore. Sus cuentos aceleran a la velocidad dialéctica de la autora. No son los personajes, ni los argumentos, la base de su encanto. A diferencia de Flannery O’Connor, el material narrativo suele ser anecdótico, y el vigor depende más de las observaciones, reflexiones y digresiones que Moore va dejando por el camino. Difícil no reírse con sus diálogos: “–Tendrías que ver a alguien. –¿Hablamos de un psiquiatra o de una aventura?”. Cuando su propensión al aforismo funciona, terminamos subrayando compulsivamente el texto. En los casos menos logrados, nos deja una sensación autocontemplativa, cierto empeño universitario en sonar sofisticada en cada frase.
Uno de sus mayores atractivos son esos momentos Sontag en que la autora se muestra doblemente incorrecta, atacando al patriarcado por un lado y a la ortodoxia feminista por el otro. Moore persigue contradicciones. Quizá por eso, en el cuento “Una nota preciosa” un personaje escribe artículos sobre O’Connor. La forma de los diálogos, sin embargo, es casi opuesta a la de Flannery o Carver. Agudos y artificiosos, no aspiran a la naturalidad oral sino a la síntesis conceptual.
Moore es experta en señalar nuevos espacios de soledad. Nuestro actual modo de vida, y en particular el de la mujer trabajadora, es diseccionado en sus ficciones, que jamás abandonan el tono tragicómico. Cuentos como “Que es más de lo que puedo decir de ciertas personas”, donde se explora el vínculo madre-hija, renuevan el imaginario literario femenino con destellos de impactante lirismo: “las toallitas íntimas en la papelera del baño, horribles como una guerra, que después los mapaches desparramaban por la calle cuando las sacaban de la basura”.
Si tuviéramos que elegir un cuento suyo, muchos lectores coincidiríamos en “Gente así es la única que hay por aquí…”, uno de los mejores de la cuentística norteamericana reciente. Incluido en Pájaros de América , narra la historia de una pareja a cuyo bebé le detectan un cáncer, viéndose obligados a pasar una temporada en la peor sección de un hospital. Pero no es el tema en sí, sino su combinación de visceralidad, franqueza y lucidez analítica, lo que lo hace tan sobrecogedor. Este relato optimiza todos los talentos de la autora: flexibilidad formal; perspicacia a raudales; un examen profundo de la madre contemporánea; un sentido doloroso del sarcasmo; y una dosis de autoficción metaliteraria. El resultado es una colosal meditación sobre la descendencia y la muerte, cargada de “belleza colateral”.
Cuentos posmodernos
Si buscásemos un pionero de lo que, simplificando mucho, podríamos llamar cuento posmoderno, llegaríamos pronto a Robert Coover. Su manera juguetona de entrar y salir del discurso, su desintegración de la linealidad, su mezcla de registros, su intertextualidad paródica, lo convierten en un almacén inaugural de los recursos que, décadas más tarde, se convertirían casi en rutinarios.
Su libro emblema, El hurgón mágico , tiene mucho de declaración de intenciones. Mientras el supuesto preámbulo apenas revela nada, el auténtico prólogo, dedicado a Cervantes, se incrusta en mitad del volumen. Más allá de subvertir el orden convencional de lectura (aunque nada nos impide empezar leyendo la pieza central), esta aparición tardía de las consideraciones teóricas sugiere que los propósitos nacen de la escritura misma. La apelación cervantina remite al cuestionamiento de los paradigmas, a la sofisticación de la parodia. Y al reconocimiento de que todo rupturismo, como explicó Paz, tiene su tradición.
Aun aspirando a desactivar cualquier verosimilitud realista (los personajes cambian de rasgos, los espacios y objetos se trasladan o desaparecen, el tiempo transcurre en orden aleatorio), Coover logra una extraña, deforme credibilidad. Sus narraciones se dejan leer como un juego en marcha del que vamos deduciendo las reglas. Un caso ejemplar es “El hurgón mágico”, acaso el cuento de hadas más estrambótico de nuestra época. Cada escena se ensambla con la siguiente mediante un recurso de distanciamiento, rectificación o glosa. Como si el cuento estuviera filmándose y posproduciéndose a medida que se narra. Sus movimientos son acompañados por la voz de un narrador vándalo que, además de construir, destruye.
Coover pone a prueba la cadena entera de la comunicación literaria, desde las atribuciones del autor hasta las expectativas del lector, pasando por la elasticidad del texto. La virtud y el cansancio de sus cuentos convergen en el mismo punto: el empeño por ser, todo el tiempo, más listo que nadie (incluidos sus personajes). En eso Coover se sitúa en las antípodas de Carver o Capote, igual que algo comparte con Moore o David Foster Wallace.
En Coover y Wallace late el concepto de la escritura como experimento permanente o broma infinita. Ambos descienden de Sterne, Queneau o Pynchon, más que de Balzac, Chejov o Carver. Aunque Wallace no pertenezca a esa estirpe que, en su libro de ensayos Hablemos de langostas, denominó Grandes Narcisistas Masculinos (Mailer, Updike, Roth), su escritura dialoga con todas las grandes corrientes del siglo XX. Su ambición poética lo distancia tanto de la sequedad realista como de cierta prosa apresurada que pasa por experimental. Hiperquinético, Wallace yuxtapone ideas, imágenes y adjetivos hasta que nos convence.
La niña del pelo raro es un primer libro de cuentos admirable, inteligente, desigual, confuso, potente, excesivo, divertidísimo. Todo eso que después sería Wallace. El texto homónimo, versión lisérgica del absurdo clásico, materializa una intención declarada en otro de sus ensayos: hacernos ver que Kafka es gracioso. A esto se añade un claro, y por suerte estilizado, contenido político. La escena en que una horda de punks drogados irrumpe en una fiesta conservadora es de las más desopilantes que he leído. Uno tiene la sensación de que el Transatlántico de Gombrowicz irrumpe en un cóctel de las juventudes republicanas.
Los pasajes que aluden a programas televisivos, grupos musicales o artefactos tecnológicos causan una sensación de añejamiento prematuro. Estremece lo involuntariamente anticuado que suena el protagonista de “La niña del pelo raro” cuando presume de su nuevo videocasete VCR. Lo cual nos llevaría a una reflexión sobre la necesidad de no confundir el presente con la actualidad. Otro tic un tanto fastidioso es la costumbre, hoy cada vez más extendida, de titular de manera extravagante textos que, en sí mismos, no presentan originalidad alguna. No sé si semejantes títulos merecerían llamarse paratextos o decepciones.
Narrador de naturaleza discursiva, Wallace es también un atento observador de los sentimientos. Antes de llegar a la treintena, en su primer libro de cuentos, escribió acerca de la pareja: “Los amantes pasan por tres fases distintas. Primero intercambian anécdotas y gustos. Después se cuentan las cosas en que creen. Y luego cada uno examina la relación entre lo que el otro dice que cree y lo que hace en realidad”.
Wallace posee la extraña capacidad de ser ácido sin resultar nihilista. “Escucha el silencio que hay detrás del ruido de los motores. ¿Lo oyes? Es una canción de amor. ¿Para quién? Eres amada”. Así termina La niña del pelo raro . Con ese don que a él, como a O’Connor o Cheever, le sobraba: el oído. Así también, separando el ruido de la literatura, el cuento nos ama a nosotros.
(El análisis de Harold Bloom en torno al cuento "Catedral", de Raymond Carver, omitió o sólo mencionó de pasada el erotismo que subyace en esos personajes que se acercan -un ciego y el visitante-, para que el invidente tenga idea de la monumentalidad arquitectónica y espacial de esa construcción. Andrés Newman, autor de este análisis aquí reproducido, no se detiene en la condición misógina del narrador de "Tres rosas amarillas" -su pieza más celebrada-, ni de la condición bisexual de Cheever, ni de la religiosidad de O'Connor. Pero vale la pena la relectura. Ensayo tomado del sitio "ñ, revista de cultura", Clarín.)
domingo, 20 de enero de 2013
"Uníos, tuiteros del mundo"
El primer «Papa tuitero» se convirtió en Benedicto XVI «Breviloquentis» a mediodía del domingo al lanzar su primer tuit en latín, dedicado al modo de conseguir la unidad de los cristianos: «Unitati christifidelium integre studentes quid iubet Dominus? Orare semper, iustitiam factitare, amare probitatem, humiles Secum ambulare».
El mismo mensaje había llegado unos minutos antes a los 596.000 seguidores en español: «¿Qué nos pide el Señor para contribuir a la unidad de los cristianos? Orar constantemente, practicar la justicia, amar la bondad y seguirlo».
Incluso antes de lanzar el primer tuit, la cuenta en latín tenía ya más de 5.000 seguidores que se suman a los dos millones y medio largos para el total de los nueve idiomas. Para ser una lengua muerta, no es un mal arranque, y ahora algunos amantes de la cultura clásica piden ya tuits en griego antiguo.
La página latina del Papa en Twitter se abre con un anuncio: «Tuus adventus in paginam publicam Summi Pontificis Benedicti XVI breviloquentis optatissimus est», o sea, «Bienvenido al Twitter oficial del sumo pontífice Benedicto XVI».
En realidad, el Papa había estrenado el latín desde el momento en que se lanzó a las redes sociales el pasado 12 de diciembre del 2012, cuando escogió el nombre de @Pontifex, muy fácil de identificar en todas las culturas por ser la lengua muerta de Roma, que continua viva en la Iglesia católica y en los departamentos de estudios clásicos de universidades de todo el planeta.
Benedicto XVI elevó el año pasado a Pontificia Academia del Latín un antiguo instituto que se ocupaba de crear los neologismos necesarios para redactar cada nuevo documento importante del Vaticano en la lengua oficial. Según el secretario de la Academia, Roberto Spataro, «el latín es una buen idioma para Twitter por su extraordinaria concisión y claridad».
Un precursor de los tuiteros puede haber sido Julio César cuando declaro «Veni, vidi, vici». El brevísimo mensaje causo un impacto político tremendo en Roma, y su contenido se recuerda hasta hoy.
(Si dominas alguna frase en el idioma muerto, es "Post coitum animal triste". Nota refriteada de Abc.)
¿Sin desnudos en San Francisco?
Un juez federal de San Francisco estudia restringir la desnudez pública en la ciudad, que siempre destacó por su tolerancia, e incluso modificar los derechos constitucionales de los nudistas en lo que se refiere a la libertad de expresión.
Un grupo de activistas presentó una demanda para invalidar la ley contra el nudismo que se planea que entre en vigor a principios de febrero. Sin embargo el ayuntamiento de San Francisco no está por la labor de retroceder y permitir de nuevo el desnudo público.
El juez Edward Chen, encargado del caso, afirmó que la ley podría haber sido elaborada más a la medida de la ciudad, es decir prohibiendo únicamente el desnudo público en los casos más radicales y que realmente molestara al conjunto global de los ciudadanos. Chen también prometió pensar sobre las peticiones de los activistas que piden que se respete el derecho a hacer nudismo.
La polémica comenzó después de que algunos vecinos se quejaran de que diariamente, un conjunto de hombres desnudos se reunía en las plazas del barrio gay de la ciudad. Actualmente los infractores se enfrentan a multas de hasta 500 dólares.
De momento, el nudimo seguirá siendo legal en desfiles, festivales y ferias y en las playas de San Francisco, ciudad tradicionalmente liberal y muy abierta respecto a los hábitos de sus ciudadanos.
(Los desnudos son como los fantasmas: los des(a)precian quienes tienen facultades o no para verse y amarse a sí mismos. Nota en el sitio "público".)
Un grupo de activistas presentó una demanda para invalidar la ley contra el nudismo que se planea que entre en vigor a principios de febrero. Sin embargo el ayuntamiento de San Francisco no está por la labor de retroceder y permitir de nuevo el desnudo público.
El juez Edward Chen, encargado del caso, afirmó que la ley podría haber sido elaborada más a la medida de la ciudad, es decir prohibiendo únicamente el desnudo público en los casos más radicales y que realmente molestara al conjunto global de los ciudadanos. Chen también prometió pensar sobre las peticiones de los activistas que piden que se respete el derecho a hacer nudismo.
La polémica comenzó después de que algunos vecinos se quejaran de que diariamente, un conjunto de hombres desnudos se reunía en las plazas del barrio gay de la ciudad. Actualmente los infractores se enfrentan a multas de hasta 500 dólares.
De momento, el nudimo seguirá siendo legal en desfiles, festivales y ferias y en las playas de San Francisco, ciudad tradicionalmente liberal y muy abierta respecto a los hábitos de sus ciudadanos.
(Los desnudos son como los fantasmas: los des(a)precian quienes tienen facultades o no para verse y amarse a sí mismos. Nota en el sitio "público".)
sábado, 19 de enero de 2013
Uriel Martínez (1950 )
La querella
El camión recolector de basura
viene una vez a la semana:
recoge de casa los residuos
que, a su vez, recogimos nosotros
de aquellos basureros iluminados,
día y noche.
El conductor demuestra orden
al separarlos según el alfabeto:
almohadas, bocas, cobertores,
todos cargados de hambre y sueño.
La campana que tañe breve
nos convoca a salir del invernadero
y entre brumas le entregamos,
otra vez, nuevas derrotas, cansancio.
Un día, lo sabemos, ya no vendrá
ni atenderemos al llamado:
habremos mudado de domicilio,
irremediablemente.
Preguntaremos por él sin que nadie
atienda a su tañido ni a nuestra congoja.
El camión recolector de basura
viene una vez a la semana:
recoge de casa los residuos
que, a su vez, recogimos nosotros
de aquellos basureros iluminados,
día y noche.
El conductor demuestra orden
al separarlos según el alfabeto:
almohadas, bocas, cobertores,
todos cargados de hambre y sueño.
La campana que tañe breve
nos convoca a salir del invernadero
y entre brumas le entregamos,
otra vez, nuevas derrotas, cansancio.
Un día, lo sabemos, ya no vendrá
ni atenderemos al llamado:
habremos mudado de domicilio,
irremediablemente.
Preguntaremos por él sin que nadie
atienda a su tañido ni a nuestra congoja.
viernes, 18 de enero de 2013
Jodie Foster sin talento
Asombrado quedéme, este lunes a la hora del primer caviar, cuando el informativo de TVE me ofreció amplia cobertura de la entrega de un Globo de Oro a Jodie Foster, sin citar que la actriz y directora había dedicado su discurso a vindicar su lesbianismo. El parte se limitó a decir que había dedicado el premio a su familia, sin especificar, por supuesto, que su familia son dos hijos adoptados junto a su ex pareja fémina.
En mi estolidez malpensante, en principio pensé que los redactores del telediario habían sufrido un arrebato autocensor de inspiración roucovareliana. Mas no. Eso no puede ocurrir en un país del primer mundo, con billete solo de ida hacia el tercero, y de constitución aconfesional. Lo que le ocurrió a los redactores de TVE es que esa mañana se habían leído La Gaceta.
La Gaceta, para quien ande desinformado de las excelencias culturales del país, es un joven y arrogante periódico nacido en el apacible y susurrante seno informativo de Intereconomía. Aquella mañana de autos en la que Jodie Foster apareció en TVE como una niña muy familiar y escasísimamente lesbiana, La Gaceta publicaba a mucha plana una entrevista con Philippe Ariño, un chico católico vestido de lila que, desde que no folla, se dedica al pentámetro yámbico libre. O sea, al verso: “Nadie imagina lo feliz que soy desde que no practico la homosexualidad”, decía en vocingleros titulares.
Este marqués de Bradomín inverso –guapo, católico y poco sentimental– antes era profesor de español en Francia, pero ahora está de excedencia porque se dedica a dar charlas remuneradas para difundir su credo en colegios católicos y orgías de incienso y mirra: “Todo está muy claro: no estoy convencido de que la pareja homosexual sea lo mejor que le puede ocurrir a uno que se siente homosexual de forma duradera. A día de hoy, no me he topado con uniones homosexuales que de verdad sean sólidas, resplandecientes y satisfactorias a largo plazo. Por eso he elegido vivir la continencia, es decir, entregar mi homosexualidad a Jesucristo y a su Iglesia”.
Cuando Jodie Foster reconoció su más que resabida homosexualidad en los Globos de Oro, balbuceaba. Philippe Ariño, muy al contrario, gritaba desde el interior de su traje lila su católica renuncia al gusto por los varones. TVE elidió los balbuceos lésbicos de Jodie poniendo una voz en off que ensalzaba a la familia, como si la familia de la actriz fuera tradicional, católica, obámica, pepera y atendida sanitariamente por un Güemes dimitido. La Gaceta, sin embargo, dio rienda suelta al misticismo apóstata gay de Philippe Ariño. Pues yo me quedo con La Gaceta.
La manipulación es mejor informadora que el silencio. Porque el silencio no nos deja ni margen para descreer. Y estamos hablando de una televisión pública, que a mí me cuesta una pasta, no sé al lector. Que La Gaceta, con las contradicciones, o no, de su casto homosexual purpurado, me diga más verdad que el silencio de mi tele, me duele un poco por el antifonario (lo siento, pero la expresión es propia del campo semántico de este artículo).
Algunos de mis despreciables lectores (que son todos) dirán que el hecho de que Jodie Foster haya aireado su homosexualidad no es noticia. Que la noticia es el Globo de Oro. Pues no.
La noticia, creo en mi cortedad, es que una actriz del siglo XXI, nacida en la cuna de las libertades, tenga que esperar 50 años y un acto público para seguir avergonzándose de ser lesbiana. P ara balbucear “soy lesbiana” mientras recoge uno de los reconocimientos más importantes del chiringuito de su arte.
Somos australopitecos, en esto del sexo que sobrepasa la postura del misionero. Si yo, en este artículo, le llamo a alguien maricón, o lesbiana, o bisexual, o chupapollas, o bollera, me pueden demandar por muchas cosas. La libertad la tendremos cuando los verdaderos insultos, los insultos irreversibles, sean manipulador, censor o silencioso. Sobre todo silencioso, que ni te deja baza al conocimiento o a la réplica. Como esa TVE que pago, me calla cosas y no es mía.
El día en que las palabras maricón, lesbiana, chupapollas, bollera, julandrón, tortilla, gay, comecoños o puta no se consideren insultos, sino opciones orgullosas de vida, serán por fin sinónimos de la hoy casi impronunciable palabra libertad.
(artículo de Anibal Málvar en el sitio "Público". Tuviste un par de amigos que fueron pareja. Había noches que uno de ellos le telefoneaba a otro amigo para pedirle que lo acompañara a Emergencias de algún hospital pues había herido a su compañero. Como el hecho era frecuente y del dominio público entre los pintores -ellos se aplicaban a las artes visuales-, me dice Fernando que en una ocasión llegó a casa de los Enriques -ambos ostentaban el mismo nombre- y vio al final de una escalera a uno de ellos inconsciente: pensó lo peor, que el otro lo había ultimado. Más tarde se enteró que el Enrique inconsciente había sido presa de un coma diabético. Ambos ya murieron. No sé si felices. Pero vivieron juntos muchos años. En aquel entonces ni siquiera se soñaba que un día se legalizarían los matrimonios entre personas del mismo sexo. Y ahora, en México, se han multiplicado los predicadores del corte de Philippe Ariño que van por la radio, la tele y los parques públicos anunciando el fin del mundo -Maya-. Pero son profetas a los que todo les falla, incluso el pene.)
En mi estolidez malpensante, en principio pensé que los redactores del telediario habían sufrido un arrebato autocensor de inspiración roucovareliana. Mas no. Eso no puede ocurrir en un país del primer mundo, con billete solo de ida hacia el tercero, y de constitución aconfesional. Lo que le ocurrió a los redactores de TVE es que esa mañana se habían leído La Gaceta.
La Gaceta, para quien ande desinformado de las excelencias culturales del país, es un joven y arrogante periódico nacido en el apacible y susurrante seno informativo de Intereconomía. Aquella mañana de autos en la que Jodie Foster apareció en TVE como una niña muy familiar y escasísimamente lesbiana, La Gaceta publicaba a mucha plana una entrevista con Philippe Ariño, un chico católico vestido de lila que, desde que no folla, se dedica al pentámetro yámbico libre. O sea, al verso: “Nadie imagina lo feliz que soy desde que no practico la homosexualidad”, decía en vocingleros titulares.
Este marqués de Bradomín inverso –guapo, católico y poco sentimental– antes era profesor de español en Francia, pero ahora está de excedencia porque se dedica a dar charlas remuneradas para difundir su credo en colegios católicos y orgías de incienso y mirra: “Todo está muy claro: no estoy convencido de que la pareja homosexual sea lo mejor que le puede ocurrir a uno que se siente homosexual de forma duradera. A día de hoy, no me he topado con uniones homosexuales que de verdad sean sólidas, resplandecientes y satisfactorias a largo plazo. Por eso he elegido vivir la continencia, es decir, entregar mi homosexualidad a Jesucristo y a su Iglesia”.
Cuando Jodie Foster reconoció su más que resabida homosexualidad en los Globos de Oro, balbuceaba. Philippe Ariño, muy al contrario, gritaba desde el interior de su traje lila su católica renuncia al gusto por los varones. TVE elidió los balbuceos lésbicos de Jodie poniendo una voz en off que ensalzaba a la familia, como si la familia de la actriz fuera tradicional, católica, obámica, pepera y atendida sanitariamente por un Güemes dimitido. La Gaceta, sin embargo, dio rienda suelta al misticismo apóstata gay de Philippe Ariño. Pues yo me quedo con La Gaceta.
La manipulación es mejor informadora que el silencio. Porque el silencio no nos deja ni margen para descreer. Y estamos hablando de una televisión pública, que a mí me cuesta una pasta, no sé al lector. Que La Gaceta, con las contradicciones, o no, de su casto homosexual purpurado, me diga más verdad que el silencio de mi tele, me duele un poco por el antifonario (lo siento, pero la expresión es propia del campo semántico de este artículo).
Algunos de mis despreciables lectores (que son todos) dirán que el hecho de que Jodie Foster haya aireado su homosexualidad no es noticia. Que la noticia es el Globo de Oro. Pues no.
La noticia, creo en mi cortedad, es que una actriz del siglo XXI, nacida en la cuna de las libertades, tenga que esperar 50 años y un acto público para seguir avergonzándose de ser lesbiana. P ara balbucear “soy lesbiana” mientras recoge uno de los reconocimientos más importantes del chiringuito de su arte.
Somos australopitecos, en esto del sexo que sobrepasa la postura del misionero. Si yo, en este artículo, le llamo a alguien maricón, o lesbiana, o bisexual, o chupapollas, o bollera, me pueden demandar por muchas cosas. La libertad la tendremos cuando los verdaderos insultos, los insultos irreversibles, sean manipulador, censor o silencioso. Sobre todo silencioso, que ni te deja baza al conocimiento o a la réplica. Como esa TVE que pago, me calla cosas y no es mía.
El día en que las palabras maricón, lesbiana, chupapollas, bollera, julandrón, tortilla, gay, comecoños o puta no se consideren insultos, sino opciones orgullosas de vida, serán por fin sinónimos de la hoy casi impronunciable palabra libertad.
(artículo de Anibal Málvar en el sitio "Público". Tuviste un par de amigos que fueron pareja. Había noches que uno de ellos le telefoneaba a otro amigo para pedirle que lo acompañara a Emergencias de algún hospital pues había herido a su compañero. Como el hecho era frecuente y del dominio público entre los pintores -ellos se aplicaban a las artes visuales-, me dice Fernando que en una ocasión llegó a casa de los Enriques -ambos ostentaban el mismo nombre- y vio al final de una escalera a uno de ellos inconsciente: pensó lo peor, que el otro lo había ultimado. Más tarde se enteró que el Enrique inconsciente había sido presa de un coma diabético. Ambos ya murieron. No sé si felices. Pero vivieron juntos muchos años. En aquel entonces ni siquiera se soñaba que un día se legalizarían los matrimonios entre personas del mismo sexo. Y ahora, en México, se han multiplicado los predicadores del corte de Philippe Ariño que van por la radio, la tele y los parques públicos anunciando el fin del mundo -Maya-. Pero son profetas a los que todo les falla, incluso el pene.)
miércoles, 16 de enero de 2013
Madres de desaparecidas reciben "atole"
Chihahua, Chih.- Con una temperatura de hasta diez grados bajo cero, con indignación, dolor y coraje a cuestas, un grupo de tres madres y un padre de mujeres desaparecidas emprendieron anoche una caminata de Juárez a Chihuahua (más de 400 kilómetros), con el fin de reprochar al gobernador César Duarte Jáquez que no haya investigado estos casos.
Ayer en la tarde emprendieron el camino después de asistir al funeral de Beatriz Alejandra Hernández Trejo, joven identificada después de un año de haber encontrado su cuerpo en el Valle de Juárez.
Pasaron la noche en Samalayuca, donde el presidente seccional Javier Meléndez les ofreció cena y un lugar dónde quedarse, aunque anoche se registró la temperatura más baja de la temporada invernal, por lo que pasaron frío.
Karla Castañeda, madre de Cinthia Jocabed Castañeda Alvarado, explicó esta mañana que caminan para pedir justicia al gobernador: “Ya que él no pudo venir a acá, nosotros vamos y si no nos puede recibir, de ahí nos vamos a México para buscar a Peña Nieto y exigirle resultados, porque estamos hartos de que nos den atole con el dedo y Duarte no cumple nada, no hay nada de resultados”.
Manifestó que para ellos como padres no es fácil caminar con la temperatura que se ha registrado, pues sufren dolor el pecho, pero la voluntad y el ánimo de buscar justicia es más fuerte: “Ya estamos muertos en vida, ¿qué más podemos perder?”
Y es que con las desapariciones de sus hijas, las madres se convierten en abogadas, investigadoras y hasta psicólogas, dice Karla Castañeda, “porque ni para eso sirve la Fiscalía, nosotros terminamos sabiendo más que ellos”.
Señaló que les han llevado evidencias para que investiguen los casos como trata de personas, pero no les han hecho caso: “A ver, ¿qué están esperando para rescatar a Berenice? Ya se les dijo dónde está y la quieren ubicar un mes después de que se les dijo dónde estaba. ¿Quieren que se las llevemos así, de la mano?”.
Norma Ledezma Ortega, coordinadora de la asociación Justicia para Nuestras Hijas, denunció que las autoridades han sido indiferentes a investigar los casos, ya que ellas han señalado que la investigación debe estar orientada al crimen organizado, a la trata de personas y la complicidad con funcionarios, por los datos que los mismos familiares han recabado.
“La fiscalía ha sido indiferente ante la hipótesis y se han negado a realizar la investigación correspondiente con efectividad. Los recientes crímenes de las doce jóvenes que han identificado en esa zona permanecen impunes”, lamentó Norma Ledezma.
Recordó que entre enero y febrero de 2012 se encontraron múltiples restos óseos, de los cuales han sido identificadas doce mujeres jóvenes que contaban con reporte de desaparición en distintas fechas, entre ellas Jessica Leticia Peña García y Perla Ivonne Aguirre González. Un número indeterminado de restos de mujeres continúa sin ser identificado.
El primer cuerpo encontrado en la zona del Valle de Juárez fue el de Adriana Sarmiento, el 5 de noviembre de 2009 y Ledezma Ortega denunció que la fiscalía mostró un retraso injustificable en el cotejo de ADN con la familia de Adriana.
“Una vez realizado, escondió durante meses los resultados de las pruebas. Fue hasta casi dos años después, en noviembre de 2011, que notificaron a la familia que se trataba de Adriana”, recriminó.
De acuerdo con Justicia para Nuestras Hijas, entre 2009 y 2011 grupos del crimen organizado habrían utilizado la zona del Valle de Juárez para depositar los cuerpos de jovencitas.
A las 8 de la mañana, el grupo de padres de familia salió de Samalayuca para reanudar la caminata y pedir además, que las autoridades les entreguen los restos que aún tienen en el Servicio Médico Forense.
Las madres y el padre de las jóvenes son escoltadas por elementos de la Policía Estatal Única y una ambulancia, que envió hoy la Fiscalía General del Estado, luego de que anoche rechazaron ser trasladados a la capital y hospedados en un hotel para esperar la entrevista con Duarte.
Durante la mañana llegó el titular de la Fiscalía Especializada de la Mujer, Ernesto Jáuregui Venegas, quien se entrevistó con el grupo.
Quienes forman parte de la manifestación son: Juana Ibarra, mamá de Gabriela Espinoza Ibarra; Bertha Alicia García, madre de Brenda Berenice Castillo; Karla García, mamá de Jocabed Castañeda; la mamá de Jésica Ivonne Padilla Cuéllar y José Luis Castillo, padre de Esmeralda Castillo.
(nota de Patricia Mayorga en el sitio "Proceso".)
Ayer en la tarde emprendieron el camino después de asistir al funeral de Beatriz Alejandra Hernández Trejo, joven identificada después de un año de haber encontrado su cuerpo en el Valle de Juárez.
Pasaron la noche en Samalayuca, donde el presidente seccional Javier Meléndez les ofreció cena y un lugar dónde quedarse, aunque anoche se registró la temperatura más baja de la temporada invernal, por lo que pasaron frío.
Karla Castañeda, madre de Cinthia Jocabed Castañeda Alvarado, explicó esta mañana que caminan para pedir justicia al gobernador: “Ya que él no pudo venir a acá, nosotros vamos y si no nos puede recibir, de ahí nos vamos a México para buscar a Peña Nieto y exigirle resultados, porque estamos hartos de que nos den atole con el dedo y Duarte no cumple nada, no hay nada de resultados”.
Manifestó que para ellos como padres no es fácil caminar con la temperatura que se ha registrado, pues sufren dolor el pecho, pero la voluntad y el ánimo de buscar justicia es más fuerte: “Ya estamos muertos en vida, ¿qué más podemos perder?”
Y es que con las desapariciones de sus hijas, las madres se convierten en abogadas, investigadoras y hasta psicólogas, dice Karla Castañeda, “porque ni para eso sirve la Fiscalía, nosotros terminamos sabiendo más que ellos”.
Señaló que les han llevado evidencias para que investiguen los casos como trata de personas, pero no les han hecho caso: “A ver, ¿qué están esperando para rescatar a Berenice? Ya se les dijo dónde está y la quieren ubicar un mes después de que se les dijo dónde estaba. ¿Quieren que se las llevemos así, de la mano?”.
Norma Ledezma Ortega, coordinadora de la asociación Justicia para Nuestras Hijas, denunció que las autoridades han sido indiferentes a investigar los casos, ya que ellas han señalado que la investigación debe estar orientada al crimen organizado, a la trata de personas y la complicidad con funcionarios, por los datos que los mismos familiares han recabado.
“La fiscalía ha sido indiferente ante la hipótesis y se han negado a realizar la investigación correspondiente con efectividad. Los recientes crímenes de las doce jóvenes que han identificado en esa zona permanecen impunes”, lamentó Norma Ledezma.
Recordó que entre enero y febrero de 2012 se encontraron múltiples restos óseos, de los cuales han sido identificadas doce mujeres jóvenes que contaban con reporte de desaparición en distintas fechas, entre ellas Jessica Leticia Peña García y Perla Ivonne Aguirre González. Un número indeterminado de restos de mujeres continúa sin ser identificado.
El primer cuerpo encontrado en la zona del Valle de Juárez fue el de Adriana Sarmiento, el 5 de noviembre de 2009 y Ledezma Ortega denunció que la fiscalía mostró un retraso injustificable en el cotejo de ADN con la familia de Adriana.
“Una vez realizado, escondió durante meses los resultados de las pruebas. Fue hasta casi dos años después, en noviembre de 2011, que notificaron a la familia que se trataba de Adriana”, recriminó.
De acuerdo con Justicia para Nuestras Hijas, entre 2009 y 2011 grupos del crimen organizado habrían utilizado la zona del Valle de Juárez para depositar los cuerpos de jovencitas.
A las 8 de la mañana, el grupo de padres de familia salió de Samalayuca para reanudar la caminata y pedir además, que las autoridades les entreguen los restos que aún tienen en el Servicio Médico Forense.
Las madres y el padre de las jóvenes son escoltadas por elementos de la Policía Estatal Única y una ambulancia, que envió hoy la Fiscalía General del Estado, luego de que anoche rechazaron ser trasladados a la capital y hospedados en un hotel para esperar la entrevista con Duarte.
Durante la mañana llegó el titular de la Fiscalía Especializada de la Mujer, Ernesto Jáuregui Venegas, quien se entrevistó con el grupo.
Quienes forman parte de la manifestación son: Juana Ibarra, mamá de Gabriela Espinoza Ibarra; Bertha Alicia García, madre de Brenda Berenice Castillo; Karla García, mamá de Jocabed Castañeda; la mamá de Jésica Ivonne Padilla Cuéllar y José Luis Castillo, padre de Esmeralda Castillo.
(nota de Patricia Mayorga en el sitio "Proceso".)
Paula de Allende (1938/1979 )
Para inventarnos
Algunas veces nos embarcamos
en el agua amarga de los días;
otras, nos signamos
con la raíz de la mandrágora
o nos arañamos la piel con la centuria
y así nos vamos.
Buscamos nuevos modos de inventarnos
hasta que,
atadas las cosas a lo lejos,
vemos la esfinge coloquial que se levanta;
y el tigre, el leopardo,
el lagarto, los buitres
nos dejan una agonía fugitiva,
dentelladas nos marcan,
arabescos sobre la piel nos muerden.
(texto tomado de Acuático lecho espejo del sol, editoción Universidad Autónoma del Estado de México/ Universidad Autónoma de Querétaro, colección Alimón, 1982.)
Algunas veces nos embarcamos
en el agua amarga de los días;
otras, nos signamos
con la raíz de la mandrágora
o nos arañamos la piel con la centuria
y así nos vamos.
Buscamos nuevos modos de inventarnos
hasta que,
atadas las cosas a lo lejos,
vemos la esfinge coloquial que se levanta;
y el tigre, el leopardo,
el lagarto, los buitres
nos dejan una agonía fugitiva,
dentelladas nos marcan,
arabescos sobre la piel nos muerden.
(texto tomado de Acuático lecho espejo del sol, editoción Universidad Autónoma del Estado de México/ Universidad Autónoma de Querétaro, colección Alimón, 1982.)
martes, 15 de enero de 2013
Muere Nagisa Oshima
lunes, 14 de enero de 2013
Caín y Abel: los Buddenbrook
La última sensación del león literario Thomas Mann tiene más de un siglo y está expresada no en páginas sino en 500 caracteres. En una de las 81 tarjetas postales descubiertas recientemente, Mann le escribe poéticamente a su hermano mayor, Heinrich, sobre el yogur "gustoso y levemente laxativo", y se explaya sobre las bondades del café descafeinado para la salud.
En un estilo diferente y accesible, los mensajes suavizan la imagen del titán de las letras famoso por obras maestras largas y difíciles como "La Montaña Mágica" y la saga familiar de los "Buddenbrook".
Una serie de tarjetas postales, escritas entre 1901 y 1928 y halladas por los nietos de Heinrich entre los efectos de su hija, van desplazándose en un monitor gigantesco del museo Buddenbrookhaus de esta ciudad, dispuestas de una manera que evoca los mensajes de texto. Este año, los funcionarios se aprestan a ampliar el museo al tiempo que se esfuerzan por ver cómo hacer que este autor ganador del Nobel y de libros voluminosos se vuelva más accesible para generaciones que se nutren de mensajes en Twitter y actualizaciones de estatus.
Para numerosos lectores, la conexión con la obra y con el autor constituye el máximo atractivo que presenta un lugar, como por ejemplo visitar los sitios de Dublín que Joyce describió en el "Ulises".
"Tiene que haber algo acerca del lugar, algo extraordinario que no se pueda encontrar en Internet", dijo Holger Pils, responsable del Buddenbrookhaus. "La necesidad de vivir la experiencia del lugar está creciendo porque todo lo demás es bidimensional".
En algunos aspectos, los Mann son perfectos para una época chismosa y confesional. Los hermanos son como la versión alemana de las hermanas Brontë con una pizca de Caín y Abel, no violentos pero de todos modos rivales. La historia familiar incluye prosperidad y poder, una caída en desgracia, una pelea fraternal, suicidio y escándalo.
"Los Buddenbrook", un gigante de la literatura, continúa fascinando a los alemanes. La novela hace una crónica de la decadencia de una familia dedicada al comercio basada en los Mann. Una parte considerable de la acción en el libro representa una versión novelada de la casa donde vivieron los abuelos del escritor, que actualmente alberga el museo.
La casa está situada frente a la iglesia de Santa María, donde, en el libro, "el viento soplaba entre los vericuetos de sus enormes ángulos góticos". Una noche reciente, los invitados comieron merengues como los descritos en la novela y escucharon a un actor leyendo la escena de Navidad que describe el libro.
Pagaron alrededor de US$86 por una cena y una visita guiada a los puntos salientes de las vidas y las obras de los hermanos.
"Los personajes de la novela están fuertemente ligados a personas reales, a la realidad de esta gran literatura", dijo Thomas Katschewitz, de 52 años, cuando el tour se detuvo frente a la antigua escuela que frecuentaron los hermanos.
Hans Wisskirchen, experto en Thomas Mann y director de todos los museos de Lübeck, manipulaba la otra tarde con delicadeza una tarjeta con un sello postal del Reich alemán de 1904. "Saluda de mi parte al Dr. Von Hartungen", escribió Thomas a su hermano en el sanatorio de Riva. Para los fanáticos de Mann, la referencia evoca escenas de "La Montaña Mágica", una obra inspirada, en parte, por el médico y por el refugio de su curación.
Muchos alemanes están al tanto de los hechos que rodearon a los hermanos: su desacuerdo por la Primera Guerra Mundial, a la que Heinrich se oponía; y su relación en general fría. Las tarjetas postales fueron noticia en parte porque contenían la sorpresa de un Thomas presuntamente estirado haciendo referencia a pantuflas y dentistas. También habría que rever parte de la enemistad entre Thomas y Heinrich.
Bettina Fenner, de 45 años y profesora en Lübeck que participó en la visita y la cena, dijo que para sus alumnos del secundario los "Buddenbrook" son relevantes. "En definitiva, todos tenemos una historia familiar".
(nota de Nicholas Kulish en The New York Times, sin crédito para el traductor, tomada del sitio "revista ñ", Clarín.)
En un estilo diferente y accesible, los mensajes suavizan la imagen del titán de las letras famoso por obras maestras largas y difíciles como "La Montaña Mágica" y la saga familiar de los "Buddenbrook".
Una serie de tarjetas postales, escritas entre 1901 y 1928 y halladas por los nietos de Heinrich entre los efectos de su hija, van desplazándose en un monitor gigantesco del museo Buddenbrookhaus de esta ciudad, dispuestas de una manera que evoca los mensajes de texto. Este año, los funcionarios se aprestan a ampliar el museo al tiempo que se esfuerzan por ver cómo hacer que este autor ganador del Nobel y de libros voluminosos se vuelva más accesible para generaciones que se nutren de mensajes en Twitter y actualizaciones de estatus.
Para numerosos lectores, la conexión con la obra y con el autor constituye el máximo atractivo que presenta un lugar, como por ejemplo visitar los sitios de Dublín que Joyce describió en el "Ulises".
"Tiene que haber algo acerca del lugar, algo extraordinario que no se pueda encontrar en Internet", dijo Holger Pils, responsable del Buddenbrookhaus. "La necesidad de vivir la experiencia del lugar está creciendo porque todo lo demás es bidimensional".
En algunos aspectos, los Mann son perfectos para una época chismosa y confesional. Los hermanos son como la versión alemana de las hermanas Brontë con una pizca de Caín y Abel, no violentos pero de todos modos rivales. La historia familiar incluye prosperidad y poder, una caída en desgracia, una pelea fraternal, suicidio y escándalo.
"Los Buddenbrook", un gigante de la literatura, continúa fascinando a los alemanes. La novela hace una crónica de la decadencia de una familia dedicada al comercio basada en los Mann. Una parte considerable de la acción en el libro representa una versión novelada de la casa donde vivieron los abuelos del escritor, que actualmente alberga el museo.
La casa está situada frente a la iglesia de Santa María, donde, en el libro, "el viento soplaba entre los vericuetos de sus enormes ángulos góticos". Una noche reciente, los invitados comieron merengues como los descritos en la novela y escucharon a un actor leyendo la escena de Navidad que describe el libro.
Pagaron alrededor de US$86 por una cena y una visita guiada a los puntos salientes de las vidas y las obras de los hermanos.
"Los personajes de la novela están fuertemente ligados a personas reales, a la realidad de esta gran literatura", dijo Thomas Katschewitz, de 52 años, cuando el tour se detuvo frente a la antigua escuela que frecuentaron los hermanos.
Hans Wisskirchen, experto en Thomas Mann y director de todos los museos de Lübeck, manipulaba la otra tarde con delicadeza una tarjeta con un sello postal del Reich alemán de 1904. "Saluda de mi parte al Dr. Von Hartungen", escribió Thomas a su hermano en el sanatorio de Riva. Para los fanáticos de Mann, la referencia evoca escenas de "La Montaña Mágica", una obra inspirada, en parte, por el médico y por el refugio de su curación.
Muchos alemanes están al tanto de los hechos que rodearon a los hermanos: su desacuerdo por la Primera Guerra Mundial, a la que Heinrich se oponía; y su relación en general fría. Las tarjetas postales fueron noticia en parte porque contenían la sorpresa de un Thomas presuntamente estirado haciendo referencia a pantuflas y dentistas. También habría que rever parte de la enemistad entre Thomas y Heinrich.
Bettina Fenner, de 45 años y profesora en Lübeck que participó en la visita y la cena, dijo que para sus alumnos del secundario los "Buddenbrook" son relevantes. "En definitiva, todos tenemos una historia familiar".
(nota de Nicholas Kulish en The New York Times, sin crédito para el traductor, tomada del sitio "revista ñ", Clarín.)
domingo, 13 de enero de 2013
Real de Catorce, hace 30 años
El 28 de octubre de 2006 el compositor y músico mexicano José Cruz sufrió un paro respiratorio y un brote remisión, los que comprobaron una esclerosis múltiple. Perdió la memoria y el habla temporalmente y comenzó su batalla por tratar de controlar una enfermedad incurable. Abandonó las giras y los conciertos, lo que provocó que los músicos del grupo resintieran su ausencia y la falta de presentaciones y lo demandaran por salarios caídos, pues querían forzarlo a seguir trabajando a pesar de su discapacidad. La situación se resolvió a favor del compositor, quien así conservó el nombre y los derechos sobre el grupo y las canciones de su autoría.
Pero su batalla contra la enfermedad continúa y se ha mantenido gracias a una red de amigos y colegas y a su familia, quienes lo apoyan en su carrera, en su enfermedad y en su trabajo creativo. Luego de los tratamientos pudo en alguna medida recuperarse y regresar a los escenarios de la Sala Ollin Yolitzli y del Teatro de la Ciudad en agosto y septiembre de 2007. Desde entonces, y cuando la enfermedad se lo permite, sigue tocando como siempre.
“Tenía varias lesiones en el cerebro que me afectaron el habla, pero pude seguir cantando, esa zona del cerebro no se afectó. Estoy muy cerca del dolor, pero seguir cantando y bluseando es un milagro, una bendición...”, dice en entrevista.
El grupo de blues Real de Catorce cumplió 30 años de fundado en diciembre de 2012 y su leyenda resuena por su honestidad artística ejemplar en la historia del rock y del blues en México. Durante esos años y con integrantes diversos, el grupo grabó una decena de discos memorables y un documental que captura el feeling blusero de sus conciertos. Después de haberse presentado seis años en el Festival Cervantino y de recorrer el país en diversas giras durante más de 10 años, por primera vez José y Real de Catorce han sido invitados al Festival Vive Latino, pero mientras tanto, estarán también en El Multiforo Alicia.
Inicios
Yo tocaba en 1981 en el Foro Tlalpan con Emilia Almazán, Roberto González, Jaime López, Cox Gaitán y Eblen Macari. Por esos años 1981-82 se fueron sucediendo las cosas. En 1982 tocamos por primera vez como Real de Catorce en el Centro de Educación Artística Diego Rivera (Cedart), en la colonia Campestre Churubusco. Esa tarde también debutó Botellita de Jerez. Digamos que ahí empezó Real. En el bajo estaba Hugo Garduño y en la guitarra Israel, todavía no era Pepe Iglesias. Lo fundé en el 82 pero en el 85 se hizo digamos más oficial en Rockotitlán, una noche en que había nomás 15 gatos por ahí. Posteriormente empezamos a tocar con Betsy Pecannins y también hicimos una gira donde ya éramos el gran guitarrista José Iglesias, el bajista Severo Viñas, en la batería Fernando Abrego, y yo en la guitarra y la armónica.
Producción
Con esa primera agrupación hicimos Real de Catorce (1987), Tiempos oscuros (1988) y hasta el tercero disco, Mis amigos muertos (1989). Después hubo un cambio de bajista y entró Juan Cristóbal Pérez Grobet, que el grabó a partir de Voces interiores (1992), Contraley (1994) y Cicatrices (1998). Ya después entró Jorge Velasco, una buen bajista, y él grabó el disco Nueve (2000), de puro blues y Voy a morir (2002) que fue el último disco que hice con estos músicos. Quiero creer que es uno de los mejores discos que grabé. Son 10 en total (dos en vivo) más los discos como solista José Cruz y sus hikuris, Lección de vida (2009), y el reciente Una razón para vivir (2012), que es un tema que le compuse a la fallecida Rita Guerrero.
La enfermedad
Me atreví a grabar Lección de vida en 2009, lo que me produjo una recaída por toda la chinga. Pero ya con mis propios ritmos y a mi tiempo grabé este disco doble de 2012, Una razón para vivir. Por la enfermedad tardé casi un año en volver al escenario y empezar poco a poco a recuperarme. No hay semana en que no tengan que llevarme al hospital para ponerme cortisona. Porque tengo dos enfermedades hiperhomocistinemia, una falta de coagulación que me ha provocado dos trombos en las piernas, y esclerosis múltiple. Me aplican interferón, para controlarla porque es incurable. Estoy muy cerca del dolor, pero yo sigo cantando y bluseando porque esa zona del cerebro quedó intacta, fue un milagro, una bendición...
Los del Festival miraron hacia Real de Catorce porque el 12 de diciembre del año pasado cumplimos 30 años. Nosotros nos presentamos seis veces en el Cervantino y nunca nos habían invitado al Vive Latino, aunque tampoco nos urgía... Hicieron la presentación de los grupos y ahí me preguntaron qué opinaba yo de la invitación. Les dije: “Opino que ustedes se han perdido de un buen blues y unas buenas canciones durante todo este tiempo”. Me ví mamón pero es la verdad...
(entrevista de Alejandro de la Garza, duplicada del sitio "milenio".)
Pero su batalla contra la enfermedad continúa y se ha mantenido gracias a una red de amigos y colegas y a su familia, quienes lo apoyan en su carrera, en su enfermedad y en su trabajo creativo. Luego de los tratamientos pudo en alguna medida recuperarse y regresar a los escenarios de la Sala Ollin Yolitzli y del Teatro de la Ciudad en agosto y septiembre de 2007. Desde entonces, y cuando la enfermedad se lo permite, sigue tocando como siempre.
“Tenía varias lesiones en el cerebro que me afectaron el habla, pero pude seguir cantando, esa zona del cerebro no se afectó. Estoy muy cerca del dolor, pero seguir cantando y bluseando es un milagro, una bendición...”, dice en entrevista.
El grupo de blues Real de Catorce cumplió 30 años de fundado en diciembre de 2012 y su leyenda resuena por su honestidad artística ejemplar en la historia del rock y del blues en México. Durante esos años y con integrantes diversos, el grupo grabó una decena de discos memorables y un documental que captura el feeling blusero de sus conciertos. Después de haberse presentado seis años en el Festival Cervantino y de recorrer el país en diversas giras durante más de 10 años, por primera vez José y Real de Catorce han sido invitados al Festival Vive Latino, pero mientras tanto, estarán también en El Multiforo Alicia.
Inicios
Yo tocaba en 1981 en el Foro Tlalpan con Emilia Almazán, Roberto González, Jaime López, Cox Gaitán y Eblen Macari. Por esos años 1981-82 se fueron sucediendo las cosas. En 1982 tocamos por primera vez como Real de Catorce en el Centro de Educación Artística Diego Rivera (Cedart), en la colonia Campestre Churubusco. Esa tarde también debutó Botellita de Jerez. Digamos que ahí empezó Real. En el bajo estaba Hugo Garduño y en la guitarra Israel, todavía no era Pepe Iglesias. Lo fundé en el 82 pero en el 85 se hizo digamos más oficial en Rockotitlán, una noche en que había nomás 15 gatos por ahí. Posteriormente empezamos a tocar con Betsy Pecannins y también hicimos una gira donde ya éramos el gran guitarrista José Iglesias, el bajista Severo Viñas, en la batería Fernando Abrego, y yo en la guitarra y la armónica.
Producción
Con esa primera agrupación hicimos Real de Catorce (1987), Tiempos oscuros (1988) y hasta el tercero disco, Mis amigos muertos (1989). Después hubo un cambio de bajista y entró Juan Cristóbal Pérez Grobet, que el grabó a partir de Voces interiores (1992), Contraley (1994) y Cicatrices (1998). Ya después entró Jorge Velasco, una buen bajista, y él grabó el disco Nueve (2000), de puro blues y Voy a morir (2002) que fue el último disco que hice con estos músicos. Quiero creer que es uno de los mejores discos que grabé. Son 10 en total (dos en vivo) más los discos como solista José Cruz y sus hikuris, Lección de vida (2009), y el reciente Una razón para vivir (2012), que es un tema que le compuse a la fallecida Rita Guerrero.
La enfermedad
Me atreví a grabar Lección de vida en 2009, lo que me produjo una recaída por toda la chinga. Pero ya con mis propios ritmos y a mi tiempo grabé este disco doble de 2012, Una razón para vivir. Por la enfermedad tardé casi un año en volver al escenario y empezar poco a poco a recuperarme. No hay semana en que no tengan que llevarme al hospital para ponerme cortisona. Porque tengo dos enfermedades hiperhomocistinemia, una falta de coagulación que me ha provocado dos trombos en las piernas, y esclerosis múltiple. Me aplican interferón, para controlarla porque es incurable. Estoy muy cerca del dolor, pero yo sigo cantando y bluseando porque esa zona del cerebro quedó intacta, fue un milagro, una bendición...
Los del Festival miraron hacia Real de Catorce porque el 12 de diciembre del año pasado cumplimos 30 años. Nosotros nos presentamos seis veces en el Cervantino y nunca nos habían invitado al Vive Latino, aunque tampoco nos urgía... Hicieron la presentación de los grupos y ahí me preguntaron qué opinaba yo de la invitación. Les dije: “Opino que ustedes se han perdido de un buen blues y unas buenas canciones durante todo este tiempo”. Me ví mamón pero es la verdad...
(entrevista de Alejandro de la Garza, duplicada del sitio "milenio".)
sábado, 12 de enero de 2013
UN ALETEO SILENCIOSO
Cuando borrachos nos quitamos
la ropa como ebria la estatua
espera un día la venia
para sentarse y despojarse...
Cuando retiramos la ropa
del lecho porque un grito
secreto nos reclama...
Cuando corremos las cortinas
como se conjuran las pestañas
a reconciliarse...
Cuando condenamos puertas
tapias y cualquier posibilidad
de fuga, es porque sabemos
que morir es un rito a solas,
un aleteo callado de alas
que brotan esperadas y deseadas
en la indiferencia propia
de estatuas presas de un silencio
que las ahoga, fieras.
la ropa como ebria la estatua
espera un día la venia
para sentarse y despojarse...
Cuando retiramos la ropa
del lecho porque un grito
secreto nos reclama...
Cuando corremos las cortinas
como se conjuran las pestañas
a reconciliarse...
Cuando condenamos puertas
tapias y cualquier posibilidad
de fuga, es porque sabemos
que morir es un rito a solas,
un aleteo callado de alas
que brotan esperadas y deseadas
en la indiferencia propia
de estatuas presas de un silencio
que las ahoga, fieras.
viernes, 11 de enero de 2013
El hombre de acero más deseado
Un tribunal de apelaciones californiano ha dado la razón al estudio Warner Bros. en la batalla legal por los derechos de explotación de Superman frente a los herederos de uno de los creadores de ese icónico personaje, capaz de salvar el mundo en la ficción y generar fortunas en la vida real.
La decisión judicial alcanzada el jueves fue reproducida este viernes por la prensa en Estados Unidos, donde el próximo 14 de junio Warner relanzará las historias de ese superhéroe en la gran pantalla con la cinta Man of Steel, dirigida por Zack Snyder (300) y protagonizada por Henry Cavill.
Es de prever que la nueva aventura de Superman generará cientos de millones de dólares en recaudación en las salas de cine, cantidades que se sumarán a las conseguidas a lo largo de la vida de este héroe que en 2013 cumple 75 años.
Los herederos de Jerome Siegel, coautor de Superman junto con Joseph Shuster, mantenían desde hace décadas un pleito con Warner Bros. por la potestad del uso comercial del rentable personaje.
Un enfrentamiento que en 2008 deparó una sentencia que les fue favorable y por la que un juez en California les otorgaba derechos sobre el copyright de Superman en aspectos que iban desde su indumentaria al origen de su historia.
El fallo del tribunal daba autoridad a los Siegel sobre los futuros proyectos de Superman y se basaba en dar invalidez legal a una carta de acuerdo entre DC Comics (editorial de cómics controlada por Warner Bros.) y los herederos del coautor del hombre de acero fechada en 2001.
La Corte de Apelaciones, sin embargo, consideró que esa misiva, que nunca se llegó a firmar como contrato, sí tenía validez ya que recogía por escrito el acuerdo oral entre las partes y especificaba los términos del mismo de forma detallada.
"La carta del 19 de octubre de 2001 afirma claramente que los herederos aceptan la oferta de DC Comics del 16 de octubre de 2001 respecto a las propiedades de 'Superman' y 'Spectre'", se recoge en la sentencia.
La noticia fue recibida como una victoria en Warner que reafirmó su voluntad de "compensar" a la familia de Siegel con las cantidades negociadas con DC Comics en 2001.
En octubre, otro tribunal negó que los herederos del otro autor de Superman, Joseph Shuster, tuvieran derechos sobre los ingresos del próximo filme Man of Steel en virtud de un pacto firmado por esa familia en 1992 con DC Comics que daba libertad a la editorial para desarrollar proyectos del héroe.
Man of Steel recupera al personaje que inmortalizó el difunto Christopher Reeve aunque con un aire más oscuro y dramático, en sintonía con el tono de la exitosa última saga de Batman dirigida por Christopher Nolan que recaudó más de 2.300 millones de dólares solo en taquilla.
(Ha de ser muy cómodo llegar a los 75 años de edad y ser vulnerable sólo a la kriptonita. Nota tomada del sitio Público.)
La decisión judicial alcanzada el jueves fue reproducida este viernes por la prensa en Estados Unidos, donde el próximo 14 de junio Warner relanzará las historias de ese superhéroe en la gran pantalla con la cinta Man of Steel, dirigida por Zack Snyder (300) y protagonizada por Henry Cavill.
Es de prever que la nueva aventura de Superman generará cientos de millones de dólares en recaudación en las salas de cine, cantidades que se sumarán a las conseguidas a lo largo de la vida de este héroe que en 2013 cumple 75 años.
Los herederos de Jerome Siegel, coautor de Superman junto con Joseph Shuster, mantenían desde hace décadas un pleito con Warner Bros. por la potestad del uso comercial del rentable personaje.
Un enfrentamiento que en 2008 deparó una sentencia que les fue favorable y por la que un juez en California les otorgaba derechos sobre el copyright de Superman en aspectos que iban desde su indumentaria al origen de su historia.
El fallo del tribunal daba autoridad a los Siegel sobre los futuros proyectos de Superman y se basaba en dar invalidez legal a una carta de acuerdo entre DC Comics (editorial de cómics controlada por Warner Bros.) y los herederos del coautor del hombre de acero fechada en 2001.
La Corte de Apelaciones, sin embargo, consideró que esa misiva, que nunca se llegó a firmar como contrato, sí tenía validez ya que recogía por escrito el acuerdo oral entre las partes y especificaba los términos del mismo de forma detallada.
"La carta del 19 de octubre de 2001 afirma claramente que los herederos aceptan la oferta de DC Comics del 16 de octubre de 2001 respecto a las propiedades de 'Superman' y 'Spectre'", se recoge en la sentencia.
La noticia fue recibida como una victoria en Warner que reafirmó su voluntad de "compensar" a la familia de Siegel con las cantidades negociadas con DC Comics en 2001.
En octubre, otro tribunal negó que los herederos del otro autor de Superman, Joseph Shuster, tuvieran derechos sobre los ingresos del próximo filme Man of Steel en virtud de un pacto firmado por esa familia en 1992 con DC Comics que daba libertad a la editorial para desarrollar proyectos del héroe.
Man of Steel recupera al personaje que inmortalizó el difunto Christopher Reeve aunque con un aire más oscuro y dramático, en sintonía con el tono de la exitosa última saga de Batman dirigida por Christopher Nolan que recaudó más de 2.300 millones de dólares solo en taquilla.
(Ha de ser muy cómodo llegar a los 75 años de edad y ser vulnerable sólo a la kriptonita. Nota tomada del sitio Público.)
¿Harvard prescinde de Felipe?
Distrito Federal– Hasta anoche iban 13 mil 280 firmas... y sigue contando.
A unos días de arrancar actividades en Harvard, el rechazo a la presencia del ex presidente Felipe Calderón se acumulaba en una petición montada en la popular plataforma de activismo político change.org.
A través del portal, el ex agente de la Patrulla Fronteriza John Randolph publicó hace un mes una solicitud destinada a Drew Gilpin Faust, presidenta de Harvard, y a David T. Ellwood, decano de la institución, para que Calderón no imparta cátedra en esa universidad.
“Durante 26 años fui miembro de la Patrulla Fronteriza de Estados Unidos, por lo que siempre estuve interesado en el tema de la droga, ya que creo que se trata de un problema binacional. En 2005 me retiré y empecé a investigar sobre la guerra contra la droga en México. No creo que sea justo que él (Calderón) vaya a dar clases allí”, explicó Randolph a la prensa. Una semana después que él, Eduardo Cortés Rivadeneyra, propietario de una constructora dedicada a la edificación de vivienda en Puebla, inició una petición en la misma página bajo el lema “Harvard: Revierte la contratación de Felipe Calderón”.
Randolph y Cortés planean viajar a la universidad a finales de este mes, cuando den inicio las clases, para presentar las firmas recogidas a la presidenta de la institución.
Ya desde octubre pasado, The Huffington Post, a través de su blog Voces, incluyó una encuesta por Internet con la pregunta ¿Aceptarías a Felipe Calderón como profesor en tu universidad?, según reportó el diario La Jornada, la mayoría rechazaba que el ex presidente diera la clase. Otros portales web de los Estados Unidos como The Chronicle of Higher Education publicó a inicios de diciembre un artículo titulado ¿Por qué Harvard no debe dar la bienvenida a Calderón?, donde argumenta que la beca le da injustamente al ex presidente un “refugio seguro”.
Además un grupo de estudiantes de la Universidad de Texas se pronunció en contra de la beca a Calderón. “Calderón es responsable de la muerte de miles de niños, no dejemos que sea profesor en Estados Unidos”, expusieron en septiembre. De acuerdo al Huffingon Post, las expresiones de protesta por la llegada de Calderón a la una institución académica estadounidense no son nuevas pues anteriormente causó controversia la presencia del ex presidente de Colombia, Álvaro Uribe, en el campus de la Universidad de Georgetown.
(Los niños muertos en la guardería ABC de Hermosillo por negligencia de la familia de Calderón Hinojosa, concesionarios de la misma, son muestra de la incompetencia de FCH como gobernante, igualmente los muertos en San Fernando, Tamaulipas, y las víctimas del Casino Royale. Nota tomada del sitio Diario de Juárez.)
A unos días de arrancar actividades en Harvard, el rechazo a la presencia del ex presidente Felipe Calderón se acumulaba en una petición montada en la popular plataforma de activismo político change.org.
A través del portal, el ex agente de la Patrulla Fronteriza John Randolph publicó hace un mes una solicitud destinada a Drew Gilpin Faust, presidenta de Harvard, y a David T. Ellwood, decano de la institución, para que Calderón no imparta cátedra en esa universidad.
“Durante 26 años fui miembro de la Patrulla Fronteriza de Estados Unidos, por lo que siempre estuve interesado en el tema de la droga, ya que creo que se trata de un problema binacional. En 2005 me retiré y empecé a investigar sobre la guerra contra la droga en México. No creo que sea justo que él (Calderón) vaya a dar clases allí”, explicó Randolph a la prensa. Una semana después que él, Eduardo Cortés Rivadeneyra, propietario de una constructora dedicada a la edificación de vivienda en Puebla, inició una petición en la misma página bajo el lema “Harvard: Revierte la contratación de Felipe Calderón”.
Randolph y Cortés planean viajar a la universidad a finales de este mes, cuando den inicio las clases, para presentar las firmas recogidas a la presidenta de la institución.
Ya desde octubre pasado, The Huffington Post, a través de su blog Voces, incluyó una encuesta por Internet con la pregunta ¿Aceptarías a Felipe Calderón como profesor en tu universidad?, según reportó el diario La Jornada, la mayoría rechazaba que el ex presidente diera la clase. Otros portales web de los Estados Unidos como The Chronicle of Higher Education publicó a inicios de diciembre un artículo titulado ¿Por qué Harvard no debe dar la bienvenida a Calderón?, donde argumenta que la beca le da injustamente al ex presidente un “refugio seguro”.
Además un grupo de estudiantes de la Universidad de Texas se pronunció en contra de la beca a Calderón. “Calderón es responsable de la muerte de miles de niños, no dejemos que sea profesor en Estados Unidos”, expusieron en septiembre. De acuerdo al Huffingon Post, las expresiones de protesta por la llegada de Calderón a la una institución académica estadounidense no son nuevas pues anteriormente causó controversia la presencia del ex presidente de Colombia, Álvaro Uribe, en el campus de la Universidad de Georgetown.
(Los niños muertos en la guardería ABC de Hermosillo por negligencia de la familia de Calderón Hinojosa, concesionarios de la misma, son muestra de la incompetencia de FCH como gobernante, igualmente los muertos en San Fernando, Tamaulipas, y las víctimas del Casino Royale. Nota tomada del sitio Diario de Juárez.)
jueves, 10 de enero de 2013
Humberto Dib (1961/2011 )
Rebajas
Ante todo quiero aclarar que las temporadas de rebajas me enferman, no soporto estar más de media hora recorriendo una tienda sin comenzar a sentirme, literalmente, asqueado, pero por alguna razón extraña (amor, tal vez) siempre acabo acompañando a mi mujer en esas dos semanas de correrías. No es tan grave, me convenzo. Sin ir más lejos, el año pasado no sólo la escolté, sino que me dejé atrapar por ese furor adquisitivo. El último día de rebajas de invierno de Primark, tomé dos bolsas y comencé a llenarlas con objetos tan feos como inútiles. Contagiado por esa necesidad incontrolable de adueñarse de cada prenda que afectaba a todos los que estaban allí, agarré a una anciana que estaba probándose unas pantuflas de felpa y la arrojé adentro de una de mis bolsas. Al llegar a la caja, el dependiente la pasó por el lector de código de barras y me indicó que costaba 5 libras. Me resultó un precio bastante razonable tratándose de una señora mayor, así que la compré. Se llama Claire, hace casi un año que la tenemos en casa, nos llevamos muy bien. Ella hace su vida y nosotros la nuestra, aunque por la tarde nos juntamos en la sala a comer bollos y a tomar el té, y los domingos salimos los tres a pasear por el Hyde Park. Todo parece estar en perfecta armonía, pero ella a mí no me engaña, más de una vez pude leer en sus pupilas que nunca terminó de perdonarme por no haber comprado también las pantuflas de felpa.
(texto transcrito del blog con el nombre de autor.)
Ante todo quiero aclarar que las temporadas de rebajas me enferman, no soporto estar más de media hora recorriendo una tienda sin comenzar a sentirme, literalmente, asqueado, pero por alguna razón extraña (amor, tal vez) siempre acabo acompañando a mi mujer en esas dos semanas de correrías. No es tan grave, me convenzo. Sin ir más lejos, el año pasado no sólo la escolté, sino que me dejé atrapar por ese furor adquisitivo. El último día de rebajas de invierno de Primark, tomé dos bolsas y comencé a llenarlas con objetos tan feos como inútiles. Contagiado por esa necesidad incontrolable de adueñarse de cada prenda que afectaba a todos los que estaban allí, agarré a una anciana que estaba probándose unas pantuflas de felpa y la arrojé adentro de una de mis bolsas. Al llegar a la caja, el dependiente la pasó por el lector de código de barras y me indicó que costaba 5 libras. Me resultó un precio bastante razonable tratándose de una señora mayor, así que la compré. Se llama Claire, hace casi un año que la tenemos en casa, nos llevamos muy bien. Ella hace su vida y nosotros la nuestra, aunque por la tarde nos juntamos en la sala a comer bollos y a tomar el té, y los domingos salimos los tres a pasear por el Hyde Park. Todo parece estar en perfecta armonía, pero ella a mí no me engaña, más de una vez pude leer en sus pupilas que nunca terminó de perdonarme por no haber comprado también las pantuflas de felpa.
(texto transcrito del blog con el nombre de autor.)
miércoles, 9 de enero de 2013
Libros que nunca releerás
Hoy, en lo que va del día, han nacido 149.272 niños y niñas. Han muerto, 63.772 seres humanos. Se han gastado, desde que comenzó la jornada, 1.895.278.323 dólares en el mantenimiento de ejércitos que harán guerras inútiles y, muchos de ellos, se dedicarán a violar los derechos humanos.
Hoy, en lo que va del día, en este preciso instante, se han vendido 2.152.420 teléfonos celulares en todo el mundo. También, 291.575 televisores. Niños, jóvenes y no tan jóvenes han gastado, desde que comenzó la jornada, 76.570.901 dólares en videojuegos.
Hoy, en lo que va del día, murieron 13.229 personas de hambre, gran parte de ellas con menos de 5 años de edad. Hoy, en el mundo, hay 1.568.364.041 personas con sobrepeso. Un número que no va a disminuir, aunque los norteamericanos, desde el inicio del día, hayan gastado 82.162.444 dólares en dietas para adelgazar.
Desde que se ha iniciado año, 101.900 personas han perdido la vida por fumar. Desde que se ha iniciado el día, 6.665.245.093 cigarrillos han sido encendidos y se encenderán muchísimos más.
En los siete días, 9 horas y 53 minutos que han transcurrido del nuevo año, se han publicado 49.980 libros.
Cuando Ud. lea este mensaje, todas las cifras mencionadas habrán aumentado enormemente, menos la relativa a la publicación de libros.
La información la he extraído de Worldometers, un sistema de estadísticas mundiales en tiempo real sobre el que suelo detenerme cada tanto algunos segundos. Quizás, para ver si un día, por alguna razón misteriosa, el mundo cambia.
Desde Buenos Aires
PD: En lo que va del día, se han escrito 1.790.379 entradas de blogs. Esta es una de ellas.
(En lo que leíste y releíste esta encuesta mundial, instantánea e inútil, hiciste fila en el ejército de bueyes que encienden un cigarro cada cinco minutos, te incluiste entre los pendejos que proyectan una dieta de año nuevo para contrarrestar el sobrepeso de tamales, buñuelos y cacahuates consumidos entre el 15 y el 31 de diciembre. Te preguntaste si le hace falta a alguien el incremento del número de libros publicados puesto que se publica demasiada basura. Recordaste que en diciembre compraste y leíste una novela fallida de Ricardo Piglia, "Blanco nocturno" y otra de Sandor Márai, "Liberación", a la que viste como parte de una saga autobiográfica que termina con el tomo de su diario en que se dispara en la boca para terminar con todo. Y sí: no dudo que cada segundo se escriban blogs inocuos como este, llamado "Los Lavaderos", dirigido a mis amigos conocidos y desconocidos. Pablo Gentil es el autor de la nota aquí parafraseada y calcada del sitio "El País.")