sábado, 26 de enero de 2013

Cormac McCarthy, autor del sur

Cormac McCarthy es el mejor novelista estadounidense desde Faulkner y Hemingway, y ha escrito libros equiparables con Moby Dick y Huckleberry Finn. Nacido en 1933, en el estado de Rhode Island, se crió en Tennessee, el sur profundo de los Estados Unidos. Sus primeras cuatro novelas se sitúan en los bosques y pueblos chicos del lugar de su niñez. Tratan de gente extremadamente grotesca que viven en un crepúsculo entre un mundo agrario, casi medieval, y el mundo venidero industrial. Al comienzo de su carrera, McCarthy fue encasillado como un "escritor sureño" y un descendiente directo de William Faulkner. Después, a partir de su obra maestra, Blood Meridian –or- The Evening Redness in The West (1985), el tema de McCarthy ha sido el far west.
Su última novela publicada, The Road (2006), es la culminación de su obra. Retrata las agonizantes andanzas de un padre y su hijo en un Estados Unidos posapocalíptico, un mundo sin árboles, sin pájaros, con un mar y un cielo color plomo, donde el hombre se ha reducido a un estado salvaje y bestial. La obra de McCarthy se destaca por una prosa bíblica, paisajes homéricos, una sensibilidad al mundo de los animales que supera ampliamente a la de Jack London, y personajes envueltos en luchas existenciales dignas de Dostoievski.
Hoy McCarthy es un best seller, un favorito de Hollywood y un autor canonizado por los académicos y críticos literarios. Pero hasta la publicación de All The Pretty Horses, en 1992, cuando McCarthy tenía 59 años, sus libros vendían alrededor de 5.000 ejemplares cada uno. Era, sin embargo, leído por una elite. Era un escritor de escritores. A los 80 años de edad, hoy McCarthy está pasando por un segunda juventud creativa. Escribe guiones originales para el cine (The Counselor, dirigida por Ridley Scott, sale este año y tendrá a Brad Pitt, Javier Bardem, Michael Fassbender, Cameron Diaz y Penélope Cruz en su elenco). Dicen que tiene dos novelas terminadas, por publicarse.
Se sabe muy poco de la vida de McCarthy. Aunque últimamente ha sido bastante abierto con la prensa (dando entrevistas muy ocasionalmente) no revela nada sobre su vida personal. La biografía de autor de The Road, que además ganó el Premio Pulitzer, solo dice: "Cormac McCarthy es el autor de nueve novelas previas. Entre sus honores están el National Book Award y el National Book Critics Circle Award". Nada más.
Para poder trabajar en plenitud y a la máxima expresión de sus talentos y ambiciones un novelista requiere, por un lado, establecer su relación con la sociedad en cual vive, y por otro lado, descubrir su gran tema. Por lo primero, queremos decir cómo se ganará la vida. En cuanto el gran tema, se puede agotarse en una sola novela, como Moby Dick, Don Quijote o En busca del tiempo perdido; o se puede extender a través de una vasta obra, como La comedia humana de Balzac o las novelas de Yoknapatawpha de William Faulkner.
Se dice que Suttree, publicada en 1979 (pero producto de 20 años de trabajo intermitente) es la novela más autobiográfica de McCarthy. En ella el protagonista, Cornelius Suttree vive en una pequeña embarcación sobre el río Tennessee, en los años 50, cerca de Knoxville. Ha abandonado una familia prominente y acomodada para compartir bizarras aventuras picarescas con los ciudadanos más lúmpenes y marginales de la sociedad.
Al principio de la novela Suttree cuenta de la última comunicación que tuvo con su familia:
En la última carta de mi padre él dijo que el mundo está manejado por los que aceptan la responsabilidad de manejarlo. Si es la vida que sientes que te estás perdiendo, yo te puedo decir donde la encontrarás. En las cortes de la ley, en el mundo de los negocios, en el gobierno. No hay nada pasando en las calles. Nada más que una pantomima compuesta por los desamparados y los impotentes.
Enfrentado con el mismo mandato, McCarthy tomó un camino en la vida parecido al de Suttree. Decidió apartarse voluntariamente "del mundo de los negocios, de la ley y del gobierno" para poder estar en paz y escribir. El costo de esto es vivir en la pobreza; la recompensa es la libertad. La primera esposa de McCarthy dijo que cuando vivían en el bosque en una casa que construyó McCarthy mismo, lavándose en el río, a veces venían profesores universitarios a ofrecerle mucho dinero para dar una charla. McCarthy solo respondía que todo lo que se podía contar de sus libros ya estaba en los mismos libros.
Suttree, además de ser un libro semi autobiográfico, marca un punto de inflexión en la carrera de McCarthy. Sus primeras tres novelas (The Orchard Keeper 1965; Outer Dark, 1968; y Child of God, 1973), estaban situadas en locaciones rurales del estado de Tennessee, como Suttree mismo. A partir de su próxima novela, Blood Meridian –or- The Evening Redness in the West (1985), McCarthy encuentra su gran tema: la historia del Oeste de los Estados Unidos. Es su Moby Dick.
Los Estados Unidos, como todas las Américas, fueron fundados sobre la exterminación sistemática de sus poblaciones nativas. Blood Meridian cuenta un episodio de ese holocausto. Para muchos lectores, incluyendo a Harold Bloom, la novela tiene una profundidad inagotable. Escondido entre su trama de sangre y violencia dantesca hay un especie de texto gnóstico secreto. Está lleno de simbolismo religioso y místico. Pero no tiene moralejas ni tampoco criticas implícitas a los mecanismos de civilización. Es una visión.
Para Harold Bloom, Blood Meridian o Meridano de Sangre, es el último western, en el sentido en que Don Quijote es la última novela caballeresca: "Culmina toda la potencialidad estética que puede tener la ficción sobre el Oeste. No creo que nadie lo pueda mejorar. Básicamente pone cierre a la tradición… No es solamente el Western supremo, sino que también es la suprema dramatización de la violencia".
En cierta manera Cormac McCarthy mismo desmiente a Bloom, ya que tras Blood Meridian escribe tres novelas, también western, denominadas The Border Trilogy (La trilogía de la frontera) compuestas por All The Pretty Horses (1992), The Crossing (1994) y Cities of the Plain (1998). De todas sus novelas, All The Pretty Horses es la más accesible. Trata de un viaje iniciático a caballo de dos primos desde un rancho en Texas hasta otro en México y el de vuelta. Está situada en 1949 y es el último suspiro de las viejas costumbres del oeste. Fácilmente podría estar en un estante con la novela que Hemingway designó como la primogénita de la literatura estadounidense, Huckleberry Finn.
En una entrevista que reunió a Werner Herzog y a Cormac McCarthy el cineasta alemán comparó a McCarthy con Herman Melville y Joseph Conrad. Alabó, con veneración, la capacidad de McCarthy de describir paisajes y caballos. Dijo que desde All The Pretty Horses no se ha hecho nada nuevo en la prosa novelística en inglés.
Esta es una biografía breve e incompleta, cuya intención es llevar al lector a la obra del escritor con una carga de entusiasmo. Sin embargo, antes de cerrar, hay que discutir una faceta más de McCarthy: su pasión por la ciencia.
Por lo que podemos saber, Cormac McCarthy pasa sus días en el Santa Fe Insitute en Nuevo México. Allí tiene una oficina y es miembro honorario. Fue invitado, originalmente, por su amigo Murray Gell-Mann, físico y Premio Nobel. Es un centro de investigación que reúne a científicos de todas las disciplinas para pensar y trabajar problemas en la vanguardia de la ciencia. Allí, McCarthy asiste a seminarios, almuerza en la cafetería y fraterniza con los cientificos, su compañía predilecta.
Una última cosa se puede decir: escribió toda su obra sobre una maquina de escribir portátil de marca Olivetti.

Cormac McCarthy es de la vieja escuela.


(Según se observa, los supuestos estudiosos de la obra de McCarthy le han impuesto un corsé-cliché que le queda perfectamente a autores del sur profundo y herederos de Faulkner como la enorme Toni Morrison, que aun con un Nobel en su haber no ha perdido una pizca ni de creatividad ni de sentido común; Cormac no nació escritor por generación espontánea: antes de él escribieron Flannery O'Connor y Carson McCullers. Con estas pinceladas quieres expresar que lo aquí escrito y reproducido de la columna de Andrés Hax es puro confetti. Machaca sobre lo ya archisabido. Nota tomada del sitio "revista ñ", Clarín.)

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