uno.
En este pueblo sepultaron a Irene. De ella guardo retazos de un sudario, una camisa arrugada, un mechón de trigo, un pañuelo hecho bolas, dos nudillos que tocaron a su puerta, una silla de ruedas, aquel par de muletas con las que no subió la escalera empinada al cielo.
dos.
En los corredores de este hotel no espera nadie a Irene, nadie la recuerda:
Aunque fue madre de varios, algunos abandonaron la ciudad para siempre, otros, como ella, reposan en un cementerio invadido de yerba silvestre, con los puños crispados en el torso, con las manos en la orilla del pubis, con los ojos semiabiertos del vidente, con los labios brevemente separados del sediento.
tres.
Irene reposa en el camposanto sin nombre, sin lápidas que recuerden dos fechas, dos apellidos, un par de trenzas desatadas, dos padresnuestros, dos avesmarías, un credo, un llanto seco, sin babas, sin mocos. Es un jadeo austero, que repta en el galillo cerrado, en la tráquea del cáncer. Lejos, muy lejos del paraíso.
cuatro.
En este pueblo de límites alambrados, sin cruces en los cementerios, sin agua bendita en las pilas, con las puertas al campo derrumbadas, vine a buscarla, a Irene, cuyo cuerpo fue encontrado sin vida hace más de trece lustros.
martes, 31 de mayo de 2011
lunes, 30 de mayo de 2011
"GOTAS DE CHOCOLATE" II
El gobernador de Nuevo León, a través de la Secretaría de Educación Pública estatal, reconocieron hoy a la maestra Martha Rivera Alanís por su valor y por aplicar "correctamente los Protocolos de Seguridad" en un kínder, mientras que a dos calles ocurría una balacera en La Estanzuela. En una breve ceremonia que se celebró en el Palacio de Gobierno, el gobernador Rodrigo Medina de la Cruz y el secretario de Educación José Antonio González entregaron un diploma a la maestra, evento al que también acudieron directivos del plantel preescolar Alfonso Reyes.
"Por su destacado valor cívico al aplicar los Protocolos de seguridad en una situación de riesgo en el entorno escolar y sobre todo por su vocación de servicio de amor a los niños de Nuevo León", menciona el diploma que le entregó el gobernador a la maestra.
"En nombre de todos los maestros que manejamos los mismos y nos comportamos de la misma manera les agradezco sus comentarios, sus buenos detalles, y pues a seguir adelante", dijo Rivera Alanís después de recibir el reconocimiento.
"Me siento muy orgullosa, principalmente de los niños. Ellos me dieron el valor y el coraje para actuar como lo hice", agregó Rivera.
Mencionó que grabó el video para tener evidencias, ya que sus superiores le "piden que siempre tenga evidencias de lo que se llevaba a cabo, de lo que se vive, y quisiera dejar muestras de realmente cómo se estaba trabajando".
Rivera aseguró que le dio mucho miedo cuando se escucharon los estruendos de las armas de grueso calibre a escasas dos calles donde se ubica el kínder, en la zona de la Estanzuela del sur de Monterrey.
Mientras afuera se escuchaban las ráfagas de fusiles de asalto, la maestra ordenó a los niños del kínder que se tiraran al piso y con mucho aplomo los puso a cantar.
Agregó que ella es la responsable de aplicar los "Protocolos de Seguridad", los cuales fueron acordados desde julio del año pasado por la Secretaría de Educación estatal.
Para aplicar los protocolos, se dieron cursos de capacitación a un maestro por escuela para que supieran cómo reaccionar ante tiroteos que pudieran presentarse en las inmediaciones de las escuelas.
En la ceremonia, Rodrigo Medina dijo: "Todos hemos sido testigos de lo que sucedió recientemente en este Jardín de Niños, y sobre todo del valor, del coraje, de la entrega, del compromiso de la maestra Rivera".
Medina destacó que el video que ha circulado "no únicamente ha conmovido a los nuevoleoneses, sino que ha dado la vuelta al mundo esta entrega, este valor, que nos hace sentir muy orgullosos".
"Los Protocolos de Seguridad que se han dado por parte de la Secretaría de Educación para seguirlos en caso de cualquier emergencia, como la que se presentó en este Jardín de Niños o de cualquier otro tipo, funcionan", concluyó Medina de la Cruz.
(¿Qué habría sido de los 49 niños muertos en el incendio de la guardería ABC de Sonora si Marta Rivera, la educadora de Monterrey, estuviese al cuidado de ellos; qué suerte correrían el gobernador de entonces, los socios de la guardería subrogada, entre ellos una parienta de Margarita Zavala de Calderón Hiojosa, si esta maestra ejemplar se mete al fuego para salvarlos? Nota de El Universal.)
"Por su destacado valor cívico al aplicar los Protocolos de seguridad en una situación de riesgo en el entorno escolar y sobre todo por su vocación de servicio de amor a los niños de Nuevo León", menciona el diploma que le entregó el gobernador a la maestra.
"En nombre de todos los maestros que manejamos los mismos y nos comportamos de la misma manera les agradezco sus comentarios, sus buenos detalles, y pues a seguir adelante", dijo Rivera Alanís después de recibir el reconocimiento.
"Me siento muy orgullosa, principalmente de los niños. Ellos me dieron el valor y el coraje para actuar como lo hice", agregó Rivera.
Mencionó que grabó el video para tener evidencias, ya que sus superiores le "piden que siempre tenga evidencias de lo que se llevaba a cabo, de lo que se vive, y quisiera dejar muestras de realmente cómo se estaba trabajando".
Rivera aseguró que le dio mucho miedo cuando se escucharon los estruendos de las armas de grueso calibre a escasas dos calles donde se ubica el kínder, en la zona de la Estanzuela del sur de Monterrey.
Mientras afuera se escuchaban las ráfagas de fusiles de asalto, la maestra ordenó a los niños del kínder que se tiraran al piso y con mucho aplomo los puso a cantar.
Agregó que ella es la responsable de aplicar los "Protocolos de Seguridad", los cuales fueron acordados desde julio del año pasado por la Secretaría de Educación estatal.
Para aplicar los protocolos, se dieron cursos de capacitación a un maestro por escuela para que supieran cómo reaccionar ante tiroteos que pudieran presentarse en las inmediaciones de las escuelas.
En la ceremonia, Rodrigo Medina dijo: "Todos hemos sido testigos de lo que sucedió recientemente en este Jardín de Niños, y sobre todo del valor, del coraje, de la entrega, del compromiso de la maestra Rivera".
Medina destacó que el video que ha circulado "no únicamente ha conmovido a los nuevoleoneses, sino que ha dado la vuelta al mundo esta entrega, este valor, que nos hace sentir muy orgullosos".
"Los Protocolos de Seguridad que se han dado por parte de la Secretaría de Educación para seguirlos en caso de cualquier emergencia, como la que se presentó en este Jardín de Niños o de cualquier otro tipo, funcionan", concluyó Medina de la Cruz.
(¿Qué habría sido de los 49 niños muertos en el incendio de la guardería ABC de Sonora si Marta Rivera, la educadora de Monterrey, estuviese al cuidado de ellos; qué suerte correrían el gobernador de entonces, los socios de la guardería subrogada, entre ellos una parienta de Margarita Zavala de Calderón Hiojosa, si esta maestra ejemplar se mete al fuego para salvarlos? Nota de El Universal.)
FRANK MONTERO, FOTÓGRAFO (?)
Fue seminarista católico, pionero del protestantismo, misionero metodista, cantante de ópera, periodista y divulgador del espiritismo. Todos ellos fue Frank Montero Collado, que se fotografió entre 1855 y 1925, y dejó 23 autorretratos que la posteridad recogió a saldo de un cajón abandonado en un mercadillo, arrinconado entre las miles de fotos de historias olvidadas. Montero Collado se disfrazó de todo eso, uso mil formas para una misma cara y no dejó escrito más que unas breves leyendas caligrafiadas sobre sus fotografías, que revelan algunos pasajes y datos sobre lo que aparentemente fue su vida.
"Es un enigma absoluto. Son 23 fotos de estudio que representan toda su vida escenificada, en la que Frank Montero aparece actuando. No sabemos absolutamente nada de él", reconoce a este periódico Gerardo Mosquera, nuevo comisario durante los próximos tres años del festival internacional PHotoEspaña, que ha elegido el retrato como centro de todas las miradas del encuentro, que se prolonga desde hoy hasta el próximo 24 de julio en Madrid, Lisboa, Cuenca y Alcalá de Henares.
"Quería indagar sobre los aspectos comunicativos del retrato. Es uno de los grandes géneros pictóricos y fotográficos, pero los artistas contemporáneos lo utilizan más como medio que como género. Es una herramienta para construir discursos artísticos e indagar en otras cuestiones", explica en clara referencia a los reconocidos Thomas Ruff o Cindy Sherman, los otros dos fotógrafos que acompañan a Montero Collado en la exposición 1.000 caras / 0 caras / 1 rostro (Fundación Telefónica y sala Alcalá 31).
Sherman es la mujer de las mil caras, la gran apropiadora de rostros y figuras ajenas; Ruff, por el contrario, quiere desintegrar al sujeto retratado, alienarlo, igualarlo de forma repetitiva: "La ausencia de expresión en los rostros, el encuadre fijo, la iluminación plana, el vestuario y el fondo neutros", según Mosquera.
La marca del tiempo
El comisario ha elegido el contraste de dos fotógrafos de prestigio frente a un anónimo, del que se enseñan en primicia mundial sus escuetos fondos, para reflexionar sobre los caminos de la identidad, la representación y la comunicación del arte y la sociedad contemporánea: "En Sherman tenemos una cara que produce a todas, en Ruff son todas las caras multiplicadas por cero y en Montero vemos el propio rostro representándose a sí mismo en los innumerables rostros de los cambios del tiempo y de la vida", apunta Mosquera.
La investigadora Diana Cuellar Ledesma ha seguido la pista a Frank Montero Collado, consultando archivos y hemerotecas en Puebla y Ciudad de México, para descubrir que la huella que dejó el personaje en su época fue ínfima. Un fantasma transparente, otro más. "Seguramente fueron tarjetas de visita", explica para aclarar que las 23 imágenes forman parte de un álbum bastante peculiar, ya que la mayoría son fotos de sus fotos; es decir, fotografías de principios del siglo XX tomadas a su vez de otras fotos antiguas.
Montero Collado, que hizo las fotos sin intención artística consciente fueron compradas por el coleccionista Ramón López Quiroga vio en la fotografía un medio para escenificarse a sí mismo en las distintas etapas de su vida, desde los 4 años hasta la vejez. ¿Pero quién fue este personaje? ¿Vivió todo lo que representa? ¿Son ilusiones de otras vidas o realidad para el recuerdo? Parece incluso que Montero Collado fuera una gran broma al estilo del historiador, crítico y fotógrafo Joan Fontcuberta, en la que se ha tomado una parte por el todo, es decir, la cara por la persona, para construir una identidad. Un Frankenstein a base de fotos de estudio.
Vida rocambolesca
Diana Cuellar observa que por la caligrafía y la tinta sabemos que la información a pie de foto fue escrita toda de una vez y a posteriori. Así, la mayoría de las fechas referidas no son exactas, sino que "se anotaron a base de recuerdos", como explica la especialista. De esta manera, parece que perteneció a una familia adinerada del siglo XIX, que estuvo internado en un colegio francés, que estudió para seminarista, como profesor de filosofía y español, que fue periodista, cantante de ópera y capitán de una guardia nacional de estudiantes.
Es con la llegada del nuevo siglo cuando la biografía apuntada sobre sus propios retratos se vuelve aún más rocambolesca: mientras funda y edita un diario estudiantil, se incorpora al movimiento espiritista mexicano. Dice de sí mismo que dirigió El siglo espiritista y que fue presidente de la Sociedad Espiritista Mexicana. Para rematar en sus últimas fotos, en la etapa final de su vida, en el convento de Churubuscos de Ciudad de México. "Los retratos desembocan en puntos álgidos de fantasía y artificio: a modo de busto, ataviado con kimono y sombrilla, o disfrazado para la ópera", explica Cuellar, mientras Montero sigue riéndose bajo esos disfraces.
( Es posible que las fotografías rescatadas y expuestas actualmente sean parte de una trama urdida por alguien como Carlos Monsivais, que desde el infierno se ríe de los ingenuos. Nota de Peio H. Riaño para Público, diario español.)
"Es un enigma absoluto. Son 23 fotos de estudio que representan toda su vida escenificada, en la que Frank Montero aparece actuando. No sabemos absolutamente nada de él", reconoce a este periódico Gerardo Mosquera, nuevo comisario durante los próximos tres años del festival internacional PHotoEspaña, que ha elegido el retrato como centro de todas las miradas del encuentro, que se prolonga desde hoy hasta el próximo 24 de julio en Madrid, Lisboa, Cuenca y Alcalá de Henares.
"Quería indagar sobre los aspectos comunicativos del retrato. Es uno de los grandes géneros pictóricos y fotográficos, pero los artistas contemporáneos lo utilizan más como medio que como género. Es una herramienta para construir discursos artísticos e indagar en otras cuestiones", explica en clara referencia a los reconocidos Thomas Ruff o Cindy Sherman, los otros dos fotógrafos que acompañan a Montero Collado en la exposición 1.000 caras / 0 caras / 1 rostro (Fundación Telefónica y sala Alcalá 31).
Sherman es la mujer de las mil caras, la gran apropiadora de rostros y figuras ajenas; Ruff, por el contrario, quiere desintegrar al sujeto retratado, alienarlo, igualarlo de forma repetitiva: "La ausencia de expresión en los rostros, el encuadre fijo, la iluminación plana, el vestuario y el fondo neutros", según Mosquera.
La marca del tiempo
El comisario ha elegido el contraste de dos fotógrafos de prestigio frente a un anónimo, del que se enseñan en primicia mundial sus escuetos fondos, para reflexionar sobre los caminos de la identidad, la representación y la comunicación del arte y la sociedad contemporánea: "En Sherman tenemos una cara que produce a todas, en Ruff son todas las caras multiplicadas por cero y en Montero vemos el propio rostro representándose a sí mismo en los innumerables rostros de los cambios del tiempo y de la vida", apunta Mosquera.
La investigadora Diana Cuellar Ledesma ha seguido la pista a Frank Montero Collado, consultando archivos y hemerotecas en Puebla y Ciudad de México, para descubrir que la huella que dejó el personaje en su época fue ínfima. Un fantasma transparente, otro más. "Seguramente fueron tarjetas de visita", explica para aclarar que las 23 imágenes forman parte de un álbum bastante peculiar, ya que la mayoría son fotos de sus fotos; es decir, fotografías de principios del siglo XX tomadas a su vez de otras fotos antiguas.
Montero Collado, que hizo las fotos sin intención artística consciente fueron compradas por el coleccionista Ramón López Quiroga vio en la fotografía un medio para escenificarse a sí mismo en las distintas etapas de su vida, desde los 4 años hasta la vejez. ¿Pero quién fue este personaje? ¿Vivió todo lo que representa? ¿Son ilusiones de otras vidas o realidad para el recuerdo? Parece incluso que Montero Collado fuera una gran broma al estilo del historiador, crítico y fotógrafo Joan Fontcuberta, en la que se ha tomado una parte por el todo, es decir, la cara por la persona, para construir una identidad. Un Frankenstein a base de fotos de estudio.
Vida rocambolesca
Diana Cuellar observa que por la caligrafía y la tinta sabemos que la información a pie de foto fue escrita toda de una vez y a posteriori. Así, la mayoría de las fechas referidas no son exactas, sino que "se anotaron a base de recuerdos", como explica la especialista. De esta manera, parece que perteneció a una familia adinerada del siglo XIX, que estuvo internado en un colegio francés, que estudió para seminarista, como profesor de filosofía y español, que fue periodista, cantante de ópera y capitán de una guardia nacional de estudiantes.
Es con la llegada del nuevo siglo cuando la biografía apuntada sobre sus propios retratos se vuelve aún más rocambolesca: mientras funda y edita un diario estudiantil, se incorpora al movimiento espiritista mexicano. Dice de sí mismo que dirigió El siglo espiritista y que fue presidente de la Sociedad Espiritista Mexicana. Para rematar en sus últimas fotos, en la etapa final de su vida, en el convento de Churubuscos de Ciudad de México. "Los retratos desembocan en puntos álgidos de fantasía y artificio: a modo de busto, ataviado con kimono y sombrilla, o disfrazado para la ópera", explica Cuellar, mientras Montero sigue riéndose bajo esos disfraces.
( Es posible que las fotografías rescatadas y expuestas actualmente sean parte de una trama urdida por alguien como Carlos Monsivais, que desde el infierno se ríe de los ingenuos. Nota de Peio H. Riaño para Público, diario español.)
domingo, 29 de mayo de 2011
"GOTAS DE CHOCOLATE"
Un vídeo publicado en YouTube y grabado con un dispositivo móvil muestra como una profesora trata de proteger a sus alumnos de un tiroteo desatado cerca de la guardería donde se encuentran. La batalla se produce en una estación de taxis en La Estanzuela, en Monterrey (México), el pasado viernes.
En el vídeo, la mujer pide a los niños que no levanten la cabeza del suelo y trata de calmarlos cantando una canción infantil mientras se escuchan disparos. A pesar de la tensa situación la educadora no pierde el aplomo y consigue mantener acostados en el suelo a los pequeños.
"Si las gotas de lluvias fueran de chocolate me encantaría estar ahí", entona la maestra y los niños se colocan boca arriba y despegan sus labios para poder comerse las gotas de chocolate.
El tiroteo fue provocado por un grupo de sicarios que viajaban en camionetas y que acabó con la vida de cinco hombres. La escena tuvo lugar en una terminal de taxis cercana al jardín de infancia donde se encontraban los niños, según el diario mexicano Vanguardia.
Monterrey es desde hace varios meses escenario de una cruenta batalla entre carteles de droga rivales que ha dejado ya varias víctimas mortales.
(Comentario más valorado: Croniamental 29-05-2011 20:13
No tengo palabras para definir a esTa profesora, me las ha robado todas el santoral. Hace falta tener una fortaleza de ánimo, una bondad natural, una inteligencia, una generosidad que no sabía yo que existieran en este mundo. Ahora entiendo porqué los asesinos no han asolado la tierra. Con unas cuantas personas como esta bendita profe el mundo puede seguir adelante. Texto tomado de Público, español.))
En el vídeo, la mujer pide a los niños que no levanten la cabeza del suelo y trata de calmarlos cantando una canción infantil mientras se escuchan disparos. A pesar de la tensa situación la educadora no pierde el aplomo y consigue mantener acostados en el suelo a los pequeños.
"Si las gotas de lluvias fueran de chocolate me encantaría estar ahí", entona la maestra y los niños se colocan boca arriba y despegan sus labios para poder comerse las gotas de chocolate.
El tiroteo fue provocado por un grupo de sicarios que viajaban en camionetas y que acabó con la vida de cinco hombres. La escena tuvo lugar en una terminal de taxis cercana al jardín de infancia donde se encontraban los niños, según el diario mexicano Vanguardia.
Monterrey es desde hace varios meses escenario de una cruenta batalla entre carteles de droga rivales que ha dejado ya varias víctimas mortales.
(Comentario más valorado: Croniamental 29-05-2011 20:13
No tengo palabras para definir a esTa profesora, me las ha robado todas el santoral. Hace falta tener una fortaleza de ánimo, una bondad natural, una inteligencia, una generosidad que no sabía yo que existieran en este mundo. Ahora entiendo porqué los asesinos no han asolado la tierra. Con unas cuantas personas como esta bendita profe el mundo puede seguir adelante. Texto tomado de Público, español.))
WIRIKUTA, LUGAR SAGRADO
Nueva York. Desde tiempos inmemoriales, los wixáritari han cuidado la tierra sagrada de Wirikuta, por lo que representantes de este pueblo indígena viajaron hasta Nueva York y Canadá para cumplir esta encomienda ancestral. El pasado jueves, dos delegados huicholes acudieron al Foro Permanente de Asuntos Indígenas de Naciones Unidas para rechazar las concesiones mineras otorgadas a la empresa canadiense First Majestic Silver en la zona de Wirikuta, situada en el desierto de San Luis Potosí.
El mismo día, otra delegación wixárika logró entrar a la reunión de los accionistas de la empresa en Vancouver, Canadá. Afuera, organizaciones indígenas y activistas realizaron protestas, como parte de la Semana de Justicia Minera. También hubo manifestaciones simultáneas frente a los consulados mexicano y canadiense en Seattle, Washington.
La firma canadiense sólo opera en México y aunque es relativamente pequeña ha experimentado un crecimiento espectacular; acaba de empezar a cotizar en la bolsa de Nueva York, y está posicionada como una de las empresas de plata con mayor crecimiento del mundo.
En el reporte de First Majestic de 2010, su presidente Keith Neumeyer aseguró a los inversionistas que los ingresos brutos de la empresa se incrementaron 85 por ciento con respecto a 2009, a 132 millones de dólares. Durante el primer trimestre de este año sus ingresos son de 55.3 millones de dólares, un incremento de 211 por ciento con respecto al primer trimestre del año pasado.
En su página web, First Majestic anuncia orgullosamente ser la primera y única empresa minera que vende lingotes de plata directamente al público, adquisición que es popular entre seguidores de grupos como los del Tea Party, y otros que predicen la caída inminente del sistema monetario. Se puede hasta comprar monedas impresas con el calendario azteca.
La delegación wixárika llegó a Nueva York el domingo 15 y sus miembros debieron luchar para presentar el caso de Wirikuta formalmente en el foro de la ONU, lo cual resultó un verdadero desafío debido a una agenda apretada de discursos de agencias gubernamentales y diplomáticos. Pero Santos de la Cruz Carrillo, abogado y presidente del Comisariado de Bienes Comunales de Bancos de San Hipólito, Durango, y Felipe Serio Chino, secretario de la Unión Wixárika de Centros Ceremoniales, lograron su meta el jueves cuando De la Cruz presentó una declaración del Frente en Defensa de Wirikuta Tamatsima Wahaa exigiendo la protección de Wirikuta, lugar donde está nuestro corazón, nuestra vida y nuestros ancestros desde la creación del mundo.
Su intervención contrastó con la del gobierno mexicano, el cual enfatizó los logros de los proyectos gubernamentales en beneficio de los pueblos indígenas, y ni mencionó el caso de Wirikuta. En entrevista con una radio comunitaria, De la Cruz expresó: Quisiéramos que el foro permanente se pronunciara en contra de estas concesiones, sobre todo por la violación de los derechos humanos que está causando el gobierno mexicano. El viernes, los delegados se reunieron con James Anaya, el relator especial de Naciones Unidas sobre los derechos de los pueblos indígenas.
Los delegados Jesús Lara Chivarra y Cilau Candelario Valadez, quienes viajaron a Vancouver junto con Rodolfo Cosío y Juventino Carrillo, llegaron a la reunión de accionistas como representantes legales de inversionistas afines al movimiento, lo que les garantizó la entrada. Sin embargo, la policía, en coordinación con la empresa, los detuvo en la puerta por 45 minutos. Los delegados lucían sus atuendos tradicionales, y Candelario Valadez denunció vía telefónica que por estar vestidos por lo que somos, no nos dejaron entrar.
Por fin ingresaron a la reunión, pero se les informó que sólo tendrían un minuto para hablar, y sin uso de micrófono. Debido a estas condiciones, los delegados decidieron guardar silencio, para no caer en su juego, y entregaron una carta a la empresa. Nos trataron de intimidar, pero el que terminó intimidado fue el presidente de First Majestic, porque cuando empezó a hablar ni siquieran le salían las palabras, afirmó Valadez.
Un día antes, los delegados también habían sido frenados por la policía de Vancouver cuando llegaron a la sede de First Majestic para una reunión con Ramón Dávila, jefe de las operaciones de la minera en México. Al fin, los wixáritari entraron, expresaron su postura y luego se fueron, tras negarse a escuchar la ponencia de los ejecutivos.
La postura de la comunidad wixárika es de no negociar porque estas tierras les pertenecen, aseguró Valadez. En mi opinión, el propósito del viaje es que se den cuenta que hay gente preparada, gente que puede hablar su propia lengua, hay abogados que son de nuestra cultura... Que les quede claro que no van a tener una batalla fácil.
En declaraciones a La Jornada al término de los trabajos en la ONU, Serio Chino habló de lo difícil que es que el mundo occidental entienda la cultura wixárika. Lo que somos nosotros no se puede explicar, porque esto no tiene significado. No se puede explicar así a viva voz. Va más allá de las explicaciones, dijo.
En Wirikuta descansan sus ancestros, brotan los ojos de aguas sagradas. Nosotros lo que peleamos son los manantiales sagrados, porque con ellos hacemos retoñar la vida de los wixáritari, hacemos retoñar toda la naturaleza. Allí hacemos que llueva. Sin ellos no habría cómo retoñar. Por eso decimos que acabarían con el pueblo wixárika, explicó Serio Chino.
La tarde del sábado los delegados pasearon por el Parque Central, mientras seguidores del religioso Harold Camping esperaban el fin del mundo en Times Square.
(crónica de Elizabeth Coll para el diario La Jornada.)
El mismo día, otra delegación wixárika logró entrar a la reunión de los accionistas de la empresa en Vancouver, Canadá. Afuera, organizaciones indígenas y activistas realizaron protestas, como parte de la Semana de Justicia Minera. También hubo manifestaciones simultáneas frente a los consulados mexicano y canadiense en Seattle, Washington.
La firma canadiense sólo opera en México y aunque es relativamente pequeña ha experimentado un crecimiento espectacular; acaba de empezar a cotizar en la bolsa de Nueva York, y está posicionada como una de las empresas de plata con mayor crecimiento del mundo.
En el reporte de First Majestic de 2010, su presidente Keith Neumeyer aseguró a los inversionistas que los ingresos brutos de la empresa se incrementaron 85 por ciento con respecto a 2009, a 132 millones de dólares. Durante el primer trimestre de este año sus ingresos son de 55.3 millones de dólares, un incremento de 211 por ciento con respecto al primer trimestre del año pasado.
En su página web, First Majestic anuncia orgullosamente ser la primera y única empresa minera que vende lingotes de plata directamente al público, adquisición que es popular entre seguidores de grupos como los del Tea Party, y otros que predicen la caída inminente del sistema monetario. Se puede hasta comprar monedas impresas con el calendario azteca.
La delegación wixárika llegó a Nueva York el domingo 15 y sus miembros debieron luchar para presentar el caso de Wirikuta formalmente en el foro de la ONU, lo cual resultó un verdadero desafío debido a una agenda apretada de discursos de agencias gubernamentales y diplomáticos. Pero Santos de la Cruz Carrillo, abogado y presidente del Comisariado de Bienes Comunales de Bancos de San Hipólito, Durango, y Felipe Serio Chino, secretario de la Unión Wixárika de Centros Ceremoniales, lograron su meta el jueves cuando De la Cruz presentó una declaración del Frente en Defensa de Wirikuta Tamatsima Wahaa exigiendo la protección de Wirikuta, lugar donde está nuestro corazón, nuestra vida y nuestros ancestros desde la creación del mundo.
Su intervención contrastó con la del gobierno mexicano, el cual enfatizó los logros de los proyectos gubernamentales en beneficio de los pueblos indígenas, y ni mencionó el caso de Wirikuta. En entrevista con una radio comunitaria, De la Cruz expresó: Quisiéramos que el foro permanente se pronunciara en contra de estas concesiones, sobre todo por la violación de los derechos humanos que está causando el gobierno mexicano. El viernes, los delegados se reunieron con James Anaya, el relator especial de Naciones Unidas sobre los derechos de los pueblos indígenas.
Los delegados Jesús Lara Chivarra y Cilau Candelario Valadez, quienes viajaron a Vancouver junto con Rodolfo Cosío y Juventino Carrillo, llegaron a la reunión de accionistas como representantes legales de inversionistas afines al movimiento, lo que les garantizó la entrada. Sin embargo, la policía, en coordinación con la empresa, los detuvo en la puerta por 45 minutos. Los delegados lucían sus atuendos tradicionales, y Candelario Valadez denunció vía telefónica que por estar vestidos por lo que somos, no nos dejaron entrar.
Por fin ingresaron a la reunión, pero se les informó que sólo tendrían un minuto para hablar, y sin uso de micrófono. Debido a estas condiciones, los delegados decidieron guardar silencio, para no caer en su juego, y entregaron una carta a la empresa. Nos trataron de intimidar, pero el que terminó intimidado fue el presidente de First Majestic, porque cuando empezó a hablar ni siquieran le salían las palabras, afirmó Valadez.
Un día antes, los delegados también habían sido frenados por la policía de Vancouver cuando llegaron a la sede de First Majestic para una reunión con Ramón Dávila, jefe de las operaciones de la minera en México. Al fin, los wixáritari entraron, expresaron su postura y luego se fueron, tras negarse a escuchar la ponencia de los ejecutivos.
La postura de la comunidad wixárika es de no negociar porque estas tierras les pertenecen, aseguró Valadez. En mi opinión, el propósito del viaje es que se den cuenta que hay gente preparada, gente que puede hablar su propia lengua, hay abogados que son de nuestra cultura... Que les quede claro que no van a tener una batalla fácil.
En declaraciones a La Jornada al término de los trabajos en la ONU, Serio Chino habló de lo difícil que es que el mundo occidental entienda la cultura wixárika. Lo que somos nosotros no se puede explicar, porque esto no tiene significado. No se puede explicar así a viva voz. Va más allá de las explicaciones, dijo.
En Wirikuta descansan sus ancestros, brotan los ojos de aguas sagradas. Nosotros lo que peleamos son los manantiales sagrados, porque con ellos hacemos retoñar la vida de los wixáritari, hacemos retoñar toda la naturaleza. Allí hacemos que llueva. Sin ellos no habría cómo retoñar. Por eso decimos que acabarían con el pueblo wixárika, explicó Serio Chino.
La tarde del sábado los delegados pasearon por el Parque Central, mientras seguidores del religioso Harold Camping esperaban el fin del mundo en Times Square.
(crónica de Elizabeth Coll para el diario La Jornada.)
sábado, 28 de mayo de 2011
ANDRÉS SANTA CRUZ (1940- 2011)
1975
Ahora purgas tus pecados, ciudad orgullosa como el Sol que no condescendiste a mirar a quienes pagaban tu fugaz esplendor. Ahora tus víctimas te llenan y te roen las entrañas.
Llegó la hora de no sé dónde y el sálvese quien pueda. Llegó la hora de la muerte en cada esquina.
Multitudes de sangre acabarán contigo, ciudad mía. Y yo que te pertenezco y he sido cómplice en tus culpas te prometo que he de hundirme contigo.
Lobos
Pronto no quedará un lobo en la Tierra.
Muertos con balas de expansión o envenenados, sus cadáveres se pudren bajo la nieve o yacen en lo más hondo del bosque.
No los compadezcas, dicen algunos. Se ganaron a pulso el exterminio. Son enemigos de los rebaños, no temen al hombre y han devorado niños de brazos.
Todo esto y más es cierto, pero no menos cierto es que si el lobo actuó así fue porque lo obligamos a esta conducta.
Y en su descargo hay que ponerle un epitafio: vindicó la raza de los perros, prefirió el riesgo a la domesticidad, creyó en el deber de rebeldía y no aceptó jamás la servidumbre.
(textos tomados del semanario Proceso, sección Inventario de José Emilio Pacheco, número 1791, 27 de febrero 2011.)
Ahora purgas tus pecados, ciudad orgullosa como el Sol que no condescendiste a mirar a quienes pagaban tu fugaz esplendor. Ahora tus víctimas te llenan y te roen las entrañas.
Llegó la hora de no sé dónde y el sálvese quien pueda. Llegó la hora de la muerte en cada esquina.
Multitudes de sangre acabarán contigo, ciudad mía. Y yo que te pertenezco y he sido cómplice en tus culpas te prometo que he de hundirme contigo.
Lobos
Pronto no quedará un lobo en la Tierra.
Muertos con balas de expansión o envenenados, sus cadáveres se pudren bajo la nieve o yacen en lo más hondo del bosque.
No los compadezcas, dicen algunos. Se ganaron a pulso el exterminio. Son enemigos de los rebaños, no temen al hombre y han devorado niños de brazos.
Todo esto y más es cierto, pero no menos cierto es que si el lobo actuó así fue porque lo obligamos a esta conducta.
Y en su descargo hay que ponerle un epitafio: vindicó la raza de los perros, prefirió el riesgo a la domesticidad, creyó en el deber de rebeldía y no aceptó jamás la servidumbre.
(textos tomados del semanario Proceso, sección Inventario de José Emilio Pacheco, número 1791, 27 de febrero 2011.)
viernes, 27 de mayo de 2011
JAMES JOYCE (1882- 1941 )
Todo el día
Todo el día oigo el ruido de las aguas
gimiendo. Triste como el pájaro
marino cuando al marcharse solitario
oye al viento gritar
a la monotonía de las aguas.
Donde voy soplan vientos grises,
vientos fríos. Oigo el ruido
de muchas aguas muy abajo.
Todo el día, toda la noche,
de un lado a otro las oigo ir.
(texto tomado de Música de cámara, edición Visor,
traducción, prólogo y nota de José María Martín Triana,
Madrid, 2a ed. 1979.)
Todo el día oigo el ruido de las aguas
gimiendo. Triste como el pájaro
marino cuando al marcharse solitario
oye al viento gritar
a la monotonía de las aguas.
Donde voy soplan vientos grises,
vientos fríos. Oigo el ruido
de muchas aguas muy abajo.
Todo el día, toda la noche,
de un lado a otro las oigo ir.
(texto tomado de Música de cámara, edición Visor,
traducción, prólogo y nota de José María Martín Triana,
Madrid, 2a ed. 1979.)
jueves, 26 de mayo de 2011
LEONORA CARRINGTON (1917- 2011 )
La pintora Leonora Carrington ha fallecido de una neumonía en un hospital de la ciudad de México a los 94 años. La surrealista Carrington convivió con nombres como André Breton, Pablo Picasso, Max Ernst, Salvador Dalí, Octavio Paz, Remedios Varo, Luis Buñuel y Joan Miró. Nacida en una familia de industriales textiles en Lancashire, Reino Unido, en 1917, vivía en el país norteamericano desde hace casi 70 años. La joven Leonora pasó por varias escuelas religiosas, pero no encajó en ninguna por su espíritu rebelde. Carrington estaba casada con Imre Weisz, fotógrafo de origen húngaro, con quien tuvo dos hijos.
Antes, la pintora y también escritora sostuvo una relación amorosa con Max Ernst (1891-1976), quien la llevó a vivir tres años a París, donde participó en 1938 en una magna exposición con otras figuras del movimiento. Poco después, los nazis invaden Francia y el pintor alemán es detenido y trasladado a un campo de concentración. Entonces ella, desesperada, huyó a España primero y luego a Lisboa, ciudad en la que conocería a un escritor mexicano, Renato Leduc, con quien se desposó y marchó a vivir a México en 1941. Solo dos años después se divorciaron.
La escritora Elena Poniatowska, su amiga durante más de 50 años, ganó hace unos meses el premio Bibliteca Breve 2011 de Seix Barral con un libro sobre la vida de la artista titulado Leonora. Cuando publicó su libro, Poniatowska -que la consideraba tan grande como Frida Kahlo- dijo que "a Leonora no le interesaba nada de lo que se escribía sobre ella". Incluso dudaba que su amiga fuera a leer la obr. La escritora contaba que a Carrington, cuando le hacían un homenaje, "la mataban" porque "la subían a un estrado", le hablaban de Max Ernst, "un tema del que ella está superaburrida", y encima no la dejaban fumar.
Solitaria y reservada
Mujer solitaria y muy reservada, Carrington le contó a su amiga vivencias aterradoras, como cuando ingresó en un manicomio en Santander porque había perdido la cabeza a raíz de que su amor, Max Ernst, fuera detenido en Francia y trasladado a un campo de concentración. Ella llegó a alquilar un apartamento cerca del campo de concentración para poder visitarlo.
"La novia del viento", como la llamaba Ernst, logró "desarrollar su lenguaje pictórico, determinado por diversos temas como el mito céltico, el simbolismo alquímico, el gnosticismo, la cábala, la psicología junguiana y el budismo tibetano", publicó en 2003 la revista Artstudio Magazine.
De ella dijo el Nobel mexicano Octavio Paz que era "un personaje delirante, maravilloso", "un poema que camina, que sonríe, que de repente abre una sombrilla que se convierte en un pájaro que se convierte después en pescado y desaparece", informa Efe.
Algunas de sus obras más conocidas son The Inn of the Dawn Horse (autorretrato), 1936-37; Green Tea, 1942; Temptation of St. Anthony, 1946; And Then We Saw the Daughter of the Minotaure, 1953; The Magus Zoroaster Meeting his Own Image in the Garden (Brothers in Babylone), 1960, y March Sunday, 1990. Mientras que entre sus libros destacan La Casa del miedo, Memoria oval, Memorias de abajo, La puerta de piedra, El séptimo caballo y La trompeta acústica.
Entre otros reconocimientos, la reina Isabel de Inglaterra la condecoró con la Orden del Imperio Británico. En 2005, cuando estaba a punto de cumplir 90 años, declaro: "La idea de pintar o escribir algo surge así nomás, como cocinar o coser algo. Es un momento y ya, viene de manera natural".
El pasado abril, en la apertura de una exposición de figuras de bronce de Carrington, su hijo Gabriel Weisz dijo que "hay un pensamiento sagrado que nada tiene que ver con la religión, ese pensamiento es el que brota en la pintura de Leonora. Es un sagrado invento que se acerca a la pasión de sentir y al descubrimiento de un ojo nuevo, el que tenemos escondido y hasta olvidado", según publicó La Jornada.
(Cuando se colocaron sobre Paseo de la Reforma de la ciudad de México algunas esculturas de Leonora Carrrington, no faltaron los vándalos que se llevaron algunas, localizados más tarde, la autora se comunicó con ellos para avisarles que si no las devolvían les caería una maldición. Así se recuperaron. Nota de Salvador Camarena, tomada del diario El País.)
Antes, la pintora y también escritora sostuvo una relación amorosa con Max Ernst (1891-1976), quien la llevó a vivir tres años a París, donde participó en 1938 en una magna exposición con otras figuras del movimiento. Poco después, los nazis invaden Francia y el pintor alemán es detenido y trasladado a un campo de concentración. Entonces ella, desesperada, huyó a España primero y luego a Lisboa, ciudad en la que conocería a un escritor mexicano, Renato Leduc, con quien se desposó y marchó a vivir a México en 1941. Solo dos años después se divorciaron.
La escritora Elena Poniatowska, su amiga durante más de 50 años, ganó hace unos meses el premio Bibliteca Breve 2011 de Seix Barral con un libro sobre la vida de la artista titulado Leonora. Cuando publicó su libro, Poniatowska -que la consideraba tan grande como Frida Kahlo- dijo que "a Leonora no le interesaba nada de lo que se escribía sobre ella". Incluso dudaba que su amiga fuera a leer la obr. La escritora contaba que a Carrington, cuando le hacían un homenaje, "la mataban" porque "la subían a un estrado", le hablaban de Max Ernst, "un tema del que ella está superaburrida", y encima no la dejaban fumar.
Solitaria y reservada
Mujer solitaria y muy reservada, Carrington le contó a su amiga vivencias aterradoras, como cuando ingresó en un manicomio en Santander porque había perdido la cabeza a raíz de que su amor, Max Ernst, fuera detenido en Francia y trasladado a un campo de concentración. Ella llegó a alquilar un apartamento cerca del campo de concentración para poder visitarlo.
"La novia del viento", como la llamaba Ernst, logró "desarrollar su lenguaje pictórico, determinado por diversos temas como el mito céltico, el simbolismo alquímico, el gnosticismo, la cábala, la psicología junguiana y el budismo tibetano", publicó en 2003 la revista Artstudio Magazine.
De ella dijo el Nobel mexicano Octavio Paz que era "un personaje delirante, maravilloso", "un poema que camina, que sonríe, que de repente abre una sombrilla que se convierte en un pájaro que se convierte después en pescado y desaparece", informa Efe.
Algunas de sus obras más conocidas son The Inn of the Dawn Horse (autorretrato), 1936-37; Green Tea, 1942; Temptation of St. Anthony, 1946; And Then We Saw the Daughter of the Minotaure, 1953; The Magus Zoroaster Meeting his Own Image in the Garden (Brothers in Babylone), 1960, y March Sunday, 1990. Mientras que entre sus libros destacan La Casa del miedo, Memoria oval, Memorias de abajo, La puerta de piedra, El séptimo caballo y La trompeta acústica.
Entre otros reconocimientos, la reina Isabel de Inglaterra la condecoró con la Orden del Imperio Británico. En 2005, cuando estaba a punto de cumplir 90 años, declaro: "La idea de pintar o escribir algo surge así nomás, como cocinar o coser algo. Es un momento y ya, viene de manera natural".
El pasado abril, en la apertura de una exposición de figuras de bronce de Carrington, su hijo Gabriel Weisz dijo que "hay un pensamiento sagrado que nada tiene que ver con la religión, ese pensamiento es el que brota en la pintura de Leonora. Es un sagrado invento que se acerca a la pasión de sentir y al descubrimiento de un ojo nuevo, el que tenemos escondido y hasta olvidado", según publicó La Jornada.
(Cuando se colocaron sobre Paseo de la Reforma de la ciudad de México algunas esculturas de Leonora Carrrington, no faltaron los vándalos que se llevaron algunas, localizados más tarde, la autora se comunicó con ellos para avisarles que si no las devolvían les caería una maldición. Así se recuperaron. Nota de Salvador Camarena, tomada del diario El País.)
JUÁREZ, "LA HIERBA QUE ROMPE EL ASFALTO"
Dibujar las ganas de vivir de los habitantes de una de las ciudades más violentas del mundo, en la frontera de EEUU con México, es la última apuesta de Edmond Baudoin, que acaba de publicar la novela gráfica Viva la vida, los sueños en Ciudad Juárez (Astiberri). Con la sutilidad que le caracteriza al narrar y trazar, se ha acercado esta vez al horror cotidiano de una ciudad quebrada por la violencia y el narcotráfico a partir de los sueños de las personas. A sus 69 años, Baudoin sigue soñando y entrando en lo más profundo de la condición humana, lo que nos permite sobrevivir.
¿Por qué decidió dibujar sobre la intimidad?
A mí no me interesaban las viñetas de héroes ni cosas así. Yo era un lector de literatura al que le gustaba ilustrar y quería hacer libros infantiles. Como no tenía cultura de cómic, resultó que inventé una nueva tendencia, pero realmente hice lo que ya se hacía en literatura: hablar de lo cotidiano. Al hacerlo descubrí que me encantaba contar historias y que lo podía hacer muy bien en este formato, porque la relación entre el texto y la imagen es apasionante.
Trata de ocultar lo más evidente, ¿por qué?
Es como si escribiese una novela. Es muy importante que cada lector se acerque con sus diferencias culturales, con sus circunstancias. Pero es difícil saber cuándo el lector no va a seguir la historia: es una danza entre el trazo, las palabras y la imagen. Bombardeados por lo audiovisual, el reto está en cómo aportar nuevas imágenes, cómo no decir las mismas cosas, cómo crear una nueva manera de ver.
Hábleme de Viva la vida'. ¿Qué le interesó de Ciudad Juárez?
Es la frontera de todas las fronteras, como dijo Roberto Bolaño. Ahí está América Latina que se cuela en Norteamérica, están las drogas, las armas, las fábricas yanquis... Y está también la frontera entre los hombres y las mujeres. El machismo es más fuerte en México que en Europa. Las mujeres que trabajan han venido a trabajar solas, desafiando los estereotipos, son militantes feministas sin saberlo y son asesinadas por eso. Los hombres quieren pasar la frontera y no comprenden las fronteras femeninas, ven una mujer sola y piensan que la pueden poseer. No son sólo los mexicanos, mira ahora Strauss-Kahn, un hombre rico que piensa que puede asaltar a una camarera.
Ya no mueren sólo las mujeres.
Cada vez hay más asesinatos, 20 al día. Pero en una ciudad de 1,5 millones de habitantes no todos son sicarios, hay hombres y mujeres que aman, niños que van a la escuela, viejos que mueren de edad. Lo importante es cuál es el sueño de todos ellos. Porque aunque los sueños que reflejo son sólo la superficie, sueños muy simples, son como los del resto del mundo: trabajar, viajar los sueños de los juarenses son los sueños de la Humanidad.
A través de los sueños consigue describir el horror, pero también las ganas de vivir de la gente.
La vida es una mezcla: hay dolor y cosas terribles, pero los árboles siguen creciendo pese a la contaminación. Es una batalla feroz por continuar. Queremos que nuestros hijos estén mejor que nosotros. Siempre soñamos, aún cuando sabemos que no vamos a lograrlo. La vida es un camino y el objetivo es caminar. No hay llegada, no hay meta. Nos hacen creer que si tenemos un buen coche, una casa grande con piscina, hemos tenido éxito. No, el éxito no existe.
Una niña de 11 años le dice que su sueño es envejecer.
Sí, es una locura. Cuando me lo dijo no podía dibujarla, le hice repetirlo cuatro o cinco veces. ¿Quiere vivir todo el tiempo hasta llegar a vieja o es que ser niña no le gusta? No lo puedo saber. Estos son los huecos y cada quién va a leerlo a su manera.
Con todo esto, sorprende que en el libro se refiera a Juárez como la ciudad de la esperanza.
La vida siempre busca sus caminos. He visto otros lugares difíciles en el mundo y siempre me pregunto por qué nunca se cuenta cómo la gente, a pesar de todo, se las ingenia para poder vivir. Es terrible, pero las personas nos adaptamos a todo, excepto a la muerte. La vida sobresale en todos lados, incluso en los lugares donde hay más muerte. Es como la hierba que rompe el asfalto para crecer. Las flores que salen en las grietas. Y en Ciudad Juárez está lleno de esas flores.
¿Cuál es su sueño?
Seguir amando, en su sentido más complejo. Pegarme al mundo, seguir encontrándome con las personas. Es lo único que me interesa: seguir bañándome de humanidad.
(nota reproducida del diario Público, español.)
¿Por qué decidió dibujar sobre la intimidad?
A mí no me interesaban las viñetas de héroes ni cosas así. Yo era un lector de literatura al que le gustaba ilustrar y quería hacer libros infantiles. Como no tenía cultura de cómic, resultó que inventé una nueva tendencia, pero realmente hice lo que ya se hacía en literatura: hablar de lo cotidiano. Al hacerlo descubrí que me encantaba contar historias y que lo podía hacer muy bien en este formato, porque la relación entre el texto y la imagen es apasionante.
Trata de ocultar lo más evidente, ¿por qué?
Es como si escribiese una novela. Es muy importante que cada lector se acerque con sus diferencias culturales, con sus circunstancias. Pero es difícil saber cuándo el lector no va a seguir la historia: es una danza entre el trazo, las palabras y la imagen. Bombardeados por lo audiovisual, el reto está en cómo aportar nuevas imágenes, cómo no decir las mismas cosas, cómo crear una nueva manera de ver.
Hábleme de Viva la vida'. ¿Qué le interesó de Ciudad Juárez?
Es la frontera de todas las fronteras, como dijo Roberto Bolaño. Ahí está América Latina que se cuela en Norteamérica, están las drogas, las armas, las fábricas yanquis... Y está también la frontera entre los hombres y las mujeres. El machismo es más fuerte en México que en Europa. Las mujeres que trabajan han venido a trabajar solas, desafiando los estereotipos, son militantes feministas sin saberlo y son asesinadas por eso. Los hombres quieren pasar la frontera y no comprenden las fronteras femeninas, ven una mujer sola y piensan que la pueden poseer. No son sólo los mexicanos, mira ahora Strauss-Kahn, un hombre rico que piensa que puede asaltar a una camarera.
Ya no mueren sólo las mujeres.
Cada vez hay más asesinatos, 20 al día. Pero en una ciudad de 1,5 millones de habitantes no todos son sicarios, hay hombres y mujeres que aman, niños que van a la escuela, viejos que mueren de edad. Lo importante es cuál es el sueño de todos ellos. Porque aunque los sueños que reflejo son sólo la superficie, sueños muy simples, son como los del resto del mundo: trabajar, viajar los sueños de los juarenses son los sueños de la Humanidad.
A través de los sueños consigue describir el horror, pero también las ganas de vivir de la gente.
La vida es una mezcla: hay dolor y cosas terribles, pero los árboles siguen creciendo pese a la contaminación. Es una batalla feroz por continuar. Queremos que nuestros hijos estén mejor que nosotros. Siempre soñamos, aún cuando sabemos que no vamos a lograrlo. La vida es un camino y el objetivo es caminar. No hay llegada, no hay meta. Nos hacen creer que si tenemos un buen coche, una casa grande con piscina, hemos tenido éxito. No, el éxito no existe.
Una niña de 11 años le dice que su sueño es envejecer.
Sí, es una locura. Cuando me lo dijo no podía dibujarla, le hice repetirlo cuatro o cinco veces. ¿Quiere vivir todo el tiempo hasta llegar a vieja o es que ser niña no le gusta? No lo puedo saber. Estos son los huecos y cada quién va a leerlo a su manera.
Con todo esto, sorprende que en el libro se refiera a Juárez como la ciudad de la esperanza.
La vida siempre busca sus caminos. He visto otros lugares difíciles en el mundo y siempre me pregunto por qué nunca se cuenta cómo la gente, a pesar de todo, se las ingenia para poder vivir. Es terrible, pero las personas nos adaptamos a todo, excepto a la muerte. La vida sobresale en todos lados, incluso en los lugares donde hay más muerte. Es como la hierba que rompe el asfalto para crecer. Las flores que salen en las grietas. Y en Ciudad Juárez está lleno de esas flores.
¿Cuál es su sueño?
Seguir amando, en su sentido más complejo. Pegarme al mundo, seguir encontrándome con las personas. Es lo único que me interesa: seguir bañándome de humanidad.
(nota reproducida del diario Público, español.)
miércoles, 25 de mayo de 2011
EUGENIO MONTEJO (1938- 2008 )
Otra amapola
Dentro de tu cuerpo, debajo de sus pétalos,
huidizo, esquivo hasta en la sombra,
hay otro cuerpo que amo.
Otra amapola que abre su perfume
en la red de tus venas, con tus voces
y las palabras de más aire.
Otro cuerpo que ocultas en tu noche
con su luna sonámbula
de senos crecientes y menguantes.
Sólo yo sé escucharlo en sus susurros,
al fondo de su ávida corola
Sólo yo puedo seguirlo entre sus pasos,
palpando a ciegas el tacto de su eclipse
cuando duerme detrás de tus pestañas.
Es tuyo y mío y de la niebla
que lo lleva y lo trae de un tiempo a otro,
la amarga niebla que a veces me lo entrega
o lo esconde en tu carne.
(texto tomado de Geometría de las horas, una selección antológica,
sel., prólogo y notas de Adolfo Castañón, ed. Universidad Veracruzana,
col. Ficción, Xalapa, Méx, 2006.)
Dentro de tu cuerpo, debajo de sus pétalos,
huidizo, esquivo hasta en la sombra,
hay otro cuerpo que amo.
Otra amapola que abre su perfume
en la red de tus venas, con tus voces
y las palabras de más aire.
Otro cuerpo que ocultas en tu noche
con su luna sonámbula
de senos crecientes y menguantes.
Sólo yo sé escucharlo en sus susurros,
al fondo de su ávida corola
Sólo yo puedo seguirlo entre sus pasos,
palpando a ciegas el tacto de su eclipse
cuando duerme detrás de tus pestañas.
Es tuyo y mío y de la niebla
que lo lleva y lo trae de un tiempo a otro,
la amarga niebla que a veces me lo entrega
o lo esconde en tu carne.
(texto tomado de Geometría de las horas, una selección antológica,
sel., prólogo y notas de Adolfo Castañón, ed. Universidad Veracruzana,
col. Ficción, Xalapa, Méx, 2006.)
martes, 24 de mayo de 2011
NARCOS CALIDAD EXPORTACIÓN
Las autoridades de Guatemala han detenido hoy al supuesto jefe del cartel de Los Zetas que encabezó la matanza de 27 campesinos el pasado 13 de mayo en el norte del país. El guatemalteco Elder Estuardo Morales, alias El Pelón, ha sido arrestado en la ciudad de San Benito, en el departamento norteño de Petén, cerca de donde ocurrió la masacre. "Al parecer esta persona fue la responsable de dirigir al grupo que asesinó a los campesinos", ha confirmado el presidente Álvaro Colom a los periodistas.
Morales es, según las fuerzas de seguridad, un "alto mando" en la estructura del grupo Z 200, la banda de pistoleros de Los Zetas a la que las autoridades atribuyen el asesinato de los 27 labriegos, entre los que había dos mujeres, en la finca Los Cocos, a 630 kilómetros al norte de Ciudad de Guatemala, el pasado 13 de mayo. Según las investigaciones de las autoridades, los asesinados eran braceros en la finca del guatemalteco Otoniel Salguero, cuyo paradero se desconoce desde el día de la matanza y al que se vincula con el narcotráfico.
Colom ha explicado que la captura de Morales fue posible gracias "al importante trabajo" de los agentes de inteligencia del Estado que trabajan en Petén, departamento regional que desde la semana pasada permanece en estado de sitio para facilitar las operaciones de las fuerzas de seguridad en persecución de los asesinos. El presidente guatemalteco ha reconocido en una entrevista con este diario que "el narcotráfico ha invadido el país".
Morales será trasladado a la capital guatemalteca hoy mismo bajo fuertes medidas de seguridad, y será puesto a disposición de los tribunales.
Paralelamente, el Ministerio del Interior ha confirmado la detención de tres mexicanos y dos guatemaltecos, integrantes de Los Zetas, que supuestamente también participaron de la matanza. El ministro guatemalteco del Interior, Carlos Menocal, ha dicho a la prensa que las detenciones se realizaron durante varios allanamientos efectuados por las fuerzas de seguridad en la ciudad de Huehuetenango, a 280 kilómetros al norte de la capital.
En busca de los asesinos
En las últimas dos semanas las fuerzas de seguridad de Guatemala han capturado a una veintena de supuestos miembros de Los Zetas, en diversos operativos en varias ciudades del país, en el que este cartel mexicano ha conseguido emplazar sus operaciones de crimen organizado. Menocal ha reconocido que el departamento de Huehuetanango, fronterizo con México, es uno de los centros de operaciones del grupo criminal mexicano.
Asimismo, la policía guatemalteca ha informado del hallazgo de un cadáver descuartizado de un auxiliar de la Fiscalía de Cobán, también en el norte del país, con un mensaje firmado por Z 200. La víctima es Allan Vidaurre, de 36 años, secuestrado el lunes en la noche cuando salía de la sede de la Fiscalía. Menocal ha dicho que las sospechas apuntan a que se trató de una venganza, después del decomiso en marzo pasado de media tonelada de cocaína en el departamento de Alta Verapaz, fronterizo con México.
(Mientras en México las autoridades de Sinaloa salen con su batea de babas de prohibir los narcocorridos y vetar el uso de minifaldas, mientras Genaro García Luna recibe una medalla en Colombia y los diputados amenazan con prohbirle su uso, en Guatemala Álvaro Colom decide extirpar la metástasis exportada desde este país postrado por la violencia y los "daños colaterales". Nota de Efe retomada por El País y aquí reproducida .)
Morales es, según las fuerzas de seguridad, un "alto mando" en la estructura del grupo Z 200, la banda de pistoleros de Los Zetas a la que las autoridades atribuyen el asesinato de los 27 labriegos, entre los que había dos mujeres, en la finca Los Cocos, a 630 kilómetros al norte de Ciudad de Guatemala, el pasado 13 de mayo. Según las investigaciones de las autoridades, los asesinados eran braceros en la finca del guatemalteco Otoniel Salguero, cuyo paradero se desconoce desde el día de la matanza y al que se vincula con el narcotráfico.
Colom ha explicado que la captura de Morales fue posible gracias "al importante trabajo" de los agentes de inteligencia del Estado que trabajan en Petén, departamento regional que desde la semana pasada permanece en estado de sitio para facilitar las operaciones de las fuerzas de seguridad en persecución de los asesinos. El presidente guatemalteco ha reconocido en una entrevista con este diario que "el narcotráfico ha invadido el país".
Morales será trasladado a la capital guatemalteca hoy mismo bajo fuertes medidas de seguridad, y será puesto a disposición de los tribunales.
Paralelamente, el Ministerio del Interior ha confirmado la detención de tres mexicanos y dos guatemaltecos, integrantes de Los Zetas, que supuestamente también participaron de la matanza. El ministro guatemalteco del Interior, Carlos Menocal, ha dicho a la prensa que las detenciones se realizaron durante varios allanamientos efectuados por las fuerzas de seguridad en la ciudad de Huehuetenango, a 280 kilómetros al norte de la capital.
En busca de los asesinos
En las últimas dos semanas las fuerzas de seguridad de Guatemala han capturado a una veintena de supuestos miembros de Los Zetas, en diversos operativos en varias ciudades del país, en el que este cartel mexicano ha conseguido emplazar sus operaciones de crimen organizado. Menocal ha reconocido que el departamento de Huehuetanango, fronterizo con México, es uno de los centros de operaciones del grupo criminal mexicano.
Asimismo, la policía guatemalteca ha informado del hallazgo de un cadáver descuartizado de un auxiliar de la Fiscalía de Cobán, también en el norte del país, con un mensaje firmado por Z 200. La víctima es Allan Vidaurre, de 36 años, secuestrado el lunes en la noche cuando salía de la sede de la Fiscalía. Menocal ha dicho que las sospechas apuntan a que se trató de una venganza, después del decomiso en marzo pasado de media tonelada de cocaína en el departamento de Alta Verapaz, fronterizo con México.
(Mientras en México las autoridades de Sinaloa salen con su batea de babas de prohibir los narcocorridos y vetar el uso de minifaldas, mientras Genaro García Luna recibe una medalla en Colombia y los diputados amenazan con prohbirle su uso, en Guatemala Álvaro Colom decide extirpar la metástasis exportada desde este país postrado por la violencia y los "daños colaterales". Nota de Efe retomada por El País y aquí reproducida .)
lunes, 23 de mayo de 2011
LAS SOBREMESAS DE NOVO
Hacia 1955 vivía yo en la calle de Hamburgo, en un cuarto rentado en la casa de la viuda de Rousset (una dama muy pequeña, arrugada y blanca que no recordaba precisamente su fecha natal, pero que se decía nacida en tiempos de la Olímpica Ilusión, ¿los del vals así titulado o, por extensión, los del Porfiriato?, y unos años “antes de los tiempos del Espanto”, ¿los de la Revolución que iba a hacerse Gobierno?).
Entonces conocí al hijo de la viuda Rousset: Guillermo Rousset Banda, un erudito, un noctámbulo y mujeriego, un sutil ladrón de librerías y bibliotecas de amigos, un poeta casi ágrafo del que mi memoria sólo conserva la primera cuarteta de un quevediano y nihilista soneto con dificultosísimas rimas en ampo, publicado en una exquisita y hoy inhallable plaquette de sólo cuatro páginas y diez ejemplares:
“Pasar canijo, sotapuñetero,/ que sólo más espinas en el campo./ Menudas chingaderas hoy me zampo/ por fosca contraparte. ¡Vivir huero!”
Con Rousset colaboré en la corrección tipográfica de los Poemas secretos, de Salvador Novo, publicados entonces en 15 ejemplares y luego incorporados al libro Sátira (editado en 1970 por Alberto Dallal). Y en aquellos días de hace 55 años conocí, leídas de viva voz por Novo, páginas de las “novomemorias” que se publicarían décadas después, ya muerto el autor, con el título de La estatua de sal.
Era en el invierno de 1955. En su casa de la calle de Coyoacán que hoy lleva su nombre, Novo ofreció una cena a Rousset, a Antonio Castro Leal Jr., a Armando Cámara, y a otros que fuimos los editores de aquellos “poemas clandestinos” (aunque yo sólo participé como corrector a cambio de un juego de pruebas corregidas de mano del poeta). Para evitar la mala suerte de los trece a la mesa se invitó además a un desastrado bohemio, un joven exiliado español y aspirante a poeta maldito llamado, de veras, Inocencio Burgos.
Tras la cena con una minuta consistente, según decía una cartulina, en “old fashions, ensalada de mariscos, consomé, jamón holandés con fina guarnición, douceurs, café, coñac”, hubo una muy reída y sonreída sobremesa que el anfitrión narraría una semana después en una de sus “Cartas de ayer y hoy”, de la revista Mañana. Novo, que nos deslumbraba con su persona decorada de anillos, de peluquín y de gestos de dandi ceremonioso, le dedicaba fogosas miradas a Inocencio Burgos, quien le parecía “el vivo facsímil” de su fugaz novio hallado en Buenos Aires y en los años treinta: Federico García Lorca… E Inocencio, el inocente dizque poeta autodefinido como “un Rimbaud de los pobres”, parecía molesto con tal asedio, nos decía por lo bajo, de “miradas mariconas”.
A la hora del coñac, Novo, tras avisarnos que nos leería “unas páginas secretas”, comenzó a apantallarnos emitiendo con su excelente voz sacerdotal la lectura “confidencial” de fragmentos de sus Memorias, que, comenzadas a escribir en los años cuarenta, es decir en su mejor momento de notable prosista, serían las luego tituladas La estatua de sal que, ansiadas pero temidas por los editores de entonces, vendría a ser publicadas mucho después de su muerte. Así que, asombrados, sentados casi al borde de las sillas, pero encantados, atendimos a la lectura parcial de esa “obra clandestina” del maestro.
Releída hace unas noches, La estatua de sal se me confirma como la sabrosa autocrónica de un hombre que fue príncipe de la anécdota y del epigrama, un publicista muy solicitado y exitoso, un cronista gozosamente venal y banal… y, the last, but not the least, un extraordinario poeta que se jactaba de tener más vida que biografía y menos obra pública que vida viciosa. El escandaloso libro de entonces, que sigue hoy vivo aunque ya sereno, fue quizá la primera no culposa confesión de homosexualidad en las letras mexicanas. Es una obra valiente para su tiempo y su circunstancia, una obra que pudo quedarse inédita, no por un hipotético respeto del autor a la decencia y al medio tono mexicanos, virtudes que Novo superficialmente acataba, sino, en ese entonces, a causa de las postergaciones y los contratiempos de los editores capitaneados por Guillermo Rousset.
Monsiváis, en el documentado y bien afilado librito Lo marginal en el centro (Ediciones Era), narró muy bien “el caso Novo”. Ante una sociedad hipócrita y de una larga tradición en el escarnio, en la represión moral y social de la sexualidad disidente, el poeta de las arrogantes poses dandísticas, el de la sinuosa y guiñadora prosa, el apodado (con gran regocijo suyo) “don Nalgador Sobo”, se arriesgaba a manifestar lo que la clase alta y dizque culta sabía pero hipócritamente pasaba por alto a cambio de disponer de su cronista de lujo. Porque escribir un libro “de confesiones de un degenerado” (como dijo cierto rabioso chismógrafo del periodismo infamador) y proponerse publicarlo, como lo intentó Novo en el México de los años sesenta (años en los cuales, cuenta Monsiváis, aún podía hacer temblar, por el tema, a un posible editor que no era pacato: Jimenez Siles), era una osadía rara en el medio. Ni Pellicer ni Villaurrutia, por nombrar otros grandes poetas también homosexuales y grandes amigos de Novo, dejaron libros en que atestiguaran una preferencia sexual asumida claramente y sin rasgarse las vestiduras.
Novo, en apariencia el más frívolo de los Contemporáneos, sí se atrevió a hacerlo, y con gran talento, en esas páginas que son su busca del tiempo pasado, de su juventud no resignada a vivir en el clóset.
(Las mejores charlas de literatura surgian en estas sobremesas, justamente por su espontaneidad, ya se diesen después de una cena privada, en el bar, cantina o cerveceria o en un convivio equis, no era necesario un público citado exprofeso o un grupo de achichincles expertos en el halago. Crónica de José de la Colina, "Salvador Novo, anfitrión", en Diario Milenio.)
Entonces conocí al hijo de la viuda Rousset: Guillermo Rousset Banda, un erudito, un noctámbulo y mujeriego, un sutil ladrón de librerías y bibliotecas de amigos, un poeta casi ágrafo del que mi memoria sólo conserva la primera cuarteta de un quevediano y nihilista soneto con dificultosísimas rimas en ampo, publicado en una exquisita y hoy inhallable plaquette de sólo cuatro páginas y diez ejemplares:
“Pasar canijo, sotapuñetero,/ que sólo más espinas en el campo./ Menudas chingaderas hoy me zampo/ por fosca contraparte. ¡Vivir huero!”
Con Rousset colaboré en la corrección tipográfica de los Poemas secretos, de Salvador Novo, publicados entonces en 15 ejemplares y luego incorporados al libro Sátira (editado en 1970 por Alberto Dallal). Y en aquellos días de hace 55 años conocí, leídas de viva voz por Novo, páginas de las “novomemorias” que se publicarían décadas después, ya muerto el autor, con el título de La estatua de sal.
Era en el invierno de 1955. En su casa de la calle de Coyoacán que hoy lleva su nombre, Novo ofreció una cena a Rousset, a Antonio Castro Leal Jr., a Armando Cámara, y a otros que fuimos los editores de aquellos “poemas clandestinos” (aunque yo sólo participé como corrector a cambio de un juego de pruebas corregidas de mano del poeta). Para evitar la mala suerte de los trece a la mesa se invitó además a un desastrado bohemio, un joven exiliado español y aspirante a poeta maldito llamado, de veras, Inocencio Burgos.
Tras la cena con una minuta consistente, según decía una cartulina, en “old fashions, ensalada de mariscos, consomé, jamón holandés con fina guarnición, douceurs, café, coñac”, hubo una muy reída y sonreída sobremesa que el anfitrión narraría una semana después en una de sus “Cartas de ayer y hoy”, de la revista Mañana. Novo, que nos deslumbraba con su persona decorada de anillos, de peluquín y de gestos de dandi ceremonioso, le dedicaba fogosas miradas a Inocencio Burgos, quien le parecía “el vivo facsímil” de su fugaz novio hallado en Buenos Aires y en los años treinta: Federico García Lorca… E Inocencio, el inocente dizque poeta autodefinido como “un Rimbaud de los pobres”, parecía molesto con tal asedio, nos decía por lo bajo, de “miradas mariconas”.
A la hora del coñac, Novo, tras avisarnos que nos leería “unas páginas secretas”, comenzó a apantallarnos emitiendo con su excelente voz sacerdotal la lectura “confidencial” de fragmentos de sus Memorias, que, comenzadas a escribir en los años cuarenta, es decir en su mejor momento de notable prosista, serían las luego tituladas La estatua de sal que, ansiadas pero temidas por los editores de entonces, vendría a ser publicadas mucho después de su muerte. Así que, asombrados, sentados casi al borde de las sillas, pero encantados, atendimos a la lectura parcial de esa “obra clandestina” del maestro.
Releída hace unas noches, La estatua de sal se me confirma como la sabrosa autocrónica de un hombre que fue príncipe de la anécdota y del epigrama, un publicista muy solicitado y exitoso, un cronista gozosamente venal y banal… y, the last, but not the least, un extraordinario poeta que se jactaba de tener más vida que biografía y menos obra pública que vida viciosa. El escandaloso libro de entonces, que sigue hoy vivo aunque ya sereno, fue quizá la primera no culposa confesión de homosexualidad en las letras mexicanas. Es una obra valiente para su tiempo y su circunstancia, una obra que pudo quedarse inédita, no por un hipotético respeto del autor a la decencia y al medio tono mexicanos, virtudes que Novo superficialmente acataba, sino, en ese entonces, a causa de las postergaciones y los contratiempos de los editores capitaneados por Guillermo Rousset.
Monsiváis, en el documentado y bien afilado librito Lo marginal en el centro (Ediciones Era), narró muy bien “el caso Novo”. Ante una sociedad hipócrita y de una larga tradición en el escarnio, en la represión moral y social de la sexualidad disidente, el poeta de las arrogantes poses dandísticas, el de la sinuosa y guiñadora prosa, el apodado (con gran regocijo suyo) “don Nalgador Sobo”, se arriesgaba a manifestar lo que la clase alta y dizque culta sabía pero hipócritamente pasaba por alto a cambio de disponer de su cronista de lujo. Porque escribir un libro “de confesiones de un degenerado” (como dijo cierto rabioso chismógrafo del periodismo infamador) y proponerse publicarlo, como lo intentó Novo en el México de los años sesenta (años en los cuales, cuenta Monsiváis, aún podía hacer temblar, por el tema, a un posible editor que no era pacato: Jimenez Siles), era una osadía rara en el medio. Ni Pellicer ni Villaurrutia, por nombrar otros grandes poetas también homosexuales y grandes amigos de Novo, dejaron libros en que atestiguaran una preferencia sexual asumida claramente y sin rasgarse las vestiduras.
Novo, en apariencia el más frívolo de los Contemporáneos, sí se atrevió a hacerlo, y con gran talento, en esas páginas que son su busca del tiempo pasado, de su juventud no resignada a vivir en el clóset.
(Las mejores charlas de literatura surgian en estas sobremesas, justamente por su espontaneidad, ya se diesen después de una cena privada, en el bar, cantina o cerveceria o en un convivio equis, no era necesario un público citado exprofeso o un grupo de achichincles expertos en el halago. Crónica de José de la Colina, "Salvador Novo, anfitrión", en Diario Milenio.)
domingo, 22 de mayo de 2011
ENTRE YERBEROS Y CHAMANES
"Levantamiento de ovarios", "Curada de empacho", "Limpieza de oídos con cono", "Lectura de mano", "Acupuntura", "Reflexología podal", "Fórmulas herbolarias", "Masaje extásis con técnica Ainteztli"...
Los diversos letreros que anuncian lo que se expone en la II Feria 'Día de nuestra madre tierra', son un claro ejemplo de la mescolanza 'sui generis' de la medicina tradicional mexicana. ¿Ovarios y tarot? Muchos se preguntarán que tiene que ver una cosa con la otra, pero si se entiende que en México la importancia, el cuidado y la buena salud del cuerpo es tan importante como el del alma o 'psique', el surrealismo entonces pasa a un plano más discreto.
Los amantes de la medicina tradicional compran unas hierbas para curar el hígado, se dan un masaje terapéutico para aliviar la espalda y se hacen una limpia para espantar a las malas vibras y dejar espacio a que la felicidad pueda flotar a sus anchas, dentro de un cuerpo sano.
La abuela Cecilia Durán, de la sierra de Hidalgo pasa unos días en Iztapalapa, en el Distrito Federal, un pequeño gran barrio con más de dos millones de habitantes. Se enteró de la feria de medicina tradicional y hasta aquí vino con su nieto Jonas de ocho años. Espera junto a él a que le limpien el oído. Aunque el método es rudimentario, aquí es tanta la naturalidad que los viandantes pasean cada uno a lo suyo, sin percartarse de lo que hace cada persona.
El eje de la medicina tradicional mexicana pasa por las diversas hierbas medicinales que abundan en México. Unas 30.000 plantas conforman la terapia alternativa más buscada por la población. Se estima que cerca del 60% de los mexicanos aún sigue utilizándola. "Uso mucho la hierba del sapo. Es muy buena para la gastritis, para el colesterol", explica Cecilia Durán. "En mi pueblo la gente tiene mucha salud. Allí hay muchas hierbas y todas muy buenas. Igual las plantas no curan enfermedades graves, pero si ayuda a controlarlas y prevenirlas".
"Cada pueblo indígena tiene sus propias medicinas tradicionales. Son muy diversas las técnicas milenarias, pero todas tienen el mismo fin, curar el cuerpo", explica Florencia Becerra, indígena nahuatl y una de las organizadoras del evento. "La medicina alternativa se tiene que alternar con la medicina tradicional. No podemos rechazar esta última, pero nuestras hierbas y nuestros rituales han demostrado con los años, que son altamente eficientes para combatir muchas enfermedades. Esta medicina ha sido muy marginada desde hace 500 años. Necesitamos más integración en la sociedad, que haya más espacios para que se le dé el respeto que se debe".
Es inevitable hablar de los chamanes al hacer referencia a la medicina tradicional mexicana. Esos brujos que ataviados de indios, con penachos y cascabeles en el tobillo, hacen limpias espirituales a los turistas que pasean por el zócalo capitalino. Aunque la imagen de éstos se ha devaluado tanto en los últimos tiempos que su desprestigio contagia a los brujos o curanderos. "Somos curanderos o brujos, pero no chamanes", puntualiza Elba Bello, médico tradicional. "El nombre es lo de menos mientras se tenga la sabiduría necesaria para sanar, la visión para curar espiritualmente y físicamente".
Las señoras de Iztapalapa hacen fila para que les hagan una limpia. "Quiero hacerme una limpia para las malas vibras, pues uno nunca sabe quién habló mal de mí", dice Claudia, que he venido con su hija. Para Florencia Becerra, la imagen de los chamanes del Zócalo les ha perjudicado mucho. "Han tergiversado nuestra cultura pero no les culpo porque hay mucha necesidad de comer y saben que el dinero está con los turistas, además la palabra chamán me parece como de 'new age'. Somos hombres y mujeres de conocimiento que sanamos y curamos el espíritu".
Elba Bello es médico tradicional desde hace seis años. "La sociedad está descompuesta, es un componente universal. La medicina tradicional mexicana, la china o la japonesa, se necesitan ahora más que nunca. Lo que queremos es que florezca y sobresalga nuestra raíz, lo que dejaron nuestros abuelos. Es nuestra obligación difundirlo para que los jóvenes nos releven.
(Mentirías si dijeras que nunca fuiste con Chila, la curandera, a que te "sacara" el espanto que te dejaron los terremotos de 1985 en la ciudad de México; te harías guaje si negaras que una vez Berta te leyó las cartas en Mixcoac y cuyas predicciones fueron asombrosamente exactas. Cuando le preguntaste a José Ortíz que si habías contraído la hepatitis A por el uso de agujas de acupuntura contaminadas, te replicó: "Ese pendejo -se refería a otro chamán- no sabe que la hepatitis te salvó de una cirrosis." Nota de Marta Gómez-Rodulfo sustraída del diario El Mundo, español.)
Los diversos letreros que anuncian lo que se expone en la II Feria 'Día de nuestra madre tierra', son un claro ejemplo de la mescolanza 'sui generis' de la medicina tradicional mexicana. ¿Ovarios y tarot? Muchos se preguntarán que tiene que ver una cosa con la otra, pero si se entiende que en México la importancia, el cuidado y la buena salud del cuerpo es tan importante como el del alma o 'psique', el surrealismo entonces pasa a un plano más discreto.
Los amantes de la medicina tradicional compran unas hierbas para curar el hígado, se dan un masaje terapéutico para aliviar la espalda y se hacen una limpia para espantar a las malas vibras y dejar espacio a que la felicidad pueda flotar a sus anchas, dentro de un cuerpo sano.
La abuela Cecilia Durán, de la sierra de Hidalgo pasa unos días en Iztapalapa, en el Distrito Federal, un pequeño gran barrio con más de dos millones de habitantes. Se enteró de la feria de medicina tradicional y hasta aquí vino con su nieto Jonas de ocho años. Espera junto a él a que le limpien el oído. Aunque el método es rudimentario, aquí es tanta la naturalidad que los viandantes pasean cada uno a lo suyo, sin percartarse de lo que hace cada persona.
El eje de la medicina tradicional mexicana pasa por las diversas hierbas medicinales que abundan en México. Unas 30.000 plantas conforman la terapia alternativa más buscada por la población. Se estima que cerca del 60% de los mexicanos aún sigue utilizándola. "Uso mucho la hierba del sapo. Es muy buena para la gastritis, para el colesterol", explica Cecilia Durán. "En mi pueblo la gente tiene mucha salud. Allí hay muchas hierbas y todas muy buenas. Igual las plantas no curan enfermedades graves, pero si ayuda a controlarlas y prevenirlas".
"Cada pueblo indígena tiene sus propias medicinas tradicionales. Son muy diversas las técnicas milenarias, pero todas tienen el mismo fin, curar el cuerpo", explica Florencia Becerra, indígena nahuatl y una de las organizadoras del evento. "La medicina alternativa se tiene que alternar con la medicina tradicional. No podemos rechazar esta última, pero nuestras hierbas y nuestros rituales han demostrado con los años, que son altamente eficientes para combatir muchas enfermedades. Esta medicina ha sido muy marginada desde hace 500 años. Necesitamos más integración en la sociedad, que haya más espacios para que se le dé el respeto que se debe".
Es inevitable hablar de los chamanes al hacer referencia a la medicina tradicional mexicana. Esos brujos que ataviados de indios, con penachos y cascabeles en el tobillo, hacen limpias espirituales a los turistas que pasean por el zócalo capitalino. Aunque la imagen de éstos se ha devaluado tanto en los últimos tiempos que su desprestigio contagia a los brujos o curanderos. "Somos curanderos o brujos, pero no chamanes", puntualiza Elba Bello, médico tradicional. "El nombre es lo de menos mientras se tenga la sabiduría necesaria para sanar, la visión para curar espiritualmente y físicamente".
Las señoras de Iztapalapa hacen fila para que les hagan una limpia. "Quiero hacerme una limpia para las malas vibras, pues uno nunca sabe quién habló mal de mí", dice Claudia, que he venido con su hija. Para Florencia Becerra, la imagen de los chamanes del Zócalo les ha perjudicado mucho. "Han tergiversado nuestra cultura pero no les culpo porque hay mucha necesidad de comer y saben que el dinero está con los turistas, además la palabra chamán me parece como de 'new age'. Somos hombres y mujeres de conocimiento que sanamos y curamos el espíritu".
Elba Bello es médico tradicional desde hace seis años. "La sociedad está descompuesta, es un componente universal. La medicina tradicional mexicana, la china o la japonesa, se necesitan ahora más que nunca. Lo que queremos es que florezca y sobresalga nuestra raíz, lo que dejaron nuestros abuelos. Es nuestra obligación difundirlo para que los jóvenes nos releven.
(Mentirías si dijeras que nunca fuiste con Chila, la curandera, a que te "sacara" el espanto que te dejaron los terremotos de 1985 en la ciudad de México; te harías guaje si negaras que una vez Berta te leyó las cartas en Mixcoac y cuyas predicciones fueron asombrosamente exactas. Cuando le preguntaste a José Ortíz que si habías contraído la hepatitis A por el uso de agujas de acupuntura contaminadas, te replicó: "Ese pendejo -se refería a otro chamán- no sabe que la hepatitis te salvó de una cirrosis." Nota de Marta Gómez-Rodulfo sustraída del diario El Mundo, español.)
sábado, 21 de mayo de 2011
DENEUVE CON LARS VON TRIER
La mítica actriz francesa Catherine Deneuve defendió hoy aquí al director danés Lars von Trier, expulsado del certamen el jueves pasado por unas declaraciones en las que expresó simpatía por Hitler.
"Lars es un hombre cálido, abierto, en el que se puede confiar" , declaró hoy la veterana intérprete en la conferencia de prensa con motivo de la presentación de su película más reciente, Los bienqueridos, estrenada este sábado como filme de clausura del 64 Festival Internacional de Cine de Cannes.
Deneuve, quien protagonizó con la cantante islandesa Björk la película del realizador danés Bailando en la oscuridad, Palma de Oro en Cannes en 2000, reconoció que los comentarios de Lars von Trier le sorprendieron.
"La frase choca, a mí me chocó, y sacada de contexto y lanzada por Internet, se convierte en un ‘shock' detrás de otro", comentó Deneuve sobre las afirmaciones de Lars von Trier, quien criticó además a Israel.
"Entiendo a Hitler, aunque hizo cosas equivocadas, por supuesto. Sólo estoy diciendo que entiendo al hombre, no es lo que llamaríamos un buen tipo, pero simpatizo un poco con él" , comentó el director en la conferencia de su filme Melancholia, que compite en Cannes.
"Me parecen chocantes sus declaraciones, pero me parece aún más chocante la forma en la que fueron empleadas (...) la utilización absolutamente extravagante que se hizo de ellas" , reiteró por su parte Catherine Deneuve.
En sus comentarios, el realizador de cine de culto precisó que no odiaba a los judíos.
"Lo único que puedo decir es que durante mucho tiempo pensé que era judío y me sentía contento. Luego comprendí que no lo era. Quería ser judío pero en realidad me di cuenta de que era un nazi porque mi familia era alemana, lo cual también me agradó", añadió Von Trier.
"No soy antisemita o racialmente prejuiciado de ningún modo, no soy un nazi" , subrayó el realizador de Rompiendo las olas y Europa, entre otras películas.
"Mucha gente no conoce el pasado de la familia de Lars. Quien él creía que era su padre, hasta que su madre le contó la verdad en su lecho de muerte, era judío. Su auténtico padre es alemán y también judío", explicó de su lado Catherine Deneuve.
En castigo por sus comentarios y pese a sus disculpas, Lars von Trier fue declarado el jueves "persona non grata" en el Festival Internacional de Cine de Cannes por el Consejo de Administración del certamen, que decidió no obstante mantener su película en la selección.
Numerosos medios y articulistas de todo el mundo le han criticado por sus comentarios e incluso una empresa ha roto el contrato de distribución de su última película en Sudamérica como consecuencia de sus declaraciones, consideradas antisemitas en algunos medios.
(La actriz inolvidable de "Belle de jour" y "Tristana", toma partido y desdeña la medida racista y escandalizada de la "gente bonita" de Cannes. Nota de la agencia Notimex tomada de El Universal.)
"Lars es un hombre cálido, abierto, en el que se puede confiar" , declaró hoy la veterana intérprete en la conferencia de prensa con motivo de la presentación de su película más reciente, Los bienqueridos, estrenada este sábado como filme de clausura del 64 Festival Internacional de Cine de Cannes.
Deneuve, quien protagonizó con la cantante islandesa Björk la película del realizador danés Bailando en la oscuridad, Palma de Oro en Cannes en 2000, reconoció que los comentarios de Lars von Trier le sorprendieron.
"La frase choca, a mí me chocó, y sacada de contexto y lanzada por Internet, se convierte en un ‘shock' detrás de otro", comentó Deneuve sobre las afirmaciones de Lars von Trier, quien criticó además a Israel.
"Entiendo a Hitler, aunque hizo cosas equivocadas, por supuesto. Sólo estoy diciendo que entiendo al hombre, no es lo que llamaríamos un buen tipo, pero simpatizo un poco con él" , comentó el director en la conferencia de su filme Melancholia, que compite en Cannes.
"Me parecen chocantes sus declaraciones, pero me parece aún más chocante la forma en la que fueron empleadas (...) la utilización absolutamente extravagante que se hizo de ellas" , reiteró por su parte Catherine Deneuve.
En sus comentarios, el realizador de cine de culto precisó que no odiaba a los judíos.
"Lo único que puedo decir es que durante mucho tiempo pensé que era judío y me sentía contento. Luego comprendí que no lo era. Quería ser judío pero en realidad me di cuenta de que era un nazi porque mi familia era alemana, lo cual también me agradó", añadió Von Trier.
"No soy antisemita o racialmente prejuiciado de ningún modo, no soy un nazi" , subrayó el realizador de Rompiendo las olas y Europa, entre otras películas.
"Mucha gente no conoce el pasado de la familia de Lars. Quien él creía que era su padre, hasta que su madre le contó la verdad en su lecho de muerte, era judío. Su auténtico padre es alemán y también judío", explicó de su lado Catherine Deneuve.
En castigo por sus comentarios y pese a sus disculpas, Lars von Trier fue declarado el jueves "persona non grata" en el Festival Internacional de Cine de Cannes por el Consejo de Administración del certamen, que decidió no obstante mantener su película en la selección.
Numerosos medios y articulistas de todo el mundo le han criticado por sus comentarios e incluso una empresa ha roto el contrato de distribución de su última película en Sudamérica como consecuencia de sus declaraciones, consideradas antisemitas en algunos medios.
(La actriz inolvidable de "Belle de jour" y "Tristana", toma partido y desdeña la medida racista y escandalizada de la "gente bonita" de Cannes. Nota de la agencia Notimex tomada de El Universal.)
ANDRÉI TARKOVSKI (1932- 1986)
Siete largometrajes de ficción bastaron para que el director ruso Andréi Tarkovski (1932-1986) se erigiera como un mito y una descomunal figura dentro de los parámetros del cine de expresión subjetiva y artística del último tercio del siglo XX.
La infancia de Iván (1961), Andréi Rublev (1966), Solaris (1972), El espejo (1974), Stalker (1979), Nostalgia (1983) y Sacrificio (1986) son películas que resuenan con contundencia e influencia en las paredes interiores de los cerebros de las vanguardias cinéfilas de todo el mundo. Se trata de una filmografía tan escueta como percutante, que no pudo ser ampliada tanto por el altísimo nivel de autoexigencia de su creador como, durante décadas, por la hostilidad de las autoridades soviéticas, que castigaban con la censura y con las negativas a financiar sus proyectos a un cineasta doble y coherentemente disidente: en lo político, como ciudadano, y en lo creativo, como artista. El exilio, en el último tramo de su vida, y su prematura muerte contribuyeron a magnificar su ya de por sí estatura, compatible con el desigual resultado de sus películas, siempre impulsadas por una irrenunciable ambición de excelencia llevada al extremo.
Todo en Tarkovski fue agonía, lucha interior y lucha contra los elementos externos. El componente espiritual y, puntualmente, religioso de la personalidad y del cine de Tarkovski determinaron la represión de su actividad como cineasta por la burocracia política comunista. Después de su muerte, Tarkovski -unamuniano sin saberlo, dostoievskiano confeso-, ha sido, en cierta manera, patrimonializado por la crítica y los historiadores del cine de inspiración cristiana, por lo que no es de extrañar que Martirologio -el título es significativo- sea un libro publicado en España por la editorial católica Sígueme, que ya editó, en 2006, Andréi Rubliov. El guión literario, y que, en 2009, dio a conocer en castellano el proyecto no realizado de otro grande del cine, el Jesús de Nazaret, del director danés Carl Theodor Dreyer. Se repite, en otro contexto, el fenómeno ocurrido en los años 50 y 60, cuando intelectuales católicos -más o menos ortodoxos- impulsaban la difusión en nuestro país, a través de festivales -Valladolid, a la cabeza- y publicaciones, la obra de grandes cineastas como Bergman, Fellini, Bresson, Rossellini o el propio Dreyer, en los que siempre aleteó la influencia del cristianismo y las preguntas sobre la relación entre un Dios entrevisto y el hombre, unidas, por supuesto, a una obra de gran relieve artístico en tiempos en los que el cine dejaba de preocuparse de las cuestiones espirituales o se entregaba -como en España- a la ejecución de inanes y ramplonas estampas hagiográficas y piadosas.
Martirologio reúne lo que su subtítulo indica: los diarios de Andréi Tarkovski entre 1970 y 1986. La angustia y la lucha -personal, creativa, espiritual- son el emulsionante y la agobiante atmósfera y letra de cada día sobre las que Tarkovski va dando cuenta minuciosa de sus proyectos, de sus cuitas más íntimas, de sus lecturas, de sus contactos, de su pelea por sacar adelante sus películas, de sus enfermedades, de sus juicios sobre sus lecturas y sobre las películas de sus colegas, de sus inquietudes físicas, políticas, profesionales y metafísicas.
Siendo grande el artista, el libro, por su valor testimonial y por sus opiniones, es interesantísimo como cuaderno de bitácora que se ofrece para un mejor conocimiento de la vida y de la obra de un cineasta excepcional. El dolor, la contrariedad y la dificultad son las constantes de una larga peripecia acechada y sangrante, entre el agonismo y el titanismo, que deja ver los destellos de una personalidad no pocas veces egocéntrica, narcisista y arrogante, inclemente con cuanto considerase mediocre o inadecuado, infantil, incluso, en su comprensible deseo de reconocimiento y en sus muestras de excitación ante la eventualidad de aplausos. Citemos como anécdota ilustrativa lo que Tarkovski dice de Tristana, de Buñuel: “muy mala”.
(nota de Manuel Hidalgo, tomada de la sección El Cultural de El Mundo.)
La infancia de Iván (1961), Andréi Rublev (1966), Solaris (1972), El espejo (1974), Stalker (1979), Nostalgia (1983) y Sacrificio (1986) son películas que resuenan con contundencia e influencia en las paredes interiores de los cerebros de las vanguardias cinéfilas de todo el mundo. Se trata de una filmografía tan escueta como percutante, que no pudo ser ampliada tanto por el altísimo nivel de autoexigencia de su creador como, durante décadas, por la hostilidad de las autoridades soviéticas, que castigaban con la censura y con las negativas a financiar sus proyectos a un cineasta doble y coherentemente disidente: en lo político, como ciudadano, y en lo creativo, como artista. El exilio, en el último tramo de su vida, y su prematura muerte contribuyeron a magnificar su ya de por sí estatura, compatible con el desigual resultado de sus películas, siempre impulsadas por una irrenunciable ambición de excelencia llevada al extremo.
Todo en Tarkovski fue agonía, lucha interior y lucha contra los elementos externos. El componente espiritual y, puntualmente, religioso de la personalidad y del cine de Tarkovski determinaron la represión de su actividad como cineasta por la burocracia política comunista. Después de su muerte, Tarkovski -unamuniano sin saberlo, dostoievskiano confeso-, ha sido, en cierta manera, patrimonializado por la crítica y los historiadores del cine de inspiración cristiana, por lo que no es de extrañar que Martirologio -el título es significativo- sea un libro publicado en España por la editorial católica Sígueme, que ya editó, en 2006, Andréi Rubliov. El guión literario, y que, en 2009, dio a conocer en castellano el proyecto no realizado de otro grande del cine, el Jesús de Nazaret, del director danés Carl Theodor Dreyer. Se repite, en otro contexto, el fenómeno ocurrido en los años 50 y 60, cuando intelectuales católicos -más o menos ortodoxos- impulsaban la difusión en nuestro país, a través de festivales -Valladolid, a la cabeza- y publicaciones, la obra de grandes cineastas como Bergman, Fellini, Bresson, Rossellini o el propio Dreyer, en los que siempre aleteó la influencia del cristianismo y las preguntas sobre la relación entre un Dios entrevisto y el hombre, unidas, por supuesto, a una obra de gran relieve artístico en tiempos en los que el cine dejaba de preocuparse de las cuestiones espirituales o se entregaba -como en España- a la ejecución de inanes y ramplonas estampas hagiográficas y piadosas.
Martirologio reúne lo que su subtítulo indica: los diarios de Andréi Tarkovski entre 1970 y 1986. La angustia y la lucha -personal, creativa, espiritual- son el emulsionante y la agobiante atmósfera y letra de cada día sobre las que Tarkovski va dando cuenta minuciosa de sus proyectos, de sus cuitas más íntimas, de sus lecturas, de sus contactos, de su pelea por sacar adelante sus películas, de sus enfermedades, de sus juicios sobre sus lecturas y sobre las películas de sus colegas, de sus inquietudes físicas, políticas, profesionales y metafísicas.
Siendo grande el artista, el libro, por su valor testimonial y por sus opiniones, es interesantísimo como cuaderno de bitácora que se ofrece para un mejor conocimiento de la vida y de la obra de un cineasta excepcional. El dolor, la contrariedad y la dificultad son las constantes de una larga peripecia acechada y sangrante, entre el agonismo y el titanismo, que deja ver los destellos de una personalidad no pocas veces egocéntrica, narcisista y arrogante, inclemente con cuanto considerase mediocre o inadecuado, infantil, incluso, en su comprensible deseo de reconocimiento y en sus muestras de excitación ante la eventualidad de aplausos. Citemos como anécdota ilustrativa lo que Tarkovski dice de Tristana, de Buñuel: “muy mala”.
(nota de Manuel Hidalgo, tomada de la sección El Cultural de El Mundo.)
viernes, 20 de mayo de 2011
EN DEFENSA DE LARS
Lo llamaron payaso desde sus modestas arrogancias, porque decirle payaso, así como así, era la mejor forma de humillarlo y de quitarle sustento a sus declaraciones. No bastó con declararlo persona non grata en Cannes. No bastó con emitir un comunicado oficial en el cual afirmaban que “Utilizar el Festival de Cannes y los medios para propósitos intolerables es empañar su imagen. Y es aún más triste y lamentable este año, en el que recibimos películas de pueblos que gritan por su necesidad de expresión vital y a cineastas detenidos en sus propios países”.
Después de la velada expulsión debía llegar la ridiculización, el ridículo que no admite discusiones, el ridículo que sepulta las ideas, el ridículo que ahoga por siempre y para siempre, el ridículo que rompe toda posible discusión. Lars von Trier fue decapitado de un plumazo por los dueños del mundo pues se atrevió a sugerir que Hitler tenía un lado humano. Dos meses atrás había ocurrido algo similar con el diseñador John Galliano, aunque el escándalo se hubiera producido en un escenario distinto, una fiesta, y en circunstancias diferentes.
Más atrás ocurrieron hechos parecidos, por el rompimiento de los moldes y sus consecuencias, con José Mourinho, y más atrás aún, con Diego Maradona, aunque ninguno de los dos hubiese mencionado a Hitler. Mourinho y Maradona se atrevieron a cuestionar lo establecido. Se salieron de la etiqueta impuesta y tuvieron que pagar, tanto en dinero como en prohibiciones. Es el mundo modelo Siglo XXI. El mundo que fue y será una porquería, como lo cantó Enrique Santos Discépolo 70 años atrás.
El mundo, en fin, que cada vez soporta menos el disenso. El mundo que escribió en letras invisibles lo que es tolerable y lo que no, el Bien y el Mal, lo inteligente y lo ridículo. El mundo que permite guerras y asesinatos si esas guerras y asesinatos son avalados por los dueños de ese mundo, que a su vez son los dueños de la opinión pública, y a su vez, los salvadores y protectores de la Democracia. “Disentir es uno de los derechos que le faltan a la Declaración de los Derechos Humanos”, dijo José Saramago dos años atrás.
Hoy, disentir en la forma o en el fondo ha terminado siendo un asunto de enajenados, payasos, groseros, mentirosos, malos perdedores, amargados o fracasados. La Verdad no importa, importan los intereses, y para salvar los intereses hay que ser políticamente correctos. Hay que ser buenos, impecables, prolijos, benéficos, sonrientes. Como cantaba Shakira muchos, muchos años atrás ya, “que Dios nos ampare de malos pensamientos, hay que cumplir con las tareas, asistir al colegio, ¿qué diría la familia si eres un fracasado?”
“Qué diría Dios, se ama sin la iglesia y sin la ley”, escribía varias décadas más atrás aún Silvio Rodríguez. Hoy habría que preguntarse si ese amar no es, también, dirigido y determinado por los dueños del mundo.
(El artículo "Los dueños del mundo" de Fernando Araújo Vélez se tomó del blog 'el magazín' del diario colombiano El Espectador, una crítica a los guardianes de las buenas conciencias del mundo cinematográfico y a las sociedades totalitarias que castigan al disidente de la norma.)
Después de la velada expulsión debía llegar la ridiculización, el ridículo que no admite discusiones, el ridículo que sepulta las ideas, el ridículo que ahoga por siempre y para siempre, el ridículo que rompe toda posible discusión. Lars von Trier fue decapitado de un plumazo por los dueños del mundo pues se atrevió a sugerir que Hitler tenía un lado humano. Dos meses atrás había ocurrido algo similar con el diseñador John Galliano, aunque el escándalo se hubiera producido en un escenario distinto, una fiesta, y en circunstancias diferentes.
Más atrás ocurrieron hechos parecidos, por el rompimiento de los moldes y sus consecuencias, con José Mourinho, y más atrás aún, con Diego Maradona, aunque ninguno de los dos hubiese mencionado a Hitler. Mourinho y Maradona se atrevieron a cuestionar lo establecido. Se salieron de la etiqueta impuesta y tuvieron que pagar, tanto en dinero como en prohibiciones. Es el mundo modelo Siglo XXI. El mundo que fue y será una porquería, como lo cantó Enrique Santos Discépolo 70 años atrás.
El mundo, en fin, que cada vez soporta menos el disenso. El mundo que escribió en letras invisibles lo que es tolerable y lo que no, el Bien y el Mal, lo inteligente y lo ridículo. El mundo que permite guerras y asesinatos si esas guerras y asesinatos son avalados por los dueños de ese mundo, que a su vez son los dueños de la opinión pública, y a su vez, los salvadores y protectores de la Democracia. “Disentir es uno de los derechos que le faltan a la Declaración de los Derechos Humanos”, dijo José Saramago dos años atrás.
Hoy, disentir en la forma o en el fondo ha terminado siendo un asunto de enajenados, payasos, groseros, mentirosos, malos perdedores, amargados o fracasados. La Verdad no importa, importan los intereses, y para salvar los intereses hay que ser políticamente correctos. Hay que ser buenos, impecables, prolijos, benéficos, sonrientes. Como cantaba Shakira muchos, muchos años atrás ya, “que Dios nos ampare de malos pensamientos, hay que cumplir con las tareas, asistir al colegio, ¿qué diría la familia si eres un fracasado?”
“Qué diría Dios, se ama sin la iglesia y sin la ley”, escribía varias décadas más atrás aún Silvio Rodríguez. Hoy habría que preguntarse si ese amar no es, también, dirigido y determinado por los dueños del mundo.
(El artículo "Los dueños del mundo" de Fernando Araújo Vélez se tomó del blog 'el magazín' del diario colombiano El Espectador, una crítica a los guardianes de las buenas conciencias del mundo cinematográfico y a las sociedades totalitarias que castigan al disidente de la norma.)
jueves, 19 de mayo de 2011
VON TRIER VETADO
La organización del festival de Cannes ha declarado al director de cine danés Lars von Trier (Copenhague, 1956) "persona no grata, con efecto inmediato" por sus comentarios de ayer miércoles, en los que aseguraba: "La verdad es que entiendo a Hitler". Von Trier, durante la presentación de su última película, Melancholia, ante 300 periodistas, fue preguntado por unas declaraciones a una revista en las que mostraba su gusto por la estética nazi. Lo reconoció, pero de ahí paso a soltar sobre Hitler: "No puede decirse que fuera un tipo estupendo... pero me cae simpático".
Desde ese momento y, aunque Von Trier pidió posteriormente disculpas en un comunicado -"si he herido a alguien me disculpo sinceramente. No soy antisemita-", la dirección del festival empezó a recibir presiones muy fuertes para que se mostrara especialmente dura con el cineasta.
En esa línea, el Consejo Representativo de Instituciones Judías de Francia (CRIF) había emitido un comunicado en el que se mostraba horrorizado por las declaraciones antisemitas de Von Trier. "Sus palabras producen en toda su ignominia las tendencias más inquietantes de la actual banalización del nazismo y llevan a la idea de que, a pesar de algunos defectos, Hitler no era tan malo". El texto se mostraba especialmente duro con el danés, al señalar: "Lars von Trier no tiene nada que hacer en un festival de Cannes del que muchos de sus participantes habrían podido ser enviados sin problemas al campo de exterminio por Hitler, ese hombre por el que tiene tanta simpatía".
A pesar de las disculpas de Von Trier, el miércoles por la noche, el certamen ya comenzó a plantearse la expulsión del autor de Dogville. Y es que además de mostrar sus simpatías por el autor de Mi lucha se enredó más al intentar explicarse: "Bueno, no estoy a favor de la II Guerra Mundial y estoy a favor de los judíos... aunque no demasiado, porque Israel nos suele joder bastante".
Por su parte, el comunicado del festival señala que "ofrece a artistas de todo el mundo una tribuna excepcional para presentar sus obras y defender la libertad de expresión y creación"; sin embargo, muestra su "profundo pesar" porque Cannes "haya sido usado" por Von Trier para "expresar unos comentarios que son inaceptables, intolerables y contrarios a los ideales de la humanidad y generosidad que presiden" esta cita.
Su película sigue a concurso
Por lo tanto, la organización de Cannes "condena firmemente y declara a Lars Von Trier persona no grata" en el festival, aunque matiza que la cinta del danés sigue a concurso por la Palma de Oro. La decisión llega tras una reunión extraordinaria de la dirección del certamen a propuesta del director del festival, Gilles Jacob.
La decisión de Cannes supone de facto la ruptura del festival de cine más importante del mundo con uno de sus hijos predilectos, que logró la Palma de Oro en 2000 por Bailar en la oscuridad.
El ministro francés de Cultura, Frédéric Mitterrand, ha justificado la decisión del festival y ha tildado las declaraciones del realizador de "provocación inaceptable".
(nota de Borja Hermoso inserta en el diario on line El País.)
Desde ese momento y, aunque Von Trier pidió posteriormente disculpas en un comunicado -"si he herido a alguien me disculpo sinceramente. No soy antisemita-", la dirección del festival empezó a recibir presiones muy fuertes para que se mostrara especialmente dura con el cineasta.
En esa línea, el Consejo Representativo de Instituciones Judías de Francia (CRIF) había emitido un comunicado en el que se mostraba horrorizado por las declaraciones antisemitas de Von Trier. "Sus palabras producen en toda su ignominia las tendencias más inquietantes de la actual banalización del nazismo y llevan a la idea de que, a pesar de algunos defectos, Hitler no era tan malo". El texto se mostraba especialmente duro con el danés, al señalar: "Lars von Trier no tiene nada que hacer en un festival de Cannes del que muchos de sus participantes habrían podido ser enviados sin problemas al campo de exterminio por Hitler, ese hombre por el que tiene tanta simpatía".
A pesar de las disculpas de Von Trier, el miércoles por la noche, el certamen ya comenzó a plantearse la expulsión del autor de Dogville. Y es que además de mostrar sus simpatías por el autor de Mi lucha se enredó más al intentar explicarse: "Bueno, no estoy a favor de la II Guerra Mundial y estoy a favor de los judíos... aunque no demasiado, porque Israel nos suele joder bastante".
Por su parte, el comunicado del festival señala que "ofrece a artistas de todo el mundo una tribuna excepcional para presentar sus obras y defender la libertad de expresión y creación"; sin embargo, muestra su "profundo pesar" porque Cannes "haya sido usado" por Von Trier para "expresar unos comentarios que son inaceptables, intolerables y contrarios a los ideales de la humanidad y generosidad que presiden" esta cita.
Su película sigue a concurso
Por lo tanto, la organización de Cannes "condena firmemente y declara a Lars Von Trier persona no grata" en el festival, aunque matiza que la cinta del danés sigue a concurso por la Palma de Oro. La decisión llega tras una reunión extraordinaria de la dirección del certamen a propuesta del director del festival, Gilles Jacob.
La decisión de Cannes supone de facto la ruptura del festival de cine más importante del mundo con uno de sus hijos predilectos, que logró la Palma de Oro en 2000 por Bailar en la oscuridad.
El ministro francés de Cultura, Frédéric Mitterrand, ha justificado la decisión del festival y ha tildado las declaraciones del realizador de "provocación inaceptable".
(nota de Borja Hermoso inserta en el diario on line El País.)
ONG DE EU CON SICILIA
Distrito Federal— Organizaciones de migrantes en Estados Unidos y de apoyo social de ese país confirmaron su asistencia a Ciudad Juárez el próximo 10 de junio para firmar el Pacto Nacional por la Paz con Justicia y Dignidad.
En conferencia de prensa desde la Ciudad de México, Javier Mujica, del Movimiento de Inmigrantes Indocumentados 10 de Marzo, afirmó que los mexicanos en aquel país están "hasta la madre" de la violencia registrada en el país.
"Nos afecta la violencia en México, nos afectan los secuestros de migrantes y los extorsionados en muchos casos somos nosotros, son las familias en Estados Unidos a las que se les pide el rescate. No es un conflicto solamente de sudamericanos o centroamericanos, sino de mexicanos de Oaxaca o Michoacán que los detienen, los secuestran al llegar a la frontera".
Cuando los deportan, advirtió, los vuelven a extorsionar y llaman a las familias en Estados Unidos para poder liberarlos.
Aunado a ello, las organizaciones exigieron al gobierno de Estados Unidos responsabilizarase por la violencia que se vive del otro lado de la frontera al permitir el tránsito y consumo de drogas y dejar de lavarse las manos al apoyar "una guerra absurda".
Por ello, Mujica adelantó que convocarán a diversas organizaciones de Arizona, Nuevo México y Texas a fin de unirse de manera presencial al evento que será realizado en Juárez, además de hacer un llamado para que, en los lugares mas alejados de la frontera, se realicen actos simultáneos como respaldo moral.
La agenda tentativa de la Caravana, contempla la salida de Cuernavaca, Morelos, el próximo sábado 4 de junio, para pasar por la Ciudad de México, Toluca y Morelia, para el domingo partir a Guadalajara, Guanajuato, San Luis Potosí.
Para el seis se estima partir a Zacatecas y Durango; el martes 7 se recorrerá el camino de Durango a Torreón, luego a Saltillo y terminar el día en Monterrey.
El miércoles ocho se calcula salir a Torreón, Camargo y la capital de Chihuahua. Finalmente el nueve de junio partir a Ciudad Juárez para la concentración del 10.
(nota reproducida del Diario de Juárez.)
En conferencia de prensa desde la Ciudad de México, Javier Mujica, del Movimiento de Inmigrantes Indocumentados 10 de Marzo, afirmó que los mexicanos en aquel país están "hasta la madre" de la violencia registrada en el país.
"Nos afecta la violencia en México, nos afectan los secuestros de migrantes y los extorsionados en muchos casos somos nosotros, son las familias en Estados Unidos a las que se les pide el rescate. No es un conflicto solamente de sudamericanos o centroamericanos, sino de mexicanos de Oaxaca o Michoacán que los detienen, los secuestran al llegar a la frontera".
Cuando los deportan, advirtió, los vuelven a extorsionar y llaman a las familias en Estados Unidos para poder liberarlos.
Aunado a ello, las organizaciones exigieron al gobierno de Estados Unidos responsabilizarase por la violencia que se vive del otro lado de la frontera al permitir el tránsito y consumo de drogas y dejar de lavarse las manos al apoyar "una guerra absurda".
Por ello, Mujica adelantó que convocarán a diversas organizaciones de Arizona, Nuevo México y Texas a fin de unirse de manera presencial al evento que será realizado en Juárez, además de hacer un llamado para que, en los lugares mas alejados de la frontera, se realicen actos simultáneos como respaldo moral.
La agenda tentativa de la Caravana, contempla la salida de Cuernavaca, Morelos, el próximo sábado 4 de junio, para pasar por la Ciudad de México, Toluca y Morelia, para el domingo partir a Guadalajara, Guanajuato, San Luis Potosí.
Para el seis se estima partir a Zacatecas y Durango; el martes 7 se recorrerá el camino de Durango a Torreón, luego a Saltillo y terminar el día en Monterrey.
El miércoles ocho se calcula salir a Torreón, Camargo y la capital de Chihuahua. Finalmente el nueve de junio partir a Ciudad Juárez para la concentración del 10.
(nota reproducida del Diario de Juárez.)
miércoles, 18 de mayo de 2011
ZOOT SUIT, LUIS VALDEZ
Zoot suit, el musical surgido del puño y letra de Luis Valdez no ha perdido vigencia ni frescura, acaso por la mezcla de los elementos del teatro de Bertolt Brecht y los de la carpa mexicana de fines del siglo XIX y los albores del siguiente, que tuvo sus epígonos en cómicos de la talla de Celia Viveros, Joaquín García Borolas y Palillo, género que había abarcado a las divas María Conesa, Mimí Derba y otros. Aquí el elenco del montaje, bajo la producción de la Compañía Nacional de Teatro (CNT), que estuvo en Zacatecas, Zac., los días 14 y 15 de mayo pasados, luego de agradecer la presencia y calidez del respetable. Foto de Mateo García Bazán.
NI ME VEN NI ME LEEN NI ME OYEN
En verano de 2008 fue el empresario Alejandro Martí, devastado por la muerte de su hijo de apenas 14 años a manos de unos secuestradores, quien se alzó con la voz del sentir nacional al espetar: "Si no pueden, renuncien". Este fue el reclamo que el agraviado hizo ante el presidente de la República, los funcionarios de los tres poderes federales, los 31 gobernadores y al jefe de gobierno capitalino, reunidos en el Consejo de Seguridad Nacional.
Ahora se ha escuchado la voz del poeta Javier Sicilia, agraviado por el asesinato artero -hasta ahora impune- de su hijo, pidiendo en el corazón de la Marcha por la Paz, la Dignidad y la Justicia del pasado día 8, la renuncia de un funcionario en particular: Genaro García Luna, el poderosísimo secretario de seguridad pública que ha visto pasar a tres procuradores generales de justicia y sigue impávido al frente de la institución que se supone debería prevenir y perseguir los delitos que en México se siguen multiplicando en medio de una de las mayores impunidades de que tengamos memoria.
Sometimos la petición de Sicilia al escrutinio de la opinión pública. Lo primero que nos encontramos es con una población que no quiere hablar sobre el tema, tuvimos cuatro veces más rechazos de los que normalmente medimos en una encuesta telefónica. Seis de cada diez escogidos para participar en la encuesta en cuanto se enteraron que se trataba de evaluar el trabajo del secretario de seguridad, simplemente se negaron a participar, y creo que este dato por sí solo nos habla del sentimiento de inseguridad y desconfianza que reina entre los que vivimos en México.
Los que finalmente se animaron a participar, de una escala de diez puntos, concedieron en promedio una calificación de 5.6 al trabajo que ha venido haciendo García Luna al frente de la Secretaría de Seguridad Pública. Cuatro de cada diez coinciden con Javier Sicilia en que debe renunciar, otros tantos, cuando les preguntamos si a ellos en lo personal les gustaría que García Luna renunciara a su cargo nos respondieron que les daba igual o simplemente que no sabían. Solo 26% de los entrevistados estuvieron a favor de que García Luna permaneciera en su cargo.
Pusimos a consideración de los entrevistados varias de las causas por las que se ha dicho que Calderón no está dispuesto a sacrificar a su secretario de Seguridad. Nos dijeron que Calderón no quiere mover a su secretario porque sería dar muestras de debilidad frente a los narcotraficantes. El segundo motivo que la opinión pública piensa que influye en Calderón es que, verdad o no, el presidente está convencido de que García Luna es el mejor para estar al frente de Seguridad Pública. Dos terceras partes opinan que, por lo menos en alguna medida, lo que está prevaleciendo para que García Luna siga donde está es que se ha convertido en un personaje tan poderoso que Calderón no se atreve a pedirle la renuncia. Tres de cada diez creen que lo que realmente está pesando en la decisión del presidente Calderón de no cambiar a García Luna es que, simplemente, no encuentra con quien sustituirlo.
(nota de María de las Heras tomada de El País.)
Ahora se ha escuchado la voz del poeta Javier Sicilia, agraviado por el asesinato artero -hasta ahora impune- de su hijo, pidiendo en el corazón de la Marcha por la Paz, la Dignidad y la Justicia del pasado día 8, la renuncia de un funcionario en particular: Genaro García Luna, el poderosísimo secretario de seguridad pública que ha visto pasar a tres procuradores generales de justicia y sigue impávido al frente de la institución que se supone debería prevenir y perseguir los delitos que en México se siguen multiplicando en medio de una de las mayores impunidades de que tengamos memoria.
Sometimos la petición de Sicilia al escrutinio de la opinión pública. Lo primero que nos encontramos es con una población que no quiere hablar sobre el tema, tuvimos cuatro veces más rechazos de los que normalmente medimos en una encuesta telefónica. Seis de cada diez escogidos para participar en la encuesta en cuanto se enteraron que se trataba de evaluar el trabajo del secretario de seguridad, simplemente se negaron a participar, y creo que este dato por sí solo nos habla del sentimiento de inseguridad y desconfianza que reina entre los que vivimos en México.
Los que finalmente se animaron a participar, de una escala de diez puntos, concedieron en promedio una calificación de 5.6 al trabajo que ha venido haciendo García Luna al frente de la Secretaría de Seguridad Pública. Cuatro de cada diez coinciden con Javier Sicilia en que debe renunciar, otros tantos, cuando les preguntamos si a ellos en lo personal les gustaría que García Luna renunciara a su cargo nos respondieron que les daba igual o simplemente que no sabían. Solo 26% de los entrevistados estuvieron a favor de que García Luna permaneciera en su cargo.
Pusimos a consideración de los entrevistados varias de las causas por las que se ha dicho que Calderón no está dispuesto a sacrificar a su secretario de Seguridad. Nos dijeron que Calderón no quiere mover a su secretario porque sería dar muestras de debilidad frente a los narcotraficantes. El segundo motivo que la opinión pública piensa que influye en Calderón es que, verdad o no, el presidente está convencido de que García Luna es el mejor para estar al frente de Seguridad Pública. Dos terceras partes opinan que, por lo menos en alguna medida, lo que está prevaleciendo para que García Luna siga donde está es que se ha convertido en un personaje tan poderoso que Calderón no se atreve a pedirle la renuncia. Tres de cada diez creen que lo que realmente está pesando en la decisión del presidente Calderón de no cambiar a García Luna es que, simplemente, no encuentra con quien sustituirlo.
(nota de María de las Heras tomada de El País.)
martes, 17 de mayo de 2011
ESTADO DE SITIO EN GUATEMALA
MÉXICO, D.F., 17 de mayo.- El presidente de Guatemala, Álvaro Colom, quien decretó estado de sitio en el departamento (estado) de Petén, luego de la masacre de 27 jornaleros ocurrida el pasado domingo 15, aseguró que el cártel mexicano de Los Zetas y exkaibiles (soldados de elite del ejército guatemalteco) fueron los responsables del multihomicidio.
En entrevista con Carmen Aristegui en MVS Radio, el mandatario guatemalteco calificó las ejecuciones como "crimen de lesa humanidad", y confió en que en las próximas 48 horas podrían detener a algunos de los responsables.
"Fue un salvajismo total. En todo el mundo hay estupor. Estamos alentando a la población y tengo esperanzas de que en las próximas 48 horas se hagan capturas importantes", puntualizó.
Colom añadió:
"Esta pobre gente eran jornaleros. No se encontraron evidencias de armas, sólo eran labriegos que acababan de llegar del oriente del país".
Asimismo, detalló que de las 27 personas asesinadas en la finca Los Cocos, localizada en el municipio La Libertad, 25 fueron decapitadas. Las tres personas que lograron sobrevivir, añadió, se encuentran apoyando a las autoridades como testigos para localizar a los responsables.
Entre esas tres personas, dijo, hay una mujer embarazada que "obviamente está en estado de shock y se le ha proporcionado toda la asistencia médica. No está en condiciones de declarar por el momento. Esperamos que cuando su situación emocional se normalice tengamos un poco más de detalles", apuntó.
La noche del lunes 16, luego de visitar el sitio donde se perpetró la masacre, el presidente de Guatemala tomó la decisión de decretar el estado de sitio en el departamento norteño de Petén, fronterizo con México y Belice.
Con la medida gubernamental, que durará 30 días, a partir de este martes, se pretende agilizar los operativos que permitan la captura de los responsables de la matanza.
Según Colom, el estado de sitio se decretó porque la masacre ha puesto en peligro el orden constitucional y la seguridad del Estado.
(La localización de 72 indocumentados en San Fernando, Tamaulipas, ejecutados por el crimen organizado en agosto de 2010, provocó el enroque de Cecilia Romero, "titular" del Instituto Nacional de Migración (INM) a la secretaría general del Partido Acción Nacional (PAN) pues es una yunquista íntima de FCH y en la dependencia encargada de velar por los intereses de los sudacas que cruzan el país, nadie perdió la compostura ni se despeinó. Tampoco Felipe. La respuesta de Álvaro Colom a la matanza despiadada del departamento de El Petén, contrasta con el México de "aquí no pasa nada." Nota tomada de Apro, agencia del semanario Proceso.)
En entrevista con Carmen Aristegui en MVS Radio, el mandatario guatemalteco calificó las ejecuciones como "crimen de lesa humanidad", y confió en que en las próximas 48 horas podrían detener a algunos de los responsables.
"Fue un salvajismo total. En todo el mundo hay estupor. Estamos alentando a la población y tengo esperanzas de que en las próximas 48 horas se hagan capturas importantes", puntualizó.
Colom añadió:
"Esta pobre gente eran jornaleros. No se encontraron evidencias de armas, sólo eran labriegos que acababan de llegar del oriente del país".
Asimismo, detalló que de las 27 personas asesinadas en la finca Los Cocos, localizada en el municipio La Libertad, 25 fueron decapitadas. Las tres personas que lograron sobrevivir, añadió, se encuentran apoyando a las autoridades como testigos para localizar a los responsables.
Entre esas tres personas, dijo, hay una mujer embarazada que "obviamente está en estado de shock y se le ha proporcionado toda la asistencia médica. No está en condiciones de declarar por el momento. Esperamos que cuando su situación emocional se normalice tengamos un poco más de detalles", apuntó.
La noche del lunes 16, luego de visitar el sitio donde se perpetró la masacre, el presidente de Guatemala tomó la decisión de decretar el estado de sitio en el departamento norteño de Petén, fronterizo con México y Belice.
Con la medida gubernamental, que durará 30 días, a partir de este martes, se pretende agilizar los operativos que permitan la captura de los responsables de la matanza.
Según Colom, el estado de sitio se decretó porque la masacre ha puesto en peligro el orden constitucional y la seguridad del Estado.
(La localización de 72 indocumentados en San Fernando, Tamaulipas, ejecutados por el crimen organizado en agosto de 2010, provocó el enroque de Cecilia Romero, "titular" del Instituto Nacional de Migración (INM) a la secretaría general del Partido Acción Nacional (PAN) pues es una yunquista íntima de FCH y en la dependencia encargada de velar por los intereses de los sudacas que cruzan el país, nadie perdió la compostura ni se despeinó. Tampoco Felipe. La respuesta de Álvaro Colom a la matanza despiadada del departamento de El Petén, contrasta con el México de "aquí no pasa nada." Nota tomada de Apro, agencia del semanario Proceso.)
GONZALO ROJAS (1917- 2011)
LA DESABRIDA
a veces me gustaban
pavorosamente las feas
I
1. Ahora ahí los ojos, los dos ojos de Oriana
esquiza y órfica, la nariz
de hembra hembra, la boca:
osoris en la lengua madre de cuya vulva genitiva vino el
nombre
de Oriana, las orejas
sigilosas que oyeron y callaron los enigmas, el ángulo
facial, el pelo
bellamente tomado hacia atrás, sin olvidar sus manos
fuertes y arteriales de remera de lujo en la carretera y esa
gracia
cartaginesa, finamente veneciana, cortando pericoloso el oleaje
contra el infortunio torrencial, ahora
y en la hora de mi muerte Oriana.
2. ahí, traslúcida, con además
sus cuarenta y nueve que me son
flexiblemente diecinueve por lo fenomenal
del espinazo y qué me importan las estrellas
si no hay más estrella que Oriana, ahora ahí
con su decoro y esa sua eleganza, por decirlo en italiano,
adentro
de la turbulencia del mosquerío que será siempre la
ordinariez, llámese
casamiento o cuento de burdel, con chancro y todo, y rencor,
y pestilencia seca del rencor,
3. (¡cólera, a callar!), y otra cosa menos abyecta: ni soy
Heathcliff feo como soy ni ella Catherine
Earnshaw pero el espejo
es el espejo y Cumbres Borrascosas sigue siendo el
único
éxtasis: o vivir
muerto de amor o marcharse del planeta. De ahí
que todo sea Oriana: el tiempo
que apenas dura tres segundos sea Oriana. La luna
sobre la nieve sea Oriana, Dios
mismo que me oye sea Oriana,
4. solo que hoy no está. A veces
está pero no está, no ha venido, no ha
llamado por el teléfono, no anda
por aquí, estará fumando qué sé yo uno de esos 50
cigarrillos en los que le gusta arder, total
le gusta arder y que más da, se nace para pudrirse, o
para preferiblemente quemarse, ella se quema
y la amo en su humo de Concepción a Chillán de
Chile, ¡los pavorosos cien kilómetros
cuchilleramente cortantes!, me
atengo entonces a su figura que no hay, y es un
viernes
por ejemplo de algún agosto
que no hay y la constelación de los violines
de Brahms puede más que la lluvia, y el caso
es que el mismísimo Pound la hubiera adorado, por
loca la hubiera idolatrado a esta Oriana
de Orion en un sollozo
seco de hombre la hubiera cuando no hay
Rapallo, la
hubiera cuando no hay, y
sigue la lluvia, y las
espinas, y
además está sucio este compact, no suena,
porque el zumbido mismo no suena, o
suena al revés, o
porque casi todo es otra cosa y
el pordiosero soy yo, y qué voy a hacer
con tanto libro, con
tanta casa hueca sin ella y esta música
que no suena.
Llamará,
el día de mi muerte llamará.
(texto tomado del suplemento Las 12, del diario argentino Página 12.)
a veces me gustaban
pavorosamente las feas
I
1. Ahora ahí los ojos, los dos ojos de Oriana
esquiza y órfica, la nariz
de hembra hembra, la boca:
osoris en la lengua madre de cuya vulva genitiva vino el
nombre
de Oriana, las orejas
sigilosas que oyeron y callaron los enigmas, el ángulo
facial, el pelo
bellamente tomado hacia atrás, sin olvidar sus manos
fuertes y arteriales de remera de lujo en la carretera y esa
gracia
cartaginesa, finamente veneciana, cortando pericoloso el oleaje
contra el infortunio torrencial, ahora
y en la hora de mi muerte Oriana.
2. ahí, traslúcida, con además
sus cuarenta y nueve que me son
flexiblemente diecinueve por lo fenomenal
del espinazo y qué me importan las estrellas
si no hay más estrella que Oriana, ahora ahí
con su decoro y esa sua eleganza, por decirlo en italiano,
adentro
de la turbulencia del mosquerío que será siempre la
ordinariez, llámese
casamiento o cuento de burdel, con chancro y todo, y rencor,
y pestilencia seca del rencor,
3. (¡cólera, a callar!), y otra cosa menos abyecta: ni soy
Heathcliff feo como soy ni ella Catherine
Earnshaw pero el espejo
es el espejo y Cumbres Borrascosas sigue siendo el
único
éxtasis: o vivir
muerto de amor o marcharse del planeta. De ahí
que todo sea Oriana: el tiempo
que apenas dura tres segundos sea Oriana. La luna
sobre la nieve sea Oriana, Dios
mismo que me oye sea Oriana,
4. solo que hoy no está. A veces
está pero no está, no ha venido, no ha
llamado por el teléfono, no anda
por aquí, estará fumando qué sé yo uno de esos 50
cigarrillos en los que le gusta arder, total
le gusta arder y que más da, se nace para pudrirse, o
para preferiblemente quemarse, ella se quema
y la amo en su humo de Concepción a Chillán de
Chile, ¡los pavorosos cien kilómetros
cuchilleramente cortantes!, me
atengo entonces a su figura que no hay, y es un
viernes
por ejemplo de algún agosto
que no hay y la constelación de los violines
de Brahms puede más que la lluvia, y el caso
es que el mismísimo Pound la hubiera adorado, por
loca la hubiera idolatrado a esta Oriana
de Orion en un sollozo
seco de hombre la hubiera cuando no hay
Rapallo, la
hubiera cuando no hay, y
sigue la lluvia, y las
espinas, y
además está sucio este compact, no suena,
porque el zumbido mismo no suena, o
suena al revés, o
porque casi todo es otra cosa y
el pordiosero soy yo, y qué voy a hacer
con tanto libro, con
tanta casa hueca sin ella y esta música
que no suena.
Llamará,
el día de mi muerte llamará.
(texto tomado del suplemento Las 12, del diario argentino Página 12.)
lunes, 16 de mayo de 2011
SABATO: VOCACIÓN POR EL LENOCINIO
En 1963 Ernesto Sabato escribió el extraño ensayo “Tango, discusión y clave” en el que aborda el mundo tanguero, sus pasiones y sus circunstancias. El libro está organizado en tres unidades (opiniones del autor, opiniones ajenas y diccionario lunfardo) antecedidas por un prólogo imperdible. Desatendido en medio de una obra copiosa, aquel ensayo no solo es una guía para adentrarnos en los misterios del tango: bien mirado, también es un mapa para entender el universo de su autor.
Como prólogo el libro lleva unas palabras del propio Sabato dirigidas a Jorge Luis Borges; allí lo convida a la lectura de sus páginas y le confiesa que “mucho me gustaría que no le disgustasen. Creameló.” Pese a que al momento de la publicación ambos escritores se hallaban enfrentados, Sabato reconoce en Borges a un referente: “Cuando yo era muchacho, en años que ya me parecen pertenecer a una especie de sueño, versos suyos me ayudaron a descubrir melancólicas bellezas de Buenos Aires”. Como se ve, el halago no impide el inocente subrayado de la diferencia de edad.
En ningún momento Sabato se propone una investigación definitiva que clausure las discusiones tangueras, mucho menos la creación de un manual escolar; simplemente busca dar testimonio de sus pareceres y compartir “estas páginas que se me han ocurrido”. En la primera parte del libro conviven todos los Sabatos posibles: a veces se convierte en historiador, otras en sociólogo, en algunos casos prima el hombre de letras, en otros el amante de la filosofía y de tanto en tanto se calza guantes de boxeo y sale a defender sus puntos de vista como lo haría cualquier otro vecino cabrero de Santos Lugares. Este acercamiento amplio, profundo y sincero hasta la contradicción lo ayuda a encontrar el alma allí donde otros solo buscan fechas: “Los millones de inmigrantes que se precipitaron sobre este país en menos de cien años, no solo engendraron esos dos atributos del nuevo argentino que son el resentimiento y la tristeza, sino que prepararon el advenimiento del fenómeno más original del Plata: el tango”. Esta certeza será la esencia de su visión sobre el tango, su sitio de partida y su punto de llegada.
Sabato propone una revisión de lecturas ingenuas sobre los orígenes turbios y el linaje prostibulario del tango y afirma que en el lazo con el bajo fondo no debe leerse pintoresquismo sino desesperación: “Cierto es que nació en el lenocinio, pero ese mismo hecho ya nos debe hacer sospechar que debe ser algo así como su reverso, pues la creación artística es un acto casi invariablemente antagónico, un acto de fuga o de rebeldía”. El sujeto tanguero, ante todo, conoce la soledad, el desarraigo, la finitud y emprende, acaso sin saberlo, las preguntas metafísicas: “Si el hombre es transitorio en Roma, aquí lo es muchísimo más, ya que tenemos la sensación de vivir esta transitoria existencia en un campamento y en medio de un cataclismo universal, sin ese respaldo de la eternidad que allí es la tradición milenaria”.
En la segunda parte del libro, Sabato se hace a un lado y cede la palabra a autores que han pensado y escrito sobre el tango. Numerosas voces dialogan, discuten y se pelean por medio de citas en un coral audaz que recorre la historia del estudio del tango. Y es acaso esa mirada amplia y polifacética, esa necesidad de abordar su objeto de análisis desde todos los frentes posibles, lo que termina de exponer la íntima conclusión: es posible pasar la vida hablando del tango, es imposible explicarlo.
(Ramiro Gigliotti, "Sabato en clave tanguera", reseña de un libro olvidado del autor de "El túnel", aparecida en la revista Ñ del diario Clarín, en donde se expone la vocación cuchillera de Borges y Sabato para disertar sobre un oficio propio de los bajos fondos argentinos.)
Como prólogo el libro lleva unas palabras del propio Sabato dirigidas a Jorge Luis Borges; allí lo convida a la lectura de sus páginas y le confiesa que “mucho me gustaría que no le disgustasen. Creameló.” Pese a que al momento de la publicación ambos escritores se hallaban enfrentados, Sabato reconoce en Borges a un referente: “Cuando yo era muchacho, en años que ya me parecen pertenecer a una especie de sueño, versos suyos me ayudaron a descubrir melancólicas bellezas de Buenos Aires”. Como se ve, el halago no impide el inocente subrayado de la diferencia de edad.
En ningún momento Sabato se propone una investigación definitiva que clausure las discusiones tangueras, mucho menos la creación de un manual escolar; simplemente busca dar testimonio de sus pareceres y compartir “estas páginas que se me han ocurrido”. En la primera parte del libro conviven todos los Sabatos posibles: a veces se convierte en historiador, otras en sociólogo, en algunos casos prima el hombre de letras, en otros el amante de la filosofía y de tanto en tanto se calza guantes de boxeo y sale a defender sus puntos de vista como lo haría cualquier otro vecino cabrero de Santos Lugares. Este acercamiento amplio, profundo y sincero hasta la contradicción lo ayuda a encontrar el alma allí donde otros solo buscan fechas: “Los millones de inmigrantes que se precipitaron sobre este país en menos de cien años, no solo engendraron esos dos atributos del nuevo argentino que son el resentimiento y la tristeza, sino que prepararon el advenimiento del fenómeno más original del Plata: el tango”. Esta certeza será la esencia de su visión sobre el tango, su sitio de partida y su punto de llegada.
Sabato propone una revisión de lecturas ingenuas sobre los orígenes turbios y el linaje prostibulario del tango y afirma que en el lazo con el bajo fondo no debe leerse pintoresquismo sino desesperación: “Cierto es que nació en el lenocinio, pero ese mismo hecho ya nos debe hacer sospechar que debe ser algo así como su reverso, pues la creación artística es un acto casi invariablemente antagónico, un acto de fuga o de rebeldía”. El sujeto tanguero, ante todo, conoce la soledad, el desarraigo, la finitud y emprende, acaso sin saberlo, las preguntas metafísicas: “Si el hombre es transitorio en Roma, aquí lo es muchísimo más, ya que tenemos la sensación de vivir esta transitoria existencia en un campamento y en medio de un cataclismo universal, sin ese respaldo de la eternidad que allí es la tradición milenaria”.
En la segunda parte del libro, Sabato se hace a un lado y cede la palabra a autores que han pensado y escrito sobre el tango. Numerosas voces dialogan, discuten y se pelean por medio de citas en un coral audaz que recorre la historia del estudio del tango. Y es acaso esa mirada amplia y polifacética, esa necesidad de abordar su objeto de análisis desde todos los frentes posibles, lo que termina de exponer la íntima conclusión: es posible pasar la vida hablando del tango, es imposible explicarlo.
(Ramiro Gigliotti, "Sabato en clave tanguera", reseña de un libro olvidado del autor de "El túnel", aparecida en la revista Ñ del diario Clarín, en donde se expone la vocación cuchillera de Borges y Sabato para disertar sobre un oficio propio de los bajos fondos argentinos.)
UNA SINGER DE MUSEO
Mi herencia familiar son 4 máquinas de coser. La primera es una máquina Singer de pedal, que compró mi bisabuela, Carlota García en 1930 cuando se separó de mi bisabuelo Miguel Restrepo y tuvo que mantenerse sola.
Mi abuela, Martha Rosa Restrepo (de Navarro) aprendió a coser en esa máquina y luego fue a la academia de modistería de una vecina amiga. Con su trabajo pagaba sus estudios y su alimentación; se quedaba a trabajar después de clases, cosiendo a mano primero; pegando botones, haciendo dobladillos, rematando, puliendo costuras, cortando moldes.
Mi abuela se casó en 1947 y en los comienzos de la década de los 50, por la misma época en que las mujeres empezaron a votar en Colombia, Martha Rosa compró una máquina de coser industrial, con motor, que permitía altas velocidades de costura y más tipos de puntada según el “pie” que se le pusiera a la máquina. Mi abuela se dedicó a la alta costura: vestidos de fiesta, de gala, matrimonios, ceremonias, primeras comuniones, ropa para jóvenes y mujeres adultas. No cosió para hombres aunque aprendió a hacerlo, y a veces le hizo ropa a mi tío, aunque lo que verdaderamente disfrutaba era vestir a mi mamá, Martha Beatriz Navarro, con los modelos que sacaba de las revistas Vogue o Burda, que mandaba a traer desde Europa. También cosió manteles, sábanas, fundas, ropa de cama, cojines, cortinas, el vestido de matrimonio de mi mamá, mi vestido de cumbia, mi vestido de garabato, todos los vestidos de mis fiestas de quince y todos mis disfraces de Halloween.
Mi abuela se dedicó a coser para mejorar los ingresos familiares que eran insuficientes para el estilo de vida que ella quería. Gracias a su trabajo mi mama y mi tío fueron a buenos colegios, y estudiaron fuera de Barranquilla, mi mamá en la Javeriana y mi tío en la UIS. También gracias a su trabajo pudo viajar y conocer el mundo y pisó todos los continentes menos la Antártica, por obvias razones, y África, porque como buena paisa blanca católica, no le veía el chiste a ir a conocer negritos.
Mi abuela también dictó clases de modistería a las que mi mamá tenía que asistir. Si ella quería estrenar para las fiestas de quince debía hacerse sus propios vestidos bajo la supervisión de mi abuela. Al principio mi mamá no le creyó y se quedo sin ir a la primera fiesta de la temporada, un drama de altas magnitudes para una adolescente. Conmigo mi abuela fue más indulgente porque yo era pésima estudiante y no me quedaba quieta, pero aprendí a sacar moldes, a cortar, a coser dobladillos, a hacer plisados, y a diferenciar entre calidades y tipos de tela.
A mi mamá el Niño Dios primero le trajo una maquinita de pilas que cosía estilo cadeneta, al año siguiente le trajo una más grandecita y luego pasó a la máquina industrial. En los años 70, cuando estaba en la universidad, le regalaron una máquina de colección, fabricada en 1951, con motor, la tercera pieza de mi herencia, y con esa máquina mi mamá se hizo todos los vestidos que necesitaba para esta a la altura de las niñas de sociedad con las que estudiaba, y la máquina de coser finalmente paso de ser un medio para suplir necesidades básicas a uno para adquirir estatus.
Mi cuarta máquina de coser es un dije de oro que me dejó mi abuela, junto con su ropa, hecha según todas las vanguardias de los últimos 60 años y con telas traídas de todos sus viajes. Yo a esta ropa, según el ejemplo de mi abuela, el hice arreglos aquí y allá, y la uso todavía. Una de estas piezas heredadas la usé justamente en el coctel que hubo el miércoles pasado para celebrar los 10 años de trabajo de Women’s Link Worldwide y los 5 años de la Sentencia C-355/06 que liberalizó el aborto en Colombia.
Mi bisabuela nació en 1900, cuando a las mujeres en Colombia no les enseñaban ni a leer ni a escribir. Ella se rebeló y su arma fue una máquina de coser, que le dio los ingresos para poder educarse y después la posibilidad de separarse y mantener a una hija. Mi abuela tuvo siempre dinero propio, ganado con su trabajo, y eso le permitió tener un matrimonio con equidad de poderes y mandar a sus hijos a estudiar a buenas universidades para que ellos llegaran aún más lejos. Las máquinas de coser le dieron a las colombianas los medios para tener independencia económica y educación, lo que a su vez, les dio la fuerza para luchar por sus derechos.
Casi puede decirse que mi familia es lo que es gracias a las máquinas de coser, caballitos de batalla de feminismo de a pie, que le dieron independencia económica y por ende poder sobre sus propios destinos a muchas generaciones de mujeres en Colombia. Hoy las luchas son otras, ya podemos leer y escribir, podemos votar, podemos tener cuentas de banco, podemos tomar anticonceptivos y abortar de manera segura dentro de los tres casos contemplados en la ley. Esto que tenemos hoy las mujeres colombianas se lo debemos a generaciones de mujeres que no se conformaron con los modelos impuestos y decidieron tomar las riendas de su vida, riendas que para muchas eran más bien hilo y aguja, ensartados en una máquina de coser.
(Nuestra educación sentimental fue forjada primero en las radionovelas, con aquellas ancianas que amanecían pegadas a la máquina de coser Singer manual, luego las telenovelas en que las más viejas de la tribu vivían pegadas al fogón o en el lavadero. Hasta que apareció la "emancipada" Teresa Mendoza, alias "La reina del sur", que mandó a la chingada a María Isabel, la criada, a la Cenicienta y a la abuela de manos eternamente percudidas o de pulmones destrozados por la máquina Singer de museo. Nota tomada del blog 'catalina por dios', de El Espectador, colombiano.)
Mi abuela, Martha Rosa Restrepo (de Navarro) aprendió a coser en esa máquina y luego fue a la academia de modistería de una vecina amiga. Con su trabajo pagaba sus estudios y su alimentación; se quedaba a trabajar después de clases, cosiendo a mano primero; pegando botones, haciendo dobladillos, rematando, puliendo costuras, cortando moldes.
Mi abuela se casó en 1947 y en los comienzos de la década de los 50, por la misma época en que las mujeres empezaron a votar en Colombia, Martha Rosa compró una máquina de coser industrial, con motor, que permitía altas velocidades de costura y más tipos de puntada según el “pie” que se le pusiera a la máquina. Mi abuela se dedicó a la alta costura: vestidos de fiesta, de gala, matrimonios, ceremonias, primeras comuniones, ropa para jóvenes y mujeres adultas. No cosió para hombres aunque aprendió a hacerlo, y a veces le hizo ropa a mi tío, aunque lo que verdaderamente disfrutaba era vestir a mi mamá, Martha Beatriz Navarro, con los modelos que sacaba de las revistas Vogue o Burda, que mandaba a traer desde Europa. También cosió manteles, sábanas, fundas, ropa de cama, cojines, cortinas, el vestido de matrimonio de mi mamá, mi vestido de cumbia, mi vestido de garabato, todos los vestidos de mis fiestas de quince y todos mis disfraces de Halloween.
Mi abuela se dedicó a coser para mejorar los ingresos familiares que eran insuficientes para el estilo de vida que ella quería. Gracias a su trabajo mi mama y mi tío fueron a buenos colegios, y estudiaron fuera de Barranquilla, mi mamá en la Javeriana y mi tío en la UIS. También gracias a su trabajo pudo viajar y conocer el mundo y pisó todos los continentes menos la Antártica, por obvias razones, y África, porque como buena paisa blanca católica, no le veía el chiste a ir a conocer negritos.
Mi abuela también dictó clases de modistería a las que mi mamá tenía que asistir. Si ella quería estrenar para las fiestas de quince debía hacerse sus propios vestidos bajo la supervisión de mi abuela. Al principio mi mamá no le creyó y se quedo sin ir a la primera fiesta de la temporada, un drama de altas magnitudes para una adolescente. Conmigo mi abuela fue más indulgente porque yo era pésima estudiante y no me quedaba quieta, pero aprendí a sacar moldes, a cortar, a coser dobladillos, a hacer plisados, y a diferenciar entre calidades y tipos de tela.
A mi mamá el Niño Dios primero le trajo una maquinita de pilas que cosía estilo cadeneta, al año siguiente le trajo una más grandecita y luego pasó a la máquina industrial. En los años 70, cuando estaba en la universidad, le regalaron una máquina de colección, fabricada en 1951, con motor, la tercera pieza de mi herencia, y con esa máquina mi mamá se hizo todos los vestidos que necesitaba para esta a la altura de las niñas de sociedad con las que estudiaba, y la máquina de coser finalmente paso de ser un medio para suplir necesidades básicas a uno para adquirir estatus.
Mi cuarta máquina de coser es un dije de oro que me dejó mi abuela, junto con su ropa, hecha según todas las vanguardias de los últimos 60 años y con telas traídas de todos sus viajes. Yo a esta ropa, según el ejemplo de mi abuela, el hice arreglos aquí y allá, y la uso todavía. Una de estas piezas heredadas la usé justamente en el coctel que hubo el miércoles pasado para celebrar los 10 años de trabajo de Women’s Link Worldwide y los 5 años de la Sentencia C-355/06 que liberalizó el aborto en Colombia.
Mi bisabuela nació en 1900, cuando a las mujeres en Colombia no les enseñaban ni a leer ni a escribir. Ella se rebeló y su arma fue una máquina de coser, que le dio los ingresos para poder educarse y después la posibilidad de separarse y mantener a una hija. Mi abuela tuvo siempre dinero propio, ganado con su trabajo, y eso le permitió tener un matrimonio con equidad de poderes y mandar a sus hijos a estudiar a buenas universidades para que ellos llegaran aún más lejos. Las máquinas de coser le dieron a las colombianas los medios para tener independencia económica y educación, lo que a su vez, les dio la fuerza para luchar por sus derechos.
Casi puede decirse que mi familia es lo que es gracias a las máquinas de coser, caballitos de batalla de feminismo de a pie, que le dieron independencia económica y por ende poder sobre sus propios destinos a muchas generaciones de mujeres en Colombia. Hoy las luchas son otras, ya podemos leer y escribir, podemos votar, podemos tener cuentas de banco, podemos tomar anticonceptivos y abortar de manera segura dentro de los tres casos contemplados en la ley. Esto que tenemos hoy las mujeres colombianas se lo debemos a generaciones de mujeres que no se conformaron con los modelos impuestos y decidieron tomar las riendas de su vida, riendas que para muchas eran más bien hilo y aguja, ensartados en una máquina de coser.
(Nuestra educación sentimental fue forjada primero en las radionovelas, con aquellas ancianas que amanecían pegadas a la máquina de coser Singer manual, luego las telenovelas en que las más viejas de la tribu vivían pegadas al fogón o en el lavadero. Hasta que apareció la "emancipada" Teresa Mendoza, alias "La reina del sur", que mandó a la chingada a María Isabel, la criada, a la Cenicienta y a la abuela de manos eternamente percudidas o de pulmones destrozados por la máquina Singer de museo. Nota tomada del blog 'catalina por dios', de El Espectador, colombiano.)
domingo, 15 de mayo de 2011
NARCOFOSAS AL MAYOREO
Durango, Dgo., Mexico. Las autoridades federales y estatales avisaron a los medios informativos que los restos exhumados de las fosas clandestinas o narcofosas serán llevados a la fosa común si en un plazo perentorio no se identifican ni se reclaman los cuerpos. En la imagen, tomada de la revista Contralinea, se aprecia la bestialidad con la que se extraen los restos mediante bulldozer, palas mecánicas y trascabos. Foto facilitada por Fernando Andrade Cancino.
sábado, 14 de mayo de 2011
TERRONES DE MUERTE
Nos reunimos aquí, en plaza Catalunya, en Barcelona, a más de diez mil kilómetros de distancia, para unir nuestro silencio al silencio de ustedes que están allá, en México, en Nueva York, en Chile, en París y en un puño grande de ciudades exigiendo no más sangre, ni un muerto más. Nos reunimos porque este dolor, pese a la distancia, también es nuestro. Porque el duelo de cuarenta mil muertes se lleva en la piel, en la mirada y en la palabra aunque no lo percibamos. Todos los mexicanos hoy, al hablar hablamos de muerte, de injusticia, de estrategias estúpidas, de medios informativos decadentes. Todos los mexicanos hoy al mirar, miramos con desolación. Y nos reunimos hoy para que la realidad de nuestro México se extienda al mundo y dé aún más sentido a la lucha de ustedes allá, que es la lucha nuestra aquí.
Nos reunimos para decirles que no están solos.
Nos reunimos para saber que no estamos solos.
Para levantar la voz y si es necesario echarnos a hombros al país que amamos con tal de sacarlo del lodazal de impunidad, corrupción y pobreza donde lo han metido. Para mostrarle a la comunidad internacional en qué condiciones se encuentra México hoy, cuál es su verdadero rostro. Mostrar a Barcelona, a Catalunya, a España, a Europa entera que México se desangra ante la mirada impía del Estado, los poderes fácticos, la clase política, la clase empresarial… pero no la sociedad civil, porque nostros aquí estamos: junto a ustedes.
Desde lejos pero desde dentro.
Empeñados en la paz.
Hartos de ser manipulados, maniatados, vejados, extorsionados, secuestrados, abusados, obviados, insignificantes.
Desde lejos pero desde dentro dispuestos a cambiar las directrices del país, el estatus de aquella tierra de muerte que hoy es México.
Estamos reunidos hoy aquí, con un trozo de México en nuestras manos, para hacernos responsables de nuestro silencio que es el suyo y de nuestras palabras que son silencio. Para exigir junto a Sicilia y a otras más de cuarenta y dos marchas alrededor del mundo, un pacto nacional que refundamente el país; es decir, le de piso, suelo, tierra. Estamos reunidos aquí para mostrar que el dolor de México hoy no tiene orillas, no termina en sus acantilados, sino que se expande, sopla en los vientos transatlánticos, cruza fronteras y da origen a nuestra marcha.
Desde lejos pero desde dentro estamos hoy aquí.
Empeñados en la dignidad y la justicia.
Tercos en la paz.
Desde el silencio intentando percatarnos del rumor de sus corazones reunidos allá, a más de diez mil kilómetros de distancia.
Barcelona. 8 de mayo de 2011.
(Sabes que la función de "Zoot suit", de Luis Valdez te revitalizó, que acaso el frío de la madrugada te sorprenda con un vaso de tequila Jarana en cada mano por los que se fueron a la fosa común todavía no detectada en aquel pueblo distante cinco horas en camión, lejos de aquí y cerca de allá. De antemano sabes que el musical ubicado en Los Angeles, California, en las décadas de los años 30 y 40 habla de tus antepasados olvidados e insospechados. Agradeces entonces la vigencia de este musical y agradeces la manta desplegada por el elenco al final: "No más sangre." Mensaje reproducido del blog 'yo no soy Edson Lechuga'.)
Nos reunimos para decirles que no están solos.
Nos reunimos para saber que no estamos solos.
Para levantar la voz y si es necesario echarnos a hombros al país que amamos con tal de sacarlo del lodazal de impunidad, corrupción y pobreza donde lo han metido. Para mostrarle a la comunidad internacional en qué condiciones se encuentra México hoy, cuál es su verdadero rostro. Mostrar a Barcelona, a Catalunya, a España, a Europa entera que México se desangra ante la mirada impía del Estado, los poderes fácticos, la clase política, la clase empresarial… pero no la sociedad civil, porque nostros aquí estamos: junto a ustedes.
Desde lejos pero desde dentro.
Empeñados en la paz.
Hartos de ser manipulados, maniatados, vejados, extorsionados, secuestrados, abusados, obviados, insignificantes.
Desde lejos pero desde dentro dispuestos a cambiar las directrices del país, el estatus de aquella tierra de muerte que hoy es México.
Estamos reunidos hoy aquí, con un trozo de México en nuestras manos, para hacernos responsables de nuestro silencio que es el suyo y de nuestras palabras que son silencio. Para exigir junto a Sicilia y a otras más de cuarenta y dos marchas alrededor del mundo, un pacto nacional que refundamente el país; es decir, le de piso, suelo, tierra. Estamos reunidos aquí para mostrar que el dolor de México hoy no tiene orillas, no termina en sus acantilados, sino que se expande, sopla en los vientos transatlánticos, cruza fronteras y da origen a nuestra marcha.
Desde lejos pero desde dentro estamos hoy aquí.
Empeñados en la dignidad y la justicia.
Tercos en la paz.
Desde el silencio intentando percatarnos del rumor de sus corazones reunidos allá, a más de diez mil kilómetros de distancia.
Barcelona. 8 de mayo de 2011.
(Sabes que la función de "Zoot suit", de Luis Valdez te revitalizó, que acaso el frío de la madrugada te sorprenda con un vaso de tequila Jarana en cada mano por los que se fueron a la fosa común todavía no detectada en aquel pueblo distante cinco horas en camión, lejos de aquí y cerca de allá. De antemano sabes que el musical ubicado en Los Angeles, California, en las décadas de los años 30 y 40 habla de tus antepasados olvidados e insospechados. Agradeces entonces la vigencia de este musical y agradeces la manta desplegada por el elenco al final: "No más sangre." Mensaje reproducido del blog 'yo no soy Edson Lechuga'.)
POR LA BOCA MUERE...
-“¿Qué dices? ¿Pero eso se chupa?”.
Jamás olvidaré la cara glotona de mi prima Lucía cuando me aclaró hace ya 25 años qué era aquello que las chicas mayores de mi colegio alardeaban de chupar mejor que nadie a sus novios y a los novios de sus amigas (imagino que esto último era de broma...).
-“Pues sí, se chupa, y te van a pedir mucho que la chupes cuando seas mayor, así es que vete quitándote esa cara de asco, que no es tan malo. Si al final te gustará y todo, te lo digo yo, que tienes cara de viciosilla, Pandora”.
Y razón tenía: me lo pidieron (me lo piden) y acabó gustándome. Aunque nunca me creí aquella excusa con la que intentaban convencerme los adolescentes salidos de mi época:
-“Pandora, ¿sabes que si me la chupas te crecen las tetas?”.
Hace unas semanas recibí un correo de una lectora pidiéndome que dedicara un post a explicar cómo se hace una felación porque su novio se lo pide mucho, pero a ella, entre que eso no le agrada demasiado y que no ha encontrado mucha literatura explícita sobre el tema, le da pánico hacerle daño en tan delicada parte de su anatomía…
Tranquila, mujer, no serías ni la primera ni la última que le pega a su novio un cariñoso bocao en la polla. Aunque el reflejo de mamar está en la esencia de los seres humanos, no es exactamente igual y nadie nace enseñada.
Yo misma, al primero que me la puso por delante, no sabiendo muy bien qué hacer, le apliqué mis labios alrededor sin la precaución de esconder los dientes, y creo que la sensación de tener incisivos, caninos, colmillos y premolares arañando suavemente su prepucio no le resultó todo lo deliciosa que yo imaginaba.
Desde luego, con el tiempo y la práctica mejoré mi técnica y no he vuelto a arañar a nadie ni a asfixiarme con su pene, a pegarle tirones como si fuera una palanca de cambios, a estrujarlo, retorcerlo, doblarlo o pellizcarlo en plena erección, pero no cejo en mi empeño de ser yo quien controle hasta dónde y durante cuánto tiempo quiero tenerlo dentro de mi boca. Aviso para navegantes: a estas alturas de mi vida sé perfectamente qué es un pene y qué hay que hacer con él. Si alguien quiere hacerme una indicación, que me lo diga, pero que no me cojan la cabeza como si estuvieran masturbándose metiéndola en un melón; yo tengo orejas, y no son para agarrarse a ellas: son para escuchar peticiones, gemidos y alabanzas.
Recuerdo a aquel tipo con el que salí un par de meses, que tenía la mala costumbre de emular a sus actores porno preferidos agarrándome del pelo para “guiarme” y “sostenerme” durante la felación. Un día me guió tan hondo, pese a mis protestas, que acabé vomitándole su cena romántica en los pies. Nunca más volvió sujetarme la cabeza.
No tengo problemas con las felaciones, me encantan. Si el pene es bonito y está bien presentado (la arboleda un poquito podada, bien regado y limpio el césped y la fragancia no es añeja), no seré yo quien le diga que no a llenarme la boca, acariciar y lamer el instrumento.
Pero no tengo una técnica infalible, ni depurada, ni un esquema que seguir: yo felo por instinto. Aunque ahora que lo pienso, sí creo que primero mando a la lengua a hacer una inspección de sensibilidad y cuando detecto los gemidos más sinceros y más profundos, me empleo a fondo en la tarea. Supongo que depende de cada momento y persona, de lo que intuya que necesita el otro, cómo sea el ritmo que haya que imprimir, la presión y las caricias.
Lo suyo es lamer de arriba a abajo y de abajo a arriba, dar chupetones pequeñitos en la punta, jugar con la lengua cuando ya lo tienes dentro de la boca y combinar todas estas técnicas con un ritmo cadencioso de masturbación manual y masaje testicular.
Hace poco cayó en mis manos un ejemplar de un libro de relatos eróticos titulado Las hembras del cimarrón (Pez de Plata), en el que Marco Lúbrico, el autor (un misógino de órdago), hace una clasificación de las mujeres entre “simples lamedoras de compromiso” (las que no chupan); “chupinas”, (las que chupan pero dejan derramarse el semen) y “chupinas tragonas” (las que disfrutan al engullirlo).
Cada una que se atribuya el calificativo que le corresponda, pero yo hace tiempo que decidí que, aunque sea de un señor que tengo conocido, el semen no me lo trago. Fundamentalmente porque yo ya no hago felaciones sin condón.
No siempre fue así, lo confieso, pero hace muchos años conocí a una chica que pilló una espantosa infección bucofaríngea por hacer catas de miembros sin protección a personajes de dudosa trayectoria y no seré yo quien pase por esa experiencia. Que para eso se inventaron los condones de sabores, imagino, porque desde luego las papilas gustativas no están en la vagina, que yo sepa…
Sobre todo si el señor al que pertenece el pene lo acabamos de conocer. Si es un amante, un novio, un follamigo de toda la vida… Pues va a depender de la confianza en la vida íntima del otro. Aunque, fijaos por ejemplo en el asunto de Rafa, tanto con que parecía el hombre perfecto, y mira tú que llevo una semana preguntándome si aquel pene bisexual habrá penetrado muchos anos… Aunque casi prefiero no saberlo.
("Felaciones para principiantes", de Pandora Rebato, se tomó el blog 'la cama de pandora', del diario El Mundo.)
Jamás olvidaré la cara glotona de mi prima Lucía cuando me aclaró hace ya 25 años qué era aquello que las chicas mayores de mi colegio alardeaban de chupar mejor que nadie a sus novios y a los novios de sus amigas (imagino que esto último era de broma...).
-“Pues sí, se chupa, y te van a pedir mucho que la chupes cuando seas mayor, así es que vete quitándote esa cara de asco, que no es tan malo. Si al final te gustará y todo, te lo digo yo, que tienes cara de viciosilla, Pandora”.
Y razón tenía: me lo pidieron (me lo piden) y acabó gustándome. Aunque nunca me creí aquella excusa con la que intentaban convencerme los adolescentes salidos de mi época:
-“Pandora, ¿sabes que si me la chupas te crecen las tetas?”.
Hace unas semanas recibí un correo de una lectora pidiéndome que dedicara un post a explicar cómo se hace una felación porque su novio se lo pide mucho, pero a ella, entre que eso no le agrada demasiado y que no ha encontrado mucha literatura explícita sobre el tema, le da pánico hacerle daño en tan delicada parte de su anatomía…
Tranquila, mujer, no serías ni la primera ni la última que le pega a su novio un cariñoso bocao en la polla. Aunque el reflejo de mamar está en la esencia de los seres humanos, no es exactamente igual y nadie nace enseñada.
Yo misma, al primero que me la puso por delante, no sabiendo muy bien qué hacer, le apliqué mis labios alrededor sin la precaución de esconder los dientes, y creo que la sensación de tener incisivos, caninos, colmillos y premolares arañando suavemente su prepucio no le resultó todo lo deliciosa que yo imaginaba.
Desde luego, con el tiempo y la práctica mejoré mi técnica y no he vuelto a arañar a nadie ni a asfixiarme con su pene, a pegarle tirones como si fuera una palanca de cambios, a estrujarlo, retorcerlo, doblarlo o pellizcarlo en plena erección, pero no cejo en mi empeño de ser yo quien controle hasta dónde y durante cuánto tiempo quiero tenerlo dentro de mi boca. Aviso para navegantes: a estas alturas de mi vida sé perfectamente qué es un pene y qué hay que hacer con él. Si alguien quiere hacerme una indicación, que me lo diga, pero que no me cojan la cabeza como si estuvieran masturbándose metiéndola en un melón; yo tengo orejas, y no son para agarrarse a ellas: son para escuchar peticiones, gemidos y alabanzas.
Recuerdo a aquel tipo con el que salí un par de meses, que tenía la mala costumbre de emular a sus actores porno preferidos agarrándome del pelo para “guiarme” y “sostenerme” durante la felación. Un día me guió tan hondo, pese a mis protestas, que acabé vomitándole su cena romántica en los pies. Nunca más volvió sujetarme la cabeza.
No tengo problemas con las felaciones, me encantan. Si el pene es bonito y está bien presentado (la arboleda un poquito podada, bien regado y limpio el césped y la fragancia no es añeja), no seré yo quien le diga que no a llenarme la boca, acariciar y lamer el instrumento.
Pero no tengo una técnica infalible, ni depurada, ni un esquema que seguir: yo felo por instinto. Aunque ahora que lo pienso, sí creo que primero mando a la lengua a hacer una inspección de sensibilidad y cuando detecto los gemidos más sinceros y más profundos, me empleo a fondo en la tarea. Supongo que depende de cada momento y persona, de lo que intuya que necesita el otro, cómo sea el ritmo que haya que imprimir, la presión y las caricias.
Lo suyo es lamer de arriba a abajo y de abajo a arriba, dar chupetones pequeñitos en la punta, jugar con la lengua cuando ya lo tienes dentro de la boca y combinar todas estas técnicas con un ritmo cadencioso de masturbación manual y masaje testicular.
Hace poco cayó en mis manos un ejemplar de un libro de relatos eróticos titulado Las hembras del cimarrón (Pez de Plata), en el que Marco Lúbrico, el autor (un misógino de órdago), hace una clasificación de las mujeres entre “simples lamedoras de compromiso” (las que no chupan); “chupinas”, (las que chupan pero dejan derramarse el semen) y “chupinas tragonas” (las que disfrutan al engullirlo).
Cada una que se atribuya el calificativo que le corresponda, pero yo hace tiempo que decidí que, aunque sea de un señor que tengo conocido, el semen no me lo trago. Fundamentalmente porque yo ya no hago felaciones sin condón.
No siempre fue así, lo confieso, pero hace muchos años conocí a una chica que pilló una espantosa infección bucofaríngea por hacer catas de miembros sin protección a personajes de dudosa trayectoria y no seré yo quien pase por esa experiencia. Que para eso se inventaron los condones de sabores, imagino, porque desde luego las papilas gustativas no están en la vagina, que yo sepa…
Sobre todo si el señor al que pertenece el pene lo acabamos de conocer. Si es un amante, un novio, un follamigo de toda la vida… Pues va a depender de la confianza en la vida íntima del otro. Aunque, fijaos por ejemplo en el asunto de Rafa, tanto con que parecía el hombre perfecto, y mira tú que llevo una semana preguntándome si aquel pene bisexual habrá penetrado muchos anos… Aunque casi prefiero no saberlo.
("Felaciones para principiantes", de Pandora Rebato, se tomó el blog 'la cama de pandora', del diario El Mundo.)
SERGIO PITOL Y LA PARODIA
Seriamente enfermo, Sergio Pitol (Puebla, México, 1933) ha necesitado cinco años para reunir en Autobiografía soterrada (Anagrama) recuerdos, ficciones y una entrevista con su amigo Carlos Monsiváis. No faltan confesiones, viajes iniciáticos y reflexiones literarias con mucho de final de partida. O no, porque ese viejo mago que es Pitol siempre esconde una carta sorprendente.
Pregunta: ¿Qué supone esta “autobiografía soterrada” en el conjunto de su obra?
Respuesta: Cuando leo la totalidad de mi obra me doy cuenta de las relaciones que existen entre cada uno de los libros que he escrito en mi vida y en mi vida misma, desde la infancia hasta ahora. Autobiografía soterrada es el libro que de manera natural surgió en este momento, la mirada hacia el pasado desde mi presente.
P: ¿Se trata quizás de ajustar cuentas con usted mismo, trata de explicarse como autor?
R: No lo veo como un ajuste de cuentas, sino como el espacio donde convergen los intereses, gustos, dolores, desde una perspectiva en la que la parodia juega un papel fundamental.
P: En el libro explica que jamás se ha conformado con repetirse, que siempre ha intentado crecer, cambiar, pero que ahora descubre en su obra una extraordinaria coherencia… ¿cuáles serían las claves de esa coherencia?
R: El riesgo de un escritor es engolosinarse con una forma en la que se siente a sus anchas. Para mí resulta indispensable cambiar de rumbo cuando siento que acecha el peligro de la repetición. De alguna manera, quizás no del todo consciente, percibo cuando una etapa ya se completó y requiero entonces de nuevos caminos. Sin embargo, me doy cuenta de que aun cuando hay diferencias notables entre las distintas etapas de mi escritura, hay también puntos de unión. De ellos surge la coherencia. Como dicen Matisse y muchos otros pintores, no se deja de hacer la misma obra nada más que de diferente manera.
P: ¿Cómo sería Sergio Pitol de no haber salido jamás de México?
R: Sin duda, mi obra sería distinta si me hubiera quedado en México. Viajar significa conocer entornos, costumbres, historias y, sobre todo, lecturas que de otra manera me hubieran sido negadas. Eso, aunado a la enorme libertad que implica estar fuera de la corriente cultural dominante -no formar parte de grupos ni sentir la obligación de responden a expectativas ajenas-, me ofreció la posibilidad de construir un mundo literario nutrido por polacos, rusos, japoneses, etcétera, que me llevaron a leer de distinta manera a los clásicos españoles, a los grandes autores del Siglo de Oro y a muchos más.
P: ¿Y sin la amistad de Carlos Monsiváis?
R: Las amistades de juventud son profundamente determinantes. Cincuenta y cinco años de amistad no son poca cosa. Las influencias son recíprocas y enriquecedoras. Viví tres décadas fuera de México, pero nunca rompí con México. Mi interés por los movimientos sociales, por las iniciativas de avanzada, por la posibilidad de una utopía que mejorara las condiciones de vida de la población, coincidió con el de Monsiváis.
P: Recuerda en el libro su espanto al releer, treinta años después, sus olvidados poemas de juventud... ¿Cuál de sus libros pasaría el examen implacable del tiempo, que no superaron esos poemas primerizos?
R: Escribí con profundo placer cuatro libros: El desfile del amor, Domar a la divina garza, El arte de la fuga y El viaje. No sé si son los mejores, pero sí sé que el proceso de creación se dio sin trabas, de manera casi natural, y con una felicidad que, creo, se siente al momento de leerlo. Quizá por eso, y sin yo preverlo, tuvieron éxito con los lectores.
P: ¿Qué papel juegan, en su vida y en su obra, la imaginación y el recuerdo que huye y lo disfraza todo?
R: Memoria e imaginación son inseparables. Como se sabe, la memoria no es automática sino que la propia experiencia vital interviene en los recuerdos. Toda mi obra, desde el primer cuento, se construye en el cruce de ambas.
P: ¿Existe algún joven autor mexicano en cuya obra se reconozca hoy?
R: Creo que Juan Villoro, Álvaro Enrigue, Jorge Volpi, Tryno Maldonado... pero la verdad es que no soy yo quien pueda decirlo.
(nota tomada de El cultural de El Mundo, español.)
Pregunta: ¿Qué supone esta “autobiografía soterrada” en el conjunto de su obra?
Respuesta: Cuando leo la totalidad de mi obra me doy cuenta de las relaciones que existen entre cada uno de los libros que he escrito en mi vida y en mi vida misma, desde la infancia hasta ahora. Autobiografía soterrada es el libro que de manera natural surgió en este momento, la mirada hacia el pasado desde mi presente.
P: ¿Se trata quizás de ajustar cuentas con usted mismo, trata de explicarse como autor?
R: No lo veo como un ajuste de cuentas, sino como el espacio donde convergen los intereses, gustos, dolores, desde una perspectiva en la que la parodia juega un papel fundamental.
P: En el libro explica que jamás se ha conformado con repetirse, que siempre ha intentado crecer, cambiar, pero que ahora descubre en su obra una extraordinaria coherencia… ¿cuáles serían las claves de esa coherencia?
R: El riesgo de un escritor es engolosinarse con una forma en la que se siente a sus anchas. Para mí resulta indispensable cambiar de rumbo cuando siento que acecha el peligro de la repetición. De alguna manera, quizás no del todo consciente, percibo cuando una etapa ya se completó y requiero entonces de nuevos caminos. Sin embargo, me doy cuenta de que aun cuando hay diferencias notables entre las distintas etapas de mi escritura, hay también puntos de unión. De ellos surge la coherencia. Como dicen Matisse y muchos otros pintores, no se deja de hacer la misma obra nada más que de diferente manera.
P: ¿Cómo sería Sergio Pitol de no haber salido jamás de México?
R: Sin duda, mi obra sería distinta si me hubiera quedado en México. Viajar significa conocer entornos, costumbres, historias y, sobre todo, lecturas que de otra manera me hubieran sido negadas. Eso, aunado a la enorme libertad que implica estar fuera de la corriente cultural dominante -no formar parte de grupos ni sentir la obligación de responden a expectativas ajenas-, me ofreció la posibilidad de construir un mundo literario nutrido por polacos, rusos, japoneses, etcétera, que me llevaron a leer de distinta manera a los clásicos españoles, a los grandes autores del Siglo de Oro y a muchos más.
P: ¿Y sin la amistad de Carlos Monsiváis?
R: Las amistades de juventud son profundamente determinantes. Cincuenta y cinco años de amistad no son poca cosa. Las influencias son recíprocas y enriquecedoras. Viví tres décadas fuera de México, pero nunca rompí con México. Mi interés por los movimientos sociales, por las iniciativas de avanzada, por la posibilidad de una utopía que mejorara las condiciones de vida de la población, coincidió con el de Monsiváis.
P: Recuerda en el libro su espanto al releer, treinta años después, sus olvidados poemas de juventud... ¿Cuál de sus libros pasaría el examen implacable del tiempo, que no superaron esos poemas primerizos?
R: Escribí con profundo placer cuatro libros: El desfile del amor, Domar a la divina garza, El arte de la fuga y El viaje. No sé si son los mejores, pero sí sé que el proceso de creación se dio sin trabas, de manera casi natural, y con una felicidad que, creo, se siente al momento de leerlo. Quizá por eso, y sin yo preverlo, tuvieron éxito con los lectores.
P: ¿Qué papel juegan, en su vida y en su obra, la imaginación y el recuerdo que huye y lo disfraza todo?
R: Memoria e imaginación son inseparables. Como se sabe, la memoria no es automática sino que la propia experiencia vital interviene en los recuerdos. Toda mi obra, desde el primer cuento, se construye en el cruce de ambas.
P: ¿Existe algún joven autor mexicano en cuya obra se reconozca hoy?
R: Creo que Juan Villoro, Álvaro Enrigue, Jorge Volpi, Tryno Maldonado... pero la verdad es que no soy yo quien pueda decirlo.
(nota tomada de El cultural de El Mundo, español.)
viernes, 13 de mayo de 2011
JOSÉ EMILIO EN LA PLATA
En pocos meses se publicaron en Argentina Tarde o temprano, su poesía reunida, la novela corta Las batallas en el desierto y ahora El principio del placer y otros cuentos, pero el mexicano José Emilio Pacheco recién se entera de que sus libros llegaron a nuestro país. Vive en el Distrito Federal, muy preocupado por la violencia y en una casa desbordada de libros. Con humor y bastante alejado de las promociones literarias, en esta entrevista repasa gran parte de su vida, incluyendo las insólitas historias familiares ligadas a la revolución y su actual estado precario de salud, mientras continúa escribiendo poesía y narrativa, los dos amores que se empecina en cultivar, aunque sus lectores hayan quedado partidos entre uno y otro género.
Y acá está: se publica por primera vez en la Argentina un libro de relatos de José Emilio Pacheco. El año pasado, cuando aparecían en este suplemento los comentarios acerca de Tarde o temprano, el volumen que reúne su poesía, y de Las batallas en el desierto, una novela corta que narra el enamoramiento fulgurante de un chico de diez años de la mamá de un compañero de escuela en la ciudad de México a fines de los años ’40, ya se prenunciaba para 2011 la edición de El principio del placer y otros cuentos. Y es notable que el autor, desde el otro lado de la línea en Colonia Condesa, Distrito Federal, se entere de que han editado libros suyos aquí mientras transcurre esta entrevista. Tan notable, quizá, como que hayan pasado unos treinta/cincuenta años desde la publicación inicial de estas ficciones de Pacheco, que en 2009 recibió los premios Cervantes y Reina Sofía, unos reconocimientos que se enlazan con otros cuantos y que, a la vez, parecen guardar relación con su bienvenido desembarco en el Plata.
“Moderno, tradicional y si tal cosa existe, posmoderno, por lo menos en lo tocante a su gusto por los fragmentos, José Emilio Pacheco es todo lo que siempre quiso ser: un escritor fiel a su disciplina, su capacidad de renovación y sus obsesiones que siempre se adelantan a las obsesiones de todos nosotros.” La definición es de Carlos Monsiváis, amigo de Pacheco durante décadas, y cierra un retrato de una obra en la que talla el desarrollo de un personaje poético “que huye del chantaje sentimental y de los laberintos psicoanalíticos” y corresponde “estrictamente a una ideología literaria”.
“Un personaje escéptico y desencantado –sigue Monsiváis en este texto, publicado en Nexos–, que resiente los atropellos de la historia y obtiene los privilegios que la poesía contiene: el hallazgo del lirismo en la naturaleza, los ecos de la calle, el sendero de los epitafios que fueron instituciones, en suma, la música verbal. No es un cínico ni está de vuelta de los límites, no es un radical converso al mercado libre ni un rentista de la isla de Los últimos días, es un ser al que –con la ventaja de la perspectiva histórica– le tocó vivir en la peor y en la mejor de las épocas, en el ir y venir del desbordamiento de las fronteras.” El revés o la continuidad de su desencanto es la lucidez, plantea Monsiváis, y no ser un ideólogo le posibilita “visiones únicas de la realidad planetaria”. “Viaja de modo continuo a la alegría de la forma –concluye–, que bien puede corresponderse con la infelicidad de las situaciones descritas, y localiza la plenitud de la belleza de la palabra que contradice o anula los monólogos de la pesadilla de la historia.”
Lírica, narrativa: son notorios los vasos comunicantes entre ambas en los poemarios y las ficciones de Pacheco.
“Yo no sé si en la Argentina se da una tragedia que noto en México, que siempre eres un ser dividido entre las personas que te leen los versos y otras que leen las narraciones –se oye al escritor en el teléfono–. Y tampoco puedo pedirle a nadie que lea las dos cosas, ¿no? Pasa muy frecuentemente que me digan ‘Oye, no has publicado nada’; ‘Cómo no, he publicado un libro de poemas, quiero que lo...’; ‘No, no, yo de poesía no entiendo nada’. Eso la mayoría, pero también está el fundamentalismo de los poetas, que dicen: ‘No, yo no leo narrativa, sólo leo poesía y ensayo’. Bueno.”
No padece este tipo de fundamentalismo, usted.
–Creo que no. A mí me interesó todo como una unidad. Y no sé si estaba en verso o en prosa, yo leía todo. Y después quise escribir de todo sin hacer una diferencia. Pero oye, no me trates de usted, por favor, hablemos de tú o de vos.
INFANCIA Y ENTREVISTA
El principio del placer contiene, en rigor, dos libros de cuentos de Pacheco: uno que da nombre a éste (publicado en 1972) y El viento distante (de 1963). Es curioso, también, que El principio del placer, el relato en sí, sean fragmentos de un diario escrito por un pibe de doce o trece enamoradísimo de una chica un par de años mayor: como en Las batallas en el desierto, la zozobra del chico habilita un acercamiento a la angustia, la (des)ilusión y el humor, a la vez que retrata el imaginario, aquí, de la Veracruz de comienzos de los ’50. A treinta años de su publicación, Las batallas... es un clásico que además de inspirar una película (Mariana, Mariana, de Alberto Isaac), una canción de Café Tacuba y una obra de teatro (estrenada hace unos días), sigue leyéndose mucho en México (estaba entre los libros más vendidos esta semana allí). “Se ha leído tanto que ya no me pertenece, es un libro de los lectores, no mío –dice Pacheco–. Cuando lo escribí, cuando salió, dije: “Esto le va a interesar a cinco personas que tengan mi edad y que hayan vivido en Colonia Roma en esos años, porque incluso tiene cosas de vocabulario que ya son incomprensibles. Y resulta que la mayor parte de sus lectores han sido jóvenes y fuera de México”.
Varios de los relatos de El principio del placer enfocan en el desasosiego de niños o adolescentes: “Los únicos amores verdaderamente trágicos son los de los niños y los de los ancianos, porque no tienen ninguna esperanza”, ha dicho Pacheco en alguna entrevista, pero hoy, cuando se le pregunta por su enfoque en el tema, dice: “Es que ahora hay millones de novelas y cuentos sobre adolescentes, pero en la época en que lo publiqué no había muchos, como que el tema no se había descubierto todavía –argumenta, casi como excusándose, y enseguida va a piantarle a cualquier teoría–. Uno no elige, a uno se le ocurre algo y luego escribe. Y después, ya con lo que dicen los críticos, hablas de eso como si hubiera sido un propósito preexistente. Ahora digo que no había cuentos para adolescentes, pero en aquel momento yo no había reparado en eso”.
“Soy muy malo para las entrevistas –dice–. Llegué muy tarde; un escritor o una escritora jóvenes están acostumbrados, saben hablar. Pero yo no, porque en mis tiempos no existía. Uno escribía y nada más, no tenía por qué ser telegénico. Como con la computación: los jóvenes son los nativos y uno es un emigrante que llega al mundo de los medios y la electrónica.” Sigue (y seguro ironiza, un poco): “Admiro tanto a esas personas que les haces unas preguntas y es como si oprimieras un botón: tienen todo que parece preparado. Me pasa como cuando escribo: si no veo lo que escribo, no sé pensar. Tengo que pensar escribiendo, estoy totalmente limitado a eso. Es mi único medio de expresión, y estoy tan acostumbrado a hacerlo que me sacas de eso y entonces me vuelvo un niño de siete años. Pero no un niño de ahora, que sabe de computación lo que uno no podría adquirir en una vida entera, ¿no?”.
En varios de los relatos de El principio del placer lo fantástico se filtra en el cotidiano para incorporar ahí oscuridades, resplandores, exploraciones a la “alegría de la forma” de la que hablaba Monsiváis, con cuentos dentro de cuentos, rasgos de lo detectivesco, saltos imperceptibles entre tiempos y mundos, viajes a las entrañas de una ciudad fundada sobre la desolación de otra, la azteca, la arrasada, y tramas en las que laten masacres militares gringas y mexicanas.
La historia particular suele rozar, en estos relatos, la historia nacional. En “Virgen de los veranos”, por seguir inventariando el repertorio de registros, es fabulosa la oralidad popular de su protagonista, Anselmo, un atorrante que curra unas temporadas con el cuento de una imagen milagrosa a la que veneran lugareños primero y peregrinos después. “Pues fíjate que ese relato me ha costado un trabajo fenomenal, y nadie jamás me ha dicho que lo ha visto o que lo ha analizado –dice Pacheco–. Claro, Anselmo es un pícaro, en el sentido de la novela española, la picaresca, a la que hace muchas referencias: el cura ahí se llama García Guerra, y así se llamaba el obispo que trajo a México a Mateo Alemán. Está lleno de esas cosas, que cayeron al vacío. Es muy curioso lo que sucede con la literatura.”
HORROR CERCA, HORROR LEJOS
“A la edad que tengo, me temo, voy a tener que guardar el dinero del Cervantes para gastos de hospital”, dijo cuando lo recibió, y fue premonitorio: “Estoy muy mal, no puedo caminar bien, y entonces me hacen unos tratamientos totalmente confusos –dice apenas se le pregunta cómo anda–. Llegué en perfecto estado de salud a los 70, pero después vino una caída absoluta. Trato de escribir, pero esto me ha destrozado, y tengo cosas muy atrasadas. Necesito de la producción, porque necesito pagar esto, que es una barbaridad de dinero y una pesadilla, porque un médico te manda otro, y otro al laboratorio. Recurrí a la seguridad pública, hice un examen allí, pero me dieron cita para agosto de 2012. Si espero a esa fecha me voy a morir”. Pacheco tiene problemas de columna: casi le ha desaparecido una vértebra, dice. “En realidad es una enfermedad profesional –sigue–. La gente divide y dice trabajo individual-trabajo manual; escribir es un trabajo manual terrible, y esto lo demuestra, porque me ha desaparecido una vértebra por estar sentado escribiendo, o leyendo. Y eso que procuraba hacer ejercicio, caminar mucho. Pero estas cosas te pasan a esta edad por cualquier razón, por haber hecho ejercicio o por no haberlo hecho. No hay manera de escaparse de la vejez y la muerte; uno siempre lo tenía en mente, aunque como cosa lejana: es muy duro cuando se presenta. Pero en fin, me defiendo y trato de salir adelante.”
Cuenta Pacheco que casi desde adolescente vive en esa casa de Colonia Condesa, un barrio que fue de clase media, decayó fuerte y ahora se puso de moda, dice, y está lleno de bares y restaurantes que convocan. “En algún momento, cuando decía dónde vivía, me miraban como diciendo ‘este debe ser un escritor de séptima categoría, porque si fuera bueno viviría en San Angel o Coyoacán’ –bromea–. Vivo en una casa pequeña que sobrevivió, porque casi todas las que había fueron reemplazadas por edificios durante el México de Cárdenas. Estoy, aquí, totalmente invadido por los libros. Y he acumulado tantos porque soy incapaz de deshacerme de ellos: alguien me manda uno y yo le agradezco mucho que se haya tomado la molestia de ir al correo: ¿cómo voy a deshacerme de ese libro? Es terrible, el asunto nos expulsó ahora del comedor, ya no podemos invitar a nadie. Se ha convertido este sitio en algo muy singular, un depósito de la memoria, con colecciones que ya no se consiguen en ningún lado. ¡Haría falta una beca para ordenar todo esto! Hace poco hicieron una serie sobre bibliotecas mexicanas y me pidieron retratarla, y les dije no, por favor, no vengan, porque el departamento de salubridad me va a cerrar la casa.”
Pacheco está angustiado con la tremenda escalada de violencia en México, y no es para menos. “Ya se está hablando, aquí, del holocausto mexicano –dice–. Se descubren fosas con ciento cincuenta asesinados, masacrados. La causa principal es el consumo de drogas, el tráfico derivado sobre todo del mercado de Estados Unidos, para quien la situación es muy fácil, porque por una parte consumen y por otra yo nunca he visto allá detenciones, traficantes o enfrentamientos a balazos: a México le toca poner los muertos. La situación de los mexicanos es atroz, pero la mayoría de los muertos son inmigrantes muy pobres de países centroamericanos. La violencia y la opresión no tienen fin, y la verdad es que no observo ninguna solución a la vista. Es un mal momento para la entrevista, porque me tomas en una situación sumamente depresiva, ¿pero qué se puede hacer?” Comentarle que la gran mayoría de sus ficciones se sitúan en su país convoca a la excepción: “Bueno, pero mira qué curioso, porque tengo una novela que ahora desgraciadamente no está en circulación, que se llama Morirás lejos, y es sobre el Holocausto, transcurre en los campos de exterminio –dice Pacheco–. Se publicó en 1967: por entonces no había aquí nada sobre el tema, y me preguntaban: ¿pero por qué no escribes sobre cosas mexicanas? (se ríe). Y últimamente me dije que la novela vio lo que iba a pasar en México. Es interesante, porque no se parece al resto de la narrativa. Y los mejores críticos, quienes mejor apreciaron esa novela, fueron algunos lectores argentinos”.
¿Se publicó acá, por los ‘60, entonces?
–No, nunca fue publicado. Hubo muchos intentos, y posibilidades, pero nunca publiqué nada allí. Es extraño, pero siempre terminaba pasando algo.
Hasta el año pasado, digamos.
–Pero no se ha publicado nada en Argentina, ¿no?
ARGENTINA EN EL RECUERDO
Pacheco ofrece mandar un cheque para recibir los volúmenes editados aquí, por mínimas que sean las diferencias respecto a la edición española. “Me encantaría tener eso –dice–. Es que durante mi infancia, mi adolescencia y mi juventud, para mí los libros eran los libros argentinos. Todo llegaba de Argentina, por la gran crisis de la industria editorial española. Era increíble, así como llegan hoy los españoles a las librerías, entonces eran los libros argentinos.”
Refiere a los años ‘40 en adelante, quizás hasta la publicación de Cien años de soledad. “Sin ese poder de la industria editorial argentina Borges hubiera tardado mucho tiempo en ser reconocido –dice–. Y pienso en todas las traducciones que se hicieron, sobre todo en Sur y Sudamericana, que fueron las lecturas adolescentes de los que iban a ser los novelistas del llamado boom. Me parece que eso no está suficientemente estudiado, la cantidad y variedad de colecciones y traductores. Yo fui un gran beneficiario de todo eso. Y por eso me conmueve tanto que un libro mío se haya publicado allí.”
Dice que no se considera un especialista sobre Borges (pero sí, sí), aunque ha dado unas cuantas conferencias sobre él: “Soy, en cambio, un lector muy antiguo suyo, lo leía cuando no era famoso”. En aquel texto, Monsiváis se recuerda junto a él, de jovencitos, leyendo Historia universal de la infamia. “Y me enorgullezco –sigue Pacheco– de ser el único lector de mi generación que nunca lo entrevistó ni recibió de él el dictado de un poema ‘mientras caminábamos por Buenos Aires’, como dicen muchos. No, a mí no, nada.” También pertenece, dice, a la minoría que prefiere, en Borges, su poesía.
“Me acuerdo de la emoción que fue encontrarme en la librería donde compraba Sur, en agosto de 1958, con un número que decía, en la tapa: ‘Jorge Luis Borges - Sonetos’. Porque hacía muchos años que no escribía poemas.”
“Tengo de Cortázar una historia muy bonita –cuenta–. En la librería Zaplana, a la que me llevaban mis padres a comprar los libros del Pato Donald y el Ratón Miguelito, después compré yo mis libros literarios, digamos. Y en el año 1951 llegaron tres o cuatro ejemplares de un libro de Sudamericana de un joven escritor argentino desconocido, que se llamaba Julio Cortázar. El libro se llamaba Bestiario. Cuatro años después voy a Zaplana y encuentro Bestiario. Eso sería imposible ahora: si no se vende, al libro lo hacen pedazos. Por eso siempre agradezco a la editorial Era, porque sin ella yo no existiría: mis libros vendían muy poco, pero me sostuvieron y pude seguir escribiendo.”
EL RIO DE LA PIEDAD
Pacheco nació en 1939: su infancia estuvo impregnada de historias, imágenes y sensaciones de la Segunda Guerra Mundial, de la Guerra Civil Española y de sus exiliados. “Uno de mis primeros recuerdos –evoca– es el momento del incontenible avance japonés sobre el Pacífico, y la perspectiva de que los japoneses desembarcaran en México para atacar a los Estados Unidos. Pero no sé, al mismo tiempo, si esto es un recuerdo real o proviene de una historia ajena. En aquello estaban los apagones, los sacos de arena en las esquinas, la gente haciendo el servicio militar. No pasó nada, de eso me salvé, pero ahora estamos con esta violencia terrible, que es vivir en una guerra.”
Se crió en una clase media que leía. “No sólo mis padres, sino todos los compañeritos de la escuela primaria: en cada casa había una biblioteca familiar –rememora–. Ir al teatro y a conciertos se consideraba como una parte normal de la vida. Siempre les agradezco mucho a mis padres que me llevaran a la sección infantil, me compraran un libro por semana y me dijeran ‘cuando lo leas y nos digas de qué se trata, te compramos otro’. Por eso, creo yo, tomo ahora un libro y lo termino. O lo abandono definitivamente. Pero no leo cinco al mismo tiempo.”
Su padre, el abogado José María Pacheco, intervino de lleno en la historia mexicana: estaba recién casado cuando lo instaron a falsear la ejecución, en octubre de 1927, del general revolucionario Francisco Serrano. “Le quisieron hacer firmar un documento con la fecha alterada –cuenta–, para asentar que había habido un consejo de guerra, pero él se negó y dijo que había sido un asesinato. Y entonces estuvo a punto de que lo fusilaran a él también. Gracias a eso, debido a eso, mi madre perdió a su primer hijo y a todos los que nacieron después, hasta que nací yo. Toda esta tragedia familiar fue muy determinante para mí, pero también este hombre que dijo no al poder. Después ya llevó una vida muy gris, tenía un despacho. Mi padre era muy pobre y para poder estudiar para abogado tuvo que hacerlo dentro del ejército, pero con esto se alejó y ya no volvió. Bueno, eso será el tema de un libro que no he terminado, quizás por demasiado ambicioso, sobre las cosas que se contaban en mi casa de todas las personas que habían participado en la revolución, lo que podríamos decir la visión de los vencidos.”
¿Y le puso título a ese libro?
–Qué curioso hablar de esto; sí, le había puesto El río de la piedad. Es una locura lo que hicimos en la ciudad de México: un lugar que era totalmente lacustre se convirtió en un páramo. Este río corría donde se terminaba la ciudad, pero lo entubaron, como hicieron con todos aquí. La gente pasa por el viaducto que hicieron sobre él y no tiene la menor idea de que ahí está el río. Suele hablarse de la memoria del agua: hace unos días cayó una tromba y el cemento que lo encerraba estalló. Y mientras veía subir las aguas me decía esto me va a inundar la casa y adiós a los libros. Pero oye, sigues tratándome de usted, no consigo.
(entrevista de Ángel Berlanga aparecida en el diario Página 12, aregntino, suplemento Radar.)
Y acá está: se publica por primera vez en la Argentina un libro de relatos de José Emilio Pacheco. El año pasado, cuando aparecían en este suplemento los comentarios acerca de Tarde o temprano, el volumen que reúne su poesía, y de Las batallas en el desierto, una novela corta que narra el enamoramiento fulgurante de un chico de diez años de la mamá de un compañero de escuela en la ciudad de México a fines de los años ’40, ya se prenunciaba para 2011 la edición de El principio del placer y otros cuentos. Y es notable que el autor, desde el otro lado de la línea en Colonia Condesa, Distrito Federal, se entere de que han editado libros suyos aquí mientras transcurre esta entrevista. Tan notable, quizá, como que hayan pasado unos treinta/cincuenta años desde la publicación inicial de estas ficciones de Pacheco, que en 2009 recibió los premios Cervantes y Reina Sofía, unos reconocimientos que se enlazan con otros cuantos y que, a la vez, parecen guardar relación con su bienvenido desembarco en el Plata.
“Moderno, tradicional y si tal cosa existe, posmoderno, por lo menos en lo tocante a su gusto por los fragmentos, José Emilio Pacheco es todo lo que siempre quiso ser: un escritor fiel a su disciplina, su capacidad de renovación y sus obsesiones que siempre se adelantan a las obsesiones de todos nosotros.” La definición es de Carlos Monsiváis, amigo de Pacheco durante décadas, y cierra un retrato de una obra en la que talla el desarrollo de un personaje poético “que huye del chantaje sentimental y de los laberintos psicoanalíticos” y corresponde “estrictamente a una ideología literaria”.
“Un personaje escéptico y desencantado –sigue Monsiváis en este texto, publicado en Nexos–, que resiente los atropellos de la historia y obtiene los privilegios que la poesía contiene: el hallazgo del lirismo en la naturaleza, los ecos de la calle, el sendero de los epitafios que fueron instituciones, en suma, la música verbal. No es un cínico ni está de vuelta de los límites, no es un radical converso al mercado libre ni un rentista de la isla de Los últimos días, es un ser al que –con la ventaja de la perspectiva histórica– le tocó vivir en la peor y en la mejor de las épocas, en el ir y venir del desbordamiento de las fronteras.” El revés o la continuidad de su desencanto es la lucidez, plantea Monsiváis, y no ser un ideólogo le posibilita “visiones únicas de la realidad planetaria”. “Viaja de modo continuo a la alegría de la forma –concluye–, que bien puede corresponderse con la infelicidad de las situaciones descritas, y localiza la plenitud de la belleza de la palabra que contradice o anula los monólogos de la pesadilla de la historia.”
Lírica, narrativa: son notorios los vasos comunicantes entre ambas en los poemarios y las ficciones de Pacheco.
“Yo no sé si en la Argentina se da una tragedia que noto en México, que siempre eres un ser dividido entre las personas que te leen los versos y otras que leen las narraciones –se oye al escritor en el teléfono–. Y tampoco puedo pedirle a nadie que lea las dos cosas, ¿no? Pasa muy frecuentemente que me digan ‘Oye, no has publicado nada’; ‘Cómo no, he publicado un libro de poemas, quiero que lo...’; ‘No, no, yo de poesía no entiendo nada’. Eso la mayoría, pero también está el fundamentalismo de los poetas, que dicen: ‘No, yo no leo narrativa, sólo leo poesía y ensayo’. Bueno.”
No padece este tipo de fundamentalismo, usted.
–Creo que no. A mí me interesó todo como una unidad. Y no sé si estaba en verso o en prosa, yo leía todo. Y después quise escribir de todo sin hacer una diferencia. Pero oye, no me trates de usted, por favor, hablemos de tú o de vos.
INFANCIA Y ENTREVISTA
El principio del placer contiene, en rigor, dos libros de cuentos de Pacheco: uno que da nombre a éste (publicado en 1972) y El viento distante (de 1963). Es curioso, también, que El principio del placer, el relato en sí, sean fragmentos de un diario escrito por un pibe de doce o trece enamoradísimo de una chica un par de años mayor: como en Las batallas en el desierto, la zozobra del chico habilita un acercamiento a la angustia, la (des)ilusión y el humor, a la vez que retrata el imaginario, aquí, de la Veracruz de comienzos de los ’50. A treinta años de su publicación, Las batallas... es un clásico que además de inspirar una película (Mariana, Mariana, de Alberto Isaac), una canción de Café Tacuba y una obra de teatro (estrenada hace unos días), sigue leyéndose mucho en México (estaba entre los libros más vendidos esta semana allí). “Se ha leído tanto que ya no me pertenece, es un libro de los lectores, no mío –dice Pacheco–. Cuando lo escribí, cuando salió, dije: “Esto le va a interesar a cinco personas que tengan mi edad y que hayan vivido en Colonia Roma en esos años, porque incluso tiene cosas de vocabulario que ya son incomprensibles. Y resulta que la mayor parte de sus lectores han sido jóvenes y fuera de México”.
Varios de los relatos de El principio del placer enfocan en el desasosiego de niños o adolescentes: “Los únicos amores verdaderamente trágicos son los de los niños y los de los ancianos, porque no tienen ninguna esperanza”, ha dicho Pacheco en alguna entrevista, pero hoy, cuando se le pregunta por su enfoque en el tema, dice: “Es que ahora hay millones de novelas y cuentos sobre adolescentes, pero en la época en que lo publiqué no había muchos, como que el tema no se había descubierto todavía –argumenta, casi como excusándose, y enseguida va a piantarle a cualquier teoría–. Uno no elige, a uno se le ocurre algo y luego escribe. Y después, ya con lo que dicen los críticos, hablas de eso como si hubiera sido un propósito preexistente. Ahora digo que no había cuentos para adolescentes, pero en aquel momento yo no había reparado en eso”.
“Soy muy malo para las entrevistas –dice–. Llegué muy tarde; un escritor o una escritora jóvenes están acostumbrados, saben hablar. Pero yo no, porque en mis tiempos no existía. Uno escribía y nada más, no tenía por qué ser telegénico. Como con la computación: los jóvenes son los nativos y uno es un emigrante que llega al mundo de los medios y la electrónica.” Sigue (y seguro ironiza, un poco): “Admiro tanto a esas personas que les haces unas preguntas y es como si oprimieras un botón: tienen todo que parece preparado. Me pasa como cuando escribo: si no veo lo que escribo, no sé pensar. Tengo que pensar escribiendo, estoy totalmente limitado a eso. Es mi único medio de expresión, y estoy tan acostumbrado a hacerlo que me sacas de eso y entonces me vuelvo un niño de siete años. Pero no un niño de ahora, que sabe de computación lo que uno no podría adquirir en una vida entera, ¿no?”.
En varios de los relatos de El principio del placer lo fantástico se filtra en el cotidiano para incorporar ahí oscuridades, resplandores, exploraciones a la “alegría de la forma” de la que hablaba Monsiváis, con cuentos dentro de cuentos, rasgos de lo detectivesco, saltos imperceptibles entre tiempos y mundos, viajes a las entrañas de una ciudad fundada sobre la desolación de otra, la azteca, la arrasada, y tramas en las que laten masacres militares gringas y mexicanas.
La historia particular suele rozar, en estos relatos, la historia nacional. En “Virgen de los veranos”, por seguir inventariando el repertorio de registros, es fabulosa la oralidad popular de su protagonista, Anselmo, un atorrante que curra unas temporadas con el cuento de una imagen milagrosa a la que veneran lugareños primero y peregrinos después. “Pues fíjate que ese relato me ha costado un trabajo fenomenal, y nadie jamás me ha dicho que lo ha visto o que lo ha analizado –dice Pacheco–. Claro, Anselmo es un pícaro, en el sentido de la novela española, la picaresca, a la que hace muchas referencias: el cura ahí se llama García Guerra, y así se llamaba el obispo que trajo a México a Mateo Alemán. Está lleno de esas cosas, que cayeron al vacío. Es muy curioso lo que sucede con la literatura.”
HORROR CERCA, HORROR LEJOS
“A la edad que tengo, me temo, voy a tener que guardar el dinero del Cervantes para gastos de hospital”, dijo cuando lo recibió, y fue premonitorio: “Estoy muy mal, no puedo caminar bien, y entonces me hacen unos tratamientos totalmente confusos –dice apenas se le pregunta cómo anda–. Llegué en perfecto estado de salud a los 70, pero después vino una caída absoluta. Trato de escribir, pero esto me ha destrozado, y tengo cosas muy atrasadas. Necesito de la producción, porque necesito pagar esto, que es una barbaridad de dinero y una pesadilla, porque un médico te manda otro, y otro al laboratorio. Recurrí a la seguridad pública, hice un examen allí, pero me dieron cita para agosto de 2012. Si espero a esa fecha me voy a morir”. Pacheco tiene problemas de columna: casi le ha desaparecido una vértebra, dice. “En realidad es una enfermedad profesional –sigue–. La gente divide y dice trabajo individual-trabajo manual; escribir es un trabajo manual terrible, y esto lo demuestra, porque me ha desaparecido una vértebra por estar sentado escribiendo, o leyendo. Y eso que procuraba hacer ejercicio, caminar mucho. Pero estas cosas te pasan a esta edad por cualquier razón, por haber hecho ejercicio o por no haberlo hecho. No hay manera de escaparse de la vejez y la muerte; uno siempre lo tenía en mente, aunque como cosa lejana: es muy duro cuando se presenta. Pero en fin, me defiendo y trato de salir adelante.”
Cuenta Pacheco que casi desde adolescente vive en esa casa de Colonia Condesa, un barrio que fue de clase media, decayó fuerte y ahora se puso de moda, dice, y está lleno de bares y restaurantes que convocan. “En algún momento, cuando decía dónde vivía, me miraban como diciendo ‘este debe ser un escritor de séptima categoría, porque si fuera bueno viviría en San Angel o Coyoacán’ –bromea–. Vivo en una casa pequeña que sobrevivió, porque casi todas las que había fueron reemplazadas por edificios durante el México de Cárdenas. Estoy, aquí, totalmente invadido por los libros. Y he acumulado tantos porque soy incapaz de deshacerme de ellos: alguien me manda uno y yo le agradezco mucho que se haya tomado la molestia de ir al correo: ¿cómo voy a deshacerme de ese libro? Es terrible, el asunto nos expulsó ahora del comedor, ya no podemos invitar a nadie. Se ha convertido este sitio en algo muy singular, un depósito de la memoria, con colecciones que ya no se consiguen en ningún lado. ¡Haría falta una beca para ordenar todo esto! Hace poco hicieron una serie sobre bibliotecas mexicanas y me pidieron retratarla, y les dije no, por favor, no vengan, porque el departamento de salubridad me va a cerrar la casa.”
Pacheco está angustiado con la tremenda escalada de violencia en México, y no es para menos. “Ya se está hablando, aquí, del holocausto mexicano –dice–. Se descubren fosas con ciento cincuenta asesinados, masacrados. La causa principal es el consumo de drogas, el tráfico derivado sobre todo del mercado de Estados Unidos, para quien la situación es muy fácil, porque por una parte consumen y por otra yo nunca he visto allá detenciones, traficantes o enfrentamientos a balazos: a México le toca poner los muertos. La situación de los mexicanos es atroz, pero la mayoría de los muertos son inmigrantes muy pobres de países centroamericanos. La violencia y la opresión no tienen fin, y la verdad es que no observo ninguna solución a la vista. Es un mal momento para la entrevista, porque me tomas en una situación sumamente depresiva, ¿pero qué se puede hacer?” Comentarle que la gran mayoría de sus ficciones se sitúan en su país convoca a la excepción: “Bueno, pero mira qué curioso, porque tengo una novela que ahora desgraciadamente no está en circulación, que se llama Morirás lejos, y es sobre el Holocausto, transcurre en los campos de exterminio –dice Pacheco–. Se publicó en 1967: por entonces no había aquí nada sobre el tema, y me preguntaban: ¿pero por qué no escribes sobre cosas mexicanas? (se ríe). Y últimamente me dije que la novela vio lo que iba a pasar en México. Es interesante, porque no se parece al resto de la narrativa. Y los mejores críticos, quienes mejor apreciaron esa novela, fueron algunos lectores argentinos”.
¿Se publicó acá, por los ‘60, entonces?
–No, nunca fue publicado. Hubo muchos intentos, y posibilidades, pero nunca publiqué nada allí. Es extraño, pero siempre terminaba pasando algo.
Hasta el año pasado, digamos.
–Pero no se ha publicado nada en Argentina, ¿no?
ARGENTINA EN EL RECUERDO
Pacheco ofrece mandar un cheque para recibir los volúmenes editados aquí, por mínimas que sean las diferencias respecto a la edición española. “Me encantaría tener eso –dice–. Es que durante mi infancia, mi adolescencia y mi juventud, para mí los libros eran los libros argentinos. Todo llegaba de Argentina, por la gran crisis de la industria editorial española. Era increíble, así como llegan hoy los españoles a las librerías, entonces eran los libros argentinos.”
Refiere a los años ‘40 en adelante, quizás hasta la publicación de Cien años de soledad. “Sin ese poder de la industria editorial argentina Borges hubiera tardado mucho tiempo en ser reconocido –dice–. Y pienso en todas las traducciones que se hicieron, sobre todo en Sur y Sudamericana, que fueron las lecturas adolescentes de los que iban a ser los novelistas del llamado boom. Me parece que eso no está suficientemente estudiado, la cantidad y variedad de colecciones y traductores. Yo fui un gran beneficiario de todo eso. Y por eso me conmueve tanto que un libro mío se haya publicado allí.”
Dice que no se considera un especialista sobre Borges (pero sí, sí), aunque ha dado unas cuantas conferencias sobre él: “Soy, en cambio, un lector muy antiguo suyo, lo leía cuando no era famoso”. En aquel texto, Monsiváis se recuerda junto a él, de jovencitos, leyendo Historia universal de la infamia. “Y me enorgullezco –sigue Pacheco– de ser el único lector de mi generación que nunca lo entrevistó ni recibió de él el dictado de un poema ‘mientras caminábamos por Buenos Aires’, como dicen muchos. No, a mí no, nada.” También pertenece, dice, a la minoría que prefiere, en Borges, su poesía.
“Me acuerdo de la emoción que fue encontrarme en la librería donde compraba Sur, en agosto de 1958, con un número que decía, en la tapa: ‘Jorge Luis Borges - Sonetos’. Porque hacía muchos años que no escribía poemas.”
“Tengo de Cortázar una historia muy bonita –cuenta–. En la librería Zaplana, a la que me llevaban mis padres a comprar los libros del Pato Donald y el Ratón Miguelito, después compré yo mis libros literarios, digamos. Y en el año 1951 llegaron tres o cuatro ejemplares de un libro de Sudamericana de un joven escritor argentino desconocido, que se llamaba Julio Cortázar. El libro se llamaba Bestiario. Cuatro años después voy a Zaplana y encuentro Bestiario. Eso sería imposible ahora: si no se vende, al libro lo hacen pedazos. Por eso siempre agradezco a la editorial Era, porque sin ella yo no existiría: mis libros vendían muy poco, pero me sostuvieron y pude seguir escribiendo.”
EL RIO DE LA PIEDAD
Pacheco nació en 1939: su infancia estuvo impregnada de historias, imágenes y sensaciones de la Segunda Guerra Mundial, de la Guerra Civil Española y de sus exiliados. “Uno de mis primeros recuerdos –evoca– es el momento del incontenible avance japonés sobre el Pacífico, y la perspectiva de que los japoneses desembarcaran en México para atacar a los Estados Unidos. Pero no sé, al mismo tiempo, si esto es un recuerdo real o proviene de una historia ajena. En aquello estaban los apagones, los sacos de arena en las esquinas, la gente haciendo el servicio militar. No pasó nada, de eso me salvé, pero ahora estamos con esta violencia terrible, que es vivir en una guerra.”
Se crió en una clase media que leía. “No sólo mis padres, sino todos los compañeritos de la escuela primaria: en cada casa había una biblioteca familiar –rememora–. Ir al teatro y a conciertos se consideraba como una parte normal de la vida. Siempre les agradezco mucho a mis padres que me llevaran a la sección infantil, me compraran un libro por semana y me dijeran ‘cuando lo leas y nos digas de qué se trata, te compramos otro’. Por eso, creo yo, tomo ahora un libro y lo termino. O lo abandono definitivamente. Pero no leo cinco al mismo tiempo.”
Su padre, el abogado José María Pacheco, intervino de lleno en la historia mexicana: estaba recién casado cuando lo instaron a falsear la ejecución, en octubre de 1927, del general revolucionario Francisco Serrano. “Le quisieron hacer firmar un documento con la fecha alterada –cuenta–, para asentar que había habido un consejo de guerra, pero él se negó y dijo que había sido un asesinato. Y entonces estuvo a punto de que lo fusilaran a él también. Gracias a eso, debido a eso, mi madre perdió a su primer hijo y a todos los que nacieron después, hasta que nací yo. Toda esta tragedia familiar fue muy determinante para mí, pero también este hombre que dijo no al poder. Después ya llevó una vida muy gris, tenía un despacho. Mi padre era muy pobre y para poder estudiar para abogado tuvo que hacerlo dentro del ejército, pero con esto se alejó y ya no volvió. Bueno, eso será el tema de un libro que no he terminado, quizás por demasiado ambicioso, sobre las cosas que se contaban en mi casa de todas las personas que habían participado en la revolución, lo que podríamos decir la visión de los vencidos.”
¿Y le puso título a ese libro?
–Qué curioso hablar de esto; sí, le había puesto El río de la piedad. Es una locura lo que hicimos en la ciudad de México: un lugar que era totalmente lacustre se convirtió en un páramo. Este río corría donde se terminaba la ciudad, pero lo entubaron, como hicieron con todos aquí. La gente pasa por el viaducto que hicieron sobre él y no tiene la menor idea de que ahí está el río. Suele hablarse de la memoria del agua: hace unos días cayó una tromba y el cemento que lo encerraba estalló. Y mientras veía subir las aguas me decía esto me va a inundar la casa y adiós a los libros. Pero oye, sigues tratándome de usted, no consigo.
(entrevista de Ángel Berlanga aparecida en el diario Página 12, aregntino, suplemento Radar.)