miércoles, 18 de mayo de 2011

NI ME VEN NI ME LEEN NI ME OYEN

En verano de 2008 fue el empresario Alejandro Martí, devastado por la muerte de su hijo de apenas 14 años a manos de unos secuestradores, quien se alzó con la voz del sentir nacional al espetar: "Si no pueden, renuncien". Este fue el reclamo que el agraviado hizo ante el presidente de la República, los funcionarios de los tres poderes federales, los 31 gobernadores y al jefe de gobierno capitalino, reunidos en el Consejo de Seguridad Nacional.

Ahora se ha escuchado la voz del poeta Javier Sicilia, agraviado por el asesinato artero -hasta ahora impune- de su hijo, pidiendo en el corazón de la Marcha por la Paz, la Dignidad y la Justicia del pasado día 8, la renuncia de un funcionario en particular: Genaro García Luna, el poderosísimo secretario de seguridad pública que ha visto pasar a tres procuradores generales de justicia y sigue impávido al frente de la institución que se supone debería prevenir y perseguir los delitos que en México se siguen multiplicando en medio de una de las mayores impunidades de que tengamos memoria.
Sometimos la petición de Sicilia al escrutinio de la opinión pública. Lo primero que nos encontramos es con una población que no quiere hablar sobre el tema, tuvimos cuatro veces más rechazos de los que normalmente medimos en una encuesta telefónica. Seis de cada diez escogidos para participar en la encuesta en cuanto se enteraron que se trataba de evaluar el trabajo del secretario de seguridad, simplemente se negaron a participar, y creo que este dato por sí solo nos habla del sentimiento de inseguridad y desconfianza que reina entre los que vivimos en México.
Los que finalmente se animaron a participar, de una escala de diez puntos, concedieron en promedio una calificación de 5.6 al trabajo que ha venido haciendo García Luna al frente de la Secretaría de Seguridad Pública. Cuatro de cada diez coinciden con Javier Sicilia en que debe renunciar, otros tantos, cuando les preguntamos si a ellos en lo personal les gustaría que García Luna renunciara a su cargo nos respondieron que les daba igual o simplemente que no sabían. Solo 26% de los entrevistados estuvieron a favor de que García Luna permaneciera en su cargo.
Pusimos a consideración de los entrevistados varias de las causas por las que se ha dicho que Calderón no está dispuesto a sacrificar a su secretario de Seguridad. Nos dijeron que Calderón no quiere mover a su secretario porque sería dar muestras de debilidad frente a los narcotraficantes. El segundo motivo que la opinión pública piensa que influye en Calderón es que, verdad o no, el presidente está convencido de que García Luna es el mejor para estar al frente de Seguridad Pública. Dos terceras partes opinan que, por lo menos en alguna medida, lo que está prevaleciendo para que García Luna siga donde está es que se ha convertido en un personaje tan poderoso que Calderón no se atreve a pedirle la renuncia. Tres de cada diez creen que lo que realmente está pesando en la decisión del presidente Calderón de no cambiar a García Luna es que, simplemente, no encuentra con quien sustituirlo.


(nota de María de las Heras tomada de El País.)

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