La despedida
IX
Ahora mis pies cuentan el camino, lo sé,
prohibido volver la vista. Mis pasos miden el tiempo,
un poema sombrío sin parangón, un ritmo
que no puede ser más lento. Intento
ver todavía de todo, como siempre
he hecho. A gran altura sigue volando el pájaro
que fingía seguirme, un último
compañero de viaje que sabía adónde me dirigía,
que conocía mi camino. Tantos caminos
recorrí, siempre en busca de algo
que se encontraba más allá y que al fin,
cuando lo veía, desaparecía como un espejismo
o reaparecía en forma de poema.
("altazor", traducción de isabel-clara lorda vidal)
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