viernes, 2 de octubre de 2020

Adam Zagajewski (1945 )

 La noche es una cisterna


La noche es una cisterna. Cantan las lechuzas.

     A rastras los refugiados

van por senderos en el bramido y el murmullo de 

     una desdicha eterna.

Quién eres tú, que vas perdido en la trémula

     multitud.

Y quién serás, en quién te convertirás,

cuando vuelva el día y un saludo normal perfile los 

     límites íntimos.


La noche es una cisterna. Bailan las últimas parejas

     en la fiesta.

Del mar se oyen gritos de altas olas y el viento mece

     un pino.

Al este una mano dibuja la primera línea del alba.

Palidecen las lámparas, se ahoga el motor de un 

     coche.

Ante nosotros la senda de la vida y breves momentos 

     de astronomía.


No hubo infancia


¿Y cómo fue su infancia? -pregunta

finalmente el periodista, ya aburrido.

No hubo infancia, sólo negros cuervos

y tranvías ávidos de electricidad,

pesadas casullas de gordos curas,

maestros con cara de latón.

No hubo infancia, sólo espera.

Las hojas de los arces brillaban

en la noche, como el fósforo, la lluvia

humedecía los labios de los cantantes.


("apología de la luz", trad. xavier farré)

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