sábado, 6 de mayo de 2017

Manuel Ponce (1913/1994 )

Responde Eurídice eterna


Déjame en la penumbra de mi cielo,
en mi dichoso olvido inacabable,
navegar a merced de lo improbable
en tanto boga mi bajel desvelo.

No quieras, no, romper el duro hielo
que suspendió mi sangre transitable,
ni el lirio de la muerte inmarchitable
quieras plantar en imposible suelo.

Déjame, en fin, seguir mi muerte oscura,
para extraer de tu inefable canto
la vida que me niega la ventura.

Y no alteres la ley de mi quebranto,
porque siendo razón de tu amargura,
yo viviré mientras te dure el llanto.


("el jardín increíble", ed. jus, méx., 1999)

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