Tres apuntes de Jorge Silvestre
II
Desnudo
Una muchacha se desnuda
a solas en su noche
delante del espejo.
Sobre el lecho caen ropas,
cintas, anillos, restos de frases
dichas al oído,
algunos cabellos.
Desde los hombros
una lenta luz baja
sobre los senos
con los colores de Cranach.
Queda la música secreta
de los pétalos
en la corola de su vientre.
Quedan las huellas que nacen
junto a su lámpara
y la Vía Láctea del deseo
dando vueltas y vueltas.
("geometría de las horas, una lección antológica" ed. uv-xalapa, ver., méx., 2006)
miércoles, 31 de agosto de 2016
martes, 30 de agosto de 2016
Elise Cowen (1933/1962 )
Quería una concha dorada
Quería una concha de dorado placer
más puro que la heroína
Para honrarte
Un corazón tan grande
que puedas quitarte los zapatos y estirarte
La Anatomía del Amor
Oh si yo fuera una
concha de dorado placer más puro
que la heroína o el cielo
Para honrarte
Cama doble corazón como
una pradera en Yosemite
Para asimilar tu soltura
La imaginación tan clara y activa como
una marisma al sol
Para ser interesante durante la cena
El alma como tu rostro antes
de nacer
Para alabarte
pechos, cabello, dedos
mi cuerpo hecho ciudad
en tus brazos la noche entera
("marcelo leites" trad. anna lisa marí pegrum)
Quería una concha de dorado placer
más puro que la heroína
Para honrarte
Un corazón tan grande
que puedas quitarte los zapatos y estirarte
La Anatomía del Amor
Oh si yo fuera una
concha de dorado placer más puro
que la heroína o el cielo
Para honrarte
Cama doble corazón como
una pradera en Yosemite
Para asimilar tu soltura
La imaginación tan clara y activa como
una marisma al sol
Para ser interesante durante la cena
El alma como tu rostro antes
de nacer
Para alabarte
pechos, cabello, dedos
mi cuerpo hecho ciudad
en tus brazos la noche entera
("marcelo leites" trad. anna lisa marí pegrum)
lunes, 29 de agosto de 2016
Jorge Teillier (1935/1996 )
Notas sobre el último viaje del autor a su pueblo natal
A Stefan Baciu en Hawaii,
y a Vasile Igna, mi primo desconocido,
en Cluj, Transilvania
y a Vasile Igna, mi primo desconocido,
en Cluj, Transilvania
1.
En el pueblo
donde algunos me conocen
como el poeta cuyo nombre suele aparecer en los diarios,
paseo por la Calle Comercio
que ahora se llama Avenida Bernardo 0'Higgins
(Como en Santiago).
He comulgado con la tierra.
Voy a la Sidrería
Allí están los parroquianos de siempre
y me saludan mis viejos compañeros de curso
que sueñan con ser alcaldes o regidores o comprarse una citroneta.
Ha cerrado el cine.
Aún quedan affiches que anuncian películas de sepia.
A lo largo de los cercos
las ortigas siguen hablando con su indestructible lenguaje.
En el techo de mi casa se reúne el congreso de los gorriones.
Pienso por primera vez
que no pertenezco a ninguna parte,
que ninguna parte me pertenece.
("proyecto patrimonio")
En el pueblo
donde algunos me conocen
como el poeta cuyo nombre suele aparecer en los diarios,
paseo por la Calle Comercio
que ahora se llama Avenida Bernardo 0'Higgins
(Como en Santiago).
He comulgado con la tierra.
Voy a la Sidrería
Allí están los parroquianos de siempre
y me saludan mis viejos compañeros de curso
que sueñan con ser alcaldes o regidores o comprarse una citroneta.
Ha cerrado el cine.
Aún quedan affiches que anuncian películas de sepia.
A lo largo de los cercos
las ortigas siguen hablando con su indestructible lenguaje.
En el techo de mi casa se reúne el congreso de los gorriones.
Pienso por primera vez
que no pertenezco a ninguna parte,
que ninguna parte me pertenece.
("proyecto patrimonio")
domingo, 28 de agosto de 2016
Uriel Martínez (1950 )
La fotosíntesis
al fondo del clóset, a donde no
llega el oxígeno ni es posible
la fotosíntesis, guardaré el cuaderno
de hojas negras donde tu rostro
tu complexión y tu índice
de masa corporal (IMC) dormirán
el sueño de los injustos, los
enhechizados, los maldeamores
y cuando hayan pasado los años
otra vidas, reencarnaciones
incluso penas desconocidas
enfermedades y catástrofes no
imaginadas, alguien lo abrirá
lo interpretará le pondrá armonía
a aquello que fue y no fue
entonces no sé quién levantará
banderas y guardará por nadie
un año de silencio.
[Inédito]
al fondo del clóset, a donde no
llega el oxígeno ni es posible
la fotosíntesis, guardaré el cuaderno
de hojas negras donde tu rostro
tu complexión y tu índice
de masa corporal (IMC) dormirán
el sueño de los injustos, los
enhechizados, los maldeamores
y cuando hayan pasado los años
otra vidas, reencarnaciones
incluso penas desconocidas
enfermedades y catástrofes no
imaginadas, alguien lo abrirá
lo interpretará le pondrá armonía
a aquello que fue y no fue
entonces no sé quién levantará
banderas y guardará por nadie
un año de silencio.
[Inédito]
sábado, 27 de agosto de 2016
Billy Collins (1941 )
Pureza
Mi hora favorita para escribir es al final de la tarde
Los días de semana, particularmente los miércoles.
Así es como lo hago:
Llevo un cazo de té recién hecho a mi estudio
Y cierro la puerta.
Luego me quito la ropa y la coloco en una pila
Como si me hubiese derretido hasta morirme
Y mi único legado consistiese solamente
En una camisa, un par de pantalones
Y un cazo de té frío.
Entonces me quito la piel y la cuelgo de una silla.
La deslizo de mis huesos como una vestidura de seda.
Hago esto para que lo que escriba
Sea puro.
Completamente libre de lo carnal,
No contaminado por las preocupaciones del cuerpo.
Finalmente me quito cada uno de mis órganos
Y los organizo sobre una pequeña mesa junto a la ventana.
No quiero escuchar sus antiguos ritmos
Mientras trato de crear mi propio latido.
Ahora me siento ante el escritorio, listo para empezar.
Soy enteramente puro: nada más que un esqueleto
Ante la maquina de escribir.
En estas condiciones escribo extraordinarios poemas de amor;
La mayoría de ellos sobre la conexión entre el amor y la muerte.
Soy la concentración misma: existo en un universo
Donde no hay mas que sexo, muerte y escribir a máquina.
Después de un rato de esto
También me quito el pene.
Entonces solo soy cráneo y huesos
Escribiendo en la tarde.
Solo lo esencial, no hay adornos.
Ahora solo escribo sobre la muerte,
El más clásico de los temas
En un lenguaje tan liviano como el aire
Entre mis costillas.
Después, me recompenso con un paseo
Durante la puesta de sol.
Me coloco mis órganos y regreso a mi piel
Y ropas.
Entonces saco el carro del garaje
Y acelero entre bosques
Por serpenteantes caminos rurales,
Pasando muros de piedra, casas de campo
Y lagos congelados,
Todos perfectamente colocados
Como las palabras de un famoso soneto.
("revista ping pong", trad. giselle rodríguez cid)
viernes, 26 de agosto de 2016
Eugenio Montejo (1938/2008 )
Apuntes
-Para escribir hay que sacarle punta al lápiz. Para escribir un Diario hay que sacarle punta al yo.
-El silencio es una piedra que debemos pulir todos los días de nuestra vida.
-Fado: el pregón de un número de lotería que no va a salir nunca.
-Las letras son de Dios, el alfabeto es nuestro.
-La extraña simetría de la calvicie.
-Pobres cigarras, no saben que somos sordos.
-El buen caníbal se devora a sí mismo.
-Tras de cada mujer va su serpiente.
("geometría de las horas, una lección antológica", ed. uv-xalapa, ver. méx., 2006)
-Para escribir hay que sacarle punta al lápiz. Para escribir un Diario hay que sacarle punta al yo.
-El silencio es una piedra que debemos pulir todos los días de nuestra vida.
-Fado: el pregón de un número de lotería que no va a salir nunca.
-Las letras son de Dios, el alfabeto es nuestro.
-La extraña simetría de la calvicie.
-Pobres cigarras, no saben que somos sordos.
-El buen caníbal se devora a sí mismo.
-Tras de cada mujer va su serpiente.
("geometría de las horas, una lección antológica", ed. uv-xalapa, ver. méx., 2006)
jueves, 25 de agosto de 2016
May Sarton (1912/1995 )
Encuentro en abril
Nos encontramos silenciosamente, como dos ciervos—
con los cuernos erguidos y leves todavía de terciopelo,
la piel de seda, los grandes ojos de ámbar
por la luz del otro, sorprendidos y ciegos.
Nos quedamos quietos, juntos, frente a frente,
sin temblar, sin saber, lejos del amor,
hechizados nada más que por la gracia mutua,
sin movernos —oh, no queríamos movernos.
Nos quedamos muy quietos, como dos ciervos en el bosque,
reconociendo un silencio salvaje y exquisito,
la sangre de mercurio, helada, hecha un cristal,
el corazón feroz y transparente como un niño.
Nos encontramos silenciosamente, con gran asombro,
sin soñar este amor-relámpago, este trueno.
"Ninguna primavera es eterna, ni siquiera ésta"
dijiste anoche. Y sos sabio, querido.
El placer delicado de ese primer beso
volará de nuestro corazón con el último estornino;
la dulzura de tu boca en mi boca
es tan sutil como la lluvia sobre los pétalos.
Vos, que ahora sos mi sur y mi trópico,
vas a volverte frío antes que llegue el ruiseñor --
mi corazón lo sabe-- no tenés que advertírmelo.
El temple feroz de este gozo está hendido.
La misma brevedad, demasiado afilada, me partió.
("el placard", versión sandra toro)
miércoles, 24 de agosto de 2016
Hugo Mujica (1942 )
Orillas
Afuera ladra un perro
a una sombra, a su eco
o a la luna
para hacer menos cruel la distancia.
Siempre es para huir que cerramos
una puerta,
es desierto la desnudez que no es promesa
la lejanía
de estar cerca sin tocarse
como bordes de la misma herida.
Adentro no cabe adentro,
no son mis ojos
los que pueden mirarme a los ojos,
son siempre los labios de otro
los que me anuncian mi nombre.
("sólo una vez aquí en la tierra", ed. valparaíso, méx., 2014)
Afuera ladra un perro
a una sombra, a su eco
o a la luna
para hacer menos cruel la distancia.
Siempre es para huir que cerramos
una puerta,
es desierto la desnudez que no es promesa
la lejanía
de estar cerca sin tocarse
como bordes de la misma herida.
Adentro no cabe adentro,
no son mis ojos
los que pueden mirarme a los ojos,
son siempre los labios de otro
los que me anuncian mi nombre.
("sólo una vez aquí en la tierra", ed. valparaíso, méx., 2014)
martes, 23 de agosto de 2016
Érika Martínez (1979 )
La casa encima
Tantos siglos removiendo esta tierra
que atravesó el ganado
y alimentó al ganado y a los hombres
que regaron esta tierra
con el curso negro de su sangre
-la sangre cambia de color
cuando sale del cuerpo-.
Tantos siglos alineando ladrillos,
aquí hubo un establo
sobre el que se construyó una iglesia
sobre el que se construyó una fábrica
sobre el que se construyó un cementerio
sobre el que se construyó un edificio
de protección oficial.
Tantas mujeres fregando sus baldosas,
pariendo en sus baldosas,
escondiendo la mierda debajo de las baldosas
que pisaron sus hijos ebrios
y sus sobrios maridos
que trabajaron y fornicaron
por el bien de un país en el que no creían.
Tantos siglos para que yo,
miembro de una generación prescindible,
pierda la fe en la emancipación,
mire el techo de mi dormitorio
y se me venga la casa
encima.
("imán")
Tantos siglos removiendo esta tierra
que atravesó el ganado
y alimentó al ganado y a los hombres
que regaron esta tierra
con el curso negro de su sangre
-la sangre cambia de color
cuando sale del cuerpo-.
Tantos siglos alineando ladrillos,
aquí hubo un establo
sobre el que se construyó una iglesia
sobre el que se construyó una fábrica
sobre el que se construyó un cementerio
sobre el que se construyó un edificio
de protección oficial.
Tantas mujeres fregando sus baldosas,
pariendo en sus baldosas,
escondiendo la mierda debajo de las baldosas
que pisaron sus hijos ebrios
y sus sobrios maridos
que trabajaron y fornicaron
por el bien de un país en el que no creían.
Tantos siglos para que yo,
miembro de una generación prescindible,
pierda la fe en la emancipación,
mire el techo de mi dormitorio
y se me venga la casa
encima.
("imán")
lunes, 22 de agosto de 2016
Alejandro Céspedes (1958 )
(VIII)
Te empeñas en llegar hasta el final,
en exhumar ausencias, noches rotas,
mientras te va emergiendo
de yo no sé qué abismo de la mente
un iceberg de dudas que intentas derretir.
Y al amarnos, pues insistes en eso,
todas nuestras caricias se deforman.
El cuerpo es una jungla
tan poderosamente enmarañada
que nada hay más difícil que encontrarnos.
Nunca estamos tan solos como ahora.
Pero el dolor, que es sabio, nos engaña.
("rua das petras")
Te empeñas en llegar hasta el final,
en exhumar ausencias, noches rotas,
mientras te va emergiendo
de yo no sé qué abismo de la mente
un iceberg de dudas que intentas derretir.
Y al amarnos, pues insistes en eso,
todas nuestras caricias se deforman.
El cuerpo es una jungla
tan poderosamente enmarañada
que nada hay más difícil que encontrarnos.
Nunca estamos tan solos como ahora.
Pero el dolor, que es sabio, nos engaña.
("rua das petras")
Alejandro Céspedes (1958 )
(VIII)
Te empeñas en llegar hasta el final,
en exhumar ausencias, noches rotas,
mientras te va emergiendo
de yo no sé qué abismo de la mente
un iceberg de dudas que intentas derretir.
Y al amarnos, pues insistes en eso,
todas nuestras caricias se deforman.
El cuerpo es una jungla
tan poderosamente enmarañada
que nada hay más difícil que encontrarnos.
Nunca estamos tan solos como ahora.
Pero el dolor, que es sabio, nos engaña.
("rua das petras")
Te empeñas en llegar hasta el final,
en exhumar ausencias, noches rotas,
mientras te va emergiendo
de yo no sé qué abismo de la mente
un iceberg de dudas que intentas derretir.
Y al amarnos, pues insistes en eso,
todas nuestras caricias se deforman.
El cuerpo es una jungla
tan poderosamente enmarañada
que nada hay más difícil que encontrarnos.
Nunca estamos tan solos como ahora.
Pero el dolor, que es sabio, nos engaña.
("rua das petras")
Alejandro Céspedes (1958 )
(VIII)
Te empeñas en llegar hasta el final,
en exhumar ausencias, noches rotas,
mientras te va emergiendo
de yo no sé qué abismo de la mente
un iceberg de dudas que intentas derretir.
Y al amarnos, pues insistes en eso,
todas nuestras caricias se deforman.
El cuerpo es una jungla
tan poderosamente enmarañada
que nada hay más difícil que encontrarnos.
Nunca estamos tan solos como ahora.
Pero el dolor, que es sabio, nos engaña.
("rua das petras")
Te empeñas en llegar hasta el final,
en exhumar ausencias, noches rotas,
mientras te va emergiendo
de yo no sé qué abismo de la mente
un iceberg de dudas que intentas derretir.
Y al amarnos, pues insistes en eso,
todas nuestras caricias se deforman.
El cuerpo es una jungla
tan poderosamente enmarañada
que nada hay más difícil que encontrarnos.
Nunca estamos tan solos como ahora.
Pero el dolor, que es sabio, nos engaña.
("rua das petras")
domingo, 21 de agosto de 2016
Luis Cernuda (1904/1963 )
Peregrino
¿Volver? Vuelve el que tenga,
Tras largos años, tras un largo viaje,
Cansancio del camino y la codicia
De su tierra, su casa, sus amigos,
Del amor que al regreso fiel le espere.
Mas ¿tú? ¿volver? Regresar no piensas,
Sino seguir libre adelante,
Disponible por siempre, mozo o viejo,
Sin hijo que te busque, como a Ulises,
Sin Ítaca que aguarde y sin Penélope.
Sigue, sigue adelante y no regreses,
Fiel hasta el fin del camino y tu vida,
No eches de menos un destino más fácil,
Tus pies sobre la tierra antes no hollada,
Tus ojos frente a lo antes nunca visto.
("la realidad y el deseo 1924-1962", ed. fce, madrid, 1975)
¿Volver? Vuelve el que tenga,
Tras largos años, tras un largo viaje,
Cansancio del camino y la codicia
De su tierra, su casa, sus amigos,
Del amor que al regreso fiel le espere.
Mas ¿tú? ¿volver? Regresar no piensas,
Sino seguir libre adelante,
Disponible por siempre, mozo o viejo,
Sin hijo que te busque, como a Ulises,
Sin Ítaca que aguarde y sin Penélope.
Sigue, sigue adelante y no regreses,
Fiel hasta el fin del camino y tu vida,
No eches de menos un destino más fácil,
Tus pies sobre la tierra antes no hollada,
Tus ojos frente a lo antes nunca visto.
("la realidad y el deseo 1924-1962", ed. fce, madrid, 1975)
sábado, 20 de agosto de 2016
Raúl Gómez Jattin (1945/1997 )
Entra al baño...
Entra al baño que queda entre su cuarto y el de la madre
y canta gritando canciones de amor
Canta para matar a la madre
de un infarto al corazón
Esto se lo aconsejan los brujos blancos
Canta casi por media hora y la madre no muere
El agua inunda el baño y entra en los cuartos vecinos
Silencio
"Hijo deja ya de cantar. Cierra la llave del agua"
dice la madre desde la sala
No responde
Se asoma a la sala y ve a la madre salir
Desnudo va hasta la puerta
y mira a la madre entrar en la casa de enfrente
¡No ha podido matarla con canciones de amor!
("amanecer en el valle de sinú, antología", fce, bogotá, 2005)
Entra al baño que queda entre su cuarto y el de la madre
y canta gritando canciones de amor
Canta para matar a la madre
de un infarto al corazón
Esto se lo aconsejan los brujos blancos
Canta casi por media hora y la madre no muere
El agua inunda el baño y entra en los cuartos vecinos
Silencio
"Hijo deja ya de cantar. Cierra la llave del agua"
dice la madre desde la sala
No responde
Se asoma a la sala y ve a la madre salir
Desnudo va hasta la puerta
y mira a la madre entrar en la casa de enfrente
¡No ha podido matarla con canciones de amor!
("amanecer en el valle de sinú, antología", fce, bogotá, 2005)
viernes, 19 de agosto de 2016
Derek Walcott (1930 )
Había en nuestro pueblo...
Había en nuestro pueblo un sirio, con su bicicleta.
Yo no sabía si era sirio o asirio. Cuando le pregunté
por su raza, de la que Saroyan escribió
que sólo quedaban setenta mil asirios, ¿dónde estaban
los sesenta y nueve mil novecientos noventa y nueve restantes?,
contestó con una sonrisa larga como nuestra calle.
Sus pupilas centellearon como los radios calientes de una carroza,
o los plateados de su bicicleta de segunda mano.
Debí preguntarle sobre los pájaros
que emigran en arameo, o sobre la correcta
pronunciación de ríos rugosos como el "Tagus".
Asiria estaba lejos como el viejo mundo de las lecciones,
pero lo mismo estaba él de sus camellos de piel cálida y sus tiendas.
Yo era joven y directo y mi tiempo
era el presente. Si en mi ignorancia
distorsioné el tiempo, lo hice en menor medida que la indiferencia
con que algún tirano alteró su futuro.
Llevaba camisa blanca, sombrero negro. Su bicicleta
tenía una canasta de metal delante. Se movía por el espejismo
de los campos de caña, vendiendo trajes a los cortadores.
Luego dos cirios más aparecieron. Los tres compartían una tienda
y dormían en la trastienda. Después hubo un letrero
con ese nombre, tan cómico como nosotros, de reyes míticos,
barbicuadrados, rizosos, ungidos: abdul.
Pero para mí había setenta mil asirios
y todos vivían en la vecindad, en un cuarto
caliente y oscuro, mascullando un lenguaje en cuyo sonido
había leones alados y aves talladas en un muro.
("pleno verano, poesía selecta", trad., jl rivas, vaso roto, 2012, madrid-méxico)
Había en nuestro pueblo un sirio, con su bicicleta.
Yo no sabía si era sirio o asirio. Cuando le pregunté
por su raza, de la que Saroyan escribió
que sólo quedaban setenta mil asirios, ¿dónde estaban
los sesenta y nueve mil novecientos noventa y nueve restantes?,
contestó con una sonrisa larga como nuestra calle.
Sus pupilas centellearon como los radios calientes de una carroza,
o los plateados de su bicicleta de segunda mano.
Debí preguntarle sobre los pájaros
que emigran en arameo, o sobre la correcta
pronunciación de ríos rugosos como el "Tagus".
Asiria estaba lejos como el viejo mundo de las lecciones,
pero lo mismo estaba él de sus camellos de piel cálida y sus tiendas.
Yo era joven y directo y mi tiempo
era el presente. Si en mi ignorancia
distorsioné el tiempo, lo hice en menor medida que la indiferencia
con que algún tirano alteró su futuro.
Llevaba camisa blanca, sombrero negro. Su bicicleta
tenía una canasta de metal delante. Se movía por el espejismo
de los campos de caña, vendiendo trajes a los cortadores.
Luego dos cirios más aparecieron. Los tres compartían una tienda
y dormían en la trastienda. Después hubo un letrero
con ese nombre, tan cómico como nosotros, de reyes míticos,
barbicuadrados, rizosos, ungidos: abdul.
Pero para mí había setenta mil asirios
y todos vivían en la vecindad, en un cuarto
caliente y oscuro, mascullando un lenguaje en cuyo sonido
había leones alados y aves talladas en un muro.
("pleno verano, poesía selecta", trad., jl rivas, vaso roto, 2012, madrid-méxico)
jueves, 18 de agosto de 2016
Elsa López (1943 )
Tetraodon Fluviatilis
a irene brea
Vino del río una tarde. Se instaló en la pecera
como si hubiera sido su casa desde siempre.
Tenía un movimiento pendular y armonioso
y era como la seda. Magenta adamascada.
En los días de lluvia,
inclinaba su cabeza hacia el mar de poniente
y detenía su viaje por muy breves momentos.
Siempre estaba soñando a través de un espejo.
Soñaba con moluscos, el ciprés de la calle,
las tejas nacaradas con olor a jazmines,
el muro de la iglesia,
y la ausencia infinita de un mar inalcanzable.
("portal de poesía", blogspot)
a irene brea
Vino del río una tarde. Se instaló en la pecera
como si hubiera sido su casa desde siempre.
Tenía un movimiento pendular y armonioso
y era como la seda. Magenta adamascada.
En los días de lluvia,
inclinaba su cabeza hacia el mar de poniente
y detenía su viaje por muy breves momentos.
Siempre estaba soñando a través de un espejo.
Soñaba con moluscos, el ciprés de la calle,
las tejas nacaradas con olor a jazmines,
el muro de la iglesia,
y la ausencia infinita de un mar inalcanzable.
("portal de poesía", blogspot)
miércoles, 17 de agosto de 2016
Mario Meléndez (1971 )
La portadora
Ella sacó a pasear las palabras
y las palabras mordieron a los niños
y los niños le contaron a sus padres
y los padres cargaron sus pistolas
y abrieron fuego sobre las palabras
y las palabras gimieron, aullaron
lamieron lentamente sus ciegas heridas
hasta que al fin cayeron de bruces
sobre la tierra desangrada
Y vino la muerte entonces
vestida con su mejor atuendo
y detúvose en la casa del poeta
para llamarlo con gritos desesperados
y abrió la puerta el poeta
sin sospechar de qué se trataba
y vio a la muerte colgada de su sombra
y sollozando
“Acompáñame”, le dijo aquélla
“porque hoy estamos de duelo”
“Y quién ha muerto”, preguntó el poeta
“Pues tú”, respondió la muerte
y le extendió los brazos
para darle el pésame
("círculo de poesía")
Ella sacó a pasear las palabras
y las palabras mordieron a los niños
y los niños le contaron a sus padres
y los padres cargaron sus pistolas
y abrieron fuego sobre las palabras
y las palabras gimieron, aullaron
lamieron lentamente sus ciegas heridas
hasta que al fin cayeron de bruces
sobre la tierra desangrada
Y vino la muerte entonces
vestida con su mejor atuendo
y detúvose en la casa del poeta
para llamarlo con gritos desesperados
y abrió la puerta el poeta
sin sospechar de qué se trataba
y vio a la muerte colgada de su sombra
y sollozando
“Acompáñame”, le dijo aquélla
“porque hoy estamos de duelo”
“Y quién ha muerto”, preguntó el poeta
“Pues tú”, respondió la muerte
y le extendió los brazos
para darle el pésame
("círculo de poesía")
martes, 16 de agosto de 2016
Osvaldo Bossi (1963 )
Hamlet sobre su madre
No pienso en ella, una madre es siempre
una ciénaga, haga lo que haga, engendre
este deseo o cualquier otro, sea de la carne del Rey
o de su hermano. Tiene que haber una verdad
que no sea la suya, y tal vez seas vos Laertes,
o tal vez sea el áspero Fortinbrás, u otro, otros
cuyos nombres se desvanecen, apenas los toco
con mis dedos. Ellos son el reflejo de algo
que no me deja ver, o yo soy una sombra que habla
consigo mismo. Cuerpo de Laertes, me lleva lejos,
llevándose esta culpa... Cuerpo de Fortinbrás, pesado
como el otro, cubriéndome con un velo funerario
a mí, su sombra, su ardiente ciénaga también.
El espectro
Helado cuerpo muerto, Hamlet,
mi hijo, déjame partir; el descanso
que pido no puede ser compensado
con el abandono, pero ya ves, no
me fui, sigo fiel a la sombra que
habitamos los dos, y no hay lugar para
ambos, y alguien debe partir. No sé
por qué, pero la muerte hace todo
más real. ¿Seré yo el que te absorbe?
¿El que vivo o muerto contamina
tu corazón y tus pensamientos con estas
formas inútiles, y espera la noche
para verte, para estar con vos? Lo único
real es mi cuerpo, y ya no lo tengo.
("otra iglesia es imposible" y "marcelo leites", respectivamente)
No pienso en ella, una madre es siempre
una ciénaga, haga lo que haga, engendre
este deseo o cualquier otro, sea de la carne del Rey
o de su hermano. Tiene que haber una verdad
que no sea la suya, y tal vez seas vos Laertes,
o tal vez sea el áspero Fortinbrás, u otro, otros
cuyos nombres se desvanecen, apenas los toco
con mis dedos. Ellos son el reflejo de algo
que no me deja ver, o yo soy una sombra que habla
consigo mismo. Cuerpo de Laertes, me lleva lejos,
llevándose esta culpa... Cuerpo de Fortinbrás, pesado
como el otro, cubriéndome con un velo funerario
a mí, su sombra, su ardiente ciénaga también.
El espectro
Helado cuerpo muerto, Hamlet,
mi hijo, déjame partir; el descanso
que pido no puede ser compensado
con el abandono, pero ya ves, no
me fui, sigo fiel a la sombra que
habitamos los dos, y no hay lugar para
ambos, y alguien debe partir. No sé
por qué, pero la muerte hace todo
más real. ¿Seré yo el que te absorbe?
¿El que vivo o muerto contamina
tu corazón y tus pensamientos con estas
formas inútiles, y espera la noche
para verte, para estar con vos? Lo único
real es mi cuerpo, y ya no lo tengo.
("otra iglesia es imposible" y "marcelo leites", respectivamente)
lunes, 15 de agosto de 2016
Alfonso Brezmes (1966 )
Voyeur
Desde aquí puedo ver
las luces a lo lejos:
esas casas diminutas
donde habitan los hombres
como un firmamento
reflejado en mis pupilas.
Tengo miedo esta noche
de ser una luz a lo lejos,
y que al irme a dormir,
cuando cierre los ojos,
alguien, en algún lugar,
se quede a oscuras.
("debajo del sombrero" blogspot)
Desde aquí puedo ver
las luces a lo lejos:
esas casas diminutas
donde habitan los hombres
como un firmamento
reflejado en mis pupilas.
Tengo miedo esta noche
de ser una luz a lo lejos,
y que al irme a dormir,
cuando cierre los ojos,
alguien, en algún lugar,
se quede a oscuras.
("debajo del sombrero" blogspot)
domingo, 14 de agosto de 2016
Uriel Martínez (1950 )
Las tardes
me gustan las tardes de domingo porque
escucho más nítido el paso de ambulancias,
de patrullas policiacas y las ráfagas
que van y vienen en estos pueblos
del diablo
me cautivan los atardeceres de ciertos
domingos en que se recuerdan y recrean
escenas del crimen autoinferido: el sapuku
de mishima, los barbitúricos
de tennessee, de marilyn; la última
acción de sylvia; la cirrosis de carver,
de rulfo, de cheever
adoro ciertos momentos del séptimo día,
las mañanas dilatadas, los mediodías
soleados y taciturnos, las partidas de
ajedrez de nadie, los peldaños irreversibles,
la inexistencia de milagros,
los crespones que algunos llevan en la mirada.
[Inédito]
sábado, 13 de agosto de 2016
Diane Seuss (1956 )
Lavandería golpeada por tornado
La novia murió. La chica enamorada
de las vainas del algodoncillo y de dios,
murió lavando su sombrero de sol.
La bebé nació entre las manos
de niebla y las monjas que falsamente
aseguraban que era china, murieron.
Ella no era china. Tres perros
que peleaban por un hueso robado murieron.
La joven esposa murió con sus pezones puestos
en pañales sucios. La viuda murió
blanqueando las camisas para donación
de su esposo muerto. La dama solitaria
murió ensartada en su soledad;
la mentirosa se pinchó en su mentira. La adolescente
murió contemplando su pulgar
del autoestop. La libertina murió viendo
a su esposo robando ropa hecha espiral
de la secadora. Yo di zancadas sin zapatos
desde los escombros con mi cesta
de mimbre y mi ropa arrugada
habiendo sobrevivido al tornado
de mi estupidez, al embudo
de nubes de mi retorcido deseo.
("círculo de poesía", versión david ruano gonzález y andrea muriel)
La novia murió. La chica enamorada
de las vainas del algodoncillo y de dios,
murió lavando su sombrero de sol.
La bebé nació entre las manos
de niebla y las monjas que falsamente
aseguraban que era china, murieron.
Ella no era china. Tres perros
que peleaban por un hueso robado murieron.
La joven esposa murió con sus pezones puestos
en pañales sucios. La viuda murió
blanqueando las camisas para donación
de su esposo muerto. La dama solitaria
murió ensartada en su soledad;
la mentirosa se pinchó en su mentira. La adolescente
murió contemplando su pulgar
del autoestop. La libertina murió viendo
a su esposo robando ropa hecha espiral
de la secadora. Yo di zancadas sin zapatos
desde los escombros con mi cesta
de mimbre y mi ropa arrugada
habiendo sobrevivido al tornado
de mi estupidez, al embudo
de nubes de mi retorcido deseo.
("círculo de poesía", versión david ruano gonzález y andrea muriel)
viernes, 12 de agosto de 2016
Hugo Mujica (1942 )
En plena noche
También en plena noche
la nieve
se derrite blanca
y la lluvia
cae
sin perder su transparencia.
Es ella, la noche,
la que nos libra de los reflejos,
la que nos expande
las pupilas.
Lo que busca con su bastón
el ciego es la luz, no el camino.
("sólo una vez aquí en la tierra", ed. valparaíso, méx., 2014)
También en plena noche
la nieve
se derrite blanca
y la lluvia
cae
sin perder su transparencia.
Es ella, la noche,
la que nos libra de los reflejos,
la que nos expande
las pupilas.
Lo que busca con su bastón
el ciego es la luz, no el camino.
("sólo una vez aquí en la tierra", ed. valparaíso, méx., 2014)
jueves, 11 de agosto de 2016
Susana Cabuchi (1948 )
Visita
Un viajero
ha llegado a la casa.
Salimos todos
a abrazarlo
porque trae noticias del hermano.
Habla de campos secos,
del hambre en las ciudades,
muestra fotografías.
Después del almuerzo
le servimos
la fruta más dulce del ciruelo.
Y la ha comido,
pero sin alegría.
("poemanía")
Un viajero
ha llegado a la casa.
Salimos todos
a abrazarlo
porque trae noticias del hermano.
Habla de campos secos,
del hambre en las ciudades,
muestra fotografías.
Después del almuerzo
le servimos
la fruta más dulce del ciruelo.
Y la ha comido,
pero sin alegría.
("poemanía")
miércoles, 10 de agosto de 2016
Juan Bonilla (1966 )
Esto quería ser un poema de amor
Tiras de las dos asas amarillas
Y la bolsa se cierra.
Luego haces dos nudos
Sobre las mondas de naranja y las cáscaras de plátano,
Las sobras de la cena,
Unas cuantas docenas de colillas
Y una planta que ha muerto.
Son doce pisos luego y unos cuarenta pasos
Hasta el contenedor –en el que apenas cabe ya ninguna bolsa.
En el momento de depositarla allí
Se ha iluminado un número en tu mente:
Setenta y seis. Son pocas todavía
Las bolsas de basura que habéis llenado juntos
Si las comparas con las más de mil
Que Laura y tú llenasteis;
Son muchas, desde luego, un escorial, si las comparas
Con las apenas diez
Que de aquel sótano de Londres donde Marge,
Sacabas rumbo a un minúsculo depósito en el patio.
En La Habana Amarilis
Cada noche colgaba la basura de las ramas de los árboles
–para evitar la proliferación de ratas–:
llenasteis juntos veintitantas bolsas.
Es fea, bien lo sabes, tu costumbre
De computar amores en bolsas de basura.
Tal vez un día de estos se te olvide.
Doce pisos arriba hay una luz: es tu cocina.
En el cubo hay una nueva bolsa que mañana llenaremos.
Tiras de las dos asas amarillas
Y la bolsa se cierra.
Luego haces dos nudos
Sobre las mondas de naranja y las cáscaras de plátano,
Las sobras de la cena,
Unas cuantas docenas de colillas
Y una planta que ha muerto.
Son doce pisos luego y unos cuarenta pasos
Hasta el contenedor –en el que apenas cabe ya ninguna bolsa.
En el momento de depositarla allí
Se ha iluminado un número en tu mente:
Setenta y seis. Son pocas todavía
Las bolsas de basura que habéis llenado juntos
Si las comparas con las más de mil
Que Laura y tú llenasteis;
Son muchas, desde luego, un escorial, si las comparas
Con las apenas diez
Que de aquel sótano de Londres donde Marge,
Sacabas rumbo a un minúsculo depósito en el patio.
En La Habana Amarilis
Cada noche colgaba la basura de las ramas de los árboles
–para evitar la proliferación de ratas–:
llenasteis juntos veintitantas bolsas.
Es fea, bien lo sabes, tu costumbre
De computar amores en bolsas de basura.
Tal vez un día de estos se te olvide.
Doce pisos arriba hay una luz: es tu cocina.
En el cubo hay una nueva bolsa que mañana llenaremos.
("otra iglesia es imposible")
martes, 9 de agosto de 2016
Mary Jo Bang (1946 )
Qué bello
Una lente personal: los rayos combados por el cristal
que le brindaban a uno las noticias del día
repitiendo cada día y todos los días
sólo recuerda que estás parado
en un planeta que está en evolución.
Cuánta belleza, pensó, lo que la distancia
hace por el agua, la perspectiva
brindada por la altura o la distancia.
En el sueño de anoche, ellos habían regresado
nuevamente al principio. Ella era una niña
y él era un niño.
Un avión descendió y la dejo allí.
El frío aclara el cielo blanco con un blanco más intenso.
Luego un escalpelo la abrió de lado a lado para que todo el mundo
fuera un océano.
("al pial de la palabra", versión esteban moore)
Una lente personal: los rayos combados por el cristal
que le brindaban a uno las noticias del día
repitiendo cada día y todos los días
sólo recuerda que estás parado
en un planeta que está en evolución.
Cuánta belleza, pensó, lo que la distancia
hace por el agua, la perspectiva
brindada por la altura o la distancia.
En el sueño de anoche, ellos habían regresado
nuevamente al principio. Ella era una niña
y él era un niño.
Un avión descendió y la dejo allí.
El frío aclara el cielo blanco con un blanco más intenso.
Luego un escalpelo la abrió de lado a lado para que todo el mundo
fuera un océano.
("al pial de la palabra", versión esteban moore)
lunes, 8 de agosto de 2016
Baudelio Camarillo (1959 )
Escombros
VII
Hay un viento en mi sueño que rompe ramas verdes,
arranca de raíz mis árboles frutales,
abre puertas de golpe,
quiebra espejos,
silba en las cuerdas de mis nervios como un endemoniado.
Después se va,
se vuelve un remolino de espuma en la garganta
mientras yo trato de ordenar mi sueño
y reconstruyo los espejos
para verte.
("círculo de poesía")
VII
Hay un viento en mi sueño que rompe ramas verdes,
arranca de raíz mis árboles frutales,
abre puertas de golpe,
quiebra espejos,
silba en las cuerdas de mis nervios como un endemoniado.
Después se va,
se vuelve un remolino de espuma en la garganta
mientras yo trato de ordenar mi sueño
y reconstruyo los espejos
para verte.
("círculo de poesía")
domingo, 7 de agosto de 2016
Uriel Martínez (1950 )
Encontré una casa
Encontré una casa como ratonera
pero sin queso sin anzuelo
y sin carnada
Hallé un laberinto sin minotauro
sin salida sin entrada
y aun sin oxígeno
Localicé un envase de cartón
con alacenas, cavas, sótanos,
salidas y entradas de emergencia
Compré y traje a casa una casa
sin orillas, sin techos ni
salones sin cocina sin nada
Pensé en levantar familia
con laberintos, sótanos, alacenas,
cavas, escaleras, orillas.
Pero no.
[Inédito]
Encontré una casa como ratonera
pero sin queso sin anzuelo
y sin carnada
Hallé un laberinto sin minotauro
sin salida sin entrada
y aun sin oxígeno
Localicé un envase de cartón
con alacenas, cavas, sótanos,
salidas y entradas de emergencia
Compré y traje a casa una casa
sin orillas, sin techos ni
salones sin cocina sin nada
Pensé en levantar familia
con laberintos, sótanos, alacenas,
cavas, escaleras, orillas.
Pero no.
[Inédito]
sábado, 6 de agosto de 2016
Natalia Litvinova (1986 )
Los silencios de Casandra
Hay belleza en el castigo, ese arrecife
contra el que rompe nuestra vergüenza.
Arrastrada hacia el fondo del establo
me empujan contra las ortigas
y no permiten que me levante.
Pero el orgullo no se arrebata.
Permanezco en silencio,
mi mayor esfuerzo es no gritar,
la voz contenida rasga la garganta.
Frotan mi cara con la nieve,
yo no grito, a los agresores
también les duele.
No se ruega ni se pide,
el dolor se va
y esa voz atragantada
podría ser tu don.
("fogal" blogspot)
Hay belleza en el castigo, ese arrecife
contra el que rompe nuestra vergüenza.
Arrastrada hacia el fondo del establo
me empujan contra las ortigas
y no permiten que me levante.
Pero el orgullo no se arrebata.
Permanezco en silencio,
mi mayor esfuerzo es no gritar,
la voz contenida rasga la garganta.
Frotan mi cara con la nieve,
yo no grito, a los agresores
también les duele.
No se ruega ni se pide,
el dolor se va
y esa voz atragantada
podría ser tu don.
("fogal" blogspot)
viernes, 5 de agosto de 2016
Antonio Requeni (1930 )
La poesía
Temblorosa, como una flor desnuda,
te descubrí en la infancia. Simplemente
un susurro, un aroma por la frente,
tu luz en mi palabra ciega y muda.
Como quien ama y con su amor se escuda
de la monotonía de la gente,
conmigo te llevé secretamente,
razón del sueño entre mi fe y mi duda.
Fuiste el misterio y la belleza, todo
lo que en tu nombre amé y hoy es el modo
de una nostalgia que a vivir me ayuda
cuando abro un libro y vuelves, temblorosa
—susurro, aroma, luz, desnuda rosa—,
con Garcilaso, Rilke, Banchs, Cernuda.
("poéticas")
Temblorosa, como una flor desnuda,
te descubrí en la infancia. Simplemente
un susurro, un aroma por la frente,
tu luz en mi palabra ciega y muda.
Como quien ama y con su amor se escuda
de la monotonía de la gente,
conmigo te llevé secretamente,
razón del sueño entre mi fe y mi duda.
Fuiste el misterio y la belleza, todo
lo que en tu nombre amé y hoy es el modo
de una nostalgia que a vivir me ayuda
cuando abro un libro y vuelves, temblorosa
—susurro, aroma, luz, desnuda rosa—,
con Garcilaso, Rilke, Banchs, Cernuda.
("poéticas")
jueves, 4 de agosto de 2016
Mario Montalbetti (1953 )
Lleva al marrano más allá de los cerros
Lleva al marrano más allá de los cerros
y regresa antes de que comiencen las lluvias.
Cenaremos, me dirás que me amas y encenderás
la última vela que nos queda en el armario
para que pueda leer y tú jugarás con el perro
pastor que mantiene unidas las ovejas del rebaño
y luego
saldremos juntos a contemplar la Luna (Las lluvias
habrán cesado) y entonces me dirás
(Los pinos apenas se mecen con el viento
La cerca de las vacas necesita repararse)
Que mañana partes para las montañas.
Me propondrás dormir
afuera y entonces
entendí que tu serenidad era real y un beso
y cn el arte como solitario desayuno
no tendré noticias tuyas sino hasta después
de un año. El tono de mi vida habrá cambiado.
Perderé la costumbre de leer y pasaré
las noches (los días me serán casi imperceptibles)
tratando de entender las constelaciones.
Miraré Orión y también algún capitán extraviado
en el Indico lo hará y hasta llegaré a ver la
estrella polar desde el hemisferio sur.
Las noticias dirán que lograste llegar
a Europa, que te civilizas,
y que un finlandés próspero maderero
te divierte interminablemente entre los pinos
(sus pinos) marrones. Recordaré entonces
nuestra última noche. Y luego de dos, tres, cinco
hijos y dos cesáreas y el finlandés
en Nápoles y luego en Grecia
y luego en Austria tu salud comenzará con la tos
a derrumbarse pero el finlandés en Dinamarca
y entonces quedará muy poco de ti apenas
un borroso recuerdo mío y una tarde y el
finlandés perdido en el mejor desierto africano y
entonces ya no tendré las redondas constelaciones
encima y todo paraíso estará
irremediablemente perdido.
Vete ahora;
Lleva al marrano más allá de los cerros.
("círculo de poesía")
Lleva al marrano más allá de los cerros
y regresa antes de que comiencen las lluvias.
Cenaremos, me dirás que me amas y encenderás
la última vela que nos queda en el armario
para que pueda leer y tú jugarás con el perro
pastor que mantiene unidas las ovejas del rebaño
y luego
saldremos juntos a contemplar la Luna (Las lluvias
habrán cesado) y entonces me dirás
(Los pinos apenas se mecen con el viento
La cerca de las vacas necesita repararse)
Que mañana partes para las montañas.
Me propondrás dormir
afuera y entonces
entendí que tu serenidad era real y un beso
y cn el arte como solitario desayuno
no tendré noticias tuyas sino hasta después
de un año. El tono de mi vida habrá cambiado.
Perderé la costumbre de leer y pasaré
las noches (los días me serán casi imperceptibles)
tratando de entender las constelaciones.
Miraré Orión y también algún capitán extraviado
en el Indico lo hará y hasta llegaré a ver la
estrella polar desde el hemisferio sur.
Las noticias dirán que lograste llegar
a Europa, que te civilizas,
y que un finlandés próspero maderero
te divierte interminablemente entre los pinos
(sus pinos) marrones. Recordaré entonces
nuestra última noche. Y luego de dos, tres, cinco
hijos y dos cesáreas y el finlandés
en Nápoles y luego en Grecia
y luego en Austria tu salud comenzará con la tos
a derrumbarse pero el finlandés en Dinamarca
y entonces quedará muy poco de ti apenas
un borroso recuerdo mío y una tarde y el
finlandés perdido en el mejor desierto africano y
entonces ya no tendré las redondas constelaciones
encima y todo paraíso estará
irremediablemente perdido.
Vete ahora;
Lleva al marrano más allá de los cerros.
("círculo de poesía")
miércoles, 3 de agosto de 2016
Ana Martins Marques (1977 )
Mesa
más importante que tener memoria es tener una mesa
más importante que haber ya amado algún día es tener
una mesa sólida
una mesa como una cama diurna
con corazón de árbol, de bosque
es importante en cuestiones de amor
no meter la pata
pero más importante aún es tener una mesa
porque una mesa es como un suelo que apoya
a los que aún no se han caído del todo.
("vallejo & co.", trad. julia sanches)
más importante que tener memoria es tener una mesa
más importante que haber ya amado algún día es tener
una mesa sólida
una mesa como una cama diurna
con corazón de árbol, de bosque
es importante en cuestiones de amor
no meter la pata
pero más importante aún es tener una mesa
porque una mesa es como un suelo que apoya
a los que aún no se han caído del todo.
("vallejo & co.", trad. julia sanches)
martes, 2 de agosto de 2016
César Simón (1932/1997 )
De tarde en tarde
A veces, de tarde en tarde,
paso por aquella playa.
Y nada pediría, si se me ofreciese;
que todo regresara, por ejemplo.
Disimulo quién soy, si me siento a una mesa
y acude el camarero
que nos atendía.
Es como si dijera: yo no he sido
nadie,
yo no he tenido
nada.
Y sin rencor lo digo,
con impreciso gesto, con oscuro
semblante.
Pues esta sensación es verdadera:
no hay que sacar de nada conclusiones.
Y menos que de nada de aquellos días muertos
que no deben, por respeto, ni mencionarse.
A veces, de tarde en tarde,
paso por aquella playa.
Y nada pediría, si se me ofreciese;
que todo regresara, por ejemplo.
Disimulo quién soy, si me siento a una mesa
y acude el camarero
que nos atendía.
Es como si dijera: yo no he sido
nadie,
yo no he tenido
nada.
Y sin rencor lo digo,
con impreciso gesto, con oscuro
semblante.
Pues esta sensación es verdadera:
no hay que sacar de nada conclusiones.
Y menos que de nada de aquellos días muertos
que no deben, por respeto, ni mencionarse.
("tu cita de los martes", blogspot)
lunes, 1 de agosto de 2016
Luna Miguel (1990 )
Mala sangre
II
Nos venden la felicidad cual refresco. La felicidad
es hidratante y dulce. La felicidad es burbujeante
y suave. La felicidad es una droga cursi
que entra por las uñas y baja por la garganta
cual aspirina triturada (el bote de las pastillas, trá-
gatelo), cual grumo seco de cacao (el bote de los
polvitos, trágatelo), cual aguja, punzando fuertemente
la inocencia. ¿Pero qué es la inocencia?
Alguna vez intenté responder a esa pregunta y
entonces nada volvió a ser lo mismo. Preguntarse
por la inocencia perdida es la mayor barbarie
que conozco. Mírate, has crecido, y cerca de ti
solo veo cucarachas. Y cerca de ti los insectos
saben. Qué corazón tan ridículo. Cuánta pena
dan tus bichitos en el pecho. Mis bichitos cuando
te pienso. Los bichitos en mi débito y mi
pobreza. Madurar es la pobreza. Cuando uno
encuentra cero céntimos, cero algodones, cero
esmaltes, cero respiraciones, cero palpitaciones,
cero cánceres. Cuando sabe que el dinero
es quien dicta nuestra digestión, ¿cómo se puede
ser feliz? Trabajar en lunas ficticias. Devorar
comida barata. No quiero el dinero de papá ni el
de mamá. No quiero su dinero ni su casa.
Aquí: mi novela política.
Aquí: lamer el suelo.
Aquí: la independencia.
Aquí.
("poetas del fin del mundo" blogspot)
II
Nos venden la felicidad cual refresco. La felicidad
es hidratante y dulce. La felicidad es burbujeante
y suave. La felicidad es una droga cursi
que entra por las uñas y baja por la garganta
cual aspirina triturada (el bote de las pastillas, trá-
gatelo), cual grumo seco de cacao (el bote de los
polvitos, trágatelo), cual aguja, punzando fuertemente
la inocencia. ¿Pero qué es la inocencia?
Alguna vez intenté responder a esa pregunta y
entonces nada volvió a ser lo mismo. Preguntarse
por la inocencia perdida es la mayor barbarie
que conozco. Mírate, has crecido, y cerca de ti
solo veo cucarachas. Y cerca de ti los insectos
saben. Qué corazón tan ridículo. Cuánta pena
dan tus bichitos en el pecho. Mis bichitos cuando
te pienso. Los bichitos en mi débito y mi
pobreza. Madurar es la pobreza. Cuando uno
encuentra cero céntimos, cero algodones, cero
esmaltes, cero respiraciones, cero palpitaciones,
cero cánceres. Cuando sabe que el dinero
es quien dicta nuestra digestión, ¿cómo se puede
ser feliz? Trabajar en lunas ficticias. Devorar
comida barata. No quiero el dinero de papá ni el
de mamá. No quiero su dinero ni su casa.
Aquí: mi novela política.
Aquí: lamer el suelo.
Aquí: la independencia.
Aquí.
("poetas del fin del mundo" blogspot)