jueves, 25 de agosto de 2016
May Sarton (1912/1995 )
Encuentro en abril
Nos encontramos silenciosamente, como dos ciervos—
con los cuernos erguidos y leves todavía de terciopelo,
la piel de seda, los grandes ojos de ámbar
por la luz del otro, sorprendidos y ciegos.
Nos quedamos quietos, juntos, frente a frente,
sin temblar, sin saber, lejos del amor,
hechizados nada más que por la gracia mutua,
sin movernos —oh, no queríamos movernos.
Nos quedamos muy quietos, como dos ciervos en el bosque,
reconociendo un silencio salvaje y exquisito,
la sangre de mercurio, helada, hecha un cristal,
el corazón feroz y transparente como un niño.
Nos encontramos silenciosamente, con gran asombro,
sin soñar este amor-relámpago, este trueno.
"Ninguna primavera es eterna, ni siquiera ésta"
dijiste anoche. Y sos sabio, querido.
El placer delicado de ese primer beso
volará de nuestro corazón con el último estornino;
la dulzura de tu boca en mi boca
es tan sutil como la lluvia sobre los pétalos.
Vos, que ahora sos mi sur y mi trópico,
vas a volverte frío antes que llegue el ruiseñor --
mi corazón lo sabe-- no tenés que advertírmelo.
El temple feroz de este gozo está hendido.
La misma brevedad, demasiado afilada, me partió.
("el placard", versión sandra toro)
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