martes, 19 de julio de 2016

Louise Glück (1943 )



Viudas


Mi madre juega a las cartas con mi tía,
Rencor y Malicia, el pasatiempo familiar, el juego
que mi abuela enseñó a  todas sus hijas.

Pleno verano: demasiado calor para salir.
Hoy, gana mi tía; le tocan las mejores cartas.
Mi madre está lenta, tiene problemas de concentración.
No se acostumbra a su propia cama este verano.
El verano pasado no tuvo problemas
para acostumbrase al piso. Aprendió a dormir ahí
para estar cerca de mi padre.
Él estaba muriendo; tenía una cama especial.

Mi tía no afloja, no tiene consideración
con el cansancio de mi madre.
Es como fueron criadas: muestras tu respeto peleando.
Aflojar es un insulto al oponente.

Cada jugador tiene una pila a la izquierda, cinco cartas en la mano.
Está bueno quedarse adentro en días como este,
quedarse donde está fresco.
Y este es mejor que otros juegos, mejor que el solitario.

Mi abuela se anticipó; preparó a sus hijas.
Ellas tienen cartas; se tienen una a la otra.
No necesitan más compañía.

El juego continúa durante toda la tarde, pero el sol no se mueve.
Solo sigue brillando, hasta dejar el pasto amarillo.
Eso debe parecerle a mi madre.
Y luego, de repente, algo termina.

Mi tía ha practicado por más tiempo; será por eso que juega mejor.
Sus cartas se evaporan: eso es lo que quieres, ese es el objetivo: al final,

el que no tiene nada gana.


("de sibilas y pitias", trad. silvia camerotto)

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