Alba marina
(fragmento)
Oro viejo amanece el mar. Oro tibio.
Cánticos espolvorean canela sobre las aguas, ceniza, flores:
alabanza a Shiva cuyo pie roposa en el Origen, tañedor de carrizos.
("negro es su rostro"+"simiente", fce, méxico, 2010)
lunes, 31 de agosto de 2015
domingo, 30 de agosto de 2015
Uriel Martínez (1950 )
Ella busca...
Ella busca la biografía novelada de Helen Keller, quien de joven perdió el oído, la vista y después la razón, me dice, como una piedra que se hunde lentamente en el océano sin alcanzar a asirse de corales, anémonas ni anclas olvidadas. Cuando tocó fondo, salió a flote. Me dice. No le interesa Cumbres borrascosas ni Orgullo y prejuicio, busca la vida de H. K.
Si corre con suerte -pienso yo luego que se ha ido-, se encontrará la biografía de un hombre nacido sin brazos para nadar y sin extremidades para correr ni calzarse zapatos. Es posible que en su búsqueda, encuentre un manual de maquillaje profesional y alto peinado con dedos inferiores entrenados en delineado de cejas y gotas de colirio. Pero sin manos ni codos ni muñecas en dónde encajar agujas o jeringas, llegado el momento.
La televisión ha desbrozado la maleza que copaba el futuro de hombres y mujeres incompletos, con ligeros defectos y que fueron motivo de orfandades tempranas. Con todo y eso fueron seres que encontraron la forma de derrotar puertas, ventanas y llaves perdidas. Supieron o aprendieron a tallar yesca para encender fuegos. Es decir, abrieron brechas. La tele los proyectó, las revistas de circulación continental narraron sus odiseas.
Ella busca la biografía novelada de Helen Keller, quien de joven perdió el oído, la vista y después la razón, me dice, como una piedra que se hunde lentamente en el océano sin alcanzar a asirse de corales, anémonas ni anclas olvidadas. Cuando tocó fondo, salió a flote. Me dice. No le interesa Cumbres borrascosas ni Orgullo y prejuicio, busca la vida de H. K.
Si corre con suerte -pienso yo luego que se ha ido-, se encontrará la biografía de un hombre nacido sin brazos para nadar y sin extremidades para correr ni calzarse zapatos. Es posible que en su búsqueda, encuentre un manual de maquillaje profesional y alto peinado con dedos inferiores entrenados en delineado de cejas y gotas de colirio. Pero sin manos ni codos ni muñecas en dónde encajar agujas o jeringas, llegado el momento.
La televisión ha desbrozado la maleza que copaba el futuro de hombres y mujeres incompletos, con ligeros defectos y que fueron motivo de orfandades tempranas. Con todo y eso fueron seres que encontraron la forma de derrotar puertas, ventanas y llaves perdidas. Supieron o aprendieron a tallar yesca para encender fuegos. Es decir, abrieron brechas. La tele los proyectó, las revistas de circulación continental narraron sus odiseas.
sábado, 29 de agosto de 2015
Enriqueta Ochoa (1928/2008 )
Reencuentro
Eres tú
la que atraviesa el silencio y las tinieblas.
Qué cerca estás al fin.
Tu sonrisa se abre sobre mí
como flor de cristal llovido.
Me refresca la paz de tus pupilas
y en los nervios me duele
no haberte amado todo lo que necesitas.
Ambas debieron haber crecido en mí
Como una sola espiga,
alumbrando mis pasos de indecisa gacela.
Siempre temí perderlos
y fue mi corazón entre dos puntos
como un compás abierto goteando hieles.
Pero esta noche tu ternura me salva los temores
y te reencuentro a través de mis manos
que presionan la frente en horas duras.
Y en mis pasos macizos,
y en las miradas húmedas.
Lo ves, lámpara que iluminas mi pecho intrincado:
ya no puedo perderlos
aunque nos medie la distancia
y un secreto dolor nos martirice.
Voy a enfrentarme al mundo tímida y confusa,
intuitiva y humilde.
Porque tal es el patrimonio
de tu sangre en mis venas.
("emma gunst")
viernes, 28 de agosto de 2015
Will Rodríguez (1970 )
Inmueble
En esta casa nació mi madre.
En esta casa mi madre se casó con mi padre.
En esta casa mi madre y mi padre tuvieron siete hijos.
En esta casa mi madre y mi padre celebraron las bodas de sus hijos.
En esta casa mi madre y mi padre adoraron a veinte nietos.
En esta casa murieron mi madre y mi padre.
En esta casa se leyó el testamento.
En esta casa peleamos.
Se vende esta casa
(en muro FB de armando salgado)
En esta casa nació mi madre.
En esta casa mi madre se casó con mi padre.
En esta casa mi madre y mi padre tuvieron siete hijos.
En esta casa mi madre y mi padre celebraron las bodas de sus hijos.
En esta casa mi madre y mi padre adoraron a veinte nietos.
En esta casa murieron mi madre y mi padre.
En esta casa se leyó el testamento.
En esta casa peleamos.
Se vende esta casa
(en muro FB de armando salgado)
jueves, 27 de agosto de 2015
Celso Emilio Ferreiro (1912/1979 )
Monólogo del viejo trabajador
Ahora tomo el sol. Pero hasta ahora
trabajé cincuenta años sin sosiego.
Comí el pan sudando día a día
en un trabajar continuo.
Gasté el tiempo con el jornal de los sábados,
pasó la primavera, vino el invierno.
Le di al patrón la flor de mi esfuerzo
y mi juventud. Nada tengo.
El patrón está rico a mi cuenta,
yo, a la suya, estoy viejo.
Bien pensado el patrón todo me lo debe.
Yo no le debo
ni siquiera este sol que ahora tomo.
Mientras lo tomo, espero.
("apología de la luz")
Ahora tomo el sol. Pero hasta ahora
trabajé cincuenta años sin sosiego.
Comí el pan sudando día a día
en un trabajar continuo.
Gasté el tiempo con el jornal de los sábados,
pasó la primavera, vino el invierno.
Le di al patrón la flor de mi esfuerzo
y mi juventud. Nada tengo.
El patrón está rico a mi cuenta,
yo, a la suya, estoy viejo.
Bien pensado el patrón todo me lo debe.
Yo no le debo
ni siquiera este sol que ahora tomo.
Mientras lo tomo, espero.
("apología de la luz")
miércoles, 26 de agosto de 2015
José Watanabe (1945/2007 )
El guardián del hielo
Y coincidimos en el terral
el heladero con su carretilla averiada
y yo
que corría tras los pájaros huidos del fuego
de la zafra.
También coincidió el sol.
En esa situación cómo negarse a un favor llano:
el heladero me pidió cuidar su efímero hielo.
Oh cuidar lo fugaz bajo el sol…
El hielo empezó a derretirse
bajo mi sombra, tan desesperada
como inútil.
Diluyéndose
dibujaba seres esbeltos y primordiales
que sólo un instante tenían firmeza
de cristal de cuarzo
y enseguida eran formas puras
como de montaña o planeta
que se devasta.
No se puede amar lo que tan rápido fuga.
Ama rápido, me dijo el sol.
Y así aprendí, en su ardiente y perverso reino,
a cumplir con la vida:
yo soy el guardián del hielo.
("life vest under your seat")
Y coincidimos en el terral
el heladero con su carretilla averiada
y yo
que corría tras los pájaros huidos del fuego
de la zafra.
También coincidió el sol.
En esa situación cómo negarse a un favor llano:
el heladero me pidió cuidar su efímero hielo.
Oh cuidar lo fugaz bajo el sol…
El hielo empezó a derretirse
bajo mi sombra, tan desesperada
como inútil.
Diluyéndose
dibujaba seres esbeltos y primordiales
que sólo un instante tenían firmeza
de cristal de cuarzo
y enseguida eran formas puras
como de montaña o planeta
que se devasta.
No se puede amar lo que tan rápido fuga.
Ama rápido, me dijo el sol.
Y así aprendí, en su ardiente y perverso reino,
a cumplir con la vida:
yo soy el guardián del hielo.
("life vest under your seat")
martes, 25 de agosto de 2015
Esther Seligson (1941/2010 )
Días de polvo
1
A gente entende pouco do semelhante. Cada um
de nos é un enigma que a mayor parte das vezes
fica por decifrar. Miguel Torga
Estás tan lejos me dicen tan sola
y respondo nunca lo suficiente
nunca lo bastante lejos la soledad
siempre hay quien la interrumpe el teléfono
el cartero vecinos y esa necia costumbre
de procurarse víveres no nunca lo bastante
sola lo suficientemente lejos transijo
pago cuentas hago fila en el correo
saludo sonrío tampoco el mar que me acompaña
está solo cuántos veleros barcos lanchas
guardacostas lo ocupan
A veces nos salamos el mar y yo
muy de mañana en un llanto mutuo
remojo los pies en su espuma fría
y escucho la risa de Adrián que se revuelca
me digo entonces que aún estoy cerca
demasiado cerca
que me ha anclado el dolor a la orilla
a este cuerpo nunca suficientemente solo
ligero lejano
ay tan presente
("negro es su rostro" + "simiente", fce, méxico, 2010)
1
A gente entende pouco do semelhante. Cada um
de nos é un enigma que a mayor parte das vezes
fica por decifrar. Miguel Torga
Estás tan lejos me dicen tan sola
y respondo nunca lo suficiente
nunca lo bastante lejos la soledad
siempre hay quien la interrumpe el teléfono
el cartero vecinos y esa necia costumbre
de procurarse víveres no nunca lo bastante
sola lo suficientemente lejos transijo
pago cuentas hago fila en el correo
saludo sonrío tampoco el mar que me acompaña
está solo cuántos veleros barcos lanchas
guardacostas lo ocupan
A veces nos salamos el mar y yo
muy de mañana en un llanto mutuo
remojo los pies en su espuma fría
y escucho la risa de Adrián que se revuelca
me digo entonces que aún estoy cerca
demasiado cerca
que me ha anclado el dolor a la orilla
a este cuerpo nunca suficientemente solo
ligero lejano
ay tan presente
("negro es su rostro" + "simiente", fce, méxico, 2010)
lunes, 24 de agosto de 2015
Oliverio Girondo (1891/1967 )
Nocturno
Frescor de los vidrios al apoyar la frente en la ventana.
Luces trasnochadas que al apagarse nos dejan todavía más
solos. Telaraña que los alambres tejen sobre las azoteas. Trote
hueco de los jamelgos que pasan y nos emocionan sin razón.
¿A qué nos hace recordar el aullido de los gatos en celo,
y cuál será la intención de los papeles que se arrastran en los
patios vacíos?
Hora en que los muebles viejos aprovechan para sacarse las
mentiras, y en que las cañerías tienen gritos estrangulados,
como si se asfixiaran dentro de las paredes.
A veces se piensa, al dar vuelta la llave de la electricidad,
en el espanto que sentirán las sombras, y quisiéramos avisarles
para que tuvieran tiempo de acurrucarse en los rincones. Y a
veces las cruces de los postes telefónicos, sobre las azoteas,
tiene algo de siniestro y uno quisiera rozarse a las paredes,
como un gato o como un ladrón.
Noches en las que desearíamos que nos pasaran la mano por el
lomo, y en las que súbitamente se comprende que no hay ternura
comparable a la de acariciar algo que duerme.
Frescor de los vidrios al apoyar la frente en la ventana.
Luces trasnochadas que al apagarse nos dejan todavía más
solos. Telaraña que los alambres tejen sobre las azoteas. Trote
hueco de los jamelgos que pasan y nos emocionan sin razón.
¿A qué nos hace recordar el aullido de los gatos en celo,
y cuál será la intención de los papeles que se arrastran en los
patios vacíos?
Hora en que los muebles viejos aprovechan para sacarse las
mentiras, y en que las cañerías tienen gritos estrangulados,
como si se asfixiaran dentro de las paredes.
A veces se piensa, al dar vuelta la llave de la electricidad,
en el espanto que sentirán las sombras, y quisiéramos avisarles
para que tuvieran tiempo de acurrucarse en los rincones. Y a
veces las cruces de los postes telefónicos, sobre las azoteas,
tiene algo de siniestro y uno quisiera rozarse a las paredes,
como un gato o como un ladrón.
Noches en las que desearíamos que nos pasaran la mano por el
lomo, y en las que súbitamente se comprende que no hay ternura
comparable a la de acariciar algo que duerme.
("rua das petras")
domingo, 23 de agosto de 2015
Nilton Santiago (1979 )
Tejemanejes
Acabo de leerte un poema que ha centrifugado el pensamiento de un par de osos hormigueros
y los ha dejado muy mal parados, ya sabes, que sólo aspiran
a ser conserjes en los zoológicos o simples banqueros de caracoles marinos
y que no son trigo limpio. Como siempre tú te das por aludida
y, además de mandarme a dormir entre los escombros del sofá cama,
te has puesto a llorar, para ser exactos, 100 mil gotas de lavavajillas
como si quisieses sacarle la raíz cuadrada a tus aterciopeladas lágrimas.
Este no es un poema matemático ni tus pechos son dos terrones de uranio empobrecido
claro, hablo sin conocimiento de causa
pero sí que sé que tus muslos comulgan con mis labios cada año bisiesto
y que, cuando te duchas, todo el planeta se queda –por momentos- sin agua de mar.
Un cartero me acaba de traer una camionada de letras ilegibles
y me ha dado tu recado: que me vaya a tomar por saco y que te devuelva
todas las risas que me has dado y que, según tú, retengo de mala manera
bajo un pisapapeles.
Nuestro amor ha durado lo que dura la ingestión de 100 mililitros de jarabe lunar
o, lo que es lo mismo, ha sido más corto que el latido de un colibrí en aprietos.
Es cierto, tampoco soy yo trigo limpio y también soy culpable
de utilizar nuestras lágrimas como monedas de curso legal en los zoológicos
así que nada de quejas ni cucharadas de besos para las anginas de la soledad.
Todo esto que digo aquí lo acabo de leer en la portada de un periódico gratuito
que me ha salido más caro que reparar mi corazón en un restaurante para obispos,
esto pasa cuando se está más solo que el número 1 en un reloj de arena
y ya no hay ninguna minotaura que te pueda aplaudir las gracias. C’est la vie,
a veces, cuando está a solas con la Luna, también el pobre perro duda que es un perro.
("el poeta ocasional")
Acabo de leerte un poema que ha centrifugado el pensamiento de un par de osos hormigueros
y los ha dejado muy mal parados, ya sabes, que sólo aspiran
a ser conserjes en los zoológicos o simples banqueros de caracoles marinos
y que no son trigo limpio. Como siempre tú te das por aludida
y, además de mandarme a dormir entre los escombros del sofá cama,
te has puesto a llorar, para ser exactos, 100 mil gotas de lavavajillas
como si quisieses sacarle la raíz cuadrada a tus aterciopeladas lágrimas.
Este no es un poema matemático ni tus pechos son dos terrones de uranio empobrecido
claro, hablo sin conocimiento de causa
pero sí que sé que tus muslos comulgan con mis labios cada año bisiesto
y que, cuando te duchas, todo el planeta se queda –por momentos- sin agua de mar.
Un cartero me acaba de traer una camionada de letras ilegibles
y me ha dado tu recado: que me vaya a tomar por saco y que te devuelva
todas las risas que me has dado y que, según tú, retengo de mala manera
bajo un pisapapeles.
Nuestro amor ha durado lo que dura la ingestión de 100 mililitros de jarabe lunar
o, lo que es lo mismo, ha sido más corto que el latido de un colibrí en aprietos.
Es cierto, tampoco soy yo trigo limpio y también soy culpable
de utilizar nuestras lágrimas como monedas de curso legal en los zoológicos
así que nada de quejas ni cucharadas de besos para las anginas de la soledad.
Todo esto que digo aquí lo acabo de leer en la portada de un periódico gratuito
que me ha salido más caro que reparar mi corazón en un restaurante para obispos,
esto pasa cuando se está más solo que el número 1 en un reloj de arena
y ya no hay ninguna minotaura que te pueda aplaudir las gracias. C’est la vie,
a veces, cuando está a solas con la Luna, también el pobre perro duda que es un perro.
("el poeta ocasional")
sábado, 22 de agosto de 2015
Francisco López Merino (1904/1928 )
Estampa
Siempre estás como ausente de la tarde. ¿Qué lago
invisible y lejano recogerá tu imagen?
Líquido estremecido por un perfil tan vago
se tornará sensible cuando los astros bajen.
Temo quebrar la magia de tus vírgenes sendas
con la torpe palabra que mi labio pronuncia.
Tendré que ser más leve para que me comprendas
o tú bajar al mundo como hoja que renuncia.
Siempre estás como ausente de la tarde. ¿Qué brisa
se lleva tu silencio cargado de leyendas?
De paisajes soñados se nutre tu sonrisa.
Tendré que ser más leve para que me comprendas.
("otra iglesia es imposible")
Siempre estás como ausente de la tarde. ¿Qué lago
invisible y lejano recogerá tu imagen?
Líquido estremecido por un perfil tan vago
se tornará sensible cuando los astros bajen.
Temo quebrar la magia de tus vírgenes sendas
con la torpe palabra que mi labio pronuncia.
Tendré que ser más leve para que me comprendas
o tú bajar al mundo como hoja que renuncia.
Siempre estás como ausente de la tarde. ¿Qué brisa
se lleva tu silencio cargado de leyendas?
De paisajes soñados se nutre tu sonrisa.
Tendré que ser más leve para que me comprendas.
("otra iglesia es imposible")
viernes, 21 de agosto de 2015
Gemma Gorga (1968 )
La buena educación
El verano que cumplió siete años
le regalaron un estuche de madera
con un lápiz y una goma.
El lápiz, para que gastase la mina
hasta llegar a encontrar el nervio impreciso
de la palabra.
La goma, para borrar la palabra
antes de decirla.
("emma gunst")
El verano que cumplió siete años
le regalaron un estuche de madera
con un lápiz y una goma.
El lápiz, para que gastase la mina
hasta llegar a encontrar el nervio impreciso
de la palabra.
La goma, para borrar la palabra
antes de decirla.
("emma gunst")
jueves, 20 de agosto de 2015
Kyra Galván (1956 )
Cleopatra
I
Julio César
le mandó construir
una estatua
para ser adorada
-a manera de Diosa-
en el Foro Romano,
pero nunca la llamó esposa,
ni madre de su hijo.
II
Marco Antonio
la poseía,
la fornicaba
todos los días y todas las noches
y la hizo su esposa
y le concedió territorios
para afrenta de los triunviros.
Sin embargo, ella,
lo abandonó en el mar
durante la batalla de Actium.
III
Augusto. Octavio Augusto,
la odiaba. Le temía.
Y le hizo la guerra
y la persiguió
hasta matar a su descendencia.
Claro que de estos hechos vergonzosos,
la Historia
no guarda
registros,
ni detalles,
ni fotos,
ni nada.
("el cultural", suplemento diario 'La Razón´, 15.VIII.2015)
I
Julio César
le mandó construir
una estatua
para ser adorada
-a manera de Diosa-
en el Foro Romano,
pero nunca la llamó esposa,
ni madre de su hijo.
II
Marco Antonio
la poseía,
la fornicaba
todos los días y todas las noches
y la hizo su esposa
y le concedió territorios
para afrenta de los triunviros.
Sin embargo, ella,
lo abandonó en el mar
durante la batalla de Actium.
III
Augusto. Octavio Augusto,
la odiaba. Le temía.
Y le hizo la guerra
y la persiguió
hasta matar a su descendencia.
Claro que de estos hechos vergonzosos,
la Historia
no guarda
registros,
ni detalles,
ni fotos,
ni nada.
("el cultural", suplemento diario 'La Razón´, 15.VIII.2015)
miércoles, 19 de agosto de 2015
Geraldino Brasil (1926/1996 )
Precepto
No haga usted el bien por temor al castigo.
No haga el bien como último recurso para salvar su alma.
No practique el bien calculando la recompensa.
La caridad no duda,
no desconfía,
no contabiliza
ni espera.
Haga usted el bien naturalmente,
como si Dios no existiese,
como si Él no esperara eso de usted.
Como los ateos, como los ateos.
("life vest under your seat", s/c al traductor)
No haga usted el bien por temor al castigo.
No haga el bien como último recurso para salvar su alma.
No practique el bien calculando la recompensa.
La caridad no duda,
no desconfía,
no contabiliza
ni espera.
Haga usted el bien naturalmente,
como si Dios no existiese,
como si Él no esperara eso de usted.
Como los ateos, como los ateos.
("life vest under your seat", s/c al traductor)
martes, 18 de agosto de 2015
Joan Margarit (1938 )
No estaba lejos, no era difícil
Ha llegado este tiempo
cuando ya no hace daño la vida que se pierde,
cuando ya la lujuria es tan sólo
una lámpara inútil, y la envidia se olvida.
Es un tiempo de pérdidas prudentes, necesarias,
y no es un tiempo de llegar
sino de irse. El amor, ahora,
por fin coincide con la inteligencia.
No estaba lejos,
no era difícil. Es un tiempo
que no me deja más que el horizonte
como medida de la soledad.
Un tiempo de tristeza protectora.
Ha llegado este tiempo
cuando ya no hace daño la vida que se pierde,
cuando ya la lujuria es tan sólo
una lámpara inútil, y la envidia se olvida.
Es un tiempo de pérdidas prudentes, necesarias,
y no es un tiempo de llegar
sino de irse. El amor, ahora,
por fin coincide con la inteligencia.
No estaba lejos,
no era difícil. Es un tiempo
que no me deja más que el horizonte
como medida de la soledad.
Un tiempo de tristeza protectora.
("rua das petras")
lunes, 17 de agosto de 2015
Max Rojas (1940/2015 )
El turno del aullante
a Lourdes y Antonio Gazolo
A mi modo brutal, un poco manso…
José Martí
I
Lo furioso, lo verdaderamente animal
que me sostiene, lo que me guarda en pie
con el rencor crecido, esto como de hueso,
como de dientes que se muerden
después de haber mascado el polvo,
esto de sangre, esto de grito ahorcado
como un aullido en la garganta,
esto como un muro, como un sollozo
largo de noche sin hogueras, lo animal,
lo verdaderamente huraño que me duele en los ojos.
Dije que el mar es algo así como esa diaria muerte
de mi cuerpo. Hoy me sale lo bronco
y me revuelvo, hoy me sale lo herido
y me desgarro —perdón por esta forma
de amargura, pero es que hoy
de muy dentro me sale lo animal desbocado,
la verdadera furia que me empuja:
esto de maldecir espinas por la boca
lo formalmente triste,
lo exactamente amargo como el llanto.
Ahora me vuelvo y me despido y me regreso.
Voy a buscar mi sombra entre la sombra,
porque mordí sin tiempo un corazón de niebla,
y lo bronco,
lo verdaderamente animal que me sostiene
está dolido.
II
No he podido morir porque empezó a llover anoche,
pero, a decir verdad, ya no me duele aquello
tanto como entonces, ya no me tumba tanto el cuerpo
como antes. No he podido llegar, pero no importa;
han sucedido cosas a todo esto: nacieron gentes
y vinieron visitas y pasaron tranvías largos como la noche;
mi único traje se volvió ceniza, mi triste hueco
se largó a paseo, me atardeció de pronto,
no sé, sin enterarme; luego empezó a llover y no hubo tiempo,
no hubo manera de llegar a parte alguna; me encontré
de repente sin memoria, y olvidé todo aquello que me hería.
Debo decir que era una lluvia oscura la de anoche
(no sé si me entendáis, quiero decir que era una lluvia
venida de muy lejos, venida desde abajo de la tarde
como un montón de niebla sollozante, como un grito;
no sé si me entendáis, era como mujer que llega a despedirse);
debo decir que era una lluvia fría la de anoche,
un encontrarse de pronto en un espejo, llamando a no sé quién
con qué silencio, llamando a no sé quién con qué alarido.
Debo decir que era una lluvia hosca la de anoche.
No he podido morir, pero no importa. Me quedan otros trozos
de pellejo y otros dientes, y a lo mejor mi traje funeral
no está bien hecho. Olvidé tantas cosas desde anoche
que olvidé que mi cuerpo estaba roto y ahora está
no sé dónde, cayéndose de olvido; de esto, a veces,
me acuerdo con nostalgia: salgo por él gritando
como un loco, y acabo sin remedio tropezando.
Debo encontrar un cuerpo que me aguante: mi único traje
se volvió ceniza, y no me queda piel con que ir a mis entierros.
Para decir verdad, ya no me duele aquello como antes.
Tengo recuerdos de mujer trozándome los labios, y ganas
de llegar a alguna parte. No sé si me entendáis:
es un poco de polvo que me aguarda, un montón de silencio
que me espera. Traigo recuerdo de mujer crujiéndome
en los huesos y un hoyo, aquí, que me lastima.
No he podido morir, pero no importa:
desde anoche me duele el esqueleto,
y eso quiere decir que estoy llegando.
Han sucedido cosas, a todo esto: murieron gentes y se fueron
visitas y pasaron noches largas como tranvías y anocheció
de pronto, no sé, sin enterarme; yo me encontré metido
en un espejo (debo decir que era una lluvia fría,
decir que era una lluvia que golpeaba), llamando a no sé quién
con qué silencio, llamando a no sé quién con qué alarido,
con qué ganas de llegar a alguna parte.
Ya no me crece yerba en el olvido; me acostumbré, sin duda,
a tanto oscuro, y a lo mejor mi traje ya está listo:
es cosa de buscar en los armarios donde mi cuerpo,
a veces, se refugia.
Podría añadir algunas otras cosas, pero, a decir verdad,
aquello ya no duele como entonces.
Traigo recuerdos de mujer siguiéndome los pasos
y un hoyo aquí, bajo la piel, que no lo aguanto.
("life vest under your seat")
a Lourdes y Antonio Gazolo
A mi modo brutal, un poco manso…
José Martí
I
Lo furioso, lo verdaderamente animal
que me sostiene, lo que me guarda en pie
con el rencor crecido, esto como de hueso,
como de dientes que se muerden
después de haber mascado el polvo,
esto de sangre, esto de grito ahorcado
como un aullido en la garganta,
esto como un muro, como un sollozo
largo de noche sin hogueras, lo animal,
lo verdaderamente huraño que me duele en los ojos.
Dije que el mar es algo así como esa diaria muerte
de mi cuerpo. Hoy me sale lo bronco
y me revuelvo, hoy me sale lo herido
y me desgarro —perdón por esta forma
de amargura, pero es que hoy
de muy dentro me sale lo animal desbocado,
la verdadera furia que me empuja:
esto de maldecir espinas por la boca
lo formalmente triste,
lo exactamente amargo como el llanto.
Ahora me vuelvo y me despido y me regreso.
Voy a buscar mi sombra entre la sombra,
porque mordí sin tiempo un corazón de niebla,
y lo bronco,
lo verdaderamente animal que me sostiene
está dolido.
II
No he podido morir porque empezó a llover anoche,
pero, a decir verdad, ya no me duele aquello
tanto como entonces, ya no me tumba tanto el cuerpo
como antes. No he podido llegar, pero no importa;
han sucedido cosas a todo esto: nacieron gentes
y vinieron visitas y pasaron tranvías largos como la noche;
mi único traje se volvió ceniza, mi triste hueco
se largó a paseo, me atardeció de pronto,
no sé, sin enterarme; luego empezó a llover y no hubo tiempo,
no hubo manera de llegar a parte alguna; me encontré
de repente sin memoria, y olvidé todo aquello que me hería.
Debo decir que era una lluvia oscura la de anoche
(no sé si me entendáis, quiero decir que era una lluvia
venida de muy lejos, venida desde abajo de la tarde
como un montón de niebla sollozante, como un grito;
no sé si me entendáis, era como mujer que llega a despedirse);
debo decir que era una lluvia fría la de anoche,
un encontrarse de pronto en un espejo, llamando a no sé quién
con qué silencio, llamando a no sé quién con qué alarido.
Debo decir que era una lluvia hosca la de anoche.
No he podido morir, pero no importa. Me quedan otros trozos
de pellejo y otros dientes, y a lo mejor mi traje funeral
no está bien hecho. Olvidé tantas cosas desde anoche
que olvidé que mi cuerpo estaba roto y ahora está
no sé dónde, cayéndose de olvido; de esto, a veces,
me acuerdo con nostalgia: salgo por él gritando
como un loco, y acabo sin remedio tropezando.
Debo encontrar un cuerpo que me aguante: mi único traje
se volvió ceniza, y no me queda piel con que ir a mis entierros.
Para decir verdad, ya no me duele aquello como antes.
Tengo recuerdos de mujer trozándome los labios, y ganas
de llegar a alguna parte. No sé si me entendáis:
es un poco de polvo que me aguarda, un montón de silencio
que me espera. Traigo recuerdo de mujer crujiéndome
en los huesos y un hoyo, aquí, que me lastima.
No he podido morir, pero no importa:
desde anoche me duele el esqueleto,
y eso quiere decir que estoy llegando.
Han sucedido cosas, a todo esto: murieron gentes y se fueron
visitas y pasaron noches largas como tranvías y anocheció
de pronto, no sé, sin enterarme; yo me encontré metido
en un espejo (debo decir que era una lluvia fría,
decir que era una lluvia que golpeaba), llamando a no sé quién
con qué silencio, llamando a no sé quién con qué alarido,
con qué ganas de llegar a alguna parte.
Ya no me crece yerba en el olvido; me acostumbré, sin duda,
a tanto oscuro, y a lo mejor mi traje ya está listo:
es cosa de buscar en los armarios donde mi cuerpo,
a veces, se refugia.
Podría añadir algunas otras cosas, pero, a decir verdad,
aquello ya no duele como entonces.
Traigo recuerdos de mujer siguiéndome los pasos
y un hoyo aquí, bajo la piel, que no lo aguanto.
("life vest under your seat")
domingo, 16 de agosto de 2015
Uriel Martínez (1950 )
Amuletos
Para cambiar mi destino, aprendí a
testerear la giba de los deformes;
Para romper la simetría de un cuerpo,
concebí un seno extirpado;
Para evitar las visitas malsanas,
coloqué detrás de la puerta escobas;
En la parte superior del quicio
colgué una herradura mohosa;
Evité los martes y los viernes trece
el paso detrás de escaleras;
Pasé dedos de seda por el lomo
de gatos negros, por la piel de alcatraces;
Me compré, al fin, armas de doble filo,
venenos importados, amuletos, máscaras
africanas. Y me senté a esperar.
Para cambiar mi destino, aprendí a
testerear la giba de los deformes;
Para romper la simetría de un cuerpo,
concebí un seno extirpado;
Para evitar las visitas malsanas,
coloqué detrás de la puerta escobas;
En la parte superior del quicio
colgué una herradura mohosa;
Evité los martes y los viernes trece
el paso detrás de escaleras;
Pasé dedos de seda por el lomo
de gatos negros, por la piel de alcatraces;
Me compré, al fin, armas de doble filo,
venenos importados, amuletos, máscaras
africanas. Y me senté a esperar.
sábado, 15 de agosto de 2015
Gabriela Cantú Westendarp (1972 )
El estado temporal de los cuerpos
VII
Llegó el jardinero muy temprano, el ruido de la
podadora te retumba en el oído, eso y los perros
fueron el despertador de esta mañana. Hoy que
llevas cargando varias noches de mal sueño y
que te espera una jornada de subidas y bajadas,
precisamente hoy que vuelves a un sitio al que
pensaste no regresar, y sientes un golpeteo, no
sabes exactamente dónde pero lo sientes y te
acelera el pulso, altera tus sentidos. Los ruidos de
afuera continúan por un largo periodo, y poco a
poco se fusionan con los golpes que imaginas
diera un monje asiático en algún punto de tu caja
torácica. Entonces piensas en la disposición de los
planetas, en el concierto de las esferas de luz, piensas
en el orden que te gustaría que tuviera el mundo y
decides escribir este poema.
("material peligroso", ed. uaz, zacatecas, méxico, 2013)
VII
Llegó el jardinero muy temprano, el ruido de la
podadora te retumba en el oído, eso y los perros
fueron el despertador de esta mañana. Hoy que
llevas cargando varias noches de mal sueño y
que te espera una jornada de subidas y bajadas,
precisamente hoy que vuelves a un sitio al que
pensaste no regresar, y sientes un golpeteo, no
sabes exactamente dónde pero lo sientes y te
acelera el pulso, altera tus sentidos. Los ruidos de
afuera continúan por un largo periodo, y poco a
poco se fusionan con los golpes que imaginas
diera un monje asiático en algún punto de tu caja
torácica. Entonces piensas en la disposición de los
planetas, en el concierto de las esferas de luz, piensas
en el orden que te gustaría que tuviera el mundo y
decides escribir este poema.
("material peligroso", ed. uaz, zacatecas, méxico, 2013)
viernes, 14 de agosto de 2015
Pablo Antonio Cuadra (1912/2002 )
Manuscrito en una botella
Yo había mirado los cocoteros y los tamarindos
y los mangos
y las velas blancas secándose al sol
el humo del desayuno sobre el cielo
del amanecer
y los peces saltando en la atarraya
y una muchacha vestida de rojo
que bajaba a la playa y subía con el cántaro
y pasaba detrás de la arboleda
y aparecía y desaparecía
y durante mucho tiempo
yo no podía navegar sin esa imagen
de la muchacha vestida de rojo
y los cocoteros y los tamarindos y los mangos
me parecía que sólo existían
porque ella existía
y las velas blancas sólo eran blancas
cuando ella se reclinaba
con su vestido rojo y el humo era celeste
y felices los peces y los reflejos de los peces
y durante mucho tiempo quise escribir un poema
sobre esa muchacha vestida de rojo
y no encontraba el modo de describir
aquella extraña cosa que me fascinaba
y cuando se lo contaba a mis amigos se reían
pero cuando navegaba y volvía
siempre pasaba por la isla de la muchacha del vestido rojo
hasta que un día entré en la bahía de su isla
y eché el ancla y salté a tierra
y ahora escribo estas líneas y las lanzo a las olas en una botella
porque esta es mi historia
porque estoy mirando los cocoteros y los tamarindos
y los mangos
las velas blancas secándose al sol
y el humo del desayuno sobre el cielo
y pasa el tiempo
y esperamos y esperamos
y gruñimos
y no llega con las mazorcas
la muchacha vestida de rojo.
("el lago y la torre, seis poetas vanguardistas nicaragüenses", ed. uam-azc., méxico, 2011)
Yo había mirado los cocoteros y los tamarindos
y los mangos
y las velas blancas secándose al sol
el humo del desayuno sobre el cielo
del amanecer
y los peces saltando en la atarraya
y una muchacha vestida de rojo
que bajaba a la playa y subía con el cántaro
y pasaba detrás de la arboleda
y aparecía y desaparecía
y durante mucho tiempo
yo no podía navegar sin esa imagen
de la muchacha vestida de rojo
y los cocoteros y los tamarindos y los mangos
me parecía que sólo existían
porque ella existía
y las velas blancas sólo eran blancas
cuando ella se reclinaba
con su vestido rojo y el humo era celeste
y felices los peces y los reflejos de los peces
y durante mucho tiempo quise escribir un poema
sobre esa muchacha vestida de rojo
y no encontraba el modo de describir
aquella extraña cosa que me fascinaba
y cuando se lo contaba a mis amigos se reían
pero cuando navegaba y volvía
siempre pasaba por la isla de la muchacha del vestido rojo
hasta que un día entré en la bahía de su isla
y eché el ancla y salté a tierra
y ahora escribo estas líneas y las lanzo a las olas en una botella
porque esta es mi historia
porque estoy mirando los cocoteros y los tamarindos
y los mangos
las velas blancas secándose al sol
y el humo del desayuno sobre el cielo
y pasa el tiempo
y esperamos y esperamos
y gruñimos
y no llega con las mazorcas
la muchacha vestida de rojo.
("el lago y la torre, seis poetas vanguardistas nicaragüenses", ed. uam-azc., méxico, 2011)
jueves, 13 de agosto de 2015
Björn Kuhligk(1975 )
Vacaciones en Canadá
En la luz última, los fusiles
en posición, yacíamos profundo
en el bosque, por detrás de nosotros
tres ciervos en la caja de la pick up rentada
la mirada de uno titubeaba en los binoculares
entonces escuchamos ramas quebrarse y
observamos, cómo desde un costado
un cerdo corría hacia nosotros, en la espalda
una flecha oscilante, de las de 20 dólares.
("nueva provenza.blogspot", traductor: daniel bencomo)
miércoles, 12 de agosto de 2015
Blanca Varela (1926/2009 )
Secreto de familia
Soñé con un perro
con un perro desollado
cantaba su cuerpo su cuerpo rojo silbaba
pregunté al otro
al que apaga la luz al carnicero
qué ha sucedido
por qué estamos a oscuras
es un sueño estás sola
no hay otro
la luz no existe
tú eres el perro tú eres la flor que ladra
afila dulcemente tu lengua
tu dulce negra lengua de cuatro patas
la piel del hombre se quema en el sueño
arde desaparece la piel humana
sólo la roja pulpa del can es limpia
la verdadera luz habita su legaña
tú eres el perro
tú eres el desollado can de cada noche
sueña contigo mismo y basta
("emma gunst")
martes, 11 de agosto de 2015
Circe Maia (1932 )
Sincronías
¿Cómo se hará para estirar la mano
y atraer hacia aquí todo el presente
y atarlo?
Que no se escape el sol sobre la hoja
el mosquito en el aire
ronco motor doblando la esquina
y en paladar el gusto del durazno.
¿Cómo se hará para estirar la mano
y atraer hacia aquí todo el presente
y atarlo?
Que no se escape el sol sobre la hoja
el mosquito en el aire
ronco motor doblando la esquina
y en paladar el gusto del durazno.
("marcelo leites")
lunes, 10 de agosto de 2015
Juana Bignozzi (1937/2015 )
La vida en serio
Ahora he descubierto el sol, los perros y las mentiras.
La vida es más lógica, no he dicho mejor, sino más lógica.
Cierro los ojos y tomo sol, juego con un perro tan vulgar
que es imposible sentirse separada de él y miento.
Eso me obliga por las noches a sacarme los zapatos
como quien se desnuda,
a caminar descalza por mi casa,
a llorar a solas cada tanto.
Ahora miro a una mujer ni linda ni fea,
pienso que la pequeña vida continúa
y que todo dolor importante tiene testigos,
aunque sean un perro, el sol o las mentiras.
("marcelo leites")
Ahora he descubierto el sol, los perros y las mentiras.
La vida es más lógica, no he dicho mejor, sino más lógica.
Cierro los ojos y tomo sol, juego con un perro tan vulgar
que es imposible sentirse separada de él y miento.
Eso me obliga por las noches a sacarme los zapatos
como quien se desnuda,
a caminar descalza por mi casa,
a llorar a solas cada tanto.
Ahora miro a una mujer ni linda ni fea,
pienso que la pequeña vida continúa
y que todo dolor importante tiene testigos,
aunque sean un perro, el sol o las mentiras.
("marcelo leites")
domingo, 9 de agosto de 2015
Uriel Martínez (1950 )
No llegues noche
aunque vivo solo te avisé
No me tardo
aunque salí quedo
me dijiste No llegues noche
aunque no tengo perro
tomé la correa y salí a pasearlo
aunque no hay chimenea
en casa traje leña y ocote
aunque no es diciembre
puse un CD de villancicos
aunque no veo televisión
me senté en la sala
aunque no somos vecinos
escuché tus jadeos en mi oído
aunque no creo en fantasmas
sentí tu presencia.
aunque vivo solo te avisé
No me tardo
aunque salí quedo
me dijiste No llegues noche
aunque no tengo perro
tomé la correa y salí a pasearlo
aunque no hay chimenea
en casa traje leña y ocote
aunque no es diciembre
puse un CD de villancicos
aunque no veo televisión
me senté en la sala
aunque no somos vecinos
escuché tus jadeos en mi oído
aunque no creo en fantasmas
sentí tu presencia.
sábado, 8 de agosto de 2015
Alfredo Veiravé 1928/1991 )
Aunque nos citáramos por teléfono
Me asombró esta noticia científica: frente a la inmensidad
del Cosmos, todo parece frívolo, las preocupaciones humanas
insignificantes.
Y realmente me obligó a cerrar el libro de Sagan esta otra: si nos soltaran
al azar dentro del espacio cósmico más escéptico
la probabilidad de que nos encontráramos
sería inferior a una parte entre
mil millones de billones (10;33).
No obstante, mientras encendía el fuego de la chimenea,
tuve la esperanza de que girando lentamente entre las islas estelares
una vez, cada 250 millones de años, una tarde fría de otoño
con lloviznas, yo podría pasar al lado tuyo, cuando solitaria,
tomas el lento whisky de la noche oscura, a 40 millones de años luz
de Resistencia.
("el poeta ocasional.blogspot")
Me asombró esta noticia científica: frente a la inmensidad
del Cosmos, todo parece frívolo, las preocupaciones humanas
insignificantes.
Y realmente me obligó a cerrar el libro de Sagan esta otra: si nos soltaran
al azar dentro del espacio cósmico más escéptico
la probabilidad de que nos encontráramos
sería inferior a una parte entre
mil millones de billones (10;33).
No obstante, mientras encendía el fuego de la chimenea,
tuve la esperanza de que girando lentamente entre las islas estelares
una vez, cada 250 millones de años, una tarde fría de otoño
con lloviznas, yo podría pasar al lado tuyo, cuando solitaria,
tomas el lento whisky de la noche oscura, a 40 millones de años luz
de Resistencia.
("el poeta ocasional.blogspot")
viernes, 7 de agosto de 2015
Alí Chumacero (1918/2010 )
Losa del desconocido
Cuando hayas terminado, mira este muro ardiente
donde la bestia cumple su reposo.
Nada el azar evoca. Lejanías
de olas invisibles, lenta
serpiente antes del pecado o hermosas ruinas
en fábulas al verde despeñadas
semejan ecos de mujer
que confundía el gozo con la reproducción.
Pasa el desconocido. Como viento
de infamia los recuerdos sitian
su ávido esperar la aparición: relámpago
en la arena al naufragio parecido,
espuma a término llegada
bajo ira, rumor, bostezo, ociosidad.
Otros han de morir. Desde la puerta,
quieto en el sitio del pasado,
contemplo los placeres en patria sin espigas:
vacío luego que se dice adiós,
urna de oscuridad adonde
amores no recurren ni odios se proclaman.
El huracán cesó y en torno de la estrella
recuerda en mí la soledad su nombre.
("poesía completa", premia editora, méxico, 1984)
Cuando hayas terminado, mira este muro ardiente
donde la bestia cumple su reposo.
Nada el azar evoca. Lejanías
de olas invisibles, lenta
serpiente antes del pecado o hermosas ruinas
en fábulas al verde despeñadas
semejan ecos de mujer
que confundía el gozo con la reproducción.
Pasa el desconocido. Como viento
de infamia los recuerdos sitian
su ávido esperar la aparición: relámpago
en la arena al naufragio parecido,
espuma a término llegada
bajo ira, rumor, bostezo, ociosidad.
Otros han de morir. Desde la puerta,
quieto en el sitio del pasado,
contemplo los placeres en patria sin espigas:
vacío luego que se dice adiós,
urna de oscuridad adonde
amores no recurren ni odios se proclaman.
El huracán cesó y en torno de la estrella
recuerda en mí la soledad su nombre.
("poesía completa", premia editora, méxico, 1984)
jueves, 6 de agosto de 2015
Fina García Marruz (1923 )
A una recién difunta
Lo más raro, después de todo,
no es morirse. Es
no haber podido terminar
el dobladillo de la saya
que dejamos sobre la mesa,
oh, qué confiados.
("antología poética", ed. fce, méxico, 2002)
Lo más raro, después de todo,
no es morirse. Es
no haber podido terminar
el dobladillo de la saya
que dejamos sobre la mesa,
oh, qué confiados.
("antología poética", ed. fce, méxico, 2002)
miércoles, 5 de agosto de 2015
Fina García Marruz (1923 )
No sabes de qué lejos he llegado
No sabes de qué lejos he llegado
a morirme y a estar entre vosotros
y hasta qué punto he sido desterrado
de la mágica tela de los otros.
No sabes cómo llevo ya calados
los huesos de la lluvia en que me arropo,
hasta dónde tu voz he traicionado,
hoja que caes del árbol de mis ojos.
No sabes de qué lejos he venido
a la mesa y al pan de mis hermanos
de mí serenamente desprendidos.
Y cómo escucho su rumor lejano
que no sé si he ganado o si he perdido,
que no sé si he ganado o si he perdido.
("antología poética", FCE, México, 2002)
No sabes de qué lejos he llegado
a morirme y a estar entre vosotros
y hasta qué punto he sido desterrado
de la mágica tela de los otros.
No sabes cómo llevo ya calados
los huesos de la lluvia en que me arropo,
hasta dónde tu voz he traicionado,
hoja que caes del árbol de mis ojos.
No sabes de qué lejos he venido
a la mesa y al pan de mis hermanos
de mí serenamente desprendidos.
Y cómo escucho su rumor lejano
que no sé si he ganado o si he perdido,
que no sé si he ganado o si he perdido.
("antología poética", FCE, México, 2002)
martes, 4 de agosto de 2015
José Watanabe (1945/2007 )
En las aguas termales
Las aguas termales afloran
entre bocanadas de vapor blanco y denso.
Cuando se disipa
deja ver las piedras que rodean la fuente, caprichosas
formas erosionadas por el agua hirviente
que sólo se muestran un instante
y luego
como un grupo de seres extraños
vuelven
a su territorio brumoso.
El agua desciende burbujeando hacia los baños,
se entibia en canales y pozas
donde ancianos adormecidos y tullidos
sueñan un nuevo vigor.
Aquí arriba, en la fuente,
yo vivo otro engaño: los vapores
me permiten entrever la silueta de una mujer,
no bíblica
sino de bien moldeado culo (ay nostalgia),
pero ya se desvanece
entre el humo y mi doliente memoria.
("el poeta ocasional")
Las aguas termales afloran
entre bocanadas de vapor blanco y denso.
Cuando se disipa
deja ver las piedras que rodean la fuente, caprichosas
formas erosionadas por el agua hirviente
que sólo se muestran un instante
y luego
como un grupo de seres extraños
vuelven
a su territorio brumoso.
El agua desciende burbujeando hacia los baños,
se entibia en canales y pozas
donde ancianos adormecidos y tullidos
sueñan un nuevo vigor.
Aquí arriba, en la fuente,
yo vivo otro engaño: los vapores
me permiten entrever la silueta de una mujer,
no bíblica
sino de bien moldeado culo (ay nostalgia),
pero ya se desvanece
entre el humo y mi doliente memoria.
("el poeta ocasional")
lunes, 3 de agosto de 2015
Beatriz Vignoli (1965 )
Lo gris en el canto de las hojas
¿Qué es un muerto?
Es un montón de ropa vacía.
Vacía pero con el olor de un cuerpo
que ya no dice nada. No es la sangre
de los muertos el problema. El problema es la grasa,
la grasa de los muertos que queda en las cosas que tocaron:
las asas de madera, lo gris en el canto de las hojas
del libro de cabecera o la guía de transporte urbano.
Todo eso huele y duele: el rastro del sudor y de las manos
de quien ya no se queda pensando bajo el agua, el silencio
de quien ya no tiene planes. Antes de matar, tengan piedad
de quien sea que vaya a abrir ese ropero
la mañana después;
piedad por quien halle la estela funeraria
de inservibles corbatas,
algunas con bordes grasientos y raídos
allí donde antes rozaban la nuca como una caricia.
("marcelo leites")
¿Qué es un muerto?
Es un montón de ropa vacía.
Vacía pero con el olor de un cuerpo
que ya no dice nada. No es la sangre
de los muertos el problema. El problema es la grasa,
la grasa de los muertos que queda en las cosas que tocaron:
las asas de madera, lo gris en el canto de las hojas
del libro de cabecera o la guía de transporte urbano.
Todo eso huele y duele: el rastro del sudor y de las manos
de quien ya no se queda pensando bajo el agua, el silencio
de quien ya no tiene planes. Antes de matar, tengan piedad
de quien sea que vaya a abrir ese ropero
la mañana después;
piedad por quien halle la estela funeraria
de inservibles corbatas,
algunas con bordes grasientos y raídos
allí donde antes rozaban la nuca como una caricia.
("marcelo leites")
domingo, 2 de agosto de 2015
Olvido García Valdés (1950 )
Un muchacho habla...
Un muchacho habla del cáncer
de su madre, dos meses,
la proliferación monstruosa
de las células, Cuando el médico
lo dijo me caí. Me mira
con fijeza, observo
los círculos oscuros
debajo de sus ojos.
Oh Virgen
del Bello País, de lagos
y castillo en miniatura,
de montañas y hierba
intensamente verde, quisiera saber cuánto
tiempo.Es por esta
irrealidad, esa polilla
que delante de mí revolotea,
el delantal bordado
de aquella foto en Van, mil novecientos
doce, el ahogo
en los sueños. En caso
de ahogo busque el desierto. Sólo
limpieza y huesos, no hálito.
("poética y poesía", fundación juan march, madrid, mmix)
Un muchacho habla del cáncer
de su madre, dos meses,
la proliferación monstruosa
de las células, Cuando el médico
lo dijo me caí. Me mira
con fijeza, observo
los círculos oscuros
debajo de sus ojos.
Oh Virgen
del Bello País, de lagos
y castillo en miniatura,
de montañas y hierba
intensamente verde, quisiera saber cuánto
tiempo.Es por esta
irrealidad, esa polilla
que delante de mí revolotea,
el delantal bordado
de aquella foto en Van, mil novecientos
doce, el ahogo
en los sueños. En caso
de ahogo busque el desierto. Sólo
limpieza y huesos, no hálito.
("poética y poesía", fundación juan march, madrid, mmix)
sábado, 1 de agosto de 2015
Horacio Castillo (1934/2010 )
Un caballo canta sobre la tierra
No es necesario atarse a un árbol.
Hay que abrir los oídos, preparar la visión,
inhalar el vapor que sube del abismo.
Entonces aparece bajo la noche azul,
ensaya su escorzo contra los astros
y clava el canto en nuestra carne
que se desangra dócilmente hacia la oscuridad.
Una vez a cada hombre es dado este prodigio.
("los poetas no van al cielo")