Mi capitán...
Mi capitán, es hora, es hora
de limpiar los fanales, los astrolabios,
de abrir las cajas de ébano,
de pulir bronces, de airear
las banderitas del pañol y ver
esas llamas en el aire de proa a popa.
¡Es hora de meterle fuego a la tarde!
Tener otra vez aquella hora intensa
en la que el cielo era una hoguera viva
y estaba el corazón acariciado
por ese instante único.
¿A dónde van las horas luminosas?
Sólo el corazón tiene un cofre intacto
donde se guardan como postales viejas
esas felicidades de otro tiempo
y el escozor de las heridas que nos dieron.
Es hora, capitán, pongamos rumbo
hacia el tiempo que quedó en el olvido,
ese espejo de brumas que a veces
se iluminan en el fondo de la memoria
y hace brillar en relámpagos una tarde
que nunca volverá. Pero está viva.
(fuente: "la mirada del lobo", trad. de Andrés Varas)
miércoles, 30 de abril de 2014
martes, 29 de abril de 2014
Piedad Bonnett (1951 )
Aquí golpeaba airadamente
IV
Aquí golpeaba airadamente el padre sobre la mesa
causando un temblor de cristales, una zozobra en la sopa,
volcaba el jarro de su autoridad aprendida, de sus miedos,
de su ternura incapaz de balbuceos.
Adelantaba su dedo acusador y el silencio
era como una puerta obstinada que defendía a los niños del llanto.
Aquí solo hay ahora una mesa de cedro, unos taburetes,
un modesto frutero que alguien hizo
con doméstico afán.
¿Dónde los niños,
dónde el padre y la madre arrulladora?
La tarde esplendorosa asoma añil y roja detrás de los vitrales.
Y pareciera que tanta paz, tanto silencio pesaroso,
fuera el golpe de Dios sobre la mesa.
(fuente: "otra iglesia es imposible")
IV
Aquí golpeaba airadamente el padre sobre la mesa
causando un temblor de cristales, una zozobra en la sopa,
volcaba el jarro de su autoridad aprendida, de sus miedos,
de su ternura incapaz de balbuceos.
Adelantaba su dedo acusador y el silencio
era como una puerta obstinada que defendía a los niños del llanto.
Aquí solo hay ahora una mesa de cedro, unos taburetes,
un modesto frutero que alguien hizo
con doméstico afán.
¿Dónde los niños,
dónde el padre y la madre arrulladora?
La tarde esplendorosa asoma añil y roja detrás de los vitrales.
Y pareciera que tanta paz, tanto silencio pesaroso,
fuera el golpe de Dios sobre la mesa.
(fuente: "otra iglesia es imposible")
lunes, 28 de abril de 2014
Laura Giordani (1964 )
Primera vez
Sus noventa y siete kilos y toda
su lujuria cayeron sobre tu pubis
de nieve aún blanda.
Si hay dios, que esta noche
caiga de rodillas y llore
todo lo creado.
(fuente: "emmagunst.blogspot")
domingo, 27 de abril de 2014
Uriel Martínez (1950 )
Antes
Antes de que caiga la noche en los pasillos y corredores de la tarde, escucho "Rubber Soul" para despedir la comitiva del crepúsculo que en su vuelo de algodón me deja un reguero de sombras, un aroma a incienso y una etérea inquietud: no, no vienes.
Antes de que caiga la noche en los pasillos y corredores de la tarde, escucho "Rubber Soul" para despedir la comitiva del crepúsculo que en su vuelo de algodón me deja un reguero de sombras, un aroma a incienso y una etérea inquietud: no, no vienes.
sábado, 26 de abril de 2014
Orhan Pamuk (1952 )
El diablo, el ciego y el estilo
El jefe Osman Baba escribiò en su "Libro de los varones virtuosos" que para que el verdadero asceta pueda dejar atràs el demonio de su interior debe caminar a lo largo de toda su vida y no debe asentarse demasiado en ningùn lugar, pero después de sesenta y siete años de vagar de ciudad en ciudad se cansó de huir del Diablo y se rindió a él. Esa es la edad a la que los maestros ilustradores alcanzan la ceguera, la oscuridad de Dios, la edad a la que involuntariamente se convierten en dueños de un estilo y al mismo tiempo se liberan de todos los indicios del estilo.
(fuente: "Me llamo Rojo", traductor Rafael Carpinteiro)
El jefe Osman Baba escribiò en su "Libro de los varones virtuosos" que para que el verdadero asceta pueda dejar atràs el demonio de su interior debe caminar a lo largo de toda su vida y no debe asentarse demasiado en ningùn lugar, pero después de sesenta y siete años de vagar de ciudad en ciudad se cansó de huir del Diablo y se rindió a él. Esa es la edad a la que los maestros ilustradores alcanzan la ceguera, la oscuridad de Dios, la edad a la que involuntariamente se convierten en dueños de un estilo y al mismo tiempo se liberan de todos los indicios del estilo.
(fuente: "Me llamo Rojo", traductor Rafael Carpinteiro)
viernes, 25 de abril de 2014
Alda Merini (1931/ 2009 )
Por lo que no dije...
Por lo que no dije
por lo que no sé deletrear
por las almas apagadas de los chicos
por aquella Lesbos infinita
yo canté una compañera
ardiente en el amor
y alegre en los ritos eleusinos.
Por esa compañera que inició
mi canto
y que habla de muerte en el amor
seguiré diciendo que la vida es una fiesta
y que la fiesta quema a los impostores.
(fuente: "otra iglesia es imposible", versión de Jorge Aulicino)
Por lo que no dije
por lo que no sé deletrear
por las almas apagadas de los chicos
por aquella Lesbos infinita
yo canté una compañera
ardiente en el amor
y alegre en los ritos eleusinos.
Por esa compañera que inició
mi canto
y que habla de muerte en el amor
seguiré diciendo que la vida es una fiesta
y que la fiesta quema a los impostores.
(fuente: "otra iglesia es imposible", versión de Jorge Aulicino)
jueves, 24 de abril de 2014
Marge Piercy (1936 )
El derecho a la vida
Una mujer no es un árbol de peras
inconsciente y fecundo del que caen los frutos
al mundo. Hasta los perales
se llenan un año y descansan al siguiente.
En los huertos descuidados cae la fruta
tibia y madura en el pasto, y los árboles se elevan
nudosos para regalo de los pájaros, a cuarenta pies de altura
entre espinas de una pulgada de largo,
que estallan con atavismo en la suave madera.
Una mujer no es una canasta en la que escondes
tus panecillos para mantenerlos calientes. No es una gallina
ponedora bajo la que deslizas huevos de pato.
No es la bolsa donde guardas el dinero
de tus hijos para usarlo después en tus guerras.
No es un banco donde tus genes ganan intereses
y mutaciones interesantes bajo esta lluvia
sucia. Tú tampoco lo eres.
Siembras maíz y lo cosechas
para comer o vender. Llevas las ovejas
a engordar a los pastos para enviarlas después
al matadero, por la carne. Partes la montaña
en dos para abrir un camino, excavas
las altas mesetas por carbón y dejas las aguas
barrosas por millas, por años.
Y los peces mueren, pero no son tuyos
hasta que te los quieres comer.
Pero ahora quieres legislar derechos mineros sobre la mujer.
Reclamas títulos sobre sus pastizales, para engordar el ganado;
sobre sus campos, para cultivar bebés como si fueran
lechugas. Y amas a los niños tan profundamente
que ninguno sufre hambre, ninguno llora
sin que le atiendan cuando la madre
trabaja, a ninguno le falta fruta fresca,
ninguno mastica plomo o tose hasta morir.
Y tus orfanatos están vacíos. Seguro que cada mediodía
tus mejores restaurantes le sirven bistec a los niños pobres.
En este mismo momento, a las nueve, una partera
le hace, sobre una mesa, un aborto
a una madre soltera de Texas que no puede obtener ayuda
del seguro. En cinco días morirá
de tétanos, y su niña llorará
y será llevada lejos. En la casa de al lado, el marido
y la mujer le clavan alfileres al hijo
que no quisieron. Y le explicarán
por horas lo malo que es,
y cómo le hace falta un poco de disciplina.
Todos nacemos de mujer, en la rosa
del vientre mamamos la sangre de la madre
y cada bebé que nace tiene el derecho de que lo amen,
como cada planta tiene derecho al sol. Cada niño que nace
sin amor es una deuda que ha de cobrarse
en veinte años con intereses, un odio
en busca de su blanco, un dolor
que causará dolor. Diez años de agua bajo los puentes
un niño grita, una mujer cae, una sinagoga es incendiada,
se forma un pelotón de fusilamiento, se aprieta
un botón rojo y el mundo arde.
Yo escojo lo que entra en mí; lo que se vuelve
carne de mi carne. Sin mis opciones, no viven la política
ni la ética. Yo no soy tu campo de maíz
ni tu mina de uranio; no soy tu ternera
de engorde, tu vaca de leche.
No me usarás como fábrica.
Los curas y los congresistas no son dueños
de acciones sobre mi vientre o mi mente.
Este es mi cuerpo. Si te lo doy
quiero que me lo devuelvas. Mi vida
es un derecho no negociable.
(fuente: "emmagunst", tr. de Eduardo González Cueva)
miércoles, 23 de abril de 2014
Miriam Reyes (1974 )
Hay cenizas
Hay cenizas por todas partes:
en las sábanas
en mi ropa
por el suelo.
Mancha el humo
lo que la ceniza no alcanza.
Arden y arden los papeles que jugamos
dispuestos a pagar lo que sea
por conservar este calor.
(fuente: "emmagunst.blogspot")
Hay cenizas por todas partes:
en las sábanas
en mi ropa
por el suelo.
Mancha el humo
lo que la ceniza no alcanza.
Arden y arden los papeles que jugamos
dispuestos a pagar lo que sea
por conservar este calor.
(fuente: "emmagunst.blogspot")
martes, 22 de abril de 2014
Edgar Lee Masters (1868/ 1950)
Amanda Barker
Henry me embarazó
sabiendo que yo no podía dar a luz una vida
sin perder la propia.
Por eso atravesé en mi juventud las puertas del polvo.
Viajero, en el pueblo donde viví
creen que Henry me amó con amor de esposo.
Pero yo proclamo desde el polvo
que él me mató para satisfacer su odio.
(fuente: "otra iglesia es imposible", versión de Gerardo Gambolini.)
Henry me embarazó
sabiendo que yo no podía dar a luz una vida
sin perder la propia.
Por eso atravesé en mi juventud las puertas del polvo.
Viajero, en el pueblo donde viví
creen que Henry me amó con amor de esposo.
Pero yo proclamo desde el polvo
que él me mató para satisfacer su odio.
(fuente: "otra iglesia es imposible", versión de Gerardo Gambolini.)
lunes, 21 de abril de 2014
James Schuyler (1923/ 1991 )
Un cuchillo de piedra
26 de diciembre, 1968
Querido Kenward,
Qué perla
de abrecartas. Es justo
lo que necesitaba, algo
donde descansar los ojos, siempre
deseado, es decir
es eso que
sentía que me
faltaba pero
no lo sabía, sin uso
real y sin embargo
esencial como una caja
de botones, o los mapas, los verdes
cielos mañaneros, las islas y
canales en la avena, el vapor
del guiso de ostras. Ágata
marrón, veteada como un bosque
por un humo que presenta
la acuosa torsión de la zostera
en rápida concavidad desteñida de
herrumbre. Ondulantes líneas de
atardecer norteño –un Munch
sin la ansiedad– una
insinuación de casi ámbar:
a la nariz, un pensamiento
resinoso, al ojo,
una aguja laqueada, verde
allí donde no hay verde, una
post-imagen presente.
Pulido como un hacha, desnudo
y elegante como un lago,
varonil como un lingam,
petrificado clima de noviembre,
es la cosa justa
¿para hacer qué? ¿Para
abrir cartas? No,
es justamente la cosa, un
objeto, oscuro, feroz
y hermoso en el que
la sorpresa es que
la sorpresa, una vez
que pasa, sigue estando:
en el que disfrutar
no es consumir. Lo i-
rrecuperable retorna
en un mundo marrón
hecho de madera,
jaspeado de nieve, epi-
centro de tempestad
todavía en piedra.
(fuente: "otra iglesia es imposible", versión de Laura Wittner)
26 de diciembre, 1968
Querido Kenward,
Qué perla
de abrecartas. Es justo
lo que necesitaba, algo
donde descansar los ojos, siempre
deseado, es decir
es eso que
sentía que me
faltaba pero
no lo sabía, sin uso
real y sin embargo
esencial como una caja
de botones, o los mapas, los verdes
cielos mañaneros, las islas y
canales en la avena, el vapor
del guiso de ostras. Ágata
marrón, veteada como un bosque
por un humo que presenta
la acuosa torsión de la zostera
en rápida concavidad desteñida de
herrumbre. Ondulantes líneas de
atardecer norteño –un Munch
sin la ansiedad– una
insinuación de casi ámbar:
a la nariz, un pensamiento
resinoso, al ojo,
una aguja laqueada, verde
allí donde no hay verde, una
post-imagen presente.
Pulido como un hacha, desnudo
y elegante como un lago,
varonil como un lingam,
petrificado clima de noviembre,
es la cosa justa
¿para hacer qué? ¿Para
abrir cartas? No,
es justamente la cosa, un
objeto, oscuro, feroz
y hermoso en el que
la sorpresa es que
la sorpresa, una vez
que pasa, sigue estando:
en el que disfrutar
no es consumir. Lo i-
rrecuperable retorna
en un mundo marrón
hecho de madera,
jaspeado de nieve, epi-
centro de tempestad
todavía en piedra.
(fuente: "otra iglesia es imposible", versión de Laura Wittner)
domingo, 20 de abril de 2014
EL EXILIO
Abril
¿Qué poeta dijo que abril es el mes más cruel? Durante la semana santa, en 1974, murió el escritor José Revueltas, entre los que le acompañamos al cementerio, recuerdo al amigo Guillermo Villar, al profesor Vicente Francisco Torres. Pero no recuerdo a otros. Hace de eso demasiados años.
Exilio
¿Qué es el exilio sino una situación que nos obliga a sustituir con palabras escritas la relación entre los amigos más queridos, que están lejos, ausentes, diseminados cada uno en lugares y ciudades distintas? Y, además, ¿qué relación podemos mantener con el país que hemos perdido, el país que nos han obligado a abandonar, qué otra presencia de ese lugar ausente, sino el testimonio de su existencia que nos traen las cartas (esporádicas, elusivas, triviales) que nos llegan con noticias familares?
R. Piglia
Septiembre 1985
Amaneciste ebrio. Alfredo te invitaba a abandonar el edificio de Avenida Amsterdam antes del derrumbe. "Ya va a pasar", le respondiste en lo que veías que el librero se venía abajo y escuchabas el estruendo del càntaro de barro al estrellarse contra el piso, en lo que oías como se fracturaban las costillas invisibles del departamento que habitaste siete años.
Mensaje
Mi estimado U, llegas en un momento interesante, hoy falleció García Márquez y hoy hospitalizo a mi madre. Me comunico contigo en cuanto pueda. Saludo.
Eclipse
Un día antes, de madrugada, hubo un eclipse que muchos vieron, yo no. Después supe que se apreció una luna roja. Ese mismo día, ya tarde, viajaba a la ciudad de México, donde me tocaría el sismo mientras cruzaba la Alameda Central en dirección a la farmacia. Me detuvo la voz de una chica de anteojos, sentada en una piedra: "¡Está temblando!" Me detuve: vi que los árboles se movían como cuando hace mucho aire. El movimiento no terminaba. "Luego vendrán las réplicas", le dije mientras veía a la distancia esperando el momento de que se viniera abajo un edificio. Pero nunca sucedió.
¿Qué poeta dijo que abril es el mes más cruel? Durante la semana santa, en 1974, murió el escritor José Revueltas, entre los que le acompañamos al cementerio, recuerdo al amigo Guillermo Villar, al profesor Vicente Francisco Torres. Pero no recuerdo a otros. Hace de eso demasiados años.
Exilio
¿Qué es el exilio sino una situación que nos obliga a sustituir con palabras escritas la relación entre los amigos más queridos, que están lejos, ausentes, diseminados cada uno en lugares y ciudades distintas? Y, además, ¿qué relación podemos mantener con el país que hemos perdido, el país que nos han obligado a abandonar, qué otra presencia de ese lugar ausente, sino el testimonio de su existencia que nos traen las cartas (esporádicas, elusivas, triviales) que nos llegan con noticias familares?
R. Piglia
Septiembre 1985
Amaneciste ebrio. Alfredo te invitaba a abandonar el edificio de Avenida Amsterdam antes del derrumbe. "Ya va a pasar", le respondiste en lo que veías que el librero se venía abajo y escuchabas el estruendo del càntaro de barro al estrellarse contra el piso, en lo que oías como se fracturaban las costillas invisibles del departamento que habitaste siete años.
Mensaje
Mi estimado U, llegas en un momento interesante, hoy falleció García Márquez y hoy hospitalizo a mi madre. Me comunico contigo en cuanto pueda. Saludo.
Eclipse
Un día antes, de madrugada, hubo un eclipse que muchos vieron, yo no. Después supe que se apreció una luna roja. Ese mismo día, ya tarde, viajaba a la ciudad de México, donde me tocaría el sismo mientras cruzaba la Alameda Central en dirección a la farmacia. Me detuvo la voz de una chica de anteojos, sentada en una piedra: "¡Está temblando!" Me detuve: vi que los árboles se movían como cuando hace mucho aire. El movimiento no terminaba. "Luego vendrán las réplicas", le dije mientras veía a la distancia esperando el momento de que se viniera abajo un edificio. Pero nunca sucedió.
sábado, 19 de abril de 2014
Carlos Drummond de Andrade (1902/ 1987 )
La flor y la náusea
Melancolías, mercancías me acechan.
¿Debo seguir hasta el asco?
Ojos sucios en el reloj de la torre:
Preso de mi clase y de algunas ropas,
voy de blanco por la calle gris.
voy de blanco por la calle gris.
Melancolías, mercancías me acechan.
¿Debo seguir hasta el asco?
¿Puedo, sin armas, revolverme?
Ojos sucios en el reloj de la torre:
No, el tiempo no alcanzó la justicia completa.
El tiempo aún contiene heces, malos poemas, alucinaciones y espera.
El tiempo pobre, el poeta pobre
se funden en el mismo impasse.
Intento explicarme en vano, los muros son sordos.
Bajo la piel de las palabras hay cifras y códigos.
El sol consuela a los enfermos y no los renueva.
Las cosas. Qué tristes son las cosas, consideradas sin énfasis.
Vomitar ese tedio sobre la ciudad.
Cuarenta años y ningún problema
resuelto, ni siquiera encarrilado.
Ninguna carta escrita ni recibida.
Todos los hombres vuelven a casa.
Son menos libres pero llevan periódicos
y deletrean el mundo, sabiendo que lo pierden.
Crimenes de la tierra, ¿cómo perdonarlos?
Tomé parte en muchos, otros los escondí.
Algunos los encontré bellos y fueron publicados.
Crimenes suaves, que ayudan a vivir.
Ración diaria de error, distribuida en casa.
Los feroces panaderos del mal.
Los feroces lecheros del mal.
Meterle fuego a todo, incluso a mí.
Al niño de 1918 le llamaban anarquista.
Sin embargo mi odio es lo mejor de mí.
Con él me salvo
y doy a pocos una esperanza mínima.
¡Una flor ha nacido en la calle!
Pasen de largo, tranvías, autobuses, río de acero del tráfico.
Una flor incluso descolorida
elude a la policía, rompe el asfalto.
Guarden completo silencio, paralicen los negocios,
garantizo que ha nacido una flor.
Su color no se percibe.
Sus pétalos no se abren.
Su nombre no está en los libros.
Es fea. Pero es realmente una flor.
Me siento en el suelo de la capital del país a las cinco horas de la tarde
y lentamente paso la mano por esa forma insegura.
Del lado de las montañas, nubes macizas se adensan.
Pequeños puntos blancos se mueven en el mar, gallinas en pánico.
Es fea. Pero es una flor. Atravesó el asfalto, el tedio, el asco y el odio.
(fuente: "la mirada del lobo", versión de Andrés Vara.)
viernes, 18 de abril de 2014
Charles Cros (1848/ 1888 )
El arenque ahumado
Había un gran muro blanco, desnudo, desnudo, desnudo
Había un gran muro blanco, desnudo, desnudo, desnudo
Contra el muro una escalera, alta, alta, alta
Y en el piso un arenque ahumado, seco, seco, seco
Entonces él llega y sube a la escalera, alta, alta, alta
Y clava un clavo puntiagudo, toc, toc, toc
A lo alto del gran muro blanco, desnudo, desnudo, desnudo
El deja caer el martillo, que cae, que cae, que cae
Ata al clavo una cuerda, larga, larga, larga
Y a su punta el arenque ahumado, seco, seco, seco
El desciende la escalera, alta, alta, alta
Se la lleva con su martillo, pesado, pesado, pesado
Y luego parte, lejos, lejos, lejos
Y después el arenque ahumado, seco, seco, seco
Colgando del piolín, largo, largo, largo
Muy lentamente se balancea, lento, lento, lento
He escrito esta historia, simple, simple, simple
Para enfurecer a las personas, serias, serias, serias
Y divertir a los niños, pequeños, pequeños, pequeños
(fuente: "el poeta ocasional", traducción de Alberto Gagetti)
jueves, 17 de abril de 2014
Malcolm Lowry (1909/ 1957 )
Salida del sol
Sin rastros de ebriedad cabalgué hacia la aurora,
(fuente: "el poeta ocasional", versión de Laura Nicastro)
Sin rastros de ebriedad cabalgué hacia la aurora,
con mano firme empuñé la única rienda,
recién calzado, recién absuelto -pero no recién nacido-
en la grandilocuente, la cordial pradera.
Desatado como el cielo corría mi corcel
y en armonía con el cielo brotaba mi canción.
Ah, los años a mi espalda parecían perdidos, perdida la proeza,
cuando olvidados los estribos yo cabalgaba.
-Pero qué cactus son estos en mis manos,
perros salvajes y espectros, ¿lo envuelven todo?
y regresé a esa tierra crepuscular,
galopando, galopando, galopando
Amarrado a este fatuo, a este inexorable caballo
de ojos sin párpados y de nombre, remordimiento.
(fuente: "el poeta ocasional", versión de Laura Nicastro)
miércoles, 16 de abril de 2014
Uriel Martínez
ESOS
Esos que andan por los tapancos de la noche como gato espinado ya no viven aquí. Pero no lo saben.
martes, 15 de abril de 2014
Armando Rojas Guardia (1949 )
Falta de mérito
Si yo fuera capaz de entrar por fin
en esa pulcritud del aire inmovil
que he llamado silencio en el poema;
si yo fuera capaz de nombrar árbol
como esta tarde el árbol se mostraba
a sí mismo en la quietud del parque;
si yo fuera capaz de parecerme
al objeto real de mi escritura
(al agua misma cuando escribo agua,
al vaso limpio cuando escribo vaso);
y si fuera posible merecerte,
cosa que ultrajo en tu mudez precisa
al hacerte sonar en mi palabra,
yo entraría en la luz de lo que digo.
(fuente: "la mirada del lobo")
Si yo fuera capaz de entrar por fin
en esa pulcritud del aire inmovil
que he llamado silencio en el poema;
si yo fuera capaz de nombrar árbol
como esta tarde el árbol se mostraba
a sí mismo en la quietud del parque;
si yo fuera capaz de parecerme
al objeto real de mi escritura
(al agua misma cuando escribo agua,
al vaso limpio cuando escribo vaso);
y si fuera posible merecerte,
cosa que ultrajo en tu mudez precisa
al hacerte sonar en mi palabra,
yo entraría en la luz de lo que digo.
(fuente: "la mirada del lobo")
lunes, 14 de abril de 2014
María Paz Moreno (1970 )
River Stone
El silencio es una forma de meditación,
una vía directa hacia el pensamiento
surgiendo como un manantial secreto
cuando calla la voz.
De un paseo por el bosque
rescato una piedra blanquecina
marmórea y firme como una pieza de ajedrez
de una redondez suave y cerrada
como el huevo de un ave exótica.
Una piedra es una piedra
es una piedra. No quiere ser otra cosa.
Acaricio las cicatrices
rugosas que marcan su superficie
como quien lee el destino
en las rayas que surcan la palma de la mano,
y considero
que el poema, como la vida, es imperfecto
y en ello consiste su esencia. Quizá
el premio del poeta que aprende este secreto
sea alcanzar la serenidad de quien nada necesita,
y regresar al mundo
encarnado en piedra modelada por un río
en cuyo centro se guarde, firmemente sellado,
todo lo aprendido
en vidas y vidas de silencio sucesivo.
(fuente: "la mirada del lobo")
El silencio es una forma de meditación,
una vía directa hacia el pensamiento
surgiendo como un manantial secreto
cuando calla la voz.
De un paseo por el bosque
rescato una piedra blanquecina
marmórea y firme como una pieza de ajedrez
de una redondez suave y cerrada
como el huevo de un ave exótica.
―"A stone shaped by the river", dijo él.―
Una piedra es una piedra
es una piedra. No quiere ser otra cosa.
Acaricio las cicatrices
rugosas que marcan su superficie
como quien lee el destino
en las rayas que surcan la palma de la mano,
y considero
que el poema, como la vida, es imperfecto
y en ello consiste su esencia. Quizá
el premio del poeta que aprende este secreto
sea alcanzar la serenidad de quien nada necesita,
y regresar al mundo
encarnado en piedra modelada por un río
en cuyo centro se guarde, firmemente sellado,
todo lo aprendido
en vidas y vidas de silencio sucesivo.
(fuente: "la mirada del lobo")
domingo, 13 de abril de 2014
EN ALGÚN MOMENTO
El cigarro de hoja hacía
que la abuela se remontase
no sé a dónde.
El camión carguero que iba
sobre la falda de un cerro
orillaba a la madre al desfiladero.
La sirena de ambulancia
llevaba a la vecina
a invocar su santuario en voz alta.
Las campanas del mediodía
hacían que las lavanderas
suspendiesen el quehacer por la oración.
Cuando convocaba a duelo
el badajo del sacristán bizco
las más ancianas recordaban la resurrección.
Y así sucesivamente, porque
todos, en algún momento,
sabrán que un día.
que la abuela se remontase
no sé a dónde.
El camión carguero que iba
sobre la falda de un cerro
orillaba a la madre al desfiladero.
La sirena de ambulancia
llevaba a la vecina
a invocar su santuario en voz alta.
Las campanas del mediodía
hacían que las lavanderas
suspendiesen el quehacer por la oración.
Cuando convocaba a duelo
el badajo del sacristán bizco
las más ancianas recordaban la resurrección.
Y así sucesivamente, porque
todos, en algún momento,
sabrán que un día.
sábado, 12 de abril de 2014
Alfredo Veiravé (1928/ 1991 )
Mi casa es una parte del universo
Los que la vieron dicen que la tierra
es una esfera en el espacio, un planeta
más bien pequeño
del tamaño del dedo pulgar de los astronautas.
Yo no lo dudo porque he visto las fotografías
y porque ahora estoy a casi medio planeta de mi casa.
Lo mejor de todo esto es que en ese pulgar
también mi casa es una parte del universo.
Cómo no serlo si en el patio del fondo
hay un filodendro de gigantes hojas y también gusanos bajo
la tierra
aptos para la pesca, y ahora que me acuerdo
el olor de los helechos contra la pared
la cara de Delfina o Federico entre los árboles
y aquel canario que se nos voló de noche.
(fuente: "la mirada del lobo")
Los que la vieron dicen que la tierra
es una esfera en el espacio, un planeta
más bien pequeño
del tamaño del dedo pulgar de los astronautas.
Yo no lo dudo porque he visto las fotografías
y porque ahora estoy a casi medio planeta de mi casa.
Lo mejor de todo esto es que en ese pulgar
también mi casa es una parte del universo.
Cómo no serlo si en el patio del fondo
hay un filodendro de gigantes hojas y también gusanos bajo
la tierra
aptos para la pesca, y ahora que me acuerdo
el olor de los helechos contra la pared
la cara de Delfina o Federico entre los árboles
y aquel canario que se nos voló de noche.
(fuente: "la mirada del lobo")
viernes, 11 de abril de 2014
Alfonso Brezmes (1966 )
Amor y mitología
Y luego, cuando el tiempo se detenga
como un perro ante el umbral
que da paso al cuarto de su amo,
y un lento veneno se deslice
por las arterias del mundo,
yo seré tus sábanas blancas,
la desgastada almohada que te escucha,
el invisible vaso que al dormirte
olvidas cada noche en la mesilla.
Y en tu dulce intimidad me iré colando,
como un oscuro dios menor que sabe
que todo es posible en los sueños.
Hasta nosotros mismos.
(fuente: "la mirada del lobo")
Y luego, cuando el tiempo se detenga
como un perro ante el umbral
que da paso al cuarto de su amo,
y un lento veneno se deslice
por las arterias del mundo,
yo seré tus sábanas blancas,
la desgastada almohada que te escucha,
el invisible vaso que al dormirte
olvidas cada noche en la mesilla.
Y en tu dulce intimidad me iré colando,
como un oscuro dios menor que sabe
que todo es posible en los sueños.
Hasta nosotros mismos.
(fuente: "la mirada del lobo")
jueves, 10 de abril de 2014
Juana Bignozzi (1937 )
En medio de mi furia
En medio de mi furia y mi tristeza
vuelven para decirme
hasta cuándo resistirás
con esta poesía dura y guerrera
que mantiene el desconcierto aún en la vejez
ya nadie sabe de qué hablás
todo es una historia ignorada e indescifrable
y ya sólo enamora para siempre a ese fantasma
siempre se escribe para un fantasma
para una cuenta pendiente y oculta
para un fantasma íntimo y secreto
su presencia hace a los poetas
sola con él cruzaré esa última plaza vacía.
(fuente: "emma gunst")
En medio de mi furia y mi tristeza
vuelven para decirme
hasta cuándo resistirás
con esta poesía dura y guerrera
que mantiene el desconcierto aún en la vejez
ya nadie sabe de qué hablás
todo es una historia ignorada e indescifrable
y ya sólo enamora para siempre a ese fantasma
siempre se escribe para un fantasma
para una cuenta pendiente y oculta
para un fantasma íntimo y secreto
su presencia hace a los poetas
sola con él cruzaré esa última plaza vacía.
(fuente: "emma gunst")
miércoles, 9 de abril de 2014
Anna Gual (1986 )
Teoría del caos
En la superficie
de mi piel de humana
hay restos
de saliva, besos, caricias, mordiscos,
esperma,
chupetones,
cortes, heridas, golpes, llagas,
sudor, cicatrices,
rasguños, sangre, costras, morados, lesiones,
arañazos,
bofetadas
varices, ampollas y quemadas.
No me hacen falta ni perforaciones ni tatuajes,
mi cuerpo
es un mapa.
(fuente: "emmagunst.blogspot")
martes, 8 de abril de 2014
Los asesinos solitarios de Colosio
Faltaban dos o tres años para que internet comenzara la invasión de los hogares, así que en marzo de 1994 todavía nos informábamos sólo con los periódicos y las revistas, la radio y la televisión. Se suponía que los medios electrónicos eran los más veloces, y lejos estábamos de imaginar que cerca de veinte años después las redes sociales permitirían diseminar una noticia por todo el mundo a sólo unos segundos de haberse dado.
Llegué aquel miércoles 23 de marzo a casa luego de ofrecer un par de clases en la universidad. Me faltaban exactamente dos meses para cumplir treinta años, era soltero y tenía un cuartito independiente en casa de mis padres. Mi biblioteca, la cama, una mesa de trabajo y la maravillosa máquina de escribir Olympia color guinda estaban allí. Creo recordar que también contaba para entonces con la tele Hitachi en blanco y negro que agarraba la señal con un gancho de ropa en calidad de antena. El caso es que llegué como a las siete o poco más, encendí la tele y al primero que vi y oí fue a Javier Alatorre, ya para entonces el lector de noticias estelar en TV Azteca.
Al principio me desconcertó que estuviera fuera de su horario. Algo había pasado. Luego lo dijo claramente, pero todavía sin datos precisos: habían atentado en Tijuana contra el candidato del PRI a la presidencia. Al parecer dos o tres balazos. Hacía enlaces un tanto torpes, no se sabía mucho en Tijuana y menos en el DF. Lo único verdaderamente cierto en ese momento era que el candidato había sido llevado con urgencia a un hospital, grave.
Poco después, casi a las nueve, en cadena nacional, el vocero de la campaña del PRI, Liébano Sáenz, dio la noticia: el candidato estaba muerto.
Lo que ocurrió después ya lo sabemos. Jamás se supo bien a bien qué pasó. Muchas pistas fueron borradas, quizá hasta cambiaron al asesino material, fiscales especiales fueron y vinieron, el país se puso más tenso que de costumbre, corrió un río de tinta, pero con claridad no se supo nada de nada.
Siempre he creído que la orden salió del lugar del que se sospechaba más, pero no podía decirse. Ni entonces ni ahora, pues de alguna forma ese poder sigue vigente y es muy grande, grandísimo, inmenso, el mayor del país desde 1988 o poco antes.(fuente: "ruta norte laguna.blogspot", de Jaime Muñoz Vargas)
Juan Manuel Roca (1946 )
Visita a un cementerio de autos
Tras los campos de millo y de cebada
El jardín de la herrumbre
Recibe la visita de la lluvia.
Golpean los goterones las viejas carrocerías
Que tienen un aire de belleza olvidada.
A la salida de la ciudad
Detuve mi bicicleta en el cementerio de autos
Y creí ver la pelirroja
Con sus muslos abiertos al amor
En el asiento trasero del Studebaker
/de su abuelo.
Nadie trae flores a sus muertos,
Mr. Ford, Mr. Packard,
A pesar de extrañarlos más que a sus padres.
Por años dieron mejor trato a sus bielas
Que a sus vísceras, a sus embragues
Que a un rumor de cansancio en las arterias.
Algo de un naufragio del tiempo
Hay en esta necrópolis de latas retorcidas,
Algo de estancada y desmembrada metalurgia.
Algunos de estos restos de latón
Fueron cabinas poderosas de hombres seguros
Que huyeron de sí mismos al paso del tren,
Al cruce de la liebre o al encuentro del árbol.
Hasta el auto fantasma
Que escapó tras arrollar al vendedor de manzanas
Por la carretera 39,
Se siente en su casa. Hay algo de espiritismo
En esta leprosería de autos. La lluvia
Es la médium que convoca a los tripulantes
De destazados coches de huesos más firmes,
Menos calcáreos que sus ahora invisibles
/conductores.
Todo lleva a pensar
En una arqueología del vacío.
Es posible que mañana se encuentren
Estas necrópolis hundidas en la arena
Y alguien guarde en su maleta
Alguna pieza del Chevrolet rojo
Como la huella de una edad primitiva.
(fuente: "la biblioteca de marcelo leites")
lunes, 7 de abril de 2014
Luz Pichel (1947 )
Subí a la higuera
Subí a la higuera
antes de dejar definitivamente la casa.
Ya no había allí ni higos, ni mirlos, ni espantapájaros,
ni carracas.
Yo sola, en la copa del árbol,
la cabeza saliendo por encima de las hojas
mirando alrededor a ver que se veía.
Se perdió un malvís,
se me metió entre el pelo
y paró un poco.
Después, silbó algo y huyó.
Me quedé allá arriba, accurrucada,
bastante tiempo
contemplando las cosas:
¿Quién le echó veneno a la hiedra que abrazaba un poste?
¿Quién le rompió la lona a la hamaca vacía de papá?
(fuente: "la mirada del lobo")
domingo, 6 de abril de 2014
Uriel Martínez (1950 )
Sin amarras
De noche, como un mar presentido,
mi cuerpo se desgaja en olas
que tenues acarician indiferentes
peñascos, húmeda arena.
En el sueño, mi organismo
recobra su temperatura ambiente,
la humedad original, la sangre
propicia de mi especie.
De madrugada, uñas adentro
mi sed deja el espanto,
sin amarras las aristas de mis poros
asumen la quietud primigenia.
Antes del alba la cárcel
que me contiene es un cristal
moldeado con la armonía
del caracol y una concha cóncava, sucesiva.
En la palma de mi mano,
al despertar, conservo rastros
de tus belfos sedientos,
temblorosos de nuevo, como mis poros.
(fuente: "arquitrave", no.54, enero-abril 2014)
De noche, como un mar presentido,
mi cuerpo se desgaja en olas
que tenues acarician indiferentes
peñascos, húmeda arena.
En el sueño, mi organismo
recobra su temperatura ambiente,
la humedad original, la sangre
propicia de mi especie.
De madrugada, uñas adentro
mi sed deja el espanto,
sin amarras las aristas de mis poros
asumen la quietud primigenia.
Antes del alba la cárcel
que me contiene es un cristal
moldeado con la armonía
del caracol y una concha cóncava, sucesiva.
En la palma de mi mano,
al despertar, conservo rastros
de tus belfos sedientos,
temblorosos de nuevo, como mis poros.
(fuente: "arquitrave", no.54, enero-abril 2014)
sábado, 5 de abril de 2014
Francisco Bejarano (1945 )
El regreso
He regresado al campo de mi infancia
y lo encontré vacío. Fui a otro tiempo
del que sólo encontré la tierra húmeda
y el perfume que el aire me traía.
Declinaba ya el sol y una luz cárdena
parecía la misma en otras nubes.
Nadie estaba esperándome en la casa.
Con la voz interior del pecho herido
he llamado a una puerta de silencio,
y esperé que otra voz me respondiera
desde el fondo del tiempo y del olvido
al amor que no dije cuando pude.
Está ahí, siento sus voces, oigo
rumores de la vida que he perdido
sin percatarme apenas. Ahora es tarde.
Ellos están ahí y hablan de un tiempo
al que no tengo entrada y que fue mío.
Llamo y golpeo el aldabón de un sueño.
Regreso de la muerte y ellos viven
en el tiempo real de la memoria.
(fuente: "la mirada del lobo")
viernes, 4 de abril de 2014
Pedro Xavier Solís (1963 )
Mosca
Una mosca descoyunta el férreo sopor,
el silencio sobrehumano en la sanguaza.
Oval y musca besa la res, la carne viva,
putrefacta. Suena un tintineo de esquilas.
Parecía dulce su indignidad arcana
el díptero prodigio del zumbido airado
sin alvéolo, cáustico. El sol con pudor
se diluía, acervo de mierda y pasto.
(fuente: muro de Harold Alvarado Tenorio)
Una mosca descoyunta el férreo sopor,
el silencio sobrehumano en la sanguaza.
Oval y musca besa la res, la carne viva,
putrefacta. Suena un tintineo de esquilas.
Parecía dulce su indignidad arcana
el díptero prodigio del zumbido airado
sin alvéolo, cáustico. El sol con pudor
se diluía, acervo de mierda y pasto.
(fuente: muro de Harold Alvarado Tenorio)
jueves, 3 de abril de 2014
Gregory Orr (1947 )
Reuniendo los huesos
2
Un padre y sus cuatro hijos
bajan corriendo una pendiente hacia
un ciervo que acaban de matar.
El padre y dos de los hijos llevan
rifles. Ríen, se empujan
y no paran de hablar entre ellos.
Un arma se dispara
y el menor de los hermanos
cae al suelo.
Un chico con un rifle
se detiene a su lado,
gritando.
(fuente: "otra iglesia es imposible", versión: Jonio González)
2
Un padre y sus cuatro hijos
bajan corriendo una pendiente hacia
un ciervo que acaban de matar.
El padre y dos de los hijos llevan
rifles. Ríen, se empujan
y no paran de hablar entre ellos.
Un arma se dispara
y el menor de los hermanos
cae al suelo.
Un chico con un rifle
se detiene a su lado,
gritando.
(fuente: "otra iglesia es imposible", versión: Jonio González)
miércoles, 2 de abril de 2014
Virginia Bautista (1977 )
Septiembre
Si los kioscos fueran
como los ambulatorios
yo tendría asignado
-por cercanía-
el de calle Ferrándiz.
Pero sucede
que he hecho migas
con el kiosquero
de más allá,
que, para más inri,
tiene pinta de cura.
Me regaló Londres el lunes
y me preguntó si querría París el martes.
Respondí
un sí quiero
de los que unen hasta la muerte.
(fuente: "emma gunst")
martes, 1 de abril de 2014
Mark Strand (1934 )
El espejo
Un cuarto blanco, una fiesta,
yo de pie con algunos amigos
bajo el gran espejo enmarcado en oro
ligeramente inclinado
sobre la chimenea.
Tomábamos whisky
y algunos de nosotros, sin sentir dolor,
intentábamos descifrar
el tono exacto del amarillo
en nuestros vasos a través de los rayos del sol.
Cerré mis ojos por un instante,
luego miré el espejo:
una mujer vestida de verde, reclinada
contra una pared lejana.
Parecía distraída,
los dedos de una mano
jugueteaban con su collar
y sus ojos grandes miraban el espejo,
no a mí, sino detrás de mí, en un espacio
que podría estar lleno de alguien
por llegar, en ese momento
estaría comenzando el viaje
que al final lo llevaría hacia ella.
Luego, de pronto, mis amigos
dijeron que era hora de moverse.
Esto sucedió hace años,
y aunque he olvidado
a dónde fuimos y quiénes éramos,
aún recuerdo el momento en que alcé la mirada
y vi a la mujer mirarme asombrada al pasar a mi lado
en un sitio que solo puedo imaginar,
y es siempre como una punzada,
como si solo en ese momento emergiera
de las profundidades del espejo
al cuarto blanco, sin aliento y ansioso,
solo para descubrir, ya tarde,
que ella no estaba allí.
(fuente: "la biblioteca de marcelo leites", trad: Jeannette L. Clariond)
Un cuarto blanco, una fiesta,
yo de pie con algunos amigos
bajo el gran espejo enmarcado en oro
ligeramente inclinado
sobre la chimenea.
Tomábamos whisky
y algunos de nosotros, sin sentir dolor,
intentábamos descifrar
el tono exacto del amarillo
en nuestros vasos a través de los rayos del sol.
Cerré mis ojos por un instante,
luego miré el espejo:
una mujer vestida de verde, reclinada
contra una pared lejana.
Parecía distraída,
los dedos de una mano
jugueteaban con su collar
y sus ojos grandes miraban el espejo,
no a mí, sino detrás de mí, en un espacio
que podría estar lleno de alguien
por llegar, en ese momento
estaría comenzando el viaje
que al final lo llevaría hacia ella.
Luego, de pronto, mis amigos
dijeron que era hora de moverse.
Esto sucedió hace años,
y aunque he olvidado
a dónde fuimos y quiénes éramos,
aún recuerdo el momento en que alcé la mirada
y vi a la mujer mirarme asombrada al pasar a mi lado
en un sitio que solo puedo imaginar,
y es siempre como una punzada,
como si solo en ese momento emergiera
de las profundidades del espejo
al cuarto blanco, sin aliento y ansioso,
solo para descubrir, ya tarde,
que ella no estaba allí.
(fuente: "la biblioteca de marcelo leites", trad: Jeannette L. Clariond)