Escúchala, es la noche abierta
como rosa a punto de sangrarse
Es el pabellón del oído que guarda
y tritura cristales, espejos sedientos
Es un aliento vuelto espirales
mareadas, un movimiento perpetuo
Un mareo asido a su eje,
un oleaje sin cuenta
Más aún, es esfinge simulada
entre montañas de arena
Un sol que crece, un calor que derrite
el sueño, un dejo de miedo
Es también una página en blanco
un sueño asido a otro sueño
Un cardenal que indica un mapa
perdido en algún punto del eco.
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