martes, 30 de julio de 2013

Colosio o la sangre derramada

El cineasta Carlos Bolado señala al presidente mexicano Carlos Salinas de Gortari como responsable del asesinato, en 1994, de Luis Donaldo Colosio, candidato a la presidencia por el PRI. Así lo denuncia en la película Colosio, el asesinato, una ficción que hace públicos los rumores que han circulado por el país los últimos diecinueve años. Amenazas y miedo han acompañado al director y guionista en este trabajo, un filme en el que revisa unos hechos recientes, un atentado que, según él, "consolidó la corrupción política y desató la espiral de violencia que vive hoy México".
En plena campaña electoral, el 23 de marzo de 1994, el candidato del PRI a la presidencia de México, Luis Donaldo Colosio, fue asesinado durante un mitin en Lomas Taurinas (Tijuana). La Fiscalía Especial investigó los hechos y finalmente señaló a un único culpable, Mario Aburto Martínez.
La inmensa mayoría de los mexicanos no creyó la versión oficial que se dio. Por el país entero comenzó a correr un rumor, cada vez más consistente, de que tras el atentado se encontraba una conspiración del propio partido, liderada ni más ni menos que por el presidente Salinas de Gortari. Más de quince personas que estuvieron en el mitin aquel día fueron asesinadas posteriormente.
Eran testigos peligrosos, que, como ahora hace Carlos Bolado, hubieran podido sacar a la luz hechos relevantes que cambiaran definitivamente la mirada sobre aquel atentado. El director, con la complicidad de Hugo Rodríguez y Miguel Necoechea en el guion, y de los actores José María Yazpik y Daniel Giménez Cacho, ordena los sucesos de aquel día, explica los intereses políticos que pusieron a los miembros influyentes del PRI en contra de su propio candidato, señala los errores de la investigación y, finalmente, muestra algunas de las primeras consecuencias del atentado.
Han pasado diecinueve años desde el asesinato, ¿cuánta influencia tiene esta historia hoy en la vida política de México?
Mucha, tiene mucha influencia en el resultado del México de hoy. Aunque aparentemente parece que tiene poca, porque como gran parte de la historia reciente de México, no quieren que se conozca.
¿Cómo afectó este crimen al país? y ¿cómo le afectó a usted?
 
El país se sintió huérfano, acostumbrados a una sucesión sexenal por casi 70 años. Un asesinato así, del candidato del partido en el poder por esos 70 años, generó mucha ansiedad e incertidumbre. A mí me preocupó muchísimo como a tantos mexicanos.
¿Qué le escandalizó más al investigar para hacer la película?
La corrupción imperante y la lucha interna en el partido. Y con ese crimen se consolidó la corrupción política y se desató la espiral de violencia que vive hoy México.
Usted reescribió un primer guion que se había escrito diez años antes. Entonces, había ya quince testigos asesinados. Rodar entonces hubiera sido imposible...
Sí, no se hubiera podido filmar entonces. Y precisamente por eso no se hizo. Después del atentado, el PRI seguía en el gobierno y difícilmente las gentes que se habían beneficiado del cambio habrían dejado proceder la película.
A pesar del tiempo que ha pasado, ¿ha tenido miedo haciendo esta película? ¿Recibieron alguna amenaza?
Recibimos amenazas veladas, sí. Y sí, he tenido miedo. He tenido miedo al hacer la película, afortunadamente, mi hijo vive en Estados Unidos.


Ha dicho que los crímenes de Estado son una costumbre en México, ¿llevar éste a la ficción es una manera de denunciarlo?
Pues sí, hay que contar nuestra historia. Ya sabemos la famosa frase de que los pueblos que no conocen su historia tienden a repetirla. Pero si empezamos a revisar la historia de México nos encontramos con muchos crímenes no resueltos.
¿Y usted cree que el cine puede servir como arma contra la impunidad de los poderosos?
 
Hacer olitas y hacer lo justo. A mí me tocó estar ahí y contar esa historia. Eso es, además, mi deber y mi derecho.
Pero realmente siento que hacerlo es solo una cuestión de civismo, porque nuestro discurso, desde el cine, llega a miles de personas, no llega a millones como desde la televisión.
En México se estrenó la película poco antes de las elecciones, ¿tuvo algún efecto?
No realmente, aunque posiblemente sí despertó algo de conciencia crítica, que es nuestra labor. Frente a una campaña apoyada con grandes medios de comunicación, el cine no tiene nada que hacer.
¿La salud política de un país para por conocer la verdad?
Definitivamente. Las cosas claras y la casa limpia. Si no... ¿¿¿???
La película apunta vínculos del narcotráfico con los políticos, cosa que no es exclusiva de México, ¿esa relación retrata la política de hoy?
Claro, así es. Las drogas deben de legalizarse, generan demasiado capital para que no puedan corromper a cualquiera. ¡Basta de sangre y gastos enormes en una guerra absurda y perdida de entrada!
Colosio, el asesinato mezcla Historia, política y cine, ¿qué le interesa más de ello?
Por supuesto, el cine. Pero me encanta la Historia. La política es un mal necesario. Tenemos que participar los que podemos decir algo.
En su país han visto la película más de un millón de personas, ¿los mexicanos están reclamando que les cuenten la verdad?
Sí, están reclamando su pasado para entender su presente. Están reclamando que les cuenten esa verdad.
Ha hecho también una película sobre la matanza en Tlatelolco en 1968 y otra sobre la Operación Condor, ¿qué puede contar de ellas?
La de Tlatelolco la filmé en el 2010 y acaba de salir. Fue una oferta a la que no pude decir no. Olvidados (que sucede en los 70 durante la Operación Condor) la filmé en Bolivia y un poco en Chile y fui contratado después de que la productora vio Colosio en UCLA en Los Ángeles.


(entrevista de Begoña Piña en el sitio "público".)

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