domingo, 31 de marzo de 2013

TAMPOCO HOY

Temprano aquella mañana
recibí invitación
al desayuno: aseado
y con camisa blanca.
Aquel mediodía, también
de forma inesperada,
entregué un libro
y un billete limpio.
Después de comida y antes
que el hielo bordeara mis labios
ojos y puertas, volví
a casa y revisé correspondencia.
Antes incluso del sueño
justo a la hora del frío
abrí la puerta y compartí
un atado de tabaco.
Pero el día llegó a su fin
y un recuento sucinto
se impuso al silencio:
tampoco esta noche.
Quizá mañana, a la hora
del café, del pan del panadero,
de las verduras escogidas,
del agua de beber, hervida, ya tarde.
Pero no sé. Pero no sé.

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