domingo, 23 de octubre de 2011

Yasunari Kawabata (1899- 1971)

A comienzos del mes pasado, en Kyoto, estuve una semana en cama, que me valió oír, de médicos de todas partes, reflexiones del tipo: "Pero, ¡hay un canal de agua en el depósito!", o "con un cuerpo así, ¡es increíble que haya sobrevivido hasta ahora!". En una palanbra, parece que la senilidad avanza, lenta pero con firmeza. Es decir, la gente considera que tengo bastante energía, pero a esta energía empiezo a encontrarla envejecida: Tomando el ejemplo de su fuerza de voluntad, me pregunto si no podría fortalecerme un poco, y también curar mi edema pulmonar y otras molestias.
                                                                                              Kawabata Yasunari, 13 junio 1970

"Hay dudas sobre cuánto afectó a Kawabata el dramático suicidio de su amigo. Él, que había sido su confidente, testigo de su casamiento, ahora tenía que soportar su muerte y concurrir a los funerales.
    Kawabata no había ocultado sus reticencias respecto al suicidio: 'Cualquiera sea el límite de la alienación al que se llegue, el suicidio no es una forma de revelación; aun cuando aparezca como algo digno de ser admirado, el hombre que se suicida está lejos de alcanzar el reino del santo.`

                                                                                             Prefacio de Diane de Margerie


(pasaje tomado de Yasunari Kawabata-Yukio Mishima, Correspondencia (1945-1970), ed. Emecé Cornucopia, Buenos Aires, 2003. Traducción de Liliana Ponce.)

No hay comentarios:

Publicar un comentario