viernes, 5 de noviembre de 2010

LA CALENTURA INSACIABLE

Uriel Martínez y La noche de Hugo en Voces en tinta

El viernes 5 de noviembre a las 19:00 hrs. se presentará en la Librería Voces en tinta el poemario La noche de Hugo de Uriel Martínez. La presente entrevista introducirá al lector en la obra y en la trayectoria del poeta Zacatecano.

Antonio Marquet: Uriel gracias por aceptar esta entrevista por mail. ¿Cuándo y dónde naciste?

Uriel Martínez: Nací en Tepetongo hace 50 años.

AM: Háblame de tu niñez en Tepetongo y de los personajes ilustres que pueblan la cultura gay, oriundos de Tepetongo.

UM: De esos años recuerdo largas temporadas en casa de mis abuelos maternos, con tardes lluviosas y contemplativas en soledad. Mi abuelo estaba enfermo. Mientras mi abuela me comisionaba a ver que no le faltara algo a él y a hacerle compañía en la cocina a ella, mientras mis tíos volvían de las faenas del campo. De mi abuelo paterno recuerdo sus ojos grises, de mi padre su estatura, no sus rasgos pues murió joven.

AM: ¿Cuántos poemarios has publicado?

UM: Tengo los poemarios: "Primera comunión", "Vengan copas", "Estatuas de granito" y "La noche de Hugo".

AM: ¿Serías tan amable de dar a los lectores las coordenadas de tu obra?

UM: "Primera comunión" (1984) salió en Premiá. En el 2000 se publicaron por iniciativa del Instituto Municipal de Arte y Cultura de Durango bajo el sello Casa Juan Pablos, "Vengan copas" (poemas) y "Tres de José Alfredo" (teatro); en el 2002 en edición artesanal en Zacatecas se publicó "Estatuas de granito" (3 poemas fálicos con dedicatoria a Severino Salazar); en 2008 se publica con sello editorial durangueño, "La noche de Hugo y otros poemas”

AM: Podrías trazar la historia de La noche de Hugo?

UM: ¿Qué me significa "La noche de Hugo", vitalmente? Describe una época o etapa de mi vida, que va de la salida de la ciudad de México y el regreso a casa hasta la independización de ésta por una necesidad de reafirmación o confirmación de mí como individuo. La última sección, "La noche a cuentagotas", narra o describe la etapa vivida durante una enfermedad: el padecimiento de una hepatitis A o "Benigna", según me dijo un médico acupunturista de Torreón, que me atendió del estress postraumático del DF y los sismos de 1985. El resto de los poemas describen una búsqueda obsesiva de la aventura en las noches: unos son episodios de cantina, de la cárcel, de la calle, de espacios y paisajes en que se ve inmiscuido un homosexual solitario. Son poemas escritos hace aproximadamente 23 años, anteriores al poemario "Vengan copas", publicados en el año 2000, también con fondos del Instituto de Cultura de Durango. Un amigo de Saltillo me decía en una ocasión que soy la única persona que conoce en provincia que vive de su pluma: pluma que siempre se ha dividido entre el periodismo y la creación literaria. Condición de la que salí o me alejé al distanciarme del periodismo cotidiano y dedicarme de lleno a la venta de libros.

¿Has asistido a talleres de poesía?

UM: Asistí a los talleres de creación literaria de Juan Bañuelos y Óscar Oliva (poesía) y Miguel Donoso (narrativa) en la década de 1970. Después (1984-85) al de composición dramática de Juan Tovar.

AM: Háblanos un poco de tu experiencia amotinada

UM: Antes de residir en la ciudad de México, hice amigos en el taller de Juan Bañuelos. Ahí conocí al más frágil del que sería el grupo de los Infrarrealistas: Mario Santiago, mucho antes de que se uniera al clan Roberto Bolaño, recién llegado de Chile y con vocación de terrorista. Ya en la capital e inscrito en Filosofía y Letras UNAM, comencé a asistir a los talleres de Miguel Donoso Pareja y Óscar Oliva. Con este último grupo me hice amigo de Darío Galicia, con porte y presencia de alguien del XIX mexicano, que me hablaba de Virginia Wolf y Sylvia Plath, de Ted Hughes y de los metafísicos ingleses. Sin yo saberlo, Darío estaba enamorado del coordinador de su taller, que había sido campeón de motociclismo, confesión que más adelante me hizo, convaleciente de un aneurisma cerebral. Con Donoso Pareja trabé amistad con el periodista Jaime Avilés y con Juan Villoro, que compartimos una publicación de Punto de Partida, "Zeppelin compartido", allá por 1975. También con Bañuelos conocí a las hermanas Mara y Vera Larrosa y Kyra Galván y Lisa Johnson, novia de Bolaño.

AM: ¿Quiénes han sido tus maestros? ¿Cuáles son tus poetas gay favoritos?

UM: Gays favoritos: Luis Cernuda, Fernando Pessoa, Nalgador Sobo, Villaurrutia.

AM: Podrías caracterizar tu experiencia lectora con ellos…

UM: De Cernuda me hechiza su discurso cuasi hermético, la complejidad de sus metáforas, su sensibilidad de poeta homoerótico atormentado; de Pessoa su desdoblamiento en múltiples heterónimos, su "Oda marítima", "El libro del desasosiego", novela del XIX portugués caudalosa e inmóvil a un tiempo, casi sin acción. En todo caso encuentro discursos más afines a mi sensibilidad a los mexicanos Novo y Villaurrutia, al aparecer indisolubles, casi de diría, de siameses. Ambos cara y cruz de la poesía mexicana de la segunda mitad del siglo XX.

AM: ¿Hay poesía gay? ¿Cómo la caracterizarías?

UM: No creo que haya poesía gay, hay una óptica emocional y un temperamento gay que, como el fado portugués, tamiza los sentimientos del homosexual y les da una pátina gay. Como el bolero (de raíz cubana), la poesía gay mexicana traza y habla de una pasión desgarrada, estremecedora y kitch al mismo tiempo. Quizá Elvira Ríos y Chelo Silva sean las voces, también Olga Guillot, que mejor expresan los sentimientos del gay, muerto una y mil veces por despecho, humillación y calentura insaciable.

AM: Sin embargo, hay un horizonte heterosexual en el que se despliega una axiología determinada en la que haría muy improbable, si no imposible el aprecio de una poesía al falo, por ejemplo. Y paralelamente la experiencia homosexual no cabría en la poesía heterosexual. Sabines dice, por ejemplo: “No hay más. Sólo mujer para alegrarnos,/ sólo ojos de mujer para reconfortarnos,/ sólo cuerpos desnudos,/ territorios en que no se cansa el hombre…

UM: Así como no me conmueve demasiado Jaime Sabines ni Armando Manzanero, tampoco me estremecen Alex Syntek ni Thalía.

AM: Sigo asiduamente tus blogs, los lavaderos y mi saliva todo lo cura que son excelentes... ¿Cómo surgieron?

UM: Tengo dos blogs porque no tengo una revista o un periódico donde expresarme pública y políticamente, en ellos pretendo expresarme como periodista, narrador, poeta, cronista, lector y antologador de los poetas que me gustan, me estremecen y me influyen. Como la vida es efímera y vertiginosa, no quiero escribir para el cajón del escritorio ni la posteridad (la posteridad no existe), quiero hacer amigos ahora, no después ni más adelante. Ya no hay más adelante, la violencia que permea hasta los pedos de nuestra intimidad de  madrugada nos ha dado otra forma de orfandad.

AM: ¿El blog sería entonces un peor es nada?

UM: ¿Blogs o peor es nada? No, he hecho amistad con una barcelonesa y mantengo contacto con una amiga residente en Vancouver, una porque ha encontrado el "poema de cada día" en mis blogs y la otra porque me dice que son "refrescantes" los contenidos en cultura, política y algunos, para ellas, poetas novedosos u olvidados.

AM: Has pensado en publicar tu poesía en un blog. Me refiero a los libros arriba citados

UM: ¿Poemarios en blogs? Quizá un día que aprenda a manejar con destreza las herramientas de Internet y los recursos de poseer un blog, cuando alguien me solicite los poemarios completos. Algunos poemas que ahí he metido son inéditos, algunos escritos hace tiempo y otros recientes.

AM: ¿Están animados por un programa? ¿qué significa para ti bloguear?

UM: Creo que bloguear, verbo espantosamente extranjerizante, es tender puentes cuyos extremos están sueltos y fuera de servicio como cuando te quedas sin teléfono, sin crédito en el móvil, sin Internet y sin tele; y todos los apéndices que como animal consumista te han crecido: desde un tabaco hasta una chela, un tequila o un juguete sexual.

AM: Uriel, tú has tendido otros puentes con tu librería. Háblanos de esta enorme empresa:

UM: Siempre estamos tendiendo puentes: primero con nuestra lengua materna y el mundo, luego entre lengua y escritura, luego entre escritura y lector. Más adelante entre lector y autor. La librería me permite tender un ancla con el sitio en que nací, es una ventana de comunicación con los demás, un sitio para orientar a los que necesitan cierta información, para los viajeros que vienen o salen. Un lugar de encuentros y desencuentros. Igual los blogs: ahí te informas del desasosiego que trae la espera de los bárbaros (como lo narra Cavafis en su poema), ahí le acercas un espejo al lector de Gabriel Mistral, Jaime Gil de Biedma, una carta de la luistana Mariana de Alcoforado, el recuerdo de la belleza y el resplandor de la cantante de fados Amália Rodrigues, los poemas de Eugenio Montale, etcétera.

AM: ¿Cómo pasas estos días de muertos?

UM: El dos de Noviembre de seguro me acordaré de mis muertos pues tengo a la vista un grabado de Oliverio Hinojosa, una tinta de Arturo Ramírez Juárez y dos fotos de Severino Salazar.

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