jueves, 9 de septiembre de 2010

GABRIELA MISTRAL (1889-1957 )

Íntima

Tú no oprimas mis manos.
Llegará el duradero
tiempo de reposar con mucho polvo
y sombra los entretejidos dedos.

Y dirías: -"No puedo
amarla, porque ya se desgranaron
como mieses sus dedos."

Tú no beses mi boca.
Vendrá el instante lleno
de luz menguada en que estaré sin labios
sobre un mojado suelo.

Y dirías: "la amé, pero no puedo
amarla más, ahora que no aspira
el olor de retamas de mi beso."

Y me angustiaré oyéndote,
y hablarás loco y ciego,
que mi mano será sobre tu frente
cuando rompan mis dedos,
y bajará sobre tu cara llena
de ansia mi aliento.

No me toques, por tanto. Mentiría
al decir que te entrego
mi amor en estos brazos extendidos,
en mi boca, en mi cuello,
y tú, al creer que lo bebiste todo,
te engañarías como un niño ciego.

Porque mi amor no es sólo esta gavilla
reacia y fatigada de mi cuerpo,
que tiembla entera al roce del cilicio
y que me rezaga en todo vuelo.

Es lo que está en el beso, y no es el labio;
lo que rompe la voz, y no es el pecho:
¡Es un viento de Dios, que pasa hundiéndome
el gajo de las carnes, volandero!


(texto tomado de Erótica (poesía amorosa
en lengua castellana), Carmen Cirici- Ventalló,
Textos de Humanidades, no.16, UNAM, 1980)



Qué fuerza del poema Íntima!
Me llama la atención esa corporeidad castigada
y marcada por la torpeza, por el cansancio,
por cierta inadecuación y por la muerte.
Qué capacidad de la Mistral por definir el amor
de manera tan abstracta e intensamente evocadora.
Ahora que la unión amorosa es un derecho para lesbianas
y homosexuales me pregunto qué senderos tomará el lirismo
del amor homosexual. ¿Es posible encontrar ese sentimiento
ilocalizable en el matrimonio?
¿Es posible calificar este poema de homoerótico?
(Antonio Marquet, blog mesterdejoteria)

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