La longaniza negra se da mucho
en ciertas costas del país,
meramente donde nació Herminio:
al noroeste de mis arterias.
Mientras que la longaniza salpicada
de pecas abunda en el ombligo
del mapa, producto que tendido
a la intemperie cobra otro sabor.
Donde colindan la penca y el agave
la longaniza morada se sazona
con jugo de cactáceas -entre mayo
y octubre-, en las riberas del otoño.
El grosor de la longaniza depende
de las especias que la rellenan,
el paladar que la desea y la exposición
de tiempo en brasas.
Cualquier tipo de longaniza contiene propiedades
antiespasmódicas, desvanece migraña y mal
de ojo, escalofrío y susto.
Es propicia al pudor de la metáfora.
(texto tomado de Estatuas de granito,
ed. Quemar las Naves, col. Cantar en las Barcas,
Zacatecas, Méx., 2002)
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