miércoles, 9 de septiembre de 2020

Helen Umaña (1942 )

Sin tregua



Dejé encendido el fuego de mi casa.
Al caminar,
trituré pedernales con los dientes.

Toqué los muros del silencio
y en carne viva me comió la soledad.

Después,
la lucha
para matar el frío
y volver tras las huellas de mí misma.

La necesidad
de reinventarme cada día.




Crónica de la infamia



La sangre impregnó hasta las piedras.
Su voz clama en el desierto:
Que nada quede oculto.
Que se escudriñen los recuerdos.
Que se ubiquen los fragmentos soterrados.
Que surja la palabra
y restaure la memoria.

Sólo así
se apaciguarán los huesos
violentamente desgajados.

Sólo así
la sangre llegará al lugar de su quietud.



("altazor")

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