viernes, 22 de mayo de 2020

Ofelia Zepeda (1952 )


 Presentación de la danza del venado



Pregunta: ¿Puedes hablarnos acerca de lo que él lleva puesto?
Bueno, los cascos representan los cascos del ciervo,
el pañuelo rojo representa las flores que comió,
el chal, la piel.
Los capullos hacen el sonido del venado caminando sobre hojas y hierba.
Escucha.
Pregunta: ¿Qué es lo que late?
Un tambor de calabaza. El tambor representa el latido del corazón del venado.
Escucha.
Cuando el tambor late, trae el ciervo a la vida.
Creemos que el agua en la que reposa el tambor es santa. Es la vida.
Adelante, tócala.
Bendícete con ella.
Es santa. Ahora estás a salvo.
Pregunta: ¿Cómo el niño se vuelve bailarín?
Sólo lo sabe. Su madre dijo que él tenía sueños cuando sólo era un niñito.
Ya sabes lo que pasa. Simplemente lo tenía en él.
Entonces empezó a trabajar con los más ancianos, quienes le enseñaron a bailar.
Hizo muchos sacrificios por su baile aunque fuera sólo un niño.
Las personas coinciden: "Sí, puedes verlo en su cara."
Pregunta: ¿Qué hacen con el dinero que les lanzamos?
Oh, sólo lo reparten entre los cantantes y el bailarín.
Probablemente llevarán al niño a McDonald’s, por hamburguesa y papitas.
Los hombres se tomarán una cerveza probablemente.
Hoy hace calor, sabes.



Proclamación




El hijo de Cuk es una historia.
Tucson es una alternativa lingüística.
La historia está en muchas lenguas
que aún se escuchan aquí
en las Montañas Negras.
Están en el eco de lo perdido, lenguas olvidadas
escuchadas aquí incluso antes de que llegara la gente.

La verdadera historia de este lugar
recuerda la gente caminando
desiertos su vida entera y
continuando hoy, aunque sólo
en sus sueños.
La verdadera historia suena
en sus pasos en un
lugar tan silencioso, que pueden oír
la sangre fluir
por sus venas.
Sus historias dan forma a las
montañas que rodean este lugar.
Wa:k* es la historia de los
recuerdos del agua de este desierto.

Ciudadanos gravitan en torno al Cañón Sabino.
El canturreo, el zumbido, el repiqueteo de la vida acuática,
el milagro de arroyos del desierto
sobre rocas lisas.
Las piedras, sedimentos más viejos que la vida misma
sirven como recordatorios.
Debería ser innecesario que notas adhesivas
nos recordaran qué lugar es un desierto.
Un lugar depende de lluvias de verano,
ligeras capas de nieve,
la rareza de lechos secos como ríos rebeldes.
Es la verdadera gente del desierto la que alza
sus rostros con los primeros signos de humedad.
Saben cómo inhalar apropiadamente.
Reconocen el aroma de la creosota en la distancia.
Liberado el ciclo empieza de nuevo.
Estas personas son dignas de alabanza.

Son otros quienes lamentan el calor de
un día de junio, simultáneamente
encontrando orgullo en sobrevivir
el calor -un calor seco.
Estos individuos deberían simplemente
ser tolerados.

Contrario a quienes se mueven
desde un ambiente con aire acondicionado
a otro, nunca reconociendo el calor del verano.
Ser agradecidos con noviembre, cuando
las temperaturas caen por debajo de los treinta,
quejándose de la falta de estaciones en el desierto,
dirigiéndose a las montañas
para ver colores--
de estas personas, bueno ¿qué podemos decir?
Debemos tenerle lástima a los perros de Tucson.
Que ladran como si pertenecieran a alguien y
que, antes de la lluvia, desean ser de un color diferente al negro.

* Wa:k es el nombre del lugar O'odham, marcando la referencia a las fuentes de agua naturales. Wa: k es también el lugar de San Xavier del Bac, cerca de Tucson.



("world poetry movement", traducción de león blanco)

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