miércoles, 18 de diciembre de 2019

Luis Rosales (1910/1992 )

Elegía del anochecer



Hay hombres que se entierran solamente
para pisotearlos; sin embargo,
reviven, se levantan
como si recogieran sus harapos,
secan su lepra al sol; dime, ¿es preciso
vivir para encontrarlos
una vez, otra vez?; dime, ¿es preciso
seguir viviendo, hermano?
No tengo ya que recordarte; a veces
estoy vivo de ti; no es necesario
que vuelvas; no te has ido,
siento la carne tuya en el cansancio
total, que me anochece
el cuerpo que me ha dado
esta muerte reunida con la mía,
y este dolor quemándome los labios
que repite y repite en mis adentros
una pregunta: Hermano,
¿es preciso vivir?, dime, ¿es preciso
vivir?

Imaginamos
que es nuestro el mundo y que la vida sigue
viviendo; imaginamos
que somos nuestra estatua; y llega un día
en que te basta dar un solo paso
para pisar tu cuerpo, lo que aún queda
de tu cuerpo mortal; para pisarlo
y volverlo a enterrar sin saber cómo
se entierra lo viviente; y arroparlo,
y llevarle el embozo hasta la cara

como una papelera de desahucio.


("trianarts")

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