lunes, 10 de septiembre de 2018
Tadeusz Rozewicz (1921/2014 )
Cuento sobre las viejas feas
me gustan las viejas
las viejas feas
malignas
ellas: sal de la tierra
no les da asco la basura
humana
son ellas que conocen el revés
de la medalla
del amor
de la fe
las viejas
vienen y van
mientras los dictadores
se hacen los graciosos
mostrando sus manos en sangre
las viejas feas se levantan
junto con el sol
compran carne frutas pan
lavan hacen la cocina
se quedan en las calles con brazos cruzados
y se callan
las viejas
son inmortales
Hamlet se agita dentro de su red
Fausto hace un juego vil y ridículo
Raskolnikov bate con su hacha
las viejas son
irrebatibles
sonríen levemente
muere el dios
las viejas se levantan sin hacerle caso
cada día
compran pan vino pescado
se muere la civilización
las viejas se levantan junto con el sol
abren las ventanas
tiran la basura
se muere el hombre
las viejas
lavan al difunto
entierran a sus muertos
siembran flores
sobre sus tumbas
me gustan las viejas
las viejas feas
malignas
creen en la vida eterna
ellas: sal de la tierra
corteza del árbol
mirando con sus ojos de humildes bestias
cobardía y heroísmo
grandeza y mezquindad
a todo le dan una dimensión
conforme a las exigencias del día
de su día cotidiano
sus hijos descubren América
perecen en las Termópilas
crucificados se desangran
conquistan el Cosmos
las viejas salen a las calles
junto con el sol compran leche
pan carne todavía falta pimienta
para el guiso
las viejas abren las ventanas
sólo los tontos se ríen
de las viejas
de las viejas feas
malignas
porque ellas son mujeres
hermosas
las buenas viejas hermosas
como huevos
secretos sin misterio
bolas rodando incansablemente
las viejas son
momias
como de gatos sagrados
pequeñas
todas arrugadas
y cada día más secas
manantiales frutas
o gordas
budas ensimismadas
cuando mueren
se les escapa
una pobre lágrima juntándose
con una sonrisa feliz
de jovenzuela.
("asamblea de palabras", trad. krystyna rodowska)
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