miércoles, 19 de septiembre de 2018

Ocean Vuong (1988 )

Sin título (azul, verde y marrón): óleo sobre tela. Mark Rothko: 1952




En la tele dijeron que los aviones se estrellaron en los edificios
y yo dije sí cuando pediste que me quedara.
Tal vez rezamos de rodillas porque El Señor
sólo escucha cuando se está así de cerca
del demonio. Quiero decirte tantas cosas:
mi premio más grande fue el caminar
por el puente de Brooklyn y no pensar
en los aviones. Vivimos como el agua: tocando
una lengua nueva sin decir
todo lo que hemos pasado. Ellos dicen que el cielo es azul
pero yo sé que es negro cuando lo miras entre mucho aire.
Siempre recordarás lo que hacías
cuando duela mucho. Quiero decirte tantas cosas
pero sólo me he ganado una vida, y ya no tengo nada. Nada. Sólo
un par de dientes. La tele sigue diciendo los aviones...
los aviones... y yo sigo esperando en esta habitación
hecha de pájaros muertos. Sus alas vibran entre
los muros borrosos. Sólo tú estabas ahí.
Tú eras la ventana.



DetoNación




Hay un chiste que termina con un: ¿qué?
Es la bomba que dice aquí está tu padre.

He aquí tu padre
dentro de tus pulmones. Mira qué liviana

es la tierra después de todo.
Incluso luego de escribir la palabra padre

se siente como esculpir un fragmento del día
en una página iluminada por la explosión.

Hay demasiada luz como para ahogarse
pero no la suficiente como para que entre a los huesos

y permanezca. No te quedes aquí, mi niño
roto por el nombre de las flores. No sufras

más. Así que corrí hacia la noche.
La noche: mi sombra extendiéndose

hacia mi padre.



("leche de bruja", trad. jesús carmona-robles)


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