martes, 4 de septiembre de 2018

Joaquín O. Giannuzzi (1924/2004 )

 La paz del torturador



El torturador está cenando

con su sagrada familia.

Todo parece andar bien en este pequeño mundo.

Él está satisfecho con su trabajo

tan gratificante

que con 220 voltios es capaz de hacer maravillas

como arrancar de raíz

el más recóndito secreto de Dios.

La esposa no tiene porqué saber nada

acerca de estos asuntos

que por otra parte no le servirían

para hacer una buena sopa.

Sus dos hijitos admiran a papá

por su generosa manera

de llenar el mundo a su alrededor.

Cuando llega de la calle

el perro mueve felizmente la cola

y a los dos les da lo mismo

cualquier sistema social.



Apuntes de época



Frecuencia de tiroteos
En las inmediaciones de nuestro cuerpo.
Las noches llegan como amenazas secretas.
Explosiones, aullidos de ambulancias y neumáticos,
pasos que se precipitan.
Espasmos de una agitación avanzada.
La vieja época
pierde el ritmo cardíaco, boquea
en el estanque seco de su propia historia.
Detrás de las puertas
cerradas a doble llave, pasador y moral sin dientes
todo el mundo conteniendo el aliento.
Timbales y música a volumen crítico.
El baile de los muchachos
del otro lado de la pared.
Desde aquí no hay mucho que explicar:
acumulo muecas, examino ideologías
pero en conjunto ignoro
si son libres o felices,
qué heroísmo reclaman, qué sueños conciben.
A veces hay un accidente en el tocadiscos
y entonces los muchachos
con puños y pies golpean las paredes
para escapar de estos tiempos difíciles y oscuros.



("la poesía alcanza" y "alpialdelapalabra")

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