lunes, 16 de julio de 2018

Mario Montalbetti (1953 )

Traducción radical



Enseñarle castellano a un perro
es la verdadera enseñanza.
“Nunca va a aprender”, dicen.
¿Por qué? ¿Acaso el castellano
es cuestión de inteligencia? Tal vez
será mejor aprender a ladrar entonces.
¿Por qué no lo podemos hacer?
¿Por qué somos demasiado inteligentes?
Me gustaría decir “yo te quiero”
ladrando. Un perro es un verdadero
otro. Alguien que no comparte
mis reglas. Casi ninguna. A veces
decimos algo y el perro acude.
A veces el perro ladra y lo ignoramos.
En comparación, aprender aymara
(dialecto moqueguano, digamos)
es sencillo. Se puede hacer.
Tal vez la pronunciación no sea
perfecta, pero nos dejamos entender.
¿Cómo será ladrar con acento humano?
Los perros reirían sin parar.

“¿Y este de dónde salió?” dirán.


Mi (poema de amor)

Vendí todas mis alcachofas

por un boleto al lugar en que vives.

Ningún percance.

El tren salió en horario

sol y vacas gordas todo el camino.


Pero tu pueblo no apareció nunca.



("eterna cadencia")

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