Poema para una joven judía
La lluvia ha abierto la ventana
frente al retrato de ella.
Llueve distinto,
delante del silencio que le pasa por la cara.
Como frente a una casa
donde hubiera una niña
muerta entre espejos.
Como si con los pies desnudos ella viniera
y la castigara el polvo de muchos caminos…
También la lluvia trae
la misma voz del agua.
Vejez del agua pintada en el recuerdo.
Tiempo de la ola.
¡Inmensidad del mar
a espaldas de la ola!
¡Qué poca cosa es esta casa
cuando miro sus ojos!
¡Ya no llueve!
Pero ella sigue viendo llover.
¡Debió ser media noche
cuando partió a la lejanía!
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