lunes, 30 de abril de 2018

Juan Santander Leal (1985 )

Cuarzo (fragmento)



Cuando llega el otoño

me detengo a mirar

a través de la jaqueca.

Hay pestañas en la taza

y nudos que la sal deshace.

El gato quiere lamer

las cáscaras del techo.

El aire de la madrugada

cubre los dormitorios

con su gasa interminable.

Si durmiera un poco menos,


no podría entrar en la vigilia.


("dos disparos")

domingo, 29 de abril de 2018

Uriel Martínez (1950 )

El expectante


Cuando llego noche y veo
las ventanas oscuras y
las luces apagadas, sé que
no has llegado.
Cuando giro la llave
en la puerta sé que
no hay fiesta ni invitados.
Cuando estiro los dedos
y al tacto adivino
el obturador sé que nadie
viene a darme bienvenida.
Al despojarme guantes
abrigo y demás antes
de meterme la pijama
sé que no habrá
café té ni leche tibia.
Cuando ya tarde
calla Mozart y se corre
el telón de otro día,
sé que al siguiente
ciclo será ensayo general;
y el silencio será el mismo.


[Inédito]

sábado, 28 de abril de 2018

Giovanna Pollarolo (1952 )

Todas se llaman María


Todas se llaman María
       y es inútil distinguirlas
       buscar para cada una el rostro diferente
       saber cuál del ellas fue la enamorada
       la que supo romper el frasco de perfume
       secar con sus cabellos los pies recién lavados
       si ella es la misma que lloró
       cuando Él fue muerto
       si ella le alivió el sudor en el camino
       o fue otra la María
       que corrió detrás de los sepultureros
       todas se confunden en ese obediente rebaño
       nadie recuerda el día
       cuando Él la llamó
       le dio un nombre
       como si fuera la única
       acompañando sus noches
       la elegida para vivir por los caminos
       anunciando las buenas nuevas
       mas la palabra no les fue otorgada
       el día de la confirmación de la fe
       cuando el espíritu santo
       llenó a los elegidos de sabiduría
       ellas estaban en la cocina.


("poemas poetas")

viernes, 27 de abril de 2018

Paula Abramo (1980 )

Presentación del panadero anarquista
Bórtolo Sargman

                                                 prende el cerillo
                                                 ya lo enciendo
                                           
Ríspido, el cerillo enciende el horno.
El siglo está acabando; para el alba
faltan unas cinco horas más o menos.
No importa la hora, sólo importa
el gélido rodar del cielo
por los ríos. Hoy es algún lugar del Véneto,
y el horno.
Y sólo importa hoy la bóveda del horno.
La harina se hace pan, el pan es carne-
El pan son estos muslos que despiertan
muy noche adentro, al roce de otras piernas,
para luego salir antes que el día
a iluminar el horno y la madera.
Y en cuanto brota el sol, el pan no basta.
No brillan las constelaciones cernidas sobre el suelo
si todo está astillado de gendarmes
y es necesario huir sobre un vapor.


("señores protozoarios")

jueves, 26 de abril de 2018

Diane di Prima (1934 )

Soy una sombra



soy una sombra cruzando el hielo
soy un cuchillo oxidado en el agua
soy un peral mordido por la helada
sostengo la montaña con la mano
el cristal corta mis pies
camino por el bosque azotado por el viento
después del anochecer
me envuelven en una nube dorada
silbo entre los dientes
pierdo mi sombrero

Mis ojos son alimento para las águilas & trabaron
mi mandíbula con alambre de plata
he ardido a menudo y mis huesos son caldo
soy una estatua gigante de piedra en un acantilado

Estoy loca como una ventisca
me asomo desde armarios rotos


("otra iglesia es imposible", ver. jonio gonzález)

miércoles, 25 de abril de 2018

Karmelo C. Iribarren (1959 )

Poeta


«Mira,
ése de ahí,
es poeta»,
dice.
Y la amiga
mueve ligeramente
la cabeza,
y te mira un instante
(como miraba en el museo
aquellas cosas viejas),
y luego remueve un poco
su café,
y le contesta
que a ella Bécquer

le parecía guay.


("no me quites paz")

martes, 24 de abril de 2018

César Moro (1903/1956 )

Carta a Antonio


Te quiero con tu gran crueldad, porque apareces en medio
de mi sueño y me levantas y como un dios, como un auténtico dios,
como el único y verdadero, con la injusticia de los dioses, todo negro dios nocturno, todo de obsidiana
con tu cabeza de diamante, como un potro salvaje, con tus manos salvajes y tus pies de oro que sostienen tu cuerpo negro,
me arrastras y me arrojas al mar de las torturas y de las suposiciones.
Nada existe fuera de ti, sólo el silencio y el espacio. Pero tú eres
el espacio y la noche, el aire y el agua que bebo, el silencioso veneno y el volcán en cuyo abismo caí hace tiempo,
hace siglos, desde antes de nacer, para que de los cabellos me arrastres hasta mi muerte.
Inútilmente me debato, inútilmente pregunto. Los dioses son mudos;
como un muro que se aleja, así respondes a mis preguntas, a la sed
quemante de mi vida.
¿Para qué resistir a tu poder? Para qué luchar con tu fuerza de
rayo, contra tus brazos de torrente; si así ha de ser, si eres el punto,
el polo que imanta mi vida.
Tu historia es la historia del hombre. El gran drama en que mi existencia es el zarzal ardiendo, el objeto
de tu venganza cósmica, de tu rencor de acero.
Todo sexo y todo fuego, así eres. Todo hielo y todo sombra, así eres:
hermoso demonio de la noche, tigre implacable de testículos de estrella,
gran tigre negro de semen inagotable de nubes inundando el mundo.
Guárdame junto a ti, cerca de tu ombligo en que principia el aire;
cerca de tus axilas donde se acaba el aire. Cerca de tus pies y cerca de
tu manos. Guárdame junto a ti.
Seré tu sombra y el agua de tu sed, con ojos; en tu sueño seré aquel
punto luminoso que se agranda y lo convierte todo en lumbre; en tu
lecho al dormir oirás como un murmullo y un calor a tus pies se anudará
e irá subiendo y lentamente se apoderará de tus miembros y un gran descanso tomará tu cuerpo y al extender tu mano
sentirás un cuerpo extraño, helado: seré yo. Me llevas en tu sangre y en tu aliento, nada podrá borrarme.
Es inútil tu fuerza para ahuyentarme, tu rabia es menos fuerte
que mi amor; ya tú y yo unidos para siempre, a pesar tuyo, vamos juntos.
En el placer que tomas lejos de mi hay un sollozo y tu nombre.
Frente a tus ojos el fuego inextinguible.


("poetas del fin del mundo")

lunes, 23 de abril de 2018

Alfonso Brezmes (1966 )

El pacto


Si me incendias, no esperes
de mí un lenguaje al uso,
los desgastados ritos del amor,
las consabidas normas,
los burdos reglamentos
que matemáticamente predicen
cómo todo se teje y se desteje.

Si me enciendes, no dejes
nada de tu leña para un día
que acaso nunca ha de llegar
y arriésgate al juego prohibido
que ignora la aritmética y el cálculo.

No te cubras, no conserves.
Organiza tu vida para el fuego.

Este es el pacto:

si me amas, arde conmigo.


Amor y mitología


Y luego, cuando el tiempo se detenga
como un perro ante el umbral
que da paso al cuarto de su amo,
y un lento veneno se deslice
por las arterias del mundo,
yo seré tus sábanas blancas,
la desgastada almohada que te escucha,
el invisible vaso que al dormirte
olvidas cada noche en la mesilla.
Y en tu dulce intimidad me iré colando,
como un oscuro dios menor que sabe
que todo es posible en los sueños.
Hasta nosotros mismos.


("rua das pretas")

domingo, 22 de abril de 2018

Nora Manneck (1949 )









Cuando me fue entregado el libro de Uriel en la Librería Gandhi me quedé pensativa: ¿y por qué lubricantes? en el recorrido hacia mi casa, brincando a un indigente acostado sobre la basura de restos de tacos consumidos, evadiendo bicicletas, aguantando el estruendo del ruido de una moto, las luces de una patrulla amenazante, buscaba la razón del título y me dije:

Un lubricante es una sustancia que, colocada entre dos piezas, no se degrada, y forma asimismo una capa que impide su contacto, permitiendo su movimiento incluso a elevadas temperaturas y presiones, evitando la fricción.

Newton define la fricción como una fuerza resistente que actúa sobre un cuerpo, que impide o retarda el deslizamiento de éste respecto a otro.

Los coeficientes de fricción se dividen en:

 la Cinemática, que estudia el movimiento en sí mismo sin preocuparse por la causa que lo produce;

la Dinámica, que se ocupa de las causas que originan el movimiento o las fuerzas de la naturaleza; y

la Estática, que se ocupa de estudiar el estado de equilibrio o reposo de los cuerpos.

Dando la vuelta al parque llegando a la casa me recibió el canto de los pájaros.

Y ¿en dónde, en estos infinitos universos que habitamos o en los múltiples universos que nos habitan, más allá de caer en obviedades, encontramos estas fuerzas de fricción?, ¿cómo se manifiestan?, ¿qué hacemos o inventamos para sobrevivir a ellos...?

A tormentas solares, terremotos y huracanes devastadores, lluvias torrenciales, contaminaciones sofocantes, roces absurdos, desentendidos innecesarios, conflictos creados, creencias manipuladas, divisiones forzadas, mitos inventados, ideas aplastantes, ideologías desgastadas, economías alteradas, noticias que desinforman, cuerpos mutilados, etc. Manifestándose en guerras de todo tipo, en donde todo se rige creando la división en cuestiones de color, religión, raza, sexo, pobres y ricos, malos y buenos... Así que si la fricción fuera  un animal feroz encontrará mucho material para alimentarse en esta eterna espiral de poder.

Uriel Martínez expone estos conflictos de manera magistral, desde una cotidianidad aparente, siempre entre líneas, en este espacio intergaláctico que pertenece únicamente al poeta y obliga al lector a descubrir mundos paralelos al suyo.

Pero no acaba ahí, indaga sobre el impacto real de tales monstruosidades, en esta parte del hombre en donde lo humano se ve avasallado en su intimidad, su tristeza, su soledad, sus dudas, sus miedos, la muerte... y todo lo que no hizo. Y oh sorpresa, logra reconectarse con la naturaleza del universo: vegetal, animal y más allá. Desfilan serpientes, hormigas, felinos, cascabeles, búhos, lechuzas, aves de agüero, alados negros, gaviotas, cuervos, lagartijas heridas de ecos, la sombra de un gato, reptiles de ojos egipcios y aliento a Chanel No. 5, cempoal, dientes de león, rosas. Uriel abre  la conversación con ellos en diálogos que a veces parecieran  rebasar a la hilaridad, entrando a este humor negro y vena sarcástica que yo pensaba distintivo de mi pueblo.

Creo que el humor, por más negro que sea, es una manera de crear puentes y por lo tanto suaviza, lubrica y la fricción responde de una calidad distinta al roce desaforado.

Por último, llegamos al tercero de los coeficientes: la Estática, aquella fricción que nos indica el estado del equilibrio o reposo de los cuerpos.

El adiós al movimiento en un espacio y un tiempo determinado, en donde todo es y nada vale la pena ser archivado, donde la enfermedad y sus medicinas se vuelven compañeros del camino, cuando la memoria se alimenta de los momentos de máxima pasión a la vida, , al amor, a la esperanza. Y para aguantar el último viaje el cerebro liberará la hormona de la felicidad igual que cuando nacimos, un lubricante maravilloso de ilusión y espejismo:

Y se plantará un árbol, cerca de una cama, con sombra abundante y de tronco perenne.
Un árbol que ataje ventarrones, buitres y auras que planean aires malsanos.
No está decidido de qué especie sea, pero será un árbol de follaje vasto y brazos extendidos.
En días de altas temperaturas, las sábanas serán columpio cuyo vaivén nos lleve a trepar aquellas colinas.
Y si un día envejece por plaga, sequía o eclipse, se vuelve a plantar otro, con sombra protectora y balsámica.

Agradezco infinitamente, desde la posibilidad de la manifestación teatral, una poesía con la textura que nos ofrece Uriel Martínez, dado que me invita constantemente, a abrir las ventanas del imaginario a un centenar de alumnos con una necesidad imperante de ser despertados y confrontados en relación con el mundo que les hemos heredado... de una manera crítica, radical y contundente pero no sin "Lubricantes".


texto leído en la presentación del poemario Lubricantes, el pasado 12 de abril del año en curso en la librería Voces en Tinta, ciudad de México [Inédito]

sábado, 21 de abril de 2018

Wislawa Szymborska (1923/2012 )

Cadenas


Un día sofocante, la casa de un perro y el perro encadenado.
Unos pasos más allá un platito lleno de agua.
Pero la cadena es demasiado corta y el perro no alcanza.
Añadamos a la imagen un detalle más:
nuestras mucho más largas
y menos visibles cadenas

gracias a las cuales podemos pasar de largo tranquilamente.


("life vest under your seat", s/c al traductor)

viernes, 20 de abril de 2018

Alda Merini (1931/2009 )

Ciertamente Cristo


Ciertamente Cristo fue un pobre, un romántico, pero sobre todo fue Hijo de Dios y en esta su primogenitura nos quiso a todos por hermanos.
     Cristo es el héroe invencible, pero también es una figura saturada de piedad, la oreja que cada día se reclina en nuestro corazón y lo escucha y lo hace evaporar en el sueño.



("cuerpo de amor, un encuentro con jesús", vaso roto ediciones, barcelona, 2008; trad. jeannette l. clariond)





jueves, 19 de abril de 2018

Severo Sarduy (1937/1993 )

Rothko


                       a andrés sánchez robayna

No los colores, ni la forma pura.
Memoria de la tinta. Sedimento
que decanta la luz de su pigmento,
más allá de la tela y su armadura.

Las líneas no, ni sombra ni textura,
ni la breve ilusión del movimiento;
nada más que el silencio: el sentimiento
de estar en su presencia. La Pintura

en franjas paralelas cuya bruma
cruza la tela intacta, aunque teñida
de cinabrio, de vino que se esfuma;

púrpura, bermellón, anaranjada…
El rojo de la sangre derramada
selló su exploración. También su vida.


("cómo cantaba mayo")

miércoles, 18 de abril de 2018

George Bacovia (1881/1957 )

Diciembre


Ve cómo nieva en diciembre.
Mira la nieve en la ventana, mi amada.
Pide que traigan más leña,
para poder el fuego escuchar rugir.

Empuja el sillón cerca de la estufa,
que en la chimenea lo hemos de oír.
Debo aprender la sinfonía de la tormenta
o de mis días -es lo mismo.

Pide también que traigan el té
y ven más cerca, más cerca, por favor.
Léeme algo sobre los polos.
Deja que la nieve nos sepulte... Nos sepulte.

Qué tibieza aquí en tu casa;
para mí es totalmente sagrada.
Mira cómo nieva en diciembre.
No rías. Tú sigue leyendo...

Es de día ¡y qué oscuridad hay!
Necesitamos una lámpara... ¿La traerás?
Mira, la nieve es ya tan alta como la cerca,
el cerrojo de la puerta se ha atascado por la escarcha.

Hoy no iré a ningún lado:
el pórtico y el patio se han inundado de nieve.
Mira cómo nieva en diciembre.
No rías. Sigue tú leyendo.


("revista la palabra y el hombre", no.43, ene-mar.2018, uv, xalapa, méx.; trad. aleqs garrigóz)

martes, 17 de abril de 2018

María Mercedes Carranza (1945/2003 )

Copa de cristal pulido


Copa de cristal pulido,
bebo, bebo y no me embriago,
con sabor a corazón
y sabor divino a labios.
Bacante soy de una orgía
deliciosa y no me exalto.
Ruedan abiertas las rosas
sobre mi corpiño intacto,
y yo bebo y bebo más
el licor que sabe a labios.
Maravilloso licor
del que yo he bebido tanto,
sin que se alteren mis venas,
sin que en mi mente haga estragos.
Centellea como dos
ojos negros en mi vaso,
prende infinitas antorchas
en mi corazón helado,
y arrastra mi pensamiento
hacia caminos fantásticos.
Bebo, y no estoy ebria, no;
muerdo el cristal de mi vaso
y hago trizas los espejos
que miran y estoy mirando.
Me sumerjo en mi licor
como en olas de cobalto
y aunque bebo, no me estalla
roto el cerebro en pedazos.
Disuelvo mi pensamiento,
licor con sabor a labios,
y en tus alas de emoción
toda voluntad deshago.
¡Centellear de ojos ardientes,
aunque muero, no me embriago,
y aunque he disuelto mi vida
en la copa de tus labios!



("poemas del alma")

lunes, 16 de abril de 2018

Pedro Salinas (1891/1951 )

Sin voz desnuda



Sin armas. Ni las dulces
sonrisas, ni las llamas
rápidas de la ira.
Sin armas. Ni las aguas
de la bondad sin fondo,
ni la perfidia, corvo pico.
Nada. Sin armas. Sola.

Ceñida en tu silencio.
«Sí» y «no», «mañana» y «cuando»,
quiebran agudas puntas
de inútiles saetas
en tu silencio liso
sin derrota ni gloria.
¡Cuidado!, que te mata
fría, invencible, eterna
eso, lo que te guarda,
eso, lo que te salva,
el filo del silencio que tú aguzas.


("zenda")

domingo, 15 de abril de 2018

Anna Ajmátova (1889/1966 )

Dedicatoria


Las montañas se doblan ante tamaña pena
Y el gigantesco río queda inerte.
Pero fuertes cerrojos tiene la condena,
Detrás de ellos sólo “mazmorras de la trena”
Y una melancolía que es la muerte.

Para quién sopla la brisa ligera,
Para quién es el deleite del ocaso –
Nosotras no sabemos, las mismas por doquiera,
Sólo oímos el odioso chirriar de llaves carceleras
Y del soldado el pesado paso.

Nos levantamos como para la misa de madrugada,
Caminábamos por la ciudad incierta,
Para encontrar una a la otra, muerta, inanimada,
Bajo el sol o la niebla del Neva más cerrada,
Mas la esperanza a lo lejos canta cierta…

La sentencia… y las lágrimas brotan de repente,
Ya de todo separada,
Como arrancan la vida al corazón, dolorosamente,
Como si hacia atrás la derribaran brutalmente,
Pero marcha… vacila… aislada…

¿Dónde están ahora aquellas compañeras del azar,
De mis años de infierno desnudo?
¿En la borrasca siberiana cuál es su soñar,
Qué imaginan en el círculo lunar?

A vosotras os envío mi adiós y mi saludo


("zenda", traductor jorge bustamante garcía)

sábado, 14 de abril de 2018

Luis Alberto de Cuenca (1950 )

Volveremos a vernos



Volveremos a vernos donde siempre es de día
y los feos son guapos y eternamente jóvenes,
donde los poderosos no abusan de los débiles
y cuelgan de los árboles juguetes y tebeos.

En ese hogar de luz que no hiere los ojos
volveremos tú y yo a decirnos bobadas
cogidos de la mano, viendo morir las olas
sin agobios ni prisas, donde el sol no se pone.

Y viviré en tus labios el amor que la Tierra
sintiera por el Cielo cuando el mundo era un niño,
y el tiempo dejará de salmodiar su lúgubre
canción de despedida mientras nos abrazamos.


("rua das pretas")

viernes, 13 de abril de 2018

Ana Belén López (1961 )

Hormigas


El miedo de beber hormigas
tomarlas
a media noche

sentirlas en la boca

saberlas
flotando en el vaso de agua

hace que

los dedos somnolientos
desenrosquen una tapita blanca

para no beberlas
ni sentirlas flotando
en el centro
de la garganta

sentirlas en la piel, sí.

Observar sus recorridos
en las paredes

en la mesa de la cocina
en el lavabo del baño

pero
beberlas no


beberlas en el medio de la noche, no.



Cuerpos



De la hamaca
cuelgan cuerpos

con sol
con barniz de sudor

cuelgan años de calor
cuerpos cuadriculados de luz

hendiduras

de la pared
cuelgan dos
              tres hojas

maraña de
verde
colgante

la hiedra
cuelga de la pared

("nexos" y "cesura")

jueves, 12 de abril de 2018

Adam Zagajewski (1934 )

Una mañana en Vicenza

                                        en memoria de josif brodski y krzysztof kieslowski

El sol era tan tierno, tan delicado,
que hasta temíamos por él; un ademán incauto
podía rayarlo, incluso un grito -si alguien hubiera
querido gritar- lo habría puesto en peligro; tan sólo a las veloces golondrinas
de alas duras, como de hierro fundido,
se les permitía silbar en alta voz, porque vivieron
     su infancia
breve, en la inquietud de sus nidos de barro,
junto a sus hermanos, pequeños planetas locos,
negros como bayas silvestres.

En un pequeño café un mozo soñoliento -bajo sus ojos
las últimas sombras de la noche acumuladas- buscaba calderilla
en su bolsillo sin fondo, y el café olía a solemnidad
de tinta de impresión, a dulzura y a Arabia. El azul del cielo prometía
una larga tarde, un infinito día.
Te estaba mirando como si te viera por primera vez.
Y hasta las columnas de Palladio tenían aspecto
de recién nacidas, de recién surgidas de las olas del alba
como Venus, tu compañera mayor.

Empezar de nuevo, contar las pérdidas, contar a los caídos,
empezar el nuevo día, aunque ya no estéis, tú,
a quien dos veces enterramos y lloramos dos veces,
-viviste una vida dos veces más intensa que otros, en dos continentes,
dos idiomas, en la realidad y en la imaginación- y tú, de cara afilada
y una mirada que hacía crecer los objetos y los corazones
     (siempre demasiado pequeños).
No estáis, y por eso llevaremos a partir de ahora una doble vida,
en la luz y en la sombra a la vez, en el sol estridente del día,
en la frescura de los pasillos de piedra, en el duelo, en la alegría.

("a media voz", versión de elzbieta bortkiewicz)

miércoles, 11 de abril de 2018

María Rosa Lojo (1954 )

Té de las cinco




Una taza de té con sus hojas dispersas en el fondo: hay allí un ojo extraviado, hay una boca que no halló la palabra, hay una pierna atravesada en medio del camino, hay una mano que no sabe coser. Hay un mapa secreto de una ciudad ya inhabitable donde viviste. Hay un llamado inaudible, hay una música que podría volverte el alma del revés, si la escucharas.
Pero hay otra mano tuya que vuelve a llenar la taza para tapar el fondo, para que no veas más, para no verte.


("mujeres que escriben")

martes, 10 de abril de 2018

Alda Merini (1931/2009 )

Judas


Judas,
a quien doy las gracias porque un día
tú me entregaste a Él,
porque un día tú me besaste
y te burlaste de mí,
Judas,
que no me regalas ni siquiera un laurel,
Judas,
que eres exacto como un reloj,
no sabes que el tiempo se hunde
en las dudas de las cavernas
y no sabes que un astuto Polifemo
siempre está listo para atraparte.
Yo he sido una tierna oveja de Dios
en búsqueda desesperada de su rebaño,
y encontré tantos carneros
que me echaron del redil,
pero llegó él
y con mi dolor
él se ciñó el cuello
y me convertí en su dije más hermoso.


("cuerpo de amor, un encuentro con jesús", ed. vaso roto, barcelona, 2008, trad, jeannette l. clariond)

lunes, 9 de abril de 2018

Lourdes González Herrero (1952 )

Tenaces como el fuego



Este pez, este labio,
este sereno ambiente,
la ventana abierta y el aire que fecunda
pequeñas floraciones para el amor.

Esta gota de agua, este mantel,
esta angosta figura donde una mano repasa toda la luz,
y ademanes oscuros tejen los recuerdos sobre la hierba limpia.

Esta hoja, este animal cruzando suavemente los presagios,
este muro, este pino, este rumor,
esta casa donde imaginamos preservar la vida,
este vaso sin relieves, este cuerpo desnudo
donde nunca se entroniza la noche.

Este pan, esta corteza húmeda,
esta savia, la claridad, la lluvia,
la arena brillando en un modo de descubrirnos desde afuera,
de sentirnos permanecer entre las cosas, tenaces como el fuego.


("los poetas del 5")

domingo, 8 de abril de 2018

Uriel Martínez (1950 )

Sin saberlo a ciencia cierta...


Sin saberlo a ciencia cierta,
A se lavó y salió a la calle
en busca de B.
Antes de encontrarlo permitió
que su cuerpo despertara al otro,
el desconocido.

B en cambio salió de casa
con un preservativo, un gel
suavizante y nuevos bríos.
Antes de reconocer el cuerpo
y el calor de A, B supo que era
él, el esperado.

No fue necesario que A
corriera la cremallera del otro,
B lo hizo por sí mismo,
como quien tira el  anzuelo.

A aceptó el reto
como el hambriento al final
de la Cuaresma.

B rodeó con abundantes
extremidades calientes al
otro, el intuido. Etcétera.


[Inédito]

sábado, 7 de abril de 2018

George Bacovia (1881/1957 )

Palidez


Soy el solitario de las cuadras desiertas
con lámparas deprimentes que expiran luz pálida.
Cuando la campana suena en la negrura de la noche...
soy el solitario de las cuadras desiertas.

La risa vil es mi camarada... y las sombras
que asustan a perros perdidos en la avenida.
Bajo las deprimentes lámparas que expiran luz pálida,
viles risas son mis camaradas... y las sombras.

Soy el solitario de las cuadras desiertas
con juegos de sombra que producen locura.
Palideciendo en silencio y en parálisis...
¡Soy el solitario de las vías desiertas!


(revista "la palabra y el hombre". no.43, uv-xalapa, 2018; trad. alecqs garrigóz)

viernes, 6 de abril de 2018

Ana Blandiana (1942 )

Más allá de mí


El dolor no existe más allá de mí,
Está encerrado en los límites de mi cuerpo
Un imán que lo ha absorbido del mundo.
He privatizado, diríase, el dolor
Y, ahora, alrededor de mí, hay un vacío luminoso
Como una aureola impermeable que aísla el tumor
Del que sólo sé que soy yo misma.
Pero, tampoco sé nada sobre mí.


("emma gunst", trad.victoria patea y antonio colinas)

jueves, 5 de abril de 2018

Fernando Pessoa (1888/1935 )

El guardador de rebaños


XLVIII

Desde la ventana más alta de mi casa
con un pañuelo blanco digo adiós
a mis versos que parten hacia la humanidad.

Y no estoy alegre ni triste.
Ese es el destino de los versos.
Los escribí y debo enseñárselos a todos
porque no puedo hacer lo contrario,
como la flor no puede ocultar el color,
ni el río ocultar que corre,
ni el árbol ocultar que da frutos.

Ved que ya van lejos, como en la diligencia
y yo sin quererlo siento pena
como un dolor en el cuerpo.

¿Quién sabe quién los leerá?
¿Quién sabe a qué manos irán?
Flor, me tomó mi destino para los ojos.
Árbol, me arrancaron los frutos para las bocas.
Río, el destino de mi agua era no quedarse en mí.
Me resigno y me siento casi alegre,
casi tan alegre como quien se cansa de estar triste.

¡Idos, idos de mí! Pasa el árbol y se queda disperso por la Naturaleza.
Se marchita la flor y su polvo dura siempre.
Corre el río y entra en el mar y su agua es siempre la que fue suya.

Paso y me quedo, como el Universo.


("un corazón de nadie, antología poética 1913/1935", galaxia gutemberg, barcelona, 2017; sel. pról. y presentación de ángel campos pámpano)

miércoles, 4 de abril de 2018

Jorge Teillier (1935/1966 )


(XXIII)



Lo que importa
es estar vivo
y entrar a la casa
en el desolado mediodía de la vida.

El río pasa recogiendo la calle polvorienta.
Los satélites artificiales pueden rodear la Tierra,
pero nada saben de ellos los bueyes enyugados a las carretas.

Es el mismo de otro siglo el gesto del campesino al
descargar un saco de trigo,
el polvillo de la molienda danza en el sol sin memoria,
escuchamos el trote de los ratones entre los sacos
dormidos en la bodega,
y el oculto resplandor de las cosas
tiene un secreto revelado por los aromos.

Escucho el pitazo del tren
cortando en dos al pueblo.
El pueblo donde pedí tres deseos al comer las primeras cerezas,
donde me regalaron una lámpara humilde que no he vuelto a hallar,
el pueblo que tenía unos pocos miles de habitantes cuando nací,
y fue fundado como un Fuerte
para defenderse de los mapuches
(todo eso era nuestro Far West).
El pueblo donde aún humean mantas junto a cocinas a leña,
y el invierno es la travesía de un tempestuoso océano.

Si me pidieran recordar
algo más allá de las calles donde di los primeros pasos
no sabría mucho que decir.

Creo que he estado en otros países.
He visto día a día en las ciudades vehículos iluminados
como trasatlánticos
llevar rostros fatigados de un matadero a otro.

«La vida es un pretexto para escribir dos o tres versos
cantantes y luminosos», escribió Alexander Block,
pero tal vez yo no sea de verdad un poeta.

Me amo a mí mismo tanto como a mi prójimo,
pero estoy dispuesto a desaparecer junto a todo mi prójimo.
Puedo rezar sin creer en Dios.
A las noticias del día
suelo preferir leer memorias de oscuros personajes de otras épocas
o contemplar los gorriones picoteando maravillas.
De nuevo alguien ve derrochar
los yuyos su oro al viento.

Alguien va a temer cada mañana que el sol no regrese,
alguien aprenderá a leer en diarios que anuncian
nuevas guerras,
alguien en la noche
va a tomar un carbón encendido para trazar círculos de fuego
que lo protejan de todo mal.

Quedaré solo en un bosque de pinos.

De pronto veré alzarse los muros al canto de los gallos.
Podré pronunciar mi verdadero nombre.
Las puertas del bosque se abrirán,
mi espacio será el mismo que el de las aves inmortales
que entran y salen de él,
y los hermanos desconocidos sabrán que ya pueden reemplazarme.

Debo enfrentar de nuevo al río.
Busco una moneda.
El río ha cambiado de color.
Veo sin temor
la canoa negra esperando en la orilla.


("rua das pretas")

martes, 3 de abril de 2018

Fernando Pessoa (1888/1935 )

El guardador de rebaños


X

"Hola, guardador de rebaños,
ahí, junto al camino,
¿qué te dice el viento que pasa?"

"Que es viento, y que pasa,
y que ya pasó antes,
y que pasará después.
Y a ti, qué te dice?"

"Mucho más que eso.
Me habla de muchas otras cosas.
De memorias y de saudades
y de cosas que nunca fueron"

"Nunca oíste pasar al viento.
El viento sólo habla del viento.
Lo que le oíste fue mentira,
y la mentira está en ti."


("un corazón de nadie, antología poética 1913/1935"; ed. galaxia gutemberg; sel., trad. y prólogo ángel campos pámpano, barcelona, 2017)

lunes, 2 de abril de 2018

Kiki Dimulá (1931 )

Edificio



La verdad: ¿cómo fue
aquella gran empresa de sentimientos
que habías montado?
Supe que acabó contigo.

¿Al menos acabaste con tus obligaciones?
¿Ayudaste al olvido a construir?
Durante años soñaba
con una familia propia
con una casa propia
lejos
lejos del recuerdo
de aquellos que amaron a ambas.



("otra iglesia es imposible", traducción nina anghelidis y juan a. gonzález iglesias)

domingo, 1 de abril de 2018

Fernando Pessoa (1888/1935 )

El guardador de rebaños


XXX

Si queréis que tenga un misticismo, está bien, lo tengo.
Soy místico, pero sólo con el cuerpo,.
Mi alma es sencilla y no piensa.

Mi misticismo es no querer saber.
Es vivir y no pensar en ello.

No sé qué es la Naturaleza: la canto.
Vivo en la cima de un otero

en una casa encalada y solitaria,
y ésa es mi definición.


("un corazón de nadie, antología poética 1913/1935"; sel., trad. y pról. ángel campos pámpano; galaxia gutember, barcelona, 2017)