martes, 7 de noviembre de 2017

Matsuo Takahashi (1937 )

Autorretrato con un glorioso hueco


Señor, ¿cuánto ha de ser? ¿pasará mucho tiempo antes de Tu visita?
Me arrastro por el oprobioso suelo, esperando, mientras a mi vera
imágenes de alados ángeles y santos; en el centro de una pared adornada con
divinas palabras de oro y plata, un glorioso hueco- tu radiante visitación a
través de éste, ¿todavía no es la hora justa?
Oh, cuando así sea, me arrodillaré ante ti.
Locamente abriré mis labios resecos y rotos por la sed,
y como el aterrador profeta dijo, llenaré mi boca de ti.

Dentro de mi boca muy pronto crecerás.
Tu santo receptáculo violentamente se llenará y chorreará hasta mis sorprendidos
ojos, mi corta nariz, sobre mi corte de militar con abundante y joven pelo gris, y
en mi estrecha frente, desparramándose por doquier, goteará despacio, y al igual
que marcas de babosa, glotonamente brillarás.
En Tu compasión, como alguien a quien violaron,
cerraré mis ojos en sufrimiento, y gemiré...
¿cuándo ha de ser' ¿cuánto pasará  hasta tu visita?

Dichas estas palabras, el rostro, como una bota de piel de cerdo de la cual ha
goteado licor, se desinfló en arrugas, se replegó sobre el cuello, y junto con el
 confuso incidente, frente al retrete,
se erguía la pared llena de graffittis, y desde el otro lado del hueco en la mitad de
la pared, un deslumbrante
ojo seco estaba observando.


("alforja, revista de poesía", no.xxix, 2004; trad. martín rodríguez gaona)

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