sábado, 1 de abril de 2017

Ron Padgett (1942 )


Cómo ser perfecto

                                              Todo es perfecto, querido amigo.
                                               Kerouac

Duerme.

No des consejos.

Cuida tus dientes y encías.

No tengas miedo a nada que esté fuera de tu control. No tengas miedo, por
ejemplo, de que el edificio se caiga mientras duermes, o de que alguien a quien
amas muera súbitamente.

Come una naranja todas las mañanas.

Se amable. Te hará feliz.

Eleva tus latidos a 120 pulsaciones por minuto durante 20 minutos
cuatro o cinco veces por semana haciendo cualquier cosa que te guste.

Desea todo. No esperes nada.

En primer lugar, cuida las cosas que están cerca de tu casa. Ordena tu cuarto
antes de salvar al mundo. Luego salva al mundo.

Ten en cuenta que el deseo de ser perfecto es quizás la expresión encubierta
de otro deseo- ser amado, tal vez, o no morir.

Haz contacto visual con un árbol.

Se escéptico a toda opinión, pero trata de encontrar algún valor en cada
una de ellas.

Vístete de modo que te guste tanto a ti como  a quienes te rodean.

No hables rápido.

Aprende algo cada día. (Dzien dobre!)

Se amable con las personas antes de que tengan la ocasión de portarse mal.

No te enojes por más de una semana, pero no olvides aquello que te hizo enojar. Mantén tu ira al alcance de la mano y obsérvala, como si fuera una bola de cristal. Luego agrégala a tu colección de bolas de cristal.

Se fiel.

Usa zapatos cómodos.

Planifica tus actividades para que reflejen un equilibrio grato
y variedad.

Se amable con los mayores, incluso aunque sean odiosos. Cuando llegues a
viejo, se amable con los jóvenes. No les tires tu bastón cuando te llamen Abuelo. ¡Son tus nietos!

Vive con un animal.

No pases demasiado tiempo con grandes grupos de personas.

Si necesitas ayuda, pídela.

Cultiva una buena postura hasta que se vuelva natural.

Si alguien asesina a tu hijo, consigue un arma y vuélale la cabeza.

Planifica tu día para que nunca debas correr.

Muestra tu aprecio a las personas que hacen algo por ti, incluso aunque les
hayas pagado, incluso aunque te hagan favores que no pediste.

No malgastes el dinero que podrías dar a aquellos que lo necesitan.

Espera que la sociedad sea defectuosa. Luego llora cuando te des cuenta de que es mucho más defectuosa de lo que creías.

Cuando pidas algo prestado, devuélvelo en mejores condiciones.

Utiliza objetos de madera en lugar de objetos plásticos o metálicos, tanto como sea posible.

Mira el pájaro que está allí.

Luego de la cena, lava los platos.

Cálmate.

Visita países extranjeros, excepto aquellos cuyos habitantes hayan
expresado su deseo de matarte.

No esperes que tus hijos te amen, pueden, si quieren.

Medita acerca de lo espiritual. Luego ve un poco más allá, si tienes ganas.
¿Qué hay allá afuera?

Canta, cada tanto.

Se puntual, pero si llegas tarde no des una larga y detallada
excusa.

No seas demasiado auto-crítico ni  demasiado auto-complaciente.

No pienses que el progreso existe. No es así.

Sube las escaleras.

Imagina qué querrías que ocurra, y luego no hagas
nada que lo convierta en algo  imposible.

Desconecta tu teléfono al menos dos veces por semana.

Mantén limpias tus ventanas.

Extirpa cualquier indicio de ambición personal.

No uses la palabra extirpar muy a menudo.

Perdona a tu país de vez en cuando. Si eso no fuera posible, vete
a otro país.

Si estás cansado, descansa.

Siembra algo.

No deambules por las estaciones de trenes murmurando: “¡Todos vamos a
morir!”

Cuenta entre tus verdaderos amigos a gente de diferentes momentos de tu vida.

Disfruta de los pequeños placeres, como el placer de masticar, el placer del agua caliente corriendo por tu espalda, el placer de una brisa fresca, el placer de quedarse dormido.

No exclames: “¡No es maravillosa la tecnología!”.

Aprende a elongar tus músculos. Elóngalos todos los días.

No te deprimas por envejecer. Te hará sentir más viejo.  Lo cual es deprimente.

Haz una cosa a la vez.

Si te quemas un dedo, ponlo en agua fría de inmediato. Si te martillas
el dedo, sostén tu mano en el aire durante veinte minutos.
Los poderes curativos del frío y de la gravedad te sorprenderán.

Aprende a silbar a un volumen ensordecedor.

Mantén la calma en una crisis. Cuanto más crítica la situación, más tranquilo debes permanecer.

Disfruta del sexo, pero no te obsesiones con él. Con excepción de breves períodos durante tu adolescencia, juventud, mediana edad y vejez.

Contempla todo opuesto.

Si te asalta el temor de que has nadado muy mar adentro, da la vuelta y regresa al bote salvavidas.

Mantén tu niño vivo.

Responde tus cartas sin demora. Utiliza estampillas atrayentes, como la que tiene un  tornado.

Llora de vez en cuando, pero nada más cuando estés solo. Luego agradece
cuánto mejor te sientes. No te avergüences por sentirte mejor.

No aspires humo.

Respira hondo.

No seas impertinente con la policía.

No te bajes del cordón hasta que hayas  recorrido toda la calle. Desde  el cordón  puedes estudiar a los peatones que están atrapados en el medio del enloquecido y ruidoso tráfico.

Se bueno.

Recorre diferentes calles.

Hacia atrás.

Recuerda la belleza, que existe, y la verdad, que no. Mira que la
idea de verdad es tan poderosa como la idea de belleza.

Permanece fuera de la cárcel.

En la madurez, conviértete en místico.

Usa la nueva fórmula con control del sarro del dentífrico Colgate.

Visita a amigos y conocidos en el hospital. Cuando sientas que es
tiempo de retirarte, hazlo.

Se honesto contigo, diplomático con los demás.

No te vuelvas loco. Es una pérdida de tiempo.

Lee y relee grandes libros.

Cava un pozo con una pala.

En invierno, antes de ir a dormir, humidifica el cuarto.

Comprende que las únicas cosas perfectas son una puntuación de 300 en un partido de bowling y un partido de béisbol con 27 bateos, 27 outs.

Bebe mucha agua. Cuando te pregunten qué quieres beber,
di: “Agua, por favor”.

Pregunta: “¿Dónde está el baño?”, pero no: “¿Dónde puedo orinar?”

Se amable con los objetos.

Comenzando a partir de los cuarenta, realiza un chequeo médico cada tanto
con un médico de confianza que te haga sentir a gusto.

No leas el periódico más de una vez al año.

Aprende a decir “hola”, “gracias”, y “palitos chinos” en mandarín.

Eructa y tírate pedos, pero en silencio.

Se especialmente amable con los extranjeros.

Mira la sombra que interpreta la marioneta e imagina que eres uno de los
personajes. O todos ellos.

Saca la basura.

Ama la vida.

Da el cambio exacto.

Cuando haya un tiroteo en la calle, no te acerques a la ventana.


("de sibilas y pitias", ver. silvia camerotto)

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