Comida rápida
Llegué al supermercado sin
olfatear el peligro en el aire.
Escogí un té de menta, una bolsa
de arroz y tres muslos pálidos.
No encontré yogur a un precio
razonable y me abstuve.
Hice cola en el pollo dulce, el arroz integral y pagué.
Cerca de mi mesa los asiáticos
comían grano en bol sin palillos.
En el barandal que separa
a comensales de clientes del súper
esperaban chicas con solicitudes.
Impacientes esperaban un sí,
un no, un nosotros le llamamos.
Se acercó un joven con la mano
ávida de monedas. Se fue.
Terminé la comida rápida,
recogí mi charola y la llevé.
Al volver a la salida, encendí
tabaco, eructé sin percibir peligro alguno.
[Inédito]
Me escribe un amigo:
ResponderEliminarMás que un poema es una crónica desolada y rabiosa de una sociedad. La fuerza de si y del no.