domingo, 19 de junio de 2016

Uriel Martínez (1950 )

El forastero


De pronto, como de repente
llegan los recuerdos, apareció
como aparece la luna
en la maraña de nubes,
como el viento que levanta pelo,
ojos, cortinas y golpea puertas.
Le ofrecí asiento como se invita
agua al forastero, le quité
zapatos como se extiende
el tapete de noche al cansancio.
Le tendí el aceite de esencias
que anestesian, propio de
tendones, clavículas y bíceps
lastimados en orillas.
Antes de irse me recordó su nombre,
había olvidado el mío, la hora,
el lugar, yo no olvidé el sitio
de reposo. Retiraré de ahí cerca,
colindante con el fuego, la planta
de púas que abraza noches.


[Inédito]

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