Dibujando la fiebre
Algo bulle en mí: muy hondo siento el fuego
que no es luz, que no es voz, que no es el sueño.
pero es más tú, más yo, mucho más fuerte
que hacer de uno mismo o que morir
de ti, de mí, de aquello que hemos sido.
Esto no sé lo que es. Te digo, amor,
no sé qué pueda ser: Mírame tú
aunque no me oigas ni me veas, dime
si ha llegado el final, si la campana
acaba con la torre o con la aldea
cuando suena. Yo, amor, de tanto amarte
ya tengo el pecho rojo. Es el silencio
esta tarde de otoño. El movimiento
viene de aquí, de allí, de no sé dónde.
Cuántos pájaros negros en mis ojos
dibujando la sombra, pero el mundo
mantiene luminosas costas, sitios
por donde no he pasado y quedan lejos.
Amor, dame la mano, ven, me siento
tan solo, detenido entre mi cuerpo
y no puedo salir. Yo quiero decirte
que no tengo la culpa, que es de fuera,
de adentro, que mis pies se agrandan para
que pueda mantener el corazón.
El fuego es muy profundo, amor, lo es mucho:
es la vida, la muerte, la conciencia.
("casa de poesía silva")
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