sábado, 2 de mayo de 2015

Kostas Karyotakis (1896/1928 )

Suicidas ideales

Hacen girar la llave para abrir la puerta
Y sacan sus viejas cartas bien guardadas,
Las leen con tranquilidad
Y luego arrastran sus pasos
Pesadamente por última vez.

La vida, dicen, es una tragedia.
Dios, la espantosa carcajada de los hombres,
Y las lágrimas, el sudor, la nostalgia
De los cielos,
Los lugares desiertos.

Se quedan ante las ventanas, contemplando
A los niños, los árboles, la naturaleza,
Los marmolistas machacando la piedra,
El sol que se quiere ocultar para siempre.

Todo ha concluido. Aquí está la carta:
Concisa, sencilla pero profunda,
Como debe ser, llena de indiferencia y perdón
para quien habrá de leer y llorar.

Se ven en el espejo. Miran la hora.
Preguntan si es una locura, tal vez un error.
«Todo ha terminado», susurran, «ahora»;
En el fondo, seguramente, van a posponerlo.


("analecta literaria", traducción del griego luis alberto vittor)

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