martes, 14 de abril de 2015

Rose McLarney

Arcadia


Quise dejar atras

cuanto pudiera hacerme arder

para evadirme de la urgencia

del cambio, para acallarme a mí misma



en el campo. Vivo apartada

en la quietud y paso las tardes

en búsquedas silenciosas, estudiando

historia. Lo que he aprendido



es que la casa que elegí

por su descuidada madera crujiente

se construyó después de que una mujer

prendiera fuego a su primera casa,



desesperada por tener algo

nuevo. Es a la casa de su

deseo, a sus azaleas en llamas

alrededor, creciendo cada vez más cerca,



adonde he venido a simplificar

mis deseos. Vadeo el arroyo,

recojo del agua fragmentos


de porcelana con los bordes chamuscados.


("el cultural.es", trd. martín lópez-vega)

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