El doble
Mientras bebo café y repaso los diarios matutinos
otro se anuda mi corbata
y sumiso sale a cumplir itinerarios
tareas, caprichos ajenos.
Aclaro:
No estoy exponiendo a mi subconsciente
ni me valgo de retórica
o de trampas metafísicas.
Le pago a un doble
como en el cine
para que envejezca tras las ventanillas
para que a él lo asalten en las puertas del metro
para que sonría cuando lo devalúen
y responda cuando los gigantes griten mi nombre.
De noche me rinde cuentas.
Su rostro se muestra agobiado
y jamás parece satisfecho de su paga.
Sus ojos
-cuando me atrevo a enfrentarlos-
me acechan con ira
y entonces me invade un profundo temor
a que las cosas cambien
a que de pronto una mano
invierta los papeles.
(Diecinueve poetas, una casa, un tiempo, antología de Silvia Aboytes, UAM Azcapotzalco, México, 1999.)
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