Nota roja
Dime que no eres tú
quien ocupó esta mañana
las ocho columnas de nota roja
Dime que no te hallaron
con la garganta irritada
de un tajo y las canillas distantes
Dime que no llevabas
tres días y tres noches
como pasto de ratas tejones y auras
Dime que tu cuerpo esperó
la llegada de la Cruz Verde
para el traslado al forense
Dime que ahí, sobre la plancha
de cemento, esperaste la llegada
de pasantes de medicina
Dime que ni el serrote,
ni las cuchillas melladas
vulneraron tripas y demás
Pero si callas, si el eco
del eco se niega a salir
de tu aliento, interpretaré
el silencio, no diré más.
Anónimo me pregunta:
ResponderEliminar¿Qué hacer cuando termina la última línea, cuando se acaba el encabalgamiento, cuándo se muere una poesía?
MJ me dijo:
ResponderEliminarQuerido Uriel:
Ya sabes, nunca puedo dejar mi comentario en el blog porque no se qué pasa.
Cada vez que te leo, algo en mi corazón se contrae y me hace pasar saliva, me deja pensando en qué estarás pensando y sintiendo tú cuando escribes lo que nos compartes.
Un abrazo