miércoles, 3 de diciembre de 2014

4 PRO AYOTZINAPA

David Huerta (1949 )

Ayotzinapa

Mordemos la sombra
Y en la sombra
Aparecen los muertos
Como luces y frutos
Como vasos de sangre
Como piedras de abismo
Como ramas y frondas
De dulces vísceras

Los muertos tienen manos

Empapadas de angustia
Y gestos inclinados
En el sudario del viento
Los muertos llevan consigo
Un dolor insaciable

Esto es el país de las fosas
Señoras y señores
Este es el país de los aullidos
Este es el país de los niños en llamas
Este es el país de las mujeres martirizadas
Este es el país que ayer apenas existía
Y ahora no se sabe dónde quedó

Estamos perdidos entre bocanadas
De azufre maldito
Y fogatas arrasadoras
Estamos con los ojos abiertos
Y los ojos los tenemos llenos
De cristales punzantes

Estamos tratando de dar
Nuestras manos de vivos
A los muertos y a los desaparecidos
Pero se alejan y nos abandonan
Con un gesto de infinita lejanía

El pan se quema
Los rostros se queman arrancados
De la vida y no hay manos
Ni hay rostros
Ni hay país

Solamente hay una vibración
Tupida de lágrimas
Un largo grito
Donde nos hemos confundido
Los vivos y los muertos

Quien esto lea debe saber
Que fue lanzado al mar de humo
De las ciudades
Como una señal del espíritu roto

Quien esto lea debe saber también
Que a pesar de todo
Los muertos no se han ido
Ni los han hecho desaparecer

Que la magia de los muertos
Está en el amanecer y en la cuchara
En el pie y en los maizales
En los dibujos y en el río

Demos a esta magia
La plata templada
De la brisa

Entreguemos a los muertos
A nuestros muertos jóvenes
El pan del cielo
La espiga de las aguas
El esplendor de toda tristeza
La blancura de nuestra condena
El olvido del mundo
Y la memoria quebrantada
De todos los vivos

Ahora mejor callarse
Hermanos
Y abrir las manos y la mente
Para poder recoger del suelo maldito
Los corazones despedazados
De todos los que son
Y de todos
Los que han sido


Óscar Oliva (1937 )

Balada por los muchachos de Ayotzinapa


No hay límites para el país del crimen.
No hay nombre para el país del crimen. 
No hay país con nombres del crimen.
No hay crímenes para el país del crimen.

¿Díganme, en qué país lejano hallarlos?

A Décimo Junio Juvenal agrego a François Villon 
para componer esta balada, y pido a otros cantores

añadan otro estribillo interrogativo: ¿dónde, en qué
país sin crímenes están los muchachos que apenas
se habían desnudado al amor?

Ayúdenme a correr junto a un río 
que corre con demasiada fuerza.

¿En dónde están, en qué casa negra, encapsulados?

En la casa blanca no están, ahí ya no habita nadie.
Llegará el tiempo de otras sirenas, de otros sortilegios,
y la blancura como lirio será un resplandor amarillo

o un lirio negro al capricho de otra dueña, otra Circe
de engaño, entre leones y lobos del mismo bosque.

¿Dónde están, Madre Dolorosa?

¿Dónde están las 43 lágrimas de ayer por la tarde?

No vamos a averiguar en esta mañana dónde están,
ni en las siguientes mañanas y tardes dónde están,
ni en todo el año, que a este estribillo no nos lleve:
¡Mas dónde están los muchachos de Ayotzinapa!

No hay límites.
No hay nombres.
No hay país.
No hay crímenes.

Corren con demasiada fuerza.
Tuxtla, noviembre, 2014.


Fsernando Santiago (1953 )

¿Quién es el padre...?

Quién es el padre de este crimen?
Qué sombra lo consiente y lo subleva
hasta borrarle el rostro y arrebatarle como perro
la mirada a un muchacho pobre?
Dónde esta la madre de todas nuestras rabias
que sólo me despierta pasada la hora
para que no me dé cuenta
para que no sepa nada de lo que ya me espera?
A qué puerta hay que tocar
Cómo debe ser el grito
para que alguien nos ayude en la noche desierta
en la que ya no canta nadie?
Cómo caminar el camino sin miedo
la calle, la avenida
la montaña , el río
Cómo saber que aún regresaran nuestros muchachos de Ayotzinapa?
A qué tierra hay que ir para encontrar respuestas?
Será de día o de noche en que algún valiente o arrepentido
de beber esa sangre
nos señale cuando menos la vereda para llegar al reino
donde supuran y festejan esas sombras?
Quién es?
Quiénes son?
Cuál es la guarida del poder que los ampara
y nos amaga el espíritu?
Dónde están que quiero tocarlos
Y dándole la espalda a Dios
Volverlos cenizas maldiciendo entre mis manos.


Javier Acosta (1967 )

No deberías callar



Sabes que deberías callar
porque tienes la dura obligación de procurar
que florezca la rosa en tu poema -y eso ya es bastante

Sabes que deberías callar
y consagrarte a la sincera
o inútil sobriedad de la poesía -y eso es ya bastante

Porque no puedes encontrar a los niños perdidos
porque no puedes revivir
a los que buscan a sus hijos todo el día

No deberías callar
aunque un poema sirva nada más
para aprender a distinguir lo vivo de lo muerto
-y eso es ya bastante

No deberías callar joven que escribes
sólo para que sepas bien si estás vivo o difunto
y eso es ya bastante -para no callar

(fuente: FB)

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