viernes, 24 de octubre de 2014

Alejo Carpentier y el cine

Chaplin

En los films de Chaplin, hay momentos en que el mimo genial palpa las cuerdas más dolorosas de nuestra sensibilidad. Y siempre lo hace sutilmente, sin recurrir al latiguillo, con delicadeza de cirujano o de poeta. Por ello, ciertas escenas provocan las reacciones más opuestas en los espectadores, haciendo reír estrepitosamente al vulgo, mientras un nudo amargo oprime la garganta de otros, a quienes el mimo sostiene a brazo tendido desde el mundo efímero de las sombras. Puede afirmarse que mientras menos comprensivo es un público, más frecuente son las risas que provocan las cabriolas del actor. En los diez cines de vanguardia que hay actualmente en París, donde se proyectan producciones de Chaplin de todas las épocas, sus obras provocan escasa hilaridad. El público enterado sabe mirarlas como creaciones poéticas.

Carteles. La Habana, 16 de diciembre de 1928



(fuente: El cine, décima musa, editorial Lectorum, México, 2013)

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